Quince

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Cassie.

Al día siguiente me levanté con los sentimientos a flor de piel, ¿me diría algo Jaxon? Quizá y ya no se quiere volver a acostar conmigo pero...

Sacudí la cabeza y tomé ropa y una toalla para ir a ducharme. Llegué sin ser vista, al parecer aún no se levantaba y me arreglé ahí mismo para ir a tomar mi desayuno e irme a clases.

Pero cuando salí sacudiendo mi pelo mojado me petrifiqué en la entrada a la cocina. Ahí en la barra estaba Jaxon, en calzoncillos —aunque ya le conocía todo el asunto. Eso hizo que enrojeciera— mientras comía cereal tranquilamente.

—Buenos días, ¿quieres? —ofreció amable y con una sonrisa. Están actuando normal, no se sentía incómodo; que alivio...

Negué y fui a la nevera para sacar unos huevos y queso, —Me haré un omelette —indiqué y observó su cereal de colores, yo sabía que era pésimo en la cocina, todo se le quemaba—. ¿Quieres uno?

—¡Por favor! —exclamó con fervor y me reí echando más huevos al tazón. Empecé a batir en un silencio algo raro, no sabía cómo sacar conversación o decir algo—. Creo que debemos ir al súper, tengo dinero y faltan algunas cosas, ¿no?

Asentí, —Mi papá también ya me mandó, podríamos ir esta noche si quieres —dije casual, concentrada en mi tarea, no quería verlo a los ojos.

—Por mí está bien, hoy no hay entrenamiento. Podría esperarte después de clases, vamos y cuando regresemos me sigues ayudando con ciencias, ¿te parece?

—Seguro —contesté echando la mezcla al sartén, rápidamente el olor a comida inundó la cocina y mi estómago gruñó. La dosis del ejercicio nocturno que había tenido con el susodicho frente a mí, me había dejado exhausta.

Tomé una espátula de plástico y por un segundo pensé que Jaxon se había ido, pero entonces sentí su pecho pegarse a mi espalda y me tensé de la sorpresa. Me quedé estática con la espátula en la mano cuando lo sentí asomarse a un lado de mi cabeza.

—Se ve delicioso —murmuró y me giré de golpe, lo cual sin querer le di en la nariz con la espátula—. Auch —gimió adolorido y la dejé en la encimera para revisarlo.

—Lo... lo siento Jax —balbuceé mirando pero no se veía nada, después arrugué las cejas con molestia—. Es tu culpa por acercarte así —acusé yendo a la estufa para ponerle queso y voltearlo.

—Mi error —concordó apoyándose en el mueble mientras cruzaba los brazos—. ¿Cómo te sientes? ¿No te duele algo ni nada? —preguntó casual y me avergoncé pero intenté ocultarlo.

—Estoy bien —aseguré fingiendo confianza.

—¿Lo repetirías? —preguntó. Dios, estaba muy directo, bueno él siempre era directo pero hoy lo estaba de más. Por unos segundos creí que actuaría como si nada hubiera pasado.

Apagué la llama para que no se quemara y lo encaré, aspiré hondo y reuní valor para responderle: —Sí.

—¿Entonces no te arrepientes?

—No, ¿y tú? —Alcé una ceja. La verdad es que no podría, Jaxon sabía ser buen amante eso no podía negarlo.

Por primera vez en la mañana lo ví avergonzado cuando se rascó la nuca nervioso y desvío la mirada, —Tampoco.

—En ese caso... esto, tú y yo. ¿Quieres iniciar una amistad con beneficios? —quise saber pero no contestó en seguida. Tomó dos platos de la alacena y sirvió la comida en ambos.

—Hablémoslo en la tarde, ¿sí? —dijo y asentí, ¿qué más daba?

Comimos y charlamos de otras cosas, antes de que él se metiera en la ducha y yo decidiera adelantarme a la escuela.

Mis pensamientos estaban tan pesados en mi cabeza que no me di cuenta cuando ya había llegado al campus, ni cuando caminé distraída hacia mi aula, ni cuando alguien se puso a mi lado para caminar a la par.

—¿Cassie? —Una mano se agitó enfrente mío y parpadeé varias veces para enfocar a un Oliver sonriente.

—Hola Oliver —saludé, amable. Llevaba unos jeans desgastados, unas deportivas blancas y una sudadera negra con palabras japonesas estampadas; su cabello negro estaba peinado hacia un lado y sus ojos azules me veían con gentileza. La verdad es que tal vez si lo de anoche con Jaxon no hubiera pasado, habría considerado darle una oportunidad a Oliver, pero lo cierto era que en esos momentos no tenía en mi cabeza a otro chico que no fuera Jax...

—¿Estás bien? Te ves algo tensa —comentó frunciendo sus cejas. Me obligué a relajar los hombres y a asentir.

—Sí, es que el estrés de las tareas, ya sabes —mentí.

—De acuerdo. —Me sonrió de nuevo—. Venía a ver si querías ir a tomar algo más tarde.

—Me gustaría pero estaré ocupada, debo ayudar a Jax con ciencias o será su fin y debo ir a hacer el súper —expliqué y en mi mente eso sonó patético. Vamos que si fuera Oliver captaría la indirecta de que no quería salir con él.

Tal parece que no lo comprendió, —Podría ayudarte, haríamos las compras más rápido y luego de eso le daría apoyo moral a Jaxon, y si después de eso terminamos algo temprano podríamos ir al bar cerca del campus unos minutos —propuso pero yo solo maquinaba en mi cabeza como decirle que no sin sonar grosera.

—Solo serás distracción para él —bromeé y negó riendo.

—¡Ey, ¿qué hacen chicos?! —El brazo de mi amiga se apoyó sobre mis hombros y maldije por dentro.
—Estoy intentando invitarla a salir pero no me está yendo muy bien —contestó él directo y con una enorme sonrisa.

—Ah patrañas, Cassie saldrá contigo, ¿no es así? —Ambos me miraron.

—Chicos debo ir a clase... —Me deshice del abrazo de Giovanna con sutileza.

—Jaxon no te dijo algo, ¿o sí? Porque si sí, lo mataré, no puede meterse entre ustedes solo porque son sus amigos —se quejó la pelinegra y me dieron ganas de meterle un golpe—, o sea, ví como los apartó ayer, eso está muy mal.

—¿Así que es eso? —preguntó Oliver confundido.

—No. —Miré a Giovanna—. Basta, Gio.

—Es la verdad —murmuró ella encogiéndose de hombros.

—Miren, tengo prisa, los veré después. Adiós —solté dando media vuelta y casi corrí a mi salón de clases.

Llegué por poco y me senté dispuesta a mandar todo el conflicto hasta el fondo por un rato, no podía distraerme con eso, o sino mis notas se irían a la basura.
Así que me mantuve concentrada en mis clases y eso me sirvió mucho porque cuando terminé me sentía más centrada, ahora debía afrontar a Jax y decirle que mantuviéramos lo nuestro en secreto y a Oliver que quedáramos solo como amigos.

Mi valentía decayó un poco cuando ví a Jaxon sentado sobre su cajuela, esperándome. Forcé una sonrisa y saludó con su mano haciéndome señas con su cabeza para que subiera, antes de que él se metiera dentro.
Pero cuando mi mano tocó la manija, otra se puso encima, levanté la mirada y Oliver me sonrió.

—Iré con ustedes —anunció abriendo la puerta de atrás y me quedé paralizada.

—¿Quién te invitó idiota? —La voz de Jaxon me sacó de mi ensimismamiento y abrí la puerta con lentitud para entrar.

—Arruinaste nuestra cita ayer, lo menos que puedes hacer es dejarme pasar tiempo con Cassie, ¿o no Cassie? —Los dos me miraron y me froté las sienes.

—Dejen de pelear —hablé harta. Jaxon resopló y puso música; el auto se inundó de la melodía de Queen antes de arrancar, y sopesé si hacer plática o quedarme callada.

—No sé ni siquiera porque vas con nosotros —habló Jaxon con la mirada fija en el camino.

—Acordé con Cassie que los acompañaría —soltó y lo miré indignada.

—Yo no acordé nada —me defendí y se puso una mano en el pecho.

—Auch, mi pobre corazón. —Hizo una mueca y no pude evitar reír. Sentí la mirada de ambos chicos sobre mí y me concentré en ver a través de la ventanilla  mejor.

—Después de las compras vamos a estudiar, ¿piensas seguirnos hasta allá?

—¿Por qué quieres deshacerte de mí Heils? —quiso saber y de haber podido darle un codazo al conductor lo habría hecho.

—Porque me vas a distraer y a Cassie también, sabes que debo aprobar ciencias o perderé la beca. Ayúdame, eres mi amigo, ¿no?

Oliver resopló rendido y puso los ojos en blanco,—Que fastidioso Jaxon. Está bien, déjenme en esa esquina —pidió y Jaxon se acercó detrás de un auto y frenó.

—Ni hablar, no soy tu taxi. Abajo, ahora —ordenó y Oliver lo apuntó con su dedo índice.

—Eres el peor amigo de todos. —Abrió la puerta y salió del coche, entonces me miró—. Tengamos una cita mañana —soltó.

—¡Es mi tutora, estará ocupada! —exclamó el castaño.

—No me importa, la acaparas todo el tiempo —replicó molesto antes de sonreírme—. Pasaré por ti a las ocho, no aceptaré un no por respuesta. Adiós. —Sacudió su mano antes de cerrar la puerta, metió sus manos en los bolsillos de su sudadera y emprendió marcha de vuelta, a pie.

Jaxon volvió a las calles y bufó irritado.

Yo no dije nada y cuando llegamos al supermercado, esperé en la entrada mientras Jaxon iba por un carrito para echar las cosas. Saqué la lista de cosas que nos hacían falta y empezamos a echar uno por uno. Cuando terminamos, caminamos hacia las cajas para formarnos.

—Espera, olvidé algo —avisó antes de salir corriendo de repente. Arrugué las cejas y miré el carrito lleno, lo que sea que se le haya olvidado no estaba en mi lista.

Estaba poniendo las cosas en la barra cuando Jaxon llegó y puso un pote de Nutella antes que todo.

—¿En serio? —Alcé una ceja—. Llevamos mermelada y miel, eso no es nada saludable —añadí tomándola pero me detuvo.

—Déjame darme un gusto, si no quieres no te obligaré a comerla —prometió. Claro que lo haría.

Me encogí de hombros y pagamos todo, para después salir y acomodar todo en la cajuela.
—¿Qué tal si esta vez cocino yo la cena? —dijo y me reí un poco.

—Incendiarás el departamento —me burlé—. Pero bien, como quieras.

Jaxon me sonrió y cuando llegamos ví que sacó una especie de paquete de aluminio que metió en el horno. Me asomé al bote de basura y saqué la etiqueta, —Eres un tramposo, no estás cocinando nada, solo estás calentando el pastel de carne que metiste —lo acusé, él se rió y asintió.

—Pero no tendrás que preocuparte por la comida, ¿no?

Lo miré mal pero no dije nada porque tenía razón, me puse a acomodar todo el súper en el refrigerador mientras que él acomodaba las cosas de la alacena, hasta eso, éramos buen equipo y nos complementábamos bien viviendo juntos hasta ahora.
Cuando terminamos y saqué los libros y cuadernos para ayudarle otra vez, él se sentó a mi lado, en el sofá.

—Oye Cass. —Se rascó la nuca con nerviosismo—. ¿Te gusta Oliver para una relación? —preguntó sin tapujos y lo observé con sorpresa.

—¿Q-qué...?

—Porque a él le gustas mucho, lo conozco y se nota.

Yo negué en seguida, quizá en otra ocasión me hubiese dado la oportunidad de conocerlo a fondo y salir con él pero la verdad es que ahorita no pensaba hacer eso, además no lo usaría nada más para no estar sola, era buen chico.
—Creo que es mejor ser amigos —solté bajando la mirada hacia el libro que tenía en mis manos y lo dejé en la mesita del centro.

Entonces contra todo pronóstico Jaxon tomó mi mano, ese simple toque mandó corrientes eléctricas por mi cuerpo y la noche que pasamos juntos vino a mi cabeza como por centésima vez en el día. Lo miré a los ojos nerviosa y extrañada.

—Entonces déjaselo en claro, también es mi amigo y no quiero que salga lastimado —murmuró—, aunque también es que me disgusta un poco el hecho de que te coquetee todo el tiempo —admitió.

—¿Jaxon Heils estás celoso? —mi pregunta sonó un tanto burlesca, pero es que no podía culparme, me hacía gracia.

—Un poco —aceptó y me puse nerviosa otra vez. Siempre había sido sincero y directo pero hoy lo estaba de más.

—¿Exactamente cuál es nuestra situación Jaxon? —me animé a decirle y parece que lo sopesó unos momentos.

—Bueno, tú propusiste una relación de amigos con derechos en secreto, ¿ya no quieres?

—Quiero —dije con sinceridad y sonrió a medias—, pero también me gustaría poner algunas reglas —añadí y con eso bufó.

—Tu y tus reglas. A ver, dime.

—Bien, para empezar, ¿qué opinas de la idea de la exclusividad?

—¿Como de que solo tengamos relaciones entre nosotros, sin terceros? —interrogó y asentí.

—Por mí está bien —aceptó sin dudarlo, eso me sorprendió—, ¿O no lo está? —habló luego de que vio mi expresión.

—Lo está, es solo que... bueno tú, te gusta tener diferentes chicas y...

Jaxon se echó a reír, —Cassie, me gusta el sexo, pero me gusta más la idea si estás incluida, eso no me había pasado antes con ninguna, no te preocupes, mientras seas tú no me importa ser exclusivo —confesó despreocupado y sentí mis mejillas arder. Debía calmarme, éramos dos adultos negociando temas de adultos y yo estaba actuando como una chica de preparatoria.

—Muy bien, ambos dormiremos en nuestra propia cama.

—Estoy de acuerdo.

—Lo mantendremos en secreto y por sobre todas las cosas, no al sexo anal —afirmé y abrió los ojos como platos.

—¿No te gusta? ¿O no lo has probado?

Claro que lo había probado con Derek, pero eso dolía como el infierno, —No me gusta —aseguré.

—O quizá no lo sabía hacer bien y te dolió...

—Que no, y es mi última palabra —reclamé y alzó las palmas de sus manos.

—Bueno, está bien —accedió y enarcó una ceja sonriente antes de acercar su rostro al mío, mi corazón empezó a latir frenético—. ¿Y si empezamos nuestro trato hoy...? —susurró a punto de besarme pero el pitido del horno nos hizo saltar en nuestro lugar.

Jaxon maldijo en voz baja y fue hacia la cocina, yo tomé varias bocanadas de aire para tranquilizarme y sacudí la cabeza. Céntrate Cassie.

Cuando Jaxon volvió y se sentó a mi lado, yo me puse de pie antes de lanzarle un libro, —El sexo no debe distraerte de tus estudios Heils, primero las clases y después... ya vemos —ordené y resopló pero aceptó.

Listo, habías hecho un pacto algo extraño pero muy provocativo.

¿Seguiríamos siendo mejores amigos luego de todo esto?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro