Especial de Chris {Washington D.C}

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— ¿Por qué tienes esa obsesión con emparejarme con chicos tan atractivos? —

Chris entró en la carpeta en la que Steve le había pedido que entrase, la cual era "Proyecto Insight", un proyecto que Steve todavía tenía en la mente, escuchando la voz de Nick explicándole su objetivo. Luego de que ella diera click, en la pantalla apareció una barra de carga que llegó a su 100% bastante rápido, y que luego desató una serie de Archivos sin dar tregua, como si los vomitara todos; perfiles, contratos, fotografías, informes, pruebas, comprobación de corrupción, y nombres. Muchos nombres con demasiado peso. Todos totalmente desconocidos al par de ojos de tonalidades claras de ambos.

— ¿Sabes quiénes son? — Chris mueve la flechita, navegando por los datos que ya se han paralizado, esperando a ser movidos —¿O conoces algo de los archivos? —lo mira de reojo.

Steve miró fijamente la pantalla, con una ligera arruga formándose en su entrecejo por la concentración. El Súper Soldado pasa de archivo en archivo velozmente, buscando en su cerebro la información que podría saber de alguna de las muchas personas que aparecían. Dio en el clavo al fijarse en uno de los muchos perfiles, oculto entre otros. Para dar una descripción vaga, se trataba de un hombre de ojos mieles, joven, tal vez en los treinta, de rasgos algo toscos, pero elegantes, y calvicie.

— ¿Puedes acercarlo? —preguntó, señalando con su dedo índice al perfil que quería que estuviese dominando por completo la pantalla, sin apartar la vista del rostro demasiado familiar que se había encontrado entre ésos numerosos archivos de Hydra. Chris afirmó con un sencillo "Si", clickea el archivo, haciendo que éste se expandiera por la pantalla y agregara más datos al informe original, que venía siendo un resumen.

【NOMBRE: Fabrizzio Audore ' Le Diavolo '
Mescherano.
EDAD: 33 Años [13/12/1981]
ESPECIALIDAD: Mutante complejo. Líder de la mafia Romana¹. Participante cabecilla de El Círculo
ESTATUS: Activo.
NACIONALIDAD: Italiana-Sokoviana.
HABILIDADES: Manejo absoluto del
Magnetismo】

Steve exhaló por la nariz con cierta brusquedad, como si le hubieran sacado el aire de un potente puñetazo directo a los pulmones. Se agarró la tensa mandíbula, cubriendo parte de su boca con sus dedos mientras sus iris azules se afilaban, sin creer lo que leía, sin querer dar credibilidad a otra mentira destapada.

—¿Quién es? —curiosea la chica a su lado, siendo consciente de los cambios en el símbolo patriótico.

— Un mafioso — aclaró, estúpidamente. Como si aquello no fuese explícitamente obvio— para mi sorpresa — agrega, suspirando mientras endereza la espalda en su totalidad — Suele frecuentar éste restaurante, hablábamos a veces — encoge los hombros — No sabía que era un mutante.

Steve rascó su hombro, apretando los labios, aflojando las cejas, mientras su mentalidad anticuada trataba fuertemente de darle sentido a las cosas que leía. En sus tiempos no se veían ésas cosas, eso de mutantes y mafia. Tal vez porque todos estaban demasiado ocupados con la Guerra que se les cernía, acabando con gente inocente y gente no tan inocente. Aquello se le hacía tan complejo, al haber convivido con Fabrizzio se le hacía imposible que el hombre perteneciera a la mala calaña del mundo. Es que no había dado ningún indicio de serlo, ni siquiera parecía rico con sus playeras blancas y simples chándal grises o negros.

— ¿Qué hay de malo con que sea mutante? — cuestionó Christine, algo a la defensiva al suponer un pensamiento... ¿Racista, tal vez? Honestamente no sabía como llamarle a la injusta discriminación que se les daba a los mutantes por algo tan estúpido e inevitable como lo es poseer un código genético distinto. No es como que ellos estando en el vientre materno pudieran escoger que Gen entraría a su genética y que Gen no lo haría.

— Nunca dije que hubiese algo malo con ser mutante —se defendió apresurado, siendo sincero. A él no le importaban ésas cosas, literalmente era más rata de laboratorio que cualquier mutante existente, no tenía los derechos de hablar — Tan solo... — bufa. Ahí volvían los sentimientos contradictorios —... Volví a ser imbécil y creí que confiaba en mí — susurró, amargo, sarcástico y entre dientes— Esto se está convirtiendo en la semana de verle la cara de payaso a Steve Rogers. ¡Oh no! — se apresura a decir — Más bien la semana de "Tenemos que darle unos lentes a Steve Rogers, porque la edad lo está volviendo terriblemente ciego con lo que pasa a su alrededor" — se lleva las manos al rostro y lo frota con dureza, buscando librar un poco de su mucha frustración acumulada ésas últimas semanas.

— Ey — compadecida, Chris coloca una mano en su hombro — A lo mejor no es todo como parece — sugirió en un intento de subirle el ánimo — Tal vez no todo es tal cual lo pone ahí — le mira — Además, lo bueno de ti es que confías en la gente, les das la oportunidad de cambiar para bien — sonríe.

Steve suspiró, acogiendo los ánimos de Chris con serenidad, pero de todas formas no quitó las manos de su cara. Aquellas eran muy bonitas palabras, pero la emoción de impotencia no se lo podía quitar tan fácil, por muy bello que sea un discurso. Se sentía tremendamente como un idiota por confiar en la gente solo porque no lucían como criminales, de ser transparente, mientras la gente le devolvía mentiras y disfraces, cubiertos de un negrísimo telón que finge ser transparencia.

Además, se había frotado la cara con la fuerza sobrehumana que convenientemente le había otorgado el suero, y ahora le dolían algunas partes del rostro.

Christine lo suponía, podía decir que incluso se veía venir la llegada de esos moretones por la peculiar manía de Rogers. Le quitó las manos de la cara con suavidad, probando que tan dócil estaba él a dejarse observar, y cuando confirmó que no habría una reacción negativa, le alzó el mentón gentilmente para mirarlo bien, fingiendo no estar ligeramente intimidada por la atenta mirada azulada del hombre a su lado, manteniendo las manos ahí.

— Es tu talón de aquiles, y no es algo tan malo como crees ahora. Eres una persona abierta y confiable, lo cual está bien, pero hay gente de la que no te puedes fiar con facilidad, y lo sabes Steve. Sin embargo, crees de todas formas en toda la gente, ahora solo debes racionar esa confianza y ser un poco más quisquilloso al regalarla —.

— ¿Algún consejo? — alza las cejas, con la frente, pómulos, mentón y puente de la nariz de un rosa casi intenso, cambiando lentamente a un rojizo naciente para transformarse en un púrpura característico de un moretón más adelante. Sin embargo, Steve sonreía con sarcasmo, algo cansado, como si no le doliera. Después de todo, estaba acostumbrado a trabajar con dolores más severos, de mayor peso en gravedad. Un par de moretones son lo que él considera al fin la etapa positiva de una herida.

— Fíate de quien sea realmente sincero contigo y te lo demuestre con acciones, en lugar de sólo palabras — Dice, pasando su mano dulcemente por la zona de su cara donde se formaban los moratones — Deberíamos ponerte algo de hielo — comentó distraída.

Steve soltó una breve risa nasal, cerró los ojos y ladeó su cabeza hacia la mano de Chris, agusto con sus dulces caricias.

— Soy un Súper Soldado, estaré bien — susurró.

Chris le iba a decir algo, tal vez iba a burlarse o a regañarlo, pero un forcejeo y murmullos acelerados terminaron por le robarle la atención primero. La morocha se desentendió de Steve y volteó hacia el hueco en el piso que daba entrada a la terraza, con la curiosidad afilando sus sentidos más útiles para descubrir que ocurría. Se topó con un forcejeo entre una chica azabache y una rojiza tirando al naranja. No era demasiado complicado adivinar la identidad de las protagonistas de aquella escena, sin embargo Chris no entendía el porque de los jalones y la resistencia.

— ¿Qué haceis? —pregunta, riéndose ligero mientras miraba hacia la entrada de la terraza donde ambas mujeres se encontraban, y quitó, no por que quisiera, la mano de la suave mejilla de Steve.

Brooklyn se quedó rígida, como si eso evitaría que el duo de ojos claros la viera, lo que por un momento en serio creyó, poniendo en práctica la famosa teoría del dinosaurio. Natasha, por otro lado, recuperó rápido la compostura, estaba entrenada para manejar las situaciones, ponerlas a su favor, y terminó su camino a la mesa con dignidad, revelando una bandeja entre manos.

— Se nos cayó un tenedor — inventó la rusa audaz, pasando la bandeja a una única mano para poder servir los platos sobre ésta en la mesa — ¿Han logrado descubrir algo? — cuestiona, con tono casual, casi indiferente.

Brooklyn se sumó a la pelirroja pronta, ella traía la pasta de Chris, y las copas para el vino en la bandeja de Natasha. Además, para decorar, una sonrisa que aparenta ser inocente y un moretón pequeño a lo largo del puente de la nariz, algo púrpura ya.

— Si — Chris asiente, olvidando el pequeño show —diversos archivos, aún no los hemos mirado todos — sonríe viendo la comida. Tenía hambre—  ¿Estás bien, Brook? — mira a su pequeño moretón, curiosa.

— Pequeños contratiempos -— simplifica la azabache, dejando el plato de pasta en su lugar, al igual que las copas. Luego, secuestra dos sillas de otra mesa y las arrastra hacia la mesa de Chris y Steve. Natasha ocupa una, al lado de Steve, Brooklyn la otra, al lado de Chris — ¿Alguien más siente el ambiente raro?

— Yo no — dice Chris, enrollando los espaguetis en el tenedor, con ansia. No mentía al decir que tenía hambre, solo recuerda haber desayunado ésa mañana y todo el estrés y susto que sintió luego bastaban para recalcarle que no había comido nada en todo el santo día. Steve sonrió divertido al verla devorar su comida, mirando hacia todos lados con sus claros ojos curiosos del mundo y su entorno.

— La comida no se va a escapar, Chris — decidió bromear, relajado. La llegada de las otras dos integrantes del improvisado equipo le había sacado una gran carga del pecho, sobretodo al verlas llegar intactas luego de, lo que supone, fue una dura pelea con los Agentes. Si, estaba... Algo, equivocado.

— Se escapará de mi plato al de Brooklyn si no me lo como antes — ríe Chris, contestando a la broma de Steve, mientras se lleva el tenedor lleno de pasta a la boca.

Brooklyn entreabre la boca, fingiendo indignación, mientras que Steve soltaba una vaga risa nasal, agraciado ante la contestación.

— Me ofendes — ella se lleva una mano al pecho — Yo que ustedes mejor cuido ése vino —mira la botella— me está haciendo ojitos desde que nos lo entregaron — Brooklyn olfateó el aire, exagerando la acción para que el sonido de sus fuertes aspiraciones nasales sonaran claro, e imposible de ignorar—  Si, sí — seguía, con una naciente sonrisa pícara y burlona en sus labios— me huele a cita interrumpida —Chris y Steve la observan — Me siento como una intrusa en esta mesa, así no se puede señores.

Natasha rodó los ojos por las bromas "fuera de lugar" de la pelinegra, algo tocada de manera negativa por verla actuar tan naturalmente luego de que ambas casi se saquen la mierda en el Burguer King. Dobló la portátil hasta que la pantalla estuvo frente a sus ojos verdes, empujando aquellas dudas fuera de su centro de concentración. Tenía cosas más importantes que atender. Hundió las cejas al leer el archivo de Fabrizzio, concentrada, y luego las alzó al leer "CANDIDATO NÚMERO 6, RECHAZO" "12 MIEMBROS. 3 OBJETIVOS DEL SOLDADO" Romanoff le tocó el hombro a Steve, consiguiendo fácilmente su atención, y le señaló la pantalla para que leyese, lo cuál hizo.

— Cállate Brook, que suficiente fue con tú mensajito —espetó la de ojos avellana, mirándola mal. Brooklyn sonrió, entre agraciada al recordar su mensaje y pícara.

— No muy equivocada estaré si los encontré apuntito de darse un besote. —tira un beso al aire

Chris la pateó bajo la mesa, viendo de reojo a Steve, pero él seguía concentrado en la pantalla. Se inclinó sobre la mesa, teniendo cuidado con su pasta, y procedió a hablar en un volumen bajo.

— No nos estábamos... — Chris paró, tragándose los espaguetis—  Le estaba mirando el moratón que se había hecho, nada más — defendió su inocencia.

— Claro —canturrea, alargando la vocal — y yo no salté del Monumento en lo absoluto —.

— ¡Eh! — exclamó Chris — Es cierto. No nos besamos. ¿Por qué tienes esa obsesión con emparejarme con chicos... — miró de reojo al Capitán, intentando que no le oyera— ... Tan atractivos? —.

— Ah pues, ya hasta lo admites —se recuesta en la silla, disfrutando de removerle los nervios a su chica preferida — Y tal vez, ¡tal vez!, me haya influenciado el shippearlos el hecho de que él siga sin confiar en mí, y contigo hasta los ojos cerró el muy cabrón —.

Chris retrocede de regreso a su sitio, enrollando pasta en el tenedor.

— Solo fue porque nos sinceramos y hablamos, ya está tampoco es para tanto que haya cerrado los ojos —.

— ¿Te parece poco que se haya sincerado —acentúa con tono dramatico— contigo, Chricesita? Eres tan perfectamente extraña como yo —le recordó, siendo algo severa— y conmigo actúa como si yo hubiese provocado que su amigo de toda la perra vida se cayera del tren —suelta, con cierta frustración potente escapándose a su tono burlón.

—Pues... —Chris se sonrojó levemente al carecer de justificaciones— No sé —encoge los hombros— ¿Le habré caído bien...? —.

— A lo mejor —concluyó Brooklyn, sin dejar de sonreír de forma pícara.

—Centrémonos —ordena, algo acalorada, girando su cabeza hacia los dos Vengadores — ¿Encontraron lo que esperaban?

—Más que eso —dijo Natasha, asintiendo— Literalmente tenemos a todos los objetivos en bandeja de oro. Los que aceptaron colaborar con Hydra, los que no, los que eliminarán, los que van a extorsionar, e incluso los candidatos a sujetos de prueba para futuras experimentaciones. Ellos genuinamente no esperaban perder esta información de su poder. —.

— La mayoría son criminales o corruptos —observó Brooklyn, con un ligero tono de sorpresa, ladeando la cabeza y estirando el cuello mientras leía los informes en la portátil— No —se corrige — todos lo son. Hay incluso algunos miembros de El Círculo —.

— ¿"El Círculo"? ¿Qué es "El Círculo"? — cuestiona Steve, sintiendo que ya había oído ése nombre demasiadas veces en la conversación como para volver a darlo por alto.

— Eso mismo iba a preguntar — comenta Chris, posando sus ojos y sonrisa sobre Steve.

— Aww, están conectados —junta las palmas, las lleva al lado derecho de su cara y sonríe enternecida — Que boneto. —Brook usa un tono apachurro.

—"El Círculo" es algo así como... El Consejo del crimen organizado —explicó Natasha — Imponen reglas para mantener el Orden, y quiénes las incumplen, o estimulan al incumplimiento de éstas, es... — encoge los hombros, indiferente—... Severamente sancionado. Va desde torturas —mira a Steve— hasta la muerte.

— Un momento — interrumpe Chris confusa— ¿No sé supone que ese —señala el dispositivo— pendrive era de Hydra?

—Lo es —asiente Natasha— así que tenemos que preocuparnos porque los líderes del crimen organizado están metiendo las narices en esto. El Círculo tiene un poder asombroso, y las influencias no las quiero ni mencionar —.

— ¿Y qué tiene que ver Hydra con esto? —.

— Lo dice el archivo — Brooklyn señala la portátil— Hydra quiere reclutarlos a su causa. Es una movida inteligente, y creanme cuando les digo que si Hydra se gana a El Círculo Los Vengadores serán poca cosa para detenerla —.

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Holaa otro capítulo más de Chris sip, se echa un poquito de menos a Olive, no os preocupéis, volverá pronto

Como siempre, gracias a mi twin louismoraj porque estos capítulitos son suyos y andan por Power, ir a leer.

Como siempre:
Darle love 💣❤️

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