Capítulo Dos:

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Suspiré una vez más ese día.

— ¡Buenas tardes a todos! El día de hoy me gustaría mostrarles algo emocionante, nuestro último producto de belleza, diseñado para realzar la piel y sobre todo resaltar su confianza. Permítanme comenzar, Reliance es una crema facial...— mientras las palabras salían de mi boca, Ryujin se encargaba de entregar las pequeñas muestras a cada miembro de la junta, de pronto llegando al tal señor Bang, quien la tomó sin dejar de observarme, causando que nuestras miradas de cruzaran.

Entonces, deparé de su sonrisa bufona causándome nervios y, por si fuera poco, levantó la mano.

—Disculpa, ¿de verdad cree usted que un simple producto puede hacer magia? — su pregunta fue lanzada con cierto tipo de burla.

—Buena pregunta— mantuve la calma como pude —Comprendo que pueda tener sus dudas, pero este producto ha sido probado exhaustivamente y con ello hemos obtenido resultados notables, déjeme explicarle...

A medida que le respondía sentía como la tensión en la sala aumentaba, pues siguió lanzando preguntas que parecían desafiantes, casi intentando provocarme, pero tuve éxito gracias a lo preparado y a la seguridad que tenía al producto, lo mismo que no pasó desapercibido por el resto de los miembros, quienes más de una vez emitieron reacciones de sorpresa y aprobación.

— ¿Y cómo puedo estar seguro de lo que me está diciendo y no es más que sólo una táctica de marketing para vender más? — levantó una ceja.

—Comprendo su escepticismo, pero nuestros clientes hablan por sí mismos. Los resultados positivos y las transformaciones que hemos presenciado en las fotografías de las diapositivas anteriores son reales, además, en Taduu Cosmetics somos una empresa que trabaja con respaldos de investigaciones científicas sólidas— hablé claramente para que no hubiera dudas de nada y manteniendo el contacto visual.

La sala quedó en completo silencio, nadie más intervenía o decía algo, todos observaban y escuchaban con atención.

—Está bien, sígame vendiendo esa idea entonces— comentó frunciendo el ceño.

—No estoy aquí para venderle una idea, sino para presentarles un producto que realmente puede hacer la diferencia en su rutina de belleza, estoy segura de que si lo usa se sorprendería— acoté sonriendo.

No hubo otra pregunta más de su parte y se recostó en el respaldar de su silla cruzando los brazos y con cierta satisfacción por haber despejado sus dudas con total seguridad.

(...)

— ¿Quién era ese? — le pregunté a Ryujin mientras recogíamos las muestras de la mesa una vez que todos los ejecutivos y demás personal se habían retirado de la sala.

—Christopher Bang, es el que será el mayor inversionista del producto, así que felicidades, lo convenciste— se encogió de hombros la señorita Im habiendo alcanzado a escuchar lo que dije —Lamento haberme puesto histérica, ese tipo me pone más que nerviosa, y felicidades por tu compromiso— me ofreció una sonrisa llevando su vista fugazmente a mi anillo que hace no mucho había vuelto a descansar sobre mi dedo.

—Muchas Gracias, señorita Im— le devolví la sonrisa antes de que se fuera.

Juntamos todas las muestras junto a nuestras cosas y salimos de allí.

— ¿Qué mierda sucede contigo? Robaste mi presentación— una pelinegra muy conocida me detuvo parándose frente a mí.

—Eunbi...— murmuré.

—Déjala en paz, debiste llegar tarde, ella simplemente rescató el proyecto que tú tomaste con poca importancia como para venir tarde— miré con aprecio a Ryujin por tratar de defenderme.

—Claro, defiende a la ladrona— blanqueó sus ojos.

—Yo no soy ninguna ladrona— le aclaré mirándola seriamente —Desde el principio este proyecto fue mío, fuiste tú quien robó mis archivos con la idea y lo presentó como suyo, esa presentación me pertenecía desde el principio y tu irresponsabilidad hoy sólo lo dejó claro, no tendrías una idea como esa, ni aunque quisieras— le sonreí falsamente cruzando por su lado.

—Al parecer ese anillito te volvió ruda— soltó con burla Karina.

Eunbi al tratar de entender lo que decía su amiga buscó con su mirada mi mano, primero frunció el ceño y después una sonrisa cargada de humor se extendió en su rostro.

—Linda...— canturreó con tono dulzón, comencé a molestarme por aquello —Ay, cielo, sé realista, mira ese anillo, ¿tú crees que podrá darte la vida que te mereces? — su risa se hizo notar, bajé mi mirada a mi anillo.

No entiendo qué tenía mi anillo, era precioso.

— ¿Es el pintor sexy? — de repente volvió a hablar Karina.

—Sí, sí es él— le comenté mirando mi anillo.

— ¡¿Encima un pintor?! — Kwon Eunbi parecía estar a punto de estallar de la risa.

—Créeme, si supieras cómo luce él, no te importaría para nada a qué se dedica— intervino su amiga nuevamente, la miré mal antes de sonreírle falsamente.

—Por muy guapo que sea, es un simple pintor, seguro ahorró muchísimo para comprar esa lamentable piedra— finalmente ya rio estruendosamente llamando la atención de algunos a nuestro al rededor —No te preocupes por lo de hoy, ahora entiendo que necesitarás un ascenso, estoy segurísima de que podrás lograrlo, solamente no vuelvas a meterte en mi camino— amenazó con una sonrisa hipócrita y escalofriante antes de retirarse de allí junto a su amiga.

Tragué en grueso, conteniendo la ira.

—Bueno, me retiro, tengo que hacer muchas cosas hoy— traté de no verme afectada por las palabras de ese par, Ryujin asintió con algo de duda antes de despedirnos.

Durante mi viaje en el taxi iba mirando mi anillo y las palabras de Eunbi resonaban una y otra vez en mi cabeza.

Idiota interesada, ¿por qué sería más importante que Hyunjin se dedique a otra cosa que lo que yo sienta por él y como me siento con él?

El vehículo comenzó a bajar la velocidad y levanté mi mirada.

— ¿Qué sucede? — le pregunté.

—Pues señorita, creo que acabo de quedarme sin combustible— sonrió apenado.

—Ay dios, no— le rogué.

¡Por la santa mierda!

¡¿Qué tipo de taxi se queda sin gasolina?!

—No se preocupe, si tiene apuro le consigo un vehículo ahora mismo— ofreció con una mirada algo dubitativa, se quedó en silencio unos segundos — ¿Tiene... algún cargador? — me sonrió como si nada.

— ¿Sabe qué? No se preocupe, buscaré uno yo misma— abrí la puerta y me fui de ahí sin mirarlo.

Caminé unos minutos, de pronto un vehículo negro con vidrios polarizados se detuvo a mi lado.

— ¿Necesita un aventón? — bajaron la ventanilla y se asomó el atractivo tipo que había llegado a la exposición.

Señor Bang.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro