Capítulo Nueve:

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— ¡No! Déjame contarte, lo que pasó es que estuvimos bebiendo anoche con unos amigos, en un bar, te lo dije —asentí, aún sin querer mirarlo —Y llegó ella junto a otras chicas con amigos míos, estuvimos bebiendo, yo... ni siquiera recuerdo dónde dejé mi celular, te habría llamado temprano para contarte todo. Ella estaba muy ebria, sus amigas la dejaron por irse con los chicos y, yo... la iba a llevar a su departamento, te lo juro, cariño, que lo iba a hacer —caminaba de un lado a otro agarrándose el cabello con desesperación, yo no emitía una sola palabra, pues me disponía a escuchar, aunque hasta ahora todo fuera un cuento típico que ya había escuchado de idiotas de película —pero no supe su dirección y ella no me la decía, entonces la traje, pero ni siquiera hicimos algo o dormimos juntos, de verdad, dormí en el sofá —suspiré, queriendo cuestionarle por la parte que faltaba —Y el beso, sí, el beso, yo... la fui a dejar al taxi y... se abalanzó sobre mí, no sé por qué me besó, tal vez se confundió o... —me miró como suplicando por algo, se encontraba ya en lágrimas.

Pero yo no podía hacerlo, no después de haber visto esas fotos, no después de haber visto como no la había alejado, después de que se echara la soga al cuello solo al tratar de excusarse con lo que supuestamente yo hice.

Y ese relato que había inventado, era una estupidez.

No emití palabra alguna y me puse de pie.

—De verdad creí que nuestra relación merecía más —fue lo que murmuré mientras deslizaba el anillo por mis dedos.

—No, nena, por favor tienes que creerme, no sucedió... —casi estaba arrodillado frente a mí suplicando que crea, le ofrecí una última mirada y suspiré.

—Basta, Hyunjin, por favor — tomé sus manos y entre ellas dejé tanto mi mirada como el pequeño aro que tantas emociones preciosas me había traído aquella noche. —No me busques más, no me llames, no te acerques, no hagas nada, necesito olvidarme de todo esto, de que hiciste todo lo que nunca creí que harías —solté clara, sin observar su cara, pues no me quería ir con una patética imagen de él en mi cabeza.

Bajé las escaleras poco a poco y caminé lejos de allí.

Siempre creí que si lo mío con Hyunjin terminaba sería por razones completamente diferentes a estas, ninguno se haría daño de aquella manera y todo acabaría de una forma más que pacífica.

Le mandé un mensaje a Christopher pidiéndole que me disculpe, que la emergencia había crecido y que no me podría presentar hasta mañana. Me aseguró que no habría problema, así que tranquilamente me senté en la parada de autobús a esperar que pasara la línea que me llevaría a mi casa.

Hyunjin era el tipo de novio que se preocupaba por cada detalle, era atento, tierno, coqueto, las únicas veces que me había dicho una mentira eran cosas simples, como para no preocuparme o para darme alguna sorpresa, porque había que reconocer que le encantaba dar sorpresas.

Varias eran las cosas que no me cuadraban en todo aquello.

Sin embargo, en la historia que me había dicho cuadraban mucho menos.

El autobús se detuvo en la parada, lo tomé y dejé que me llevara a casa mientras en mi cabeza no había más pensamientos que no fueran Hyunjin y recuerdos de él.

*Flashback*

Me despedí de Hyunjin con la mano y una sonrisa muy tímida, apenas salíamos de un largo día de Universidad, y, a pesar de que había sido bastante pesado me había confortado verlo, apenas llegué a mi casa me encerré en mi habitación y abrí el sobre que me había regalado tanta desesperación y cuidado a la vez. Si pudiera ser posible.

Vacié el contenido sobre mi cama y lo miré con atención, eran dos láminas, una con una preciosa flor dibujada y la firma tan elegante que caracterizaba cada obra de Hyunjin. Esperaba algo parecido en el otro dibujo, sin embargo, apenas reconocí a la chica plasmada a lápiz una gran sonrisa de ensoñación apareció en mi cara.

Hyunjin había hecho un dibujo de la primera vez que hablamos y en vez de su firma, estaba firmada la frase: "Nuestro día uno".

Casi grito de ternura al ver eso y sólo me tiré junto con los dibujos, abrazando ese de allí.

*Fin del flashback*

Cuando llegué a mi apartamento y lo primero que hice fue derrumbarme por completo en el sofá y llorar tanto como podía.

En un momento me sentía demasiado sola y desconsolada, busqué mi celular en mi bolso y apenas le estaba por escribir a Ryujin escuché algunos pasos justamente afuera de mi puerta.

Algo incrédula por pensar que tal vez Hyunjin me habría ido a buscar, tal vez me mostraría que todo fue un engaño externo y que deberíamos arreglar las cosas.

*Flashback*

No era más que otro día en el bullicioso campus universitario, sin embargo, en este llevaba conmigo un montón de folletos y materiales promocionales para mi último proyecto de semestre.

Algunos de los materiales casi se caen, por lo tanto, me detuve en una de las banquetas y aproveché que estaba organizando todo para revisar un poco, a uno de los folletos le había faltado mi nombre, quise golpearme por la torpeza.

Suspiré y recién logré visualizar a un chico de cabello negro algo largo que se encontraba sentado en la misma banqueta, muy metido en sus asuntos, haciendo rayas en su libreta.

—Am, disculpa ¿me podrías prestar tu pluma un segundo? —levantó su vista hacia mí, y al ver su rostro sentí que algo me daría.

Era demasiado atractivo, sus ojos divertidos tan oscuros, sus cejas gruesas y recta, su cuello largo, su nariz tan definida.

—Claro, ten.

Su cabello completamente desordenado cayendo sobre sus hombros, con varios mechones rebeldes sobre su cara y sus labios voluptuosos tan rosa, suaves y tan apetecibles.

— ¿Me escuchas? —inclinó un poco su cabeza, salí rápidamente de mis pensamientos y asentí con algo de pánico, enseguida me sonrojé y aquello le sacó una pequeña risa.

—Sí, lo siento, gracias— tomé la pluma que me extendía, escribí mi nombre de prisa, se la devolví y me levanté muy rápido, casi haciendo caer todo.

Qué torpe.

— ¿Necesitas ayuda... T/n? —mencionó con una sonrisa agradable tendiéndome esta vez uno de mis folletos con mi nombre.

Le devolví la sonrisa, sintiéndome tímida de repente y asentí.

Se puso de pie y mi boca casi se cae al suelo al ver lo alto que era.

—Guapo, alto y risueño, ¿puedes ser más perfecto? —suspiré como si estuviera en un sueño.

—Pues, también pinto— mostró la libreta en la que anteriormente garabateaba, era un dibujo precioso, estuve a punto de emitir un elogio cuando caí en cuenta de lo que había pasado y abrí mis ojos en grande.

— ¡Dios! Lo siento, no sabía que lo había dicho en voz alta, perdóname, perdóname —soltó una enorme carcajada por mi reacción.

*Fin del flashback*

Abrí la puerta de inmediato, pero al no ver a nadie me asomé un poco, pues tal vez estaba en el pasillo esperándome o quizás estaba camino a las escaleras pues no sabría cómo aclararme nada.

¡No! Yo ni siquiera debía estar esperando verlo.

Furiosa, me acerqué a las escaleras, al no ver nada una extrañeza me rodeó y en cuanto estuve por girarme para volver a mi apartamento, un brazo me tomó del torso con fuerza y un pañuelo con un olor extrañamente peculiar y fuerte inundaron mi boca y fosas nasales.

Traté de forcejear, moverme y apartarme, pero cada intento me debilitaba aún más logrando llevarme al punto de que perdiera el conocimiento. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro