08 - ¿Miedo?

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— No - fue lo único que dijo Takemichi seguido de morder aquel taiyaki hecho por su linda madre antes de marcharse a su cita con Yuu.

A su lado Chifuyu pareció desinflarse de la desilusión al escuchar aquella negación por parte de su compañero, de su alma gemela.

— Compañero - se lamento, alargando la "o", intentando provocar pena en el omega - Anda, solo iremos por mi manga, te prometo que a ti y a Chi-mi que les voy recomenzar llevarlos a la casa del diablo.

Chi-mi, apodo hecho y puesto por el gran genio Chifuyu Matsuno para el cachorro de su mejor amigo, Takemichi. Cabe decir que el beta no es muy bueno haciendo nombres, ni menos para cosas importantes, según palabras de Hakkai.

— No Chifuyu - hizo un puchero - No pienso pisar la casa de Mikey, no hasta que venga hasta acá con una banda entera y me pida perdón por huir - su ceño se frunció al recordar la huida del alfa, pinché cobarde.

Decidido el omega terminó de comer aquel postre, postre que por lo visto su engendro amaba. El Matsuno suspiro, rindiendose y despidiéndose en silencio de aquel tomó que proclamó su favorito desde que supo que estaba desaparecido.

— Ta bien - dijo, arrastrándose hacia la puerta de aquella casa - Y yo que hice que tus padres te dejaran solo después de lo ocurrido - el ojiazul lo miró - Pensé que al ser un buen compañero me ayudarías, pero bueno como dije, pensé - exagero- pero veo que no, ni tu ni Chi-mi me ayudarán.

Y así siguió, susurrando cosas sin sentido sobre lo herido que estaba su corazón tras esta traición hecha por su compañero y su sobrino aún no nacido. Tanto fue el drama que terminó colmando la poca paciencia que tenía el Hanagaki en su estado.

— ¡Ya basta imbecil! - exclamó harto, el mayor brinco ante aquel grito, sintiendo el aura pesada del menor - Ponte tus estúpidos zapatos y vamos por el puto manga, ¡Ahora!

Y como si su madre le estuviera hablando, Chifuyu casi voló a ponerse sus zapatos negros, viendo de reojo al omega ponerse un suéter que cubría completamente su vientre algo inflamado.

A pesar de que no solía mostrar mucho su abdomen, para Chifuyu las pocas veces que lo hacía lo dejaban maravillado, y con una emoción en lo más interno de su corazón.

— ¿Acaso estoy gordo? - aquella pregunta le hizo darse cuenta de lo mucho que miró al omega, saliendo se sus pensamientos miró al Hanagaki - ¿Chifuyu?

— ¿Eh? - se levantó acomodando su ropa - No, no - la mirada del menor se volvió intensa, ahora mismo Chifuyu extrañaba con su alma al Takemichi algo vergonzoso de hace 4 meses - Compañero, te ves increíble.

— Eso no fue lo que pregunté - dijo de inmediato, Chifuyu temblo - ¿Fui claro? No evadas mi pregunta, compañero.

Kami, toma mi alma y has con ella lo que quieras - pensó el bicolor.

— No estás gordo, Takemichi - dijo sin tartamudear - De hecho me gusta como te ves.

Las mejillas del pelinegro se tiñeron de un lindo rosa. Nadie más que sus padres lo había alargado así después del incidente de Mikey. Su corazóncito se inflaba de amor junto a su omega, haciendo que Takemichi no quisiera soltar esa sensación.

— Aunque admito que talvez estas algo inflamado pero nada grave - sonrió cerrando sus ojos verdes, perdiéndose la expresión del omega.

Y los soltó, el sentimiento que Chifuyu le había provocado se fue tras la basura que acababa de soltar su boca.

— Chifuyu - arremango sus mangas, los ojos verdes del mayor lo miraron con duda - Eres un tonto, ignorare lo que dijiste, y si no te apresuras también el hecho de aceptar ir por tu manga.

Indignado se acomodo su camisa, arrepintiendose de siquiera pensar que lo que él Matsuno decía era lindo. Por su parte el beta decidió no preguntar, o poner objeción sobre el cambio tan radical de emoción en su amigo, no deseaba un golpeó o un par de gritos.

Aquellos ojos obscuros parecían taladrar el alma de aquel joven, analizándolo y maldiciendolo sin pena ni prejuicio alguno, solamente diciendo la verdad y la verdad era que ese muchacho era un estúpido.

— Abuelo, creo que Mikey ya entendió - intervino la rubia de brillantes ojos, el mayor la miró con seriedad haciéndola retroseder.

— No lo creo hija, tu hermano es un imbecil - escupió, su expresión era neutral aunque por su voz y aquellos ojos obscuros podías distinguir la molestia.

Molestia por aquel muchacho frente a él, aquel muchacho que el crió como su hijo tras la muerte de Makoto, muchacho que estaba a meses de convertirse en padre, pobre niño.

— Lose, pero llamarlo imbecil no ayudara en nada - suspiro - Lo importante ahora es Takemichi, el necesita disculparse y en todo caso hacerse cargo.

Inmediatamente los ojos negros de Manjiro miraron a su hermana con súplica, la menor nego decepcionada.

Manjiro era un muchacho con las metas claras y un hijo no era parte de esas metas, no ahora. No obstante, ese hijo ya estaba en camino y el otro padre deseaba tenerlo más que nada en el mundo.

El respetaría eso, pero eso no quiere decir que estaba feliz, al contrario, estaba desesperado. No sabía que hacer, la estaba cagando a niveles que ni su padre había llegado. Y ahí estaba el problema, su padre.

Makoto Sano, un hombre de cabellos rubios y rizados, de sonrisa enorme y coqueta, de lindos y brillantes ojos negros como los suyos. Fue un hombre increíble y amado por muchas mujeres,  las cuales no habian obtenido de él más que un par de noches o en todo caso un hijo.

Makoto era un gran hombre, pero, un malisimo padre.

Teniendo un total de tres hijos y un sin fin de amantes. El Sano era un rompe corazones, corazones como los de Manjiro.

— ¿A que le temes? - cuestióno su abuelo de nuevo, era la quinta vez que le preguntaba lo mismo.

No sabía que responder

— Por quinta vez, a nada - respondió después de unos segundos, su abuelo suspiro con molestia, no estaba funcionando como deseaba.

— ¿Seguro?, si es así, entonces ¿Porqué estás temblando, Manjiro? - el mencionado se tenso, levantando su mirada hacia el mayor.

Temblando, hace tanto frío

— Repito ¿A que le temes?

¿Temerle?

El era Mikey, Mikey el Invensible. No había nada ni nadie que le diera miedo.

— ¿Qué es lo que te sofoca con tanto esmero? ¿Acaso es ser padre? - la última pregunta fue inundada de burla, algo inusual en el mayor.

Sus orbes carbón miraron los del adulto, el mismo color chocó, tan iguales pero a la vez tan diferentes, tan difíciles de igualar.

Temblando, su corazón

Makoto Sano, tan mal padre, tan mal padre, tan el.

¿Temer?

— Nada, no hay nada que me sofoque, abuelo - contestó, el nudo en su garganta comenzó a crecer, mierda.

— ¿Seguro?

Mirandole cómo si pudiera ver a través de él, cómo si supiera lo que sentía y sólo esperara una palabra para socorrerlo y sacarlo de ese vacío.

Como un padre lo haría

— Veo que no estas seguro, veo que sigues temblando, ¿las lluvias de este mes te han resfriado, Manjiro? - cuestióno, a su lado Emma miraba todo en silencio, sin ser capaz de intervenir en aquella extraña conversación.

— ¿Temblando? - bufo - No lo hago

¿Frío? ¿Lo que sentía era frio o solo desolación?

— Si, sabes tuve la fortuna de criarte tal como crié a mi hijo, a tu padre - comentó, guardando una de sus manos en su bolsillo - Y puedo decirte que estas actuando igual a él, tan patéticos.

Mikey juro sentir un apretón en su corazón combinado con el doloroso nudo en su garganta, el dolor en su cuerpo era horrible, se sentía débil, era patético.

Pero pese a sentirse patético, era humillante la comparación, el no era su padre, el no había roto el corazón de su madre e hijos, ¿o si?

— Makoto, yo no soy igual a él, yo no soy mi padre.

— Lose, pero actúas como el a tu edad, asustado por tener a Shinichiro en camino, cobarde por querer huir a Filipinas y armar su negocio lejos, y patético por no saber afrontar su error - suspiro - No obstante hay algo que los diferencia, y eso es que tu padre se quedó, el no dejo a tu madre, Mikey.

El dolor pasó a un segundo plano, la mente del adolescente se sumergió en los recuerdos de su infancia, en la ausencia de su padre, en las noches de lágrimas de su madre y en la muerte de ambos.

— No la dejó - se burló, el nudo lo ahogaba de nuevo - Lo hubiera hecho, ¡mi madre murió por su culpa! - grito - No los habrá abandonado, pero si les dio una vida horrible, llena de infidelidad e hijos regados por todo Tokio. Abuelo no soy mi padre, no.

Aquella última frase fue expulsada de sus labios con tanto dolor que temió quebrarse en esa sala de estar. Sus abuelo pareció notarlo, ya que asintió en silencio.

— Yo jamás le haría eso a Takemichi, yo, yo nunca le engañaria como lo hizo mi padre - susurro, bajando su mirar a sus tenis.

— ¿Encerio?

— Amo a Takemichi con mi vida, nunca lo dañaría.

Miedo

— No estaría tan seguro, acaso no lo estás dañando ahora, huyendo cómo un maldito cobarde que no sabe afrontar lo que quiere ni lo que siente, siendo un maldito mocoso inmaduro que sólo está dañando a un pobre chico que tuvo la mala suerte de elegirte como su alfa - exclamó, el tono de su voz era más alto que las veces anteriores - Manjiro, conosco a ese niño desde que era muy pequeño, el no merece esto en su vida, ya sufrió lo suficiente por culpa del inepto de su padre para agregarle más dolor por tu culpa.

¿Dolor?

— Soy persistente, así que, ¿Qué es a lo que le tienes miedo? ¿Qué es lo que no quieres?

A este punto pese a no haber lágrimas dentro de él era un desastre de emociones, bajando y subiendo como las montañas rusas, tambaleándose en una delgada cuerda.

Pero pese a eso, pese a tener en mente los recuerdos de su infancia tenía un par de cosas en claro y era hora de decirles.

— ¿Quieres saber a que le tengo miedo?, Le tengo miedo a la idea de dañar a Takemichi, no soy un buen chico, ni menos seré un buen padre, pero, tampoco quiero dejarlo, lo amo solo a él, y le temo a lo que junto a él provoque.

Porque no quería un hijo, pero amaba tanto al Hanagaki que dolía pensar en un futuro.

Chan Chan Chan

Después de meses alfin les traigo un capítulo de este fic.

Aquí no hubo risas, quise poner una perspectiva un poco más amplia del porqué Mikey no quiere ser padre.

Amo los fics de esta ship, pero, odio que pongan que todo era perfecto cuando esperan un hijo cuando pues en realidad no siempre es así.

Yo quiero algo más distinto, así que si gente, Mikey alias el Sr patadas no ama a su hijo.

No siempre el padre se enamora de la idea de un embarazo ni menos teniendo 17 y siendo tonto.

Aún así espero sus teorías extrañas,me gusta leer sus comentarios cuando no hay tarea que me ahoge.

Asi que comenten y voten si es que les gustos.

—HASTA EL PRÓXIMO CAPÍTULO—

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