𝕯𝗜𝗔 𝗗𝗜𝗘𝗖𝗜𝗦𝗘𝗜𝗦 ; say so

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ATENCIÓN

➠ La autora regresó con más porno gay escrito para ustedes.
➠ Exceso de sexualidad, si terminas con una hemorragia nasal, no me haré cargo de los gastos médicos.
➠ Ojo, escenas llenas de drama por mi.
➠ Sabito no tiene intenciones de ser infiel, gracias por la atención.
➠ La palabra que más se usa es chico.

Nota: Hola, no desaparecí, ando dispuesta a terminar esta culada antes de cambiarme de fandom.

P. D. Usagi, aquí tienes tu mínima dosis de RenGiyuu (literalmente, solo se hace mención en un diálogo xd).

Felicidad.

Eso es lo que Giyuu siente mientras las lágrimas no dejan de resbalar por sus mejillas sonrojadas.

Sabito está de rodillas, allí, sonriéndole con su infinito amor mientras le extiende la cajita que contiene un anillo de compromiso hermoso. El más bello que ha visto en su vida.

—Sabito yo... —no tiene palabras.

—Tranquilo —reconforta Sabito—. Tómatelo con calma.

—¿Cómo quieres que lo tome con calma? —Giyuu pregunta, haciendo un puchero.

Sabito ríe divertido. —Tal vez aceptando.

Los dos se quedan en silencio. Giyuu tiene sus ojos bien abiertos mientras Sabito comienza a sentirse incómodo, si va a decirle que no, que sea ahora.

—Okey... —Giyuu suspira— Es un definitivo sí.

Sabito sonríe, extendiendo su mano para recibir la de Giyuu, que intenta aparentar estar tranquilo aunque no es así. Sin embargo, esa fachada se queda atrás en cuanto la argolla entra en su dedo anular.

—Yo... —Sabito pronuncia— soy el hombre más feliz de la tierra.

Giyuu solloza y se abalanza sobre él, provocando que ambos caigan en el suelo.

—Yo también, Sabito, yo también. —Giyuu le muestra una sonrisa tierna mientras Sabito limpia sus lágrimas con su dedo pulgar.

—No puedo creerlo. —Shinobu masculla mientras mira a la pareja recién comprometida sentada en el sofá.

Sabito sujeta con fuerza la mano de Giyuu, que está muy nervioso mientras mira a todas partes menos a su mejor amiga.

—No es tan malo, solo expresan su opinión. —Uzui interviene.

—¡Es inaudito! —Shinobu se mueve de un lado a otro como un león enjaulado.

Giyuu suspira, intentando calmarse. Han pasado tres meses desde que Sabito le pidió matrimonio y Shinobu no se ha tomado bien su posición ante no hacer una despedida de soltero, pues para Giyuu, su mejor amiga debe ser consciente de que ninguno de los dos está dispuesto a dejar que su pareja pueda ver una mujer en pantis, o peor aún, a un hombre haciendo strippeage.

—Escucha, Shinobu —Sabito interrumpe—. No estamos de acuerdo en nada y punto, se ha terminado el problema.

—¡Por dios! —Kochō lleva una mano a su frente—. Se van a casar ¡Y es una vez en la vida que haces una despedida de soltero!

Giyuu y Sabito suspiran. Shinobu no se dará por vencida hasta que no acepten, y eso es un dolor de cabeza. Capaz les envía todos los días un mensaje, o quién sabe.

—Sabito... —Giyuu mira a su prometido— Sabes que no quiero, pero si no le decíamos que sí, será peor.

Sabito hace un mueca. —Amor ¿estás seguro?

—Sí. —susurra Giyuu, casi inaudible, es obvio que no quiere, pero es mejor aceptar que tener a su mejor amiga pisandole los talones.

—Bien —Sabito pausa y Shinobu lo mira fijamente—. Aceptamos.

El rostro de Shinobu se ilumina y deja salir un breve sí antes de saltar emocionada. Uzui también sonríe, no quería acosar a la pareja, pero de verdad necesitaba escuchar que sí harían una despedida.

—¡Que emoción! —Shinobu da saltitos.

—Pero nada que tenga que ver con cosas sexuales, es nuestra única condición. —Sabito interrumpe y Shinobu se detiene de golpe para mirarlos.

No tenía chiste hacer una despedida de soltero sino contiene algo parecido al sexo.

—Pero...

—Lo tomas o lo dejas. —Giyuu suelta la mano de Sabito y se encoge de hombros.

Shinobu inhala y exhala, luego, esconde su mano y cruza los dedos. —Bien —ella acepta de mala gana—. Lo tomo.

El pelinegro sonríe tranquilo, afortunadamente Sabito conoce los gustos de Shinobu para saber que probablemente la fiesta contendrá temática sexual, y es que no, Giyuu no quiere a ningún hombre o mujer bailando a menos de que sea Sabito. Y tampoco sería así, pues todo el mundo lo vería y no le gusta que miren lo que es suyo.

—Me alegro de que tomaras consciencia. —sonríe Sabito.

—Claro... —Shinobu le devuelve la sonrisa.

El albino se deja caer en el gran sofá de su casa. Sus amigos llegaron hace una hora y están esperando una respuesta de parte suya desde hace una rato.

—¿Y bien? —Kyojuro bosteza mientras le pasa la consola a Mitsuri para que termine de jugar el videojuego.

Uzui hace un puchero. —No lo sé.

Shinobu chasquea la lengua, levantando su pierna y quitando su tacón para tirarselo al albino en la cara.

—La boda es en un mes, imbécil. No entiendo cómo pudo pasar el tiempo tan rápido desde que me dijeron un si. —Kochō acaricia el puente de su nariz.

—¡¿Pero por qué yo?! Ellos pueden costear eso. —Uzui responde indignado.

Sanemi aparece desde la cocina con una cerveza en sus manos. —Porque de todos nosotros, tú eres el de familia rica. Además, su dinero será para la boda, maldito imbécil.

—Y sabemos que de gastar los fondos para el matrimonio por una despedida de soltero, mejor no hacemos la despedida. —Kyojuro se encoge de hombros.

—¿Y a ti quién de dio permiso de sacar una cerveza de mi refrigerador? —pregunta Uzui hacia Sanemi.

—Makio. —responde Sanemi con sencillez y se sienta al lado de Mitsuri.

—Uzui ¿vas a ayudar o no? —Shinobu parece cansada de tener esta discusión.

—¡Bien! ¡Lo haré! Pero yo escogeré el lugar —advierte Uzui—. Aunque pensaba contratar los servicios en la ciudad de Tokio, porque sabes que me encanta lo exótico y extravagante.

—Ellos dijeron que no fuera nada sexual. Tal vez esperan cosas con pastelitos, solo dios sabe. —Mitsuri habla sin despegar la vista del televisor.

—¿Giyuu y Sabito? Por dios, parecen unas abuelitas. Shinobu tuvo que mentirles. —Uzui señala.

—¿Yo? —la mencionada se señala indignada.

—Para nada. —añade Uzui con sarcasmo.

—Entonces... ¿Ustedes planean darles la sorpresa? —Kyojuro cuestiona.

—Probablemente, vamos descartando ideas. —Shinobu se encoge de hombros.

Mitsuri se queja en cuanto aparece en la pantalla "Game Over", es lo que le sucede por jugar Halo 2 sin entender absolutamente nada. Al menos Kyojuro se tomó la molestia de enseñarle lo básico.

—Necesitas ayuda —Kyojuro tuerce su boca—. Pero me aburrí ¿Jugamos otra cosa?

—Tengo Five Night's at Freddy's. Mis primos menores se llevaron todos los videojuegos excepto ese. Cosas de familia: te agarran tus cosas sin permiso. —Uzui se encoge de hombros.

—¿Cuál es ese juego? —pregunta Mitsuri.

—Nunca escuché de él. —susurra Kyojuro, pensando.

El albino mira de reojo a Shinobu y Sanemi, quienes mueven su cabeza de un lado a otro en forma de negación.

—Es increíble, solo no se hagan en el sofá, gracias. —Tengen toma el juego y camina hacia la play.

—Ah, tendrán que lavar. —murmura Sanemi, con una sonrisa divertida y bebiendo un poco de su cerveza.

—No digas nada. —Shinobu frunce su ceño.

En cuanto Uzui a puesto el videojuego, se hace junto a sus amigos para esperar a que cargue.

—Tengo una idea, Shinobu —Uzui pronuncia, agarrando la consola de Mitsuri—. Solo necesito un favor, con eso, yo me haré cargo de todo.

—Uzui... Eso parece un juego de terror. —Kyojuro traga saliva la notar la interfaz.

—¡Amigo! ¡Yo nunca les haría eso! —ríe el albino y lo abraza junto a Mitsuri.

Cuando le da play, les da indicaciones sobre la noche 1 y luego, se levanta para ir junto a Shinobu.

—¿Qué favor? —pregunta Kochō.

Uzui sonríe, es lo mejor que se le ha ocurrido.

—Antes muerto.

—¡Pero Giyuu!

—No y jamás lograrás convencerme. —Giyuu se cruza de brazos.

Shinobu hace un puchero, quiere llorar, tal vez la idea de Uzui fue la peor cosa que se le pudo haber ocurrido en toda su vida.

—No es tan difícil. —ella no se rinde.

—¡Si apenas puedo bailar cuando estoy solo! —chista el pelinegro.

—¡Practicaremos, solo acepta! ¡Por favor! —Shinobu suplica.

Giyuu niega otra vez. —Mi respuesta sigue siendo no, aceptamos la despedida por ti, pero no estoy dispuesto a hacer parte de esto.

Shinobu resopla, levantandose del sofá y tomando su bolso. No tiene caso seguir intentando, Giyuu jamás bailaría en un tubo de metal, siquiera entiende como Uzui pido convencerla de intentarlo.

De seguro su desesperación por hacer algo divertido la impulsó.

—Bien, es tú decisión —contesta Shinobu—. Pero... Espero que tengas en cuenta que aún la despedida sigue en pie —pausa—, y acabas de aceptar que Sabito vea cómo una chica le baila. Sigo pensando en que lo sensual le agrega algo divertido.

Giyuu se queda helado al escuchar eso, ella no sería capaz de hacer algo así ¿cierto? Kochō limpia la pelusa invisible de su pantalón y camina hacia la puerta.

—Nos vemos luego, Giyuu. —ella sonríe, tan encantadora como siempre.

—Tú nunca me harías eso. —Giyuu menciona a alto volumen para que lo escuche.

Shinobu se detiene. —Dijiste que no ibas a bailar, no te gusta hacerlo, estaba pensando que a veces es bueno sorprender a tu pareja, estoy segura de que Sabito jamás pensaría que tú harías un baile sensual para él. Sin embargo, realmente no eres capaz de salir de tú zona de confort. No me esforzaré más. —se encoge de hombros y sale, dejando a Giyuu inquieto.

Shinobu nunca le dijo algo parecido, es tan... Difícil de asimilar.

No debería de sentirse mal, pues Sabito es consciente de que él nunca haría algo nuevo porque es feliz con lo que tiene y se siente satisfecho con su rutina. Sus amigos siempre lo han querido así.

Pero, entonces, ¿por qué se siente de esta forma?

Se levanta del sofá y va hacia la cocina para servir café mientras continúa pensando. Muy pronto, el sonido de la puerta abriéndose se hace presente, siguiendo por el choque de las llaves en la mesa.

—Estoy en casa. —la voz de Sabito hace que deje la taza de lado y corra hacia la sala.

—Sabito. —pronuncia, con una sonrisa y lo abraza.

Sabito lo recibe con gusto. Llegar del trabajo y encontrar a Giyuu en casa es una de las mejores cosas por las que ama vivir. De hecho, su querido novio es lo más hermoso que pudo llegar a su vida.

—Te extrañé. —susurra Sabito.

—Yo también. —Giyuu responde en un murmuro.

Sabito frunce su ceño. Giyuu se escucha algo desanimado, lo suficiente para saber que algo anda mal. Así que se separa del abrazo y le acaricia el rostro para preguntarle.

—¿Algo pasa, amor?

Giyuu baja la mirada. —No... Es solo que tengo una duda. —traga saliva.

—¿Cuál?

—¿Soy amargado? —pregunta Giyuu.

—Oh... —Sabito mira a sus alrededores y muerde su labio inferior— Eso... Bueno es que sí, lo eres —confiesa y Giyuu hace una mueca— ¡Pero no pienses mal! Así te amo, me encantas. Por algo te pedí matrimonio.

Giyuu baja su rostro y Sabito se siente culpable, tal vez no debió decirlo.

—¿Qué puedo hacer para cambiar eso?

—No, no cambies, bebé, así te amo, es solo que a veces es bueno hacer cosas fuera de la rutina, así sea una vez —Sabito vuelve a abrazarlo y deposita un beso en la coronilla de su cabeza—. Pero hagas lo que hagas, siempre te voy a amar.

Eso tranquiliza a Giyuu. No pudo tener mejor suerte en este mundo al dar con la persona que es capaz de dar su vida a cambio de la suya, que lo adora y ama tal y como es, pero, tal vez debería tomar en consideración la propuesta de Shinobu otra vez.

No es buena idea, al menos lo intentará.

—Gracias... Te amo. —susurra.

—Yo también. —Sabito le da un beso en los labios y se separa del abrazo para caminar hacia el pasillo que conduce a las habitaciones.

Giyuu ve como él llega hasta la habitación, ingresa y deja entreabierta la puerta. De inmediato, va hasta allí y entra despacio para encontrarse a Sabito quitándose la camisa frente al espejo.

Da pasos lentos hasta estar frente a su espalda y lo abraza, subiendo sus manos hasta sus definidos pectorales.

Sabito deja salir una leve risa mientras mira su reflejo.

—¿Necesitas algo más, Giyuu? —pregunta.

Giyuu besa su espalda y baja su mano izquierda hasta el abdomen Sabito. —Mmm... Tal vez darte una buena bienvenida.

—¿Una buena bienvenida? ¿Cómo? —Sabito finge que no sabe y Giyuu gruñe, pero le sigue el juego.

—No lo sé. —Giyuu baja su mano izquierda hasta su entrepierna y la aprieta un poco antes de hacer movimientos circulares.

—¿Mi gatito quiere jugar? —Sabito murmura, llevando su mano hasta la de Giyuu para crear un ritmo.

—Mucho. —confiesa Giyuu, dando un suspiro mientras siente la dureza de su novio.

Luego le escribirá a Shinobu, tiene cosas más importantes que hacer.

[Giyuu]: Hola, quería comentarte que reconsideré la propuesta que me diste sobre la despedida.

[Giyuu]: Mi respuesta es un sí :'( perdón.

[Shinobu]: OMG, gracias señor.

[Shinobu]: Nada de perdón, la que se disculpa soy yo, tqm, nos vemos mañana en mi casa, hay que practicar, el tiempo es corto.

[Giyuu]: Ok.

[Shinobu]: 💋

—Amor, apaga eso, son las 5 de la mañana y es sábado. —Sabito susurra, quitando su brazo de encima y volteandose para darle la espalda a Giyuu.

—Lo siento, estaba escribiendo a Shinobu. —Giyuu apaga su teléfono y lo pone sobre la mesa de noche.

—Mmm... —es lo único que recibe de respuesta por parte de Sabito.

Giyuu sonríe levemente, se nota que ha quedado exhausto después de una ronda intensa. En otro momento probablemente estaría con más energía, pero anoche Sabito llegó cansado de trabajar.

Es obvio que solamente aguantaría una sesión.

—¿Ni un abrazo? —pregunta Giyuu, haciendo puchero.

Sabito no responde probablemente está dormido, así que Giyuu palmea su espalda para despertarlo.

—Sabito. —llama.

—Mmm... —Sabito bosteza y se gira hacia él de nuevo— Prefieres el teléfono que consentir a tu prometido. —dice, entre abriendo sus ojos.

—Tienes razón. —Giyuu susurra y Sabito frunce su ceño para volverse a dar vuelta.

—Entonces abraza esa mierda, pídele amor, comida y sexo. —susurra Sabito con recelo.

—¿De verdad te enojaste? —Giyuu se acerca y acaricia su espalda.

—No, solo decía.

Giyuu bufa antes de abrazarlo y darle un beso en el cuello. —Sabito... El teléfono no me dará lo que tú si, así que no te enojes.

Sabito lo mira de reojo.

—Repítelo, pero con "amorcito".

El pelinegro hace un mohín con los labios.

—Ah... —suspira—. Amorcito, el teléfono no me dará lo que tú sí ¿me perdonas?

—Uh, te tengo dominado. Es obvio que era joda, cariño. —ríe Sabito y Giyuu se separa para tirarle la almohada.

—Te odio. —Giyuu se cruza de brazos.

Sabito se quita la almohada y agarra de la cintura a Giyuu para hacerlo caer de nuevo a la cama. —Mejor vamos a dormir, señor odio.

—Entonces la despedida de soltero se realizará el sábado, una semana antes de la boda. —Uzui señala con una batuta el tablero que hay frente a ellos.

—¿De dónde sacaste eso? —pregunta Giyuu, refiriéndose a la batuta.

—Eh, son cosas en las que desperdicio mi dinero —bufa Uzui, encogiéndose de hombros— ¿Alguna otra pregunta?

—¿Por qué el sábado y no el domingo? —Kyojuro gira en la silla de oficina.

—Porque Sabito tiene que trabajar al igual que Giyuu, sería una desgracia tener resaca e ir al trabajo así —responde Uzui— ¿Otra?

Sanemi levanta su mano. —¿Y qué mierda tienes planeado ahora que tenemos a Giyuu listo?

El pelinegro lo mira de reojo, al igual que Shinobu, quién se levanta y saca un portafolio de su bolso. Giyuu, Sanemi y Kyojuro la observan como si en cualquier momento le fuera a salir una segunda cabeza.

—¿Que? Todo está planeado, amor. —ríe Shinobu al mirarlos boquiabiertos.

Ella abre el portafolio y saca algunos papeles para dárselos a Tengen, quién los toma y se aclara la voz.

—Bien, empezaremos porque tú escojas el lugar —menciona Uzui—. Shinobu, pásale las opciones.

Ella acomoda el portátil frente a Giyuu y Sanemi, mientras Kyojuro saca un chicle y continúa dando vueltas con la silla.

—Entonces, diré nombres y tú me dirás si o no. —Tengen pone una mano en su cintura y Giyuu asiente.

—Iniciamos por Tamayo's.

Giyuu analiza la imagen que está frente a él sobre el lugar, no le gusta lo que se demasiado sofisticado, así que niega.

—No. Muy lujoso.

—¿Dirty Night?

—No, muy de calle.

—¿Breaking Bar?

—No me gusta la decoración.

Duran un buen rato de esta forma, Uzui preguntando y recibiendo un no por parte de Giyuu. El albino deja caer en su silla y se mueve de un lado a otro. Hoy le pidió prestada a su padre una sala de juntas de la empresa para realizar esta reunión.

Por algo Kochō tuvo que traer un portafolio.

—Mejor no hagamos nada. —Uzui pasa sus manos por su frente, visiblemente estresado.

—Todavía falta una opción. —Kyojuro se asoma en la computadora y se la señala a Giyuu.

—No, Giyuu no aceptará ir a ese lugar, es muy... Muy sensual —Tengen se encoge de hombros—. No tengo problema en pagarlo, pero todo depende de Giyuu o no hay despedida de soltero.

Shinobu mira el techo y le suplica al todopoderoso que pueda ayudarle en esto de que a Giyuu le guste lo que verá. Aunque no cree, su mejor es un completo amargado.

—Kibutsuji's. —menciona Uzui.

Giyuu analiza la imagen. Cómo bien decía su amigo, tiene aires de ser un lugar para realizar este tipo de eventos, sin embargo, está en un punto medio de buena decoración y ser presentable. Le gusta.

—Sí. —Giyuu murmura.

—¿Que? —ellos preguntan al unisono, sorprendidos.

—Me gusta, lo apruebo. —Giyuu se encoge de hombros.

—¿No es broma? —cuestiona Sanemi.

—Que no, ahora pueden gritar como locas. —Giyuu rueda los ojos.

—¡Gracias señor! —Shinobu exclama aliviada.

—Un avance, pero es solo el inicio. —ríe Kyojuro.

Giyuu se gira a verlo y frunce su ceño. —Sé que debo bailar y esas cosas ¿pero hay más?

—Te sorprenderá. —Uzui pellizca su nariz respingada.

Shinobu suelta una carcajada mientras mira a Giyuu intentando moverse. No entiende como Sabito pudo enamorarse de él si es una mierda para casi todo.

Ahora comprende por qué la gente dice que el amor es ciego.

—Se mueve mejor una piedra que tú, cielo. —Shinobu camina hacia él, que hace un esfuerzo sobrehumano por intentar mover las caderas.

—Ya lo sé —Giyuu hace un mohín—. Pero si no te gusta, entonces me voy.

—¡Giyuu! —Shinobu lo toma de los hombros.

Llevan dos días practicando el baile y es un completo desastre. Lo bueno es que tienen dos semanas para dejar a Giyuu lo suficientemente entrenado como para no dar un paso en falso y partirse una pierna.

—¿Qué? —Giyuu pregunta, tiene dos pies izquierdos y no puede pretender saber bailar sensualmente de la noche a la mañana.

—Escucha, quiero hacer esto lo más bueno posible, ahora no me voy a molestar en ser sensible contigo, necesito que aprendas a mover esas caderas y ese culo ¿Entiendes? —cuestiona ella, mirando fijamente a Giyuu.

—Oye, no creo que...

—¡Me importa una mierda! Debes ser la envidia de cualquier zorra —Shinobu pega sus frentes—. Y yo me encargaré de eso. —susurra.

Con eso, se separa de Giyuu y lo pone frente al gran espejo de la sala de baile del edificio Kibutsuji's, aprovechando que les permitieron practicar allí.

Ella se hace atrás suyo y pone sus manos en la cintura de Giyuu.

—Shinobu, ¿que mierda haces? —pregunta Giyuu.

Kochō, la poner sus manos con fuerza, obliga a su cuerpo a moverse. La música comienza a sonar, y al mismo tiempo su cintura.

—Haciendo que te muevas. —responde Shinobu, es lo más obvio.

Giyuu frunce su ceño. —¿Y así crees que voy a mejorar?

—Escucha, Giyuu —Shinobu se pronuncia—. Para bailar, no necesitas aprender una coreografía que luego se olvida, es suficiente con ser la música y sentir el ritmo en tus venas. Eso mismo te llevará a danzar.

—¿Y cómo piensas que haré eso? —cuestiona Giyuu. Ambos se separan, pero Kochō lo toma de la mano.

—Concentrandote en el sonido que te proporciona. —ella sonríe, Giyuu le da la vuelta y mueve sus pies a un paso rítmico.

—No ayuda mucho. —Giyuu hace una mueca.

Entonces, Shinobu se safa de su agarre y lo toma de la cintura para luego llevarlo hasta una colcha que está en el piso. Lo obliga a sentarse y aplaude, provocando que la música deje de sonar.

—Ahora, voy a iniciar el ejercicio directo al grano. Es decir, con música sensual. —aclara Shinobu, agarra su teléfono con conexión a bluetooth en los parlantes.

—Pero Shinobu...

—Shhh... —ella lo calla, reproduciendo la canción y obligando a que Giyuu cierre sus ojos— Solo debes concentrarte e imaginar. Haremos este ejercicio las veces que sean necesarias.

Giyuu deja salir un suspiro antes de comenzar a centrarse en la melodía. Su ritmo es algo sensual, y supone que esto será a lo que estará obligado a bailar.

—Quiero que bailes. —menciona Shinobu de la nada, cortando su momento y Giyuu abre los ojos.

—No.

—Bueno, no seré yo la que le bailará a Sabito y literalmente debemos quitar esa vergüenza tuya. —ella se encoge de hombros y le da la mano para ayudarle a levantarse.

—¿Gracias? —la voz de Giyuu suena más como pregunta.

—Ya veo, como estás desafiante, vas a practicar en el tubo. —Shinobu lo lleva hasta allí y le da una palmada en los glúteos.

Giyuu traga saliva. —No haré eso.

—¡Si y cállate! —exije la mujer— Ahora baila.

Giyuu niega, será un largo día.

Informe sobre el mes en el que se intentó hacer que Giyuu bailara.

Por Shinobu:

Fue algo difícil al principio, una rama se movía mejor que él, no lo voy a negar. Siquiera entiendo cómo Sabito se pudo haber enamorado de él si es del tipo de hombre al que le encanta bailar y divertirse, hubiera funcionado más yo como esposa que este imbécil que tengo como mejor amigo.

No le digan a Giyuu, me funa.

Siguiendo, los tres días en los que comenzamos, tuve que robarme a Giyuu y decirle a Sabito que estaríamos fuera de la ciudad. Él creyó, supongo ¡Fue una mentira piadosa!

Dejando eso de lado, decidí enseñarle pole dance ¿por qué? Porque estará más sexy allí. Aprendió muy rápido, una vez casi se cae y rompe el tobillo, pero no le pasó nada (hehehehe).

Finalmente, como resultado, Giyuu logró tener aura de prostituta, digo, hermosa bailarina ajsjwkeksgkksgkksg, me va a matar cuando lea esto. Al menos es una puta sexy y caliente, yo le doy todo mi dinero, que se robe hasta lo que no tengo.

¡Antes de que se me olvide! Me enseñé pole dance con tacones. Por eso casi se me mata.

Fin del informe <3

Giyuu tapa su rostro con la almohada mientras intenta aguantar las ganas de gritar por el pánico. Shinobu está loca si cree que el usará eso.

—Cálmate, es... Solo un disfraz de conejo. —ella se encoge de hombros, relajada.

Él levanta su rostro y le tira la almohada a la cara. —Un disfraz de conejo para hacer una película porno.

—¡Giyuu!

—No es tan difícil. —Uzui mastica su chicle y hace un globo con él.

—No bailaré con eso. —Giyuu se cruza de brazos y Shinobu se quita la almohada.

—¿Entonces con qué piensas bailar? ¿Con ropa de oficina? —cuestiona Shinobu y Giyuu mira hacia otro lado— Lo sabía.

—No, pero...

—Pero nada, ya te metiste en esto, es hora de afrontar las consecuencias. —ella se acuesta sobre la almohada.

Giyuu hace un puchero.

—¿Y si otra persona le baila a Sabito? —propone.

El globo que hacía Uzui con su chicle se rompe y Shinobu lo mira casi enojada. Giyuu puede jurar que ella ya lo asesinó en su imaginación.

—¿De verdad dejarías que otra persona se le suba a las piernas de Sabito solo por tu pánico escénico? Estaremos entre amigos y gente desconocida que no te conoce, además no serás el único haciendo pole dance. —Shinobu lo señala.

—No lo permitiría, pero una vez no hace daño. Y ya sé que estarán dos bailerines más.  —murmura Giyuu.

Uzui arquea una ceja —Ya he pagado todo, no hay vuelta atrás.

—No lo hagas por nosotros, hazlo por Sabito. —Shinobu le sonríe dándole apoyo.

—Yo... Yo contra ustedes no puedo. Ni siquiera voy a seguir intentando negarme. —Giyuu se deja caer al suelo.

—Lo logramos. —Shinobu y Uzui chocan las manos.

Sabito se mira al espejo antes de salir. Son alrededor de las 8 de la noche, es sábado, y Sanemi lo ha invitado a comer a un restaurante que, según él, es de clase y por eso debe llevar ese traje ostentoso.

Lo admite, no es del tipo de persona que acepta ir a lugares así, pero no tiene nada más que hacer ya que Giyuu lo abandonó por irse con su mejor amiga.

Si, suena a infidelidad —y podría decirse que es así.

—¿Nos vamos? —Sanemi abre la puerta y Sabito asiente.

—Si.

Ambos salen del departamento y caminan hacia el parqueadero, donde suben al auto de Shinazugawa y muy pronto están en camino hacia la salida de la ciudad. Sabito se siente algo confundido, se suponía que irían a un restaurante, no al monte para terminar sin órganos.

—¿Hacia donde vamos? —cuestiona Sabito, mirando el camino iluminado por las luces del auto de Sanemi.

—A Tokyo. No te comenté, pero créeme que no te arrepentirás. —el albino menciona, colocando música de la radio.

—Si tú lo dices. —Sabito suspira.

Es extraño pasar tanto tiempo sin Giyuu, realmente le hace falta al menos verlo sentado en el sofá con cara de pocos amigos para darle las buenas noches.

Su novio y ahora prometido es único.

Él sonríe, se siente emocionado cada vez que recuerda tener a su futuro esposo al lado. Es el hombre con el que espera pasar toda su vida.

El camino hasta la capital de Japón no resultó tan tedioso, Sabito tuvo una charla tan buena con Sanemi que olvidó el hecho de que faltaba una hora para llegar.

El auto se estaciona frente a un local con el nombre Kibutsuji's, Sabito está aún más confundido. Aquello no parecía un restaurante, y Sanemi tiene cara saberlo.

—¿Estás seguro de que es un restaurante? Parece un bar lujoso dónde tipos ricos te mandan a matar. —susurra Sabito, saliendo del auto.

—Deja de mirar tantas películas, Sabito —ríe Sanemi—. Ahora sígueme.

Sin responder nada, Sabito camina detrás de Sanemi. En la entrada, hay un hombre con traje negro haciendo pasar a la gran fila de personas con ropa elegante esperando. Ellos ignoran la fila, puesto que Sanemi le da sus nombres al señor, quién les permite el paso y les indica algo que Sabito no logra escuchar.

Sanemi lo guía por un pasillo con luces rojas hasta un ascensor, donde se encontraba un hombre y una mujer besándose descaradamente frente a ellos.

—Ignora eso. —susurra Sanemi, en cuanto se percatan de que el hombre a metido su mano en la entrepierna de la chica sin dificultad gracias a su falda extremadamente corta.

Sabito siente que quiere vomitar al ver la escena. —Lo haré.

En cuanto las puertas se abren. Sanemi agarra el brazo de Sabito y tira de él hasta llegar a una puerta, donde hay dos tipos como el hombre de la entrada. Sanemi vuelve a dar sus nombres y ellos abren las puertas para mostrar un lugar lleno de gente.

—¡Sanemi! ¡¿donde estamos?! —pregunta Sabito gritando mientras mira a sus alrededores.

Hay demasiado ruido, la música está alta, así que deben gritar para hablar.

—¡Sabito! —Uzui aparece con unas gafas de piña, un collar hawaiano y tres chicas a su lado semidesnudas— ¡Bienvenido a tu despedida de soltero!

Sabito abre su boca impresionado. No podía ser verdad, se suponía que era mañana ¿Y ahora que le dirá a Giyuu?

—¡Lo hicimos hoy para que Giyuu no se diera cuenta! —grita Sanemi y Sabito quiere golpearlo.

—¡Esto está de locos! —Mitsuri aparece con un martini en su mano junto a Kyojuro, quién se está riendo de solo dios sabe que.

—¡¿Acaso Kyojuro bebió demasiado?! —pregunta Sabito en voz alta.

—¡Que dices! ¡Ando disfrutando la vida! —ríe el rubio y Sabito confirma que no está en sus 5 sentidos.

—¡Oigan, de verdad tienen que bailar esto! —Shinobu salta sobre Sabito, que la aparta para no ser aplastado por ella.

—¡No haré esto, no sin Giyuu! —grita Sabito.

—¡Nos importa una mierda! ¡Queremos que sea de lo más loco! —Tengen habla más alto y agarra el micrófono— ¡Más fuerte a la música!

Un grito se escucha por parte de la gente cuando inicia un mix de música electrónica y otras canciones que Sabito no conoce. Así que, movido por el ritmo, se deja llevar.

Tal vez Giyuu lo regañe por esto, pero él luego tendrá su despedida ¿no?

Uzui ríe divertido mientras observa como Sabito empieza a soltarse, le encanta verlo así, hacía mucho que no iba a una fiesta. Por lo que, sube hasta donde está el dj y agarra el micrófono para hablar.

—En una semana nuestro amigo Sabito se casa. Y quiero decirle que le doy mi más sentido pésame por su boda  —susurra Uzui y Sabito no puede evitar reírse—. No es nada malo, pero le agradezco por cuidarnos de un novio como el que tiene. Le recuerdo quienes son los que sufren más su partida: sus amigos.

Sabito suelta una carcajada. Fue el discurso más hermoso y extravagante que pudo haber escuchado en toda su vida.

—Pero no he terminado —Uzui señala—. Esta noche pertenece a la soltería, la hora de brillar antes de que cambies videos porno por unos anillos de boda. Así que mujeres, cuídense. —el albino guiña el ojo y recibe un gran aplauso.

Sabito le sonríe divertido. Uzui, al verle, se quita su collar hawaiano y lo coloca en su cuello. Shinobu le entrega una cerveza y la música vuelve a sonar, esta vez siendo la favorita a Sabito en un remix.

Los seis se abrazan y saltan felices, es obvio, Uzui y Shinobu harán que esta sea una inolvidable despedida de soltero para todos.

Muy pronto, Sabito ve como sus amigos se separan de su lado para que varias chicas con cualquier tipo de disfraz erótico lo rodeen. Shinobu se ríe tan alto como puede, Giyuu los matará después de esto.

Sabito tampoco se molesta, de todas formas, no siente atracción por ninguna.

Las chicas lo guían hasta una silla que está frente a la plataforma, donde yacen tres tubos de metal. Sabito traga saliva ¿que está apunto de pasar? Mira de reojo a sus amigos, quienes al notar como los observa, le dedican una sonrisa maliciosa.

Es relativamente extraño.

Las chicas se acomodan a cada lado suyo, una toma su mano y la pone sobre su trasero, mientras la que está al otro lado agarra su mano libre para colocarla en su muslo. Oh no, Giyuu estará furioso cuando se entere.

Sin embargo, todo tipo de pensamiento sobre lo que opinará su novio de esto, se va en el momento en que la música se vuelve más rítmica y se apagan todas las luces.

—¿Que está pasando? —cuestiona Sabito, en cuanto todos se han callado.

—Tú tranquilo, amor. —una de las chicas responde, acariciando su hombro.

Sabito intenta no distraerse, es incómodo para él estar aquí ahora.

Tres luces de color azul iluminan los tubos de metal, mientras que, en el fondo, humo se hace presente junto a tres sombras de personas caminando. Sabito traga saliva, tiene nervios y no sabe por qué, es como si estuviera haciendo algo malo.

Dejando su sentimiento de lado, se queda congelado en cuanto de las sombras aparecen tres personas con un disfraz de conejo.

No logra distinguir bien por la falta de iluminación, pero por el rostro emocionado y los gritos de Shinobu, puede saber que los tres son hombres. Aún así, su mirada da al que está en el medio, siente que lo ha visto en alguna parte a pesar de no reconocerlo, puesto que tiene la mitad de su rostro cubierto por una antifaz.

Sabito se toma un momento para analizarlo: tiene unos tacones negros de aguja —supone que debe ser cansador para él sin siquiera todavía usarlos—, unas pantimedias que llegan hasta sus muslos y una interesante cola de conejo esponjosa. Ni hablar de lo que cubre su pecho, además, las orejas son bonitas.

Giyuu lo matará por venir a una fiesta de este tipo, está seguro. Al menos puede echarle la culpa a sus amigos por traerlo de sorpresa.

—¡Estoy tan emocionada! —grita Shinobu, silbando.

—¡Tu puedes, estás que ardes! —Uzui grita más fuerte que Kochō.

—¡Yo si te doy y no consejos! —Kyojuro ríe.

—¡Lo que dijo! —Sanemi señala al rubio.

Sabito se da cuenta como el pelinegro que está en medio, baja un poco su cabeza, como si estuviera avergonzado. Sin embargo, en cuanto suena una canción en específico, se posicionan al lado del tubo de metal y enredan sus piernas allí para mover sus cuerpos sensualmente.

Sabito mira de reojo a sus amigos, quienes están gritando eufóricos. Él no es capaz de entenderlos y no lo intentará ya que ahora está muy enfocado en el chico que yace en el tubo del medio, está de rodillas, moviendo sus caderas hacia adelante y atrás mientras pasa su mano por su cuello y pecho.

Es demasiado sensual.

—Creo que debería irme. —murmura Sabito, ama a Giyuu, y aunque le parezca lindo ese chico, no lo dejaría por nada.

Él intenta levantarse, pero las chicas se lo impiden. —Quédate un poco más.

Sabito traga saliva, es malo, muy malo, no quiere quedarse.

El chico, a quien estuvo mirando minutos antes, se levanta de su lugar lentamente, meneando su trasero para luego caminar despacio hacia su dirección.

—¡ESO MAMONA! NO PUEDO, LE DOY MI DINERO. —grita Uzui sacando su tarjeta de crédito y el pelinegro le lanza un beso antes de seguir en lo suyo.

Las chicas que rodeaban a Sabito, ahora se separan de él para permitir que el bailarín se acerque y tenga pase libre.

Sabito no sabe cómo reaccionar en cuanto él baila ¿que debe hacer? Es lógico que no lo tocará, pero el chico parece insistir en aquello, pues toma sus manos y las coloca sobre su trasero para sentarse a espaldas suyas en su regazo.

—NECESITO UN MÉDICO. —Shinobu mueve su mano como si fuera un abanico mientras Kyojuro, Sanemi y Uzui la abrazan dando brincos.

Por un momento, Sabito quiere reír, sus amigos expresan más sus emociones que él ahora mismo.

Ahora, el próximo movimiento del chico que está en su regazo, es bailar, bailar precisamente mientras roza su trasero contra su entrepierna al mismo tiempo en que siente como está muerto. Sin embargo, nada termina ahí, pues el chico se levanta y lo toma de la corbata para pasar sus labios por su rostro.

—¡Hielo por favor! —Kyojuro ríe y Sanemi saca una botella de agua para echar el líquido sobre ellos.

—Bueno, considerando que está es una fiesta con clima caliente, perdono que me sales el outfit. —murmura Uzui y el otro albino suelta una carcajada.

—¡Cállense que no me dejan concentrar! —Shinobu pellizca el brazo de Tengen y él vuelve su vista hacia Sabito, quién parece estar nervioso.

No estaría tan preocupado si supiera que es Giyuu el que ahora le baila seductoramente.

—¿Por qué siento que te conozco? —cuestiona Sabito, en un tono bajo.

Giyuu no responde, es obvio que lo descubrirá si habla. Es suficiente con que pueda ver partes de su cuerpo que conoce bien.

Aún así, no deja a Sabito seguir hablando, pues se sube en su regazo y acaricia su rostro sin dejar de moverse al ritmo de la música.

Sabito, al notar que él no responde, intenta ocultar sus nervios, pues es otro aspectos que estuvo olvidando ¿Que carajos permitió? Intenta hacer fuerza para que el bailarín se baje, sin embargo, eso hace que sus manos se poseen con fuerza en sus glúteos.

Fue una muy mala idea, pero no tan mala después de todo, ya que gracias a que la canción muy pronto terminaría, él se levanta y vuelve al tubo sin dejar de menear su respingado trasero en ningún momento.

Las luces se apagan cuando la música terminó, y para cuando vuelven, ellos, los tres chicos, ya no están.

—Salvado por la campana. —se murmura a si mismo, antes de levantarse del sofá, donde otras chicas se hacen a su lado y lo llevan hacia sus amigos.

—Hola ¿que tal? —cuestiona Uzui.

—¿Por qué están húmedos? —cuestiona Sabito.

—Yo creo que nos bebimos dos energizantes y nos emocionamos demasiado. —Kyojuro toma el cuello de su camisa para soplarse.

—Me siento orgullosa. —ríe Shinobu.

—Ajá... —Sabito mira hacia otra parte.

—¡Pero no te preocupes! ¡Antes de que Giyuu sepa lo que pasó, vamos a jugar algunos juegos! —Sanemi se encoge de hombros.

Las chicas dan saltos de emoción.

—Me gustan los juegos de azar. —dice una.

—¡No! Estos son mejores. —señala otra.

Sabito intenta ignorarlas mientras mira a sus alrededores. Al fondo de todo el público, hay una puerta donde ve entrar a los que comenzaron la función más inolvidable de su vida, claro, no después de la probablemente paliza que le dará Giyuu.

Lo normal.

—Tengo que ir al baño. —Sabito anuncia a sus amigos, disculpándose y yendo a través de la gente en dirección a esa puerta.

Las chicas se hacen junto a Uzui, Shinobu saca un malteada y sorbetea un poco para darle a Sanemi.

—Sabito no tiene idea donde donde queda el baño. —menciona Kyojuro.

—Deben fingir que le creemos. —bufa Kochō y todos asienten de acuerdo.

Sabito camina mirando su entorno. Los pasillos son grandes, cubiertos por papel tapiz rojo, al igual que algunos adornos dorados que le dan un toque elegante junto a plantas bien acomodadas, le gusta.

Sus pies se mueven solos, no logra comprender el por qué ahora tuvo el impulsó de seguir a ese misterioso chico. Desea creer que es por curiosidad.

Sin embargo, no le toma mucho tiempo ya que él aparece saliendo de una habitación, aún con la ropa.

—¡Oh, hola! —Sabito rasca su nuca, nervioso.

¿Qué excusa dirá?

Él no responde, solamente se cruza de brazos, como si formulara todo tipo de preguntas por medio de su posición ahora.

Sus ojos traicioneros se desvían hacia el cuerpo del chico, quién al notar como puede verlo mucho mejor debido a la claridad de la luz, baja sus manos como si se avergonzara.

—¿Por qué te da pena? Supongo que haz hecho esto antes. —Sabito ladea la cabeza.

Él niega.

—¿No? ¿Entonces es tu primera vez? —Sabito cuestiona, dando un paso hacia atrás en cuanto el bailarín camina hacia él para tomarlo de la corbata y tirar de ella para que lo siga.

Sabito no se opone y se golpea mentalmente por eso ¿Por qué? ¿Por qué lo hace?

El chico lo guía por una puerta, la cuál parece ser una oficina vacía, pues solo tiene un escritorio y un sofá. Desde allí aún se escucha la música a todo volumen.

Sabito no sabe que hacer y entra en pánico. —Debo irme. Perdón, creo que sabes que esto es una despedida y me voy a casar, yo realmente lo amo y...

—Lo sé, Sabito, cálmate. —él interrumpe, quitándose la antifaz y revelando su rostro.

Sabito, al escuchar la voz que conoce a la perfección, abre sus ojos como platos y se queda observándolo sin decir nada. Entonces ¿por esa razón sentía que lo había visto en alguna parte?

—Giyuu ¿de verdad eres tú? —da un paso hacia él y pone su mano en cintura, con miedo de que sea un espejismo.

—Si, soy yo, no te preocupes —Giyuu sonríe tímido—. Entiendo que me veo ridículo pero...

—No te ofendas así, por favor —suplica Sabito y Giyuu acuna su rostro entre sus manos—. Te ves sexy.

Giyuu se sonroja y pasa su lengua por sus labios para humedecerlos. —Yo... Yo la verdad quisiera hacer algo ahora, pero este es el castigo por permitir que un desconocido te manoseara y, además, te dejaras llevar por él ¿Y si no hubiera sido yo?

Sabito ríe un poco.

—Amor, no regresaría a casa nunca —bufa Sabito y Giyuu quita sus manos de su rostro para darle un golpe suave en el estómago—. Pero fuiste tú, además, te fuiste con Shinobu casi por un mes y me sentía triste ¿Comprendes lo difícil que es llegar a casa no verte?

Giyuu mira a sus alrededores antes de tomarlo de la corbata por tercera vez y colocarlo a centímetros suyos de sus labios.

—Es lindo, pero eso no me hará feliz. —confiesa.

—Entonces cancelamos boda. —murmura Sabito en tono de broma y Giyuu hace un puchero.

—Si lo haces no tendrás luna de miel, baboso. —Giyuu lo mira con orgullo.

—Ajá, no todo lo que pienso es en sexo, de ser así no sería tú pareja, eres muy frío. —Sabito dice.

—Tenemos mucho de qué hablar, Sabito. —Giyuu cambia de tema.

—Es cierto, entonces ¿volvemos a la fiesta? —Sabito se separa de Giyuu y le extiende su mano.

—Por dios... —Giyuu baja la mirada— Se que soy raro pero ¿no quieres aprovechar que estoy vestido de esta forma?

Sabito abre la boca para decir algo pero no puede. Aquello no se lo esperaba.

—Es la única forma de hacerme olvidar mi enojo contigo. —Giyuu musita.

Sabito arquea una ceja, suelta una pequeña risa y toma su mentón para que lo mire.

—Es más fácil decir que quieres follar conmigo. —Sabito besa su mejilla.

—¿Y qué esperas? ¿Una invitación?

Eso es suficiente para que Sabito una sus labios en un beso apasionado y desenfrenado. Giyuu pasa sus manos por sus hombros, quitando su abrigo para luego dejar a Sabito solo en camisa.

Sabito, por su parte, baja el cierre de su disfraz y libera su espalda para darle vuelta y dejar besos húmedos en esa zona. Muerde y deja marcas de chupones que no se borrarán en un buen tiempo.

Giyuu jadea por cada toque mientras intenta hacer que la ropa que cubre su cuerpo caiga al suelo. Sabito, al notar como a su prometido se le dificulta la labor, le ayuda sin separar su boca de su piel albina, descubriendo nuevas zonas para llenar de marcas.

—Sabito... Debes ser un poco rápido. —jadea Giyuu, le encantaría que este momento durara un buen rato, pero alguien podría entrar y verlos.

—Lo sé, es solo que hace tanto que no te veo. —susurra Sabito, mordiendo su nalga y levantándose para detallar a Giyuu, que se gira para que pueda verlo mejor.

Las pantimedias de color negro es un aspecto que no puede olvidar, le hacen ver sus muslos apretados y atractivos, mucho más de lo que ya se ven.

—Sabito. —Giyuu hace un puchero.

—Voy, bebé. —Sabito se acerca de nuevo y le da un beso desordenado mientras baja sus manos hasta el miembro de Giyuu y lo masturba.

Giyuu gime entre el beso, llevando su mano hacia la de Sabito para indicarle a que ritmo masturbarlo.

—¿Te gusta...? —Sabito deja de besarlo para pegar sus frentes.

—Ah, si, sigue así. —Giyuu cierra sus ojos y frunce su ceño, concentrándose en la sensación de las manos de Sabito sobre su miembro.

—Giyuu ¿tienes condones? —susurra Sabito al escuchar una pasos afuera.

Giyuu abre sus ojos. —Mira en el cajón, te sorprenderé para que usan está habitación. —responde.

Sabito, sin decir o cuestionar nada, abre el cajón y saca dos de allí, uno se lo coloca a Giyuu lo más suave que pueda, dedicándose a brindarle algo de placer mientras lo hace. Luego, se quita el cinturón y abre su cierre del pantalón para sacar su pene erecto y colocar el otro condón.

Giyuu en un movimiento se sienta en el escritorio y se quita los tacones, utilizando sus pies para masturbar a Sabito.

—Mmm... Giyuu. —Sabito sonríe excitado y moja sus dedos con su propia saliva.

No hay mucho tiempo, cuando estén en casa podrá follarlo como tanto lo desea. Así que abre sus piernas con delicadeza y presionar sus dedos en su entrada.

Giyuu abre sus ojos de la impresión y no hace nada la respecto, quiere a pesar de no estar en las mejores circunstancias.

—Entraré uno por uno. —susurra Sabito.

—Ah-Ahhhh... —Giyuu muerde su labio con fuerza mientras uno entra de apoco, Sabito lo hace lentamente para no lastimar, sin embargo, se toma la molestia de rozar algunos puntos que muy pronto le darán placer.

Lo sabe.

Cuando ve que ya está listo, Sabito introduce uno segundo y comienza a moverlos hacia adelante y atrás, abriéndolo. Su novio siempre ha sido bueno estimulando con solo sus dedos, es una gran ventaja.

—Ahí te gustará.

—Sabito —llama Giyuu en un débil susurro y Sabito los mueve en forma de tijeras para arrebatarle un gemido más ruidoso.

Cuando el interior de Giyuu se siente listo, Sabito saca sus dedos lentamente y luego, pone la punta de su miembro en la entrada de Giyuu, que susurra el nombre suyo como una mantra.

—Oh... Es... Increíble. —Giyuu cierra sus ojos mientras el pene de Sabito se resbala en sus entrañas.

No le gusta que Sabito lo penetre con condón, es molesto no poder sentir piel con piel, no obstante, es lo único que pueden hacer ahora puesto que no desean hacer desastres.

Sabito aprieta su agarre en su cintura mientras lo llena hasta el fondo, y Giyuu no puede dejar de mirarlo mientras expresa su placer en sus expresiones faciales. Es una de las cosas que más le gusta a la hora de tener sexo con él.

Las primeras embestidas comienzan como algo lento que se aceleran por cada segundo. Giyuu se aferra como puede a los bordes del escritorio mientras gime descontroladamente por cada penetración que hace Sabito.

—Un poco mas rápido. —gime Giyuu.

—Claro. —murmura Sabito, dándole vuelta y colocándolo contra el escritorio para tapar su boca y volverlo a embestir con una rapidez brutal que siquiera la mano de Sabito puede callar sus gritos de placer.

Es bueno, le encanta, y lo mejor, la música alta de la fiesta ayuda a que en algún momento nadie se de cuenta de esto.

Sabito se corre primero, seguido de Giyuu, que queda completamente rendido contra la madera. Fue una buena ronda, pero los dos saben que la deben continuar al llegar a casa, hay cuentas pendientes que ajustar.

—Giyuu, amor, gracias por la sorpresa. —Sabito besa sus labios mientras se quita el condón y lo tira a la basura.

—Luego agradecerás. —Giyuu se levanta con cuidado.

—Lo sé. —Sabito le brinda un abrazo con ternura.

Nota: Son más de las 11:30pm y tengo un chingo de sueño, por esa razón el lemon no quedó tan bueno, pero si trama si ksjskekskth.

Por andar publicando pendejadas a esta hora, estaba esperando a que me cargara un separador sin conexión :'p

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