𝕯𝗜𝗔 𝗧𝗥𝗘𝗦 ; acto acto pide contacto

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Giyuu está preñado

Giyuu acariciaba su vientre lentamente mientras miraba por la ventana. Sus orbes azules observaban los árboles con tonalidades naranjas, amarillas y marrones, el invierno muy pronto llegaría; soltó un leve suspiro y miró su abdomen ya hinchado con una sonrisa.

No podía evitar sentir a su corazón rebosar de felicidad. Las ganas de tener a su bebé en brazos eran muchas, pero debía esperar. Todo a su tiempo, como solía decir su hermana.

-Cariño, ya llegué. -la voz de Sabito se hizo presente.

-Pues fíjate que no me había dado cuenta. -respondió con ironía el azebache mientras se volvía a acomodar en el sofá.

-Giyuu... -el ojilila le llamó y ambos rieron.

Sabito caminó hacia su esposo y besó la comisura de sus labios con delicadeza. -Bienvenido a casa, amor. -susurró Giyuu entre sus labios.

El ojilila no podía evitar derretirse de amor. Giyuu se había vuelto más delicado y mimado en los últimos meses.

-Gracias, Yū. -como solían decirse desde niños.

Sabito se sentó en el sofá junto a Giyuu y se acostó con delicadeza sobre su panza, mientras que con sus manos le daba leves caricias. -¿Cómo llamaremos a nuestro bebé? -preguntó con curiosidad.

Aunque ya había buscado nombres junto con Makomo antes de llegar a casa, tenía curiosidad por saber que nombre querría colocarle su esposo a su ya casi recién nacido.

-No lo sé, siendo sincero, quería colocarle Haruo, me gusta ese nombre. Pero no sé qué nombre le quieras colocar tú. -Giyuu llevó su mano a las mejillas de Sabito.

-Investigué un poco... -el ojiazul arqueó una ceja divertido.

-¿Y?

-Y yo quiero que sea Naō.

-No quiero. -Giyuu se negó rotundamente.

-Puedo convencerte. Lo venía pensando desde hace unos minutos. -Sabito sonrió y se levantó un poco para poder alcanzar el rostro de Giyuu.

-¿De verdad? Pues no me...Mmm -Giyuu se quedó en silencio ya que sus labios fueron atrapados por la dulce boca de Sabito.

Giyuu mordió el labio inferior de Sabito y se separó un poco. -Me has hecho tanta falta... No me has complacido durante algunos meses. -susurró mientras Sabito le besaba el mentón.

-Yo también, pero estás en embarazo, así que no lo haremos hasta cuando el bebé esté en nuestros brazos. -y le besó lentamente.

-¿Es enserio? -Sabito asintió lentamente. Giyuu hizo un puchero y luego levantó el rostro de el ojilila para que esté le observará fijamente-¿No tendrás en cuenta los antojos que tengo ahora?

Sabito se quedó en silencio, en muchos casos, cuando los hombres quedan en embarazo, algunos no prefieren tener relaciones hasta que ya él bebé ya haya nacido, pero en otros casos, tener relaciones es uno de los tantos antojos.

-Dices que...

-¿No vas a complacer a tu esposa? -la voz de Giyuu sonó suave y dulce. Sabito definitivamente sufriría de diabetes muy pronto.

No podía negarse, le hacía mucha falta tener a Giyuu entre sus brazos, y ahora que tenía la oportunidad, cumpliría cada capricho del azebache.

Sabito volvió a besar a Giyuu sin desesperación, lentamente y cargado de amor, ambas bocas se movían más en busca de ese contacto que solo ellos mismo se podían dar. El ojilila bajó sus manos lentamente, acariciando cada parte de su amado, desde sus pechos, hasta su abultada barriga.

-Nuestro bebé... -susurró Sabito entre los labios de Giyuu y volvió a besarle.

-Sabi... ¿Podríamos ir a la habitación? -pidió el azebache con lentitud.

Sabito se levantó sin decir nada y cargó a Giyuu hasta la habitación, dejándolo con cuidado sobre la cama. -¿En qué íbamos?

El ojilila comenzó a plantar besos por todo el cuello de Giyuu, lento pero constante, Sabito le quitó el suéter al azebache y dejó un beso en su clavícula, comenzaba a bajar lentamente mientras escuchaba los jadeos de Giyuu, lo cuales eran música para sus oídos.

Sabito recorría todo el cuerpo de su esposo sin prisas, sin contratiempos, sin interrupciones. Sus manos tocaban cada parte necesitada de su amado, quién comenzaba a dar leves gemidos satisfactorios ante la acción de Sabito.

Ambos se comenzaron a despojar lentamente de sus ropas, hasta quedar completamente desnudos. El ojilila admiraba con detalle el cuerpo de Giyuu, grababa cada cosa en su mente para siempre recordarlo en todo su esplendor. -Deja de mirarme así. -dijo Giyuu avergonzado.

-No tienes de qué avergonzarte, eres perfecto y siempre lo serás. -besó el vientre de Giyuu.

-Gracias, siempre sabes como animarme. -Tomioka acarició las hebras rosas de Sabito.

-Yo quería decirte algo... -habló Sabito.

-¿Me terminarás?

-¡NO! -Giyuu sintió un alivio- ¿Cómo te podría dejar después de besar cada parte de tu cuerpo y decir lo defecto que eres? Amor mío, sin ti me muero. -Giyuu se alivió, por un momento sintió su corazón detenerse.

-¿Entonces?

-Quería hacer una pose distinta. -Sabito se colocó más rojo que un tomate- Es "La siesta" la número veinticuatro del kamasutra. -murmuró.

-¿Acaso lees eso?

-¡No me culpes, me haz hecho tanta falta durante los últimos cinco meses que no tuve más opción que leerme el kamasutra entero volumen uno! -Giyuu rió un poco.

-¿Y cómo es? -el azebache juró ver un destello en los ojos de Sabito, como si fueran fuegos artificiales.

-Primero te prepararé. -Giyuu asintió con una sonrisa y dejó que su esposo hiciera todo lo necesario.

Cuando todo estuvo listo, Sabito tiró el lubricante a un lado, fuera de su vista mientras se acostada de lado en la cama. El ojilila le hizo señas a Giyuu para que este se acostara boca arriba sobre el regazo de Sabito.

Así que Giyuu lo hizo, quedando en forma de "x", Sabito introdujo su miembro con lentitud en el interior de Giyuu, quién soltó unos cuántos gemidos.

Cuando ya estuvo completamente dentro, comenzó a embestir a su esposo lentamente, como antes, sin prisas; el azebache gemía de placer, era realmente calmado pero lo suficientemente placentero para él. Giyuu se aferró a las sábanas florales, llegando al climax.

-No he llegado aún... -susurró Sabito. Necesitando un poco más de Giyuu, acomodó al ojiazul rápidamente debajo de él y volvió a penetrarlo.

-Lamento esto... Yo... -no terminó de hablar cuando sintió las paredes de Giyuu apretarle con fuerza.

-Hazlo... Al menos... Ahhh... Ya... Hicimos lo que querías... -Sabito asintió y comenzó a embestir a Giyuu.

Despacio, obviamente, no quería lastimarlo a él y a su bebé. Porque es lo que un hombre como Sabito hace.

Bastaron si unos movimientos más para que Sabito se corriera y Giyuu tuviera un segundo orgasmo; el ojilila se encarga de acomodar a Giyuu entre las sábanas y se acuesta a su lado, acariciando de nuevo su vientre.

-¿Porque me acaricias la barriga tantas veces? -preguntó Giyuu.

-No lo sé, creo que me siento en casa. -y acarició los cabellos negros de su esposo-. Pero gané, llamaremos a nuestro bebé Naō.

Giyuu soltó una suave risa. -Claro que sí.

¡Hola a todos! Gracias a los que han podido leer, aquí son al rededor de las 12:17 de la noche. Lo que hago por actualizar, en fin, últimamente me estoy quedaron corta de vocabulario, pero no importa ¿No? O bueno, tal vez sí, en fin, mañana el día cuatro ¡Por fin!

Cambié la portada, e encontrado algunas fotos bastantes "satisfactorias", por no decir suculentas, en cuanto a estos dos.

Ah, y antes de despedirme, quería mencionar que no sé mucho sobre el Mpreg, solo quería poner a Giyuu embarazado y ya. Sí, tan loca soy, pero en fin, ya tengo un poco más de inspiración, ya que los primeros capítulos fueron los más difíciles.

Así que nos vemos mañana en el día cuatro ¡Bye!

PD: Aquí dejo dos imágenes de Giyuu y Sabito con el bebé, no se quejen, es lo que encontré.

1.

2.



Palabras:1307

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