𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟮

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𝟏𝟐. 𝐑𝐞𝐯𝐞𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 • 𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝟏
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Poco a poco fue recobrando la conciencia.
Una punzada de dolor la recorrio desde la parte trasera de la cabeza hasta su espalda baja. La posición en la que había estado inconciente no había sido la más cómoda, sin embargo el dolor en la cabeza era por otra razón; Al intentar tocar la zona que le dolía, se dio cuenta que estaba encadenada por ambas muñecas y tobillos.

«¿Pero qué?»

Miro con temor a su alrededor pero todo estaba sumido en una tenebrosa oscuridad.
No había ninguna señal o objeto que la ayudara a saber dónde se ubicaba.

«¿Dónde estoy?» pensó desconcertada.

En eso recordó; Alguien la había noqueado por detrás cuando hablaba con Sky y las demás por teléfono, hablaban sobre...

¡Beatrix!

Ella había asesinado a Callum y por alguna razón estaba interesada en Bloom.

¿Qué como lo sabía? Pues uno debía ser muy tonto para no darse cuenta de las miradas que Beatrix le daba. Cómo si la analizará o esperara algo de ella. Sin duda la había buscado al no verla en la asamblea ¿Será que quería matarla al igual que Callum?

De solo pensarlo, una enorme angustia surgió en ella; había dejado sola a Bloom con ella.
Se removió en su lugar, tratando de ver algo más allá de sus pies pero fue en vano.

No había ni una señal de luz ahi.

Bloom podría estar en peligro. No debió salir a contestar la llamada; aunque pensadolo mejor, que bueno que lo había hecho, o de lo contrario no sabría la verdad de Beatrix.

Con cada segundo que pasaba, más desesperación sentia. La impotencia que sentía en aquel momento era tan terrible que empezaba a asustarse.

No podía moverse.

No podía oír.

No podía ver.

-¿Tienes miedo? -su corazón se sobresalto al oír una voz provenir de la oscuridad, sin embargo trato de mantenerse en calma. No dejaría que el miedo dominara su mente.

No contesto y una carcajada femenina se escuchó.

-No tiene caso que ocultes tu miedo, puedo sentirlo -Fay se concentró en identificar aquella voz. Se oia distorsionada pero con todo y eso, sabía que era una mujer.

-¿Quién eres? -preguntó Fay, respirando profundamente para regularizar su ritmo cardíaco-. ¿Beatrix? -preguntó Fay pero de nuevo ella se rió.

- No me compares con esa. Esto no tiene nada que ver con ella; Estás aquí, porque tienes algo que necesitamos.

-¿De qué hablas?

Pero ella no respondió, en su lugar una figura masculina surgió de entre las sombras, analizandola como si ella tuviera algo de él o fuera hacer algo contra él. Cuando sus ojos captaron su mirada, Fay se estremeció en su lugar.

A pesar de la fuerte presencia que él trasmitía, Fay lo encontró bastante atractivo; sus rasgos eran finos, logrando que sus pómulos marcarán aún más su rostro delgado. Su corto cabello castaño oscuro brillaba entre la oscuridad y estaba peinando hacia atrás, con un ligero muchos rebelde en la frente.De complexión alta y delgada, pero ejercitado. Si no fuera por esos ojos rojos color sangre, Fay estaría segura que se trataba de alguien ordinario.

-Fayra Silva -Murmuró él como si su nombre fuera un premio que quería a toda costa, entonces giro un poco su rostro mirando detrás suyo y dijo algo que sorprendió a Fay-. ¿Por qué la trajiste?

-La Reina Luna dio un aviso hoy, los quemados han vuelto. Debemos adelantar el plan.

-En ese caso... -se giró y se acercó a ella; Con cada pasó que daba, Fay más intentada retroceder, en vano-. Eres bastante hermosa -dijo el agachándose a su altura y tomando su rostro con delicadeza. Su simple tacto estremeció a Fay-. Pero lo más hermoso está aquí, dime... ¿Como lo conseguiste? -preguntó señalando a su pecho. Fay frunció el ceño sin entender nada.

-¿De que hablas?

Pero su respuesta pareció molestarlo. Tomó su rostro con brusquedad y esos ojos rojos la miraron con frialdad.

-No te hagas la tonta conmigo, ¡¿Dime quién te dio el prisma?! -exigio él, pero Fay seguía igual de confundida. No entendía de que estaba hablando.

-Te digo que no sé de qué demonios hablas -mascullo ella. El la soltó, irritado y se giró hacia la oscuridad.

- Miente, haz que hable.

-No está mintiendo -aseguró ella, la voz sin rostro-. En realidad no tiene idea de lo que posee.

Ante aquella revelación, él se giró a verla con intriga.

-Entonces muéstrale lo que quiero.

-¿De que... -pero la pregunta se quedó atorada en su garganta. De un segundo a otro las cadenas alrededor de sus muñecas desaparecieron y ya no se encontraba en el suelo. Estaba de pie en un gran salón y enfrente de ella había un pedestal de cristal con algo brillante arriba. El brillo que irradiaba aquella cosa era hermoso, de colores naranjas y amarillos. Un brillo que Fay había visto una sola vez en su vida.

Sus pies actuaron por si solos, empezó a caminar hacia el frente para acercarse aquel brillo. En eso, lo vio; se trataba de un pequeño cristal triangular en forma de pirámide del tamaño de su mano o incluso más pequeña. La luz que irradiaba parecía invitarla a tomarlo y Fay lo hizo, lo tomó en sus manos y el brillo aumentó con su tacto y al segundo disminuyó.

-El Prisma Lunar -reveló él surgiendo detrás de ella. Fay no volteo a verlo, su mirada estaba perdida en el cristal-. El cristal mágico más poderoso del Otro Mundo; ¿Alguna vez oíste háblar de él?

Pero Fay negó.

-Fue el regalo de una diosa hacia un joven...

»Hace miles de años la diosa de la luna, Itzu y la diosa del sol, Soxel, se enamoraron del mismo hechicero y compitieron por ganarse su amor; Ese día Soxel le dio un anillo, capaz de llevarlo a otros mundos y dimensiones mágicas, mientras que Itzu le dio una rosa encantada, la cuál viviría hasta que su amor por él muriera. El hombre, viendo que el obsequio de Soxel era mejor que una rosa, eligió a la diosa del Sol y botó la muestra de amor de Itzu; Destrozada por su elección, la diosa de la luna se escondió en el bosque y lloró durante varios días con el corazón roto; A causa de su llanto se formó una lago cerca de un pequeño pueblo donde un joven granjero, asustado por la masa de agua que crecía cada día más cerca de sus sembradíos, salió a investigar de dónde provenía dicha agua, dos dias después encontró a la diosa Itzu. Preocupado por el estado de la mujer, le preguntó el porque de su llanto y está, desconsolada, le contó.

-No derrames lágrimas por él-le dijo el joven-. Alguien que es capaz de entregar su amor incondicional no merece llorar por alguien que no valora sus sentimientos .

Las palabras de aquel joven hicieron efecto en ella y gracias a él creció una gran fortaleza en su interior; hizo que el lago dejara de crecer, pero los sembradíos del joven habían desaparecido al fondo de esté, por lo que reunió todo su poder e hizo crecer, del centro del lago, un castillo, blanco como su cabello y brillante a la luz de la luna.

Se giro hacía el joven, quien la admiró impresionando; este desconocía que estaba frente a una diosahasta aquel momento. Itzu derramó una última lagrima, jurando no volver a llorar por nadie como el hechicero, y de esa lágrima surgió el Prisma Lunar.

La diosa Itzu, agradecida con el joven le obsequio el Prisma y lo nombró Rey de esas tierras, las cuales tomaron nombre como Splendorius, pues el resplandor de la luna siempre iluminaba el castillo al anochecer; La diosa otorgaría protección, prosperidad y energía al reino siempre y cuando el prisma estuviera ahí y lo portará algún descendiente del Rey.

Fay sintió como una lágrima se deslizaba por su mejilla; la historia de la diosa Itzu la había afectado más de lo que esperaba. La historia era similar a lo que estaba viviendo, sin embargo se abstuvo de decir o pensar en eso. Seguía estando en Quien sabe dónde con Quién sabe quién.

- Desde entonces el Reino de Splendorius estuvo bajo la protección de la diosa Itzu -continuo él-. El joven granjero se convirtió en un gran Rey y se casó con un hada años después; Está era un hada de energía, la cuál llegó al reino por la energía que transmitía el Prisma. Las pocas hadas de ese tipo que había en el Otro Mundo sintieron su poder y, al igual que ella, llegaron a Splendorius donde el Rey les permitió vivir siempre y cuando no tomarán el prisma. Pues este solo serviría si estaba con él o algún familiar suyo.

»El prisma se mantuvo guardado entre estás cuatro paredes desde hace décadas; nadie tenía acceso a él salvo la familia real y nadie que no fuera ellos, se atrevía acercarse a él... Ahora, la pregunta que seguramente ya estás formando en tu cabecita es...

«¿Cómo llego a ti?

Fay se giro a verlo desconcertada. Sin duda no se estaba preguntándose aquello porque ni siquiera imagino que eso fuera posible. Ella jamás había visto el prisma en toda su vida hasta ese día. Sin embargo su brillo se le hacia vagamente familiar...

Volvió a girar la mirada para observar el cristal mágico en su mano pero este se desintegró al igual que todo a su alrededor. De nuevo se encontraba en aquella penumbrosa oscuridad , únicamente en compañía de aquel desconocido.

-Sigo sin tener idea de que hablas -dijo Fay-. Yo no tengo el prisma

El desconocido la se acercó precipitadamente a ella y la tomó de los hombros viéndola con frialdad.

-Tu tienes el prisma -aseguró él.

-Yo no lo tengo -respondió Fay soltándose de él con fuerza.

-¿Estas segura de eso? -preguntó. Fay trago en seco- De acuerdo, verás que te equivocas...¡Entra en su mente!-exigió gritando hacia la nada.

-Pero Valkan ...

-¡HAZLO!

Y entonces, el dolor comenzó.

Una fuerte punzada la golpeó en la cabeza. Sentía como si algo intentara exprimir hasta su último pensamiento. Se quien, sea la voz femenina estaba intentando entrar en su mente para... ¿para que?

Ella estaba segura de que no tenía el prisma.
¿Por qué no podían creerle?

Fay soltó un grito de dolor cuando esté aumento. Su cabeza comenzó a punzarle, sintiendo como si alguien la golpeara con un martillo en el cerebro. Fay lucho mentalmente para detener el dolor. Empezó a sentir como sus piernas flanqueaban, su cuerpo empezo a temblar, sin embargo hizo todo lo posible por permanecer de pie.

«No luches o dolerá más» murmuró la desconocida.

Su vista empezó a volverse borrosa. Valkan había desaparecido en la oscuridad y se encontraba sola de nuevo. Cerró los ojos y tomó su cabeza con ambas manos, ahogando otro grito.

«Detente» pidió Fay. «¡Detente, por favor!» suplico dejando que las lagrimas cayeron por su rostro.

«Deja de luchar»

Y por primera vez, Fay se rindió.

Se dejó caer de rodillas soltando un último grito de dolor mientras que le dio acceso a la desconocida de entrar en su mente; De pronto el dolor cesó y abrió los ojos. De nuevo la oscuridad había desaparecido y en su lugar se encontraba un bosque. La luz del sol le daba directamente en los ojos así que tuvo que alzar una de sus manos para taparse un poco.
El lugar estaba en completo silencio, lo único que se oía era el suave mecer de las hojas de los árboles.

Pero no duró demasiado el silencio.

-¡Fay!

Al oír aquello se giró rápidamente buscando a su padre. Sin embargo esté no se encontraba en ningún lado.

-Fay -la llamo la voz de sky, pero al girarse de nuevo, no vio a nadie.

-¿Papá? ¿Sky? - preguntó Fay, llamándolos. Camino unos cuantos pasos hacia unos árboles, dispuesta a buscarlos cuando otra voz la llama.

-Fayra.

A diferencia de la de su padre y Sky, está causo miles de sentimientos en ella. Hacia años que no escuchaba su voz. Todos los días anhelaba oirla...

Sin embargo todo debía ser una mentira, era imposible que Ella estuviera ahí...

Sin embargo al girarse, la vio; una hermosa mujer vestida de blanco, de cabellos azabache y largos hasta sus pechos, unos ojos grandes de color café enmarcados por unas espesas pestañas negras y rizadas. Y su sonrisa, la sonrisa que le estaba dando a ella era la más risueña y llena de alegría que Fay podía recordar en ella.

-Mamá -murmuró Fay sin poder salir de su estupefacción. Dio paso adelante, dispuesta a correr en su dirección cuando de pronto el sol se vio opacado por una nube. El viento sopló con fuerza haciendo que hebras de su cabello chocarán con su rostro y al apartarlos se dio cuenta de que ya no era día, la luna brillaba en lo alto y el viento seguía soplando con fuerza. Se volviólvió hacia su madre pero está ya no la miraba con cariño; Ahora sus ojos eran tenían una expresión muerta y sus labios formaba una línea recta en su rostro.

Pero lo que más horrorizó a Fay fue, que su vestido blanco ahora tenía una enorme mancha roja en el pecho. Su madre tocó la herida y vio la sangre que manchaba ahora su mano. Se giró a verla con dolor.

-¿Por qué lo hiciste Fay? -preguntó. Fay retrocedió un paso y negó con la cabeza.

-Yo no hice nada -musito apenas con la voz entrecortada.

-Fuiste tu... -y la señaló. Asustada, bajo la mirada y soltó un chillido de terror al ver que sus manos estaban empapadas de sangre a la vez que pequeños rastros de su magia irradiaban levemente de sus manos.

No...

Entonces el cuerpo de su madre se desplomó en la tierra.

No podía ser cierto. Ella no había matado a su madre...

-¡¿Que hiciste!? - su cuerpo se sobresalto al escuchar el grito de su padre, quien había aparecido detrás de ella y la veía con ira y dolor. Fay volvió a negar con lágrimas en los ojos.

-Yo no... no lo hice -balbuceo ella a causa de las lagrimas.

-Eres un monstruo -masculló él con asco y saco su espada de la funda.

-No... por favor no -pidió Fay, retrocediendo con temor al verlo acercarse a ella; su peor miedo estaba volviendose realidad-. Yo no lo hice - aseguró ella esquivando un golpe con la espada de su padre.

-¡Asesina! -bramó él y Fay salto hacía un lado esquivandolo, de nuevo.

Pero por más que lo intentara, su padre ignoraba sus súplicas. Fay intento usar su magia para detenerlo, pero está se negaba a salir de ella. No tenía su magia para protegerse de él, solo le quedaba seguir esquivando o lograr desarmarlo y pelear contra él. No obstante, Fay no quería elegir la segunda opción.

-¡Papá, porfavor! -suplicó Fay en vano.

-Solo hay una forma de parar esto - dijo valkan apareciendo junto a ella-. Usa el prisma; Él no se detendrá hasta que estes muerta.

-Que yo no lo tengo -respondio Fay agachándose a tiempo para esquivar el filo de la espada-. Papá, para.

-No se detendrá Fay... tendrás que hacerlo tú.

-¿Como rayos haré eso si no puedo usar mis poderes?! -cuestionó ella rodando en el suelo para alejarse de su padre.

-¡Usa el prisma, lo tienes en tu interior! -girto Valkan antes de que Fay pudiera replicar lo contrarío -. Te salvo esa noche contra el quemado; puede hacerlo de nuevo.

Entonces el recuerdo regresó a su mente. Esa noche algo brillo intensamente dentro de ella, se había teletransportado para alejarse del quemado.

Sí valkan tenía razón, había logrado hacer aquello gracias al prisma.

¿Pero como podía activarlo? No sabía cómo hacer uso de él; la vez que lo uso lo había hecho inconscientemente, su vida corría peligro y el prisma actúo por si solo

Protegiéndola.

Se agachó a tiempo de que una estocada le diera en la cabeza. La espalda de su padre se incrustó en un árbol y eso le dio tiempo a Fay de alejarse de él.

Entonces lo entendió... debía estar en peligro para que el prisma actuara; Se quedó estática en su lugar, se giró a ver a su padre quien había logrado sacar su espada del tronco y se giro a verla. Hizo girar su espada en la mano, gesto que ella había heredado de él, y empezó a correr hacia su dirección. Soltó un grito de ira que le heló la sangre a Fay, sin embargo no se movió.

Saúl Silva levantó la espada, listo para darle el golpe final aquella que había asesinado a su esposa, cuando de repente un brillo anaranjado surgió del pecho de Fay, cegandolo.

Una calidez la envolvió de inmediato mientras cerraba los ojos. De un momento a otro su cuerpo empezaba a sentirse con más energía.

Con más fuerza.

Valkan, quien se había quedado parado unos metros de ella, la observó con fascinación y una sonrisa de victoria en el rostro.

Ella tenía el prisma, no cabía ni la menor duda ahora. No obstante, otras preguntas empezaron a formarse en su mente.

¿Cómo había llegado el prisma hacia ella?

Cuando Splendorius cayó, él mismo había buscado el Prisma en las ruinas del castillo.

Ese era un misterio que estaba dispuesto a resolver, pero a su debido tiempo.

Por otro lado, cuando Fay volvió abrir los ojos, su padre ya no estaba frente a ella.
Solo Valkan, quien se acercó a ella a paso firme y acunó su rostro con las manos.

-Tu y yo, gobernaremos este mundo - y entonces, la beso.

El sentimiento de impotencia empezaba a causarle problemas a Sky; Desde que Fay había desaparecido hace dos días, se sentía incapaz de seguir adelante sin poder hacer nada.

Cuando se enteró que Silva y un batallón de combate saldrían a buscarla, Sky quiso formar parte de esté, sin embargo Silva se opuso y lo obligó a quedarse en Alfea para empezar el nuevo entrenamiento con las hadas; Desde que la Reina Luna informó oficialmente que los quemados estaban de vuelta en el Otro Mundo, tanto las hadas como los especialistas empezaron a tener que trabajar juntos durante los entrenamientos. Dowling se hizo cargo de esos dos días que Silva estuvo ausente; inspeccionó a cada pareja, conformada por un hada y un especialista, y los ayudaba a mejorar sus tácticas.

Sky había sido asignado con Bloom, lo cual no le desagradaba del todo, pero sabía muy bien que ese emparejamiento había sido tomado para que él la vigilada más de cerca.

Ojalá le hubiera tocado con Fay.

Fay...

El sólo pensamiento de la chica hizo que sintiera una punzada de dolor en su pecho; estaba preocupado, muy preocupado por ella.

Había atrapado a Bellatrix y Bloom estaba sana y salva en Alfea, sin embargo ninguna de las dos sabía dónde estaba Fay.

-Salio del cuarto para contestar tu llamada y nunca volvió; creímos que había sido urgente y fue a buscarte -le dijo Bloom, quien también estaba preocupada por la chica.

Al fin y al cabo, se habían vuelto unidas esos últimos días antes de que Fay desapareciera.

-Debes dejar de pasearte por el cuarto o harás un hueco en el piso -se quejo Riven, harto de verlo deambular por toda la habitación, como llevaba haciéndolo hace una hora.

-¿Acaso no te preocupa que esté en peligro? ¡Es tu amiga!

-Claro que me preocupa -Respondio Riven tomando su celular de mala gana-. Solo que yo no tengo sentimientos por ella y por eso logró controlarlo; la encontrarán Sky, Silva la esta buscando como loco.

-Pero ya debió haber averiguado algo; Han pasado dos días, Riven. ¡Dos días y no hay nada! -exclamó furioso, no con el castaño, sino con la situación.

-Sea quien sea el que se la haya llevado, lo encontrarán.

-¿Cómo puedes estar seguro?

-Porque Fay es fuerte, es una guerrera y no se dejará aprisionar por nadie sin dar pelea.

Sky se quedó mudo ante eso; Riven tenía razón. Estaba dejando que sus sentimientos nublaran su vista de la realidad.

Fay era la especialidad, y hada, más fuerte de alfea. Si había alguien que podia luchar para liberarse, era ella.

No obstante, ¿Qué tan fuerte era su captor?

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