chapter 12.

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Es que míralo, es un bebé inocente y puro. ¿Quién rayos no va a obsesionarse con él? Hasta el más cuerdo se vuelve loco con Jimin.

D E E P  W E B.
...

— Habla claro y dime el maldito plan de una vez. — Exigió Yoongi exasperado ante el montón de palabrería que salía de Kim JongIn, el mercenario quería darse un tiro ahí debido a la tortura que era aguantarlo.

— Tenemos que planear bien cada cosa, tener precisión, Yoongi. O todo se vendrá abajo.

— Él tiene razón, sólo dinos el plan y les metemos un tiro después. — Jacob le cedió la razón al azabache apuntandolo, JongIn negó varias veces nuevamente y Min hizo el amago de acercarse amenazadoramente.

— Déjate de mierdas.

JongIn no pareció intimidarse ni un poco porque no retrocedió ningún paso atrás, ni siquiera aunque Yoongi estuviera mirándole como si fuera a asesinarlo.

— Vamos a realizar el plan si queremos a Jimin de vuelta, no está a discusión.

— ¿Quién te volvió el líder a ti, hijo de puta? — Cuestionó el mercenario con furia, las venas resaltaban por su cuello de lo tenso que estaba.

— Yo mismo. — Le respondió el falso estudiante sacando un arma de su pantalón, no dudó en apuntarle directo al rostro sin titubear. — ¿Algún problema?

— ¿Crees que te tengo miedo, imbécil? No eres más que un mocoso, podría quitarte el arma ahora mismo y metértela por la garganta. — Le dijo acercándose aún más a JongIn, ambos mirándose a muerte y pensando en mil formas de traicionarse al otro después de obtener a Jimin.

— ¿Un mocoso? No tengo la edad que aparento, ¿Me veo joven, cierto? Tengo veinticinco años en realidad, es fácil falsificar documentos y fingir ser un adolescente hormonal.

Yoongi no se sorprendió en lo absoluto, cosas mucho peores le habían sorprendido.

— Chicos, cálmense. No podemos perder tiempo.

Ambos chicos observaron a Jacob, Min bufó restándole importancia al asunto y JongIn guardó de vuelta el arma a su bolsillo.

— Te escuchamos, JongIn. Dinos el plan, ¿Siquiera sabes la ubicación de el par de locos? — Cuestionó el castaño mirándole fijamente, el mencionado negó rotundamente alterando a ambos hombres.

— ¡¿Y cómo mierda piensas ir hasta allá si ni tienes la puta ubicación?! — Reclamó Yoongi cabreado por la actitud relajada del contrario.

— Tú la sabes, sólo necesitas hacer un poco de memoria. ¿A dónde iba tu hermanastro cuando ambos solían ser compañeros de matanza? O como prefieras llamarle a su lazo de asesinos.

El azabache se tocó el puente de la nariz con frustración intentando recordar aunque sea un poco, es difícil ya que el último recuerdo de su hermanastro es haberle roto el cráneo con el bate.

— Puta madre. Tal vez se fue a Busan, solía irse una cabaña de vacaciones. — Les informó no muy seguro pero era el único lugar que venía a su mente.

— Ahí lo tienes. Nos vamos a Busan.

— ¿Entiendes que ha pasado una semana? No sabemos lo que tu hermanastro u Hoseok le hayan hecho a Taehyung. — Jacob les dijo con seriedad, JongIn asintió dándole la razón.

— Espero que aún esté vivo porque sólo satán sabe que les arrancaré la cabeza y se las meteré por el culo si él está herido o muerto. — Declaró Yoongi con sed sádica en sus ojos, nuevamente se encontraba tan tenso.

— Lo encontraremos.

— Es hora de falsificar documentos, hasta donde yo sé, Yoongi está muerto o eso se supone desde hace años. No podrá viajar sin visa y sin documentos.

Jacob les miró con preocupación más ninguno compartió esa sensación con él.

— Viajaremos en auto. — Respondió JongIn como si fuera evidente, Jacob asintió no muy seguro.

— Aún así falsificaré los documentos por si acaso, no debemos confiarnos tanto.

— Como quieras.

En la semana que Jimin llevaba viviendo con ambos chicos era particularmente extraña, le aterraba las actitudes de los dos. En especial las de Hoseok, podía oírlo reírse solo a veces o incluso lamentarse en las noches y eso le causaba pesadillas. Por otra parte, el chico pálido llamado Seokjin lo tocaba mucho la cintura y lo miraba de una forma tan depravada. No lo habían dañado esta semana físicamente pero sí psicológicamente.

— ¡Es mi turno! ¡Es mi turno! — Gritó Hoseok alterado mientras jalaba del bracito al pequeño rubio de Jimin.

Seokjin negó jalando también el bracito del chiquillo, éste se quejó del dolor por la fuerza de ambos chicos.

— Por favor, me..duele.

— ¡Tú ya lo besaste cinco veces! — Siguió gritando el estudiante con histeria, parecía que le estuvieran matando.

— ¡Y tu diez, maldito esquizofrénico de mierda!

Hoseok se apresuró a jalar con más fuerza al rubio y una vez en sus brazos le tomó del rostro. Lágrimas bajaban por su cara, estaba aterrado. Sin embargo eso no le importó a Hoseok porque de inmediato estampó sus labios con los de él en un beso inexperto, la saliva del mayor se mezcló con la de Jimin en un beso húmedo.

— Once. — Le dijo el estudiante dirigiéndose al pálido tatuado mientras se recuperaba del agitado beso. — Ha sido maravilloso. Es que míralo, es un bebé inocente y puro. ¿Quién rayos no va a obsesionarse con él? Hasta el más cuerdo se vuelve loco con Jimin.

— Púdrete, lo has besado más de la cuenta.

— ¿Y eso qué me importa?

— El hijo de perra de Jeon me ha prohibido tocarle siquiera un mechón de cabello. — Respondió derrotado mientras observaba a Jimin una vez más con lujuria y frustración.

— ¿Cómo que te lo ha prohibido? ¡¿Qué has hecho?! — Exigió saber parándose de golpe, tomó de la mano a Jimin poniéndolo detrás de él.

— Negocios, sólo negocios. Jeon me pagó una gran cifra en cuanto le dije que lo tenía yo, en unas horas se lo entregaré vivito y coleando.

Seokjin soltó una risa burlona cuando notó que Hoseok se aferraba al cuerpo del chiquillo rubio.

— ¡Hemos batallado para conseguirlo y tú vas a entregarlo por una puta cifra de dinero, idiota!

De un momento a otro, Seokjin enfureció tomándolo del cuello con fuerza. Hoseok no soltó de la mano a Jimin en ningún momento, ni siquiera cuanto comenzó a jadear por aire.

— Cuida como me hablas. Y vamos, te tocará una parte del dinero. Es mejor a que te asesine y te quedes sin nada. — Le dijo soltando su cuello por fin mientras regresaba a su característica sonrisa. — Además no quería que mi hermanastro lo obtuviera, sé que vendrá por él y no los quitarán como un dulce a un niño así que se lo puse difícil con Jeon.

— Quiero ir a casa, por favor. — Logró articular el chiquillo muy apenas ganándose una mirada inexpresiva de Hoseok.

— Yo no te ayudé para esto, se supone que nos quedaríamos con él. — Reclamó Hoseok mientras comenzaba a respirar de manera agitada, casi como si estuviera a punto de tener alguna crisis de demencia y Jimin se encontraba sufriendo por la presión ejercida en su manita.

— Kim Seokjin.

Una dura voz alertó a ambos, Jeon Jungkook se encontraba en la puerta de pie maravillosamente vestido de traje y con gafas, dos hombres altos armados hasta los codos posando detrás él.

Jimin estuvo a punto de gritar por ayuda pero algo le decía que ese tipo no vendría a ayudarlo ni mucho menos sacarlo de su tortura.

— ¡Jeon, compañero! Es una alegría verte. Entra, adelante. — Saludó el pálido invitándolo a pasar, Jungkook esbozó una mueca de desagrado cuando entró al lugar.

— Esto es una pocilga, espero que con lo que te pague al menos puedas conseguir un lugar decente para esconderte.

Hoseok frunció el ceño mirándolo fijamente y mantuvo al rubio detrás de él en todo momento. Claro, eso fue hasta que Jeon posó sus ojos en él.

— Te dije claramente que no quería que lo tocaran.

— Bueno, tenemos algunas dificultades que resolveré rápido.

Seokjin se acercó peligrosamente hasta donde se encontraba Hoseok, el chico se tensó ante lo que probablemente ya sabía que vendría.

— Dámelo ahora, Hoseok. Jeon espera por él.

— ¡No te daré nada, imbécil! — Le escupió en la cara el estudiante antes de brindarle un golpe en el rostro y comenzar a correr con Jimin.

El pálido les hizo un ademán a sus hombres que de inmediato apuntaron con el arma.

— No sean estúpidos, joder. No quiero que mi mocoso salga herido. — Ordenó Jeon cabreado, los hombres asintieron corriendo detrás de Hoseok.

Hoseok abrió la puerta trasera agitado por correr tanto, los hombres estaban a nada de alcanzarlos pero él cerró la puerta atrancandola.

— Lo siento, Jiminnie. ¡Yo no quería que pasara esto! ¡Y-Yo sólo quería tenerte y darte besitos y cuidarte por la eternidad! — Le dijo al rubio que no paraba de llorar, a Hoseok le afectó un poco pero luego lo apretó del brazo en una de sus crisis de histeria. — ¡No llores, joder! ¡No te he hecho nada!

— Qué malos modales, Jung Hoseok. ¿Éso te han enseñado en la preparatoria?

Hoseok alzó su cabeza encontrándose con el rostro sonriente de Kim Taehyung, Jimin se estremeció ante el hombre que rondaba por su casa anteriormente acosando con sus cartas.

— Hola, manzanita prohibida. He pecado para tenerte.

D E E P W E B.
...
FINAL DEL CAPÍTULO.

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