chapter 17.

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Probar a la manzanita prohibida fue algo sublime y único. Por fuera es dulce, atrayente y colorido. Cuando lo pruebas a fondo te das cuenta que es ácido y tiene algo tóxico en su interior que nadie vió.

D E E P W E B.
...

Veinticuatro horas. Veinticuatro horas de tortura y frustración para Yoongi habían pasado como hojas volando en el aire, no había señal de su Jimin ni por el bosque ni por la cuidad. Era como si la tierra se lo hubiese tragado, su estúpido hermanastro no había servido de nada. Ni siquiera él se sabía la ubicación de Jeon Jungkook o Kim Taehyung, Jacob había intentado usar sus conocimientos en la computación para hackear algún historial de Jeon o Kim pero nada estaba a la vista. El empresario Jeon y Kim el dueño de una cadena de restaurantes no tenían nada sucio en su historial, nada que indicara que estuvieron recientemente activos o alguna dirección. Todo estaba absolutamente invisible para ellos o al menos eso dijo Jacob con seguridad, había hackeado todo pero para su mala suerte no había nada.

— Yoongi, han pasado veinticuatro horas y seguimos sin tener siquiera alguna pista de donde pueda estar. — Se quejó Jacob con cansancio, las ojeras se podían notar perfectamente debajo de sus ojos. Por otra parte, JongIn estaba disfrutando amargamente de una refrescante soda pues en la tienda se negaron a venderle una cerveza por el simple hecho de ser menor de edad. Malditas desventajas de mentir sobre la identidad y edad.

— Me vale mierda, vamos a encontrar al chiquillo al precio que sea.

Yoongi siguió caminando por el tercer bosque que había en Busan, era inteligente y sabía perfectamente lo que hacía. Su plan era vagar por partes alejadas de la cuidad y por los bosques o lugares vacíos, él sabía que Jeon y Kim no serían tan tontos como para esconderse a plena vista.

— Es estúpido. Me duele todo, quiero descansar. — Volvió a quejarse Jacob mientras seguía al mercenario, JongIn iba detrás del castaño alerta de cualquier cosa.

— ¿Quieres descansar?

El castaño miró confundido a Min sin saber que decir exactamente, asintió efusivamente indicando que ese era su deseo.

— Está bien, ahora te mando al infierno para que ahí descanses todo lo que quieras. — Le dijo tranquilamente mientras sacaba nuevamente su navaja que estaba totalmente manchada de sangre. Obviamente la sangre de su hermano que no se molestó en limpiar.

Su hermano. Ni siquiera sabía si ahora estaba muerto o no, le valió una hectárea de verga que estuviera perdiendo sangre a montones. No sintió ni siquiera un átomo de culpa y lo abandonó a su suerte en esa casa que se caía a pedazos, probablemente ahora debe de ser carne para gusanos pero eso no le interesa en lo más mínimo. Seokjin fue una parte vital de lo que es ahora y siempre lo odiaría por eso pero tampoco puede negar que no se siente agradecido de que gracias a él es el jodido rey de la red oscura, el maldito temor de todos los mercenarios, depravados, enfermos mentales y asesinos de la deep web.

— Yah, Yoon. Deja de ser tan intenso, llevamos veinticuatro horas caminando. — Habló JongIn tirando la lata de refresco a los arbustos del bosque, sus zapatos estaban extremadamente sucios y llenos de lodo de tanto caminar. — También quiero encontrar a Jiminnie pero sin energías no vamos a poder.

— ¿Y a ti quién te dijo que puedes llamarme a mí y a Jimin con esos asquerosos apodos? Te arranco la lengua si te vuelvo a escuchar. — Amenazó cabreado sin detener su caminata, aplastaba cruelmente las flores y arbustos del bosque. Estaba tan enojado con todo el mundo.

El falso estudiante apretó sus puños controlando su estado de ánimo y sus ganas de meter la cabeza de Yoongi en un nido de víboras. No era momento, no aún.

— ¿Podemos comer algo?

El mercenario se detuvo para girarse y mirar al castaño, JongIn suspiró cansado por lo que probablemente venía.

— Si tanta hambre tienes entonces cómete el brazo.

— ¿Qué acaso tu estás loco? ¡Es una asquerosidad!

— Por supuesto que lo es, imbécil. Ahora cierra la boca.

Yoongi siguió con su caminata siendo seguido por ambos hombres, el destello sádico y de venganza se notaba en sus ojos. Estaba tan furioso por no tener a quien consideraba su juguete favorito.

Un juguete único que todos los niños en la juguetería querían tener.

D E E P  W E B.
...

— Ya ha pasado un día entero, quiero que me traigas a mi mocoso ahora.

Kim suspiró con frustración, ni siquiera había hecho algo interesante en el transcurso del día. Todo fue jodido por Jung Hoseok y su mención a su padre muerto, ¿Cómo es que sin siquiera conocerlo había acertado en el ingrediente secreto de su platillo? Un chef no revela su receta y Jung Hoseok sabía el ingrediente: la carne lechosa de su padre, de su progenitor. Y para joderlo aún más, la manzanita había escuchado absolutamente todo. Cada palabra, cada sílaba.

— Ya lo sé. No tienes porque decírmelo de nuevo, Jeon.

— Lo quiero ahora.

— ¿Puedes esperar aunque sea dos malditas horas? Tu casa está muy apartada. — Se excusó mientras se pasaba nerviosamente la mano por sus hebras negras, la casa estaba en silencio debido a que había terminado por noquear a Hoseok. No soportaba sus espantosos gritos y además tenía ganas de darle un buen puñetazo.

— Vaya. Estás muy grosero hoy, eres un maleducado.

La risa del empresario se escuchó a través de la línea, Kim apretó el teléfono entre sus manos con enfado. Todos sus modales habían desaparecido con el mal humor que se cargaba debido a Hoseok.

— Lo llevo en dos horas y no llames que voy a destruir este teléfono como destruiré tu culo con mi pene si sigues jodiendo.

Y Kim bufó finalizando la llamada, caminó con rapidez hacia la habitación dispuesto a aprovechar cada segundo de las dos horas que tendría con Park Jimin.

— ¿Dónde te encuentras pequeña manzanita? Puedo oler tu dulzura. — Habló de manera sensual mientras entraba a la habitación, sus profundos ojos analizaban todo el lugar en busca del chiquillo.

Jimin respiraba lentamente mientras abrazaba sus piernas con temor, se encontraba justo en el rincón de la habitación dentro de un pequeño armario, pudo divisar perfectamente el cabello negro del hombre al que tanto le temía. Sus pasos se escuchaban perfectamente en la habitación al igual que su seductora voz, de un momento a otro dejó de escuchar pasos y pudo respirar aliviado.

— ¡Estás aquí! — Le dijo Kim abriendo las puertas del armario con brusquedad, una sonrisa traviesa se mostraba en sus labios para consiguiente jalarle del brazo. — He ganado, ¿Qué premio recibo? ¿Podré tener un mordisco de ti?

Jimin tembló cuando las manos de Taehyung se posaron en su cintura, los dedos de él apretaban la piel de sus caderas hundiéndose completamente. Negó efusivamente ante el temor que comenzaba a sentir, le fue inevitable soltar un jadeo cuando Kim atacó sus labios de manera desesperada. Sus labios eran totalmente succionados con fuerza, tanto que pensó que terminaría por arrancarle los labios.

— Mhm, manzanita. Estoy ansioso por ti, no sólo deseo probar tu exquisitez, también quiero hundirme en ti tan profundamente y tan duro hasta hacerte desearme como al mismo aire.

El rubio respiró de manera agitada intentando recuperarse pero fue en vano porque nuevamente tenía al precioso azabache besándolo de manera sucia, el beso era tan viscoso por la saliva de ambos y Kim le robaba el aire de manera necesitada.

— N-No quiero. — El chiquillo intentó separase pero los brazos de Taehyung se aferraron hacia su cuerpo, ahora ni siquiera había podido protestar porque el caníbal lo había tomado por los muslos llevándolo directamente a la cama. Ahora el hombre estaba encima de él impidiendo su escapatoria.

— Lindos muslos. Tan rellenos y apetitosos.

— Por favor, no quiero...

El pelinegro rió suavemente ante las palabras de Jimin, el adolescente le miró aterrado con un pequeño hilo de sangre escurriendo en sus labios a causa de las mordidas de Kim.

— Mío. — Le dijo brindándole pequeños mordiscos en el cuello, el rubio se removía bruscamente negando.

— ¡No, no! ¡Ya basta!

El azabache siguió con lo suyo ignorando los gritos alterados del contrario.

— ¡Basta! ¡Por favor! — Volvió a gritar Jimin a punto de tener un ataque de pánico, al parecer Kim se había detenido un momento por el nombre que había escuchado pero después lo vió apretar sus dientes con enfado y negó hundiéndose nuevamente en su acaramelada piel.

— ¡Kim idiota! ¡¿Qué diablos estás haciendo?!

Los gritos de Jung Hoseok también comenzaron a escucharse por toda la casa. Taehyung gruñó con enfado por el esquizofrénico estudiante que comenzaba a fastidiarle cada día más, no se detuvo en seguir mordiendo el cuello de Jimin como si no hubiera mañana.

— Me duele. — Balbuceó el rubio intentando producir algún remordimiento en el caníbal pero nada. Cegado por el temor y el coraje de ser tocado alcanzó con sus manos la lámpara de la mesita y con fuerza se la estrelló en la cabeza Taehyung varias veces. — ¡Ojalá que te mueras, imbécil! — El caníbal jadeó de dolor tocándose rápidamente la nuca, sangre comenzaba a salir de la gran abertura que tenía que hasta sus hebras negras se llenaban de rojo, Jimin aprovechó para empujarlo y salir corriendo del lugar.

Kim pateó la lámpara en el suelo con fuerza y de inmediato emprendió marcha para ir detrás del chiquillo, maldijo por lo bajo cuando notó que el cabello rubio de Jimin se perdía entre el bosque.

Había escapado. Se le había escapado de sus manos.

— ¡Joder! — Entró a la casa. nuevamente con enojo yéndose directamente al sótano, cegado por la furia golpeó en el rostro a Hoseok descargando la ira que sentía.

Hoseok comenzó a reírse de manera histérica mientras probaba de su propia sangre, Taehyung respiró intentando controlarse.

— ¿Se ha...escapado mi pequeño Jiminnie? — Cuestionó muy apenas entre una de sus crisis de histeria y nerviosismo. — ¿Estás enfadado porque no alcanzaste a probarlo? Todo un iluso.

— Claro que lo he probado, Jung Hoseok. Por eso ha huido. — Respondió más tranquilo con lo sucedido, la sonrisa pícara había regresado nuevamente aunque por dentro se encontraba histérico por el escape del chiquillo. Jeon lo mataría, definitivamente sí. — Probar a la manzanita prohibida fue algo sublime y único. Por fuera es dulce, atrayente y colorido. Cuando lo pruebas a fondo te das cuenta que es ácido y tiene algo tóxico en su interior que nadie vió.

D E E P W E B.
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