chapter 35.

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Hago lo que debí hacer desde un principio hijo mío. Ocultarlo no solucionará nada, tratarte si lo hará.

D E E P W E B.
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— No puedo creer que estaba a punto de torturar al chico, ¿Acaso ha perdido la cabeza?

Chungha observa al oficial Choi con enfado por sus palabras, Namjoon sigue en la habitación atento a cualquier movimiento del estudiante esposado.

— Era un método para sacarle la verdad, han pasado meses desde la desaparición de Park Jimin y la muerte de sus dos compañeros. ¿No quieres encontrarlo?

— Por supuesto que quiero pero no así, ¿Qué le sucede? No puede ir torturando a cualquiera. — Responde bajito Jongho, casi con coraje también, se negaba a creer que la ética de su compañera fuera tan asquerosa.

— A veces cuando quieres llegar a la verdad estás dispuesto a todo, es algo que deberías comprender, Choi. — Refuta la rubia dedicándole una severa mirada a Hoseok quien estaba ajeno a la situación, su mente en otro lado como las últimas tres veces. — ¡A Park Jimin lo esperan en su casa! A Yoongi lo espera la maldita cárcel...o incluso una muerte accidental provocada por sus otros compañeros.

— ¡Ha enloquecido, oficial! Esto no es lo que le enseñan en la academia.

— En definitiva no lo hacen, ¿Quién ha dicho que aprendí en la academia?

Chungha se ríe con ganas al observar el rostro colérico de Jongho, comprende que lo ha sacado de sus casillas completamente pero no le interesaba en lo absoluto.

— Señorita Chungha, creo que debería salir de aquí y darles algo de espacio.  — Namjoon rasca su nuca con incomodidad, la oficial rápidamente niega frenéticamente cerrando la puerta. — ¿Qué hace?

— Necesito que te quedes para la mejor parte, no pude cumplir con lo que yo quería pero si con otra cosa.

Namjoon asiente no muy seguro pero se queda en la quieta habitación, Choi parece muy confundido.

— ¿Qué quiere decir?

— Sólo quédate, Namjoon. — Le pide colocando una mano en su hombro sonriéndole manera relajada, tan tranquila para el gusto de Choi. Hace unos momentos se mostraba tan furiosa, su humor era inexplicable y preocupante para el otro oficial.

Por otro lado, Hoseok mantenía su mirada fija en aquella blanquecina pared de concreto. Lucía tan ajeno, tan perdido de la realidad que incluso el universitario Namjoon se mostró afligido. ¿Era real su estado o sólo se aprovechaba del momento para querer engañarlos?

La puerta de la habitación se abrió abruptamente dejando ver a los padres de Hoseok, ambos tenían una expresión de angustia por su amado hijo. Chungha sonrió en grande cuando los visualizó acercarse al adolescente esposado, con un gesto aterrorizado rápidamente se acercó a ellos negando de manera brusca.

— ¡Alto ahí! Por favor, no se acerque más de la cuenta. — Les advierte con una mirada de súplica, Jongho luce aún más confundido de lo que ya estaba anteriormente. — El joven Hoseok ha tenido una crisis de histeria, intentó atacarnos a todos. Por suerte contamos con la ayuda del oficial Choi para volverlo a esposar, era muy violenta la manera en la que su hijo se comportaba.

Jongho abrió sus ojos totalmente sorprendido con la mentira de su compañera, incluso Namjoon desvió su mirada teniendo toda la intención de querer irse. ¿Ella se refería a esto? ¿Mentir era la mejor parte? ¿Por qué?

— ¿Mi hijo...los atacó? — Le cuestiona la señora Jung entre pequeñas lágrimas de dolor al ver el inestable estado de su primogénito, su esposo la abraza dándole un poco de confort.

— Sí, señora Jung. Su hijo se volvió completamente violento, no quería cooperar con nosotros acerca de la ubicación de su compañero Jimin, quería atacar al joven de ahí de la misma manera que a nosotros. — Le responde señalando al cohibido Namjoon que prefiere evitar la triste mirada de la señora, se siente terrible por no decir que era una mentira pero está desesperado por encontrar a su pequeño niño lo más pronto posible y el adolescente azabache no estaba dispuesto a hablar.

— ¿En dónde lo encontraron?

Chungha dirigió su mirada esta vez al padre de Hoseok tomándose un tiempo para exhalar y poder responderle con seguridad.

— Lo encontramos vagando por la cuidad, se ha negado a decirnos de donde venía pero por sus zapatos llenos de lodo y la trayectoria diría que por la carretera muy cerca del bosque. — Le dice mirando directamente los sucios zapatos de aquél adolescente, Hoseok aún seguía en una especie de trance sin emitir algún sonido. Sólo existiendo, ni siquiera se había molestado en ver a sus padres.

— ¿Él tendrá cargos? — Cuestiona nuevamente el señor Jung consolando a su devastada esposa, su hijo empeoraba cada día más con el pasar del tiempo.

— Lamentablemente su hijo se fue con Kim Seokjin, se marchó con el mismo tipo que asesinó a un oficial e hirió a dos estudiantes menores de edad.

Jongho abrió su boca para objetar algo pero la intensa mirada de advertencia sobre él lo hizo callarse.

— Tengo entendido que ese tipo se llevó a mi hijo en contra de su voluntad, no es su culpa que él iniciara una balacera en la preparatoria.

— No lo era, Señor Jung. — Chungha suspira profundamente con tristeza, incluso le dió una leve palmada de apoyo al hombro del señor. — Pero por desgracia lo hemos encontrado caminando como si nada por la cuidad sin ningún rasguño, sin ningún golpe. Es claramente que ellos habían planeado escaparse, estoy segura de que el joven Hoseok le avisó de alguna manera y por eso el oficial al igual que los estudiantes fueron sorprendidos por las balas de Kim Seokjin.

— Oh, por dios..

La oficial rubia se giró hacia el lugar que miraba la señora con tanta tristeza, Hoseok seguía en la misma silla observando la misma pared sólo que con la diferencia de que ahora conversaba animadamente con ella. Una escena tan escalofriante, sobre todo cuando susurraba blasfemias a la nada.

Namjoon negó con miedo al notar el estado del chico, con seguridad se encaminó a la puerta de la habitación pero Chungha le tomó del brazo sonriéndole con tanta falsedad. El universitario entendió el mensaje y volvió a su lugar con incomodidad.

— Pero él...es sólo un niño, no puede quedarse en la cárcel. — Trató de protestar la mujer entre llantos inconsolables, Jongho sintió tanta pena, se sintió basura por no delatar a su compañera. ¿Por qué no sólo lo hacía?

— Existe otra opción acerca de eso, señora. No estoy segura si quiere escucharla.

— Dígalo, por favor.

— ¿De qué habla, oficial Chungha ? — Cuestiona Jongho atreviéndose a interrumpir sus palabras, la rubia le ignoró por completo pero se aseguró de darle otra advertencia a su compañero. — ¿Qué cargos tiene el joven Hoseok? No ha sido confirmado nada.

— Es un cómplice directamente, Choi. ¿Tengo que volver a explicarlo? Además no está bien de sus facultades mentales, ¿Por qué tendríamos que creer que es inocente en todo esto? Kim JongIn mencionó que él acosaba a Jimin. Hoseok escapa, Kim JongIn aparece muerto cerca de la carretera con el rostro deformado.

— El culpable fue Jacob Elordi, según las huellas.

— Mira, oficial Jongho. — Le sonrió la rubia de manera falsa posando su mano en el hombro del mayor, masajeó la zona de manera leve y después con fuerza. — Yoongi es el verdadero culpable de su muerte, ¡ÉI lo es! Hoseok fue un cómplice de Seokjin, ¡Kim Seokjin es el hermano de Kim Yoongi! ¿Te suena? Es obvio que todo esto está relacionado.

— Pero según tengo entendido que Yoongi golpeó con un bate...

— ¡Por favor, oficial! Yo tengo el caso, llevo aquí casi dos años y usted dos meses. ¿Tengo que dejarle en claro quien es la jefa?

Jongho se quedó en silencio, bajó su mirada sin poder objetar más. Lo intentó, de verdad que lo intentó.

Lo lamento, joven Hoseok.

— Prosiguiendo con lo que le decía, hay una opción aún que puede salvar a su hijo del reformatorio para menores.

— ¿Cuál opción?

— Un sanatorio mental.

Ambos padres escucharon las palabras con dolor, tanto tiempo evitando que su hijo estuviera en uno para no hacerle pasar sufrimientos, tanto tiempo esforzándose para lograr que encajara con los demás, por hacerlo sentir normal.

Nada funcionó.

Porque aunque podían controlar sus impulsos y crisis, jamás lograrían curar su enfermedad.

— Está bien, señorita. Mi esposa y yo...queremos lo mejor para nuestro hijo, siempre vamos a ver por su bien. — Expresó el mayor con dificultad, sus gestos eran serios mientras que los de su esposa todo lo contrario. Ella soltaba pequeños sollozos sin despegar la vista de su amado hijo, de su pequeño niño que no tenía la culpa de portar con esa condición. No era su culpa ni las crisis, ni los golpes, estaba enfermo y no podía razonar de igual forma a los demás.

La línea entre el bien y el mal para Hoseok era iguales, no había diferencia.

Y tal vez no era su culpa o tal vez sí, cada quien tenía su propio criterio acerca de esto pero eso no cambiaría las cosas.

— Lo mejor es que Hoseok vaya al sanatorio mental.

— Aún está a tiempo de arrepentirse, oficial Chungha.

La mencionada soltó una carcajada negando, hizo el amago de limpiarse lágrimas inexistentes de su rostro.

— ¿Por qué Jongho? Hoseok estará con otros loquitos como él, se lo merece por ser un hijo de perra acosador y además era un cómplice.

— Usted es la que verdaderamente está mal de la cabeza.

— ¿En serio? Si tú sientes lastima por ese imbécil entonces el que está mal eres tú, Choi Jongho. — Recalca con molestia acercándose extremadamente a su rostro, con sus manos acarició las mejillas del oficial. — ¿Crees que Jimin no está sufriendo? ¿Crees que Hoseok merece irse como si nada después de acosarlo por los pasillos de su escuela? ¡Jimin es el único ser inocente aquí!

Y el siguiente empujón hizo que el oficial castaño se sorprendiera un poco por la violencia de su compañera.

— ...No te metas en esto, Choi. Te lo advierto.

Una vez más, la puerta se abrió.

— Oficial Chungha, todo está listo. Ya tenemos a una docena de guardias para trasladar al paciente, los guardias del sanatorio también están aquí.

— Perfecto.

La rubia salió de inmediato de la habitación para dirigirse hacia la sala de interrogación en donde anteriormente estaban, Choi se quedó perdido entre la nada preguntándose la razón de su propia cobardía.

— Ya está listo todo, señores. — Les informó Chungha con seriedad a ambos padres, los dos se colocaron de pie para entrar de vuelta a la habitación. — Pueden despedirse de él.

Con urgencia entraron acompañados de dos guardias, cerraron la puerta para darles un poco de privacidad. Chungha tuvo que quedarse afuera aunque no quería, a su lado se encontraba Namjoon inexpresivo a todo lo que veía.

— Mi niño, mi Hoseokie.

El azabache no respondió, ni siquiera se molestó en reírse como siempre lo hacía.

— Espero que puedas perdonarnos por no hacer esto antes, por no dejar que alguien especializado te tratara. — Sollozó la mujer poniéndose de cuclillas para visualizar el rostro relajado de su hijo. — Fue mi culpa.

Hoseok soltó un suspiro profundo pero jamás apartó la vista de aquella blanquecina pared, probablemente el mismo color que vería desde ahora en adelante por todos los días restantes.

— No fue tu culpa, Jos. — Le consoló su esposo ayudándole a ponerse de pie nuevamente, ambos observando a su hijo con melancolía. — No fue la culpa de nadie, absolutamente nadie. Lo amamos a pesar de todo, le dimos un hogar, le dimos todo.

La mujer asintió limpiando sus lágrimas con fuerza y se abalanzó hacia su hijo para abrazarlo, podía sentir su calmada respiración en su cuello. Exactamente igual a hace tantos años atrás cuando era tan sólo un bebé y lo cargaba entre sus brazos, años de felicidad.

— Te amo, Hoseok. Eres mi hijo y siempre lo haré.

Ahora fue el turno del mayor quien le sonrió cariñosamente antes de rodearlo en un abrazo, al separarse revolvió sus cabellos controlando su deplorable ánimo.

— Hago lo que debí hacer desde un principio hijo mío. Ocultarlo no solucionará nada, tratarte si lo hará. — Susurró con voz tenue agachándose a una altura favorable en donde su hijo estaba sentado. — Espero que lo entiendas.

— ¿Están listos? — Cuestionó uno de los guardias esperando la indicación para darle paso a los enfermeros que se encargarían del traslado.

Ambos padres asistieron abrazándose, cuando estaban a punto de irse el mayor escuchó la voz de Hoseok. Un susurro muy suave y lo único que pudo salir de sus labios.

— Jiminie está en la cabaña...donde solíamos vacacionar.

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