Había mucho ruido afuera de la casa de los Jeon. Jimin se levantó por los ruidos que escuchaban. Miró a su alrededor notando que no estaba su novio por ningún lado.

Se talló sus ojos, por suerte se quitó en la noche los pupilentes, tenía miedo que Jungkook se diera cuenta pero hasta ahora no se han dado cuenta. Se levantó para ir a su habitación para bañarse y cambiarse para saber qué pasaba. En cuanto estuvo listo abajo, miró que afuera había varios hombres algo así como obreros, Jimin frunció el ceño y fue directo hacia fuera. Caminó por la nieve abrigándose con sus brazos hasta llegar a donde su novio quien estaba hablando con un hombre que al parecer era el constructor líder.

—¿Jungkook? —El mayor volteo a verlo, el rubio se acercó a donde él mirando todo el equipo que había alrededor de la cabaña.

—Buenos días cariño —Besa sus labios— Mira quiero presentarte al señor Richard, él se encargará de dar los últimos detalles a la cabaña que diseñe.

Jimin estrecha su mano con la del señor pelirrojo y este hace lo mismo.

—Bueno señor Jeon, tenemos ya lo necesario en dos días estará lista su cabaña y por suerte las fuertes nevadas se calmaron, así no nos tardaremos más de lo debido.

—Me alegra saber eso. Igual estaré aquí al pendiente de todo la construcción, pueden seguir.

—Lo haremos señor —Se dio la vuelta para dar la órdenes a sus trabajadores.

Jungkook se acerca a su novio besando sus labios en un profundo beso, algo que no se esperó el rubio, pero definitivamente le encantó cómo tomó la iniciativa el mayor.

—Buenos días ahora sí.

—Ya me lo dijiste tontito. Pero sí que son buenos Jungkookie. ¿Qué es todo esto? —Pregunta con curiosidad mirando todo.

—Pues como lo escuchaste amor, quería esperar a construir la, pero —Miró con cierto cariño al rubio frente a él— Quería tenerla lista para ti.

Jimin lo miró confuso.

—¿Para mí? —Jeon asintió.

—Yo quiero que nos mudemos juntos, quedarnos ahí el resto de este mes. Aún nos faltan dos semanas y quiero que vivamos por lo menos lo que resta, solo los dos —Jimin abrió sus ojitos de sorpresa definitivamente no sé espero eso, pero tampoco le desagrada la idea— Tendremos todo lo que necesitamos, hay cocina, baño y un bonito cuarto para ambos, ¿Qué dices amor?

No tenía que pensarlo mucho así que asintió feliz.

—Si quiero Jungkook, si quiero —saltó besando sus labios, Jeon tomó su cintura profundizando aquel beso.

Al separarse juntaron sus frentes mirándose con amor uno del otro.

—Entonces en dos días estaremos los dos aquí juntos. Sé que te sientes algo incómodo porque bueno ya sabes... mi familia sabe todo sobre ti y sé que te sientes incómodo por ello, pero no son malas personas, sólo querían que te sintieras cómodo y no te fueras a enfadar o algo así.

Sintió calidez al oír sus palabras, se preocupaba mucho por él, aunque su familia supiera de él (bueno en realidad era solo sobre Jaemin). Si van a vivir juntos es normal que el rubio le cuente las cosas que a él le gustan, no como Jaemin sino como Jimin. Un Jimin honesto y aunque sabía que no lo era del todo, esperaba que Jeon se enamorara de él cómo Jimin, solo eso podría darle ventaja para él. Además tenían que hablar con Jaemin pronto para decirle que se cambiaron los planes.

Pero estaba de por medio el dinero y la ayuda que le prometió al señor Choi. Eso era una razón grande para no cambiar nada, que todo siguiera de igual manera. ¿Cómo lo haría? tenía que pensar en un plan perfecto para esto, y para eso necesitaba el consejo de su mejor amigo.

—Prefecto amor, porque no vas a desayunar, yo me quedaré aquí para ver que todo salga bien. Dile a mamá que más tarde traiga bocadillos a los obreros ¿bien?—Una vez más besó sus labios— Anda nene, desayuna.

Jimin asistió y se fue a la casa como niño obediente, llegó a la cocina y miró que la señora Jeon que ya estaba preparando el desayuno. Jimin como siempre quiso ayudarla, pero la mujer se negó.

—Déjeme ayudarla sabe que soy bueno en ello —le dice, pero la señora Jeon negó.

—Tranquilo cariño ya casi acabo, mejor prepara la mesa ya no tardan en venir los demás.

Pero Jimin se negó.

—Aún así la ayudaré, además Jungkook me dijo que iba a preparar bocadillos para los obreros y tendrá mucho que hacer así que le voy a ayudar.

Tomó las frutas para cortarlas en pedacitos, la señora Jeon sonrió por lo testarudo que solía ser Jaemin. Le agradaba demasiado el rubio, más de lo que se llegó a imaginar. Pensó que sería como su padre lo describió, pero vaya sorpresa que se dio con su actitud amable y sus dotes de cocinero, estaba más que segura que sería un gran esposo para su hijo. Ya que ella crió a sus hijos haciendo que todos supieran cómo ser independientes, siempre les inculcó que no solo la mujer serían las que cocinan sino también ellos debían poner de su parte. Para una pareja tenía que ser como un equipo, los dos se tenían que ayudar y Jaemin y su hijo serían un gran equipó.

Al terminar todos los demás bajaron para desayunar. Más tarde la señora Jeon junto a Tzuyu y Jimin les fueron a llevar algo de desayunar a los obreros. Jimin le preparo algo aparte a su novio que consistía en arroz con pequeñas salchichas en forma de pulpos con lechuga, y algo de frutas con yogur.

El pelinegro comió todo con mucha hambre, ya que el trabajo lo dejó agotado.

—Para mañana ya estará todo nene, solo nos falta la pintura, colocar los focos y la luz, también colocar las tejas para que no nos caiga la nieve —bebe su café mirando a su novio.

—Sí que son rápidos amor, ya me quiero mudar contigo —Le comenta. Eso hace que el corazón del pelinegro salte de felicidad.

—Sabes aún quiero conocerte mejor, quiero saber más de ti y me refiero a lo bueno y no a lo que ya sabemos. También quiero que sepas todo de mí y así comunicarnos más sobre el otro. Ya que seremos esposos, yo quiero saber todo, Jaemin, todo de ti.

Una leve sonrisa le dió al pelinegro. No estaba seguro de ellos, ya no se sentía con esa confianza y mucho menos si quería saber de "Jaemin" ¿Le hablaría como Jimin?

—Yo igual Jungkook, yo igual —Mintió.

Minutos después terminó de desayunar y fue a seguir con su trabajo.

Jimin subió a su habitación para marcar a TaeHyung, tenía que consultar esto con su mejor amigo para poder escuchar con gran consejo. Y así no sentirse tan miserable de lo que ya de por sí se sentía.

Miró su teléfono sin batería, dejó el cargador en la habitación que compartía con su novio. Busco y busco por todos lados, pero no encontró nada, miró el armario de su novio y busco ahí.

—Tal vez lo guardo dentro —Susurró.

Abrió el gran armario mirando todo tipo de ropas de su novio, busco su cargador, pero no daba señales de nada, pero lo que encontró lo desconcertó por completo. Miró una cajita con unos zapatitos pequeños color azul, cerró el armario mirando con curiosidad aquello, ¿Por qué tendrá eso? ¿De quién son? preguntó Jimin sin una respuesta lógica.

La puerta de la habitación fue abierta y Jeon entró sonriente, pero esa sonrisa no duró mucho, cuando miró a su Jaemin con aquellos zapatitos que él guardaba con mucho amor y cariño.

Rápidamente se las arrebató de las manos sacándole un susto a Jimin.

—¿Qué haces con esto Jaemin? —su voz sonó gruesa y algo molesta.

—Bueno yo... —Rasco sus brazos ante el nerviosismo— buscaba mi cargador, pero no lo encontré así que pensé que estaba en el armario y mire eso. —Miró el rostro decaído de su novio. Temiendo a preguntar lo hizo de todas maneras— ¿De quién son Jungkook? ¿A quién le pertenecen esos zapatitos?

Jeon se mordió el labio mirando los zapatitos con mucho dolor en su corazón, no quería que Jaemin se enterara de esta manera de su secreto amargo; eso que provocó un gran dolor en su corazón. Pero si quería que Jaemin supiera todo de él, este también tenía que saber el significado de aquellos zapatitos.

Así que con un gran suspiro dijo:

—Eran del hijo que nunca conocí, de un pequeño que no pudo nacer.

Jimin miró como una lágrima salía de su mejilla de Jungkook, ahora venía el secreto más grande de Jeon Jungkook.

Y Jimin no sabía si estaba listo para escuchar esto.

Disculpen la tardanza jeje