CAPITULO 20

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IMPORTANTE: A partir de este capítulo quizás sientan que la historia avanza demasiado rápido. ¿La razón? Pienso que me he tardado demasiado en llegar al punto del "nudo". Estaba planeado que sólo sean 30 capítulos (no quiero que sea demasiado largo) así que siento que debo darle introducción al conflicto ahora para poder llegar al final, esto sin sobrepasar la cantidad de partes que ya tenía visualizada.

En la edición general podré dar un desarrollo más equitativo a las tres partes: Inicio, nudo y desenlace.

Por ahora solo plasmaré lo esencial. Lo aclaro para que entiendan los motivos de porqué "Todo sucede muy rápido".

Pov's Sky

Un momento estaba en la cima de una montaña rusa, al siguiente en medio del polo norte.

—Alex —jadee cuando se alejó de golpe.

En algún punto la luz regresó porque la música volvía a derramarse por las paredes. La bombilla que estaba ahí, sin embargo, debió haber muerto durante el corte pues continuábamos a expensas del brillo de la luna. Fue gracias a las luces que se colaban del piso de arriba que admiré los labios hinchados de Alex, su cabello desordenado y la camisa arrugada. Entonces lo vi también; el remordimiento en sus ojos. Y solo supe que lo que venía no iba a gustarme.

—Alex —volví a llamarlo, esta vez atragantándome con el miedo porque sabía que estaba a punto de admitir algo por primera vez incluso para mi misma y supongo que él pudo leer eso ya que me cortó antes de que la valentía se plantara entre nosotros.

—Solo te veo como una mejor amiga. No debí haberte besado.

Bien podría haberme abofeteado, aunque en el fondo esperaba el golpe. Y aún así supongo que como estaba en mi naturaleza no pude quedarme con lo que pensaba.

—Pero los has hecho, dos veces.

Arrugó el gesto como si mis palabras lo lastimaran. En su defensa, supo recuperarse rápido.

—Lo siento mucho, Sky. Lo último que quiero es hacerte daño —se acercó, al principio con decisión, pero terminó quedándose a medio camino como si estuviéramos mejor con distancia de por medio —. Eres una niña extraordinaria. Me siento afortunado de que seas mi amiga. Soy un imbécil muy grande por haber dejado que esto pasara.

La razón me gritaba que me quedara callada, que tomara lo que él estaba diciendo. En cambio, hice lo contrario.

—La primera vez estábamos borrachos, pero cuál será nuestra excusa ahora.

Estaba siendo molesta poniéndoselo más difícil. En realidad, nos lo ponía difícil a ambos porque ¿Qué pasaría si resultaba que Alex se sentía tan diferente como yo? Jugaba a ser valiente pero en realidad era una hipócrita. Decía lo que decía porque quería escuchar que no era la única que se sentía extraña sin embargo yo misma no estaba dispuesta a exponer esos sentimientos.

Continuó siendo amable, incluso adoptó un tono apacible para responderme y vaya si su respuesta no me sorprendió.

—No hay excusas. Eres la niña más auténtica y única que he conocido. Tienes una dulzura lindísima, eres compasiva, tierna, divertida, no le tienes miedo a decir lo que sientes, te preocupas por los demás, y harías cualquier cosa por los que quieres. Eso solo agrega valor a tu belleza, porque tu apariencia física es hermosa pero por dentro eres más... eres todos los colores. Para mí eres las páginas del libro más interesante que he leído. Así que no hay excusas por haberte besado, porque tengo claro que quería hacerlo, por todas esas y más razones.

No era justo. El aparato en mi pecho no podía latir de esa manera cada vez que Alex decía ese tipo de cosas y él debía abstenerse de ser así de franco. Ambos estaban en mi contra.

Era capaz de lidiar con la atracción física, entonces así podría poner de excusa que frenaba cualquier oportunidad entre nosotros porque no valía la pena echar a perder nuestra amistad por un polvo. Pero si se ponía a hablar de cómo me veía hermosa, no por el cascarón sino por quién era, no prometía mantenerme quieta.

—Eso no quiere decir que desee que las cosas entre nosotros cambien. Por eso te pido perdón por ser egoísta y haberme dejado llevar solo por lo que yo quería.

—No eres el único que lo quería.

Era hora de tomar mi parte en esto. Dije que no pasaría y luego, esa misma noche, lo bese en la oscuridad.

—Nunca había encontrado a alguien como tú. Cuando por primera vez tienes un diamante le das todos los cuidados necesarios porque quieres preservarlo. Eres lo más puro y real que he tenido alguna vez en la vida y quiero, si es posible, que estés conmigo para siempre. Incluso cuando ambos vayamos a universidades diferentes, o si es que decides volver a la vida de ciudad y yo me quedo en este pueblo olvidado por Dios, quiero poder contar contigo.

—Siempre va a ser así.

—No si no cuido nuestra amistad. Es por eso que esto no puede volver a pasar, sobrios o no. Somos demasiado para arriesgar, ¿No crees?

En ese momento hay tantas cosas que mi corazón quiere decir. Quiero pedirle que me abrace, que me bese, que me ame. Sé que si lo hace sería el primero en hacerlo sin lastimarme, pero es mejor quedarme con las palabras. Simplemente lo dejaré vivir sin conocer el desastre que puedo llegar a ser. Por eso voy a por la vía segura.

—Tienes razón.

Sello la mentira y después salimos del sótano en silencio. Nuestro desliz se queda encerrado en la habitación que dejamos atrás.

Mientras me monto en el auto no escucho las quejas de los chicos sobre hacerlos esperar en el frío. Por primera vez desde que conozco a Alex me siento entumecida. El mundo vibra pero parezco ser mera espectadora.

Incluso después de llegar a casa –la mía, porque preferí correr el riesgo que ir a la de Ivy (como estaba planeado) pues ella sabría que algo había pasado y necesitaba entender lo que me sucedía antes de hablar al respecto –sigo pensando en lo que sucedió.

Es cuando el sol está saliendo que llego a una conclusión: Acabo de encontrar mi camino de regreso. La capacidad que creí haber perdido de volver a sentir algo por alguien de esa forma tan intensa ha estado ahí desde hace un tiempo, he intentado encubrirla diciéndome que es mi mejor amigo y el sentimiento romántico no está incluido en la ecuación, pero esa mañana termino de mentirme.

Caí, me perdí en sus ojos y en su forma de besar. Quizás fue la manera en que le dio un giro a mi vida y pintó cada día de un color diferente. Tal vez fueron todas las veces que me escuchó con atención solo porque le hablaba de algo que me hacía feliz, o el hecho de que compartiera conmigo las partes importantes de su vida. Fue que me hizo sentir apreciada, que me enseñó que el amor puro existe, que únicamente duele cuando no te aman de la manera correcta. Me enamoré de Alex Walter.

Encontré el camino de regreso, pero no puedo tomar esa ruta.

***

Los siguientes días no sé nada de Alex. Como, absolutamente nada.

No fue tan difícil poner distancia. La fiesta de Erin era, de hecho, la que daba la bienvenida a las vacaciones de invierno, así que ya no nos veíamos en el colegio.

El pueblo se sentía vacío con la mayoría de las familias de viaje para visitar a sus parientes en otros lugares. También se respiraba un aire de tranquilidad. Si bien aquí no era tan ajetreado como en la ciudad siempre podías ver a los pueblerinos corriendo de un lugar a otro, era lo que le daba vida a Silver Falls; sus habitantes.

Había salido a hacer un par de compras en el pequeño supermercado. Mis padres llegarían hoy y planeaba hacer algo sencillo para cenar.

James llevaba sobrio una semana exactamente. Esta mañana me encontró desayunando mientras él iba rumbo al trabajo.

—Oliver llega hoy, ¿cierto? —preguntó. Asentí en respuesta —. Correcto, estaré aquí después del trabajo. ¿Todo bien?

Por la mirada que me dio cuando preguntó lo último supe a leer entre líneas. Quería asegurarse de que no me quejara. Es decir, seguro que mejor para él si decidía volver a Los Ángeles con mis papás, pero le preocupaba que su hermano se enterara de su problema para controlar la bebida.

Los zarandeos y gritos ya no eran tan recurrentes. Creo que me había acostumbrado a su yo borracho tanto que ya no sentía miedo como al principio. Ahora sabía cómo actuar para no ser un daño colateral cuando estaba fuera de sí. Podía manejarlo otros seis meses. Entonces comenzaría a vivir como tenía planeado con papá y mamá. Resistencia, de eso se trataba.

—Todo bien —respondí. —¿Tú?

Por mi tono tenso debió suponer a qué me refería. Tenía que asegurarme de que no llegaría a casa ebrio, que mantendría su abstinencia durante los cinco días que su hermano y cuñada estuvieran aquí.

—Estoy bien. Vendré directo después del trabajo —con eso salió sin más.

Fue como tener una plática con un extraño. Ya me había olvidado del tío James que conocí la primera semana en Colorado. Él era amable y divertido, justo como un hermano mayor. El James que vino después, en cambio, era un adulto alcohólico con problemas de agresividad. Y cuando estaba en abstinencia –sucedía muy pocas veces– era solo un cascarón, parecía más zombie que ser humano. En sus días de resaca apenas y me miraba, parecía que recordaba y sus acciones lo avergonzaban, quizás era remordimiento, ve a saber. De cualquier manera, era como vivir con un desconocido.

Estaba haciendo malabares con las bolsas de la compra cuando Dylan apareció. Venía en auto y se ofreció a llevarme a casa.

—¿No irás a Los Ángeles? —preguntó sin perder la vista en la carretera.

—Mis padres vendrán.

No pude ocultar la emoción que me embargó. Llevaba mucho tiempo sin verlos y sabía que su visita me ayudaría a aguantar hasta el verano.

—Eso es genial. Aunque seguro que era más divertido ir a L.A, ¿no te aburres de estar aquí?

—¿Tú lo haces?

—A menudo. Sólo estoy contando los días para ir a la universidad y dejar este lugar.

Bueno, teníamos algo en común. Aunque yo sí disfrutaba de mis días en el pueblo y con frecuencia me inquietaba pensar en lo que dejaría atrás cuando me mudara. Él parecía harto de lo mismo.

—No es tan malo —se limitó a encogerse de hombros en respuesta —. ¿Tú irás de vacaciones?

—En mi familia nos turnamos para las visitas, este año nos toca ser los anfitriones.

—Así que estás atrapado, eh.

—Algo así. Se suponía que iríamos con Cole y otros amigos de viaje a un pueblo cercano antes de navidad, pero el cabrón se ha bajado de último minuto.

—¿Y eso por qué?

—Se fue con su familia a Nueva York.

Sentí que me echaban un balde de agua helada encima.

—¿Se ha ido? Como, ¿no están aquí?

Dylan rió.

—Sí, eso he dicho.

Así que Alex no estaba en el pueblo. No es que tuviera que avisarme cuando se iba o no a algún lugar ni nada por el estilo, pero creía que era algo lo suficientemente importante como para contárselo a una amiga, ¿no? Aunque claro, no hablábamos desde el beso, lo que me hacía preguntarme ¿las cosas cambiarían? No fue así la primera vez. Acordamos que todo quedaba encerrado en el sótano así que no se suponía que fuera diferente en esta ocasión. Sin embargo, darme cuenta de cómo me estaba haciendo a un lado me asustó.

Ante mi silencio el moreno volvió a hablar:

—Supuse que ya lo sabrías. Eres amiga de su hermano, ¿no?

—Sí.

—Cole es un bastardo con suerte. No se quedó con la chica, pero ella sigue siendo parte de la familia así que ya tienen boleto a Nueva York y un nuevo tío millonario, ¿no es genial eso?

—Sí, supongo —me obligué a sonreír —. Jackie es como su nueva hermana.

La carcajada que salió de su boca fue tan fuerte que me sobresalte en el asiento.

—No sé si puedas ver a la chica que besaste como tu hermana —tenía un punto —, sería más bien su cuñada en todo caso.

—¿Cómo?

—Todos sabemos que Alex y Jackie terminarán por volver.

—¿Según quién?

Soné más a la defensiva de lo que tenía planeado, tanto que despegó su vista de enfrente para mirarme un momento. De cualquier forma, no lo mencionó y estuve agradecida por ello.

—Según Cole. Si soy honesto, no lo creía tanto al principio, pero quizás es verdad, o eso parecía en la fiesta de Erin.

—¿Tú viste algo?

—Los vi demasiado cerca en el patio delantero, parecían bastante sumergidos en su conversación, luego él la abrazó. Soy chico, sé cuándo abrazas a una amiga y cuándo hay algo más y en definitiva ahí hay más. Quién sabe, quizás se reconcilian en Nueva York.

"Solo te veo como una mejor amiga", había dicho. "Somos demasiado para arriesgar, ¿no crees?". Bueno, es que en realidad ni siquiera estaba interesado en arriesgar algo en primer lugar. Había estado tan absorta en el beso y en lo que yo sentía que no recordé ese hecho o cómo Jackie llegó buscándolo esa misma noche.

¿Por qué me molestaba tanto el comentario de Dylan? Una parte de mí se esperaba que Alex aún no hubiera superado del todo a su ex. Sabía que la seguía queriendo de alguna manera. Sin embargo, él parecía tan decidido a dejarla atrás que el hecho de que Dylan asegurara que volverían me parecía un insulto a la dignidad de Alex. Aunque claro, todos merecíamos una segunda oportunidad, pero Alex no se la daría a Jackie, no después de todo lo que hizo, ¿Verdad?

—¿Estás bien?

—Lo estoy...

El resto de mi respuesta se quedó a mitad de camino cuando vi a las figuras paradas en el frente de mi casa.

Dylan se estacionó.

—¿Quiénes son?

—Mis padres.

Pov's Alex

Alejarla.

No planeaba hacerlo en realidad. Entonces mamá nos "sorprendió" con la noticia de que iríamos a visitar a Danny.

Extrañaba a mi hermano, sí. Mis padres estaban extasiados por llevarnos a conocer Nueva York, genial. Pero simplemente algo no se sentía bien.

Todos participaban en una charla animada dentro del departamento donde Danny se alojaba, cortesía del tío de Jackie. Desde el balcón, donde yo estaba, se podían escuchar las risas y el parloteo incesante. Hacía un frío que te morías, sin embargo valía la pena por sentir los copos de nieve cayendo en mi rostro.

Por un momento me imaginé a Sky, seguro que tendría las mejillas sonrojadas por el clima helado, apuesto que cerraría los ojos para disfrutar mejor de la sensación de la nieve caer y por supuesto que me hubiese llevado a hacer ángeles en el suelo.

Recordé aquella vez que me contó de las vacaciones que tuvo con sus padres aquí. Dijo que le había encantado ver nevar por primera vez y que venían cada que tenían oportunidad. ¿Sería un lugar como este el que elegiría para la universidad? Quizás estudiaría donde Danny, había varias opciones ahí y ella todavía no sabía qué quería hacer así que todo era posible. ¿Pero y qué si escogía algo más lejos?

Pensé también en mamá y sus amigos. Con la única que mantuvo el contacto después del colegio fue con la madre de Jackie, e incluso así no recuerdo una vez que ella o nosotros hayamos ido de visita. Pese a eso su amistad se mantuvo tan fuerte que le confío a su propia hija cuando murió. Mis padres tenían otros amigos, sí, pero a penas y los veían, incluso si vivían en algún pueblo aledaño. Si lo pensaba mejor mamá y papá eran el mejor amigo del otro.

—¿Qué haces aquí?

La presencia de Cole me sobresaltó.

Observé en silencio cómo se acomodaba a un lado de mí, apoyándose también en la barandilla.

El edificio era tan alto como el resto en esta ciudad pero si algo teníamos en común era ese gusto extraño por las alturas. Cuando éramos pequeños e íbamos a la feria nos separábamos de Will y Danny porque eran reacios a subirse a atracciones como la rueda de la fortuna, la montaña rusa o la torre de caída libre, todo lo divertido. Ahora esos tiempos se sentían muy lejanos.

Mi mirada cayó en sus nudillos lastimados.

—¿Qué te sucedió? —pregunté.

Se miró las manos. Vi cómo su expresión se cerró, estaba a punto de darme una respuesta tajante y dejarme fuera. Eso no me hubiese sorprendido pero de hecho eligió otro camino.

—Se metieron con alguien que me importa.

Viniendo de Cole era una respuesta larga. De todos mis hermanos él siempre fue el que no hablaba de sentimientos o cosas parecidas. Por alguna razón creía que lo hacían vulnerable y odiaba eso.

Me quedé callado, aceptando lo que me daba, sin embargo no pude evitar que mi cerebro llegara a conclusiones.

—Fue por Erin.

Era una teoría que se confirmó cuando no hizo nada por desmentirla.

Algo tendría que haber pasado en esa fiesta pero no iba a indagar más. Desde el verano esta era la primera vez que teníamos una conversación "tranquila".

Solo nos quedamos ahí, con el sonido de la ciudad llenando el silencio. Y fue así, después de un tiempo, que me di cuenta de algo: Estaba cansado. Tan cansado de estar enojado con él. Harto del trato silencioso. Quizás nunca volveríamos a ser los mismos pero tratarlo como un extraño era como estar actuando todo el tiempo.

Si ya no me dolía lo de Jackie, mucho menos de lo de Paige, tal vez era solo mi orgullo lo que me hacía poner una barrera entre nosotros. Ese orgullo funcionaba como un mecanismo de defensa. En realidad lo usaba para evitar que Cole me lastimara otra vez porque, me gustara o no, lo quería. Seguía siendo mi hermano mayor y todavía había una parte de mí que quería hacerlo sentir orgulloso, como cuando éramos niños.

En ese momento en verdad me sentí triste. Saber que nuestra relación estaba rota tanto que nunca volveríamos a actuar como hermanos me hizo replantearme las cosas. Lo extrañaba, extrañaba lo que solíamos ser. Me gustaría pretender que nada de todo lo pasado existió, que no me hirió, que no dije cosas que lo lastimaron, me gustaría volver a ser como antes de todo, pero hay cosas que son imposibles a menos de que te borres la memoria y ese entendimiento dolía más que la ruptura en sí. 

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