CAPITULO 9

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Pov's Sky

Desde que llegué a Silver Falls me prometí concentrarme solo en lo que tenía por delante. Lo que más deseaba era dejar el pasado atrás, sin embargo me encontré hablándole a Alex acerca de ello.

En ese momento sentí que lo merecía, esa muestra de confianza. Fue por eso que le di una pequeña parte de mi historia, porque creí que él lo necesitaba, y no me arrepiento. Alex tenía que saber que no era el único al que le había pasado, que no era motivo de vergüenza y, sobre todo, que no era porque hubiese algo malo en él. Engañar y traicionar son elecciones que la otra persona hace, y todos deberíamos saber de antemano que sin importar cuánto te esfuerces jamás serás suficiente para alguien cuyo interior no tiene fondo.

Valía la pena desenterrar viejos fantasmas por él. Alex fue quien hizo de mi cumpleaños algo especial, tomó lo que creí que estaba roto y le devolvió la belleza. Era un buen amigo, seguro que el mejor que había tenido. Lo mínimo que pude hacer para compensar un poco de lo que me daba era ayudar compartiendo las lecciones que mi experiencia me había dejado.

Conocer a Alex Walter era todo un privilegio. Había más que el chico callado, el pequeño hermano del gran Cole. Detrás de esa corta referencia que todos tenían existía un chico amable, carismático, amante de lo extraordinario y un buen consejero. Sobre todas las cosas él era dulce; Siempre cedía a mis peticiones aunque no estuviese del todo convencido, recordaba los pequeños detalles, me escuchaba parlotear acerca de mis libros de romance y, a pesar de que yo sabía que no le interesaba realmente, todo el rato se mantenía atento a lo que decía. Ser su amiga me hacía sentir especial, me gustaba poder ver lo que los demás no veían en él.

—Sky.

La voz de Dylan me sacó de mis pensamientos. Sentí que las mejillas se me coloreaban de vergüenza.

—Lo siento, ¿Qué decías?

Rio despreocupado. Esa era la cosa con él; Siempre se comportaba amable y divertido cuando estábamos juntos -como ahora que cenábamos en la pizzería después de su partido- y aunque al inicio pareció mostrar una atención que rozaba lo sofocante con el tiempo todo fluyó de una forma más natural, creo que fue por ello que terminamos por lograr ser amigos.

—Olvídalo. Mejor dime, ¿Qué te pareció el partido?

—No sé mucho de fútbol, pero a juzgar por el resultado parece que son muy buenos.

Sonrió con satisfacción.

No lo decía por inflar su ego, el equipo de la escuela había derrotado a sus contrincantes con una ventaja descomunal. Lo evidente no se negaba.

A través del cristal vi la camioneta que se estacionaba. En ella iban parte de los jugadores. Uno entró al local y se dirigió directo a nuestra mesa. Me saludó con un asentimiento y una sonrisa, todos ellos siempre eran muy amables conmigo.

—¿No irán a la fiesta? Se les hace tarde.

Dylan me miró a mí y luego a él. Negó.

—No lo sé. Te avisaré luego.

Ya lo habíamos hablado el día anterior; sus amigos me agradaban y disfrutaba de las reuniones sociales, sin embargo esta vez rechacé ir a la fiesta que organizaron.

—Joder, —El chico tiró de su cabeza hacia atrás de un modo tan dramático que me hizo reír. Juntó las manos y me miró con ojos de cachorro. —por favor, Sky, ve. Está tan azotado que no irá a menos de que tú lo hagas.

Reí un poco incómoda, más que nada avergonzada por lo último.

—Ya, déjala en paz.

Lo tomó por el hombro empujándolo de manera amistosa lejos de la mesa, incitándolo a irse. Al final terminó por hacerlo no sin volver a suplicar un poco más camino a la salida.

—Ignóralo. No tenemos que ir si no quieres.

Cuando le dije que no la primera vez que preguntó en verdad no tenía ganas de asistir. Ahora, sin embargo, sabía que lo único que me esperaba en casa era mi tío ebrio. Estuvo bebiendo cuando salí por la tarde así que para estas horas era seguro que ya estuviese hasta el tope. En cuanto más atrasara mi llegada sería mejor para mí.

—Cambié de opinión. Vayamos.

Debí saber en ese momento que era una mala idea. Desde el comienzo vi a Dylan como una ruta de escape, con ese inicio las probabilidades de lo que podía salir mal se dispararon, pero de nuevo no me di cuenta hasta que fue tarde.

Justo ese día el pasado del que tanto trataba de escapar comenzó a reescribirse.

***

Puse el libro sobre la mesa, frente a Alex. Él me miró entre sorprendido y contento.

—Creí que lo habías olvidado.

—Oye, aprecio todo lo que hiciste para mí el día de mi cumpleaños, pero un trato es un trato.

Tomó el ejemplar, examinándolo.

Nosotros en la luna.

—Es mi favorito y para tu fortuna no es tan cliché como los otros que acostumbro leer.

Levantó la ceja de manera cuestionante, lo que me hizo reír.

—Creí que lo leeríamos juntos.

—Lo haremos. Quise conseguir otro, pero la librería local no lo tiene y tardarán un mes en enviar uno nuevo, no puedo esperar tanto.

Sonrió. —Entre todas tus cualidades la paciencia es de la única que careces.

—No podía ser tan perfecta, no sería justo para el resto.

Soltó una carcajada que elevó más mis comisuras.

—¿Entonces este es tuyo?

Lo observé abrir el libro y pasar las páginas. No era viejo, sin embargo sí estaba más gastado que el resto de los que tenía, tal vez era producto de todas las veces que lo releí o de todas las líneas que había marcado con resaltador. Los separadores se asomaban uno tras otro y por alguna razón mi corazón latía más rápido cuando Alex se detenía a ver lo que yo seleccioné.

Para mí prestar ese ejemplar era el equivalente a la prueba más grande de confianza, era como darle mis secretos, porque en cada línea marcada estaba parte de mis pensamientos y miedos.

—Bueno basta. —Le corte la lectura cerrando el libro. Fue un acto de nerviosismo. —No debes leer al azar, tienes que seguir el orden para sentir la emoción.

Rió. —Vale, no me regañes. Mejor dime de qué trata, ¿mafiosos? ¿matrimonio arreglado? ¿relación falsa?

—Para ser alguien que detesta el romance estás muy bien informado de los tropes. —Mencioné divertida.

—Nunca dije que los detestaba.

—Como sea. Creo que te gustará, sí que tiene romance, pero es más que solo una historia de amor, también habla del destino y la búsqueda de uno mismo.

—Te escucho.

Tomé el libro de la mesa y procedí a leer la sinopsis. Me esforcé al entonar para darle emoción.

—"Cuando Rhys y Ginger se conocen en las calles de la Ciudad de la Luz, no imaginan que sus vidas se unirán para siempre, a pesar de la distancia y de que no puedan ser más diferentes. Ella vive en Londres y a veces se siente tan perdida que se ha olvidado hasta de sus propios sueños. Él es incapaz de quedarse quieto en un mismo lugar. Cada noche su amistad crece entre e-mails llenos de confidencias, dudas e inquietudes. Pero ¿qué ocurre cuando el paso del tiempo pone a prueba su relación? ¿Es posible colgarse de la luna junto a otra persona sin poner en riesgo el corazón?"

Lo miré esperando su reacción. Nada, su cara no decía nada.

—Suena tan cliché. —Soltó finalmente.

—¡Alex! —Lo reprendí. —Estás siendo un Grinch al respecto.

Mi comparación lo hizo reír.

—De acuerdo, ya, solo bromeaba. Lo leeré con la mejor disposición, lo prometo. Suena interesante.

La seriedad con la que habló al final ablandó un poco más mi corazón. No había pensado en lo importante que era para mí compartir esto con alguien hasta ahora. Me hacía sentir expuesta. Pero confiaba en mi elección con él.

Así poco a poco dejaba a Alex entrar a las partes más profundas de mi alma. No fue algo que planeara, sólo sucedió; como si fuera inevitable.

Pov's Alex

Durante las siguientes dos semanas después de la locura del primer partido comencé a leer con Sky su libro favorito.

En el fondo estaba un poco reacio. Sin embargo puse la mejor cara al respecto; Seguía el hilo de la historia y prestaba atención a las explicaciones que ella daba cada dos párrafos, más que nada porque no podía hacer lo contrario al verla tan emocionada.

Si era honesto debía admitir que resultó mejor de lo que pensé. El libro era más que solo romance, como ella había dicho. De vez en cuando me encontraba repasando una y otra vez ciertas líneas, otras veces tenía que tomar cinco minutos para asimilar lo que sucedía y cada tanto me frustraba porque los protagonistas no podían simplemente estar juntos. Pero eso no era lo que más me gustaba.

Mis partes favoritas de la lectura siempre contenían a Sky; la manera en que sonreía cuando me pillaba sorprendido por algo, las risas que daba al verme frustrado, el brillo malvado en sus ojos cuando le suplicaba que me dijera qué es lo que sucedería o al menos que me diera una pista, al final no importaba cuánto insistiera ella nunca cedía. Aquellas eran las pequeñas cosas por las que siempre esperaba esa parte del día.

Tenía prohibido avanzar sin su compañía, pero por las noches releía los capítulos de ese día. Me desvelaba desgastando las frases que Sky tenía marcadas, preguntándome porqué o cómo encajaban en ella.

Cada capítulo que avanzábamos nos iba acercando más y más, era como si con cada página subrayada coleccionara un recuerdo en donde ella era la protagonista.

> Estábamos en la loma del rancho, a donde había llevado a Sky en su cumpleaños. Intentamos leer en la cafetería pero cada dos por tres alguien nos interrumpía así que terminamos por buscar un lugar lejos del resto.

"—...Llegará el día en el que no tengas que sentir que te escondes delante de los demás, ¿sabes? En el que simplemente puedas ser tú, sin más, que parece fácil, pero es casi una utopía. Y sé que la gente que te rodea impone, pero piensa que son un número más, y están aquí, en la Tierra, no como nosotros."

Ella leía con una voz melódica. Seguía un ritmo constante me permitía absorber las palabras. Interpretaba. Transmitía. Tanto así que sentí que me lo decía a mí.

"—¿Y nosotros dónde estamos?

Se quedó callado mirando la ventana.

—Nosotros en la luna.

—Me gusta cómo suena eso.

—Es la verdad. ¿No te sientes así ahora mismo?

—Sí —admití bajito—. Me siento en la luna...

—Duérmete ya, galleta Ginger.

—Te odio, Rhys.

—Buenas noches.

—Buenas noches."

La observé mientras terminaba el capítulo, ambos sentados en la manta sobre el césped. La noche nos había caído y solo alcanzamos a leer los cinco primeros. Sus mejillas estaban teñidas de rosado a causa del frío. El vaho escapaba de sus labios. Mechones de su cabello volaban a su alrededor con la briza. Tenía el rostro inclinado hacia el libro con una sonrisa enorme que brillaba más que las estrellas en el cielo. Las palabras que leyó resonaban en el fondo de mi mente como una melodía que adornaba su belleza. <

Sky había marcado para siempre con esa imagen aquella parte del libro.

Para cuando la tercera semana inició ya habíamos acabado la primera parte del libro "Encuentro. Amistad. Casualidad."

Pero cuanto más tiempo pasaba me daba miedo sentir que nuestra historia se parecía a la que leíamos.

Coincidir con los pensamientos que Rhys, el protagonista, tenía sobre Ginger, la protagonista femenina, me asustaba. Sobre todo porque esas ideas desembocaban siempre en la misma persona; Sky.

Rhys estaba enamorado de Ginger, creo que lo estuvo desde el momento en que la conoció en esa estación de tren en París. Yo no estaba enamorado de Sky. Pero entonces ¿por qué pensaba en ella de la misma manera en que Rhys pensaba en Ginger?

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🦋

He tenido un bloqueo tremendo. Es decir, ya sé que es lo que se viene, SPOILER; D R A M A. Pero no encontraba la manera de dirigir la historia hacia eso, sin embargo, creo que ya sé 😈

Ahr, ¿Alguien a leído el libro que mencioné? Si no aquí les dejo unas partes, se los super recomiendo ✨️



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