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;; NO SE OLVIDEN DE COMENTAR Y VOTAR. NO LECTORES FANTASMAS.













CAPÍTULO 01.
;; despierto en
un mundo lejano.








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—¡Abre los ojos, por favor, Kikki!

Esas palabras rondan por mi mente una y otra vez, mientras siento que mi cuerpo comienza a convulsionar. Tengo un frío enorme, y ni siquiera el calor de mi querida Yara, la pantera de pelaje como el ébano y regalo de un viejo amigo, consigue quitármelo de encima.

Alguien me sacude por los hombros o quizás me esté abrazando, no estoy segura, lo único que sé es que me veo obligada a abrir los ojos sólo para ser recibida por una luz cegadora.

Es el cielo, está despejado y brilla con un enorme y brillante sol, acompañado de algunas nubes blancas que resultan bastante familiares. De todas maneras, cuando finalmente mi vista se esclarece me encuentro de golpe con el rostro preocupado y perlado de lágrimas de mi mejor amigo, Aang, nómada del aire.

—¡Kikki, estás despierta! —Y de nuevo me llama por ese estúpido apodo que tantas veces le he dicho que me molesta.

Intento hablar pero sus brazos me estrujan con fuerza mientras sigue lloriqueando y me veo en la obligación de acariciar su cabeza calva mientras siento que por detrás mi querida Yara también comienza a despertar, abriendo sus fauces con un pequeño bostezo.

Y ahí, es cuando escucho gritar a una voz diferente a la de Aang, más masculina pero joven. Cuando alzo la mirada, veo a un chico moreno ataviado de ropajes peludos oculto detrás de una muchacha de una edad similar o cercana, y con características terriblemente parecidas a las del chico. Quizás lo que mayormente la diferenciaba, era esa mirada azulada y curiosa que tanto me recordaba a la mía.

No tardo ni dos segundos en echar hacia atrás a mi querido amigo para sacarme de un cinto ataviado a mi cintura, una pequeña daga cristalina que viene de familia. La pongo a la altura de mis ojos mientras una de mis rodillas todavía descansa en el suelo. 

—¡Alejaos!

Al momento, ellos alzan las dos manos en modo de rendición y si no hubiera sido por Aang, ya se las habría lanzado en defensa propia. Este me sujeta del brazo, regalándome una de esas sonrisas nerviosas y que tanto familiarizo a sus travesuras usuales.

—¡Son amigos, son amigos, Kaisa! —dice Aang, mientras me señala a qué baje la daga de inmediato. Cuando me cruzo con esos ojos serios por un segundo, no dudo.

Vuelvo a enfundar la daga en mi cintura, mientras estiro los músculos. Por alguna razón siento que llevo siglos dormida, aunque suene descabellado.

—¿Te llama Kaisa? —La chica me llama la atención y aunque me pone nerviosa la forma en la que no deja de mirarme, casi como si fuera algún espécimen raro, intento poner mi mejor sonrisa.

—Kaisa, sí. Y esta pequeña es Yara, es inofensiva, de verdad —aludo a mi pantera que se arrulla contra mi cuerpo.

Ambos chicos nuevos la observan, a su pelaje negro, a su enorme estatura, a sus pendientes en cada oreja (con forma de aro) y a sus intensos ojos verdes.

La chica intenta acariciarla, con guantes cubriendo sus dedos, pero el chico aparta su mano de golpe para colocarse enfrente de ella y extenderme una mano.

—Yo soy Sokka, y esta es mi hermana Katara —explica con una forma extraña de sonreír y cruzar sus cejas.

Su hermana, ahora que sé que se llama Katara, le agarra por la capucha para lanzarlo hacia atrás con una clara expresión de molestia. Eso me hace pensar que suele ser bastante pesado continuamente, de todas maneras, Aang ahora se engancha a mi brazo y me pregunta si estoy bien, si no tengo frío.

Yo asiento para recibir una corriente de brisa cálida justo sobre mi nuca y me asombro cuándo al devolver la mirada me encuentro con Appa, el bisonte volador de mi mejor amigo. No lo pienso dos veces para ir corriendo hacia él y estrujarme contra su pelaje blanco y calentito.

Este me recibe con varios gruñidos y devolviendo la vista hacia los tres que me observan, me hundo de hombros para ver cómo Yara envuelve su cola negra en las patas de Aang. Sus garras de cristal raspan contra el suelo, tiene hambre.

Y ahí es cuando no puedo evitar preguntarme qué había pasado en todo este tiempo. Porque sí, lo último que recuerdo es que nos escapábamos de la Aldea de Aang y después nada.

—Mis padres van a matarme, Calvito. —Este se sonroja cuándo Sokka y Katara se ríen ante el apodo.

Al momento el pequeño calvo me grita que deje de llamarle así, pero sabe que no lo haré, como el tampoco. Entonces cuándo Aang deja de alzarme la voz, chillando más que nada, me dice: —Yo les explicaré lo que... lo que...

Y entonces me separo de Appa cuando veo que su rostro se estruja y sé lo que se viene. Al momento silbo una pequeña melodía de dos notas y Yara, que ahora estaba siendo acariciada por el cogote por la chica morena, viene en grandes zancadas hacia mí justo en el momento en el que Aang estornuda. Ambas estamos agachadas cuándo este salta por nuestras cabezas levantando una pequeña estela de humo, siempre pasaba lo mismo.

Los que parecen realmente sorprendidos son los chicos nuevos, quienes no dejan de observarnos a ambos con rostros perplejos. Sokka parece que se le va a caer la boca de tanto abrirla.

—¡Acabas de estornudar y volar por tres metros!

Pero Aang siempre sabe qué responder, tan avispado como siempre.

—Parecía más alto, suelo hacerlo más alto normalmente, ¿no, Kikki?

Eso me hace reír nuevamente, de solo recordar cómo una vez lo hizo en las clases con el Monje Gyatso a posta, y este le siguió el juego para ver quién alcanzaba más altura.

Pero de nuevo, la voz jovial de Katara me sacó de esos hermosos recuerdos.

—¡Eres un maestro del Aire! —Y me permito nublar los ojos.

—¿No es obvio? Creía que sí lo era. —Pero ambos me miran como si no lo fuera.

Mientras acaricio el pelaje suave de Yara, el chico vuelve a hablar con ese tono de voz totalmente escéptico, como si no se creyese nada de lo que decíamos.

—Sí, claro. Un rayo de luz, después que bisonte volador, chico maestro del aire, una chica guapa con un pelo blanco y que no hay ninguna razón lógica que pueda explicarlo y con una pantera que dice peligro por todas partes. —Mientras se aleja hacia el fondo del pedazo de hielo en el que estamos parados, continua—: ¿Y esas runas tan raras que tenéis ambos? Estoy completamente seguro de os ha dado la locura de sol de medianoche.

Apoya su pequeña lanza de madera en el final del camino, mientras termina diciendo que se va a casa en donde todo parece tener sentido. Me incorporo lentamente, para ver lo que él ve: solo hay agua rodeándonos. Por detrás nuestra, dos bolas de géiser congeladas y gigantescas de las que es fácil averiguar que hemos salido por ellas, aunque eso sí, la mía y que compartía con Yara es mucho más pequeña que la de Aang.

El caso, por su expresión derrotada y por la sacudida de hombros de Katara, no es difícil de averiguar que no pueden volver a casa. Comparto una mirada cómplice con Aang, y acercándome rápidamente hacia Sokka, me cuelgo en sus hombros con total confianza. Al momento ignoro su rubor que le cubre parte de las mejillas y señalo hacia Aang y Appa, que están posando delante de ambos hermanos.

—¡Podéis montar encima de Appa y que el experto conductor Aang os devuelva seguros a casa! ¡En estos tiempos que corren, no hay mejor transporte que el bisonte volador!

Y Aang sube a espaldas de Appa, acomodándose con su mejor sonrisa.

—Prometo hacer que vuestro viaje sea inolvidable —dice, directamente hacia Katara, quien emocionada no declina la propuesta para nada.

Sin embargo, Sokka es el que parece tener un problema.

—¡No pienso subirme a esa cosa enferma! ¡Prefiero... Prefiero quedarme aquí esperando!

Pero gracias al cielo, mientras Yara me obliga a subirme encima de ella ( ya que es casi de mi altura ), veo cómo su hermana logra convencerle. Sabe jugar con su mente, y eso me gusta.

El caso, que Sokka se queda sin opciones y sube al lado de su hermana. Aang agarra bien la cuerda que dirige a Appa —aunque innecesaria— y se dirige a los invitados.

—¡Qué los voladores novatos se agarren bien! —Pero antes de que continúe, Sokka se asoma por el borde de la silla para hablarme.

Yara da grandes zarpadas para ponerse al lado de Appa, ante la mirada confusa de los dos hermanos. Yo sonrío para mis adentros, cuando nadie me conoce, siempre puedo hacerme parecer mejor de lo que soy.

—¿Tú no vienes, Kaisa? —pregunta el chico, agarrándose con toda su fuerza a esa silla.

Me resulta algo adorable, porque de cualquier forma, han decidido confiar en dos extraños.

—Oh, no. No soy de las alturas, Sokka y ambas —claramente refiriéndome a Yara— preferimos ir a nuestro ritmo. —Lo dejo con la boca fruncida, ya que no sabe de lo que hablo. Pero lo dejo un poco atrás, para cruzar mirada con el nómada del aire—. ¡No vueles muy alto para no perderos de vista!

Este asiente para después exclamar por todo lo alto: —¡Appa, yip!

Y todos observamos como el bisonte da una sacudida en ese géiser, y sale volando por los aires. Pero la cosa no funciona como siempre, simplemente da una vuelta y cae sobre las aguas. Entonces extrañada, comando a Yara con un silbido a que se prepare a saltar.

Entonces a ella se le estremece toda la piel y veo como sus garras cristalinas se vuelven más afiladas y algo planas en las puntas. Eso lo que tienen las especies como ella, Las Poncas, son criaturas que pueden adaptarse a cualquier terreno con sus garras, pero usualmente prefieren quedarse en territorios congelados como en mi hogar.

Ella gorgoja alegremente mientras surca las aguas y pronto alcanzamos a los demás.

Allí, Sokka se burla de Appa y de su intento de volar. Sin embargo, Aang le dice que solo tiene que descansar y mientras habla con Katara, Sokka si exclama emocionado al ver a mi Yara.

—¡Eso sí es otra cosa! ¡Cómo mola! ¿Cómo haces que Yara camine sobre las aguas así? —Se inclina sobre la silla, sin dejar de babear ante mi imponente animal—. ¡Déjame montar, Kaisa, por favor, por favor!

Y mientras acaricio el colgante familiar de mi nación, accedo a su petición aunque algo me dice que me arrepentiré por el resto del viaje. Pero mientras su hermana ayuda a que no se caiga en las aguas para subirse encima de Yara, acaricio mi colgante solo pensando en cómo estarán mis padres de enfadados por haberme ido todos estos días de casa, y lo que es peor, sin avisar.

★ " NOTA FINAL ;
:: aaaa , finalmente pude publicar el primer capítulo ! muchísimas gracias por su paciencia y aunque sea una vista corta, hemos podido ver un poco de kaisa y de los demás, amo la relación de aang y de ella, que será más profundizada después.

:: los quiero mucho y nos vemos en la próxima actualización. no olviden votar, comentar y dejar amor. todo para ustedes, mis querido maestros, y sí, amo demasiado a Yara, la pantera de Kaisa, es como la que aparece al principio, si.

Se despide xElsyLight.

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