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OO5|SENTIMIENTOS

          —¿Mani?

Si, Liam me llamo así pero no logré entender su significado —dijo, mientras seguía las instrucciones de Konan en la creación de un arco con lo que se obtuviera de la naturaleza—. Sé que Aibek es una forma de llamar a tu maestro.

—No estás tan equivocado —sonrió—. Pero Aibek no se refiere a algo tan banal como un simple maestro, Aibek significa "Maestro de la Luna", es el rango más alto entre nosotros que practicamos el Qamar y solo puedes decirle así a alguien a quien respetas y le juras tu lealtad. Solo existen dos personas en nuestro manada con ese rango.

—June y mi padre, ¿no? —intervino Misuk, mostrándose interesada ante la explicación que la mayor les brindaba.

—Asi es, el máximo de Aibek' s en una misma manada es de tres, Sasha y yo estamos entrenando con el señor Kang para ocupar ese puesto —asintió, corrigiendo a la pelinegra cuando se equivocó al anudar la cuerda al arco—. Mani por otro lado, es el rango más bajo y significa "Luna creciente", una de las primeras fases de nuestra madre Luna y por ende hace alusión de que aún eres un principiante que todavía puede crecer como la Luna conforme adquieres conocimientos y enseñanzas al pasar los días.

—Increíble, es como leer uno de esos libros viejos de la biblioteca de mi papá —suspiro la menor, haciendo reír al vampiro—. Liam es el único que se alegra por saber estás cosas.

—Por eso seguirás siendo un Mani, Misuk —Konan le dió un ligero golpe en la frente con sus nudillos—. Es tu segundo Qamar y aún eres como un cervatillo recién nacido, tu hermano...

—Mi hermano es un genio —interrumpió, rechinando los dientes ante la molestia de que la siguieran comparando con Liam—. Un anciano Aibek atrapado en el cuerpo de un chico insoportable.

—¡Misuk!

Edward se encontraba claramente sorprendido, en la mente de la adolescente solo habían elogios y admiración hacia su hermano. Escucharla hablar así le recordó al tiempo en que se "revelo" contra Carlisle, tomando su propio camino en un acto de rebeldía.

Cuando había cedido por completo a sus instintos de un "depredador".

La que hablaba ahora era solo una pequeña niña celosa de los logros de su hermano mayor, teniendo miedo de que su sombra fuera más grande que ella.

—La envidia no existe en esta manada. Insultar a tu hermano es como insultarte a ti misma —Konan miro por cortos segundos al inmortal—. Todos somos hermanos espirituales, hijos de la madre Luna, todos somos uno. Y seguirás siendo una Mani hasta que seas capaz de entender eso.

—Konan, yo... —Misuk bajo la cabeza, con sus ojos empezando a llenarse de lágrimas—. Lo siento.

El Cullen acercó su mano a la espalda de la menor, acariciando con su frío tacto en un intento de brindarle consuelo. Misuk no se contuvo al momento de abrazarlo, dejando que sus lágrimas empaparan la ropa del vampiro.

No podía hacer más que envolverla entre sus brazos y acariciar su cabello, en cierto punto le hacía recordar a cuando tocaba a Liam pero algo no se sentía igual.

Todo bajo la atenta mirada de Konan.








     Después de un par de semanas más viviendo entre la manada y sus costumbres, Edward se sintió capaz de decir que le agradaba por completo esa nueva experiencia. Hasta podría estar seguro de que Carlisle se sentiría igual que él.

Lleno de emoción, curioso y admiración por la Tribu Kane.

Lo que más le gustaba era pasar el tiempo con Liam, el chico era todo lo contrario a él. Estaba tan lleno de vida que podría sentir envidia.

Aunque había notado los tenues intentos de los mayores para evitar que él y Liam se quedarán solos, el cambiaformas parecía no importarle desobedecer para pasar juntos el tiempo que le fuera posible. El Qamar estaba por terminar y ambos no sabían si se volverían a ver luego de llegar a su destino.

La manada se movió por los estados hasta estar cerca de Alaska, el lugar donde se separarían y acabaría su viaje. En cierto modo, era algo que no se podía evitar pero sin duda sentiría un gran vacío sin él a su lado.

Ahora, él se encontraba en una de las rondas nocturnas para vigilar el área en dónde los demás estaban descansando. Para su buena suerte, su compañero de rondas había sido Liam, quién se paseaba a su lado en su forma de lobo.

Sus dedos picaban, ansiosos, por enredarse entre el pelaje rojizo de su compañero. Confundido, pues era algo que había sentido por la humana de la que se enamoró pero, muy diferente.

Con Bella Swan experimento su primer amor y su primer "corazón roto". Por otro lado, Liam le hacia sentir muchas cosas con solo una mirada o un simple gesto que adornaba su rostro.

Sus ojos verdes olivo le hacían sentir muchas cosas, eso era seguro.

Pero, ¿podría llamar a esos sentimientos amor?

Sus divagaciones se detuvieron al sentir la suavidad de Liam bajo su mano, se habían tenido en algún punto y los pensamientos del cambiaformas se centraron en él. Algo que lo ponía feliz.

¿Todo bien?

Edward lo miró, conectando sus ojos dorados con los verdes del lobo.

¿Edward?

Juraría que si su corazón todavía latiera, lo haría desenfrenado ahora por él.

Fue en ese momento que dejó de sentir su pelaje para esta vez percatarse de que dos manos cálidas se posaron en sus mejillas, Liam lo miraba preocupado de pie frente a él.

Tan cerca que era doloroso.

Sin pensarlo sus propias manos se encontraban recorriendo la cintura del cambiaformas, acariciando con las yemas de sus dedos la piel blanca.

—¿Qué pasa, Maní? —pregunto burlón, ladeando su cabeza.

No tuvo respuesta verbal, solo un toque de labios tan lento que parecía querer que el tiempo se detuviera.

Liam no hizo nada por apartarlo, en su lugar, sus manos se desviaron hasta el cuello de Edward mientras sus labios se separaban, dejando que su lengua delineará los del vampiro en una clara invitación de que podía llegar más lejos.

No tardó mucho para que el cobrizo atrapará en su garganta el quejido que Liam soltó al estampar su espalda en el árbol más cercano a ellos.

Estaba tan extasiado de tener al pelinegro entre sus brazos que olvidó por completo que estaban en el trabajo que se les asignó, pero en ese momento no era importante. Liam jadeaba contra él y eso era suficiente para aferrarse a los sentimientos que lo abrumaban.

Todos dirigidos a Liam.

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