Ϟ 05. 𝗮 𝗯𝗮𝗱 𝘀𝘁𝗮𝗿𝘁 𝗳𝗼𝗿 𝗮 𝗴𝗼𝗼𝗱 𝗲𝗻𝗱

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ྉ 05 : : CAPÍTULO CINCO

i. UN MAL INICIO PARA UN BUEN FINAL

SENTADOS EN LA VERJA DE LA CASA LA CASTAÑA se encontraba con la cabeza apoyada en el hombro del rubio después de esa conversación tan extraña que habían tenido ella decidió dejar atrás el mal entendido y darle paso a la felicidad. Porque sabía que en cualquier momento su padre aparecería y le arrebataría toda la felicidad como había venido haciendo desde hacía años atras. La sola idea de pensar que podría llegar a perder a Sanji la tortura de vez en cuando en momentos como aquel en el que no sabe que hacer.

Sobre sus hombros se encuentra el saco del rubio quien muy amablemente se lo había dado por su falta de suéter. Su mano se encontraba entrelazada con la ajena y deseo que ese momento fuese eterno.

-¿cuánto falta para que venga el capitán?- cuestiona ella trazando dibujos sin sentido sobre la palma de la mano del rubio.

-no tengo idea, pero algo me dice que vamos a tener que pelear.- comunico el rubio viendo hacia el cielo.

-pobre Nami, después de lo que me has contado yo...siento que la juzgue mal.

-¿por qué lo dices?

-no la conocía y solamente me deje llevar por la fachada. Quiero decir, no dije nada de lo que pensaba sobre ella en voz alta pero si lo pensé.

-tranquila, hasta hace unas horas ninguno conocía del pasado de ella.

-aún así creo que no estuviste mal, al defenderla.- admitió. Talvez había exagerado las cosas.

Sanji se quedó en silencio por temor a decir algo incorrecto y arruinar el momento. Lo mejor era cambiar de tema.

-a todo esto ¿por qué sigues llevando el gorro de Trafalgar?- cuestiona quitando el objeto de la cabeza de ella.

-ya te lo dije es un regalo.- recalcó de nuevo.- y prometí que se lo devolvería.

-no te queda mal, lo admito.- farfulla colocando el dichoso gorro sobre su propia cabeza.- te hace ver tierna pero no tanto como cuando llevas mi ropa.- declaró.

Puede que Sanji no lo quiera admitir pero sentía celos de un gorro, talvez sea por quien lo usaba antes y temía que aquella fuera una pieza fundamental que haría que en algún momento se separaran.

-¿esto es una declaración de celos?- cuestiona alzando la ceja.

-puede ser quien sabe.

-Sanji.

El rubio se alejo de ella y dejo que el gorro le cubriera los ojos.

-solamente digo la verdad, no tengo nada en contra del gorro...es solo que.- se interrumpió a si mismo.- cuando lo veo me hace recordar que estuviste a punto de irte con Trafalgar.

-pero no lo hice, me quedé y aquí estoy contigo.- aclaro retirando la vicera de sus ojos.

-lo cual es un alivió porque si no estuvieras aquí, no se que sería de mi.

Sanji se puso a pensar en unos segundos. Lo cierto es que sin Ronnie seguramente se hubiese vuelto peor de lo que ya era, cabe la posibilidad de que no hubiese aceptado la propuesta de Luffy y talvez sería una pobre alma en desgracia.

Seguiría llorando la perdida de Ronnie.

Pero el destino había apuntado a su favor y había echo que ella se quedará.

-supongo que al final no tengo una respuesta concreta.- suspiro y devolvió el gorro a su actual dueña.

-el destino muchas veces es complicado de entender. Pero si de algo estoy segura es que pone a las personas en los momentos correctos.

Él beso la nariz de ella.

-¿crees que vuelvas a ver a Trafalgar?- preguntó. Todo ese tema había generado la duda en él.

-no lo sé, Torao tiene su propia vida como pirata. Talvez nunca lo vuelva a ver.

«seria fantástico que no lo volvieras a ver» pensó él.

-¿que harás con el gorro? digo si no lo vuelves a ver, no se lo podrás devolver.

-supongo que lo guardaré, en dado caso que ya nunca más lo vea.

Sanji guardó silencio, apoyo las manos sobre los muslos de ella sin ninguna doble intención.

Ronnie se sintió nerviosa, no importaba que tanto se conocieran ya que el rubio siempre alteraría sus nervios como nunca nadie lo había echo. Y eran esas sensaciones que la emocionan como si cada segundo fuera un recuerdo nuevo.

-¿que tanto me ves?- cuestionó ocultando su mirada bajo la visera del gorro blanco.

-admiro tu belleza.- responde acercando su índice a la vicera alzando está.- eres la mujer más bella que mis ojos hayan visto jamás, eres un ángel caído del cielo. Nisiquiera tengo una palabra para expresar cuánto te quiero, toda palabra que pienso se queda demasiado pequeña para definir cuánto te quiero.- articula dejando con sus dedos una caricia sobre la mejilla de ella.- me encantas.

-Sanji, seguramente has conocido a mujeres mejores que yo.- pronuncia desviando la mirada.

El rubio frunció el entrecejo.

-ninguna se compara contigo. Desde el primer momento en que te ví, me enamoré.- la toma con suavidad del mentón haciendo que le vea a los ojos.- entraste en mi cabeza, recuerdo esa noche en que te conocí cada detalle de tu rostro, todo.

Mi única condición es que me recuerdes con un vestido rojo frente a un acantilado.

Porque en el único lugar donde te veo es mis sueños más salvajes.

-no te compares con las demás. Ellas tendrían que envidiarte.- agrego dejando un tierno beso sobre los labios de ella.- eres perfecta, tus pecas, tus ojos, tus labios, amo cada parte de tí. Inclusive esa cicatriz que tienes en el abdomen.

Inconscientemente la castaña se llevó las manos al abdomen dónde tenían aquella cicatriz de la cual habla el rubio.

Sintió que su corazón daba un vuelco dentro de su pecho y la felicidad arrasó con cada inseguridad que tenía.

¿Cómo había pensado que Sanji alguna día dejaría de quererla?

Sin duda alguna había sido un pensamiento absurdo que solamente la había inducido a la ansiedad. Debería tener más seguridad en si misma, lo que más amaba del rubio es que el siempre encontraría un forma para hacerla sentir mejor, amada y valorada.

Junto a Sanji se sentía como la joya más adorada del mundo.

-yo no se porque pensé que llegarías a cambiarme por otra.- admitió con un ligero color rojo en las mejillas, avergonzada.

-¿desde cuándo te sientes así?

-desde que apareció Nami, has estado muy al pendiente de ella y yo...- trago saliva.- pensé que te había dejado de interesar.

-¿por qué no me lo dijiste?- cuestiona frunciendo el entrecejo. Había sido su culpa y de haberlo sabido no hubiese seguido hablando.- princesa, si me hubieses dicho como te sentías, hubiera dejado de hablar ¿por qué no lo dijiste?

-porque me sentía celosa y no estaba pensando bien.

-todo esto es mi culpa ¿vale? no debí haber dicho todas esas cosas.- la tomo de la mano y la dirigió hacia su pecho justamente dónde estaba su corazón.- te pido perdón, una vez más por haber sido un completo inconsciente. Jamás quise hacerte sentir insegura y no merezco que me perdones pero te prometo que no volverá a suceder.

-pero Sanji.- murmuro y cerro los ojos, en parte también había sido culpa suya.- la próxima vez que me sienta así, voy hablar contigo.

-de acuerdo y yo mantendré la boca cerrada.

Ronnie le sonríe.

Concluido el tema ambos volvieron a su posición inicial, él la volvió a abrazar y la cabeza de ella volvía a descansar en el pecho del rubio.

Bajo las estrellas se quedaron en silencio disfrutando del calor que ambos se dan.

A su alrededor se encuentran Ussop, Jaeger y Zoro. Los dos últimos se encontraban jugando cartas puesto que ya habían sacado del juego a Ussop tres veces por ser un pésimo jugador.

Ajenos al problema que se les venía encima, el capitán de los Sombrero de Paja se dirigía hacia ellos con los puños apretados y una expresión neutra en el rostro. Se podía percibir cierta frialdad en sus ojos y a los segundos apareció a la par de él la pelirroja quien llevaba la misma expresión en el rostro.

Cuando los demás se dieron cuenta de la presencia de su capitán dejaron de hacer lo que hacían para verse más serios ante la situación.

-¿están listos?- pregunto a sus compañeros.

-por supuesto.- respondieron en unción reuniéndose a lado del capitán.

Poco a poco comenzaron a escuchar voces que venían de la aldea y con ello se veía las llamaradas de fuego extenderse.

-¿que esta pasando?- pregunta el moreno viendo hacia la aldea.

-la aldea Coco.- murmura la castaña a lado del rubio.

-vamos a patearle el trasero a ese hombre pez.- pronuncia el capitán tronando sus nudillos.- pero primero Ronnie.- la llama el capitán y está la ve.- ve con Nami, ella te necesita.

-¿a mí? ¿para que cosa?- cuestiona confusa.

-tiene una herida en el brazo y eres la única capacitada para curarle.- agrega Enola suavizando su expresión.

La castaña asintió, soltó la mano del rubio y se alejo a prisa a dónde Nami se encontraba. En medio del sendero con lágrimas en los ojos, el sombrero y la bufanda de los dos capitanes.

Se hinco frente a la navegante está se negaba a levantar la mirada y Ronnie entendió que sentía pena. Pero ella mejor que nadie comprendía cómo se debía de sentir.

-estamos contigo.- murmura colocando su mano sobre la mano de ella.- ya no estás sola Nami.

-perdoname, por haberte tratado mal.- dice entre sollozos la navegante.

-perdonanos tu a nosotros por no haber sabido comprender tu situación.

Nami levantó la cabeza y observó a la castaña sonreírle con amabilidad.

-vamos tengo que curar tu brazo.- indica levantándose y en el proceso ayudando a Nami.- y luego, vamos a patear el trasero de Arlong.

Nami sabía que sus compañeros le harían frente a ese tipo por lo tanto tenía que estar tranquila. Ellos no le fallarían.

-gracias por ayudarme.- murmura la chica.

-no hay de que.- responde Ronnie.

Amabas caminaron hacia la casa de Nojiko, en el área los demás ya no se encontraban debido a que se habían ido hacia la aldea a ayudar.

Ronnie dejo a Nami sentada en las gradas, ingreso en la casa para lavarse las manos y una vez las tuvo limpias procedió a quitar la bufanda del brazo en este se revelaron unos profundos cortes sobre el inusual tatuaje que la joven porta.

No dijo nada y comenzó a limpiar la herida, desinfectó y finalmente vendo con gasas. Y luego colocó de nuevo la bufanda de la capitana.

-y ya quedó.- anuncio metiendo lo que no uso en el botiquín.

-gracias.- responde ella.

-¿cómo te sientes?- pregunta y la pelinaranja la observó.- no debí preguntar, verdad.

-para serte honesta, fatal.- suspiro pesadamente.

-me imagino que sí.- dice metiendo en una bolsa lo que había usado para limpiar la herida.- verás que muy pronto todo mejorará, no todo el tiempo es gris.

Nami guardo silenció, estaba segura de que así sería pero no estaba segura de cuando sucedería.

-eres hábil con la medicina.- articula cambiando de tema.- ¿de dónde conoces tanto?

Ronnie termino por guardar las cosas y se sentó a lado de Nami. Antes de responder a su mente llegó la imagen de Law.

-se lo debo a un amigo, el es un cirujano y doctor a la vez. Me hizo leer algunos libros de medicina y de ahí mi conocimiento.- explico.

-y ese sombrero.- señaló Nami hacia la cabeza ajena.- ¿que hay de el?

-le pertenece a mi amigo.

-tu amigo es un ex pareja tuya ¿no?

La castaña volteó a ver a la pelinaranja incrédula por la facilidad en la que llegó a la conclusión.

No le mentiría a Nami, después de todo ella era su amiga.

-tienes una buena intuición.

-¿cómo se llama?

-su nombre es Trafalgar Law, es un buen tipo pero no me gustó lo suficiente como para querer ir con él.- admitió y se quitó la gorra de la cabeza.- lo que si le agradezco es que me haya enseñado de medicina.

-ve el lado bueno, lo recuerdas con cariño.

Ronnie sonrió y devolvió su gorro de nuevo a su cabeza.

-creo que deberíamos ir con los demás y ver si necesitan de nuestra ayuda.- anuncia estirando un poco los brazos.

-andando.




















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Ronnie suspiró.

Frente a ella se encontraba un niño de unos siete años, este sollozaba mientras la joven revisaba la quemadura que había en su brazo.

Algunos aldeanos habían sufrido quemaduras y golpes mientras intentaba apagar el fuego. Y al ser la única médico en el área se dispuso a ayudar a los heridos. Su trabajo lo hacía tan bien que los atendidos al finalizar la felicitaban por su habilidad en la medicina, sin saber que todo lo había aprendido a base de lecturas. Trafalgar le había echo leer muchos libros acerca de medicina y procedimientos médicos, al como preparar medicamentos e inclusive le había dejado algunos libros para que siguiera con sus estudios.

-¿te duele mucho?- pregunto ella con suavidad viendo las lágrimas del niño caer por sus mejillas. El niño asintió.- se que duele pero debes ser un niño valiente ¿de acuerdo? tu herida sanará, yo me encargaré de ello.

La joven colocó una crema anticeptica en la quemadura. El niño volvió a sollozar causando en ella cierto pesar.

-ya pasará el dolor.- le aseguró ella procediendo a dejar un beso cerca del área.- ya quedó.

-gracias señorita.- solloza el niño.

-no fue nada.- le responde.- por ser un niño valiente voy a darte esto.- le tendió una galleta que había guardado en su bolsillo.

-muchas gracias.

Desde la otra esquina de la casita en la que se encontraban Sanji había estado atento a lo que Ronnie hacia.

Y no pudo evitar sonreír al ver la interacción de ella con el niño, tan dulce y suave como solo una madre lo haría. A sus pensamientos llegaron ideas y entre esas un anheló que añoraba por cumplir.

Le encantaría ver a Ronnie embarazada pues sabía que está haría un excelente trabajo como madre. Además, él le daría todo el amor que no recibió cuando fue niño a su hijo.

-¿sabes? pienso que serías una buena madre.- menciona el cuando el niño se había marchado.

-¿eso crees?- se volteo a verlo.

-no solo lo creó, lo aseguro.- responde caminando hacia ella.- ví la forma en que tratabas al niño tan dulce y delicada, serías una exelente madre.

-tal vez, si lo sea.- admitió sonrojada.

Sanji que había llegado a ella, se inclinó y besó su mejilla.

-¿te e dicho que te ves hermosa sonrojada?- le susurró en el oído provocando que ella se pusiera nerviosa.

-n-no no me lo habías dicho.- balbucea ella nerviosa.

-ahora ya lo sabes.- volvió a susurrar pero con un tono más sensual.- aunque me gusta más cuando te tengo debajo de mi.

Y eso basto para que Ronnie terminará por explotar en nervios.

-Sanji, no digas esas cosas.- le reprende tratando de controlarse.

-solamente digo la verdad preciosa.- la abrazó por detrás ya sus manos quedaron en el vientre de ella.- ¿sabes? ahora que eres mía, pondré a un bebé dentro de ti. Un niño, con tus ojos y mi carácter, no suena mal.

Ronnie no podía sonrojarse más, por lo que rápidamente se alejo del rubio sintiendo sus mejillas más calientes que antes.

-deja de decir esas cosas.- declara la joven de brazos cruzados.

-¿que tiene de malo? solamente digo que me gustaría tener un bebé contigo.

-no creo que sea el momento indicado para ello.

-¿por qué no?

La castaña ladeo la cabeza buscando una forma para salir de aquella situación. Aunque le gustase la idea de tener un hijo, ella creía que no era el momento indicado para hablar de ello.

-a ver dime preciosa, ¿por qué no es el momento?- insistió Sanji.

-porque no nos hemos casado.- responde lo primero que se le había venido a la mente.

-ah con que ese es el problema.- murmura el cocinero rascando su menton. Ronnie sonrió nerviosa.- vale, en ese caso dame unos minutos.

-¿que se supone que vas hacer?

El rubio en lugar de responder solamente le sonrió a la castaña para luego salir de la cabaña.















































jane's note's



bueno después de unos mil añitos me dignó a actualizar sjsjsks

lamento haberlas echó esperar mucho:c

espero que les guste el capítulo porque se viene lo bueno oh sí¡

¿que opinan del capítulo?

¿les gustó la amistad entre Nami y Ronnie?

¿que creen que trama Sanji?

hasta la próxima¡<3

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