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14 : : CAPÍTULO CATORCE

i. LAS HABILIDADES DE RONNIE

DOS DÍAS MÁS TARDE DESPUÉS DEL INCIDENTE Y el descubrimiento de la castaña las cosas siguieron fluyendo como si nada hubiera pasado. Ronnie dejo de pensar en la sangre azúl que corre por la venas de Sanji e ignoro su curiosidad algo le decía que no debía de entrometerse mucho en aquella situación. Por otro lado ya casi no sentía la falta de Torao con todo lo que se ocupaba dejaba de pensar en el ojigris, estar al pendiente de muchas cosas ayudaba a su mente pero también estaba aquel latente sentimiento que sentía al estar junto con Sanji. Uno que desde un principio trato de evadir razón por la que había aceptado estar con Torao todo ese tiempo.

Era imposible para ella no preguntarse así misma; ¿que sería de ella si se hubiera ido con Law? sin duda la respuesta es tan incierta como el futuro.

Seco las gotas de sudor que caían por su frente con un pañuelo, aquel día hacia más calor de lo normal. Dejo de lado las hojas que tenía al frente y decidió salir para buscar alguna fresca bebida de la cocina.

Se ocupaba de las entradas y salientes del restaurante, su trabajo consistía en llevar la administración del restaurante. Desde los ingredientes que se usan hasta la servilleta de color rosa que se piden. Los números y ella siempre se habían llevado bien y talvez solo talvez esa habilidad la había heredado su padre.

Su fiel mascota la acompaña siempre, una vez dentro de la cocina observó que no muy lejos estaba Sanji y Zeff estos discutían como siempre. Aunque las discusiones se hicieron mayores hace unos días, debido a que Zeff saco de las filas a Sanji y ahora era solo un simple mesero junto a Jaeger.

Ronnie creía que Jaeger también era un buen cocinero pero sorpresa fue para ella saber que el ojiverde se le quemaba hasta el agua.

Se acercó sigilosamente hacia ellos y escucho las últimas palabras del rubio hacia el hombre mayor.

Tomo un poco de aire.

Aquellos que desconocen de la verdadera historia que había detrás de Sanji y Zeff fácilmente los confundirían como padre e hijo.

-¿por qué pelean tanto?- cuestionó la joven de brazos cruzados.

-ya sabes lo mismo de siempre.- respondió el chef.- no hay tiempo para estás cosas, verengenita por última vez ve a la entrada principal y recibe a los clientes.

-ya te e dicho que mi labor no es estar recibiendo gente, mi labor es estar en la cocina.- se inclinó al frente.

Ronnie puso los ojos en blanco.

No le faltaba mucho para terminar, podía acabar en la noche. Por lo tanto tenía las siguientes horas libres.

-puedo hacerlo yo Zeff.- interrumpió la discusión, consiguiendo la atención de ambos hombres.- Sanji puede quedarse aquí.

-tienes mucho trabajo que hacer, Ronnie.

-ya casi lo terminó, en la noche lo terminaré.- sonrió.

El hombre pareció pensarlo durante unos largos segundos.

Mientras tanto Sanji sonreía orgulloso de haber ganado esa pelea.

-lo harás solo por hoy.- indicó.- aún así atenderas las mesas verengenita.- lo señaló con una espátula y se marchó.

La sonrisa que el rubio había portado se desvaneció tras haber escuchado el veredicto del chef.

Los dos esperaron a que el chef se alejará de ellos lo suficiente para poder hablar.

-eso no es justo.- protestó como un niño pequeño.- no es justo. Ese es el trabajo de Jaeger.

Ronnie suspiro.

-si lo piensas bien, no es tan malo.

Sanji se rascó la nuca. El hecho de ser mesero no era malo en realidad estaba más preocupado por dejar a la castaña atender la entrada.

Conocía a los degenerados que algunas veces pisan el Baratie y odiaria saber que uno de esos le faltó al respeto a la chica.

-¿estás segura? no quiero que te pase lo de la última vez.- dijo el rubio recordando esos días.- no quiero que vuelva a suceder.- agrego tomándola de las manos.

-estare bien, y si alguien me molesta le daré un puñetazo.- dijo ella alzando su puño a la altura del hombro.

Sanji no estaba ni la mitad de seguro de dejarla hacer ese trabajó. Comenzaba a arrepentirse.

-confio en que no abra necesidad de hacerlo.- finalmente respondió.

-espero que no.- murmuró ella.

Sanji sonrió ligeramente, le gustaban esos efímeros momentos que compartía con ella. Cada uno lo guardaba en su memoria como uno de los mayores tesoros que puede tener.

Ronnie parpadeó un poco.

Sanji no tenía que hacer nada para llamar la atención de una chica, la sonrisa que porta esa ligera calidez que desprende de él. Cualquier mujer estaría encata con un hombre como ese, y es que el rubio no hacía nada para encender ese calor que aparece siempre que lo ve.

En pocas palabras Sanji es el sueño de cualquier mujer, el hombre perfecto.

Ronnie desvío la mirada, tenía trabajo que hacer y debía empezar ya. Por mucho que quisiera quedarse más tiempo con él.

-te veo luego.- musito se paró de puntillas y dejo un beso sobre los labios del rubio. Sanji embobado sonrió.- deséame suerte ricitos.

-la suerte ya la tienes.- ronroneó.

Ronnie le dió una última mirada para luego retirarse hacia su nuevo puesto de trabajo de ese día.

Confiada en que todo saldría bien se desplazo entre las mesas y subió por las escaleras mentalizandose que no sucedería nada fuera de lo común.

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A la castaña no le molestaba estar en la entrada más bien disfrutaba de lo que hacia.

Ser recepcionista no es tan malo como todos creen que es, la facilidad con la que se desenvolvía. Se había vuelto parte de su rutina durante tres días seguidos. Con todo lo que tenía que hacer se había olvidado de cierto ojigris.

Ya casi no pensaba en Trafalgar Law.

Habían veces en que se preguntaba cómo estaba el ojigris, si este estaba bien, si había comido o cosas por el estilo. Por mucho que haya pasado no podía evitar preocuparse por su bienestar; razón por la que estaba al pendiente del periódico por si este llevaba alguna noticia de los piratas de heart.

Por otro lado volvía a tener presente la imagen del rubio dentro de su cabeza. Y no es como que le molestará. En realidad disfrutaba de la presencia del rubio en su cabeza a pesar de saber que este no la tenía latente en sus pensamientos.

Levantó la mano al despedirse de una familia que recién había llegado, aquel pequeño que llevaban consigo le pareció de lo más tierno.

Cuando regreso su vista al frente delante de ella habían cinco personas recién llegadas, sus llamativos cabellos resaltaron entre los demás.

Se veían amigables.

Sobre todo aquel chico con un sombrero de paja.

-bienvenidos al Baratie, ¿en qué puedo ayudarles?- dijo su típica frase de siempre mostrando su radiante sonrisa.

-oye ¿dónde podemos comer?- pregunto el del sombrero de paja.

Ronnie paso la mirada por cada tripulante, encontrándose con la curiosa mirada del peliverde con la suya.

Rápidamente este desvío la mirada, al sentirse atrapado por ella.

-uh, ¿tienen reservación?- cuestionó cambiando la dirección de su mirada al ruloso.

-¿necesitamos una?- pregunto confundido.

-me temo que hoy si, tenemos la casa llena.- señaló con el lapicero hacia atrás.

-talvez deberías volver a revisar tu libreta.- tomo la palabra la pelinaranja que se acercó a ella.- si fueras tan amable castaña.

-uhm.- murmuró Ronnie entendiendo lo que la otra chica quería hacer.-¿me estás chantajeando?

La pelinaranja parpadeó varias veces muy pocas veces se había topado con personas así.

-no, claro que no.- nego.

-eso me parecía que querías hacer.

-disculpala, solo quiere que el futuro rey de los piratas, pueda comer.- intervino el moreno.

-¿y quien es ese?

-su nombre es Monkey D Luffy, talvez escuchaste hablar de el.- agrego la otra chica de cabello rojo señalando al del sombrero.

Ronnie llevo su mirada al mucho del sombrero este le sonríe y de alguna manera que no puede explicar no pudo decir palabra alguna.

Realmente le pareció alguien muy tierno.

-lo lamentó, pero no creo encontrarles una mesa.- murmuró afligida, esos ojos que la vieron parecían tan inocentes.

-por favor, solo será un rato.- agrego de nuevo la pelirroja.

Ronnie se sintió vencida, suspiro y se pasó la mano detrás de la nuca.

-esta bien, les conseguiré una mesa.- finalmente respondió.

-¡si vamos a comer!- festejó el ruloso.

Ronnie movió la cabeza y les indicó que la siguieran, el corto caminó a la mesa que había localizado cerca de una ventana.

Detuvo sus pasos una vez llegaron, giro sobre su eje y con su mano hizo un ademán en señal de que esa sería su mesa, su sonrisa jamás se borró. Observó a los cinco tripulantes tomar asiento a excepción de uno, el peliverde al parecer tenía problemas con sus espadas.

-puedo guardar tus espadas para que no tengas inconveniente.- ofreció ella amable como siempre.

-no, gracias siempre a dónde voy mis espadas igual.- respondió el peliverde, dando la vuelta para entrar al otro lado pero tuvo el mismo resultado.

-¿seguro?- alzo su ceja ella.

El peliverde se giro en su dirección enviándole una mirada sería que cambió cuando aquellos ojos castaños lo vieron.

Sin palabras el peliverde trago saliva ante una mirada tan intensa. Solo con una mujer se había sentido así de extrañó. Imposible se moverse.

-lo volveré a decir, puedo guardar tus espadas.- repitió cruzándose de brazos.

Talvez había sido la insistencia de la castaña o su mirada que en un abrir y cerrar de ojos, el peliverde le había entregado sus espadas.

-cuidalas muy bien.- le encargó al entregarle la de color blanco.- en especial está.

-no te preocupes, yo las cuidare con mi vida.- le sonrió. El peliverde seguía con la misma expresión.- soy Ronnie, ¿cómo te llamas?

-Roronoa Zoro.- respondió.

-a el cazador de piratas.- atajó viendo a los otros cuatro.- es extraño ver a un cazador de piratas con piratas.

-es de los nuestros.- dijo la voz de Luffy.

-ya veo. En fin, en un rato vendrá un mesero a tomar su orden.- se encogió de hombros y se retiró hacia un área contraria a las escaleras.

Zoro se había quedado sin habla ante la chica se sentía como un idiota.

-parece que alguien te a flechado el corazón de roca limón.- dijo la voz femenina de la pelirroja.

-tch, tonterías.- respondió molestó.

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El turno de la castaña finalmente había terminado cuando Jaeger llegó a relevarla, compartieron unas palabras y luego ella se retiró con prisa ya que quería saber si Sanji se encontraba bien luego de haber golpeando a esos clientes que se habían querido pasar de listos. Bajo las escaleras tan rápido como podía evadiendo a algunos meseros que iban en su dirección.

Ronnie ingreso a la cocina busco con la mirada al rubio que se encontraba en una esquina. Paso frente a Eren y lo saludo con la mano, se detuvo frente frente al rubio pero frunció el entrecejo al ver lo que hacia.

Sanji sintió la presencia de ella, le dió una fugaz mirada y siguió preparando aquel postre.

Ella se quedó en silenció observando con curiosidad la manera en que el rubio preparaba el postre. Finalmente al cabo de unos minutos acabo con el chocolate que mezcló con el caramelo, separó la mezcla en tres en pequeños bowls a cada uno le agregó un sabor diferente, coco, vainilla y mora.

-¿para quien es eso?- pregunto intrigada la chica.

-es para una pelirroja.- anunció el rubio sin separar la mirada de lo que hacia.

-ah, ¿y por eso te tomas tantas molestias?- cuestionó con brusquedad. Empezaba a sentir celos.

-si y no.- levantó la mirada encontrando la de Ronnie. La chica seguía con la misma expresión.- la comida se hace siempre con dedicación, además sombrero de paja me pidió que lo hiciera con los ingredientes. La chica no puede comer cualquier cosa.- explicó sin inmutarse.

La llamarada de celos se apagó en cuánto escuchó la explicación. Ronnie se sintió mal al armarse cosas tontas en la cabeza.

-ya veo.- murmuró apenada.

-tranquila, no voy a ver a otra mujer que no seas tú.- agrego sonriendo b

Las palabras golpearon directamente a Ronnie quien tuvo que parpadear varias veces sin poder creer lo que había escuchado.

¿Escucho bien?

Si, estaba segura que si y no, no era parte de su imaginación estaba totalmente segura de lo que había escuchado. Pero no debía precipitarse a sacar conclusiones rápidas.

-¿cómo dices?- murmuró en cuanto recupero el habla.

-eres la única mujer en mi mente.- sonrió mostrando sus dientes blancos.- que no te preocupen las demás; mi atención este solo en tí.

Ronnie se sonrojó.

Sanji sonrió más complacido con el resultado.

-termine.- anunció al terminar de decorar el plató.- nena te veo luego.

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Ya había oscurecido, el ambiente del medio día fue reemplazado por uno entretenido, la estrella del momento Taylor Swift daba su show como siempre. Está vez parecía una pequeña fiesta puesto que donde se encontraba ubicada la rubia a su alrededor bailan y cantan los clientes con copas en las manos.

Ronnie se encontraba desde un punto escuchando la música, desde donde estaba podía ver a la reciente tripulación que le causaba curiosidad, todos parecían muy unidos como si fueran una familia. Localizó entre ellos a Jaeger, le sorprendió bastante pero dedujo que el ojiverde iba detrás de alguna de las chicas.

Decidió volver a dentro Sanji se había perdido y no lo pudo ver en ningún momento. Las ideas comenzaron a aparecer dentro de su cabeza, ninguna le gustaba pero debía aceptar la realidad.

Sanji y ella no tenían nada. Por lo tengo el rubio podía hacer lo que quisiera con su vida.

Camino por el pasillo hasta detenerse en la entrada a la cocina, el golpe de un plato llamo su atención. Abrió y se encontró con el nuevo lava platos.

-si sigues rompiendo los platos vas a dejarnos sin loza.- comento ella divertida al ver los trozos de cerámica en el suelo.

-oh eres tú, la castaña que nos dejó comer.- dijo el ruloso al voltearse.

-mi nombre es Ackerman Ronnie. El tuyo es Monkey D Luffy, si no me equivoco.

-estas en lo correcto.

-te falta mucho para que acabes.

-hasta hace un rato terminaron de llegar.

-a este paso nunca vas a acabar.- comento ella viendo a su gato saltar entre las ollas.- Vins, bajate de ahí Zeff odia que esculques entre las ollas.

-¿quien es Vins?

-mi gato.

Delante de Luffy apareció el felino que con sus ojos color amarillo lo observó con curiosidad y recelo.

-no lo toques es algo arrisco.- indicó ella al ver lo que Luffy intentaba hacer.

Tras esa conversación la castaña, tomo la esponja y el jabón dispuesta a ayudar a Luffy.

Al cabo de un rato en el que Ronnie se encargó de lavar todos los platos, puesto que le dijo a Luffy que no hiciera nada, ya que siempre rompía alguno.

-te aburres muy rápido.- comento ella al verlo de reojo con una mueca de aburrimiento.

-es que no hay nada que hacer.- bufo digiriendo su mirada a la entrada.

-uhm.- murmuró rascando su mentón. Luffy la ve atentamente.- ¿quieres que te enseñé un truquito?

-¿que tipo de truco?- pregunto entusiasmado.

-uno que te va a sorprender.

-¡quiero verlo!- exclamó.

Ronnie rápidamente secó sus manos con una toalla, busco entre los cajones alguna libreta hasta dar con una, la saco y la dejo sobre la mesa frente al ruloso.

-¿que vas hacer con eso?

-solo observa y verás.- le dijo tomando el sombrero que él porta.

-hey no, mi sombrero.- atajó con la mano extendida.- devuélveme mi sombrero.

-tranquilo confía en mí, no le va a suceder nada.

Luffy frunció el entrecejo.

La castaña le sonrió y a continuación colocó el sombrero de Luffy en la hoja blanca y este rápidamente parecía un dibujo dentro de la hoja.

-¡cómo lo hiciste!- exclamó Luffy sorprendido.- ¡quiero hacerlo también! ¡eso es magia!

-me temo monito que es algo que solo yo puedo hacer.- indicó al sacar de nuevo el sombrero de la hoja.- y lo tienes de vuelta.

-¡eres genial Ronnie!

-si que lo soy.- admitió colocando el sombrero del chico en su lugar habitual.

La cocina se llenó de silencio de pronto hasta que este mismo se interrumpió debido a un par de toques en la puerta.

Ronnie confundida se acercó y verificó quien era encontrándose con la soledad. Confundida saco la cabeza y logro ver una silueta que desaparecía por la esquina.

-¿eh? Luffy, vengo en un rato termina de ordenar los platos.- le indico.- y ya no rompas nada.

-como mandes Ron-Ron.

jane's note's

¡por fin los sombrero de paja han llegado! ¡que emoción!

bueno bueno ahora sí se viene lo chido dijeron por ahí sksksk

¿creen que Zoro lleve alguna intención con Ronnie?

¿alguna idea de lo que suceda?

ojito en el siguiente capítulo va a suceder algo bastante bueno.

¿les gusta hasta el momento?

hasta la próxima¡