OO8. fear

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OO8 | TEMOR

    Despertó, parpadeando incontables veces a causa de la luz que se colaba por su ventana.

Sonrió al todavía sentir el calor corporal que emanaba el cuerpo del contrario a su lado, estaba contenta de que lo de anoche no había sido un sueño. Que Ian estaba ahí, a su lado y no la había abandonado.

—Buenos días —susurró cerca de su oído con la intención de despertarlo.

—Buenos días —dijo con su voz ronca, aún medio dormido pero con una sonrisa en el rostro—. Sigo aquí.

—Sí —Bella no pudo aguantar el no acurrucarse en su pecho al verlo tan indefenso—. Eso me hace feliz.

—Igual a mi —paso uno de sus brazos por su cintura, abrazándola—. ¿Qué hora es?

—Creo que son las diez.

—Eso es malo —el chico suspiró—. Tengo que reunirme con Sam dentro de una hora. Estúpidas rondas —gruño lo último.

—¿Ahora eres parte del grupo de Sam? —Bella se incorporó con el ceño fruncido—. ¿Todos ellos son hombres lobo?

—Lamentablemente —volvió a suspirar, está vez levantándose de la cama. La castaña se colocó de rodillas sobre el colchón y rápidamente alzó las mangas del chico—. Espera...¿Qué haces?

—¿Te has tatuado?

—Sí...era como una estúpida membresía para entrar a la manada. Pero me considero un lobo solitario —Ian se sentó de nuevo y atrajo el cuerpo de ella hacía él—. Es una maldita tortura escuchar el parloteo de Jacob cada vez que el lee mis pensamientos sobre ese día.

—¿Qué día?...espera...¿Pueden escuchar sus pensamientos? —se sorprendió ante aquella nueva información.

—Sí, es la conexión de la manada o algo así —con Bella aún de rodillas, no se le hizo difícil esconder su rostro en el pecho de ella—. Y habló del día en que entre en fase. Bella —llamó, alejándose de su nuevo lugar favorito.

—¿Sí?

—Hay algo que no te he dicho —sus ojos conectaron con los orbes color chocolate de la fémina—. Y no sé cómo te lo tomarás, solo quiero que sepas que aceptaré lo que sea que decidas.

—¿De qué se trata? —ocultó el hecho de que sentía temor por lo que el moreno tenía que decirle.

Ian estaba apunto de hablar en cuanto a lo lejos pudo percibir el llamado de su odioso alfa. Se maldijo apartando los brazos de la cintura de ella y se colocó de pie.

—Hablaremos más tarde —acarició fugazmente su mejilla antes de acercarse a la ventana—. Por ahora se me acabó el tiempo.

—Espera Ian —lo siguió al verlo abrir la ventana—. ¿No vas a… —su pregunta quedó en el aire al momento en que saltó, aterrizando en el pasto sin ninguna herida.

—Nos vemos, linda —y sin esperar respuesta se alejó en dirección al bosque.


    Bella se encontraba de camino al prado, dispuesta a cerrar ese ciclo que no hacía más que atarla al vampiro.

Estando ahí, diría unas cuantas palabras de despedida y se marcharía de regreso a los cálidos brazos de Ian. Pero su plan se vio arruinado con la presencia de un extraño.

—Laurent —murmuró, con el pánico envolviendo todo su ser.

—No esperé encontrarte aquí —habló el vampiro moreno—. Fui a visitar a los Cullen pero la casa estaba vacía. Me sorprende que te hayan dejado aquí, ¿No eras una clase de mascota para ellos?

—Sí...algo así —tartamudeo, mientras el contrario no dejaba de caminar a su alrededor.

—¿Y los Cullen te visitan a menudo?

—Sí, sí —respondió rápido por culpa de los nervios—. Les diré que viniste, pero creo que no es correcto decirle a Edward... él es muy protector.

—Pero ellos están, muy lejos ¿Cierto?

—¿Por qué, por qué estás aquí? — balbuceó.

—Vine para hacerle un favor a Victoria.

—¿Victoria? —Bella se reprendió así misma al olvidar a la vampiresa pelirroja.

—Me pidió que averiguará si seguías bajo la protección de los Cullen —sonrió socarrón—. Ya sabes, ella cree justo asesinar a la pareja de Edward ya que él mató a la suya.

—No, no puedes —la humana sintió temor al ver los ojos carmesí del vampiro fijos en ella—. Tú les ayudaste.

—Descuida —en un parpadeó, este ya se encontraba demasiado cerca de ella—. Es por tu bien, entiende, Victoria planea matarte lentamente, mientras que yo lo haré rápido. Lo prometo.

Sintiendo que ese era su último momento, masculló sin consuelo algunas palabras.

—Ian...te amo —de pronto, los crujidos de algunas ramas rompiéndose alertaron al vampiro.

Quién rápidamente visualizó a una criatura de pelaje blanquecino salir de entre la espesura del bosque.

—No puedo creerlo —Bella volvió abrir los ojos al escuchar al contrario maldecir. Sus ojos oscuros divagaron entre la maleza, encontrando el lobo del moreno.

De sus labios no pudo evitar escapar un suspiro de alivio al sentirse a salvo con su sola presencia. Pero al mismo tiempo se quedó muda al darse cuenta de que no estaba completamente solo, pues detrás de él más de uno hizo acto de presencia.

Ian posó sus ojos azules en la figura femenina aun lado del vampiro, y un gruñido salió de lo más profundo de su interior afectando a los demás.

Una impronta está en peligro.

Solo esas palabras bastaron para que aquella manada arremetiera contra el vampiro. Quién a duras penas escapó del claro antes de ser completamente cazado por los lobos.

Bella aún de pie, espero a que el lobo albino se acercará a ella para abrazarlo por el cuello.

—Tenía miedo — confesó sin despegar su rostro del pelaje de él—. Pero ahora me siento a salvo con solo verte.

Ian restregó el costado de su cabeza en el pecho de ella, y no tardó mucho para que un gruñido se escuchará cerca de ellos. La castaña observó al lobo de pelaje rojizo a unos cuantos metros de ellos, y se asustó al ver al albino a la defensiva.

—Ian —llamó dulcemente, haciendo que las fauces del lobo de Jacob se abrieran peligrosamente.

Basta.

Ian aún miraba desafiante al contrario, moviéndose para quedar de frente y protegiendo a Bella con su cuerpo.

Acéptalo.

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