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Kim Taehyung

     —¿Y Jin-hyung?

Señaló con su pulgar en la dirección del mencionado, sin atreverse a mirarle por sobre su hombro porque la poca confianza de la que había llegado a hacerse debido al beso, podría desaparecer por cualquier cosa. Normalmente no era tan irracional ni ridículamente posesivo y hubiese deseado que el lobo con el que estaba condenado a convivir hasta que muriera, fuese un poco más como él, pero no. Le había tocado un alfa demasiado extraño, tanto que se inquietaba por el simple hecho de ver a Seokjin hablando con otras personas.

Era muy tóxico, si Taehyung pudiese mandar a terapia al perro por su cuenta, lo haría. Le llevaría a un grupo de ayuda, se presentaría con su nombre y diría que su problema era sentir celos irracionales por el mejor amigo de su humano, uno que ni siquiera tenía especie todavía pero andaba por ahí arreglándoselas para alborotar sus hormonas sin siquiera enterarse.

Lamentablemente no era posible sacar al lobo de su interior para que consiguiera ayuda profesional.

Oh vamos, tú tampoco eras precisamente un santo antes de presentarte como alfa. No le eches la culpa al lobo.

Le tomó por sorpresa la voz de Yoongi, aún más mirar al frente y notar su sonrisa de lado, ¿de verdad había estado pensando en voz alta?

—Lo de la terapia grupal no es tan mala idea, diría algo como, hola, me llamo Fido y quiero mearle encima a Seokjin para que nadie se le acerque.

Se contuvo de no lanzarle lo primero que vio sobre su carpeta a Jimin.

—¿De verdad quieres hacer eso, Tae-hyung

El sarcasmo en la voz del menor de todos no estaba nada camuflado, Taehyung quiso gruñirle.

En su lugar, abrió desmesuradamente los ojos al darse cuenta de un pequeño detalle que por supuesto, necesitaba cuestionar. ¡Sus amigos no podían pensar así de él!

—¿Por qué mi lobo se llamaría Fido? ¡Es insultante! —bufó, cruzándose de brazos. No se llevaba bien con el animal pero no le rebajaría tanto, no era un perro cualquiera, era un lobo enorme y digno—. ¡Llámale Exterminador o algo así!

—¿Notan que no negó lo de querer mearle encima pero sí se ofendió por el nombre?

Esta vez Jungkook tuvo que empujar de sus hombros hacia abajo para mantenerlo pegado en el asiento y evitar que saltara sobre un risueño Jimin, que se reía en sus narices por su reacción. Si se ponían a pelear allí hasta rodar en el suelo como lo hacían desde que eran alfas, conseguirían que todo el ambiente en el aula se tornara tenso. Sus compañeros, en su mayoría alfas también, les seguirían el juego y el salón en cuestión se convertiría en una jaula gigante de canes animados peleando contentos uno encima de otro.

Ya había sucedido antes, y casi siempre eran ellos la razón.

—No iba a negarlo de todas formas. —Yoongi sonaba demasiado divertido aún en ese tono irritante típico de creer que lo sabía todo. Bien, podía ser que sí lo hiciera pero a Taehyung le gustaba pensar que no para no sentirse tan avergonzado cuando el otro decía algo que evidentemente era cierto—. Lleva queriendo hacer eso desde que tenía cinco años, después de todo.

Justo como acababa de hacer.

Aunque obviamente, igual se negaría.

—¡Eso es mentira!

Observó con cautela las expresiones serias que de repente habían adoptado los otros tres, ya no se reían y solo alzaban las cejas, incrédulos por lo que acababa de decir. Taehyung entonces solo pudo bufar y mirar a otro lado.

—Nunca hubiese llegado tan lejos —murmuró irritado.

Lo de ser posesivo con Seokjin desde que había sido un pequeño cachorro algo caprichoso y demasiado convencido de que el mayor le pertenecía, bien podía ser algo para aceptar. Finalmente recordaba cada irrelevante episodio en su niñez, sobre todo si su mejor amigo de siempre aparecía en estos. La verdad era que no culpaba a su yo del pasado, en un inicio, cuando apenas iban al jardín de infantes, eran ambos Kim solos contra el mundo. 

Con el pasar del tiempo se fueron uniendo los otros, y a pesar de que no fueron el grupo completo de siete hasta algunos años más tarde, por lo que un menor Taehyung debería haber aprendido a entender que Jin no podía ser amigo solo suyo para siempre, nunca cambió su actitud ni carácter hasta al menos pasar de la escuela media.

Su versión de aquellos años creía que los otros solo querían quitarle el cariño de Seokjin y convencerle de lo contrario era difícil si al final este prefería mimarlo y consolarle en lugar de decirle que estaba exagerando, pero, ¿qué podía decir? No era el único con ideas extrañas en aquel entonces, el castaño siempre había tenido una cosa con ser el protector y consentidor hyung que por supuesto, todo el mundo amaba, en especial Tae.

—No estarás pensando que lo decimos en serio, ¿verdad?

Al observar a los mayores de nuevo, soltó un sonoro suspiro.

—¡¿Serías capaz de hacerle eso?!

—Hasta se quedó pensando y todo.

—Taehyung, tal vez podrías ir a terapia con el lobo, mira el lado bueno. —Jimin sonreía a más no poder, viéndose demasiado inocente como para que alguien notara que estaba burlándose en serio del otro Kim—. Si van juntos, puedes llamarle Exterminador en voz alta, aunque no te aseguro que vayan a pensar que ese es su nombre.

—El lobo es rojizo y pequeño, ¿no? Podría ponerle algo más de su estilo, como los nombres de...

—¿Por qué están hablando como si fuera normal que los lobos tuviesen nombre?

Entrecerró los ojos hacia ellos, mientras se ponía de pie. Si llegaba a la puerta de salida antes, sin seguirles la conversación, seguramente ya habrían terminado de hablar del tema y todo volvería a la normalidad. Se suponía que estaba molesto porque Jin se había ido con Jaehwan pero a la vez había decidido confesar sus sentimientos para la tarde, ¿cómo habían logrado distraerle de algo tan importante?

Pensó por un momento si debería pedirles ayuda, lo cierto era que al no ser la primera vez que había decidido declarársele a su mayor, obviamente, estaba muy acostumbrado a tener un elaborado plan sobre cómo hacerlo, muy a pesar de que al final llegado el momento, nunca llegara a decir las palabras ensayadas. En cada ocasión algo se había interpuesto y las veces que no había sido así, simplemente le había vencido el miedo y la comodidad de saber que, al mantener las cosas como estaban, nada podría empeorar.

Era extraño pensar que realmente le diría a Seokjin que le gustaba sin haber pensado mucho sobre cómo lo haría, aunque si observaba a sus amigos, que seguían con una amena plática sobre los nombres de los lobos como si fuese posible tenerlos separados de su propia persona, se le iban las ganas de pedirles consejo.

Ni siquiera estaban aún en la época del año donde acostumbraba planificar cuidadosamente su declaración, y no, no era tonto tener una temporada para eso ni repetir los sucesos como tradición aunque siempre fallara. Nadie podía reírse de Kim Taehyung por ser así, ni siquiera su grupo de amigos, tenía una buena justificación para eso, tenía...

—¿Ya estás listo?

Volteó bruscamente, logrando tronarse el cuello sonoramente, consiguiendo que Seokjin le mirara preocupado.

—¿L-listo para qué?

No había estado pensando en voz alta de nuevo, ¿verdad? Si era así y Jin había descubierto sus intenciones de esa forma tan tonta, jamás se lo perdonaría. Le pediría disculpas a su alfa por no ser tan genial independientemente del resultado de la confesión, porque, ¿qué mérito iba a encontrar incluso si era aceptado, si lo había hecho por accidente?

Además muy aparte de eso, tampoco estaba listo. Si le decía que no estaba listo seguro que Jin le iba a esperar, ¿cierto?

Taehyung no pudo pensar más en ello, porque en lugar de que su mayor le diera una respuesta, se limitó a ver su carpeta con todos sus útiles desperdigados, para después inclinarse y empezar a guardar todo de la forma más paciente posible. Entonces entendió que le había preguntado si ya estaba listo para salir de la escuela, mas no pudo llegar a reír por sus propios nervios anteriores, estaba bastante ocupado mirando atentamente cómo Seokjin alistaba sus cosas en lugar de seguir hablando.

Se mantuvo en silencio, enfocado en las atenciones extrañas de Kim hasta para guardar cada lápiz en su lugar, tan solo distrayéndose cuando este arrugó la nariz al abrir su mochila.

Ugh, esto es un desastre —largó con desdén para ponerse de pie de todas formas y caminar tranquilamente hacia afuera, seguro con la intención de vaciar el contenido en algún contenedor de basura en los pasillos.

El Kim menor solo no podía dejar de estar desconcertado.

—¿De verdad fue a limpiar tu basurero de mochila? ¡Hyung es genial!

Saltó en su lugar por el grito de Hoseok a su lado.

¿Lo era?

No le respondió, ni se dedicó a pensar más en lo que acababa de ocurrir.

Y después de aquello, no pudo decir que algo más interesante haya ocurrido. Si es que podía contar como nada, las actitudes que había tomado Seokjin justo después de salir de la escuela.

Prácticamente, luego de devolverle la mochila, había estado preguntándole todo el tiempo si necesitaba algo, estando sobre él a cada paso que daban, con las miradas de los otros chicos sobre ellos sin que Taehyung pudiese brindar una explicación, porque ciertamente tampoco tenía una idea sobre lo que ocurría.

Aquellas atenciones eran extrañas hasta para Seokjin, que sin duda no podría ser descrito como un amigo ajeno ni nada de eso, mas aún así, nunca llegaba tan lejos, era decir, ¡hasta le había gruñido a Hoseok cuando se volvió a burlar del desastre de su bolsa!

—¿Por qué molestas a Taehyung?

Vio al alfa sonreír confundido y encogerse de hombros, sin hacerle mucho caso al mayor, porque así como este había saltado tras la pequeña broma, había vuelto a acurrucarse en el brazo de Taehyung como si nada.

Hyung, ¿estás bien?

Ante la voz de la primera persona que se atrevía a preguntar, Taehyung volteó rápidamente, encontrándose con la mirada preocupada de Jimin.

—Eh, ¿sí, lo estoy? —respondió casi de inmediato el otro, aunque la duda era evidente en sus pocas palabras—. ¿Por qué preguntas?

El Kim menor notó las orejas del otro comenzando a tornarse rojas después de que todos voltearan en su dirección, como si no pudiese preguntar porque era obvio, aunque nadie hubiese dicho algo al respecto hasta el momento.

Quiso decirle que estaba actuando extraño, alejarse un poco de él liberando su, para este punto, acalambrado brazo, mas no consiguió hacerlo.

De un momento a otro, sintió un intenso olor invadiendo el ambiente, y estaban al aire libre, ¿cómo era siquiera posible que aquella oración existiese, entonces?

Miró a los demás alarmado, más por su lobo que por sí mismo, el animal en su interior no parecía desconcertado, sino más bien alterado de una extrañamente positiva forma, moviendo la cola y saltando por todas partes. ¿Los otros se sentían así también?

Atinó a mirar hacia su costado, el tiempo pasando lentamente mientras intentaba llegar a tener un poco de la expresión en el rostro de Seokjin, cuando la vista le fue privada.

Demasiado confundido como para reaccionar lo suficientemente rápido, solo vio a su mayor ser arrastrado por Jungkook lejos de su alcance, el más joven mirando con advertencia a los cinco alfas.

Taehyung simplemente no comprendía qué estaba sucediendo, tanto como no lograba descifrar de dónde provenía la fragancia con efecto adormecedor.

—Llévatelo lejos, pronto —escuchó pronunciar a Namjoon, tan alarmado como se sentía él por dentro.

Lo siguiente fue historia, un taxi se detuvo al lado del grupo y en cuestión de segundos, el más joven había desaparecido con el mayor, sin dar una sola explicación.

Taehyung no pudo reaccionar, vencido por las sensaciones explotando en su interior, hasta que dos personas se aferraron a sus brazos y comenzaron a andar impulsando su propio paso.

—¿Sigues ahí?

Asintió como contestación a la pregunta de Jimin, para luego girar notando a Yoongi tomándole del otro costado, y por un momento, la desagradable confusión pareció esfumarse.

Solo para regresar y no volver a irse en lo que restó de la tarde, cuando ya todos se habían ido sin decir nada más, Taehyung excusando el silencio con que probablemente la reacción había sido compartida, absteniéndose de hacer preguntas por el tenso momento vivido.

Aunque, a decir verdad, su quietud se debía a que aún horas después, no había asimilado del todo lo ocurrido y se veía incapaz de pensar con claridad.

Lo único en su mente en blanco; el dulce olor que realmente no había sido suficiente.

No había respirado suficiente de él.

Y así sin más, sin tocar el tema, manejando en silencio lo que a los otros alfas y único omega del grupo, mismo que tampoco parecía querer dar explicaciones, aparentemente no les había afectado en absoluto, transcurrieron tres días sin que hubiese rastro alguno de Seokjin.

A pesar de la preocupación que le invadía por aquel motivo, Taehyung no hacía mucho por acercarse a saber qué había ocurrido. Una extraña calma le venció durante el tiempo que la ausencia del otro duró, como si fuese muy normal estar sin él, como si desde cachorro no recordara haber pasado a su lado sus vacaciones cuando la excusa de la escuela no les permitía estar juntos todo el día, como si hasta aquel momento, no se las hubiese arreglado siempre para hallar la forma de no pasar mucho tiempo sin verle.

Pero así fue, una clase de anestesia que no le permitía ir como desesperado a buscar a su mejor amigo, no después de haber ido a su casa solo para que su hermano mayor le corriera de manera brusca y feroz, incluso cuando Taehyung no recordaba a Kim Seokjung tan gruñón.

Aunque, con mal humor o no, el alfa mayor le dio la información que necesitaba, Seokjin estaba bien y volvería a la escuela pronto, a pesar de que no respondía a sus llamadas ni mensajes.

Lo que, bien, ni siquiera la rara tranquilidad promovida por su alfa, lograba hacer que el castaño ignorara.

Realmente esperaba que nada malo hubiese ocurrido, quería creer que sus instintos estaban bien, sin permitir que reaccionara mal y en todo caso, manteniéndole a la espera, con serenidad y paciencia.

Era extraño, pero bien, Taehyung no quería pensar demasiado en ello. Después de todo, aún no entendía por completo a su lobo y prefería enfocarse en Seokjin y su ausencia por el momento.

O esa fue su intención al cuarto día, mientras veía sin interés la única pizarra de su aula con la cabeza recostada en la superficie de su carpeta, pensando que sin Seokjin a su lado, no tenía mucho que hacer más allá de prestar atención a las lecciones, con sus otros amigos ocupados en sus propios asuntos.

Intentaba prestar atención a sus conversaciones, dado que las podía oír aún desde su lugar en el último asiento de la fila, cuando de repente, en lugar de que sus intenciones se vieran interrumpidas por el usual bullicio de la sección luego de que su profesor de turno desapareciera tras la puerta, lo hicieron por el inesperado silencio.

El ambiente se tornó tenso por alguna razón, no la especificaba porque Taehyung de verdad no la conocía, las siluetas de sus compañeros levantándose le impedían ver qué estaba ocurriendo, y no atinaba a alzar su cabeza para darse una idea.

Alguien había entrado, y a pesar de no ver de quién se trataba, podía hacerse una idea por las exclamaciones que inundaron la estancia sin que transcurriera más tiempo.

Lo que le hizo rodar los ojos y voltear a otro lado.

—¡Mira esa joyita!

—¡Ven a sentarte aquí!

—Ya sabía yo, que te ibas a poner bueno.

—Hay espacio a mi lado, precioso.

Al parecer había llegado un nuevo estudiante.

La mayoría en el salón eran alfas y betas, así que no le sorprendían las cosas innecesarias que le decían al pobre. En su lugar, se vio tentado a ponerse de pie y decirles que se callaran, que no le intimidaran, pensando en lo que haría Seokjin en su posición. El chico alto saltaría, enojado con todos, defendiendo al nuevo, logrando que las alegaciones sobre él siendo alfa solo fueran en aumento.

¡Cómo extrañaba a Seokjin!

—O-Oye... no creerás quién viene ahí.

No dejó de mirar el muro de concreto hacia donde ha dirigido su vista por el alboroto que aún se desataba en la clase, ni siquiera cuando la voz de Jimin llegó titubeante e incrédula.

—Se están pasando, ¿verdad? —murmuró aparentemente desinteresado—. Alguien debería ir a ponerles en su sitio.

No pudo ver el gesto sorprendido en el alfa de baja estatura, aunque realmente no hubiese servido de mucho, Jimin ya parecía demasiado experto en soltar con facilidad cómo se sentía a través de su voz.

Lo que finalmente, fuera bueno o no, logró que Taehyung quisiese voltear a ver qué estaba pasando.

—¡¿No dirás nada más?! —El mayor carraspeó entre sus palabras atropelladas—. ¿Ni siquiera estás un poco sorprendido? Digo, yo lo estaría en tu situación, no era muy obvio que se presentaría así de un momento a otro y en serio intentamos no alterarte estos días, pero ahora...

—Déjenme en paz. ¿Ya han olvidado que soy el hyung de todos ustedes? Se les ha podrido el cerebro.

Una voz fuerte, aunque no lo suficiente como para imponerse sobre el montón de alfas alborotados, retumbó de repente justo en los oídos de Taehyung. Su lobo alzando las orejas consiguiendo que la misma atención del humano se enfocara de una vez por todas.

—Adoro cuando te pones agresivo.

Estaba un poco confundido, ya no escuchaba a los otros chicos, la primera voz simplemente en eso dentro de su cabeza, sin alcanzar a reconocerla del todo. ¡Es que era diferente! Parecía nueva, tan dulce, casi aterciopelada y un poco aguda.

Encantadora.

Taehyung de hecho, necesitaba muchas explicaciones.

Porque, para empezar, no era normal que se sintiera tan atraído a raíz de solo escuchar una voz desconocida.

Menos aún, si durante toda su vida solo había querido de aquella forma a una persona en especial.

—¡¿Qué sucede con ustedes?! ¡Hace una semana ni me soportaban!

Con el esfuerzo del dueño por gritar y callar a los demás, el sonido llegó más nítido a él, provocando que se pusiera de pie al instante. Ahora sí que sabía quién estaba hablando.

¡Seokjin había regresado! ¿Y qué mejor que justo a tiempo para defender al estudiante recién llegado?

—¡Déjame, Kang! Argh, los odio, ¿cómo pueden actuar de esta manera? ¡No los conocía así! —Aún escuchaba las palabras soltadas con fiereza y rapidez, típica forma de hablar de su mejor amigo cuando estaba enojado—. Nunca pensé que diría esto, pero los alfas no son tan increíbles a fin de cuentas, ¡prefiero no ser uno!

Todavía no podía verlo, y refunfuñaba por dentro contra los altos y corpulentos chicos de su sección, en sí la gran mayoría de alumnos de último año eran alfas con poco tiempo de haberse pronunciado, y aunque una parte de Tae quería entender que aún no sabían controlar por completo a sus lobos ni por ende sus instintos animales, otra muy grande solo deseaba exigirles que se comportaran y volvieran a sus asientos para que Seokjin pudiese llegar a él.

Volvió a sentarse, decidiendo que esperaría paciente a que todo el mundo se calmara, con la cabeza ocupada ya de un sin fin de preguntas para Kim apenas se situara a su lado, luego tal vez comentarían sobre esa persona que había alborotado a la clase entera. ¿Sería alguien tan atractivo? En ese caso, podría sentirse algo amenazado.

Era decir, Jin no era exactamente un casanova pero, aún sin especie, y sospechaba que ese punto en realidad solo empeoraba la situación, este tendía a recibir mucha atención de todos, fueran alfas, betas u omegas. Sabía perfectamente bien, más que nadie quizá, sobre el efecto de la belleza y confianza de Kim sobre los demás. Era casi un imán andante, ¿qué tal si el nuevo intentaba algo con él?

Como sucedía desde que era un cachorro, la mente de Taehyung comenzó a volar demasiado lejos con los escenarios posibles, despertando las alarmas en su ya de por sí, descontroladamente posesivo lobo. 

O eso, hasta que las mismas fueron apagadas violentamente de un momento a otro, el lado animal y humano distraídos y desenfocados en cuestión de instantes. 

Una fragancia increíblemente maravillosa reemplazando cada partícula de aire a su alrededor. Una sensación conocida, aunque solo fuese de manera superficial, llenando su pecho poco a poco, como una espesa niebla sofocando sus sentidos lenta y tortuosamente.

Dándole el tiempo suficiente para que esta vez, sí estuviera en la capacidad de identificar algunos de los aromas en el ambiente que ahora parecía demasiado cerrado. Un olor delicioso y fuerte, azucarado en su medida exacta, dulce como la miel conservando aún en su esencia aquel gusto amargo del final. 

Perfecto de la manera más sublime y exquisita. 

Esta vez se levantó de manera tan brusca que por poco volteó el pupitre y la silla, pero a Taehyung no le importó, su inconsciente prioridad era alcanzar a ver quién había traído aquel perfume, su alfa se removiéndose por dentro sin diferenciar del todo entre agresividad, desesperación y un deseo arrasador que bien podría imponerse ante cualquier obstáculo entre él y su objetivo. 

Ansioso. 

La parte humana llegaba a entender porqué todos los de su especie habían reaccionado como lo hicieron, de hecho les concedía que hubiesen podido contenerse de saltar encima de la apetitosa presa. 

Porque de hecho, por cómo estaban sucediendo las cosas, Taehyung estaba seguro de que él no podría. 

Mucho menos cuando la figura finalmente se presentó ante él, consiguiendo que perdiese la razón por completo. 

Un omega, ¿qué más podría ser? 

Y no era cualquier omega, maldición, no. Era suyo, completa y jodidamente suyo.

Atrapó su labio inferior entre sus dientes, sin darse cuenta.

Ni siquiera reparó en mirarle el rostro para saberlo, por el momento, el alfa consideraba irrelevante aquel detalle, quería deleitarse con la imagen de su ideal milímetro a milímetro, segundo a segundo, como si el tiempo se hubiese detenido solo para que él pudiese disfrutar del ejemplar a su alcance. 

Un omega esbelto, con piernas torneadas interminables y apretadas en pantalones que el lobo solo podía pensar en sacar, precioso aún desde aquel punto. Las palabras ni siquiera alcanzaban para terminar de describir su figura curvilínea, las amplias caderas redondeadas que terminaban cerrándose con delicadeza en una deliciosamente reducida cintura, que el alfa planeaba estrujar entre sus dedos sin esperar ni un momento más. 

Taehyung, sin saberlo, permitiendo que se apoderara y poseyera el completo control, demasiado complacido por sus propias percepciones. 

Demasiado, como para razonar y tener el tino de por fin alzar su mirada en lugar de aspirar del aire de forma agresiva, evidentemente nada disimulada, sino más bien, a los ojos del afectado, vulgar e irrespetuosa. 

No era su culpa, estaba demasiado sensible y confundido por la reacción de todo el mundo, esperaba ser alfa y la realidad le había golpeado fuerte, aún así, al descubrir su especie Jin no había renegado de ella, aceptó gustoso porque por fin podía sentir que pertenecía a un lugar y avanzaba con los demás. Había esperado compartir las buenas noticias recibiendo el mismo sentimiento de triunfo y regocijo que había sentido él desde el primer momento. 

Pero no, todo lo que tenía eran miradas lascivas y gestos que consideraba repugnantes, le hacían sentir vulnerable y desdichado, como si no pudiese ser visto como nada más. 

Ni siquiera una felicitación, o simple indiferencia porque su presentación no era un asunto de interés común, ¿quién les daba el derecho de decir algo al respecto? E incluso si se hubiesen tratado de opiniones, las hubiese preferido antes de impactar contra la verdad sobre los crueles escenarios en los que ahora sabía, los omegas estaban resignados a vivir. 

No llevaba ni una semana siendo omega, maldición. 

Su cólera le invadió, había luchado por mantenerse sereno, esperando llegar a los brazos del ser que había reconocido como refugio, protección y cariño durante toda su vida, nada más para recibir la más terrible desilusión. 

Así que, cambiaba completamente solo por ser omega, ¿no? ¿Todo era diferente ahora?

—¡¿Tú también?!

Fue todo lo que pudo exclamar entre su furia, incomodidad, desconcierto y sobre todo, tristeza. 

Mientras Taehyung por fin consiguió enfocar su vista en él, sirviéndose de las emociones que bien pudo descifrar en el rostro que mejor conocía, solo que en aquellos momentos, lucía como si fuese el de un extraño y le tomó aún más tiempo identificar la razón. 

Porque seguía siendo Jin, después de todo. 

Jin era omega. 

Sin poder sostenerle la mirada al sentirse atrapado, se dirigió aún estático hacia los rostros de sus otros amigos, quienes le observaban con tanto reproche como lo hacía el recién presentado omega, lo que solo le hizo sentir peor a pesar de no haber dicho nada, aunque era obvio que no había necesitado hacerlo para que sus intenciones, o al menos las de su lobo, quedaran expuestas.  

El ruido en el salón parecía haberse apagado, o por lo menos, para los sentidos de Taehyung aún momentáneamente atrofiados para percibir cualquier cosa que no fuera el omega ante sus ojos, era así. 

Se sentía avergonzado, por más de que el animal descontrolado dentro suyo permaneciera en el mismo estado, moviendo la cola y ensalivando, provocando nada más que rechazo en el ser humano, decidido a ignorar al lobo y a todo lo que tuviese que ver con él por el momento. 

Observó a Seokjin de nuevo, percatándose de los cambios, su sedoso cabello ya no tan lacio sino más bien un tanto esponjoso y más ordenado a la vista, como si fuera coherente la imagen delicada por el simple hecho de pertenecer a una especie por fin, aunque a lo mejor sí lo era. Su piel se apreciaba aún más nívea y tersa sin necesidad de que la tocase, lisa y perfecta, al igual que sus labios con más color y volumen, lo que era mucho decir, antes los mismos belfos ya lucían rechonchos y bonitos, ahora simplemente eran irresistibles a los ojos de Kim.

Pensamiento que solo le hizo desviar la vista, otra vez. Bien, no se atrevía a ver a su mejor amigo a los ojos, porque pese a todas las pretensiones románticas que había tenido para con él durante toda su vida, Seokjin primero era precisamente eso, su mejor amigo. 

Alguien que, era más que seguro, había esperado su apoyo en lugar de que se comportase con los demás. Uh, solo esperaba no haber hecho gestos mientras le había mirado de aquella forma una vez se había acercado e él. 

Abrió la boca para excusarse, disculparse, quizá solo hablar y decir cualquier tontería antes de quedarse callado mientras sentía por primera vez el olor a tristeza de Kim, cuando este mismo le ganó.

Un gemido lastimero.

Taehyung quiso atraparlo en sus brazos y tranquilizarlo, la primera aparición después de presentarse podía ser un momento muy confuso, era literalmente empezar a ver el mundo a través de nuevos ojos, nuevos sentidos. 

Él realmente trató de concentrarse en aquel detalle para ser el mejor amigo que se suponía que era. Desafortunadamente, mientras tanto, el lobo dentro suyo, mismo que comenzaba a detestar, solo quería saltar encima del omega por el sonido largado.

Intención que tal vez fue demasiado notoria en el gruñido que largó sin poder detenerse a tiempo.

—Yo... —Taehyung vio con pánico a su mayor dando un paso hacia atrás, mirándole una última vez antes de voltear en dirección contraria—. Te veo después, Taehyung. 

Vio con angustia al omega alejarse, yendo a sentarse con Jaehwan aún con los ojos fijos en el suelo y la postura tensa a raíz de los comentarios de los alfas que aún no cesaban. De hecho, hasta que terminó el día, no estuvieron ni cerca de hacerlo. 

Y Taehyung apretó los puños, suspirando, compartiendo la misma tristeza del otro Kim porque podía hacerse una idea sobre el infierno que viviría desde aquel momento nada más por su especie. 

Molesto consigo mismo, porque había comenzado a ser parte del mismo y ahora no sabía cómo remediarlo. 

A la vez, tan preocupado en la culpa y vergüenza que dejó pasar desapercibido un claro sentimiento que bien podría haber justificado la actitud y reacción de su lobo desde el primer instante. 

Lástima que Taehyung lo había ignorado y seguiría haciéndolo durante un buen tiempo.

Gracias por estar aquí, como se habrán dado cuenta la historia comienza desde este cap en realidad. Está en proceso de edición así que les pido paciencia si encuentran errores en los siguientes capítulos, la escribí hace tres años aprox.

Segunda edición * 14/08/20
Tercera edición * 07/02/21

Cuarta edición* 09/11/21

Por ahora las actitudes y pensamientos de los personajes dejarán mucho que desear, pero de eso se trata, mostrar una evolución con el paso de la historia, así que espero que la disfruten 💜.

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