━━ 𝟐𝟎

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟸𝟶】


𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞𝐬, 𝟑𝟎 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓓afne

𝐋𝐋𝐀𝐌É 𝐀 𝐌𝐄𝐋𝐀𝐍𝐈𝐄 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐄𝐗𝐏𝐋𝐈𝐂𝐀𝐑𝐋𝐄 𝐐𝐔𝐄 𝐉𝐔𝐀𝐍𝐈 𝐍𝐎𝐒 𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐈𝐍𝐕𝐈𝐓𝐀𝐃𝐎 𝐀 𝐏𝐀𝐒𝐀𝐑 𝐋𝐀 𝐓𝐀𝐑𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐍 É𝐋, lo que le pareció entre gracioso y curioso. Al principio se mostró renuente, argumentando que aún no había comenzado con el dibujo que teníamos que entregar el viernes, pero cuando le aseguré que yo lo llevaría junto con todo el material necesario, no fue difícil convencerla.

Después de la llamada, me apresuré a hacer la cama y a escoger mi atuendo para la ocasión. Opté por unos cómodos pantalones negros cargo, un fresco top blanco y unas zapatillas Converse negras. Luego, preparé la bolsa con el dibujo, los materiales necesarios como el lápiz y la paleta de colores, la cartera, el tabaco y otros elementos esenciales para pasar la tarde fuera de casa. 

Bajé junto con mi bolsa a la cocina y decidí prepararme un plato de pasta con salsa de tomate y queso, una opción rápida que no me llevaría más de 15 minutos. Mientras el agua comenzaba a hervir en la olla, saqué los ingredientes necesarios del armario y la nevera, dejando que su aroma llenara el espacio. Mientras cocinaba, decidí llamar a mi madre, quien había quedado con una amiga suya para comer, y le informé que por la tarde no estaría en casa, por lo que ya nos veríamos por la noche. Cuando colgué la llamada, me senté a comer, disfrutando de cada bocado que había preparado. 

Media hora después, Melanie llegó a mi casa y juntas nos preparamos para iniciar nuestra pequeña aventura hacia la estación de autobús, hacer el trayecto correspondiente y encontrarnos con Juani en la ubicación indicada.

El sol brillaba intensamente y el viento, aunque escaso, aportaba una sensación de ardor. Decidí aprovechar el momento para fumarme un cigarro y relajarme mientras continuábamos nuestro camino hacia la estación de autobús.

Al llegar, nos subimos al autobús correspondiente y buscamos un par de asientos libres. El autobús estaba casi repleto de pasajeros, y no pude evitar notar a una niña que iba acompañada por su padre, lo que inevitablemente me recordó a mi propia infancia. 

Cuando era pequeña, mi papá siempre encontraba tiempo para acompañarme a la escuela antes de irse al trabajo y, cuando la escuela finalizaba, él ya estaba allí, esperándome con una sonrisa que iluminaba mi día entero. Después de la escuela, era tradición ir juntos al parque, donde pasábamos mucho tiempo jugando en los columpios y tirándonos por los toboganes. Luego, al llegar a casa, compartíamos una merienda especial, donde las risas y las historias que me contaba hacían de aquel momento mi favorito del día. 

Sin duda, extraño tanto a mi padre que su ausencia se siente como un vacío en el corazón. Cada día, su recuerdo me acompaña, manifestándose en los detalles más simples de la vida, como un gesto tan cotidiano de un padre acompañando a su hija en el autobús. 

A medida que avanzábamos por las calles hacia la ubicación correspondiente, mi mente comenzó a divagar, llenándose de especulaciones sobre lo que nos deparaba el destino. ¿Iríamos a la casa de los abuelos de Juani o de algún pariente cercano? La incertidumbre de no saber exactamente dónde nos dirigíamos nos mantenía en vilo, y aunque Melanie y yo tratáramos de mantener la calma, la curiosidad nos carcomía por dentro. 

Además de pensar en la posibilidad de que fuera la residencia de alguno de los otros chicos del rodaje, también surgió en mi mente la idea de que tal vez Juani había organizado algo especial en otro lugar. Sin embargo, si ese fuera el caso, ¿no me habría informado al respecto?

 ─ Mel, ya estamos en nuestra parada ─informé, apartando la mirada del móvil donde tenía la ubicación y pulsé el botón para notificar al conductor que teníamos que bajar en la siguiente parada.

─ Perfecto ─respondió mi amiga con entusiasmo, guardando su teléfono. 

Ambas nos preparamos para levantarnos de nuestros asientos. Pocos segundos después, el autobús se detuvo en la siguiente estación. Nos pusimos de pie y agradecimos al conductor antes de bajar del vehículo. Al salir, una brisa fresca y revitalizante nos recibió en la calle, renovando nuestra energía mientras nos encaminábamos hacia nuestro destino. 

Me tomé un momento para evaluar la zona donde nos dejó el autobús, escudriñando el entorno de un lado a otro. A simple vista, noté varias casas con aspecto acogedor, algunas tiendas que parecían interesantes y hasta un par de parques que invitaban a pasear. Me percaté de que era una parte de la ciudad que desconocía por completo. 

─ Dale, solo tenemos que caminar un cachito ─dije mientras consultaba mi teléfono para confirmar la dirección. La pantalla mostraba que debíamos continuar recto y luego ascender ligeramente por una calle.

Melanie soltó un suspiro al percatarse de que tendríamos que subir. 

─ Después lo tendremos que bajar, no te hagas drama ─volví a hablar al notar su expresión, lo que provocó risas en ambas. 

Ambas comenzamos a caminar por la acera en línea recta, pasando junto a varias casas que, por su tamaño, parecían auténticas mansiones. La imponente arquitectura de estos hogares llamó mi atención mientras avanzábamos, maravillándome con cada detalle. Además, no faltaron las tiendas de ropa y de comida que adornaban el camino, ofreciendo una variada selección de productos para los transeúntes. 

Poco después nos desviamos y emprendimos la ascensión por la calle que indicaba el camino hacia nuestro destino. Conforme avanzábamos, observé con curiosidad cómo la dirección en mi móvil nos acercaba cada vez más a nuestro objetivo. Finalmente, el dispositivo emitió una señal, indicando que ya habíamos llegado. 

Ante nosotras se alzaba una enorme casa de varios pisos, rodeada por setos cuidadosamente recortados que realzaban su esplendor. El imponente jardín se extendía majestuosamente hasta la entrada principal. Desde esa distancia, podía divisar una reluciente piscina, varias mesas con sillas y tumbonas estratégicamente colocadas para disfrutar del sol, así como una pequeña, pero acogedora mesa de ping-pong que prometía diversión y entretenimiento. 

─ La casa de Juani ya me parecía grande, pero esto es una auténtica locura ─exclamé hacia Mel, quien estaba a mi lado, observando con asombro la imponente estructura ante nosotros.

Y era verdad. Lo que teníamos frente a nosotras parecía más una mansión que una casa.  

─ ¿Posta creés que Juani está acá? ─preguntó Mel, con una expresión de duda en su rostro.

─ Me mandó la ubicación de esta casa. Pero bueno, vamos a comprobarlo, ¿dale? ─respondí con determinación, compartiendo su escepticismo, pero decidida a descubrir la verdad.

Recibí un asentimiento por parte de Mel, tomándolo como la señal que necesitaba para acercarme al imponente portón y llamar al timbre con una mezcla de emoción y nerviosismo.






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