━━ 𝟒𝟏

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【𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟺𝟷】


𝐯𝐢𝐞𝐫𝐧𝐞𝐬, 𝟐 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟒


𝓓afne

𝐂𝐀𝐌𝐈𝐍𝐀𝐁𝐀 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐎𝐒 𝐏𝐀𝐒𝐈𝐋𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐅𝐀𝐂𝐔𝐋𝐓𝐀𝐃, sintiendo el peso de la carpeta entre mis manos mientras avanzaba, con Emilia y Melanie a mi lado. A medida que nos acercábamos al aula designada, podía sentir como la anticipación se intensificaba en el aire a nuestro alrededor, como si el ambiente mismo estuviera impregnado de la importancia del momento que se avecinaba.

Eran apenas las 09:50 de la mañana cuando llegamos a la puerta del aula. A pesar de la hora temprana, nuestro entusiasmo no conocía límites; estábamos decididas a ser las primeras en entregar nuestros dibujos, ansiosas por enfrentar el desafío que nos aguardaba. Con una determinación palpable, las tres nos detuvimos frente a la puerta.

─ No quiero ser la primera en entrar ─admitió Melanie, su mirada reflejando cierto nerviosismo mientras dirigía su mirada hacia la puerta del aula.

─ Yo tampoco me veo siendo la primera en entrar ─coincidió Emilia, dejando entrever un ligero tono de ansiedad en su voz.

─ Tranqui, pibas, entiendo cómo se sienten ─intenté calmar sus nervios con palabras tranquilizadoras─. Voy a ser yo la primera y ustedes me siguen, ¿dale?

Melanie y Emilia intercambiaron una mirada de alivio, como si mi propuesta les hubiera quitado un peso de encima. Luego, asintieron simultáneamente, mostrando su acuerdo con un gesto afirmativo.

Con paso decidido, giré el pomo de la puerta del aula, sintiendo el latido acelerado de mi corazón resonando en mis oídos. Mis amigas me siguieron en silencio, compartiendo mi nerviosismo apenas disimulado. Mis ojos escanearon la habitación en busca de Roxana, la profesora de dibujo y técnicas de modelaje. La encontré de inmediato, en el centro de la atención, rodeada por un grupo de diseñadores y diseñadoras, cada uno portando su propia carpeta. Un cosquilleo de anticipación recorrió mi espina dorsal mientras me preparaba para lo que vendría a continuación.

─ ¡Buen día! ─saludé, procurando mantener la compostura mientras mi voz capturaba la atención de todos los presentes en la habitación. De repente, las once miradas de los más adultos estaban sobre mí, y Roxana me recibió con una sonrisa alentadora.

─ Buen día ─respondió Roxana con calidez, acercándose a nosotras─. Bienvenidas. Permítanme presentarles a los diseñadores y las diseñadoras.

Roxana inició su marcha hacia el grupo de personas y no tuvimos más opción que seguirla. Observé a los diseñadores y diseñadoras con curiosidad. Todos ellos lucían impecables y profesionales, irradiando una confianza que no pasaba desapercibida.

─ Ella es Dafne Hildebrandt, una de las alumnas más destacadas ─dijo Roxana, señalándome con orgullo─. Y ellas son Melanie Vega y Emilia Rión, también muy talentosas. Estoy ansiosa por ver lo que han hecho.

Las tres asentimos con gratitud mientras Roxana nos dedicaba una sonrisa, lo que me llenó de confianza para enfrentar lo que vendría a continuación.

─ Creo que hablo por las tres si digo que estamos re emocionadas por presentar nuestros laburos ─respondió con determinación, tratando de mantener la confianza a pesar de mis nervios.

─ Eso está piola, chicas ─dijo Roxana con amabilidad─. Si quieren, ya me pueden pasar los dibujos ─continuó, invitándonos a acercarnos a su mesa.

Nos aproximamos a la mesa, cada una con nuestra carpeta en mano, sintiendo la tensión y la emoción palpitar en el aire. Con un torbellino de emociones revoloteando en mi pecho, decidí ser la primera. Deposité mi trabajo frente a Roxana, sintiendo como el latido de mi corazón parecía llenar toda la habitación. Observé con ansiedad mientras Roxana examinaba mi dibujo, el cual presentaba una paleta de tonos marrones que había trabajado con mucho esmero. Por alguna razón, un suspiro de alivio escapó de mis labios cuando su rostro se iluminó con una expresión de satisfacción.

Luego, fue el turno de Melanie, cuyos dibujos vibrantes en tonos azules capturaron la atención de Roxana de inmediato. La mirada intensa de la profesora recorría cada detalle, y pude ver la admiración en sus ojos mientras examinaba el trabajo de mi amiga.

Finalmente, Emilia entregó su trabajo, una obra donde los tonos oscuros y claros se entrelazaban de manera fascinante. La atención de Roxana se centró en cada detalle con una minuciosidad impresionante, y cuando asintió con aprobación, una sonrisa de satisfacción se dibujó en el rostro de mi amiga, transmitiendo un sentimiento de logro que me llenó de alegría y orgullo.

─ Bueno, chicas, ahora pueden hacer lo que quieran. Como ya saben, el periodo de entrega es de 10 a 11, la evaluación de 11 a 12, y los resultados salen a las 12. Aprovechen para relajarse y despejar sus cabezas ─nos informó Roxana con amabilidad.

─ Perfecto, gracias, Roxana ─respondí con gratitud, sintiendo un ligero alivio al saber que teníamos tiempo para recargar energías antes de conocer los resultados.



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𝐋𝐀 Ú𝐋𝐓𝐈𝐌𝐀 𝐇𝐎𝐑𝐀 𝐘 𝐂𝐔𝐀𝐑𝐄𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎 𝐌𝐈𝐍𝐔𝐓𝐎𝐒 𝐓𝐑𝐀𝐍𝐒𝐂𝐔𝐑𝐑𝐈𝐄𝐑𝐎𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐔𝐍 𝐒𝐔𝐒𝐏𝐈𝐑𝐎 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐀𝐂𝐎𝐆𝐄𝐃𝐎𝐑 𝐀𝐌𝐁𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐃𝐄𝐋 𝐁𝐀𝐑, donde nos sumergimos en un tranquilo desayuno, acompañadas por el murmullo de las conversaciones y el aroma del café.

Compartí con Melanie y Emilia cada detalle de mi encuentro con Matías. Les narré con entusiasmo cómo hablamos abiertamente y como finalmente nos reconciliamos, sintiendo el corazón lleno de emoción al rememorar cada instante compartido. Les expliqué con pasión como superamos nuestras diferencias y cómo nos sinceramos. Finalmente, les compartí con cariño cómo disfrutamos de la belleza del amanecer juntos, algo que a mis amigas les gustó especialmente.

Sin embargo, la conversación tomó un giro inesperado cuando el tema de Isadora emergió entre nosotras. Melanie y Emilia compartieron conmigo los detalles de su partida sin mostrar el más mínimo atisbo de remordimiento, justo después de presenciar cómo Matías me seguía.

A medida que relataban los acontecimientos, se hizo evidente que todos los presentes quedaron atónitos ante la situación. Nadie logró entender el porqué de las acciones de Isadora, ni el motivo que la llevó a dirigirse directamente hacia Matías, sabiendo que entre él y yo había algo especial.

Pronto, nos encontramos en el aula designada, donde poco a poco los estudiantes comenzaron a llenar los asientos disponibles. En el frente de la clase, Roxana y los profesionales aguardaban, preparados para revelar a los y las elegidas.

A medida que los estudiantes continuaban llegando, el aire se cargaba de anticipación. Entre el bullicio y las conversaciones animadas, todos esperábamos ansiosamente el resultado final. En medio del vaivén de estudiantes, Isadora irrumpió en la sala. Sus ojos se encontraron directamente con los míos, y su sonrisa enigmática no pasó desapercibida.

Isadora, en lugar de dirigirse hacia nosotras como de costumbre, optó por desviarse hacia el final de la clase, donde se encontraba el grupo de los más populares. Su decisión no pasó desapercibida, y pude sentir las miradas curiosas de algunos de mis compañeros mientras observaban sus movimientos con interés.

Los minutos parecían prolongarse infinitamente, cada segundo resonaba en mi pecho con una mezcla de ansiedad y expectación. El latido acelerado de mi corazón llenaba el silencio de la sala, mientras aguardábamos con nerviosismo lo que estaba por venir.

Finalmente, Roxana, con su voz serena, pero cargada de emoción, llamó nuestra atención, y un silencio expectante envolvió el aula.

─ Atención ─comenzó la profesora, su mirada recorriendo a cada uno de los presentes con seriedad─. Tomar esta decisión no fue fácil, pero después de un análisis exhaustivo, llegamos a una conclusión clara y definitiva ─agregó, señalando al grupo de profesionales que estaban junto a ella.

El ambiente se llenó de expectación, como si cada respiración contuviera la ansiedad colectiva de todos los presentes. ¿Qué sucedería si no formaba parte del grupo de los elegidos? Era una pregunta que creo que se dibujaba en la mente de cada alumno, aunque tratáramos de mantenerla a raya. Claro, en el gran esquema de las cosas, no era el fin del mundo, pero esta era una oportunidad que yo no quería desperdiciar. Era una oportunidad para destacar, para ser reconocida... y no estaba dispuesta a dejarla escapar.

Entonces, con un tono que mantenía las expectativas a flor de piel, Roxana comenzó a pronunciar las palabras que determinarían el destino de varios de nosotros.

─ El primer o primera elegida es... ─anunció, y en ese instante, el mundo pareció detenerse mientras todos esperábamos con el aliento contenido─, Dafne Hildebrandt.

La sorpresa me invadió al escuchar mi nombre como la primera seleccionada.

Después, un torbellino de emociones me inundó: alegría, asombro, gratitud. Un nudo se formó en mi garganta, conteniendo la oleada de emociones que amenazaban con desbordarse. Las miradas de Melanie y Emilia se cruzaron con las mías, transmitiéndome su apoyo y su felicidad, lo que me infundió una nueva dosis de confianza y gratitud.

La alegría se apoderó de mí, haciendo que una sonrisa espontánea se dibujara en mi rostro. Era una oportunidad que había esperado con ansias, una validación de todo el esfuerzo y dedicación que había puesto en mi trabajo. El esfuerzo y las horas invertidas dieron sus frutos y la sensación era indescriptible.

Pero entre la euforia, un atisbo de nerviosismo se abrió paso en mi mente. A pesar de la gran confianza que tenía en mis habilidades y experiencia, la presencia de Matías en el evento añadía un matiz de ansiedad. La idea de que él estuviera entre el público, observándome mientras desfilaba, generaba un torbellino de emociones contradictorias en mi interior.

Sin embargo, me aferré a la determinación de brillar en la pasarela, convencida de que estaba preparada para enfrentar cualquier desafío que se presentara. Había trabajado arduamente para este momento, perfeccionando cada paso, cada gesto, cada mirada. Estaba decidida a hacer honor a todo ese esfuerzo y dejar una impresión imborrable en todos los presentes, incluido en Matías.

A medida que Roxana continuaba anunciando los nombres, una mezcla de alivio y emoción se apoderaba de mí, como si cada nombre pronunciado fuera un suspiro liberado en medio de la tensión. La alegría palpitó en mi pecho cuando escuché que también habían seleccionado a Emilia y Melanie, y una oleada de felicidad se apoderó de mí por ellas. Sabía lo mucho que se habían esforzado, y que también fueran elegidas era realmente reconfortante.

Sin embargo, una sorpresa sutil me invadió cuando me di cuenta de que los diez nombres ya habían sido pronunciados, y el de Isadora no estaba entre ellos. Me quedé intrigada, preguntándome qué habría ocurrido para que Roxana no la seleccionara. Una parte de mí, si bien no quería admitirlo, se preguntaba si su exclusión era una especie de karma por su comportamiento pasado.

─ Bueno, eso es todo ─anunció Roxana, mientras la emoción flotaba en el aire de la sala─. Todos han laburado joya, pero los dibujos que más clavaron con los diseños ya armados son los que nombramos. Para aquellos cuyos nombres no han sido mencionados, pueden retirarse. Los que quedamos iremos al aula práctica para seguir con la movida.

Con el corazón aun latiendo por la emoción de haber sido elegida, saqué mi móvil del bolsillo y busqué el contacto de mi madre. Al marcar su número, esperé con ansias a que contestara, pero no obtuve respuesta. Decidida a compartir las buenas noticias, decidí enviarle un mensaje.






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