Parte 4: Nostalgic

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—¿Qué te besaste con quién? —Preguntó Jungkook incrédulo, queriendo corroborar la información, pensando que quizás escuchó mal.

—Con Yoongi hyung —respondió Jimin con las mejillas rojas y calientes, cubriéndolas con sus manos pequeñas que se sentían frías debido a la diferencia de temperatura.

Jungkook lo miró sorprendido, es decir, era consciente que se cumplió de cierto modo parte de las predicciones que había estado insinuando sobre sus mayores, solo que no esperaba que fuera tan rápido. Al principio fueron bromas sin asidero en concreto, cuando empezó a notar que sus otros compañeros también veían algo ahí, se convenció que tenía sentido, pues todos estaban captando los mismos hechos o era producto de la imaginación colectiva.

—¿Qué harás?

—No lo sé —se quejó con la voz un poco más aguda y abrazando sus rodillas.

—Tampoco es como que tengas que llegar con un plan en concreto, solo qué harás, qué quieres con Yoongi hyung.

—Solo quiero salir con él, seguir conociéndolo.

—No es nada que no puedas cumplir, dudo que Yoongi hyung te besara si no le gustaras siquiera un poco —dijo para animarlo a cumplir su voluntad.

A sus mayores les vendría bien tenerse el uno al otro. La cara de Yoongi lucía un poco menos amargada el último tiempo y Jimin irradiaba alegría.

—Pero quiero gustarle mucho —protestó como si fuera un niño, reacomodándose en el sofá cama de la habitación de su amigo.

Jimin se sentía nervioso de solo pensar en ver a su hyung favorito mañana. Todavía permanecía el cosquilleo en su estómago cuando pensaba en las manos grandes de Yoongi en su cintura y en el recuerdo de los labios blandos y tibios acoplándose tan bien contra su boca.

Si tan solo su hyung hubiera dado alguna señal adicional podría haber estado más tranquilo. No dijo nada respecto al beso una vez que salieron del baño y la despedida fue la misma de siempre "Buenas noches, hasta mañana". Jimin tampoco lo hizo. Quizá para el mayor fue un acto sin mayor importancia. Un contacto físico agradable, casual, pero que no significaba lo que hubiera querido interpretar. Mejor reducir expectativas desde antes para no encontrarse con un golpe certero y destructor de sus ilusiones.

Volvió a mirar su teléfono móvil y nada, ningún mensaje de Yoongi. Ni siquiera de los videos, canciones e imágenes divertidas que se habían estado intercambiando.

La ansiedad no le dejaría dormir, pese a los intentos de Jungkook que procuró colocar una película aburrida para incentivar el sueño en ambos y apagó el televisor cuando los párpados comenzaban a pesar. Tenía esa pésima combinación de cansancio físico mientras que su mente estaba más activa que nunca, repasando los acontecimientos una y otra vez. Su cuerpo quería entrar en modo de reposo, pero no dejaba de pensar.

No le quedaba más que esperar a mañana, aunque en su cabeza ya estaba recreando al menos diez escenarios distintos, desde los más reconfortantes hasta los más catastróficos.

—Duérmete de una vez —se quejó Jungkook mirando el cuerpo removerse en el sofá cama.

—No puedo —dijo frustrado, volteando hacia la izquierda.

—Todo saldrá bien con Yoongi hyung, en poco tiempo más serán novios y dejarás de quedarte a dormir en mi casa con frecuencia. Entonces podré descansar.

—Qué cruel Kookie, a veces me pides que venga a quedarme.

—Porque pones esa cara de "estoy aburrido y no me quiero quedar solo" y mirada de perrito mojado.

—Solo admite que me quieres y llámame hyung.

—Si te duermes en menos de cinco minutos, lo tendré en cuenta.

Jimin cerró los ojos en vano, no podría dormirse a voluntad, además era consciente que Jungkook apostaba cuando estaba seguro que podría ganar. No escucharía el "hyung" salir de los labios de su amigo.









Yoongi también estaba haciendo un sobre esfuerzo en conciliar el sueño, incluso se bebió un té de hierbas con supuesto efecto relajante que le preparó su madre. Nada. Ni un rastro del "efecto relajante", seguía con los ojos abiertos en la oscuridad de su habitación y los músculos tensos.

Se tocó los labios y al instante se trasladaba a la escena ocurrida en el baño y lo adorable que lucía Jimin con sus mejillas gorditas rojas susurrando "uno más". ¿Qué hacer ahora? Estaba tratando de no pensar, porque tenía muchas preguntas y estaba tan cansado y con tantas emociones surcando en sus entrañas que no quería contestar ninguna.

"¿Solo un beso? Corrección, un par de besos, ¿quieres que quede solo en unos besos ocasionales?" Todavía escuchaba una reproducción mental de la conversación con Hoseok y Taehyung. Ni siquiera a ellos supo que responderles cuando su mundo interno acababa de desordenarse en una tarde.

No sabía a qué hora se quedó dormido, pero sí tenía total claridad que no tuvo un sueño largo y reparador cuando su madre entró a su habitación para reclamarle por su poco sano estilo de vida.

—Yoongi, no puedes seguir así, acostándote en la madrugada y despertando por las tardes, menos saltándote comidas por tomar café para mantenerte despierto, porque si durmieras las horas adecuadas no estarías con sueño durante el día.

—Dormiría las horas adecuadas si no vinieras a interrumpirme —gruñó sintiendo el cansancio en las extremidades y el ascenso de lo que sería un humor del demonio por la falta de sueño.

—Está servido el almuerzo. —Lo miró con seriedad antes de voltear y salir de la habitación.

¿Era mucho pedir un poco de paz? Ya cuando entrara a un nuevo año de clases retomaría el ciclo de vida normal: levantarse temprano, dormir temprano —si es que no había trabajos que entregar, muchas veces la vida universitaria no era compatible con hábitos de vida saludables—.

Aunque Yoongi destacaba por tener cronotipo de búho y estar al peak de su energía para el funcionamiento óptimo en horarios vespertinos. No por nada sus turnos eran ya sea por las tardes y cierres.

Sin mayores ánimos y con la tensión en el cuerpo tomó su mochila y montó su bicicleta. No tenía una excusa lo suficientemente buena y creíble para faltar al trabajo. Además, su orgullo era más fuerte, no podía hacerle el quite a una responsabilidad por un problema en el que solito se metió.

Entendía que el rubio de mejillas llenitas no era el problema, ese mocoso era infinitamente amable y considerado, rozaba la perfección. No era justo que fuera asombroso interna y externamente. Como si hubieran tomado un puñado de elementos positivos: belleza, talento y diligencia, agitaran la mezcla y aparecía Jimin, que hasta sus malditos defectos eran tiernos —la torpeza— o estaban aplacados por el resto de aspectos que destacaban para bien.

Quizás el defecto destructivo en el que Yoongi querría ayudar era la exigencia y crítica que el rubio ponía sobre sí mismo y su trabajo. Recordaba esos videos en que estaba estupefacto viéndolo bailar, hermoso y grácil, parecía perfecto, hasta que Jimin le señalaba un montón de reparos que no comprendía, "no me salió bien, solo medianamente aceptable".

"¿Cómo lo vas a ayudar si quieres alejarte? ¿O no quieres alejarte?".

El problema estaba en sus propias indecisiones y el afán de continuar con su bandera en alto, defendiendo sus tiempos y espacios personales, asegurando no necesitar a nadie como pareja.

Apenas ingresó al local por la puerta de empleados sus sentidos se agudizaron escuchando las voces, mirando de forma panorámica y también a distancia, reconociendo detalles, tratando de localizar la cabellera rubia del mocoso que perturbaba su paz mental. No había señales que hubiera llegado, aprovechó de ir a marcar la tarjeta de entrada.

Hoseok tampoco había llegado y era un alivio, porque necesitaba que sea una hora para reestructurar sus ideas antes que retomara el interrogatorio pendiente.

"Por qué mierda le conté a esos dos", Yoongi se quejaba para sus adentros.

—Yoonie~ estás de peor humor hoy —se burló la chica antes de marcar también—. ¿No me digas que Jiminnie se cansó de ti?

—Quien está cansado soy yo y justamente de ti. —Apretó los dientes y se contuvo de responder con toda la antipatía y crueldad que fácilmente afloraban si estaba con un ánimo de mierda.

—Yoongi hyung, ¿te sientes bien?

Volteó lentamente encontrándose de frente con el rubio que causaba sus confusiones. Mirada preocupada, labios rosados apretados. Debía cambiar su vista de la boca tentadora. Necesitaba aclararse un poco, no desear besarlo ahí, sin importarle nada ni nadie.

—Estoy bien, Jimin-ah —dijo tranquilo, voz baja, antes de incorporarse rápidamente a su labor, evitando los minutos de relajo que a veces se daba. A veces, cuando no intentaba escapar del menor que lo observaba con atención.

Jimin se encontró con uno de sus temores hecho realidad, Yoongi empezó a marcar la distancia. Había pensado en esa posibilidad y los diferentes desenlaces, como que le dijera "fue solo un beso, ¿qué más esperabas?". Su pecho se apretó. No estaba preparado para lidiar con un rechazo, menos con quien compartía turnos de trabajo. Podría cambiar los turnos a los de apertura quizás.

"Aún no te rechaza y ya estás esperando lo peor, hasta con cambio de horario", se autoregañó, tomó su libreta y partió por sus primeros clientes. De vez en cuando miraba de reojo al mayor que, por primera vez, se movía enérgicamente de una mesa a otra. Mecánico y eficiente como un robot bien programado.

Yoongi solo procuraba saturarse de trabajo para no tener espacio de pensar. Hasta que llegó la hora del terror y Jimin, aunque sus ojos no brillaban con el entusiasmo habitual, bailó de forma maravillosa y fue imposible poner su vista en otro foco distinto al de la figura esbelta de movimientos armoniosos.

Cuando sus miradas se cruzaron sintió un poco de culpa por estar evitándolo tan descaradamente.

Hoseok intentó hablarle y también recibió respuestas esquivas de su mejor amigo. Sabía que no debía meterse donde Yoongi no lo llamaba, pero le desesperaba esa manera de tomarse sus tiempos, de restarse oportunidades de estar feliz por estar "tranquilo". Así que cuando vio que adelantaba su hora de descanso e iba a dormir, calculó el tiempo para enviar a Jimin por él.

—Jiminnie, puedes ir a buscar a Yoongi hyung, ya sabes, debe estar durmiendo.

El rubio asintió con timidez. No había que ser inteligente y con sensibilidad interpersonal suficientemente desarrollada para darse cuenta como su hyung le hacía el quite a su presencia. Eso bastó para no querer seguir insistiendo en buscarlo. Lo último que quería era molestar a Yoongi con su insistencia y la cercanía no deseada.

Se lamentó cuando lo vio con audífonos puestos, no escuchó sus primeros llamados. Tendría que acercarse. Tendría que tocarle. Mano delicadamente posada sobre su hombro.

Déjà vu. Solo que las últimas veces que lo iba a despertar se encontraba con una sonrisa y dedos largos revolviendo su cabello.

Ahora la mirada era seria y fija. Había estado deseando observar los ojos pequeños y negros hasta perderse en ellos. Aunque la mirada le quemaba no apartó los suyos.

Ninguno se movía y la distancia entre ambos era corta. Jimin estaba agachado y apretaba suave, focalizado en los labios finos que ayer había probado. No era justo. Quería hacerlo de nuevo.

Deseo intenso que lo movía unos centímetros más cerca.

Estaban tan próximos que Yoongi sentía un retorcijón en el estómago. "¿Qué hago?" Se preguntaba. Veía el anhelo, él también lo deseaba y al mismo tiempo no estaba seguro. Jimin se había acercado un poco más. Podría besarlo, ¿debería besarlo? Entonces qué pasaba luego, en qué quedaba el tema de los besos. ¿Qué quería Jimin? ¿Qué quería él?

Ahora que estaba con la cabeza fría, podía pensar en consecuencias. Porque sabía que por más que quisiera negarlo, no le gustaría que quedara solo en tema de besos aislados, pero tampoco se hacía la idea de una relación con nombre y todo lo que implicaba. Tiempo y energía.

—¡Yoongi hyung, Seokjin hyung te busca! —Llamó Jungkook, entrando a la bodega.

El mayor se sintió como salvado por la campana.

—Oh~, creo que estoy interrumpiendo algo —dijo con una sonrisita divertida y tono travieso—. Los cubro, sigan en los suyo.

—Espera, Jungkook, recordé algo importante que olvidé decirte —se excusó, aprovechando que el menor podría servir como carta de escape.

Cuando Jungkook le preguntó al respecto, no tuvo problemas en encogerse de hombros y seguir en su papel de hacerse el desentendido, llevaba haciéndolo toda la tarde. Una vez más con otra persona no era un problema.

Las despedidas fueron rápidas e insípidas, incluyendo la de Jimin. Agradeció internamente que Hoseok fuera donde Taehyung, no sin antes recordarle que tenían una conversación pendiente.

Pudo volver a casa, no en paz, porque no le era posible mientras no redefiniera lo qué quería hacer respecto al rubio. Y así tuvo otra noche sin dormir. Recordaba la mirada triste de Jimin y le desesperaba, estuvo a segundos con teléfono móvil en mano de enviarle un simple "hey" y quizá también algún gif de alguien cayendo. "Los fails me recuerdan a ti", le había escrito una vez. "Deberías recordarme con otras cosas :(", recibió de vuelta.

Jimin no sabía y no le confesaría que le pensaba mucho más de lo que seguro alcanzaba a imaginar.

Namjoon le diría que se estaba ahogando en un vaso con agua, que tuviera citas con el chico, si funcionaba genial y si no, bueno la vida sigue y habrá más personas. Recordará decirle lo mismo si algún día ocurre la desgracia que su relación fracase. Aunque realmente no deseaba que ocurriera, prefería sacrificar su deseo egoísta de sacarle algo en cara cuando su mentalidad lógica se nublara con densas emociones, que no verlos a él y Seokjin felices.

Al menos el domingo sería su día libre y quizás esas horas a distancia del menor servirían para ordenar un poco sus pensamientos y abrumadoras emociones encontradas.

Despertó pasada de las doce del día, con el sol filtrándose por las cortinas calentando su rostro. Tomó su teléfono y vio un mensaje de un número desconocido. Llevado por la intriga, en lugar de eliminarlo lo abrió para leer el contenido.

"Yoongi, realmente fue un agrado verte el día de mi cumpleaños. No mentía cuando dije que me gustaría que pudiéramos hablar.

Creo que me estoy arriesgando dando por supuesto que conservas tu número antiguo cuando yo he cambiado el mío.

Suran".

Se debatió entre contestar o simplemente eliminar el mensaje. Después de todo el tiempo que había pasado no esperaba que la chica volviera a ser parte de su vida.

"Aún lo conservo".


Contestó escueto finalmente. Tampoco sabía cómo explayarse tanto más. Qué decir, qué preguntar —preguntas que se sintiera con el derecho a indagar sin invadir la vida que Suran tenía actualmente—.

Dejó el aparato a un lado y con pereza arrastró los pies a la cocina. Pensaba que era muy temprano para sobrecargar su cabeza. Ya tenía bastante con Jimin y ahora con su ex novia hablándole. Yoongi solo quería un descanso en su día libre. Mental y físico. De preferencia mental esta vez.

Incluso no se quejó cuando su madre le encargó comprar aceite de sésamo —todos en la casa lo miraron con sorpresa cuando respondió "está bien" con voz tranquila sin rezongar—, era una buena excusa para un pequeño paseo en bicicleta. Dejó el móvil sobre la cama.

Cuando llegó y lo tomó vio otro mensaje de la chica.

"Qué bueno. Sabes, no quiero que suene interesado de mi parte, pero me ayudaría mucho que pudieras darme tu opinión en algunas composiciones en las que estoy trabajando".

Y como si le hubiera leído la mente desde ese viernes que estuvieron frente a frente, trajo el tema de conversación que le provocaba nostalgia —que Jimin aplacó con dos besos, no podía olvidarlo—.

"Envíalas".


Mentiría si dijera que no quería más besos del rubio. Porque al momento que llegaron los archivos adjuntos, sintió que retrocedía un par de años cuando la música y la composición los unió. Necesitaba un cable al presente mientras su pecho se oprimía un poco.

Nostalgia.

Escuchó las piezas y lo primero que se percató fue en cómo había mejorado. Como tomó la esencia de ese estilo adolescente que tenía cuando trabajaban juntos en el taller de música y lo pulió en algo más maduro, más profundo. Suran había crecido mucho.

Habló de las composiciones, lo que le transmitían y, desde su humilde opinión, cómo podría aprovecharlas más, que sacar y agregar. Ella insistió en que quería escuchar las piezas en las que trabajaba Yoongi, quien decidió no pensar y las envió, incluyendo la más reciente que todavía no tenía forma definida.

Volvió a esos viejos tiempos en que podían hablar por horas, que podían trabajar juntos y complementarse. Volvía a recordar a la chica de la que se enamoró, solo que esa parte ya no estaba y conservaba la parte grata de lo que siempre fue charlar con ella. Era un sentimiento tibio.

"Yoongi, eres increíble".

"Tu trabajo ha mejorado mucho".

"Quizás podríamos volver a trabajar juntos en alguna ocasión".

"¿Honor los viejos tiempos?"


Se arriesgó a escribir, esperando que no se malinterpretara.

"Honor a los viejos tiempos".

Veía como salía "escribiendo un mensaje". Pensó en aclarar lo que había mandado.

"Fuiste importante para mí, creo que lo sabes, por eso no es una locura honrar los viejos tiempos, considerando que la música nos unió. No quiero que nada se malinterprete, actualmente tengo pareja y no lo sé, creo que te gusta alguien y eso es genial, pero no quiero perder la oportunidad de volver a estar en contacto contigo, ser amigos tal vez, si se puede, si es que quieres..."

"¿Gustarme alguien?".


Era bastante información en el mensaje, pero por un momento todo se redujo a la pequeña frase.

"¿Acaso no es así? Quizá son solo imaginaciones mías, pero es que mientras esperábamos a que se desocupara una mesa, te vi sonriéndole a un chico y palmeando su hombro y, no sé, creí notar algo ahí. Tal vez ya no eres el Yoongi arisco que conocí y eres más cercanos con las personas"

"Pero creo conocerte como para saber que no malinterpreté nada y que sigues siendo arisco".

"El chico es Jimin".


"¿Jimin? Parece tierno y baila muy bien. Lástima que no pude verte a ti bailar".

"¿Te gusta Jimin?"

¿Por qué estaba teniendo aquel tipo de conversación con ella? ¿Tanto necesitaba sacarse de encima lo que sentía? Con Hoseok no podía en ese momento, el chico era intenso, emocional y querría ya concretar una cita doble. Namjoon era demasiado lógico, no se sentiría comprendido, más bien lo haría sentir tonto y que se hacía problemas por nada. Seokjin...seguramente se uniría a los locos planes de su mejor amigo y ahí dejaba de contar. No había más personas con las que hablaría del tema. Su familia descartada porque dirían "tráelo a cenar".

"Creo, no estoy seguro".


"¿Creo?"

"Es decir, sí, es...apasionado, le pone entrega a todo lo que hace. El mocoso es tierno y tiene unas malditas mejillas que me dan ganas de apretar cada vez que sonríe. Sonríe muy bonito. Es de esas personas que sonríen con la mirada.

Adoro verlo bailar".


Estaba desahogándose con su ex novia por simple descarte de opciones. Y se arrepintió al pulsar el botón de enviar.

"Primera vez que leo algo así de Min Yoongi. El chico te gusta mucho.

¿En qué no estás seguro?".

"En que quiera una relación".


"¿Tan mala experiencia fui para ti?"

"Bromeo".

Respiró con alivio.

"De cierta forma creo que te entiendo, conociste a muchas personas en la universidad y, por otra parte, no fui exactamente un novio dedicado a la relación, dejé el peso en ti, dejé mucho espacio entre nosotros porque me gusta tener tiempo para mí, era normal que te aburrieras".


Por fin lo escribió y expuso lo que guardó desde el quiebre entre ambos. Por fin podría darle un cierre a esa conversación que faltó por tener.

"Ah~ Yoongi, creo que todo este tiempo te hiciste una idea un poco equivocada. Fuiste un buen novio, me gustaba que me dieras tiempo, no me cediste el peso de la relación, yo fui quien lo tomó porque me era más cómodo guiar y sí, en la universidad conocí más gente, nuestra relación comenzaba a enfriarse y sentí cosas por otras personas".

"Eres demasiado autocrítico con tu papel de novio y seguro que con varias cosas más.
Fuiste bueno conmigo, Yoongi, recuerdo con cariño esa etapa juntos".

"Date una oportunidad, ya sabes, cuando inviertes tiempo y energía en alguien que te agrada no puede ser una pérdida, al contrario, ganas mucho. Nadie te apura tampoco".

Releyó un par de veces la seguidilla de mensajes, notando el peso que aplastaba su pecho aligerarse. Que ella lo haya vuelto a contactar terminó por darle un vuelco a lo que pensaba que sería un domingo terrible.

Le había dado un apoyo que se negó a buscar, pero le vino muy bien.

Estaba reconsiderando en cómo invertía su energía. A Yoongi le gustaban esos tiempos que pasaba con Jimin en el trabajo. Quizá sí quería destinar espacios en sus esquemas para salir juntos en lugar de quedarse durmiendo en su día libre, si ambos podían compartir una siesta mejor aún.

No es que se enfrentara a algo con grandes dificultades externas, ni sus amigos ni su familia lo juzgarían, todo lo contrario. Era él quien ponía todas las barreras a ese chico que se entregó de brazos abiertos y sonrisas con total confianza a un sujeto que no sabía como sobrellevar de forma exitosa relaciones afectivas.

"Gracias".


"Me cuentas cómo te va con el chico, no me obligues a tener que ir a ver qué está pasando con mis propios ojos ahora que ya sé dónde trabajas".

Negación total. No quería que ella volviera justo a la hora del terror, recordando las ocasiones en que su ex novia trató de hacerlo bailar.

"No lo hagas, al menos no en mis turnos".


"Quiero verte bailar".

"Olvídalo".


Miró su reflejo cuando la pantalla de su celular oscureció. Frunció un poco el ceño, necesitaba cambiar algo.

"Iré a comprar tinte de cabello".


"El color menta te quedaba muy bien, igual que el celeste".

Desde sus años de instituto su cabello pasó por distintos tonos pasteles, menta, celeste, rosado; nunca los cambiaba por razones complejas, cambios de pasaje en la vida, como lo hacía su mejor amigo en más de una oportunidad. Era solo por ganas, sin motivos elaborados más que la curiosidad de experimentar.

Suran le había dicho que los tonos claros suavizaban sus rasgos.

Ahora quería cambiarlo. No sabía si por la nostalgia de los años de instituto, un cambio de pasaje como lo hacía Hoseok o por experimentar algo nuevo. No le buscaría el significado, solo se centraba en que estaba con la idea metida de lleno que necesitaba tintura negra porque lucía extremadamente blanco.

Su celular vibró y emitió el ruido de un nuevo mensaje. No era de Suran. Al ver el nombre de Jimin su corazón se agitó y al abrirlo se encontró con una tierna foto de un perrito como Holly, pero con lazos en el pelaje rizado de las orejas.

"Me acordé de ti, hyung, cuando una cliente llegó con ella".

"Y yo he pensado en ti todo el maldito día".


Sintió que todo se detenía y quedó frío con el aparato en las manos cuando cayó en cuenta lo que acababa de enviar. No había forma de retroceder y borrarlo cuando ya señalaba que fue leído. La sangre subió hasta su rostro y el palpitar rápido retumbaba en sus oídos. Sin pensarlo dos veces apagó el celular.

Ahora tomaría su bicicleta, iría por la tintura y mañana se encargaría de las consecuencias.








 
 
 
 
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Gracias por leer~ >u< (estas cerca de 4000 palabras, pensaba que estaba más corto Dx).

Cualquier comentario, voto, amor uwu es muy agradecido ♥️.

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