3

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Ya no sé cuántas veces me ha hecho sonreír con su curiosa alegría, pero de nuevo volvía a estar haciéndolo. Después de todos los acontecimientos, aquí me encontraba, feliz y casi emocionado por ver qué más me depararía si permanecía a su vera.

-Perfecto... Busquemos el mejor sitio para descansar dentro, después de acomodarnos, pensaremos en cómo pasar el tiempo.- dije, a sabiendas de que en algún momento de la noche tendría que salir, por si acaso algo o alguien más acechaba por los alrededores, ahora tenía alguien a quien proteger después de todo. Mi única preocupación en esos momentos era mantenerla fuera de cualquier posible peligro.

.........

Tras deleitarme una vez más con su sonreír tan natural y hermoso, penetré en el lugar, no sin antes advertirle de las escaleras de la entrada. Era amplio y estaba bastante desordenado con ramas y paja por todo el suelo y acumulado en un rincón.

-¡Ah! Puedo hacer unas camas de paja. Hay bastante aquí en una esquina.- me volteé sonriendo hacia él, sus blancas ropas hacían un contraste tan extraño con ese lugar abandonado por el tiempo y la mano del hombre.- Puedo limpiarlo un poco antes de que nos acomodamos, está algo sucio para ser un templo. Es posible que ya la gente no venga tanto.

.........

-Mmm... Estaría bien eso de las camas de paja.- dije asintiendo ante su entusiasmo.- Te ayudaré en lo que pueda con la limpieza, no es cuestión de que lo hagas todo sola.

Me dirigí al rincón más cercano a la posición de ella, suponiendo que allí era donde se encontraba acumulada la paja.

Acerté, pues entre en contacto con el material. La acumulé con paciencia dedicación hasta que pude sujetar un buen manojo.

.......

Al ver su disposición a ayudarme, no supe sino, sonrojarme. Por tener la compañía de alguien tan agradable como él hubiera asumido todo el trabajo sin problemas, pero su caballerosidad siempre estaba presente y eso era algo que lo hacía aún más agraciado como persona.

-¡Aquí, A-Chen! Esta zona del suelo ya está sin basura.- le dije para que pudiera saber hacia dónde llevar la paja, ya luego la acomodaría yo.

........

Escuché sus palabras y, aunque el eco en aquel lugar tan vacío no me ayudaba a ubicar su posición con demasiada precisión, me las apañé para llegar a su lado.

-¿Aquí está bien?- pregunté para obtener su visto bueno.

Al obtenerlo, deposité la paja con cuidado de no desordenarla demasiado y que así ella no tuviera que volver a juntarla.

-Iré por más... Cuando creas que tienes suficiente, avísame y sacaré lo que sobre fuera, no demasiado lejos por si en algún momento nos hace falta.- le comenté antes de ir por más material.

.........

Realmente estaba empeñado en ser útil y lo estaba logrando a pesar de no poder ver. Mientras dejaba la paja en el suelo, yo la iba acomodando para que pareciera lo más posible una cama y fuera cómoda para dormir. Apilamos un poco y justo al lado otro poco más, formando ambos lugares para dormir.

-Con esto será suficiente. Aún no hay tanto frío en la noche, así que no creo que necesitemos cubrirnos demasiado.- le anuncié, luego me puse a recoger algunas tablas que estaban apiladas en un costado del lugar.- Voy a prender una fogata afuera.

........

Sonreí y asentí ante su iniciativa. No dije mucho más puesto que la acompañaría fuera para sacar la paja que seguía en el rincón.

Una vez fuera, solté lo que cargaba y me senté en los escalones de la entrada al templo.

-Parece que será una noche tranquila... Espero no equivocarme.- dije alzando la cabeza en dirección al cielo.

Me pregunté por un momento cómo se vería el cielo a los ojos de A-Guāng.
A través de esa pregunta surgió otra...¿Cómo me vería yo en sus ojos? ¿Qué pensaría ella de alguien como yo...? Y otra más. ¿Por qué me importaba tanto lo que pensara ella de mí?

........

Mientras apilaba la madera y recogía algunas rocas para rodear la fogata, lo miraba de vez en cuando. Su comentario había sonado entre nostálgico y preocupado. No quise preguntar, puesto que su reflejo de mirar hacia el cielo nocturno provocó una opresión en mi pecho. ¿Acaso lo extrañaba? ¿Extrañaba ver las estrellas? O... simplemente... ¿ver?

-Había una vez una doncella que gustaba de viajar por los pueblos contando historias...- comencé a contar aquel cuento para distraerlo y a la vez, decirle muchas cosas que, directamente, no te tenía valor de hacerlo.

.......

En cuanto la escuché hablar, volví a bajar la cabeza, dirigiendo mi total atención a ella, a su cálida y suave voz que, en el silencio de la noche, inundaba totalmente mis oídos.

Cada palabra en sus labios sonaba hermosa, suave y delicada. También me llamaba la atención la historia que contaba, claramente, porque, con solo escuchar el principio, supe que hablaba de sí misma. Quería saber lo máximo de ella, al menos, todo lo que ella me permitiera saber.

Por comodidad apoyé uno de mis codos en mi pierna y mi cabeza en mi mano, tenía la sensación de que podría escuchar sus cuentos e historias cada día y minuto sin cansarme del dulce sonido que provenía de sus cuerdas vocales.

.......

-...una vez, se encontró con un joven cultivador muy apuesto, el cual vestía de ropas blancas.- seguí contando mientras prendía el fuego.- Ella se había quedado maravillada por la sonrisa de aquel joven. Decidió seguirlo cuando este le pagó, pues quería devolverle su dinero, pero fue conmovida por la voz del joven. Tras ella invitarle a comer, decidieron viajar juntos, sin embargo, la chica estaba maravillada con él. Nunca antes había conocido a un mozo tan educado y gentil, además de caballeroso. Y ella tuvo mucha curiosidad por él, pero no se atrevía a hacerle preguntas. Tenía miedo de que él se sintiera ofendido y la dejara por algún motivo. Ella no quería eso... ya no se quería alejar de él. ¿Tal vez era bueno que preguntara? Ella no lo sabía, aún lo dudaba...- me detuve de hablar, solo el fuego quemando las ramas frente a mí se escuchaba entre nosotros. Mi corazón estaba nervioso, lo sentía acelerado en mi pecho, tanto, que hasta parecía que me iba a morir si él no decía algo, por mínimo que fuera.

..........

No pude evitar sonreír ampliamente, pues no esperaba las palabras que a mis oídos llegaron.

-A-Guāng... La curiosidad no es ningún pecado, puedes hacer todas las preguntas que desees, por nada de lo que digas me iré.- esa fue la única respuesta que pude darle, esperando que fuera suficiente para calmar su acelerada respiración.

Extendí mi mano hacia donde, según lo que ubiqué, estaba su posición.

-Ven, A-Guāng, no tengas tantas dudas, solo pregunta tanto como gustes hasta que tu corazón se colme. Pues si no te ofende, yo haré lo mismo.

........

Me acerqué a él con un rubor encendiendo la piel de mis mejillas. Junté su mano con la mía por unos segundos y me senté a su lado.

-No me importa que me pregunte. Estaré dispuesta a responder todo. Pero... espero que sea comprensible que haga las preguntas que pretendo.- lo miré fijamente, haciendo mis ojos recorrer de su venda a su sonrisa y de vuelta.- A-Chen..., ¿perteneces a alguna secta?- fue la primera pregunta que se me ocurrió decir para no ser tan directa de soltar mi curiosidad solo por la venda que cubría sus ojos.

..........

-No te preocupes, estaré encantado de responder cualquier pregunta que desees hacerme.- sonreí para calmarla.- Después de todo somos compañeros de viaje... ¿no?

Escuché su pregunta, esperaba algunas relacionadas, pues supuse que mi espada no le había pasado desapercibida. Aun así, me desconcertó un poco, pensaba que su primera pregunta sería otra.

-Sí, así es... Supongo que no puedo ocultarte que soy un cultivador.- me reí ligeramente.- Aunque tampoco pretendía ocultártelo.

.......

Compartí su risa levemente. No era como si sus blancos atuendos pasaran sin notarse entre las multitudes de aldeanos que habían en los pueblos. Tampoco su espada era algo que se pudiera ignorar. Tenía una belleza sin igual y él era tan delicado y a la vez fuerte.

-¿Por qué viaja solo entonces? Creí que las sectas mandaban a sus discípulos a las misiones en grupo. No debería estar solo, y menos aún si...- detuve mis palabras, el miedo a ofenderlo me limitaba a la hora de hablar, pero era casi obvio que me iba a referir a su incapacidad de ver.

..........

-¿Y menos aún si no soy capaz de ver? No te preocupes, no me ofenderé por palabras como esas.- le resté importancia, pues había sido tremendamente considerada al detener sus palabras, tampoco quería que estuviera incómoda y menos aún a mi lado.- Las sectas suelen mandar grupos, pero, en mi caso, decidí ir solo, tras algunas cosas que sucedieron prefiero que sea así... Aunque ahora tengo una linda compañera, ¿no es así?

Estiré ligeramente mi mano, tratando de llegar a sus cabellos. En cuanto lo logré, sonreí y acaricié muy suavemente la zona. Cabellos tan suaves, delicados y finos... A-Guāng realmente debía ser hermosa.

...........

Tuve el reflejo de mover mi cuerpo hacia atrás al ver su mano acercarse, pero este no reaccionó y me hizo, por el contrario, quedarme quieta, casi petrificada ante su toque.

-Yo... no tengo nada especial para que me diga linda, pero... se lo agradezco...- bajé la mirada con un gran sonrojo y esperando que él no se atreviera a tocar mi cara, o este sería fácilmente reconocido por el calor de mi piel.

Al notar que sus palabras no quisieron profundizar en su pasado, no indagué más. No lo haría a menos que él quisiera decirme en algún momento. Por ello, preferí hacer preguntas diferentes.

-¿Cómo le hace usted para luchar, A-Chen?

.........

-Esa es una buena pregunta, A-Guāng.- asentí con gesto afable mientras retiraba mi mano de su cabello.- Podríamos decir que es fruto de la práctica... O que la espada es la que hace la mayor parte del trabajo.

Sé que sonaba un poco difícil de creer, pero era más cierto de lo que me gustaría admitir pues, ciertamente, la espada hacía mucho más que su trabajo en los momentos de combate.

Después, a la hora de esquivar un ataque solo me guiaba por el instinto, el entrenamiento y por los sentidos como el tacto o el oído.

No me importaba contar toda mi historia a mi linda compañera, pero, por otro lado, tampoco era mi deseo llenar su hermosa cabecita de tristes lamentos y detalles que alguien tan pura no debe conocer, al menos, no por ahora.

Ya habría tiempo para ello un poco más adelante.

.......

-Usted es muy valiente. Hace todo por seguir su camino de cultivación sin importarle los obstáculos que aparezcan... me hace sentir un poco de envidia...

No supe ocultar mi tono de nostalgia, pues tampoco mi historia era la más bonita. Aún así, no quería hacerlo sentir a él incómodo conmigo o que pensara que estaba apelando a su lástima para que me siguiera tratando bien y me dejara quedarme con él siempre. Aunque, tampoco me sentía capaz de mentirle si llegaba a preguntarme.

.......

-Ser valiente y cumplir con el deber son cosas muy diferentes... Pero me alegra que pienses así de mí.- a pesar de que mi tono había sido más serio de lo que me hubiera gustado, sonreí, pues en tan poco tiempo confiaba en esa jovencita que tanta curiosidad gastaba en mi persona.- Si no te importa... También me gustaría saber más sobre ti, por ejemplo. ¿De dónde viene esa pasión por las historias y cuentos?

Esa era una de las muchas preguntas que deseaba hacerle, decidí empezar por esa debido a que no quería incomodarla o entristecerla.

-Tu habilidad para contar esas historias también me da envidia. Soy de lo peor contando cuentos, si te soy sincero, tampoco conozco ninguno que contar.- le confesé con un gesto como si estuviera pensativo.

........

-Desde que era pequeña escuchaba a los ancianos de mi pueblo natal contar las historias de los combates de los cultivadores y los romances de las doncellas. Pero lo que más me gustaba de eso, era ver cómo las personas disfrutaban de escuchar esas historias. Siempre me provocaba una sonrisa y por ello quise ser yo la que hiciera sonreír a la gente con mis historias.- respondí a su pregunta, aunque no todo estaba dicho en ella, pero no quería hacer referencia a la razón por la cual no me había quedado en aquel pueblo donde había nacido.- Por eso hago lo posible porque mis historias sean interesantes siempre.

........

-Querer hacer sonreír a la gente de esa forma, me parece muy noble por tu parte, creo que ya te lo dije antes, pero... Es una profesión muy hermosa para alguien con tu talento.- repetí las palabras que le había dicho esa misma tarde, realmente pensaba así y no creo que mi opinión cambiara.- Dime una cosa, A-Guāng, ¿cuánto sabes de los cultivadores? ¿Sabes cuál es el trabajo que realizan?

Esa era otra de las preguntas que deseaba hacerle, quería saber cuánto sabía sobre aquellos que, como yo, pelean contra semejantes barbaries.
Tenía curiosidad por entender hasta dónde llegaba su conocimiento de las sectas y de la cultivación.

............

Aunque repetía las palabras que anteriormente me había confesado, seguía logrando hacer que me sonroje de alguna forma. Tanto sus palabras como su sonrisa me hacían sentir una paz interior pocas veces encontradas en las mejores compañías que había tenido en mis viajes.

-Poco sé de los cultivadores puesto que apenas escuché historias sobre sus batallas pero no he comprendido muchas veces las criaturas a las que se enfrentaban en las historias más conocidas. Aunque conociendo esas batallas me da un poco de miedo saber más de ello.- solté un leve suspiro tras decir esto, pues mayormente esas historias terminaban con algunos de sus personajes sufriendo una trágica muerte.

.........

-Y es sensato tenerle miedo a las criaturas a las que normalmente nos enfrentamos. Aún así no tienes nada que temer, estaré a tu lado en todo momento. Prometo que te mantendré a salvo, A-Guāng.- intenté tranquilizarla con otra de mis sonrisas.- Hay muchas sectas y, por lo general, siempre habrá gente que se enfrente a los peligros de la vida.

Giré mi cabeza hacia el frente y estiré mi mano ligeramente acercándola a la fogata, comenzaba a hacer algo de frío.

-¿No tienes frío? Puedo dejarte la capa exterior de mi túnica, al menos te protegerá un poco de las bajas temperaturas.- le dije con algo de preocupación.

.........

-Pero... usted también debería cobijarse del frío, no tiene por qué cederme su capa. Puedo aprovechar el calor del fuego.- ¿qué estaba haciendo? Se estaba tomando mucha confianza en alguien que recién acababa de conocer y ni siquiera dudaba un segundo en hacerlo, sólo se ofrecía y eso me hacía apenarme.

De repente, pensé que quizás estuviera creyendo que yo era una niña que necesitaba cuidado y por ello había accedido tan fácilmente a mi compañía durante su viaje. Igual, no me quedaría con esa duda y en cuanto viera la oportunidad, se lo preguntaría, puesto que también tenía curiosidad por saber como él se imaginaba que yo era.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro