CAPÍTULO 11 - Problema.

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GADREEL

Terminaba de ajustar el buzo antibalas de color que llevaba puesto, me coloque los guantes negros de látex, un respectivo pasamontañas del mismo material del traje, todos mis hombres vestían de esta manera para poder camuflajearnos en la oscuridad. Parte del personal de seguridad que protege el evento de Buckley fue remplazado por mis chicos, nos hará más fácil el acceso y salida del evento.

Minutos más tarde, nos encontramos dispersos estratégicamente a los alrededores del edificio, esperamos por Jack, el cual se encuentra en el sótano del edificio desactivando el sistema eléctrico del mismo.

– Reporte – le pidió al moreno.

– Todo listo, espero la confirmación de Nekir – contesta.

Como si lo hubiera llamado con el pensamiento, se comunica conmigo.

– Tenemos un problema – Informa con vos calmada.

– ¿Qué ocurre? – pregunto de inmediato.

– Tu chica está aquí – contesta de la misma manera.

No me esperaba, ni imaginaba que ella podía asistir a este evento.

– Maldición, me cago, menuda mierda – expreso mientras, golpeo el cojín de la camioneta.

– ¿qué haremos? – pregunta ante mi reacción.

No podemos dejar el trabajo, no nos conviene, respiro profundo antes de contestar:

– Actuar de acuerdo el plan, solo mantenla alejada de las puertas.

– De acuerdo. – responde cortando la señal.

No es momento para distracciones, debo estar enfocado en que el plan salga al pie de la letra, como lo organizamos, me dedico a revisar el armamento, los planos del edificio, revisar por las cámaras el perímetro, verificar que mis hombres estén en su posición, confirmar con los infiltrados si todo está en orden, luego de aproximadamente una hora y media, se comunican conmigo.

– Los aparatos en tan en su posición – confirma Jayden.

– A mi señal, hackean el sistema y fuera luces – ordeno a Nekir y Chassi.

– Todos preparados, al terminar el mi conteo, entran al edificio – la orden esta vez es para todos.

Todos contestas con un "entendido", bajo de la camioneta sigilosamente con los hombres que me acompañan para dirigirnos a la entrada principal del evento, los vigilantes de ella son infiltrados no tenemos problemas por acercarnos, el resto de mis chicos confirma que se encuentran ubicados en las salidas de emergencia, ventanas, o cualquier sitio donde alguien pueda salir del edificio.

– A mi señal – advierto – en tres..., dos..., uno. – al terminar el conteo el edificio entero queda en total oscuridad.

La vista nocturna de los pasamontañas se activa permitiéndonos ver claramente, los trajes en el hombro derecho tienen tres líneas en forma horizontal, fluorescentes, que nos permite identificarnos entre la multitud,   actuamos rápidamente adéntranos al evento buscando a la víctima.

La gente se desespera, murmullos se escuchan por todo el lugar, el anfitrión pide calma, que se encargara de colocar la electricidad de nuevo. Debemos apresurarnos, camino rápidamente, no hay señal de la rubia por el lugar, pido que revisen en los baños o en cualquier rincón.

– No la encontramos, señor – informa Aiden por el auricular.

– Búsquenla mejor – pido en un grito frustrado.

– Shaytan – me llama Nekir, volteo,  se encuentra con una Tablet en sus manos – acabo de revisar las cámaras, se fue junto a dos chicas hace aproximadamente cuarenta minutos.

– ¡Diablos! – paso las manos por mi cabeza – tu trabajo era vigilarla – lo regaño.

– Me descuide al colocar los aparatos – se defiende, su expresión es seria, no aparta la vista de la Tablet.

– ¡Retirada! – informo para todos – nos vemos en la instalación, deja el mensaje – esta vez me dirijo a Jayden.

Salgo rápidamente del lugar con todos mis hombres, no estuvimos ni diez minutos dentro del evento, cuando avanzamos algunas cuadras ordeno a Jack activar la electricidad, lo hace a través de un interruptor que lleva en su mano, a los segundos de presionado vemos como se enciende de nuevo el edificio.
Al llegar a la instalación ordeno a todo el personal que se retiren a descansar o hacer los que se le antoje, todos se dispersan dejando en el estacionamiento a Jack y mi persona.

– ¡Maldición! – grito con furia, mientras pateo la llanta de la camioneta, golpeo el capot con mis puños.

– Hey, hey, Jake Lamotta – me jala por los hombros el moreno, apartándome de la camioneta – relájate ¿sí?

– ¿Qué me relaje? – pregunto con ironía, rio sarcásticamente - ¡como coño me relajo si acabamos de fracasar! – le grito, me aparto de su agarre.

Camino hacia el gimnasio con Jack siguiéndome, bajo el traje dejando mi torso descubierto, amarro las mangas del mismo alrededor de mi cadera, entro a la habitación.

– ¡Largo! – les grito a los que se encuentran en ella.

Salen inmediatamente con la cabeza abajo, me dirijo hacía en saco de boxeo, empiezo a descargar mi rabia en él, mi mente se nubla, la rabia de fallar se apodera de mí, el honor de mi apodo se hace presente convirtiéndome en un demonio.

Golpeo con tanta fuerza y furia, que en menos de cinco minutos el saco cae roto al suelo, me dirijo hacia los muñecos de práctica, tomo una navaja, los destruyo en menos de nada, voy pasando por cada uno de los objetos de práctica, mi rabia no cesa.

Jackson me observa desde el marco de la puerta, con los brazos cruzados,  le estoy dando la espalda pero sé que se encuentra de esa forma, respiro agitadamente por la boca, mi cuerpo empieza a temblar y a sentirse débil, voy cayendo lentamente hasta quedar de rodillas, apoyo mis manos en ellas, las gotas de sudor caen al suelo como si lloviera. Escucho sus pasos acercándose, se coloca de cuclillas frente a mí, me toma por el cabello y me hace mirarlo.

– No dejes que te domine, eres más fuerte que el – su rostro refleja calma, su mirada empatía – mira todo el desastre que has hecho – señala el lugar con la mano libre.

– Yo, yo, yo – bajo la cabeza de nuevo – no lo pude controlar.

– De eso se trata Gadreel, no lo controlas, dejas que él tome las riendas sobre ti – vuelve a levantarme la cabeza – ahora dime ¿Qué ganaste con este desastre? ¿ya no estas molesto? ¿solucionaste el problema?

– No... – intento bajar la cabeza de nuevo pero no me lo permite.

– Mírame a la cara cuando hablo – demanda – no te estoy juzgando, no te estoy regañando, solo quiero que entiendas tu situación, como te perjudicas en vano.

– No me gusta fracasar, no cumplí con el trabajo – aprieto mi mandíbula, al igual que mis puños – fallamos...

– Si lo hicimos, está bien fallar y equivocarse – me ayuda a levantarme del suelo, caminamos hacia un mueble – lo importante siempre va ser como enfrentas el problema y como buscas la solución, tú en estos momentos te estas destruyendo con el problema, no miras más allá de él, prefieres hacerte daño a ti mismo, que resolverlo.

– Lo necesitaba, sabes muy bien que es así – le recuerdo, y el asiente.

– Si lo sé, pero sigues pesando negativamente, se supone que los ataques de ira cuando terminan te relajan, pero sigues tenso – señala mis puños – ¿Quién eres? ¿Gadreel o Shaytan?

– Soy ambos, no hay punto medio, nunca están de acuerdo, uno siempre quiere dominar  – paso mis manos por mi cabello – la voz de uno siempre suena más fuerte que la del otro.

– Ese es el problema, el único que debe dominar a ambos eres tú, se mas fuerte – coloca su mano en mi hombro – enfréntalos, hazte escuchar, puedes hacerlo, sabes que puedes, solo que no quieres hacerlo, piensa mejor Gavin, recuerda las palabras de T – se levanta del mueble, camina hacia la puerta, dejándome solo.

Siempre serás tú peor enemigo, cuando hagas las paces contigo mismo, serás invencible – cito las palabras de mi mentor.

Me quedo un rato pensando antes de salir, voy directamente a mi habitación en este lugar, tomo una ducha, me visto con unos vaqueros azules, una playera de color gris, tenis de color negro, reviso la hora en mi celular, 3:40 am, tengo algunos mensaje de Jayden y llamadas perdidas, los reviso.

J: Tu chica se encuentra en tu club, al igual que la rubia. – 12: 58 am

J: Tienen más de cuarenta minutos aquí – 1:00 am

J: Llegaron en un taxi, están en una mesa reservada, todo está a cuenta de Buckley – 1:05 am

J: ¿Gadreel? -  1:07 am

Llamada perdidas (7) – 1:10 am

J: Las tres chicas están ebrias – 2: 56 am

Llamadas perdidas (5) – 3:20.

Mierda...

Tomo mis cosas, salgo de inmediato hacia el estacionamiento, enciendo mi auto y arranco hacia el club.
Al llegar pasó directamente hacia donde se encuentra la oficina, encontrando a Jayden sentando en el escritorio con ambas manos en su cabeza, lleva puesto aun el smoking, se ve molesto.

– Lo siento estaba... – me disculpo pero termina por mí.

– Controlando tu ataque de ira – lo miro confundido, ¿Cómo lo sabe?

– ¿Me estas vigilando? – pregunto acercándome hacia su posición.

– No, esta vez no, tus manos lo dicen todo – las señala con su barbilla.

– A veces olvido lo observador que eres – masajeo mis muñecas y ajusto el vendaje que llevan mis manos.  – bien, ¿las chicas?

– La rubia se acaba de ir con un chico, la otra chica y Nayana siguen aquí – contesta, mirando las pantallas que muestran los videos de las cámaras de seguridad.

– ¿Dónde está? – pregunto, mirando las pantallas.

– En estos momentos se dirige a la barra – me la señala en la pantalla, asiento y doy media vuelta para ir a ese lugar.

– Gadreel – llama, volteo a verlo – ¿Qué le diremos a Gicko?

– Ya pensare en algo, sigan a la rubia – asiente y salgo de la oficina en busca de la señorita desagrado.

Camino entre la gente dirigiéndome a la barra, al llegar la veo sentada en  uno de los taburetes, me acerco y me siento a su lado, ni siquiera lo nota, la reparo con la mirada, está muy bonita ese vestido le queda de maravilla, debe ser el en centro de atención, no solo por su belleza, es más por estar vestida tan elegante en un club. Toma unos de los shot sobre la mesa y lo bebe, arruga su cara, expulsando aire.

– Pensé que eras de las que no arrugaban – hablo, haciendo quede un pequeño salto y voltee bruscamente.

– ¡Mierda! – Expresa, sosteniendo su cabeza.

– Del uno al diez ¿qué tan ebria estas? – pregunto riendo, me divierte su expresión.

– Maldita sea Bakir, te veo doble – contesta, mientras levanta su mano tratando de tocar mi cara.

– Eso es un cien – Digo riendo, me acerco un poco más a ella con intensión de tocarla – vamos te llevare a tu casa.

– Stop, stop – levanta su dedo índice, para después moverlo en señal de negación  – no vine contigo, no me voy contigo.

Ni estando ebria deja de ser odiosa y repelente, toma los tragos que están en la barra  camina hacia la pista de baile, la sigo con la mirada, me causa mucha gracia la situación, me levanto para estar a una distancia prudente de ella, se detiene a hablar con su amiga Donna si no me equivoco, la chica de la cafetería, la chica sí que esta alegre, hasta aquí puedo escuchar sus gritos, veo como agita las manos en el aire para luego tomar lo que le entrega Nayana, la señorita desagrado la imita.

Luego camina hacia otro lugar, camino detrás de ella, llega a unas de las mesas reservadas, veo como se tambalea, se le está subiendo el alcohol, camino rápidamente hasta donde se encuentra, los vasos caen de sus manos impactando contra el piso y ella parece que va hacer lo mismo, doy una zancada y la tomo por la cintura, evitando que caiga, la siento tensarse bajo mi agarre.

– Gadreel – susurra al voltearse, se ve sorprendida y algo confundida.

– ¿me permites bailar contigo? – le pregunto sonriendo, su expresión no cambia – ya que no me dejas llevarte a casa, permíteme bajarte el alcohol bailando. – agrego.

– E- está bien – tartamudea un poco, para luego asentir.

Nayana nerviosa, eso es nuevo, camino hacia la pista de baile, la sostengo aun por la cintura guiándole el camino, me detengo el medio para tener vista de su amiga, lo más probable que dentro de poco pierdan el sentido racional y el alcohol actué por ellas, no dejare que nadie se aproveche de su estado de ebriedad, tengo una hermana pequeña y odiaría si alguien llega hacerle algo parecido, dirijo mi vista otra vez a la señorita desagrado, quien está mirándome fijamente, sonrió de lado y voltea la cara.

¿Qué le sucede? Está actuando muy raro, está muy tensa y descoordinada, no había bailado con ella antes, seguro no sabe bailar y le da vergüenza.

– Solo relájate – le susurro al odio, dirige la mirada hacia su amiga – las cuidare a ambas – le aseguro.

Expulsa aire, siento como me hace caso y empieza a seguirme el ritmo, solo estaba preocupada, ahora que sabe que las cuidare, se ha soltado y baila muy bien, demasiado bien. Bailamos ritmos movidos durante varios minutos, hasta que el DJ decide cambiar de canción a una más lenta.

"Ride it de Jay Sean" suena en los altavoces del Club, conozco la canción, la he escuchado anteriormente pero la versión de Regard, Nayana decide darse vuelta dándome la espalda,  no negare que me sorprendió, es un poco atrevido por el ritmo de la canción, llevo mis manos a sus caderas pero sin ser irrespetuoso. 

Comienza a moverse a un ritmo lento y torturador, mi cordura empieza a fallarme, mi abstinencia de estos meses me está pasando factura, aprieto mi agarre en sus caderas, atrayéndola a mí, espero una señal o reacción de disgusto pero sucede todo lo contrario, sigue bailando provocativamente, mueve su cabello hacia su hombro izquierdo, dejando su cuello y oído descubierto.

It's gotta be ya feisty style, raised eyebrow, I' love it when you look at that way... –  aprovecho su gesto para cantarle al oído, esa parte de la canción concuerda perfectamente con su personalidad y lo que pienso de ella.

Tiene que ser tu estilo feroz, ceja levantada, me encanta cuando me miras de esa manera.

Suelta un pequeño suspiro, mi acción hace que su piel se erice, y su acción hace que mi erección se haga presente, hecho mi cabeza hacia atrás y expulso aire, esto no debe estar pasando, aleja tus pensamientos Gadreel, piensa en otra cosa, cierro mis ojos tratando de calmar mis emociones, siento como Nayana  se gira para darme la cara.

Bajo mi cabeza en espera de su reacción, abro mis ojos para verla, esperando un insulto por mi falta de control, su mirada..., joder, su mirada es lujuria, maldad, provocación y muy, muy sensual, hace que todo mi autocontrol se vaya a la mierda, llevo mi mano a su nuca, me acerco hasta mezclar nuestras respiraciones.

– Suelo pedir permiso – aviso sobre la acción que voy a realizar y ella separa sus labios – pero hoy seré indecente.

Sin esperar otro segundo uno nuestros labios, tenía muchísimas ganas de hacerlo, su beso el día de la cita, me dejo deseando más, aprieto mi agarre en su cintura, ella lleva sus manos a mi cabello tirando sutilmente de él, provocando que un pequeño gruñido salga de mi garganta, nuestras lenguas danzan en un mismo son, la presión arterial se aumenta drásticamente en un punto en específico, nos separamos en busca de aire.

Vuelve a mirarme pero esta vez su mirada es diferente, ¿hice algo mal?

– ¿Qué sucede? – me atrevo a preguntar.

– No me siento bien – responde, quitando las manos de mi cabeza, para llevarla a la suya – todo me da vueltas.

– Vamos a fuera – la tomo por las piernas, llevándola en mis brazos, mientras busco la salida lo más rápido que pueda.

Al salir el aire frio de la madrugada nos golpea sin piedad, la siento en una de las jardineras, mientras me apresuro a buscar un bote de basura o algo que pueda servir por si va a vomitar, miro al personal de seguridad, uno me extiende una bolsa de papel, la tomo y vuelvo a donde esta ella.

– Ten – le entrego la bolsa – esto debe servir. – la toma con cautela y me mira con confusión.

– Gracias... – la mira la bolsa en su mano – lo siento, pero las personas exitosas no vomitamos en las borracheras.

Rio pasando mis manos por mi cabello, dándole la espalda, esta mujer me va a volver loco. Al hacerlo noto a uno de mis hombres escondido entre las sombras, me acerco hasta él.

– Chino – lo llamo por su apodo y se acerca.

– Lo siento jefe, no quería interrumpirlo – camina dejándome verle el rostro, lleva su pañoleta en el cuello.

– ¿Qué sucede? – pregunto con mi entrecejo unido.

– No sé si sea el momento indicado, no debí buscarlo en este... – baja su cabeza y le corto la frase.

– Habla de una puta vez – demando con molestia.

– Es bis – suelta, levanta su cabeza para mirarme a los ojos.

– ¿Ahora que mierda hizo? – paso mis manos por mi cabello. Toma aire antes de contestar.

– Han matado cinco de nuestros hombres – su voz sale aguda y dolida – los han dejado frente al barrio como burla.

– ¡Maldición! ¡Ese hijo de! – le propino un golpe a la pared que se encuentra a mi lado derecho, lastimando las heridas que me hice anteriormente. – Debo  de encargarme de él lo más  pronto posible.

Volteo recordando que Nayana se encuentra a algunos pasos de nosotros, está apoyando el codo en la pierna y su mano sostiene su cabeza, tiene los ojos cerrados o así parece, no puedo arriesgarme a que me vea hablando con Chino, ella lo sabrá pero todo a su momento, no quiero que huya.

– Puedes retirarte – le ordeno.

– Como usted mande, jefe – lo escucho irse, sin retirar mi vista de ella.

Me aproximo hacia ella, fingiendo que no ha habido una conversión en la oscuridad y muestro una de mis mejores sonrisas.

– Bien – hablo al estar cerca – entonces fue una excusa para salir.

– De que hablas – comienza a reírse, la miro confundido, su risa se corta de inmediato y su expresión muestra preocupación – tengo que entrar de nuevo – se coloca de pie, para hacer lo que dijo.

– Espera, espera – la tomo por el brazo – mejor te llevo a casa.

– Mi hermana Donna, está adentro – asiento ante lo que dice – debo buscarla.

– Tranquila, yo me encargo – le digo y su mirada se suaviza, camino hacia el personal de seguridad.

– Dame tu auricular – le ordeno a uno y este lo entrega de inmediato.

– Jayden, necesito que busques a la amiga de Nayana, junto con sus pertenencias y las traigas a la salida. – pido y tarda unos segundos en contestar.

– Voy por ellas.

Entrego el auricular, y camino de vuelta hacia la señorita ebria en la jardinera.

– Bien, tu amiga ya viene – le digo y me sonríe. – que hermosa te ves cuando sonríes.

– Lo sé, gracias – encoje sus hombros.

– Una pregunta – levanta su ceja, mueve su cabeza para que siga - ¿no crees que es un atuendo muy elegante para un Club? – suelta una carcajada.

– Lo és – sigue riendo – Estaba en una fiesta de muertos – dice y elevo mis cejas en modo de sorpresa – No realmente, pero parecía, el ambiente estaba muerto, las personas parecían muertos, muy fríos.

– Okey... – Contesto, una explicación confusa, el sonido de la puerta me hace girar – hay viene tu amiga y sus pertenencias.

– ¡Nay! – grita la chica, corriendo a sus brazos, tiene el maquillaje un poco corrido – No te encontraba por ningún lado – solloza un poco – pero este guapetón, me dijo que me llevaría contigo y así lo hizo – señala a Jayden quien mantiene su rostro serio, mientras que ella le sonríe coqueta.

– Esa chica es muy bipolar cuando esta ebria – me comenta con rostro serio y brazos cruzados en su pecho – primero empezó a reírse, luego me amenazo, después comenzó a llorar y ahora esta así – la señala y esta le giña el ojo.

– Ambas lo son – asiento, Nayana en menos de nada cambia su actitud – En fin, son las etapas del borracho, reír, enojarse, llorar, vendría vomitar pero estas chicas se colocan seductoras – rio.

– ¿Te encargas de ellas? – asiento – bien, me voy a mi casa, este traje ya me da asco.

Había olvidado que aún lo lleva puesto, tres personas vestidas elegantes en un club-discoteca, muy peculiar.

– Bien, debo hablar contigo luego – asiente en como respuesta para luego irse por donde vino.

– Bien chicas, es hora de irse a casa. – me dirijo a ellas.

Las guio hasta mi auto, ambas se acomodan en los asientos traseros, me dan la dirección de la mansión Buckley, me dirijo hacia allá, el sol comienza a salir cuando me adentro a la villa privada, las chicas se han quedado dormidas, un guardia nos bloquea la entrada, bajo el vidrio trasero para que observe a las señoritas, este asiente y levanta la valla que bloquea el paso.

Me estaciono frente la mansión, volteo mi cuerpo en dirección de ambas y les agito los pies para que despierten.

– ¿Qué? ¿Qué pasa? – pregunta señorita desagrado confundida.

– Llegamos – es lo único que contesto.

Despierta a su amiga y ambas bajan del auto, se encaminan hacia la entrada de la mansión con los zapatos en mano, hablan entre ellas, Nayana se regresa corriendo, toca la ventana del copilo y la bajo.

– Disculpe señor – busca algo en su cartera – olvide pagarle.

Suelto una pequeña carcajada y asiento.

– Tranquila señorita, la casa invita – le sigo el juego, levanta su mirada y me muestra su hermosa sonrisa.

– Es usted muy amable – se queda cayada, ladea su cabeza – y muy apuesto para ser un taxista, se parece a alguien que conozco.

Sonrió de lado, apreciando un cumplido que si no fuera porque esta ebria, no lo diría jamás, toca el vidrio varias veces con su dedo para después devolverse para entrar a la mansión. Al asegurarme que entraron, arranco el auto y me dirijo a mi casa.

Al llegar a casa son alrededor de las seis de la mañana, tomo una ducha, me visto con un short de algodón, tomo mi celular de la mesa de noche y empiezo a redactar el mensaje.

Buen día, nos reuniremos en el lugar donde me cito anteriormente, a la misma hora.

En mi teléfono funcionan dos líneas, la normal para mis amistades y familiares, y la del negocio que está cifrada con un código especial impuesto por Jayden, la segunda es satelital, no puede ser rastreada, ni hackeada y mucho menos duplicada, los mensajes, llamadas o notificaciones, están de igual manera bajo un código, es un software totalmente diferente al que trae de fábrica, es como tener dos teléfonos en uno. Todo gracias a Diosito que bendijo a Jayden con esa inteligencia.

Coloco a cargar el celular, aseguro haber configurado la alarma y me rindo a los brazos de Morfeo.

                         (***)

Son las diez y cuarenta minutos de la mañana, cuando escucho la alarma sonar, como puedo me levando, me dirijo al baño, tomo una ducha, lavo mis dientes, me visto con una playera blanca, jeans negros y tenis del mismo color de la playera, bajo hacia la cocina, encontrándome con Gea desayunando en la isla.

– Buenos días, mi solecito – beso su cabeza.

– Vin – voltea rápidamente para abrazarme – Buenos días – me regala su hermosa sonrisa, faltándole un diente.

– Pero mira nada más, estas Sindi – la cargo y suelta una pequeña risa, mientras busco una barra nutritiva en los gabinetes.

– ¿Sindi? – ladea su cabeza y expresa confusión.

– Si Gea, sin diente – le contesta con fastidio Gael, quien va entrando por la puerta del patio, con la regadera para plantas en mano.  – Buen día, Vin.

– Buenos días, Shrek – lo llamo por el apodo que le tengo cuando esta de amargado o es sarcástico.

Gea y mi persona, nos parecemos a mamá tanto como en personalidad y físico, Gael se parece físicamente a papá pero en personalidad es prácticamente idéntico al Abuelo Matheus Bakir.

– Gavin, buenos días – entra mamá a la cocina, se acerca dándome un beso en la frente –  ¿te preparo algo para desayunar?

– No te preocupes – camino para dejar Gea donde estaba – comprare algo por el camino.

– ¿Vas a salir? – pregunta de inmediato Gael, su rostro serio cambia a uno de cachorro triste.

– Sí, pero no te preocupes – me acerco hasta donde se encuentra, me agacho hasta quedar a su altura – nunca falto para nuestras tardes de películas – sonríe para luego asentir.

Vuelvo a mi posición normal, camino hacia la puerta principal después de despedirme, mi sonrisa de felicidad se va borrando a medida que camino hacia el garaje, al recodar todos los problemas que tengo en el negocio y el riesgo que ellos corren, sin saberlo. Suspiro con frustración mientras abordo el auto.

Luego de conducir durante diez minutos llego a mi destino, aparco el auto en la cera, me bajo y camino hacia la puerta principal para luego tocar el timbre y esperar; pasan algunos segundos cuando la abren.

– Buenos días – saludo con una sonrisa.

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HOLAAAAA MIS PRECIOS@S, AQUÍ LA ACTUALIZACIÓN POR CUÁL LLORABAN, OK NO JAJAJA.

GRACIAS POR TODO SU APOYO, ME ENCANTA LEER SUS COMENTARIOS, ALGUNOS SON MUY GRACIOSOS.

SE QUE ESPERABAN QUE SUCEDIERA OTRA COSA PERO AQUÍ TODO ES INESPERADO Y NADA ES LO QUE PARECE 👀.

NO OLVIDEN VOTAR, LOS QUIERO UN MONTÓN.

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