CAPÍTULO 17 - Exclusivo

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NAYANA

El olor a alcohol, medicamentos y esterilizantes se filtra por mis fosas nasales, haciéndome arrugar la nariz, al abrir los ojos enfoco una pared de color amarillo muy claro, parpadeo varias veces para aclarar la vista, un saco de traje se encuentra en el posa brazos del sillón de la esquina.

«Seguro es de mi padre»

Trato de sentarme y un pinchazo me detiene, tengo una aguja encajada en el brazo suministrándome lo que parece suero, vuelvo a internarlo pero esta vez con más cuidado, reparo mi vestimenta la cual es una bata blanca de material sintético, noto que tengo un gran moretón en mi antebrazo izquierdo.

La puerta se abre dando paso a la persona quien menos pensaba, trae en sus manos una bandeja de cafetería con un vaso de café y unos panecillos, una cara de alivio adorna su rosto al verme, se nota cansado y su cabello revuelto me indica que ha pasado sus manos un montón de veces por él,  tiene la camisa arrugada y los dos primeros botones sueltos.

― ¿Cómo te sientes? ― se acerca, deja la bandeja en la pequeña mesa, para luego tomar mi mano.

― Bien,  ¿Cuánto tiempo ha pasado?  ― siento que estuve inconsciente por mucho tiempo, imágenes fugases antes de quedar inconsciente aparecen ―   ¿Lauren? ¿cómo esta ella?  ― trato de ponerme de pie, pero me toma por los hombros impidiéndolo.

― Tu amiga está bien, no fue mayor cosa, solo tiene un bulto en la frente por el impacto de la bolsa de aire y unos pequeños moretones ― aparta sus manos, se levanta para servir un vaso de agua y me lo entrega  ―  bebe, debes tener sed.

― Gracias  ― lo recibo, tomo un gran sorbo y mi garganta lo agradece.

― Solo han pasado 4 horas.  ―  responde y asiento.

― ¿puedo ver a Lauren?  ―  pido, lo noto pensativo y distante, muy extraño en él.

― Su padre ya vino por ella ―  oh no, otro castigo seguro para la rubia  ― se le vio muy preocupado, menos mal  el accidente no fue mayor cosa, solo le llegaron a un poste de luz y no llevaban alta velocidad.

Se levanta caminando hacia la ventana de la habitación con sus manos en los bolsillos del pantalón. Una enfermera entra, me pregunta cómo me siento, hace un chequeo, alumbrando con una linterna mis ojos, encandilándome por varios segundos, revisa mi nariz con un hisopo, para luego hacerme seguir su dedo con la mirada, dice que todo está en orden y sale.

― ¿Cómo supiste del accidente?  ― le pregunto, sería más normal que mis padre o amigos estuvieran aquí, ya que son mis contactos de emergencias y los que tengo en la billetera.

― ¿En que estas metida Nayana?  ― su pregunta me hace tragar, levanto el vaso para volver a tomar agua, no me mira, su vista esta hacia lo que sea que se vea por la ventana.

― E-e –en nada  ― tartamudeo, aclaro mi garganta para seguir hablando ―  íbamos de compras, Lauren decido dar unas vueltas antes de ir al centro comercial, el auto salió de repente que sorprendiéndonos, y el resto es confuso.

Asiente pero no dice más nada,  dejo el vaso en la mesita y respiro hondo, algo sucede, si no fuera así no estaría tan serio.

― ¿Qué pasa, Jeff?  ― toma aire y voltea a mirarme, clara señal para preocuparme.

― Pidieron un exclusivo ― dice apretando la mandíbula y frunzo el ceño ― uno al que debes asistir.

― El local está en remodelación, no puedo presentarme ― me muevo impaciente sobre la cama ―  además, no hago exclusivos, tú mismo me lo prohibiste ―  lo señalo, esto es demasiado confuso.

Comienza a acercase para luego tomar asiento en la esquina del colchón.

― No será en el local, será fuera de la cuidad ― abro mi boca para protestar, pero levanta su mano para callarme ― vamos a ir, te pagaran cincuenta mil dólares por cuatro minutos de presentación.

Puedo jurar que mi mandíbula llego al suelo, suelo ganarme entre mil a dos mil dólares por presentación, pero cincuenta mil eso sobrepasa todo. Creo que deje de respirar con solo escuchar la cifra, podre comprarme el departamento, el auto, la motocicleta, e irme un mes para Santorini, Grecia si me da la gana, y aun así me sobraría.

― Ahora cuéntame el lado oscuro  ― pido, porque siempre lo hay, y es lo que lo tiene preocupado.

Se acerca un poco más y toma de nuevo mi mano, las personitas en mi cabeza comienzan a correr en señal de alarma.

― La presentación será para  Renzo Mancini  ― escuchar ese nombre hace que me baje la presión, comienzo a negar con la cabeza.

― No, no, no lo aparto, me quito con cuidado la aguja de mi brazo  ― no lo hare.

― Lo harás ― me toma la cara con ambas manos  ― no es negociable, es algo que se escapa de mis manos.

― ¿Por qué aceptaste?   ― pregunto desconcertada. Las lágrimas amenazan con salir  ―  sabes que le tengo horror ¡intento matarme!

― Pequeña ―  impide que me levante de la cama, tomando del brazo  ―  nunca expondría tu vida, no dejaría que te presentaras sin asegurarme que saldrás sin un cabello ileso  ―  una lagrima solitaria baja por mi mejilla, soy una cobarde que busca el peligro, que irónico. 

― No sé si pueda hacerlo  ― me sincero, miro las palmas de mis manos ―  entro en pánico cada vez que lo veo, mi cuerpo se queda inmóvil, mi cerebro me recuerda lo sucedido y en lo único que pienso es en huir.

― Sé que puedes hacerlo, estaré ahí protegiéndote  ―  levanta su dedo meñique, y sonrió de boca cerrada por el gesto ―  es una pinkypromise.

Extiendo mi meñique entre lazándolo  con el suyo, y aprieta fuerte, con su otra mano quita la lagrima de mi mejilla.

― Eres valiente, eres fuerte  ―  me abraza y correspondo  ― eres la chica más extraordinaria que conozco, demuestra que no temes y así no tendrá control sobre ti.  ― me aparta para poder mirarme a los ojos  ―  recuerda que me tienes a mí, nunca permitiré que te dañen.  ―  la sinceridad en su voz es notable, su mirada profunda y firme también lo demuestra.

― ¿Qué hago para rodearme de personas tan maravillosas?  ―  preguntó en voz alta lo que estoy pensando, siempre me pregunto lo mismo y no encuentro una respuesta razonable.

― Suelen decir que atraemos lo que somos, eres una persona maravillosa a pesar de todo, por eso atraes personas maravillosas  ― acaricia el dorso de mi mano.  ―  debo irme.

Se levanta para tomar su saco, camina hacia la puerta, antes de abrirla se gira.

― Avise a tus amigos, deben estar por lleg... ―  no termina la frase porque abren la puerta bruscamente, haciendo que dé un paso atrás.

― Mi bebé ¿Qué te paso?  ― corre hasta mi lugar, con los ojos llorosos ―  ¿estas bien? ¿te rompiste algo?  ― examina cada parte de mi cuerpo.

― Estoy bien Donna, no me rompí nada  ― la tranquilizo, mientras la aparto.

― Gracias al cielo  ― se sorbe la nariz  ― cuando el viejo sabroso me aviso de que tuviste un accidente casi me desmayo ―  se abanica la cara.  Aplano mis labios para no reírme.

― No sé cómo consiguió mi número, pero ahora tengo el suyo  ―  mueve sus cejas arriba y abajo  ― que señor para estar bueno.

Miro a Jerry quien tiene las cejas levantadas y expresión de sorpresa.

― Gracias por todo Jeff  ―  le digo para que Donna note su presencia.

― ¿está detrás de mí?  ―  pregunta moviendo su labios, respondo con un leve asentimiento, cierra sus ojos y maldice, toma una aire para sonreír.

― ¿Cómo esta señor Watson?  ―  voltea como si no hubiera dicho nada.

― Bien señorita Hare  ― la sonrisa de mi amiga se ensancha al escuchar su apellido y me pellizca la pierna disimuladamente ―  Nayana me informas cuando estés en casa, que tengan un buen día  ―  sale de la habitación.

Manoteo la mano que me pellizca, y la miro mal.

― Que hombre  ―  suspira mi amiga, luego de vario segundos comienza a gritar y aplaudir  ―  sabe mi apellido, eso quiere decir que sabe mi nombre  ― vuelve a lo mismo.

― ¿puedes calmarte? Me va a dar jaqueca si sigues gritando  ―  hago una mueca y tapo mis oídos  ― además te puede escuchar gritando como loca obsesionada.

― ¡no me importa, que todo el mundo se entere que Jerry papacito Watson me mueve el piso!  ― grita señalando la puerta. La cual se abre dejándome ver la cara de mi mejor amigo preocupado.

― Donna eso se ha escuchado por todo el pasillo  ―  cierra la puerta con el pie porque las manos las tiene ocupada sosteniendo una caja de chocolates, dos rosas y una bolsa de comida.  ― menos mal el señor Watson ya no está por todo eso. 

― ¿Cómo estas mi bichita?  ― se sienta a mi lado y Donna al otro. ―   toma te compre chocolates por si se te baja la azúcar, flores porque las mereces y comida porque eres una muerta de hambre ―   va colocando las cosas en el orden que las menciona sobre mi regazo.

― Estaba bien pero ahora estoy muchísimo mejor  ―  reviso la bolsa de comida, encontrando un recipiente de comida china «mi favorita»  ― sigues asegurando tu puesto en el cielo Max.

Me preguntan los detalles de lo ocurrido, ambos se molestan pero se sorprenden que por primera vez no sea mi culpa, aunque en parte lo es. Donna exige los detalles de Naimer mientras que Max dice que no le parece bien, que el rio es más seguro en la orilla y entra en debate con Donna quien asegura que más divertido lanzarse por la corriente, mientras yo me concentro en degustar la exquisitez que trajo Max.

La enfermera entra informando que tengo el permiso para irme y me entrega mis pertenencias, mi ropa tiene sangre y mi teléfono la pantalla partida «me lleva la que me trajo»

― Buscare ropa de la que tienes en mi casa, eso da asco  ―  tapa su boca y nariz con su mano, y con la otra toma las prendas con su dedo pulgar e índice  ―  tenemos un 3312, repito 3312.  ―  lo tira en la cesta de la basura que se encuentra en la esquina de la habitación.

― Wazowski no hiciste tu papeleo anoche  ―  le digo a Max hablando por la nariz.

Los tres nos reímos a carcajadas, Donna dice que irá a buscar la ropa, me roba dos bombones como pago y sale dejándome sola con Maxi.

― ¿no te preocupas o te asusta arriesgarte tanto?  ―  pregunta mirando el techo  ―  vives tus días en una persecución, y lo peor es que nos arrastras a todos los que nos preocupamos por ti.

Me acomodo buscando la manera de verle la cara, trae puestas sus gafas y la mirada perdida en el cielorraso, no está molesto, está en modo: pensado que es la vida.

― La verdad me aterra, pero cuando tu instinto no hace más que llevarte al peligro de alguna manera te adaptas a él, puede que vayas a cometer la peor de las locuras pero esa chispita en tu pecho te asegura que valdrá la pena  ― sonrió de boca cerrada, el dirige su vista hacia mí  ―  y por ustedes, quisiera decir que lo siento pero no es así, porque me conocen de esta forma  ―  encojo los hombros  ― a la final ustedes tienen esa misma chispa pero un poco más extinta.

― ¿Qué pasa si un día haces algo tan arriesgado que te quite la vida?   ― su mirada ahora transmite preocupación y miedo, el café de sus ojos brilla por las lágrimas que se acumulan  ―  Nayana, tuviste un accidente por perseguir a un mafioso, ¿crees que no sabe quién eres? Esa gente tiene contactos en todos lados y un sistema más avanzado del que usa el gobierno.

― Lo sé Max, estoy en riego todo los malditos segundos de mi existencia, y no es desde ahorita, es desde que nací, mi papá es un abogado penal, ¿con quién crees que lo amenazan?, cuando comencé a bailar en el club ¿a quienes crees que les bailo?  ―  no sé porque me he enojado, pero me cansa que hemos tenido la misma platica un millón de veces y aun así no lo entienda  ―  me gusta el peligro porque crecí rodeada de él, ¡y si me aterra la muerte, no imagino el día que no pueda abrir mis ojos y que mi alma no esté en mi cuerpo, pero es el puto ciclo de la vida, y no, nos queda de otra! ―  he comenzado a alzar la voz, mi respiración es acelerada y mis ojos están nublados por las lágrimas.

Max me extiende sus brazos y me lanzo hacia él, descargando lo que tengo acumulado en el pecho, me aprieta con fuerza mientras besa mi cabeza cada varios segundos y hace círculos con su mano en mi espalda.

― El mundo sería aún más oscuro sin tu presencia, tienes un aura que nos alegra los días a todos, ¿eres un grano en el culo?, sí, pero la vida no sería igual sin ti  ― dice en una voz casi inaudible, está por llorar, pero Max no llora, desde cuarto grado de primaria no lo he visto llorar, ni cuando murió su perrito ―   no puedo pedirte que dejes de colocarte en riesgo porque no lo harás, solo te pido que seas más cuidadosa y atenta en lo que haces.

Dicen que los abrazos son una forma de unir los corazones, en estos momentos lo compruebo, Max me sostiene mientras yo hago lo mismo con él, mi vida no sería lo mismo si lo pierdo o alguno de ellos.

― Te amo tanto  ―  le digo en un susurro, me aparta y con sus palmas quita las lágrimas de mis mejillas.

― Que horrible te ves llorando – me dice con mueca de asco, lo golpeo  y comienzo a reírme – ni sé que pareces, nariz y mejillas rojas, y los ojos como un perro chiguawa, que imagen tan fea – sigue con la mueca negando con la cabeza.

Lo amenazo con la mirada y  levanta sus manos en señal de paz, me pasa la bandeja de bombones, le entrego uno y tomo uno para mí, enciende la pequeña tele que está suspendida en la pared, comenzamos a ver el programa mientras esperamos a Donna.

6 DIAS DESPUES.

Decir que estoy aterrada es poco, me he rezado seis Padre Nuestro y dos ave María para que me protejan esta noche, me coloco medias pantis y me visto con el atuendo que me ha entregado Jeff, el cual es un Body  mangas largas de color rojo intenso, con pedrería en distintos tonos entre rojo y vinotinto, tiene un escote en V que llega hasta la punta de mi ombligo cubierto por tela nude, tiene una falta de finas tiras  que cubre cinco dedos debajo de mi pelvis.

Reparo mi vestimenta en el espejo de cuerpo completo, es realmente precioso, me siento en el tocador para arreglar mi cabello en un moño, colocarle la red negra, observo la máscara en la cabeza de maniquí, no es la máscara dorada con negro que suelo usar siempre, esta es de color blanco, con un precioso detalle en dorado alrededor de los ojos y labios rojos, da la apariencia de ser la cara de una muñeca de porcelana con antifaz. La quito del maniquí, tocando la suave tela de las tiras que la adhieren a mi rostro.

La puerta se abre dando le el paso a Jerry quien viste un traje a la medida totalmente negro, haciéndole ver muy apuesto e intimidante « si Donna lo ve, seguro tendría un orgasmo visual»

― ¿necesitas ayuda con eso?  ―  pregunta, contesto con movimiento de cabeza en modo de aprobación, se acerca a colocármela.

― ¿Por qué el cambio de mascara?  ―  la sostengo pagándola a mi rostro mientras él asegura el nudo de las cuatro tiras para luego trenzarlas, para evitar que se caiga o me la quiten.

― La ocasión lo amerita, esta puede ser la presentación más importante que hayas hecho hasta los momentos  ― nos miramos a través del espejo, coloca sus manos en mis hombros.

― ¿Qué tiene de especial bailar para un puto asesino?   ― mi voz sale con rabia con mezcla de miedo, Jeff da varios apretones en mis hombros.

Camina hacia el perchero y toma un abrigo negro que cubrirá todo mi cuerpo, me hace un ademan para que me levante y me lo coloca, me guía hasta la puerta.

― Que no lo harás para uno  ―  dice y volteo a mirarlo como si hubiera escuchado mal, abre la puerta  ― Lo harás para varios  ―  termina, cuando salimos de la habitación.

― ¡¿Qué?!  ― exclamo casi en un grito, solo me mira de reojo y comienzo a negar con la cabeza  ―  sé que al club no va gente buena, pero...

― Deja de hablar  ―  ordena cuando estamos cerca de un pasillo, que está totalmente oscuro  ― a partir de ahora ni una sola palabra sale de tu boca ¿ok?

Respondo con un asentimiento, caminamos por el corto pasillo abre una puerta, la cual lleva a un detrás de escenario, me pide que espere unos minutos y se va dejándome con unos de los hombres de seguridad. Aprovecho el tiempo para estirar.

JERRY

Camino entre las mesas del salón, buscando al italiano que me ato de manos al obligarme a cumplir su capricho, se lo mucho que afecta este sujeto a la pequeña y él también lo sabe, sabe lo importante que es para mí, por eso amenaza.

Lo consigo hablando con un grupo de la mafia estadounidense, unos de sus escoltas le anuncia mi llega y voltea de inmediato.

― Señor Watson, sea bienvenido a mi humilde evento  ―  sonríe alzando su copa de champagne  ―  espero que su velada sea agradable.

― Debemos hablar  ―  señalo el balcón del lugar con la cabeza y comienzo a caminar hacia él.

Los escoltas del italiano cierran las cortinas cuando su líder pasa por ellas.

― Espero no sean malas noticias – sonríe de lado, para luego beber de su copa ―  no me gustaría que...

No termina la frase porque me lanzo hacia el tomándolo del cuello de la camisa, sus escoltas me apuntan pero con una señal de su líder las bajan.

― Llegas a hacerle algo y te juro que te mato ―   amenazo con los dientes apretados ―  no me importara tener a la mafia italiana encima, sabes que puedo acabar con ella si me da la gana, así que mide tus amenazas  ― lo suelto, su sonrisa burlona no desaparece de su rostro.

Camino de nuevo al evento para no partirle la cara y quitarle su estúpida sonrisa.

― Tarde o temprano las máscaras caen, Jerry  ― dice haciendo que me detenga y voltee  ―  y créeme que quiero estar ahí cuando suceda.  ―   agrega pasando por mi lado chocando mi hombro.

NAYANA

Luego de aproximadamente diez minutos, Jeff a traviesa la puerta,  se ve más alterado y la seriedad de su rostro.

― ¿pasa algo?  ―  pregunto alarmada.

― No pequeña, no hables  ―  responde acercándose  ―  haz lo mejor que sabes hacer, recuerda si no temes, no te controlan  ―  asiento en modo respuesta.  ―  estaré cuidándote desde la primera mesa.  ―  me abraza para luego salir.

Una chica con rasgos asiáticos entra y me pide seguirla, lleva puesto un vestido blanco corto que hace referencia a un esmoquin en la parte delantera, tacones de plataforma y un gran lazo en la coleta alta que lleva en el cabello.

Caminamos a lo que parece ser el escenario, me despoja del abrigo y me dice que en pocos segundos me anunciaran. Me quito las bailarinas que llevaba puestas, cierro los ojos y comienzo a mover mis extremidades para aliviar tensión.

«Solo es una presentación, bailas y listo» me repito varias veces mentalmente.

La voz de un presentador se escucha, y la respiración se me torna pesada «calma, calma» las cortinas de color blanco comienzan a desplazarse, respiro hondo y camino hacia delante. 

El público estalla en aplausos y silbidos, trato de no visualizarlo, me coloco en posición a un lado del tubo, a los pocos segundos la melodía de "love on the brain de Rihanna" inunda el lugar. Comienzo a realizar la coreografía que ensaye los días anteriores, la cual consiste en varios tipos de carrusel, Splits con suspensión en el aire, movimientos sensuales, carrusel invertido el cual convino con un Split en el tubo, para terminar hago el tablón mientras doy vueltas bajando poco a poco hasta llegar al suelo.  Me sobra bastantes segundos de la canción, me coloco de pie con un sexy movimiento y al levantar mi vista enfoco a Jeff quien como dijo está en la primera mesa, hago un pase a delante de gimnasia quedando de rodillas, contoneo mis caderas arriba y abajo mientras deslizo las manos por mi cintura hasta llegar a mi cuello.

La vista del italiano se vuelve a sentir pesada, cierro mis ojos para no girar a verlo pero el sonido constante del metal tocando el vidrio me obliga a hacerlo.

― Preziosa, ven acá  ―  escuchar esas palabras, envía un escalofrío por toda mi columna vertebral, abro los ojos  y miro con pánico a Jerry.

― Ve  ― me dice con un movimiento de labios, puedo jugar que me voy a desmayar del pánico que me causa acercarme.

«Eres valiente, no eres una cobarde»

«Si no temes, no te controla»

Bailo hasta llegar a su posición, respiro hondo cuando me toma de la muñeca y me acerca a su rostro.

― Quiero que bailes para ellos  ―  susurra y luego me besa los labios pintados en la máscara, me voltea bruscamente y señala a los sujetos.

Siento como el aire del lugar comienza asfixiarme, mi respiración se acelera rápidamente, y el italiano me da un leve empujón. Las piernas me tiemblan, al igual que todo el cuerpo mientras me detengo entre las dos mesas, y la verdad no se cual es peor, si bailar para el sujeto de la pañoleta o bailar para Naimer.  

Intercambio la vista entre ambos sujetos, tomo la decisión de no bailar para ninguno, solo hago un sensual movimiento para luego caminar al escenario, hago un último movimiento y termina la canción, huyo del escenario con el corazón latiéndome a dos mil por horas, el cual se detiene por efímeros segundos cuando me toman del brazo, acorralándome contra la pared.

― Bella ballerina  ―  dice mientras acaricia la máscara con su mano  ― cuando yo ordeno, todos obedecen ¿Capisci?  ―   su mano se dirige a mi cuello y las lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas.

Bella ballerina: bella bailarina.

Capisci: entendido.

― Te gusta jugar con fuego  ―  comienza a deslizar  su dedo índice a o por mi hombro  ―  seducir a dos mafiosos al mismo tiempo, que atrevida ―  entierra su cabeza en mi cuello y aspira mi olor, lo empujo  y comienza a reírse.

Miro hacia la puerta esperando que Jerry aparezca y me quite a este demente de encima.

― No podrá entrar  ― dice como si me leyera los pensamientos  ―  ¿sabes por qué Jerry te cuida tanto?  ―  ladea su cabeza mientras acomoda los gemelos de su traje.

― ¿no?  ― vuelve a reírse con cinismo  ― deberías preguntarle, es una bonita historia.

Comienza a caminar de un lado a otro mientras yo me pego como un papel tapiz a la pared, siguiendo sus movimientos.

― Esto es tan entretenido, ser espectador del caos que haz creado inconscientemente, Adhara   ― saborea mi apodo, no sé de qué mierda habla pero estoy tan aterrada que no soy capaz ni de pensar  ―  O debería llamarte Nayana.

La puerta se abre bruscamente  y la sola mención de mi nombre real, hace que mi cerebro deje de recibir oxigeno causando que me desmaye.

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BUENAS BUENAS MIS PRECIOS@S, ACTUALIZANDO TEMPRANITO. JEJE.

NO TENGO PALABRAS PARA ESTE CAPÍTULO º_º

Aqui la presentación de adhara.

https://youtu.be/CvvAGYzue0Q


PUEDEN SEGUIRME EN ING: @JHONMARYRIVERA.

NOS VEMOS EL PRÓXIMO VIERNES, LOS QUIERO Y CUIDENSE MUCHO. 💖 BESITOS 😘

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