- No pensé que volvería a oír sus voces... Ha sido tan... Desagradable.- dije recuperando al menos el aliento.- Gracias por sacarme de allí y por defenderme, lo peor es que ha sido tan inesperado, creía que había olvidado sus voces...

Me estiré de costado por no poder aguantar más el peso de mi propio cuerpo.

- Me... Me encerraré un poco, estaré bien, solo necesito descansar. ¿Vale? Si me necesitas, estoy en tu mente.- sonreí antes de relajarme encerrándome ligeramente en mi propia mente, tratando de recordar momentos con Belly, todos los que habíamos vivido.

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Me bajé de la cama y me quedé sentada en el suelo usando la mesita de noche de apoyo. Abracé mis rodillas mirando el agua en el cubo. Bajé un poco la cabeza apoyándola en mis brazos y quedándome pensativa en aquella silenciosa habitación.

¿Qué estaba haciendo? Quería ir y por un momento cegar a los padres de Duncan. Que vieran por un minuto cómo ve la vida su hijo... Eso era lo mismo que había hecho Duncan por mí al matar a aquel chico. Pero ahora la rabia era mía.

La culpa también. Por eso quería asumir la responsabilidad de Duncan, de cuidarlo, de estar ahí a su lado. Todos contaban con que yo estuviera ahí para él. Pero yo misma no sabía si lo estaba haciendo bien del todo. Con esos pensamientos, me quedé dormida apoyando la cabeza en el costado de la cama de Duncan.

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Orión fue a la habitación viendo cómo estaban ambos, se acercó a Bell y tocó su hombro con cierta suavidad.

- Es mejor que te recuestes en la cama, ahí cogerás frío y Duncan se enfadará conmigo por dejar que te enfermes.- dijo con una voz demasiado suave hasta para él.- Además, si tienes tiempo, me gustaría hablar contigo, si no estás muy cansada. He sido bastante brusco antes, quizás podamos hablar con naturalidad a partir de ahora.

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Abrí los ojos para encontrar con qué Orión estaba allí, me había despertado. Por instinto, miré a la cama comprobando que Duncan seguía descansando.

-El frío no es algo de preocupación, esta cabellera da buen calor... y... si puede ser, quisiera hablar aquí... No quisiera que Dudú despertara y no me encontrara aquí.- me acomodé sobre la cama sentada y me quedé mirando a Duncan.- Quieres hablar sobre sus padres, ¿verdad? Sobre su pasado...

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- No sólo eso, que también... En primer lugar, debería disculparme contigo, sé que soy frío y que por lo general soy muy borde... Así que perdona por eso.- dijo Orión con calma antes de sentarse en el suelo.- En cuanto a los padres biológicos de Duncan, por hoy no volverán, pero seguro que acaban por querer verlo de nuevo... No son de los que se rinden fácilmente.

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-Orión, las disculpas están de más. Sé que eres así y no me importa. Pero...- volví a mirar a Duncan.- ¿Por qué regresar ahora por su hijo? ¿Qué quieren? Dinero, su fama... conexiones con el gobierno... ¿por qué ahora...? No entiendo...

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- Duncan es un alto rango militar en activo que trabaja no sólo en inteligencia sino también como agente de campo. Tiene una red de conexiones impresionante y su palabra vale tanto como la mía en el consejo gubernamental. Sus padres biológicos son nobles... O lo más cercano que hay en este país.- explicó Orión con calma y suspirando.- Y en caso de que algo me pasara él sería el heredero a todo lo que tiene mi padre, aunque ya es beneficiario de la mitad, pues legal y sentimentalmente es mi hermano. Su familia no sólo quiere recuperarlo como si no hubieran hecho nada malo, sino que quieren todo lo que él tiene... Influencia y poder. Desde mi punto de vista no hay personas más desagradables que ellos, preferiría negociar con terroristas antes que respirar el mismo aire que esos dos. Como si conocieran todo lo que ha pasado Duncan en estos años... Ellos no lo han visto en su peor momento.

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-Casi lo hacen pasar su peor momento...- dije encogiéndome en la cama.- ¿Cómo pueden hacer algo así...? No puedo creer que se desentendieran tanto de su hijo como para incluso olvidar que es ciego... Orión, si hubieras visto como esa mujer le dijo que la mirara... casi me rompe el alma... Ellos no tienen idea del mal que le han hecho a Dudú en toda su vida... y aún así... ¿tenemos que soportarlos dando vueltas por la academia como si no pasara nada hasta que se desate un mal incidente? Me rehúso a dejar solo a Dudú pasando por algo así. En serio... yo...- suspiré y apreté los puños.- Orión, te estoy pidiendo permiso como presidente del consejo estudiantil para usar mi poder y cegar a los padres de Duncan si se vuelven a meter con él.

Revelé ante él mi poder oculto, el que solo Duncan conocían y que tanto me daba miedo usar. No sería como él, estaba pidiendo permiso y no mataría, solo cegaría por unos minutos. Pero estaba muy segura de lo que quería hacer, por eso no me importó revelarle mi secreto.

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- Denegado, al menos de momento.- dijo Orión.- Para empezar, ahora mismo no puedes usar tus poderes por unos días, hasta que tu cuerpo vuelva a estabilizarse... No creo que quieras que tu pérdida de memoria sea irreversible, porque, en ese caso sancionarán a Duncan como tu mentor y te llevarán al ala C. Duncan habló con mi padre para que no fueras allí y se está haciendo responsable él mismo.

Orión se pasó la mano por el pelo como algo frustrado.

- No creas que yo no quiero hacerlos pasar por algo así, o peor... Pero... Es Duncan quien tiene que hacer frente a esto. No digo que no lo ayudes, pero deja que lo enfrente él, que si quiere dejarlos ciegos por un rato, lo haga él. Siendo sincero, es Duncan quien puede hacerlos pasar un infierno... Me encantaría ver la cara que ponen si él les enseñara todo lo que tuvo que pasar.