XXVIII

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✧「 Capítulo veintiocho 」✧


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     UN DÍA, VEINTICUATRO HORAS, MIL CUATROCIENTOS CUARENTA MINUTOS, ochenta y seis mil cuatrocientos segundos. Esas eran las diferentes formas para referirse al tiempo de vida que le quedaban a Adds.

Ante el corto plazo de tiempo que disponían, el equipo estaba como loco buscando alguna fuente de poder que lograra alimentar lo suficiente a la bazuca de velocidad que Tracy Brand había creado.

Cisco por su parte pidió ayuda a Felicity quien gustosamente aceptó ayudarle, e Ethan pidió ayuda a Sara, quien de igual forma había aceptado ayudarle a buscar alguna fuente de poder para la bazuca. Lamentablemente ninguna de las rubias logró encontrar algo que sirviera. Ambas apenadas por los lastimosos resultados.

   Adds por su parte no tenía ni idea de que hora era. Tampoco quería saber cuanto era el tiempo que le quedaba. Solo quería estar justo ahí donde se encontraba. Con su cabeza recostada en el pecho de Barry mientras él le acariciaba el cabello con delicadeza y amor, con sus piernas enredadas y sus brazos rodeándole el torso.

—¿Sabes qué me gustaría en estos momentos? —murmuró la pregunta.

—¿Qué?

—Un baile —dejó fluir las palabras por sus labios.

—¿Un baile? —repitió a pregunta Barry.

—Sí —le observó sonriendo—. Cómo aquel al que fuimos en la secundaria.

—¿En serio quieres eso? —preguntó el velocista con una ligera sonrisa.

—Sí.

—Bien —asintió poniéndose de pie con decisión—. Ya vuelvo. Tú ponte un vestido, o no lo sé. Luces preciosa con lo que sea que uses.

   Adds asintió con una sonrisa, y sin más el velocista desapareció por el pasillo. Tan rápido como se aseguró de que Barry ya no se encontraba más en el perímetro, la sonrisa que portaba se esfumó.

Se colocó de pie y con un hormigueo recorriendo la punta de sus dedos tomó la grabadora sobre el tocador. Rápidamente la acomodó y se sentó frente a ella. Tomó una profunda respiración y se obligó a si misma a sonreír nuevamente.

—Hola Barr —saludó a la cámara—. Sé que esto será un poco difícil de ver, y de escuchar... Sé que probablemente en estos instantes estés sumido en la oscuridad de algún lugar de nuestro departamento o de los laboratorios. Y lo siento. Siento haber fallado. Prometimos que todo estaría bien.., pero a veces no podemos manejar lo que está fuera de nuestro alcance, ¿No? —sonrió levemente—. No te culpes por esto Amor, sé que hiciste todo lo posible, lo hicimos. Y sin importar nada cuando el destino quiere algo lo obtiene. Pero por favor no te culpes, porque esto estuvo totalmente fuera de tus manos —le aseguró—. Ahora, escúchame bien. No te atrevas a dejar este mensaje a medias porque sabrás lo que diré —advirtió.

   Una nueva sonrisa con amor se formó en sus labios, mientras retenía las lágrimas.

—Eres joven, eres carismático, eres guapo, divertido y sobretodo tienes un corazón gigantesco. Un corazón que merece ser de alguien más —aseguró—. Nada me haría más feliz que rehagas tu vida nuevamente, que encuentres a la persona correcta para ti. Puedes lograrlo. Y no digo que lo hagas de inmediato, claro que no. Debes tomarte tu tiempo, y buscar tu seguridad en cada nuevo paso que des. No temas a abrir tu corazón, no temas a amar y ser amado nuevamente, Amor —pidió—. Tienes una gran vida por delante, lo sé porque eres una gran persona. Solo piensa, recuerda que todo esto, es solo una piedra camino a la meta. Recuerda que en algún momento llegarás a ese punto en el que nadie te detendrá, nadie se interpondrá en tu camino ni te sacará de este, porque ya habrás llegado al fin.

  » Recuerda que estaré orgullosa de ti y todos tus logros. Estaré ahí para apoyarte en los momentos difíciles aunque no puedas verme. Pero por sobre todo, siempre recuerda, que te amé, te amo y te amaré aunque ya no esté aquí contigo —hizo saber mientras una silenciosa lágrima caía por su mejilla—. Y gracias. Gracias por ser mí final feliz Barry. Porque a pesar de que nuestra historia terminó mal, tu fuiste mí final feliz y lo hubieras sido de todas las formas posibles en lo que esto pudo haber terminado.

   Se permitió guardar silencio durante unos segundos. Intentando tranquilizar los sollozos que amenazaban con salir de su profundidad.

—Ahora, esto es para el equipo, ¿sí?...

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ADDS SE OBSERVÓ FRENTE AL ESPEJO, un vestido blanco, como el que usó aquella vez en el baile al que Barry le llevó en la secundaria, se apegaba a su cuerpo.

   Sin duda aquella había sido realmente una de las mejores noches en su vida. Y que mejor que además Barry hubiera estado con ella. Al igual a cómo estaría ahora.

Un suspiro salió de sus labios, sin embargo no se permitió pensar de más en lo que atormentaba su mente. No era el momento, menos ahora que le acababa de llegar un mensaje de parte de Barry el cual decía: « Estoy abajo »

   Adds tomó un pequeño bolso, y salió de la habitación para bajar las escaleras. Una vez en la planta baja, se dirigió y abrió la puerta. En su campo de visión apareció Barry, con un perfecto esmoquin, y una sonrisa adornando sus labios.

—Hola, buenas noches. Sé que es un poco tarde, pero estoy buscando a Adeline Singh, próximamente Adeline Allen —comentó.

Adds dejó salir una risa, para luego tomarle del saco de aquel esmoquin atrayéndole hasta ella para besarle cortamente.

—¿Allen? Me gusta más Singh-Allen la verdad —confesó en cuanto se separaron.

—Tenemos tiempo para discutirlo aún —mencionó Barry.

—¿Dónde me llevarás? —preguntó en cuanto Barry paso la venda por sus ojos—. Cuando dije que quería un baile no creí que te lo tomarías tan seriamente, Amor.

—Todo lo que quieras, todo lo que desees, es una orden a cumplir para mí —le hizo saber en un susurro.

   Al escucharle decir aquellas palabras, y el sentirlas tan cerca de su oído, logró que la piel de Adds se erizara, y su cuerpo temblara ligeramente.

—Eso sonó muy bien la verdad.

   Barry negó sonriendo, aún sabiendo que ella no podía observarle.

—Voy a cargarte ahora —avisó.

   Y como si de una pluma se tratara, él la tomó entre sus brazos. Adds soltó una risita mientras se aferraba del cuello de su pareja. Segundos más tarde el velocista la bajó, permitiendo así que Adds se estabilizara al sentir una superficie firme bajo sus pies.

—¿Ya me quitarás esto? —inquirió desesperada.

   Para cuando terminó de preguntar aquello, la venda ya había dejado al descubierto sus ojos, por lo que rápidamente pudo observar el perímetro que les rodeaba.

—Barry... —murmuró en un susurro a causa de la sorpresa.

—¿Te gusta? —inquirió tirando suavemente de ella hasta el centro de la terraza.

—¿Qué si me gusta? ¿Eso es en serio una pregunta? ¿Debo responderla acaso?

—No lo sé, ¿Quieres hacerlo? —sonrió tomándola por la cintura mientras la suave balada comenzaba a sonar al aire libre.

—Nunca dejarás de sorprenderme —sonrió Adds.

   Las manos de la meta-humana se aferraron tras el cuello de Barry, mientras su mirada seguía apreciando cada detalle en el lugar. Como por ejemplo, las luces que colgaban de las vigas de madera que funcionaban como techo de aquella terraza. Sin embargo más allá de estas aún era posible apreciar el resplandor de la luna.

—Cada sorpresa vale la pena, si el pago por ello va a ser el permitirme ver una sonrisa tuya.

   Los zafiros azulados de Adds se posaron fijamente en el rostro de Barry, hasta chocar con las esmeraldas del castaño.

—Tu realmente sabes como hacerme caer a tus pies —murmuró.

—Pero soy yo quién quiere estar a tus pies —susurró.

   Adds sonrió sintiendo como se le cortaba el aliento y alzó su rostro al mismo tiempo que tiraba de Barry hasta ella, para así besarlo. Segundos más tarde, cuando se separaron ambos sonrieron, se permitieron olvidar por aquellos minutos todas las preocupaciones que les embargaban y les embargarían en las próximas horas. Y aquella canción que tanto recordaban, comenzó a sonar mezclándose con los sonidos característicos de la noche.

—Conozco esa canción —murmuró Adds con ligera nostalgia.

—Conocemos esa canción —le corrigió Barry.

Close To You de The Carpenters era aquella balada con la cuál se habían mecido a la par del compas y la letra, en el baile de invierno que ambos tanto recordaban.

   Adds cerró sus ojos, y apoyó su cabeza en el pecho de Barry, mientras él apoyaba levemente su mentón sobre la cabeza de Adds. Ambos aún meciéndose al ritmo de la lenta y preciosa melodía.

Why do stars fall down from the sky
Every time you walk by?
Just like me, they long to be
Close to you

   Era difícil pensar que tal vez en unas horas todo terminaría. Que aquel podría ser el último momento en que tendrían algo como eso. Un último recuerdo al que podrían aferrarse antes de ser lanzados a un abismo de dolor. Antes de perderse.

   Cuando la canción terminó, Adds se permitió estar unos segundos más entre los cálidos brazos de Barry antes de alzar su cabeza, y observarle con detenimiento, buscando conservar aquello hasta que fuera su momento de pasar a la eternidad.

—Te prometo que te amaré aún así los latidos de mí corazón se hayan detenido —murmuró.

—Te prometo que si es necesario te buscaré después de esta vida y te encontraré en cada una de ellas —murmuró por su parte Barry.

Will death be our last kiss, my love?
Afterlife | Hailee Steinfeld



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   SOLO HABÍA SIDO CUESTION DE MINUTOS, HORAS, para llegar a aquel punto, y no tenían idea de cómo habían terminado en aquella situación.

   Carol y Diana, al igual que Adds pensaron que tendrían que ser las mayores quienes se despedirían de su pequeña. Nunca pensaron que sería al revés...

—Mamá... —susurró Adds, sintiendo su corazón rasgarse y al igual que su garganta al pronunciar nuevamente aquella palabra cargada en dolor—. No, no pueden hacerme esto —sollozó.

—Adds... —Barry intentó alejarla de los inertes cuerpos de ambas mujeres.

—¡No! —gritó Adds remeciéndose lejos de sus brazos—. ¡Mamá! ¡Diana! —una nueva puñalada a su corazón.

   Al no escuchar respuesta, se lanzó a abrazar a ambas mujeres. No podía estarle pasando eso. No. Era una pesadilla. Debía obligarse a despertar en ese preciso instante.

—Esto no es real —susurró aferrándose a ambos cuerpos mientras cerraba sus ojos con fuerza—. No es real.

Observándole, Barry sintió su corazón desgarrarse aún más. Adds realmente quería creer que aquello no era real. ¿Cómo le diría que si lo era? ¿Cómo le diría que Carol y Diana en realidad se habían ido?

—Adds, Amor —llamó con suavidad.

—No —se negó—. No es real.

   Un nuevo sollozo salió de los labios de la rubia, mientras que una nueva lágrima bajaba por la mejilla de Barry.

—Está bien —la abrazó contra él, obligándose a no soltarla.

—Dime que no es real. Por favor dime que no es real —pidió agarrándose de sus hombros con fuerza.

—No puedo hacer eso, Amor —susurró Barry negando.

—Ellas... ellas realmente están... —su voz se cortó abruptamente para ser reemplazada con un nuevo sollozo.

El velocista la apretó en sus brazos, y comenzó a dejar besos sobre su frente, como si aquel acto fuera a quitar todo el dolor por el cuál Adds estaba atravesando en esos momentos. Y a Adds le encantaría que aquello fuera así, pero su corazón ya no era uno, eran dos partes totalmente rotas.

—No entiendo... ¿Por qué...? —se ahogó con sus palabras.

En aquel instante como una respuesta inmediata, un destello pasó frente a ellos, al igual que una brisa, una brisa que no era producida por el viento de aquella noche.

Adds sintió como Barry se tensaba, e inmediatamente alzó su cabeza y se volteó dispuesta a enfrentar aquello que Barry observaba con tanto repudio.

—Tú... —susurró Adds.

—Yo —le siguió Savitar.

—Tú fuiste —débilmente se puso de pie.

—Yo fui.

—¡Deja de repetir toda la mierda que digo! —gritó, sintiendo cada palabra rasgar en su garganta.

Barry rápidamente se puso de pie al ver como Adds temblaba y se tambaleaba.

—¿Por qué hiciste esto? —inquirió con fuiria Adds.

—¿Realmente quieres saberlo? —cuestionó con burla.

—¡Ellas eran inocentes! —exclamó—. ¿¡No tenías suficiente conmigo!?

—Esa es la cosa, Adds —sonrió el remanente—. Te necesito débil. Te necesito rota. Te necesito odiándome.

—¿Cuál es la maldita enfermedad qué se te metió en la cabeza? ¿Qué está mal contigo?

—Tengo la misma enfermedad que a ti te ha cegado incontables veces —se acercó hasta ella—. El odio... la venganza.

—No te acerques a ella —advirtió Barry, dando un paso delante Adds.

—Te voy a matar —vociferó Adds.

—Así como yo maté a tus madres. Claro, no puedo esperar.

Nuevamente un mareo azotó a la rubia, haciéndola caer de rodillas, perdiendo la noción de lo que sucedía a su alrededor. No vió el momento en que Barry salió tras Savitar. No vió el momento en que la policía comenzaba a llegar, no vió el momento en que alguien se acercó a ella, no hasta que el toque quemó en su piel haciendo que como un acto de reflejo su cuerpo se apartara bruscamente. Su mirada observaba con dolor el cuerpo de ambas mujeres, viendo el inerte cuerpo de la mujer que le había dado la vida, viendo el inerte cuerpo de aquella pelinegra que amaba como una segunda madre. Viendo el cuerpo de dos de las mujeres más importantes en su vida.

—¡No! —gritó en cuanto vió como comenzaban a remover los cuerpos—. ¡No las toquen! ¡Mamá! ¡Mamá!

—Hija, lo siento —David la abrazó.

—No, ellas no están... dime por favor que no lo están —rogó, empuñando sus manos en el material de la camisa de su padre—. Por favor, papá.

—Lo siento, cariño. Lo siento mucho —negó David Singh con lágrimas inundando sus ojos.

—No, no.

—Llévatela —pidió David.

   Alguien nuevamente apareció frente a Adds, y la abrazó con fuerza, para luego alzarla. Inmediatamente ella envolvió sus piernas en el torso de Barry, al mismo tiempo que refugiaba su rostro en la curvatura libre entre el cuello y hombro del castaño, dejando calientes lágrimas que mojaban la zona.

   En cuanto llegaron al departamento, Barry subió hasta la habitación y entró al baño. Dejó a Adds sobre la tapa cerrada del inodoro y se hincó frente a ella.

—Amor... —susurró posando una de sus manos en la mejilla de ella—. Debes tomar un baño.

   La mirada de Adds bajó hasta sus manos, las cuales se encontraban manchadas en sangre seca, al igual que su vestido blanco y sus rodillas. Sus ojos nuevamente se aguaron, sin embargo su mirada se mantuvo perdida, y no hizo ningún amago de emitir algún movimiento más que los involuntarios al retener un nuevo sollozo naciente.

   Barry suspiró, y se dirigió hasta la tina, en dónde se encargó de poner el tapón y abrir el grifo para que esta se comenzara a llenar en una piscina de agua tibia.

   Volvió frente a Adds e hincándose nuevamente, sus manos viajaron hasta el vestido de la rubia y suavemente comenzó a tirar de el hasta arriba, hasta que este estuvo fuera y lo lanzó al cesto de ropa sucia. Tomó el rostro de Adds entre sus manos, buscando la irritada y roja mirada de ella.

—Amor, necesito que entres en la tina —pidió suavemente.

   Los ojos de Adds chocaron con los del velocista y le recorrió el rostro con la mirada, para finalmente asentir y ponerse de pie. Se deshizo de su ropa interior, y con ayuda de Barry entró en la gran posa de agua perfectamente temperada.

   Apenas podía mover alguna extremidad, su cuerpo estaba entumido, y lo sentía arder en un picor y hormigueo agobiante. Su vista ardía al igual que su garganta, la cuál también se encontraba seca. Y ahí se mantuvo durante unos largos segundos, hasta que Barry alcanzó el Shampoo y comenzó a masajearle el cuero cabelludo con delicadeza. Ella solo se mantuvo ahí, permitiendo a Barry tallar con una esponja sus manos, brazos y rodillas, las cuales estaban manchadas en sangre seca.

   La acción que con más insistencia ejecutó, fue parpadear, y aquella inflación en su tórax cada vez que respiraba. Cerró sus ojos cuando Barry se lo indicó, y luego sintió como el agua escurría por su cabeza hasta perderse nuevamente mezclándose con el agua de la tina.

Cuando salió de la tina, Barry la dejó a solas unos segundos permitiéndole vestirse, mientras él iba por una taza de té. Adds secó su cuerpo a duras y penas, y luego se vistió. Su cabeza daba vueltas. No sabía que hora era, pero calculaba que eran las cinco de la mañana. Barry no tardó en volver, secó su cabello y la cargó hasta la habitación en dónde la sentó sobre la cama.

—Dormir te hará bien —acarició su mejilla.

—No quiero dormir.

Barry suspiró.

—¿Si me quedo junto a ti lo harás? —preguntó.

—Puedo intentarlo.

—Bien. Bebe un poco de té para hidratar tu garganta.

Luego de media hora, Adds finalmente se durmió entre los brazos de Barry. Sin embargo cuando lo hizo, fue de forma involuntaria, se negaba a hacerlo, pero sus ojos simplemente se cerraron y su respiración se volvió acompasada.

El velocista suspiró y dejó un beso sobre su frente. Aún no procesaba del todo el que Carol y Diana estuvieran muertas. El único consuelo que tenía era que en el momento en que sus vidas fueron arrebatadas, Adara no se encontraba con ellas.


— ϟ —


NO PUEDO CREER QUE SE HAYAN IDO —murmuró Ethan tomando una profunda respiración.

—¿Cómo está Adds? —preguntó Cisco, aún sentado en su silla.

—Ella está simplemente rota —suspiró Barry—. Le he metido un calmante en el té para que se durmiera.

—Eso cuenta como drogar a alguien sin su consentimiento, ¿Sabes?

   La mirada de todos se movió hasta la entrada del cortex, lugar de dónde provenía aquella voz y dónde pudieron verla aparecer con su rostro demacrado e inexpresivo.

—No quiero ninguna palabra —advirtió en cuanto vió que todos intentaban batallar para buscar las palabras correctas que decir—. Estoy jodidamente destrozada, y lo único que deseo es cavar un agujero en la tierra y meterme ahí. Pero primero debo encontrar a ese maldito psicopata y destrozarlo con mis propias manos.

Barry se acercó a ella y tomó su rostro en sus manos dejando una suave caricia en sus mejillas, mientras formulaba un "Todo estará bien"

Adds suspiró y asintió permitiendo que el velocista dejara un beso sobre su frente.

—¿Qué tienen hasta ahora? —cuestionó.

Todos intercambiaron una mirada. Tenían en claro que no dirían nada, por lo que se mantuvieron en silencio.

—Muy bien —asintió comprendiendo la situación.

Adds tomó asiento a un lado de Cisco y antes de que alguno de ellos pudiera acercarse, creo un campo de fuego a su alrededor, apartándose así a ella y al tablero del cortex en el interior de la proyección.

Sus dedos comenzaron a moverse rápidamente por sobre las teclas buscando la información más reciente obtenida.

—Es realmente bueno que escribas sobre todo lo relevante que ocurre, Cisco —sonrió a medias.

Su mirada se movió rápidamente por entre las letras y luego se dirigió al documento que se indicaba, redirigiéndola al satélite en dónde se marcaba la ubicación de ARGUS.

—Encontraron la fuente de energía —murmuró—. Pero Layla se negó a entregárselas —dedujo.

—La conseguiremos —aseguró Barry, una vez ella deshizo el campo de fuego.

—¿Cómo? —inquirió—. ¿Acaso planeas robártela? —ironizó.

   El silencio se propagó por la habitación.

—En serio planeas hacerlo —murmuró tras unos segundos Adds.

—Es nuestra única opción —le hizo saber Barry—. De otra forma la bazuca no funcionará y...

—Moriré —asintió, apoyando su cabeza en el respaldo de la silla mientras cerraba los ojos.

Morir no suena tal mal ahora... pensó en su mente Adds.

   Sin embargo, sabía que sus madres no querrían aquello, no cuando intentaron persuadirla de tomar cada oportunidad para vivir sin prestar atención a las consecuencias. Tal vez era demasiado tarde, pero ya era hora de hacerle caso en algo a Carol y Diana.

—Bien, lo haré —accedió en cuanto se recompuso.

—¿Harás qué exactamente? —inquirió Cisco a su lado, sin comprender.

—Robaré esa cosa.

—Oh no, claro que no —Barry negó automáticamente.

—¿Quién más la robara? ¿Tú? —antes de que Barry pudiera responder—. No te ofendas Amor, pero para entrar a ARGUS nuestros poderes son inútiles, y sí, eres inteligente, pero tu fuerte no es ser discreto, mucho menos para robar algo.

   Barry se cruzó de brazos y bufó.

—Por eso necesitaré la ayuda de alguien más.

—¿De qué...?

—Ya vuelvo —le cortó.

El velocista dejó un beso sobre su frente y desapareció dejando de paso la típica brisa.

—Esto no va a terminar bien.

—Bueno... —titubeó Ethan acercándose—. Sin importar qué, lo qué perdamos, lo qué arriesguemos, en algún punto de igual forma ganáremos.

   Adds lo observó durante unos segundos, hasta que soltó un pequeña risa de pocos ánimos, al igual que el resto de los presentes.

—Amigo, ¿Te robaste eso de alguna parte? ¿Es acaso una rima inspirativa de animadoras? —preguntó Cisco.

—No, ¿Por qué lo dices? —cuestionó confundido.

—Por nada, por nada —negó Adds—. Ahora.., ¿Podrían todos darme un abrazo? —pidió.

   Ethan al estar más cerca, fue quién primero hizo un ademán de envolver el cuerpo de la rubia en sus brazos, pero entonces Cisco lo empujó. Y por si fuera poco, luego apareció HR quién empujó a Cisco logrando que él cayera sobre Ethan.

—Oh mi querida rubia —comentó HR con una sonrisa carismática—. Para ti todos los abrazos que quieras.

   Y sin mas la envolvió en sus brazos, permitiendo que Adds se fundiera en ellos con una débil sonrisa. En definitiva el carisma de HR y aquel humor sano que siempre desprendía le hacía sentir en un hogar. Una mezcla de cosas que caracterizaban a Carol Gonzales y Diana Parker.

Segundos después, Barry entró al cortex, con la "ayuda" que necesitaba caminado tras él.

—Hola Joe... Cisco... Adds —saludó Leonard Snart.

Los ojos de todos observaron con sorpresa al ex criminal. Y es que, si bien recordaban algunos el ex criminal se encontraba muerto. Para otros el hecho de que estaba con las Leyendas aún era real, al no ser conscientes de su muerte.

—Barry, ¿Qué...?

—Snart me ayudará a entrar a ARGUS.

Adds parpadeó un par de veces, y tras eso su ceño se frunció.

—Tú y yo vamos a tener una seria conversación —señaló al velocista—. En cuanto a ti —observó a Snart—. ¿Puedo darte un abrazo?

El ex criminal observó a Barry por unos segundos quién le devolvió la mirada con súplica, pidiendo que aceptara.

—Eh... sí, claro, Adds.

En cuanto escuchó solo aquel "Sí", Adds se acercó y lo rodeó con sus brazos.

Puede que no hubiera convivido tanto con Snart, pero las veces que lo hizo, no le costó mucho darse cuenta de que el criminal era una persona con buenos sentimientos y tras todo lo malo, con buenas intenciones.

Tras unos segundos abrazándolo, siendo correspondida, se separó nuevamente y le dedicó una leve sonrisa que al igual que en las últimas horas, no llegaba a sus ojos ni mucho menos a su corazón.

—Debemos hablar —determinó observando seriamente a Barry.

—Qué incómodo —murmuró Snart—. Estaré en el laboratorio de Cisco preparando todo.

   Una vez asegurada de que Snart no se encontraba cerca, dió unos pasos más cerca de Barry, con su ceño aún fruncido.

—Viajaste en el tiempo otra vez.

—¿No estaba con las Leyendas? —inquirió Joe sin entender nada.

—No —negó Cisco.

—Está muerto en realidad —informó Ethan.

—Oh, oh. B.A está en problemas —murmuró HR.

—Dijiste que no lo volverías a hacer —le recordó Adds.

—Esto fue los que no metió en este lío principal, Barry —le recordó Ethan.

—e, pero también dije que haría lo que fuera por salvarte —le recordó, acercándose a ella.

—No lo necesitamos. Yo perfectamente podría haberlo hecho.

—Necesitas un descanso, Adds.

—No necesito ningún descanso, y que tú me digas que lo necesito no lo vuelve real.

— ϟ —

BARRY HABÍA INTENTANDO QUE ETHAN, JOE Y WALLY se llevaran a Adds a un lugar en donde pudiera estar segura, sin que él supiera cuál era aquel lugar y arriesgaran todo a que Savitar se enterara.

Pero claro, Adds siendo Adds no iba a permitir que el estúpido de Barry y Snart fueran a tal misión cuando ella era lo suficientemente capaz de estar ahí, aunque sola fuera. Tal vez estaba siendo irracional, pero sentía que era su deber estar ahí.

—Y finalmente Directora Michaels —escuchó como uno de los guardias de seguridad decía—. Elvis banana.

Era una asociación de palabras. No era tan sencillo adivinar lo que completaba, porque podía tratar de cualquier palabra sin sentido o conexión alguna. Y eso significaba que estaban por ser atrapados.

—Le repito, señora. Elvis banana.

Perfecto momento para entrar en acción. Alzó su brazo y apuntando directo a uno de los guardias presionó un disparador que soltó un sedante el cuál salió del brazalete en su muñeca. Rápidamente corrió viendo como el hombre comenzaba a caer dormido, saltó con eficacia el mostrador, noqueando de una patada al guardia restante.

Sus manos se dirigieron al casco de motocicleta que portaba y lo retiró soltando un suspiro.

—Tal vez esté mal decirlo, pero eso me hizo sentir un poco mejor —admitió con una mueca neutra.

—Tan violenta, me encanta —sonrió Snart fascinado.

Rápidamente Barry cruzó el mostrador y la tomó por los brazos, frunciendo su ceño al verla ahí.

—¿¡Qué demonios crees qué haces aquí!? —inquirió alterado.

Ella no debía estar ahí. No cuando quedaban solo tres horas para que perdieran.

—¿Realmente creíste que te dejaría hacer esto solo? —preguntó tranquilamente.

—No debes estar aquí —recalcó desesperado.

—Es exactamente en dónde debo estar —debatió Adds—. No me importa si quedan tres horas, si quedan minutos o solo segundos. Estamos juntos en esto sin importar el w.

Barry bufó aún sintiendo la exasperación crecer en su interior. No podía creer que incluso tratándose de su vida, Adds podía llegar a ser tan terca.

—Me estás dando los peores dolores de cabeza de mi vida —se quejó juntando sus frentes.

—Será una divertida historia para contarle a tus nietos —sonrió intentando esconder la debilidad en su interior.

—Nuestros —le corrigió Barry.

Ambos suspiraron, conectando sus miradas.

—Sí, muy bonito todo, se aman y lo sabemos —interrumpió Snart avanzando al interior—. Ahora tenemos una tecnología alienígena que robar.

   Ambos asintieron y comenzaron a seguir a Snart.

—¿Cómo lograste convencer a los chicos de que te dejaran venir? —preguntó Barry.

—Bueno... no los convencí.

—¿Qué quieres decir con eso? —le miró confundido.

—Solo diré que en estos instantes los tres están durmiendo una siesta —sonrió inocente.

—¡Adds!

—¿Qué? No me iban a dejar venir, mejor ir directo al grano.

   Barry negó, sabiendo que debió de haberse esperado eso.

—Me cae bien tu novia —confesó Snart, en cuanto Adds se les adelantó observando con precaución los pasillos y las celdas.

—Sí, ella es la mejor —asintió Barry con media sonrisa.

—Pero luce un poco triste, ¿Por qué?

—El velocista que la quiere asesinar, asesinó a sus madres.

—Oh —murmuró Snart—. Sé ve que es muy fuerte.

—La más fuerte de todas —aseguró Barry.

Cuando llegaron a la planta baja, siguieron uno de los pasillos que les llevó a una amplia zona llena de celdas de máxima seguridad.

—Grodd está aquí —murmuró Adds, viendo una de las pantallas con los nombres de los prisioneros.

—¿Quién es Grodd?

—Un gorila telepático —comentó Barry—. Le perdoné la vida en otra tierra e invadió Central City. Todo por tener piedad.

—Así que aquí Waller mantenía al Suicide Squad —murmuró Adds, leyendo las pantallas dónde resaltaba el nombre de prisioneras como Chetaah y Cupido.

Siguieron caminando, sumergiéndose más a fondo en el pasillo de celdas, hasta que Barry les detuvo.

—Creo que es aquí —intercambiaron miradas con Adds—. Cisco, lo encontramos. ¿Cisco? —inquirió al escuchar la comunicación entrecortada.

   Barry salió del apartado en dónde se encontraba la tecnología, aún presionando el auricular en su oído.

—Cisco, ¿Me escuchas? —preguntó.

Alto y claro.

—Hay interferencia —murmuró Adds—. Algo bloquea la señal.

—Lo encontramos —informó Barry a Cisco—. Está bajo una Montgomery 3000.

—Esta es mía —Adds tronó sus dedos como toda una profesional y se acercó a Snart mientras Barry hablaba con Cisco.

Tras uña pequeña discusión entre la meta-humana y el criminal, discutiendo quién sería el encargado de desactivar la seguridad de la puerta, terminaron por hacerlo ambos. Tardando solo quince segundos en hacerlo.

—Nada mal.

—He tardado menos —admitió Snart.

—Bueno, teniendo en cuenta que nos peleamos un poco mientras la abríamos —hizo una mueca Adds.

—Bueno, creo que ARGUS debería pedir una devolución de dinero —comentó Barry aún sorprendido.

—Me agrada tu novia, Flash.

Adds sonrió levemente.

—¿Sabes qué creo, Snart?

—Te escucho —le hizo saber.

—Creo que nos hicieron en distintos bandos, porque juntos hubiéramos sido imparables.

Snart asintió y sonrió de acuerdo.

Entre los tres se acercaron a la gran puerta y comenzaron a tirar de ella hacia arriba, comenzando a abrirla, pero a medio camino Snart los detuvo al recordar algo.

—Hacer el plan, ejecutar el plan... —les recordó.

El trío observó por la ventanilla de la puerta, y entonces lo vieron. King Shark. Rápidamente soltaron la puerta y mientras Snart se escondían en el costado izquierdo de la puerta Barry tiró de si mismo y de Adds al costado derecho.

—Esperar que el plan se vaya a la mierda —murmuró Adds—. Todo se veía tan fácil —se lamentó con ironía.

—He visto muchas cosas —aseguró Snart—. Pero un tiburón mitad hombre es en definitiva lo más raro.

—Me gustaría decir que también me pasa, pero no es mi caso —se quejó Adds.

—No puedo creer que ARGUS convirtiera a King Shark en su perro guardián —murmuró Barry.

—Bueno, es una buena forma de que fuera útil —confesó Adds.

—King Shark, que adorable —se burló Snart.

Barry lo observó por unos segundos, con una idea asomándose en su mente.

—Dame tu arma de frío —ordenó.

—¿Para hacer qué exactamente?

—Solo hay un modo de llevarnos esa tecnología —hizo saber Barry.

Al comprender a lo que se refería, la mirada de Adds se ensombreció.

—No —negó inmediatamente.

—Por eso no la querías traer —comprendió Snart—. Querías un compañero que no le importara si matabas a alguien.

Barry suspiró resignado.

—Es necesario.

—¿De qué hablas? —masculló Adds—. ¿Estás bromeando? Eres tú quién siempre busca un segundo plan que no incluya sacrificar vidas.

—Dame el arma —exigió Barry, ignorándola.

—Realmente eres un... agh, estúpido velocista —masculló Adds, adelantándose a quitarle el arma de Snart antes de que Barry la tomara.

Ese insulto no te pertenece... le hizo saber su mente.

Adds solo le ignoró. Aquello no iba al caso en esos momentos.

—Te mataré yo misma si vuelves a insinuar matar a alguien solo por la mierda que hará Savitar —le advirtió—. Eres un maldito genio. Piensa en otra cosa, Barry.

—¡No sé que más hacer! —exclamó en voz baja.

—La mayoría de los tiburones son de sangre fría —comentó Snart—. Pero el gran tiburón amigable de aquí tiene algo de sangre caliente.

—Es susceptible al frío —comprendió Barry.

—Nunca nada en aguas de menos de doce grados —agregó Adds.

Tras aquello, Snart sacó la carga de frío de su arma y la lanzó por debajo del espacio que había quedado entre en suelo y la puerta cuando la intentaron abrir.

—Descartar el plan —les recordó el siguiente paso.

Esperaron unos segundos, viendo como una niebla de frío se esparcía por la habitación y como posteriormente King Shark caía dormido.

—Tu primero —Snart le cedió el paso a Barry.

El velocista le miró inseguro, pero antes de que alguno pudiera decir algo o moverse un paso más, Adds lanzó uno de los spray que cargaba en su cinturón, verificando así que ningún otro sistema de seguridad se hubiera encendido.

—Es seguro.

   En cuanto levantaron la tecnología de los dominadores, una alarma se encendió y la puerta comenzó a cerrarse. Adds rápidamente corrió y se deslizó por debajo de ella. Lamentablemente Barry y Snart no corrieron la misma suerte.

—¡Barry! —llamó preocupada.

—Debes irte.

—¿Qué? Claro que no —se negó—. No voy a dejarlos.

   Caminó unos pasos lejos, buscando nuevamente la señal, y encendió su auricular.

—¡Cisco!

¿Adds qué...?

—No hay tiempo para preguntas —le cortó—. Barry y Snart están atrapados en la celda de King Shark.

No puedo entrar al servidor.

—Este es tu momento para rebasar a Felicity si así lo quieres.

   Soltó un suspiro y volvió a la puerta.

—Cisco esta trabajando en esto —su mirada se movió hasta detrás de ambos atrapados, involuntariamente formando una mueca—. No miren atrás.

   Automáticamente, ambos se voltearon, viendo a King Shark de pie frente a ellos, soltando un voraz gruñido.

   En ese instante la puerta se abrió unos centímetros y ambos cruzaron. Eso sí, Snart logró hacerlo primero. Por lo que en cuanto Barry estuvo a punto de cruzar, King Shark lo tomó por una de sus piernas y comenzó a tirar de él, devuelta al interior de la celda.

—Oh no, eso si que no —masculló Adds.

   Entre ella y Snart tiraron del velocista, y cuando ya se encontró seguro fuera de la celda Adds dió aviso.

—¡Ciérrala Cisco!

   De forma inmediata la puerta cayó de golpe, cortando en el proceso la mano del tiburón mitad humano. Barry dejó caer su cabeza respirando dificultosamente, debido a la adrenalina y al terror.

—¿Estás bien? —inquirió Adds.

   Barry asintió, por lo que ella suspiró aliviada y le ayudó a ponerse de pie.

—Salgamos de aquí.


— ϟ —


  ¿LA SEGURIDAD DE ARGUS HABÍA LLEGADO? Sí ¿Layla también? Sí ¿Les había regañado? Probablemente. Pero tenían la tecnología, lo cuál era lo principalmente importante.

   Tras una pequeña y significativa despedida entre la pareja, Adds cruzó una brecha a algún lugar que Barry desconocía totalmente. Allí le esperaba Ethan, Joe y Wally, listos para reprocharles por la arriesgada hazaña que acababa de hacer.

—Si esto no funciona... —murmuró Adds—. Necesito que guardes esto para Barry.

   Con delicadeza, retiró la sortija de compromiso que portaba en uno de sus dedos.

—Adds... —negó Ethan.

—Por favor —rogó—. Sé que en el fondo tras aquella fachada de que no se agradan, en realidad lo hacen más de lo que les gustaría admitir. Necesito que estén para el otro, Ethan...

—No me hagas esto —pidió en un susurro el británico.

—No necesito que lo prometas. Necesito que lo intentes, aunque sea mínimamente, pero que lo hagas.

   Tras unos segundos, Ethan asintió, aceptando.

—Y recuerda que no debes cerrarte al mundo. Recuerda que puedes ser feliz porque lo mereces. Y recuerda que te quiero y te querré más que a nada en este mundo, aún así ya no me puedas ver o sentirme físicamente a tu lado.

   Ethan asintió, reteniendo las lágrimas.

—Te quiero Adds. Te quiero mucho —la abrazó con fuerza.

—Y yo a ti, E.T.

   Aquel abrazo fue tan significativo como largo. Y pudo haber durado aún más, pero entonces Joe, Wally y Harry interrumpieron llegando apresurados y armados hasta sus posiciones.

   Savitar estaba en camino.

   Solo segundos bastaron para que lograran apreciar la luminosidad de una brecha entrante, de la cual salió el velocista dentro de aquel ya conocido y detestable traje.

—Lo tengo —aseguró Wally.

   Lograron ver el destello amarillo de Kid Flash, y luego solo golpes ir y venir de parte de ambos. Sin embargo lo que sucedería era inevitable. Un crujido resonó en los tímpanos de la rubia solo segundos después. Cada milímetro del hueso de la pierna de Wally crujió en su oído, permitiéndole sentir el dolor del moreno.

—¡Wally! —chilló alarmada intentando llegar a él.

—¡Aléjate de él! —advirtió Ethan, apuntando con su arco—. ¡Y aléjate de ella!

—¡Ethan no!

   Nuevamente lograron ver el destello azul, para luego ver como Ethan era apresado bruscamente, con su espalda chocando contra la pared.

—¿En serio creíste que lograrías algo? —se burló Savitar, esta vez sin su traje—. Se supone que tendríamos un encuentro más adelante. Pero el adelantarlo hasta ahora no hará un cambio significativo —le apuntaló con una de sus manos vibrantes—. Créeme.

—¡No! —pidió Adds acercándose, aún así Harry y Joe intentarán detenerla—. Iré contigo —llegó a su lado—. Pero no lo lastimes —susurró.

   El velocista la observó. Y una sonrisa vencedora salió de sus labios.

—Has tomado una buena decisión, Rayito.

   Y antes de que alguno pudiera omitir palabra alguna, o si quiera un vano movimiento, Adds y Savitar habían desaparecido en un destello.




— ϟ —




COMO SUELO DECIR
en cada historia, no pago terapias ni me hago responsable de lo que el constante bucle de tristeza y dolor en mi mente pueda llegar a hacer.

Un capítulo y es todo. ¿Si habrá epílogo? La verdad aún no lo se. Así que estén preparados para ambos casos

les quiero chiquibaes<3


editado: 13/05/2022

─𝙨𝙥𝙞𝙙𝙚𝙮𝙜𝙡𝙤𝙬
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

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