⛓️Chapter fifty!

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Yoongi soltó un jadeo placentero.

Hace algunos segundos despertó y no existía otra razón más que los labios expertos, suaves, húmedos y demandantes que estaban entretenidos en su cuello; sin mencionar la lengua que lamía tentativamente su mandíbula, creando un recorrido lento hasta la oreja izquierda.

—Omega —suspiró, apretando la cintura ajena hasta que no hubo espacio entre ambos cuerpos.

—Quiero follar contigo —demandó Jimin, sin detener sus besos y mordidas en el cuello pálido.

Recibió un gemido como respuesta. Ambos continuaban en la cabaña y deducían que era de madrugada. Al principio, Jimin quiso mantener las cosas en calma, pero pronto descubrió que la calma no era la palabra adecuada para describir todo lo que ese alfa le hacía sentir, y él tampoco pensaba seguir reprimiendo sus propios deseos.

Se miraron a los ojos, el omega sufriendo exquisitos estremecimientos cuando notó la forma perversa y lasciva con la que el alfa lo devoraba.

—Quiero follarte —confesó Yoongi—. Follarte de verdad y hacerte mío.

—Hazlo —tentó el menor, mordiéndose el labio inferior—. Hazme tuyo, nene.

El alfa cargó al omega sin ningún tipo de problemas, se levantó y lo llevó hasta la cama que había pasado desapercibida durante ese tiempo, pero que ahora ambos le darían un buen uso.

Recostó a Jimin en el colchón y él se situó encima. Los besos de Yoongi se tornaron apasionados, justo en ese momento, el castaño estaba teniendo la oportunidad que siempre quiso, demostrándole al omega que amaba toda la lujuria que le despertaba con tan sólo una mirada.

Devoró los labios gruesos del menor, los succionó con avidez y los mordió con ansias. Dejó impresa una huella imborrable que fue adornada por los chasquidos húmedos que sus lenguas juntas formaron en menos tiempo del esperado.

Muy pronto sintieron la necesidad de estar piel con piel. Yoongi comenzó a quitarse la ropa siendo ayudado por Jimin, ambos fueron rápidos al hacerlo, y cuando estuvieron totalmente desnudos, el omega cambió las posiciones, colocándose a horcajadas sobre el glorioso cuerpo del alfa.

La posición exacta hizo que el pene erguido del alfa quedara preso en medio de los glúteos mojados del omega. Jimin comenzó a deslizarse de adelante hacia atrás, frotando con su piel la sensibilidad de su hombre, obteniendo a cambio gruñidos primitivos y absolutamente sensuales.

—¿Te dejarás doblegar por mí? —preguntó el líder, conectando su mirada necesitaba con la de su amante.

—Siempre lo hice y no es algo que esté dispuesto a cambiar.

—Buen chico —ronroneó el omega, mostrándose satisfecho con la sumisión natural que el alfa le entregaba por propia voluntad.

El embarazo estaba resultando bastante útil en ese momento. La descarga hormonal extra alojada en el organismo del omega hizo que la cantidad de lubricante se multiplicara, además, iba acompañado de un dulzor que tenía enloquecido a Yoongi, con el miembro duro y pulsando enloquecido.

Jimin tomó el pene del alfa en un agarre firme, masturbó con la intención de enloquecer y lo estaba consiguiendo sin problemas, soltando un gemido largo cuando sintió su palma empapada por líquido seminal.

Lo alineó en su entrada empapada y poco a poco lo fue ingresando. Gruñó cuando la punta abrió su interior, soltando más sonidos similares cada vez que más carne abría paso en su canal, lenta y deliciosamente.

—Debiste prepararme primero —comentó, mientras continuaba penetrándose.

—No me diste la oportunidad para hacerlo —se defendió el alfa, tensando la mandíbula cuando la estrechez del omega lo envió por un abismo placentero que amenazaba con perderlo.

—No importa —jadeó Jimin, mirándolo con oscuridad—. Ya está todo enterrado en mi culo.

—Joder —gruñó el alfa, aferrando ambas manos en el trasero prominente del omega.

El pelinegro comenzó a montarlo con intensidad, los movimientos de sus caderas eran certeros, lograban encontrar su punto sensible, mientras que los músculos de su interior se encargaban de proporcionar placer al hombre bajo su cuerpo, pues constantemente se encargaban de apretar la polla mojada que entraba y salía con rapidez.

—¿Te gusta, alfa? —cuestionó, al mismo tiempo que sus uñas marcaban el pecho fuerte de Yoongi, incluyendo los hombros tensos.

—Mierda, sí —maldijo, mirando embelesado como el omega caliente y sexy que tenía encima utilizaba su miembro para joderse hasta el delirio.

En un movimiento rápido, el alfa quedó sentado en la cama. Apretó sus brazos alrededor de la cintura del omega que continuaba montándolo, y, haciendo uso de su fuerza lo ayudó a moverse con más profundidad, llegando tan hondo que Jimin comenzó a gritar de verdad.

La cama se movía, sus cuerpos sudaban. Mordidas, gruñidos, embestidas y besos acalorados eran los ingredientes del caos delicioso que estaban experimentando.

Jimin detuvo abruptamente sus movimientos, tomó con fuerza el mentón del mayor y lo obligó a mirarlo, sucumbieron a la lujuria de sus miradas, donde un beso profundo y desordenado se creó en sus bocas, intenso, sucio, animal.

—Cógeme fuerte —ordenó el líder.

El omega formó la posición que quería, quedó apoyado con las manos y rodillas y el culo alzado en dirección al alfa que no dudó en colocarse detrás de él para cumplir con los deseos del pelinegro.

Yoongi lo penetró de una sola estocada, su miembro llegó tan profundo que Jimin juró ver galaxias enteras que todavía no llegaban a descubrirse, sintiéndose derretir cuando el cuerpo grande y caliente del mayor se pegó al suyo para comenzar a penetrarlo.

Las manos del castaño apretaron la cintura ajena hasta marcarlas, el pene entraba y salía con la misma velocidad que Jimin expulsaba sus gemidos agudos, siendo el acompañante perfecto para todos esos sonidos húmedos que estaban formando la unión de sus cuerpos sudorosos y desnudos.

"Ah, ah, ah, ah" era todo lo que Jimin podía decir, y para Yoongi era más que suficiente.

El alfa comenzó a masturbar al menor, el ritmo de su mano era tan intenso como el de sus caderas, otorgando placer doble al omega que estaba tembloroso y completamente perdido en las sensaciones que Yoongi formaba en cada porción de su cuerpo.

—M-más... quiero más —balbuceó el omega. El labio inferior estaba roto y sangraba, pero Jimin no le prestó atención.

Estaba más ocupado en sentir como el miembro del alfa lo llenaba por completo.

Yoongi cambió las posiciones. Tumbó al omega y se colocó encima de él; las piernas gruesas del menor le rodearon la cintura, casi en el mismo momento que el alfa volvía a hundirse en el interior del pelinegro.

Ambos adoptaron un ritmo más lento y profundo que los tenía adormecidos. La boca de Yoongi saboreó los pezones sensibles del otro, dejando que sus dientes juguetearan un poco hasta activar cada partícula nerviosa que ayudara a construir el orgasmo demoledor que ansiaba darle a su omega.

La actividad favorita de Jimin era rasguñarle la espalda. El omega clavaba sus uñas con profundidad, dibujando líneas rojizas en el lienzo blanco, mientras sus oídos eran consentidos por los gemidos roncos del alfa.

—¿Te gusta la forma en que te hago mío? —inquirió el mayor, acompañado de gruñidos y jadeos ahogados.

—Me encanta —soltó Jimin, para luego morder con fuerza el hombro derecho del alfa.

El dolor que la herida ocasionó envió látigos placenteros que atacaron directamente en la polla rígida del castaño.

Yoongi gruñó, alcanzando el orgasmo al mismo tiempo que Jimin. Llenó completamente el interior caliente que lo estuvo recibiendo, donde el nudo tenso y grande no permitió que ninguna gota de esencia saliera.

Tenían los corazones agitados y las respiraciones aceleradas. Juntos lucharon por recomponerse de los estragos del orgasmo, aunque era difícil. En esos momentos, ambos eran víctimas crueles del infinito placer que se formaba únicamente cuando estaban juntos.

El castaño enfocó la mirada en el omega que estaba abajo de él, lo miró atentamente, deleitándose al verlo jadeante, sonriente y con el rostro enrojecido por el esfuerzo.

—¿Estás bien? —susurró la pregunta, mientras frotaba levemente su nariz sobre la otra.

—Estoy muy bien —respondió el omega, soltando un jadeo bajo cuando el mayor salió de su interior.

Yoongi se acostó, encerró entre sus brazos el cuerpo más pequeño y empezó a llenarlo de caricias, mimos y besos perezosos que tenían como función demostrar la entrega y amor que sentía por el omega.

El silencio entre ambos era reconfortante. Descansaron aproximadamente una hora, y luego decidieron que había llegado el momento de marcharse. Debían estar en la manada para el amanecer, de lo contrario se formarían preguntas a las cuales no les convenía dar una respuesta.

—Espero que en algún momento podamos regresar aquí. —el comentario que soltó el mayor de ambos cuando iban de salida ocasionó una sonrisa pequeña en Jimin.

—Lo haremos —prometió el omega.

Unieron sus labios en un beso amoroso, y luego ambos subieron al auto que los llevaría de regreso.

El decreto sangriento del líder había dado comienzo.

Dos ejércitos se encargaron de inspeccionar cada rincón del clan. Calles, establecimientos, bosques, mansiones, absolutamente todo quedó bajo el estandarte con el emblema del linaje Park, lo que evidenciaba que se había cumplido con la orden del líder.

Todos los alfas fueron capturados en masa. Juguetes, esclavos, así como aquellos que servían de entretenimiento y todos los demás que estaban a la venta. No hubo uno que se escapara de la ley, ni siquiera los alfas que eran juguetes de los miembros del concejo y los pertenecientes al salón rojo.

El caos en las calles era evidente. Varias personas intentaron oponerse, pues sus negocios caerían en la desgracia con la aniquilación de lo que hasta ese momento fue su mayor fuente de ingresos. Sin embargo, ninguno de ellos logró objetar cuando las armas apuntaron a sus cabezas, siendo esa la amenaza inmediata de la muerte inminente a todos aquellos que osaran interponerse.

La palabra de Park Jimin quedó grabada con fuego y sangre en la mente de todos los miembros de la manada.

La crueldad, inteligencia y sangre fría del líder se vio reflejada en la organización pulcra que todos los soldados tuvieron al momento de capturar a todos los alfas existentes en los dominios de Park.

Fueron encadenados y llevados a un mismo punto, donde un ejército completo no dudó en acribillarlos a balazos, hasta que ninguno de ellos quedó en pie.

Los disparos duraron alrededor de media hora, el río de sangre era escandaloso, cubriendo la tierra, las rocas y el alma del que había realizado el decreto cruel que pasaría a la historia.

Y fue desde ese instante, que el nombre de Park Jimin comenzó a ser temido de verdad.

—Los cadáveres están siendo apilados en una fosa común —informó Taeyang—. Mi ejército está a cargo de la tarea.

Jimin asintió. Estaba reunido con sus generales en el salón de reuniones del palacio del poder. Aún estaba a la espera de un informe final, pero sabía que esa tarea a manos del comandante Kim estaba más que realizada.

—¿Cuál fue el número real? —cuestionó, mientras jugaba con los anillos de sus dedos para entretenerse.

—Mil quinientos trece alfas —respondió Mina.

Ella y el general Taeyang fueron los encargados de cumplir con el decreto de su líder. Una ardua labor que les llevó cerca de cinco horas, pero que afortunadamente pudieron hacer sin mayores contratiempos.

Yoongi aprovechó para dar su informe.

—Mi ejército cumplió con su función. La avenida Brooks, los salones y casas de fiestas fueron completamente destruidos —informó, mirando atentamente los ojos del omega—. El salón rojo también dejó de existir.

Jimin apuñó las manos con fuerza. Deshizo todo rastro de esclavitud, pero el precio que pagó había quedado impreso en su alma durante cada día de su vida.

Él no era la bestia insensible que todos creían; sin embargo, era necesario comportarse como tal para evitar catástrofes mayores, y Jimin ya estaba lo suficientemente manchado como para huir de la guerra o no reunir el valor suficiente para deshacerse de la basura.

—Bien —habló—. Necesito que una tropa vigile las calles durante los próximos quince días. No quiero arriesgarme a que las personas intenten crear una rebelión —admitió, y luego hizo su elección—. General Hwasa y general Amira, queda en sus manos mantener el orden del pueblo.

—Sí, mi líder —dijeron ambas al mismo tiempo.

—Las tropas de las fronteras, refuercen la guardia —ordenó—. Kaisa debe sentirse como una bestia enjaulada y eso lo vuelve más peligroso. No vamos a subestimarlo.

Taeyang y G-Dragon asintieron e hicieron una reverencia antes de retirarse para comenzar a trabajar en la seguridad del territorio.

—HyunJin —llamó Jimin, obteniendo la atención del general—. Envía un grupo pequeño a las manadas vecinas con las que tenemos alianzas, convoca una reunión de emergencia. Wheein te dará la información necesaria.

El líder también dio un par de órdenes a Moonbyul y Mina. Finalmente, se concentró en el general Min Yoongi.

—¿Cómo están los lobos legendarios? —preguntó con cautela.

Sabía la naturaleza de los soldados de la guardia negra, y Jimin temía que la masacre de los alfas de la manada les afectase de alguna forma. Afortunadamente, Yoongi pudo notarlo con facilidad.

—Ellos están bien, mi líder —respondió con tono tranquilizador—. No debes preocuparte.

—De igual forma, empieza a movilizarlos hasta los terrenos de Jackson —pidió, soltando un suspiro tranquilo cuando Yoongi asintió, aceptando su orden.

—Ya formé los grupos, comenzarán a moverse en un par de horas —informó el líder de los legendarios.

Sólo entonces, el omega respiró con mayor tranquilidad, pues tenía pleno conocimiento de que todos sus movimientos estaban controlados.





























Pude actualizar una segunda vez, que bonito. 🤧

Ahora a mimir y luego a leer. 🥰

Infinitas gracias por leer, espero que el capítulo les haya gustado. 💞

⛓️Yoon~

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