⛓️Chapter fifty three!

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Los campos de preparación en las montañas estaban divididos por sectores específicos que se adecuaban según las necesidades de los soldados que estaban en las diferentes etapas de entrenamiento.

Jungkook y NamJoon estaban en el campo número dos, donde hace algunos pocos días iniciaron con una rigurosa preparación que los convertiría en soldados competentes.

Con la llegada de Jimin las cosas se facilitaron un poco para ellos. Jungkook comenzó a ser entrenado por Yoongi, mientras NamJoon era entrenado por SeokJin. Ninguno de los mayores demostró empatía, fueron estrictos y rudos al momento de enseñar, con la fuerte convicción de dejar enseñanzas útiles que sus discípulos jamás olvidarían.

El estilo de pelea que rozaba la crueldad ganó especial atención en los miembros del clan montañoso, tanto que todos los que podían iban a presenciar el entrenamiento en persona.

Y eso incluía a Coria y su animado grupo de amigas.

La hija del comandante del clan montañoso tenía la mirada fija en el general de los legendarios. Yoongi seguía concentrado en el combate instructivo que estaba teniendo con Jungkook, completamente ajeno a los ojos hambrientos que devoraban su torso desnudo y lleno de sudor.

—Te va a descubrir —susurró una de sus amigas, dándole un codazo débil.

—Es tan guapo —suspiró embelesada, importándole poco la advertencia de su amiga—. Lo quiero para mí y voy a tenerlo.

—Es un alfa legendario, ¿no te da miedo? —inquirió otra de sus acompañantes. Ella sabía que la raza legendaria no era de fiar, que tenían comportamientos primitivos en la mayoría de las ocasiones, posesivos por naturaleza, incluso rudos.

Coria no se molestó en desviar la mirada de su principal objetivo. No entendía del todo lo que pasaba con ella, pero cada vez que miraba al alfa legendario todo su cuerpo se estremecía en ansias de ser acariciada por esas manos fuertes, ser sostenida por esos brazos rudos y ser admirada por esa mirada salvaje que parecía inflexible, distante y mortal.

—Los ojos son dorados —comentó, ganándose la atención de todas las demás—. Muero porque esos ojos me vean a mí.

—No lograrás mucho con ese alfa, lo mejor será que te lo saques de la cabeza —aconsejó una de ellas—. Es un general de otro clan, leal a su tierra y a su líder. No se quedará aquí por un amor.

—Los legendarios no sienten amor —aseguró otra, mirando con recelo al alfa que peleaba en el campo de batalla—. Es absurdo pensar lo contrario.

—Yo podría hacerlo cambiar de opinión, sólo necesito un momento a solas con él. —Coria no se estaba rindiendo, siempre demostró ser una mujer que sabía lo que quería, y que jamás dudaba al momento de obtenerlo.

El parloteo de todas ellas terminó cuando algunas trompetas sonaron por todo el lugar. Las cuatro personas que seguían entrenando se detuvieron, justo a tiempo para recibir al comandante del clan montañoso.

—Comandante Kim, general Min, soldados —saludó el hombre, haciendo notar su presencia.

Yoongi y Jungkook lo miraron con especial curiosidad, sobre todo porque el comandante RiuSang era un alfa. No uno legendario, pero alfa a fin de cuentas, con el cargo militar más importante que se puede tener dentro de una manada.

—Comandante Cha —dijeron los cuatro al mismo tiempo y ofreciendo un saludo militar.

Cha RiuSang era una de las personas más honorables que SeokJin había conocido. Ese alfa fue el motivo por el que el omega mayor de los Kim jamás quiso tener un juguete, pues sentía que si lo hacía estaría escupiendo en la amistad que forjó con el comandante del clan montañoso.

—¿Dónde estuviste todo este tiempo? —reclamó SeokJin, con ambas manos en la cintura y mirando al otro comandante.

RiuSang alzó una ceja en gesto divertido que lograba ablandar sus facciones, tiró con fuerza del omega y lo apretó entre sus brazos, formando un abrazo caluroso y asfixiante que causó más de una queja en SeokJin.

—Yo también te extrañé, Jinnie —afirmó en tono meloso, ganándose más de un gruñido.

NamJoon inevitablemente frunció el ceño, de pronto aquel comandante no le agradaba tanto como en un principio creyó.

—Aún no me has dicho dónde estabas —recalcó el omega Kim.

—En la frontera. Jackson me pidió que hiciera un recorrido para verificar que todo estuviese en orden —respondió, mirando a cada uno de los presentes—. Las cosas están un poco tensas, más con la pronta visita de los demás líderes de las manadas vecinas. Debemos tomar precauciones.

—Jimin envió la orden para que tres de sus ejércitos se movilicen —informó SeokJin—. Te lo digo para que no te asustes por movimientos extras en la zona fronteriza.

RiuSang hizo un sonido afirmativo. Segundos después sintió un peso alojarse a un costado de su cuerpo y cuando bajó la mirada se encontró con una cabellera rojiza y unos aromas dulces que delataban la presencia de su amada hija.

—Padre, fue una sorpresa encontrarte aquí —comentó Coria, mirando de soslayo al alfa líder de los legendarios.

El hombre sonrió a su hija, le besó la cabellera y luego se concentró en los demás.

—Me imagino que ya conocen a mi hija —comentó con una sonrisa pequeña.

—Ya tuvimos el placer —respondió SeokJin, haciendo una pequeña venia en dirección a la pelirroja.

Fue hasta ese momento que Yoongi la miró directamente. Se encontró con unos ojos celestes que brillaban en interés, y unas pestañas largas que revoloteaban sin descanso. La miró el tiempo suficiente para saber que era una omega bastante coqueta, y luego se concentró en el comandante que estaba dando algunos informes que le resultaron mucho más interesantes.

Coria por su parte no pudo evitar resoplar. Obtuvo la atención del hombre que le había fascinado, pero fue tan duradera como los cinco segundos que le tomó a ella encantarle. Además, él ni siquiera la miró con interés, sino todo lo contrario. La detalló con seriedad, incluso podría afirmar que había aburrimiento en sus ojos dorados, como si su belleza no fuese nada relevante para el alfa.

Y tampoco le habló, ni una sola palabra que le permitiera volver a escuchar la voz ronca que la había estremecido en un parpadeo.

—Espero que cuando tengamos oportunidad nos reunamos. Tal vez cuando todo esto termine y podamos conocer el verdadero significado de la paz —habló RiuSang con emoción evidente—. Si llegamos vivos hasta el final, necesitaremos consumir barriles enteros de cerveza.

El comentario provocó sonrisas en todos ellos, aunque no duró mucho tiempo. No cuando un soldado aterrado corría en dirección a donde estaban reunidos.

—¡Comandante Cha! ¡Comandante Cha! —gritaba el pobre hombre, llenando de confusión a todos los presentes.

—¿Qué ocurre? —cuestionó RiuSang, haciendo una mueca confusa ante el evidente nerviosismo del muchacho.

—Mi comandante —dijo entre respiraciones cansadas—. El líder Wang lo solicita en el campo de entrenamiento número tres, es una emergencia.

—Explíquese mejor, soldado —demandó el hombre.

—Se trata del líder Park Jimin —informó atropellado, soltando un gritito asustado cuando Yoongi dio un paso al frente.

—¿Qué ocurre con él? —inquirió Min, con toda su atención puesta en el soldado que no terminaba de dar el reporte—. ¡Hable ya!

—¡Está peleando con otros soldados! —exclamó—. El líder Park inició con un entrenamiento, y por más que el líder Wang le pide que se detenga no obedece —se exasperó—. Por eso solicitan la presencia del comandante Cha, para que ayude a controlar el caos de los soldados.

RiuSang, todos los presentes, incluyendo a una perpleja Coria se quedaron quietos cuando escucharon el gruñido furioso que Yoongi expulsó.

El líder de los legendarios corrió hacia el campo de entrenamiento número tres, seguido de cerca por el soldado que había llevado las noticias y todos los demás que estuvieron reunidos.

Los gritos enérgicos llegaron hasta los oídos del alfa castaño. Yoongi apresuró el paso, sintiendo como su furia crecía cuando a la lejanía pudo ver a un histérico Jackson tratando de convencer a un omega rebelde para que dejara de pelear.

—¡Jimin ya es suficiente por la diosa! —gritó el líder del clan montañoso.

El omega volvió a ignorarlo, estaba más entretenido con la pelea que iba ganando, alimentando su orgullo cada vez que el alfa con el que peleaba caía al suelo y gruñía furioso.

Hasta que un destello rojizo en la mirada de su contrincante hizo que Jimin se tensara.

Fue en un mismo parpadeo, en esos segundos exactos el alfa se convirtió en un lobo furioso que sin pensarlo demasiado corrió a atacar al líder omega con el que estuvo luchado durante el último tiempo.

Sin embargo, ni siquiera llegó a rozarlo.

Detente.

Los movimientos del lobo se cortaron de forma abrupta. El animal rabioso se quedó quieto, con la cabeza gacha e incapaz de moverse, mientras Yoongi permanecía de pie, con Jimin oculto detrás de él, sin la intención de retractarse de lo que había hecho.

La voz de alfa del líder de los legendarios doblegó por completo la voluntad del lobo, reconociéndolo como un superior al que no podría vencer en una batalla.

RiuSang y Jackson se apresuraron a restaurar el orden de los soldados. Mientras eso sucedía, Coria miraba atentamente las acciones que el líder de los legendarios estaba teniendo con el omega que por alguna razón no terminaba de agradarle.

Jimin retrocedió un par de pasos y no pudo seguir haciéndolo. Yoongi lo tomó del brazo, impidiendo que se alejara de él, con sus ojos dorados impactando de lleno con la mirada oscura del omega.

—Ya basta, Jimin —murmuró el alfa, concentrado en el menor—. No puedes entrenar.

—Sí puedo —debatió con terquedad—. Mi cuerpo es fuerte, odio que me subestimen.

—Vamos, te llevaré a descansar. —Yoongi decidió ignorar todo lo que su omega había dicho y hecho. Para él era mejor concentrarse en el descanso de Jimin y en el bienestar de su cachorro.

El omega pensó en ceder, pero sólo le bastó encontrarse con la presencia de Coria para que su molestia se triplicara a niveles alarmantes. Y en nada ayudaba que ella se comiera al alfa con la mirada, importándole poco si su comportamiento rozaba en el descaro.

—Vaya... estabas bien acompañado, Min —escupió Jimin con una sonrisa amarga.

Yoongi ladeó la cabeza en confusión, soltando un sonido exasperado cuando el omega se soltó de su agarre con brusquedad.

—No me hagas usar la fuerza —gruñó entre dientes.

—Lárgate de aquí y déjame entrenar —bramó Jimin, devolviéndole el gruñido.

El alfa legendario lanzó una horda de maldiciones antes de acercarse al terco omega que amaba. Lo cargó como un costal de patatas, importándole poco y nada las amenazas de muerte que Jimin le soltó bajo las miradas sorprendidas de todos los estaban en el campo de entrenamiento.

—Te voy a matar —gruñó el omega, mientras se movía frenéticamente encima del hombro del alfa.

—Primero quédate quieto —dijo Yoongi, con sus brazos apretando el cuerpo del otro para mantenerlo en su posición.

Y fue de ese modo como el alfa se llevó a la fuerza al furioso omega hormonal que pensaba despedazarlo para consentir a su lobo negro y celoso.

Yoongi tenía todo el rostro contraído en una expresión de evidente molestia. A su lado estaba Jungkook, aunque los intereses del alfa menor estaban en otra cosa que nada tenía que ver con su tío rabioso.

El menor de los Min miraba hacia el interior del salón, justamente en el lugar donde Kim Taehyung estaba sentado, tomando té y leyendo un libro.

—No lo entiendo —murmuró el mayor, refiriéndose al comportamiento explosivo de Jimin.

—Yo tampoco —agregó Jungkook, sólo que él se refería al comportamiento esquivo de Taehyung.

Ambos suspiraron al mismo tiempo.

—Debería ir a buscarlo y hablar con él —dijo Yoongi, más para sí mismo que para alguien más.

—Debería ir y simplemente besarlo como he querido hacerlo durante todo este tiempo —susurró Jungkook con las cejas juntas.

Volvieron a suspirar.

—Iré —decidió Yoongi, para luego ponerse de pie y perderse en la oscuridad de la noche.

El alfa menor se dio unas cuantas cachetadas mentales para despertar del letargo que lo mantuvo consumido. Se puso de pie, hizo uso del valor combinado con sus propios deseos y finalmente caminó hasta que llegó al salón donde se encontraba el omega Kim.

Taehyung dejó de lado la lectura para mirar al intruso que interrumpió su momento, abrió y cerró la boca, mostrándose incapaz de articular una frase o palabra coherente.

El omega admitía estarlo evitando. La presencia de Jungkook le afectaba como antes no lo hacía en lo absoluto, así que le asustaba, y prefería huir a experimentar sensaciones que le resultaban conocidas y profundamente amargas.

—¿Por qué diablos me evitas? —cuestionó el alfa, mientras avanzaba sin dudar.

—¿Por qué me cuestionas? —devolvió, tratando de mantenerse tranquilo.

—No trates de evadir el tema. Desde que viniste no has hecho ni el intento de hablar conmigo —reclamó Jungkook, inclinándose sobre la presencia del omega para ganar cercanía.

—No tengo nada que decirte —respondió el peliazul—. Ya no eres mi juguete, te estás preparando para ser un soldado honorable, así que no existe una relación entre nosotros.

Taehyung no sabía por qué razón las palabras que soltó le parecieron amargas y una absoluta mentira, pero no se pondría a pensarlo. En su lugar, trató de retroceder lo más que pudo hasta que el sillón le impidió que siguiera haciéndolo.

El aliento del alfa le golpeó en los labios provocándole cosquillas.

—¿Lo que tratas de decir es que no te debo respeto o algún tipo de lealtad u obediencia? —inquirió Jungkook, sólo para estar seguro.

—Sí, exactamente eso —respondió el omega, esperando que el otro se apartara.

El alfa sonrió ladino, alimentando la mirada seductora que mandó corrientes eléctricas a todo el cuerpo del omega Kim.

—Perfecto, así no tendré remordimientos por lo que voy a hacer —dijo Jungkook, y entonces lo besó.

Lo besó.

Un beso demandante, ardiente y seductor que sacudió los huesos del omega y que le desnudó el alma como jamás creyó posible.

Un beso que lo convirtió en un ser frágil y deseoso de afecto, ahí en los brazos de Min Jungkook.










































Los alfas Min son unos loquitos. 🥰

Espero que el capítulo les haya gustado, y perdonen si encuentran alguna falta ortográfica.

Infinitas gracias por leer. 💗

⛓️Yoon~

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