⛓️Chapter forty!

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El silencio era peligroso en los momentos de vulnerabilidad del ser humano.

Jimin descubrió que el silencio era aterrador. Justo en ese momento experimentaba un sin número de sensaciones, cada una más desagradable que la otra, pero absolutamente todas mortales a su manera.

El funeral de Park YoonWoo estaba llevándose a cabo en un día demasiado hermoso, soleado y con un intenso cielo azul. Sin embargo, el silencio profundo que envolvía a cada uno de los presentes sepultaba todo lo demás, dejando únicamente el vacío profundo que el ex líder fue capaz de crear en cada uno de los presentes.

El omega estaba ocupando uno de los asientos principales. A su lado derecho se encontraba su esposo, silencioso y vistiendo acorde al momento; mientras que, del lado izquierdo estaba su mejor amigo, sosteniéndole con fuerza, casi temiendo que Jimin se derrumbara ahí mismo.

¿Alguna vez pensó lo que pasaría cuando quedara completamente solo? La respuesta es negativa. El líder jamás se puso a pensar en las consecuencias de una guerra, tampoco lamentó las pérdidas pues sabía que eran un precio que se debía pagar, y, aun así, ahí estaba... de pie frente al altar donde yacía el cuerpo muerto del omega que le enseñó todo lo que se requería para sobrevivir en un mundo hambriento de maldad y poder.

Supo que en ese instante deseaba llorar, llorar y romper todo lo que estuviera a su alrededor. Ansiaba tanto explotar contra el mundo, mandar todo al infierno y convertirse en un ser repulsivo que respirara únicamente por los deseos de venganza que ardían en todas sus venas hasta consumirlas, tal y como pasaría con el más poderoso volcán luego de una erupción.

Pese a todo, se encontraba en un especie de trance que no le permitía demostrar todo lo que llevaba en su interior. Jimin permanecía tranquilo, con semblante sereno, y la mirada fija en su padre.

Escuchaba las palabras del líder religioso, ese sonido era como un eco lejano que no lograba desprenderlo del silencio que lo consumía. Miró a su alrededor por primera vez, descubrió que muchas autoridades de la manada estaban presentes: generales, miembros del consejo, poderosos aliados, parlamentarios y demás.

Volvió la mirada al frente y descubrió una escena que removió los sentimientos en su interior. Se trataba de SeokJin, el comandante supremo de los ejércitos estaba al lado de Park YoonWoo, colocándole pétalos de rosas blancas encima y llorando en silencio.

—Era su mejor amigo —susurró Taehyung con la voz ahogada—. Perderlo es como si yo te perdiera a ti, y es doloroso de pensar.

—También fue amigo de mi madre —comentó Jimin, rememorando esas viejas memorias que justamente ese día se encontraban presentes en sus pensamientos.

Se quedaron en silencio hasta que el tiempo de la ceremonia llegó a su final. Las campanadas lúgubres anunciaron a toda la manada que el momento había llegado, y fue en ese instante que Jimin se puso de pie.

Necesitaba un último momento a solas con su padre, y no tardó en hacer saber su voluntad.

La capilla quedó completamente a solas, salvo Jimin y su padre.

El omega tomó una rosa blanca que llamó su atención, caminó en silencio, pasos lentos y casi temerosos que le llevaron más tiempo del planeado, pero que sin duda cumplieron con su misión de dejarlo al lado izquierdo de su padre.

Lo miró por un momento, detalló en el rostro tranquilo, notando una serenidad eterna que Jimin sabía bien, su padre ansiaba experimentar desde el momento que perdió a su madre.

—Siempre fuiste un terco y creo que en eso fuimos demasiado parecidos —dijo en voz baja y tranquila—. A mí no puedes engañarme, si estás aquí, si estás muerto... es porque así lo decidiste.

Tomó una buena cantidad de aire, apretando con fuerza el tallo de la rosa que sostenía hasta que en la palma de su mano quedó el vestigio de las espinas enterradas.

—Te fuiste demasiado pronto —mencionó, y el tono de reproche no pudo ser ocultado—. Te fuiste sin ver lo que haré con nuestra manada y también sin conocer a tu nieto.

Inmediatamente tocó su vientre, como si recordara que todavía existía algo importante que debía proteger. Y es lo que haría.

No hubo un momento para despedirse, Jimin lo consideraba innecesario. Dejó la rosa en las manos entrelazadas de su padre, y luego se inclinó para besarle la frente.

—Dile a mi madre que envío saludos —susurró, para posteriormente alejarse del ex líder y comenzar a tocar las campanas de la capilla.

La guardia lunar ingresó, todos ellos con sus trajes negros y con capas azul oscuro que llevaban bordados de plata. Marcharon de forma sincronizada hasta donde YoonWoo estaba, cargaron el féretro y con Jimin a la cabecera salieron de la capilla donde todos los miembros de la manada esperaban.

La marcha fue acompañada por proyectiles de cañones y sonidos de tambores. Los ejércitos que lucharon bajo el mando del ex líder se habían reunido para despedirlo con todos los honores que merecía, por todo el valor que demostró en vida, y por el legado que dejó para salvaguardar el futuro.

Park YoonWoo fue depositado en su eterno lugar de descanso, en la misma casa donde descansaban los restos de Park Saran, y así juntos estarían para la eternidad.

Permanecieron en el cementerio un par de horas, y luego de ello las personas comenzaron a irse. Los últimos en quedar fueron Jimin, en compañía de Taehyung, Jackson, SeokJin y Jennie.

El líder sintió como una mano delicada se situaba en su hombro derecho, miró de reojo a la presidenta del consejo, esperando que ella hablara primero.

—Sigo procesando todo esto —murmuró con un suspiro pesado.

—No debería sorprenderle, mi padre era así, siempre impredecible.

—Te pareces demasiado a él, en carácter por supuesto —dijo Jennie, mientras continuaba mirando la tumba de YoonWoo.

—Espero que su muerte no sea en vano —dijo Jimin, al mismo tiempo que sus manos se cerraban en puños.

—No lo será —aseguró SeokJin. El omega tenía los ojos irritados por el llanto derramado y el que ocultó, lucía cansado, pero también la determinación brillaba con fuerza en sus ojos—. La presentación de los ejércitos es una ceremonia importante, en ella tomarás el mando de todos los ejércitos que jurarán lealtad bajo tu mandato.

—Tu padre preparó todo para esa ceremonia —continuó Jennie, ganándose la atención del último del linaje Park—. Ocho ejércitos participarán y tendrás a ocho generales dispuestos a dar la vida por tu causa.

"Yo tuve cinco ejércitos bajo mi mando, tú tendrás ocho, incluido uno de alfas legendarios".

Las palabras de su padre llegaron a la mente del líder. Ningún omega antes había tenido tantos ejércitos bajo su mando, y debía admitir que se encontraba con demasiadas dudas; sin embargo, también sabía que el tiempo corría en su contra, y que si se ponía a buscar demasiadas respuestas, el enemigo avanzaría bajo sus propias narices.

Había llegado el momento de actuar.

—Estaré listo —afirmó con seguridad y fuerza en sus palabras.

Poco tiempo después, Jimin tomó el brazo de Jackson y juntos se marcharon hacia el palacio del poder. Con la muerte de YoonWoo, el líder decidió mudarse a ese lugar por muchos motivos, pero sin duda el más importante era que estaba lo suficientemente alejado como para mantener su embarazo lo más discreto posible.

Aun así, Jimin sabía que había llegado el momento de hablar seriamente con su esposo y decirle lo que estaba pasando. En la guerra los aliados eran sumamente importantes, y el omega confiaba en el beta lo suficiente como para confesarle la delicada situación a la que debía darle frente lo más pronto posible.

Sólo esperaba no equivocarse.

Jackson estaba en silencio, mirando los movimientos continuos del omega frente a él.

Su matrimonio con Jimin estaba yendo bien. Estaban en la etapa de luna de miel así que debía compartir habitación con el omega, por al menos una semana más; luego de ese tiempo tomarían habitaciones separadas como lo habían establecido.

Estaba preocupado. El omega tuvo que enfrentarse a muchos acontecimientos fuertes y en un tiempo reducido: su matrimonio por conveniencia, la marca que dejó en su cuello, misma que Jackson sabía fue hecha por responsabilidad con la manada y nada más, la toma del poder y todo lo que conllevaba convertirse en líder, la muerte de YoonWoo, el único familiar que Jimin tenía, el primer enfrentamiento directo con el enemigo... demasiados golpes y muy poco tiempo para superarlos.

Sin embargo, también sabía que lo único que no dejaba a Jimin dormir por las noches era la ausencia del alfa que tanto amaba. Porque Jackson entendía todo lo que tenía que ver con los sentimientos, y aunque el omega se mostrara imperturbable, él sabía que estaba sufriendo por la ausencia de Yoongi.

Inevitablemente frunció el ceño. Él no conocía del todo a Yoongi, muy pocas veces tuvo la oportunidad de verlo, mas en todas ellas reconoció la devoción y entrega absoluta que el alfa tenía con el omega que ahora era su esposo.

Lo amaba, Yoongi amaba a Jimin y Jimin amaba a Yoongi. No estaban juntos por las mismas leyes de la manada y a Jackson le pareció injusto, incluso ridículo.

—¿Me estás escuchando?

Jackson salió de sus pensamientos cuando Jimin chasqueó los dedos frente a él. Parpadeó con rapidez, concentrándose en el omega.

—Estaba pensando —murmuró, fijando su atención en el pelinegro que se sentaba frente a él.

—¿Se puede saber que era tan importante como para perderte por tanto tiempo? —inquirió el omega, mientras ladeaba la cabeza.

Jackson se inclinó, tomó las manos del menor y las apretó con sutileza, al mismo tiempo que sus ojos se conectaban con intensidad.

—Quiero que seamos sinceros, Jimin —habló, lamiendo sus labios para mitigar la ansiedad.

—No te entiendo —logró decir el omega.

—¿Por qué no buscaste a Yoongi? —soltó el beta, notando como el otro se tensaba de inmediato—. ¿Por qué si lo amas?

—Yo no lo amo —refutó.

—No mientas, no a mí y mucho menos a ti.

Jimin resopló con frustración, hace varias horas que estaba pensando en la mejor manera de tener una conversación específica con Jackson, así que en nada le ayudaba que el beta tocara un tema que estaba determinado a olvidar.

—Debo hablar algo más importante contigo, Jackson —habló con un suspiro—. El tema del alfa no es relevante.

El mencionado pensaba protestar, mas le bastó notar los nervios y la tensión en el otro para desistir momentáneamente y escuchar lo que el omega tenía para decir.

—¿Es grave? —preguntó dudoso, sobre todo porque Jimin se había quedado callado.

—Tan grave que rompí todas las leyes de la manada, y si esto se hace público probablemente termine ejecutado.

—Mierda, ¿qué hiciste? —preguntó el mayor con una mueca preocupada.

El líder se quedó en silencio, tenía las palabras exactas en la boca, pero le faltaba valor para decirlas. Miró atentamente a su esposo, descubriendo apoyo y determinación en los ojos del beta, y quizá sea debido a ello, o que ya estaba harto, pero al final, Jimin terminó confesando su gran secreto, aquello que consideraba un pecado agridulce que amaba y que odiaba al mismo tiempo.

—Estoy esperando un hijo —soltó sin miramientos—. Un hijo de un alfa legendario.

Jackson abrió los ojos a más no poder y pronto sintió como se quedaba sin aire. Se dio un puñetazo mental, en ese momento no podía perder la calma, porque si lo hacía, seguramente el omega no terminaría de hablar.

—Yoongi —pronunció, mirando como Jimin asentía.

—Fue un descuido mío —admitió—. Tuve sexo con él sin notar que el chip estaba desactivado, así que fue inevitable —continuó diciendo—. Cuando me enteré busqué en todos los tratados algo que me ayudara, pero sólo descubrí lo que me pasará si todos se enteran, o lo que pasará con mi hijo.

—¿Yoongi lo sabía? ¿Por eso huyó? —preguntó de inmediato, algo exasperado por las noticias.

—No se enteró —respondió—. Yo... yo le dije que había descubierto una manera para que él fuese libre de todo, más de las consecuencias que tendría que enfrentar si la verdad se revelaba —hizo una pausa—. Al final tomó la mejor decisión.

—¿Y tú, Jimin? —preguntó con suavidad—. ¿Qué decisión tomaste?

El omega sonrió ladino antes de responder:

—Pensaba engañarte y hacerte creer que este hijo es tuyo, pero no soy un cobarde que haga que otros paguen por sus errores —habló con determinación—. Todavía no sé qué haré, de lo único que estoy seguro es que tendré a mi hijo y lo protegeré.

—Eres valiente —dijo el beta—. Con todo y tu determinación de continuar adelante con el embarazo, tienes mucho en tu contra, y lamento decir que la mayoría es debido a leyes estrictas que nacieron mucho antes que tú lo hicieras.

—Lo sé, así como también sé que cambiar esas leyes es un proceso de años.

—Estás jodido.

—Estoy jodido.

Ambos se miraron para luego reír por lo bajo. Jackson no lo pensó mucho, no tenía algo para pensar realmente.

—Estaremos jodidos, Jimin —habló con seguridad—. Déjame protegerte de esto, soy el único que puede hacerlo y estoy dispuesto.

—Ya dije que no...

—No podrás ocultar el embarazo por mucho tiempo y lo sabes —sentenció—. No seas orgulloso y acepta mi ayuda, míralo como una ventaja de nuestro matrimonio arreglado.

—No quiero crear confusiones —dijo el líder.

—Tú eres el único que tiene el derecho a compartir esta información con las personas que quieras —dijo—. Yo no me entrometeré, simplemente serviré de protección para ese pequeño o pequeña, para que nadie le haga daño y pueda nacer.

Jimin sonrió pequeño, asintiendo levemente y aceptando la ayuda, pues sabía que era lo mejor para su pequeño cachorro, incluso para él mismo.

—Eres un buen esposo, Jackson —susurró, dejándose abrazar por el beta que en esos momentos era una gran fuente de apoyo.

Se quedaron tranquilos, porque, de una forma u otra comenzaban a demostrar la lealtad que esperaban del otro en los momentos más cruciales.




































El próximo capítulo es el reencuentro Yoonmin.

¿Emocionados?

⛓️Yoon~

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