⛓️Chapter thirty nine!

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—¡Estamos bajo ataque!

Jimin y Jackson reaccionaron de inmediato. Salieron de la habitación, encontrándose en el pasillo con el movimiento masivo de todos los guardias que estaban actuando bajo órdenes directas del comandante Kim SeokJin.

El líder se aproximó hasta el hombre mayor, lo escrutó con la mirada y no tardó en reconocer dolor, vacío y desesperación, de una forma tal que removió todas sus entrañas de forma desagradable.

—¿Qué está sucediendo? —preguntó directamente. Jackson permanecía en silencio.

—Los rebeldes pretenden tomar la ciudad, están atacando las fronteras —respondió SeokJin, sin mirarlo a los ojos.

Jimin tomó el brazo del omega mayor para impedir que se fuera, lo obligó a mirarlo a los ojos, tensando todo su cuerpo cuando el lobo en su interior soltó un aullido lastimero.

—¿Dónde está mi padre? —inquirió con los dientes apretados.

El comandante Kim no respondió, pese a ello, el líder pudo saber que algo malo le había sucedido al hombre que respetaba y amaba.

Fue por esa razón que comenzó a recorrer los pasillos de la mansión, bajó las escaleras y corrió hasta la salida, ignorando por completo los llamados de Jackson y de NamJoon.

—¿A dónde vas, Jimin? —cuestionó su esposo, logrando detenerlo cuando el omega pensaba subir a una de las camionetas.

—El palacio del poder es la mayor fortaleza de la manada y también el hogar de mi padre —informó con rapidez—. Debo ir hasta allí y protegerlo de todos esos bastardos.

—Iré contigo —decidió el beta, para luego subirse en la camioneta que el omega conduciría.

Salieron a gran velocidad por un camino solitario que pocas personas de la manada conocían. Los pensamientos de Jimin se estaban convirtiendo en una tormenta mortal que amenazaba con debilitarlo; sin embargo, la furia también estaba presente, siendo ese el incentivo que necesitaba para enfrentarse a la amenaza sin temor.

—Jackson —llamó de repente, obteniendo la atención inmediata del mencionado—. Comunícate con Wheein y Taehyung, diles que preparen un escuadrón y que nos esperen en la cueva sur del castillo.

El beta cumplió con la demanda del líder. En cuestión de segundos obtuvo comunicación con Wheein, dando indicaciones específicas que la chica no tardó en seguir. Hizo lo mismo con Taehyung, sorprendiéndose cuando el omega Kim le dijo que ya estaba en el palacio del poder y que había logrado despejarlo.

—¿Escuchaste? —cuestionó Jackson a su esposo.

—Mejor así, no perderemos tiempo —respondió, al mismo tiempo que pisaba el acelerador hasta el fondo.

La oscuridad de la noche se notaba más en la espesura de los bosques que rodeaban el camino que recorrían. Jimin apretó el volante con fuerza, sobresaltándose cuando a la lejanía escuchó un aullido cargado de mando y potencia que le estremeció por completo.

—Lobos legendarios —susurró Jackson, analizando la oscuridad de las montañas.

El omega vislumbró la gran construcción y también notó los primeros daños que el ataque rebelde ocasionó en el palacio del poder. Respiró con algo de inestabilidad cuando miró uno de sus ejércitos movilizándose por el área, y luego a Taehyung utilizando por primera vez un uniforme militar.

Bajó de la camioneta seguido por su esposo, ambos fueron recibidos con reverencias y saludos militares, pero a Jimin no le interesaban en ese momento. Lo único que se iluminaba con fuerza en sus pensamientos era descubrir lo que había pasado en ese lugar que era tan especial para sus padres y para él mismo.

—Dime lo que pasó —pidió de inmediato, haciendo contacto directo con su mejor amigo.

—Un grupo de veinte alfas intentaron tomar el castillo —informó Taehyung—. Tenían armamento con visión nocturna y a largo alcance; afortunadamente pudimos con ellos y tomamos muestras de las balas que utilizaron para saber a qué nos atenemos.

—¿Han vuelto a atacar? —preguntó Jackson al omega de cabellos azules.

—La frontera del norte está siendo masacrada, si cae, el palacio del poder será el próximo en hacerlo, por ello le ordené a mis hombres permanecer aquí.

—El muro de rocas no soportará los bombardeos —avisó una agitada Wheein—. El enemigo cuenta con artillería pesada, y hay miles de lobos rondando cada perímetro del bosque para evitar que escapemos.

—Estamos rodeados —afirmó Jackson, y los demás lo aceptaron de mala gana.

Jimin se hartó de estar en el mismo lugar sin hacer algo. Corrió hacia el interior del castillo seguido por Wheein, Taehyung y Jackson; el líder tenía un mal presentimiento, un dolor agudo estaba instalado en su pecho, y, por primera vez, sintió temor de lo que pudiera ver.

—¡Jimin no lo hagas! —gritó Taehyung de forma desesperada al ver como su mejor amigo tenía intenciones de ingresar a un salón específico.

El mencionado se detuvo el tiempo suficiente para mirar al otro omega. Kim se estremeció cuando fue víctima de la mirada oscura y llena de rabia de su amigo, provocando que se encogiera en su propio lugar y no soltara más palabras.

Jimin abrió las puertas dobles del gran salón y de inmediato su equilibrio se miró amenazado. A sus fosas nasales llegó el hedor de la muerte, la sangre y la traición, para segundos después mirar una escena devastadora que le hizo soltar un fuerte grito que estremeció a cada uno de los presentes.

Park YoonWoo, su padre, estaba ahí, tirado boca abajo en un charco de sangre.

Jimin corrió hasta él, se arrodilló y lo estrujó con fuerza entre sus brazos. El llanto salió descontrolado, doloroso y angustiante, llegó a sacudir cada uno de sus huesos donde, de forma inevitable, sus recuerdos lo llevaron a la noche lluviosa donde perdió a su madre.

Y ahora había perdido a su padre.

Los otros tres miraban la escena sin poder moverse. Jamás habían visto a su líder derrumbarse como lo había hecho en ese momento, nunca antes escucharon el sonido lastimero que provocaba el llanto del omega, porque Jimin no lloraba, pero en ese instante estaba convertido en una porción derrotada de sí mismo, perdido y solo.

Entonces, el tiempo continuó pasando, los minutos agotantes se acumularon sin descanso, mas nadie se atrevió a acercarse al líder para intentar reconfortarlo. Se limitaron a acompañarlo en silencio, mirando como Jimin continuaba aferrado al cuerpo inerte de su padre.

Una fuerte explosión creada en el exterior causó tensión en todos ellos. Algunos candelabros cayeron al piso en un poderoso estruendo, mientras que los vidrios de los grandes ventanales se convertían en miles de pedazos que salieron volando.

—Tomarán el palacio —murmuró Wheein, mientras apretaba con desesperación el arma que sostenía.

—No —sentenció Jimin con tono sombrío—. Aún queda un Park de pie que no permitirá que suceda.

Se obligó a sepultar todo rastro de dolor, llanto y lamentos. El líder dejó a Park YoonWoo en el mismo lugar donde lo encontró, y salió del salón dispuesto a pulverizar al enemigo, con la sangre de su padre acompañándolo.

Llegó hasta un balcón construido en rocas que daba la mejor visión al ataque. Un buen pelotón de soldados enemigos estaban tratando de derribar el muro que protegía el palacio de los bosques, y Jimin sabía que si lo lograban estarían perdidos, porque del otro lado un ejército de lobos legendarios aguardaban en silencio para destrozarlos.

—¿Qué ordena mi líder? —preguntó Jackson a su lado.

—Preparen los cañones —lanzó la primera orden.

Jackson comandó el ataque de los cañones. Un grupo de ochenta omegas prepararon veinte cañones y apuntaron a un mismo objetivo, esperando la orden de su líder.

Los ojos cargados de odio del omega Park miraron con atención a los rebeldes, la altura del balcón era una desventaja, pues lo dejaba vulnerable a algún ataque sorpresa, pero también le otorgaba la ventaja de atacar de frente y de ser mortal.

—¡Ataquen! —gritó, y de inmediato se escucharon las explosiones potentes de los cañones que comenzaron a defender el territorio.

El fuego cruzado que se desató con violencia dio lugar a una batalla cruenta donde los gritos de muerte y la furia de la guerra se mezclaron para crear un ambiente hostil y cargado de hambre de poder, con la dominancia absoluta que el último del linaje Park estaba demostrando al momento de enfrentar a sus enemigos.

Jimin tomó una ametralladora que le pasó Taehyung. Comenzó a derribar a cada uno de los hombres que lograban llegar a la cima del muro, siendo certero al momento de hacerlo; mientras tanto, Wheein y el omega Kim se encargaban de cubrirle la espalda de todos aquellos que intentaban eliminarlo.

—¡Mi padre atacará por el lado este del palacio! —informó Taehyung, dándole con ello la posibilidad a Jimin de pensar en una nueva estrategia.

Miró a Jackson, el beta continuaba al frente del ataque de los cañones, lanzando órdenes que todos los omegas bajo su mando obedecían sin rechistar. Todos ellos estaban haciendo un excelente trabajo, pues mantenían a raya a todos los rebeldes y el muro continuaba sin caer.

—Preparen las trincheras —ordenó Jimin, para luego movilizarse hasta llegar a un punto más cercano de la batalla.

—¡Trincheras listas! —gritó uno de sus subordinados.

El omega analizó con cuidado el ataque que estaba por hacer. Era un poco temerario, inclusive poco ortodoxo, pero debía admitir que, si funcionaba, eliminaría una gran parte del enemigo.

—¡Apunten a las trincheras! —ordenó Park a los encargados de los cañones.

Todos ellos acataron la orden dada por el líder. Jimin dio la orden de disparar y en ese mismo instante un derrumbe masivo de tierra formó una inmensa tumba que se encargó de tragar a la mayor parte del grupo enemigo, haciéndolos caer varios metros bajo la misma tierra suelta que muy pronto los cubriría.

—Llénenlo de pólvora —ordenó el líder.

En ese instante Wheein empezó a trabajar con un grupo selecto de betas. Todos ellos cargaron barriles llenos de pólvora que dejaron caer encima del derrumbe, uno tras otro, ignorando por completo los gritos del enemigo.

—¡Francotiradores listos! —exclamó Taehyung, concentrándose en los primeros lobos que estaban apareciendo.

Una lluvia de disparos estremeció los cielos y la tierra. Cada impacto derribó a un lobo diferente, aumentando los gritos de guerra y los ríos de sangre.

—Enciendan la trinchera —dijo Jimin, para luego concentrarse en atacar al lado de Taehyung y Jackson.

De un momento a otro toda la trinchera se llenó de fuego. Las llamas se alzaron orgullosas y mortales, consumiendo a sus víctimas e impidiendo que más enemigos alcanzaran el muro.

El escenario era sangriento y destructivo, provocando que un alfa situado a la lejanía tensara todo su cuerpo al ver por primera vez el coraje que el menor de los Park tenía al momento de liderar una guerra.

—No podremos con ellos —avisó uno de sus hombres con desesperación.

Kaisa lanzó un gruñido enfurecido, miró a Yugyeom quien permanecía a su lado. Ambos sin moverse, ni participar en la batalla que claramente estaban perdiendo.

—El niño Park tiene coraje —mencionó con un gruñido.

—Es el más temido de los ejércitos —reconoció Yugyeom a su lado.

—¿Y me lo dices hasta ahora? —inquirió Kaisa con tono peligroso.

—Te dije que no lo subestimaras —dijo el otro—. ¿Pensaste que la muerte de su padre iba a debilitarlo para que tomaras la ciudad? Desde un principio creí que nos estábamos precipitando, pero ya no hay marcha atrás.

—¿Qué sugieres entonces? —indagó Kaisa con una sonrisa ladina.

—Usa a los legendarios, ellos podrán destrozarlos en cuestión de minutos.

El líder de los rebeldes soltó una carcajada amarga. Utilizar a su ejército de alfas legendarios fue su primera opción desde que la noche dio comienzo; sin embargo, no pudo. La mayoría de los lobos estaban tensos y se rehusaron a obedecer todas las órdenes que les lanzó, estaban más concentrados en rodear el territorio, como si buscaran algo con desesperación.

Kaisa no era estúpido, sabía que ese comportamiento extraño era debido a su hermano.

Yoongi estaba cerca, demasiado cerca... tanto, que su ejército comenzaba a detectar su presencia y eso era algo que él no podía permitirse.

—Retirada —ordenó de inmediato.

—¿No piensas utilizar a los alfas legendarios? —cuestionó Yugyeom incrédulo.

—Yoongi está cerca —informó con amargura—. Mientras él viva, el ejército de legendarios no me sirve.

Ambos comenzaron a alejarse del punto de batalla, siendo seguidos por todos los sobrevivientes que obedecieron a la retirada. Kaisa miró a su alrededor, los lobos continuaban actuando extraño y no le gustaba para nada todo lo que estaba sucediendo.

—La buena noticia es que pudimos infiltrar más hombres en la manada —dijo Yugyeom con una sonrisa perversa—. Un ataque interno será mucho más provechoso que esta pérdida de tiempo.

El líder de los rebeldes asintió, estaba de acuerdo con las palabras del otro, sobre todo en esos momentos donde no podía confiar completamente en su mayor fortaleza.

Se giró y miró todo lo que dejaba atrás. Ese primer encuentro le trajo consecuencias que sinceramente no esperaba. Tuvo pérdidas significativas de muchos hombres leales y fuertes, pero, lo más importante es que comenzaba a conocer a Park Jimin.

Estaba seguro que el omega no descansaría hasta devolverle el golpe que él le dio cuando asesinó a YoonWoo; es por ello que Kaisa pensó seriamente en recuperar a su hijo Jungkook y volverlo a tener a su lado.

Park Jimin... ese nombre y el de su hermano menor resonaron con fuerza en sus pensamientos, logrando que Kaisa se tensara por las miles de posibilidades que se crearían en el rumbo de la guerra que se aproximaba.

Después de todo, aquello sólo era el comienzo.


































Ojalá les guste. 🤧

⛓️Yoon~

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