⛓️Chapter forty three!

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La oscuridad de la noche se esparció como neblina por todo el territorio de la manada.

Los generales estaban reunidos en el palacio del poder, justamente en el salón de reuniones que se había preparado previamente para darles la bienvenida. Todos ellos pusieron en marcha sus ejércitos para aniquilar la amenaza que se formó durante la ceremonia de presentación, y ahora estaban listos para dar los primeros reportes a su líder.

—¿Dónde está Min? —preguntó Taeyang. El beta estaba ocupado analizando el mapa de todo el territorio que estaba encima de la mesa redonda.

—No lo he visto desde que el ataque inició —respondió Hwasa—. Se llevó al líder a un lugar seguro. Debió saber que el objetivo del ataque era él.

—Espero que esté con vida el cabrón —habló Amira, mientras se entretenía con una navaja y dibujaba una sonrisa ladina en sus labios rojizos.

Todos ellos sabían los sentimientos conflictivos que el alfa legendario sentía por el líder absoluto. Convivieron por varios días donde aprendieron a conocerse y trabajar en equipo, incluso se podría decir que forjaron una especie de vínculo lleno de lealtad que hasta el momento estaba funcionando bien.

Cada uno contó su historia, de cómo llegaron a ser generales y todo lo que habían perdido para lograrlo. Sin duda, la historia más interesante fue la de Yoongi, pues el alfa no tuvo problemas en admitir el amor que sentía por el hombre que durante meses fue su amo.

Además que, Min Yoongi se convirtió en el primer general alfa reconocido por el título dentro de un mando lleno de omegas y betas.

—Lo más probable es que el líder lo haya asesinado —habló Mina—. Tiene casi una hora de retraso y todos sabemos que durante la ceremonia le costó mantenerse en control.

—Dejen el cotilleo —gruñó G-Dragon.

El silencio se formó y se extendió porque en ese instante las puertas se abrieron con fuerza. La presencia de Yoongi se hizo clara en el lugar, el alfa continuaba en su uniforme militar, a diferencia de los demás generales que ya se habían colocado ropa más cómoda.

—Oh —mencionó Amira, lanzando una sonrisa ladina que hizo gruñir al alfa—. Estás vivo.

—Cierra la boca —bramó Yoongi, para luego dejarse caer en su asiento.

El alfa se removió inquieto, tenía siete pares de ojos mirándole directamente, y lo que le irritó más era que todos ellos veían el mismo punto específico: la mejilla izquierda levemente inflamada y rojiza, producto de la violenta abofeteada que el omega le dio.

Sabía que se lo merecía. Besó a Jimin sin pudor ni permiso, volvió a sentir la textura suave de sus labios esponjosos y cayó en ese pecado que lo consumía hasta los huesos. El golpe fue el precio que tuvo que pagar, y Yoongi estaba dichoso con ello.

—¿Quién te golpeó? —preguntó HyunJin. Por supuesto que sabía la respuesta, pero todos querían escucharla.

—Jimin —respondió corto, cruzándose de brazos.

—Se nota que sabe golpear. —Moonbyul silbó por lo bajo, ganándose un gruñido del alfa—. ¿Por qué te golpeó?

—Porque no fui respetuoso —dijo en voz baja, y cuando notó las miradas confusas de sus compañeros, decidió aclarar—: lo besé.

—¿Con lengua o sin lengua? —inquirió Amira, al mismo tiempo que se acariciaba la barbilla.

Yoongi la aniquiló con la mirada, pero a la beta poco le importó. Desde que se conocieron, Amira había adquirido el gusto retorcido por molestarlo, descubrió que el temperamento del alfa era fuerte y controlado, pero que cuando se trataba de Park Jimin todo quedaba reducido a cenizas, así que, le causaba mucha curiosidad al respecto.

—Hiciste mal —regañó Mina—. Las cosas han cambiado, Min. Nuestro líder está casado.

—Sí, con un hombre que no le da lo que quiere.

—¿Tú cómo puedes asegurar algo así? —preguntó Hwasa con una ceja alzada.

—Porque lo conozco —respondió Yoongi, escuchándose absolutamente seguro de sus palabras.

La pequeña conversación llegó a su final. Todos ellos se concentraron en un asunto más importante, como lo era crear estrategias de protección y rastreo para la manada, así como la formación nueva de los ejércitos para estar listos en un próximo ataque.

—Era un grupo de veinte personas, pero tenían entrenamiento militar —comentó Taeyang, tomando el mando de la reunión.

—No eran alfas legendarios —aseguró Yoongi.

—Eran betas —informó Amira, para luego desplegar un pergamino—. Afortunadamente no lograron su objetivo. El líder está a salvo y el pueblo también. Hubo tres heridos, pero nada de gravedad.

La atención de todos ellos se interrumpió cuando las puertas volvieron a ser abiertas. Jimin ingresó al espacio en compañía de su esposo y Taehyung.

Los generales hicieron una reverencia y le dieron la bienvenida a los recién llegados.

—Según el reporte oficial del comandante Kim SeokJin, ninguno de los participantes en el ataque está en los registros de la manada —comunicó Jimin, obteniendo la atención de todos los demás—. Así que, tienen que ser infiltrados que llevan mucho tiempo aquí, y que también ocupan un lugar importante dentro de mis tierras para conocer los puntos débiles de la estructura y las costumbres mismas del clan.

—Kaisa se dedicó los últimos años en infiltrar alfas —agregó Yoongi, mientras caminaba alrededor de la mesa—. No sólo cambió sus nombres, sino también sus rangos, con compuestos alterados fue posible modificar el estatus de alfa a beta.

—¿Cómo es posible? —preguntó G-Dragon.

—Con una distracción —respondió el único alfa del salón, haciendo contacto visual con Jimin—. Hace varios meses, el líder estuvo a cargo de investigar el caso de muchos omegas que estaban muriendo a causa de un virus.

—Esa fue la distracción —continuó Jimin—. El virus que mató a los omegas fue el producto que los alfas utilizaron para ocultar su estatus de la jerarquía —reveló—. Se volvieron betas con lentitud, la suficiente como para pasar desapercibidos.

El líder dejó de hablar para darle lugar a Jackson.

—Ahora, nuestra misión es encontrar a esos alfas infiltrados —habló el esposo del líder—. El laboratorio central creó una inyección que es capaz de alterar el adn lo suficiente para que todo aquel que la tenga en su cuerpo no pueda controlar sus necesidades fisiológicas.

—De este modo todos los betas que sufran un ciclo de calor serán atrapados y ejecutados —dijo Taehyung con seriedad.

Los betas no tenían ciclos de calor. Los alfas disfrazados de betas, sí. La inyección estaba diseñada para ello, como una trampa infalible para atrapar a todas las ratas ocultas dentro de la manada.

—¿Cómo haremos para reunirlos a todos y administrar la inyección? —preguntó Mina, captando de inmediato la estrategia impuesta por los demás.

—De la misma forma que se creó la distracción —respondió Hwasa, mirando a Jimin para saber si estaba en lo correcto.

—Sí —dijo el omega Park—. Devolveremos la jugada de la misma manera que Kaisa lo hizo, pero nosotros lo haremos mejor, tanto que no se dará cuenta hasta que sea demasiado tarde.

—Comenzará a sentirse acorralado —comentó Yoongi—. Un lobo desquiciado y perdiendo fuerzas no es un problema real.

—Lo sabemos —habló Taehyung—. También pensamos que buscará apoyo en las manadas vecinas. Muchos quieren este dominio, así que habrá más de alguno interesado en escucharlo.

—Me encargaré que no suceda —intervino Jackson—. En una semana viajaré a mis tierras con un grupo pequeño y desde ahí comenzaré a asegurar las alianzas, descartando todas aquellas que consideremos amenazas.

—Ustedes se quedarán conmigo —declaró Jimin a sus generales—. Juntos vamos a empezar a limpiar la basura del clan.

—¡Sí líder! —exclamaron todos al mismo tiempo.

Para ese momento, los ojitos de Yoongi brillaban de admiración y entrega hacia el omega que estaba comenzando a dar pasos sólidos para derribar a sus enemigos. Ignoró todo lo demás, sobre todo la molesta presencia de Jackson, y en su lugar, decidió concentrarse en la belleza del hombre que estaba determinado a recuperar.

Kim SeokJin ingresó al lugar, dando una noticia que fue del agrado de todos.

—Logramos atrapar a uno de los involucrados con vida —informó, con su vista puesta en el líder—. Está en la sala de torturas. Es tu turno de hacerlo hablar, Jimin.

El mencionado dejó escapar una sonrisa siniestra que tensó a más de uno. Sin pensarlo demasiado salió del salón de reuniones, seguido por todos los demás que también necesitaban información para continuar.

—¿Intentaron algo con el prisionero? —cuestionó Jimin, mientras caminaba al lado del comandante.

—Sí. No hubo resultados —admitió con una mueca—. Está entrenado para soportar el dolor.

El líder no respondió, en su lugar apresuró el paso hasta que llegó a la parte inferior del palacio del poder. Ahí había una puerta de gran tamaño que daba la bienvenida al laberinto de calabazos y salones de tortura que llevaban años siendo utilizados, con antorchas encendidas a cada lado del pasillo.

Ingresaron al salón donde estaba el prisionero. El hombre permanecía sentado en una silla de hierro, atado de pies y manos, tenía la cara magullada de golpes, sangre salía de su boca y al parecer también tenía la nariz rota y un ojo reventado.

Jimin lo miró, no tardando en chasquear la lengua con fastidio.

—Con razón no ha hablado, ni siquiera le han arrancado un dedo —gruñó, mirando a los guardias encargados de la tarea—. Átenlo a la pared de púas.

Los hombres se movieron para cumplir la orden. Llevaron al prisionero hasta la pared central que estaba llena de púas filosas; volvieron a atarlo, escuchando de inmediato los gritos cargados de miseria y dolor del hombre.

Jimin caminó hasta el mesón donde estaba todo lo que necesitaría. Mientras tanto, los generales decidieron guardar silencio, mirando con curiosidad lo que el líder haría.

El omega Park tomó un par de guantes de látex y se los colocó con lentitud. Sabía lo que hacía, esos movimientos lentos y tranquilos estaban empujando la cordura de su prisionero hacia un lugar olvidado, dejando únicamente el terror y la desesperanza al no saber el próximo paso a seguir.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Jimin, mirando al hombre atado en la pared.

Silencio.

El omega utilizó su pie derecho para empujar el muslo izquierdo del hombre, inmediatamente las púas hicieron su trabajo, la sangre comenzó a salir, escurriendo con fuerza en la pared hasta caer en el piso oscuro.

—Hice una pregunta y no voy a repetirla.

—H-haeja —respondió, cediendo a la demanda.

—Bien, Haeja. Esto es sencillo —habló el líder con tranquilidad—. Te haré algunas preguntas y como en la primera vez, no repetiré ninguna —advirtió—. Por cada silencio que me des, arrancaré un trozo de tu piel, lenta y dolorosamente —su mirada se oscureció—. Será tan terrible que me suplicarás para que te mate, pero no lo haré. Empujaré hasta el máximo, drenando toda tu energía, y cuando no la tengas te inyectaré para que permanezcas despierto y sigas sintiendo como te dejo sin piel.

—Y-yo... yo...

—En cambio —interrumpió Jimin con la palma derecha en alto—. Si cooperas y respondes a todo, tu muerte será rápida y sin dolor —prometió, ofreciendo una sonrisa inquietante que sacudió al prisionero—. Piénsalo bien, a mí me divierte torturar a mis enemigos y tengo toda la puta noche para hacerlo.

Taehyung le entregó un cuchillo para desollar de aproximadamente dieciséis centímetros. Jimin lo analizó cuidadosamente, disfrutado del temblor que llegó al cuerpo atado en la pared.

—¿Kaisa te envió? —preguntó, deteniéndose frente a su prisionero.

—S-sí —respondió tembloroso, sintiendo un sudor frío cubrirle la frente.

—¿Con qué cuenta para enfrentarme directamente y en compañía de mis ejércitos?

El hombre se quedó callado y Jimin no dudó en cumplir su amenaza. Hizo un corte limpio y preciso en el brazo derecho del prisionero, con ayuda de sus dedos tiró de la piel hasta separarla de los músculos y siguió haciéndolo, mientras los gritos desgarradores alimentaban la tensión del salón.

El trozo de piel cayó al suelo, bajo múltiples miradas que estaban presenciando el momento sangriento.

—K-Kaisa tiene infiltrados —dijo el hombre—. Alfas en su mayoría —hizo una pausa para poder respirar adecuadamente—. Unos se hacen pasar por betas... pero la mayoría son juguetes.

Jimin se tensó, al igual que todos los presentes. Si aquello resultaba ser verdad, lo que por supuesto lo era, significaba que estaban rodeados.

—¿Hay registros sobre nuevas subastas? —preguntó Jimin a SeokJin—. ¿Cómo van esos números?

—La compra de alfas se incrementó y las cacerías también —respondió el comandante—. El consejo tiene la información.

Algo hizo clic en la cabeza del líder. Nuevamente se concentró en su prisionero y preguntó:

—¿Tiene infiltrados en el consejo?

El hombre apretó los labios, pero cuando miró las intenciones del omega de volver a cortarlo soltó toda la información que tenía.

—Sí. Dos omegas —respondió—. Uno es anciano, pero el otro es bastante joven y atractivo —tragó grueso—. E-ese es el amante de Kaisa.

—Necesito algo más específico que eso —dijo Jimin.

—Cabello oscuro —se apresuró el hombre, con temor palpable—. Aroma floral, esbelto y ojos marrones.

El líder compartió una mirada con su mejor amigo. No existía un omega dentro del consejo con esas características, pero la información se escuchaba real, así que rápidamente llegaron a la conclusión de que quien sea que fuera ocultaba sus verdaderos rasgos físicos.

Sin embargo, existía algo que no podía ocultar. El infiltrado más fuerte era un omega joven, y para Jimin era una fortuna que el consejo de su manada estuviese formado en su mayoría por viejos de la tercera edad.

—La mayor fortaleza con la que Kaisa cuenta es el número de infiltrados que tiene dentro de la manada. Por ello ha hecho dos ataques seguidos, aun sabiendo que no ganaría. Fueron la oportunidad perfecta que él aprovechó para infiltrar más personas, utilizando mi propia coronación para evitar llamar la atención —concluyó Jimin, mirando a todos los presentes.

—Tiene sentido —habló Taeyang—. El ejército de lobos no le servirá, así que necesita contar con un arma más discreta y letal.

—Por eso llegó a un acuerdo con miembros del consejo —habló Yoongi, ganándose la atención de todos—. Kaisa sabe que si tiene el consejo controlado ninguna ley se cambiará y todos los infiltrados permanecerán seguros, aunque se sepa de ellos.

Jimin elevó las cejas sutilmente. No lo había visto de ese modo, pero admitía que las palabras del alfa tenían bastante sentido.

—¿Cómo podemos proceder? —inquirió Hwasa.

—A como lo veo, estamos acorralados —dijo Amira con una mueca.

—No lo pensaría de ese modo —dijo Jackson—. La política es una mierda, pero ella misma se contradice en la mayoría de las ocasiones —recordó—. Jimin es el líder, fue coronado hace poco. Por tanto, tiene el derecho de exigir una convocatoria para hacer su primer decreto oficial, y nadie podrá refutarlo.

—Tienes razón —aceptó el líder con una sonrisa encantadora—. Llegó el momento de reunirme con el consejo para hacer valer mi decreto.

—Tendré todo listo para un par de días —aseguró SeokJin, para luego salir del lugar en compañía de su hijo.

El líder miró al hombre atado en la pared, quien prácticamente le suplicaba con la mirada apagada que lo matara para terminar con su sufrimiento.

Jimin demostró compasión. Tomó un arma y disparó directamente en la cabeza del hombre, dando final a su asquerosa vida.

—Los generales vivirán en el palacio del poder como se había establecido en un principio —informó el omega, mientras todos salían del lugar—. Sus habitaciones están listas para que dispongan de ellas en el momento que lo deseen.

No le gustaba mucho la idea, pero necesitaba tener a sus generales bajo su mismo techo por cualquier emergencia.

Mientras caminaba, Jimin sonrió. No le dieron opción, desde un principio demostraría la crueldad que tenía guardada para todos aquellos que osaran interponerse en su camino.



































¡Hola! ¿Qué les parece la historia hasta ahora?

¿Qué creen que Jimin vaya a hacer con el consejo y la información que recibió? Quien acierte o se acerque lo suficiente tendrá una dedicatoria en el próximo capítulo. 😼

Gracias por leer y por dejar su estrellita.

¡Hasta el próximo capítulo!

⛓️Yoon~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro