⛓️Chapter forty two!

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Había ruido, uno que resultaba confuso, escalofriante y ahogante. Jimin sentía como el aire salía con rapidez de sus pulmones, y al momento de entrar se volvía más pesado, haciendo que sus órganos sangraran para recibirlo.

Yoongi estaba ahí, de pie frente a él, usando un uniforme de color negro en su totalidad, completamente erguido, con mirada afilada, porte orgulloso, y rodeado de muchos lobos de aspecto intimidante y salvaje.

El omega no podía reconocerlo. En el alfa frente a él no existía nada de timidez, no había temor en su mirada, tampoco sumisión. Lo único visible y casi palpable era un extraño brillo que resaltaba el dorado de sus ojos, todo lo demás pareció que jamás existió.

Fue entonces que Jimin lo comprendió. Su alfita, su frágil juguete jamás existió. Todo fue un vil engaño, una fachada, para que las cosas se acomodaran hasta llevarlos a ese momento donde estaban frente a frente.

Sintió un peso extra en el centro de su pecho, sintió como su respiración cambiaba y sus aromas se condensaban. Oscureció la mirada, sonriendo de forma cruel cuando el alfa legendario desvió la mirada y caminó hasta tomar su puesto entre los demás generales.

Todo el torbellino de emociones, tanto negativas como positivas se mezclaron en su cabeza. Jimin se tambaleó levemente en su lugar, presenciando una ventisca de alivio cuando los fuertes brazos de Jackson le rodearon la cintura para mantenerlo estable.

—Lamento esto —murmuró el beta sobre su oído derecho. Él se escuchaba realmente apenado por una situación que, claramente salía de sus manos.

—Está aquí —dijo. Sabía que no era algo nuevo, pero Jimin de verdad necesitaba decírselo a alguien para desahogarse—. El padre de mi hijo está aquí, Jackson.

El omega sentía un hormigueo inestable y un calor infernal en el punto exacto donde Jackson lo sostenía. Daba la impresión que todo se debía a una mirada enfurecida que estaba presenciando la cercanía entre beta y omega.

—Tranquilo. La ceremonia está por terminar, dentro de poco podrás descansar y pensar mejor —confortó Jackson, ofreciéndole una sonrisa amistosa cuando el omega lo miró a los ojos.

El omega activó el mecanismo de defensa que mejor le servía en esa situación. Se llenó de todo el orgullo que corría por sus venas y adoptó una postura mucho más segura y dominante.

A su alrededor muchas personas vitoreaban su nombre. Jennie continuaba con el discurso planeado, hasta que algunos minutos después, fue el turno del líder para dirigirse a todos los presentes.

—Desde que tengo memoria fui entrenado para liderar. Para mí es un deber estar al tanto de todas sus necesidades, convertirme en un protector y en una figura de temor para todos aquellos que intenten lastimarlos —pausó un momento y luego continuó—: estamos entrando en guerra. Mi padre murió y con ello me desafiaron directamente —sonrió ladino—. Un desafío que estoy dispuesto a devolver con mayor fuerza —aseguró, ganándose más gritos y aplausos—. Llegó mi momento de liderar. Ahora es tiempo de crear nuevas leyes, ganar más alianzas, más dominio en los territorios, ampliar nuestros conocimientos y avanzar hacia el futuro.

Pocas palabras, pero cargadas con toda la verdad que Jimin ansiaba transmitir a la manada. El omega tomó la mano que su esposo le ofreció, y juntos caminaron hacia los escalones de la tarima para disponerse a bajar.

Cuando lo hicieron, los ocho generales estaban frente a ellos, de pie y mirándolos fijamente.

—Reunión al anochecer en el palacio del poder —habló Jimin, mirando a cada uno, excepto al líder de los legendarios.

Todavía no confiaba en su autocontrol como para hacerlo. Min Yoongi estaba a menos de un metro de distancia, podía sentir su mirada intensa, su presencia imponente... Jimin no estaba del todo seguro de poder estar tranquilo si volvía a mirarlo a los ojos.

Necesitaba tranquilizarse, encontrar respuestas y luego enfrentar la situación inesperada que se cruzó en su camino.

Recibió una reverencia de todos ellos, así que, con todo medianamente resuelto, el líder comenzó a alejarse en compañía de su silencioso esposo.

Sin embargo, no pudieron avanzar más de dos metros, pues gritos a su alrededor llenaron todo el ambiente de pánico y tensión.

Los instintos de Jimin se activaron a una velocidad alarmante. Fijó la mirada en el edificio viejo que estaba a un par de cuadras y pudo detectar movimientos en su interior, casi al mismo tiempo que sus oídos escuchaban los primeros disparos que agitaron la multitud.

—¡Nos están atacando! —gritó uno de los soldados, desencadenando caos a su alrededor.

—¡Generales! —llamó Jimin. El omega no se movió de su lugar, mientras continuaba con su mirada oscurecida detectando puntos estratégicos.

—¡Mi líder! —exclamaron ocho voces diferentes en la misma sincronía.

El omega fue rápido en ladrar órdenes a cada uno de ellos.

—Ejército del norte y del sur, encárguense de resguardar a los civiles —ordenó, y en ese momento Taeyang y G-Dragon comenzaron a desplegar sus tropas—. Ejército del este y oeste, rodeen el perímetro, que nada entre y salga —siguió Jimin. Hwasa y Moonbyul acataron la orden—. Ejército lunar y ejército de plata, encárguense del consejo y brinden apoyo al comandante Kim SeokJin. —HyunJin y Mina se desplazaron con sus respectivos soldados, dejando únicamente a dos generales a la espera de órdenes.

Jackson tomó el mando en el mismo momento que le entregaron un arma. Miró a la general de la guardia de hierro y con un simple asentimiento ambos corrieron hacia el campo de batalla.

Jimin dio un paso al frente e inmediatamente quedó atrapado por un par de brazos fuertes que le rodearon la cintura de forma posesiva y protectora. Se tensó, la presencia varonil a sus espaldas le hizo estragos en sus pensamientos, y los gruñidos furiosos que soltaba el alfa tampoco ayudaron.

No tardó en escuchar su voz, lanzando la primera orden a los lobos.

—¡Legendarios, protejan a su líder!

En ese instante se formó un barrera impenetrable de lobos alrededor de Jimin. Los disparos rebotaban de las armaduras mortales que las bestias llevaban, siendo incapaces de traspasar al líder que celosamente protegían.

—Debo pelear —gruñó el omega, mientras intentaba zafarse de los brazos que continuaban aprisionándolo.

—No —sentenció Yoongi con rudeza—. Están aquí por ti.

—¡Con más razón debo pelear, mierda! —gritó furioso. El grupo que los estaba atacando era el mismo que había asesinado a su padre, Jimin necesitaba eliminarlos, ansiaba hacerlo con sus propias manos o nunca más podría vivir en paz.

—¡No permitiré que te dañen! —sentenció el alfa, ejerciendo más fuerza en su agarre para evitar que el omega se le escapara.

—¡Te ordeno que me sueltes! —rugió el líder. Podía escuchar más disparos, gritos y caos, pero no podía ver nada más que lobos enormes rodeándolo.

El omega se sentía ahogado e impotente. Su manada estaba siendo atacada por segunda vez en esa misma semana, y él no podía estar al frente de la batalla por un estúpido alfa.

La barrera de los lobos se rompió por algunos segundos, los suficientes para que uno de ellos ingresara en el reducido espacio y se agazapara en silencio.

—Sube —pidió Yoongi a la altura del oído izquierdo del menor.

—Enloqueciste. —Fue la respuesta de Jimin, y la única que el mayor necesitó para saber que tendría que actuar contra la voluntad del propio líder.

El alfa cargó al omega con fuerza bruta y lo hizo subir al lomo del animal. Ignoró la ráfaga de maldiciones que el menor estaba despotricando en su contra, se concentró en subirse también al lobo y volver a encerrar la cintura del pelinegro hasta pegarlo a su propio cuerpo.

—Sácanos de aquí —ordenó al animal, quien aulló en respuesta.

En cuestión de segundos la barrera creada por los lobos desapareció. El lobo que cargaba a Yoongi y a Jimin comenzó a correr con velocidad, siendo resguardado por muchos más que corrían con la intención de proteger a sus líderes.

El omega cerró los ojos, casi no podía escuchar ruido a su alrededor. La presencia de los lobos acaparaba toda su atención, sin mencionar que sus ideas se habían desconectado desde el momento que su espalda se pegó al pecho fuerte del alfa que seguía sosteniéndolo con fuerza.

Diez minutos después, los lobos se internaron en los espesos bosques. Jimin escuchó el crujir de las ramas al ser pisadas y el olor a tierra húmeda; incluso podía escuchar el suave caer del agua de alguna cascada cercana y también notó como los aromas de todos los alfas legendarios se unificaban con el ambiente, siendo ello la prueba infalible que estaban en casa.

Miró a su alrededor con sospecha. El lobo que los cargaba los llevó hasta la orilla de un pequeño arroyo con mucha vegetación rodeándolo. De ellos, Yoongi fue el primero en bajar, el alfa se estabilizó en la tierra y posterior a ello miró al omega, extendiendo sus brazos para ayudarlo.

Jimin iba a negar la ayuda, pero, como siempre, el alfa no pidió permiso al momento de tomarlo de la cintura y hacerlo bajar con cuidado.

Sus rostros estaban a centímetros de distancia, sus respiraciones se mezclaron y sus temperaturas se fusionaron como una sola. El omega fue rápido al notar la mirada dorada puesta en sus labios, fue por ello que se zafó del agarre con rudeza palpable.

—¿Por qué me trajiste aquí? —preguntó, mientras se encargaba de marcar una distancia razonable.

Tenía muchas dudas más, pero absolutamente ninguna seria compartida con ese alfa. Jimin prefería investigar por otra parte, más confiable y segura. Con Yoongi mantendría un trato real, como lo que ambos eran: él el líder de la manada y el castaño uno de sus generales.

El alfa sintió sus brazos fríos cuando el cuerpo del otro se alejó, frunció el ceño, apretó los labios, para al final soltar una respuesta a la interrogante hecha.

—Eras el objetivo del ataque, te querían muerto —inició—. Por ello impedí que participaras y te traje a un lugar con agua. El agua de bosques bloquea los aromas, y estamos rodeados de alfas. No podrán rastrearte hasta aquí.

Jimin respondió con un simple asentimiento, le dio la espalda a su acompañante y se concentró en el lugar. Terminó soltando un gruñido amargo, era inevitable; el consejo tenía razón cuando le advirtió de los peligros y él no escuchó.

—¿Lograste ver algo? —preguntó, luego de extenuantes minutos en un incómodo silencio.

Yoongi hizo un sonido afirmativo y luego habló:

—El edificio abandonado era la base central del ataque. Habían francotiradores que atacaban directamente hacia donde estábamos —informó, haciendo contacto visual con el omega—. El grupo era reducido, pero tenían una sola misión.

—Asesinarme —afirmó el omega, con las manos hechas puños.

La mirada del alfa se doblegó por completo, así como su carácter. El omega estaba abatido, furioso y confundido; era una combinación mortal que le ordenaba mantenerse a la distancia, mas no podía. Siempre fue débil con Jimin, y al parecer nada había cambiado.

Así que, ignorando los sonidos de advertencia que resonaban en su mente, Yoongi atrajo el cuerpo contrario y lo apretó contra su pecho en un fuerte abrazo.

—Te extrañé tanto, tanto, tanto... —susurró, sintiendo como una lagrima salía en silencio.

—Yo no —respondió Jimin, con el rostro enterrado en el pecho del mayor.

—Yo lo hice, todos los días y noches —dijo Yoongi—. Y para mí es más que suficiente.

—Suéltame.

El alfa lo hizo. Lo dejó libre de sus brazos, sintiendo una punzada dolorosa en su corazón cuando se encontró con la mirada del omega, tan fría, indiferente y oscura.

Jimin no lo veía como antes, y algo dentro de él se rompió un poco más cuando entendió que esas miradas coquetas, juguetonas y cálidas jamás volverían. Al menos, no para él.

—Déjame explicarte —susurró, intentando por todos los medios ganarse la atención completa del omega.

—¿Hiciste un acuerdo con mi padre? —preguntó Jimin. No lo miraba, estaba más concentrado en ver el arroyo.

—Sí —respondió el mayor, sintiendo su cuerpo todavía más pesado.

—¿Fingiste conmigo para que no sospechara de ti? —volvió a preguntar.

—Sí, pero...

—¿Desde siempre dominaste nuestra lengua y los conocimientos del clan?

Yoongi dejó caer los hombros, y en un susurro débil respondió con honestidad:

—Sí.

Jimin soltó una risa amarga que desfiguró las facciones hasta convertirlo en alguien inflexible, incluso cruel y tirano.

—Me engañaste. —No era una pregunta, y ambos lo sabían.

—Ansiaba, necesitaba protegerte —dijo Yoongi con la misma desesperación que sentía desde que descubrió la forma en la que el omega lo miraba.

—¿Qué pediste a cambio? —preguntó, luego agregó—: no, no me digas. Ya lo descubriré cuando revise los documentos que dejó mi padre.

—No me has dejado explicarte —replicó Yoongi con exasperación.

Sólo entonces, Jimin lo miró. El rostro del omega no mostraba emoción alguna, permanecía sereno como las aguas tranquilas del arroyo, siendo cruel, impidiendo que el alfa pudiera siquiera imaginar lo que pensaba o sentía.

—No quiero explicaciones, general Min —dijo con calma—. Respondió mis preguntas, es suficiente.

La línea divisoria que el líder trazó fue dolorosa, pero Yoongi la recibió con la frente en alto, dando con ello el aviso que no pensaba rendirse tan fácilmente.

Y todo parecía estar bien para Jimin, pero entonces el alfa soltó las palabras que derrumbaron un poco aquel muro impenetrable que estaba luchando por mantener.

—No mentí al decir que te amo —aseguró el alfa legendario con intensidad—. Tampoco mentí cuando confesé que has sido el primero y único en mi vida —continuó, mientras avanzaba hacia el omega. Tomó una de las manos pequeñas y la dejó justo encima de su corazón—. Siente sus latidos, ellos son reales, Jimin, así como lo fueron mis palabras en ese entonces, así como lo fueron mis caricias, así como mi cuerpo reaccionó a tus marcas —juntó su frente a la otra y continuó—: aquí me tienes, esto soy. Un alfa perdido por ti, capaz de dar la vida por ti, capaz de amarte con todas mis fuerzas, y, sobre todo, capaz de luchar contra todo y todos por permanecer a tu lado y conquistar aunque sea una parte de tu alma —pausó, lo suficiente para sentir la respiración inestable del omega—. Te lo dije antes, la única manera de no estar contigo es estando muerto, porque prefiero morir a vivir sin ti.

Jimin no tuvo la fuerza suficiente para alejarlo. Descubrió que con Yoongi era débil, y ese descubrimiento tomó mayor sentido y fuerza cuando el alfa lo besó lentamente, y él no hizo ni el intento de alejarlo.

Estaba dolido, sí, pero también enamorado.





























Esto apenas va tomando forma. 👀

Les dije que se venía lo mejor, y realmente espero tener la capacidad de plasmar todo lo que hay en mi mente con las palabras correctas.

Espero que el capítulo les haya gustado.

Infinitas gracias por leer. Perdonen cualquier falta ortográfica.

⛓️Yoon~

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