⛓Chapter seven!

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Esa mañana en especial estaba resultando más entretenida de lo que esperó. Jimin había decidido tomar el desayuno en la terraza de su estudio, y ahí mismo su mejor amigo se unió a él en una visita totalmente inesperada.

Taehyung era un omega que pertenecía a una de las familias más importantes dentro del clan, su misma posición fue la que ayudó para que sus caminos se encontraran, y desde ese momento Jimin le consideró amable, divertido y también con un extraño gusto por meterse en problemas.

Sin embargo, pese al extraño contraste que creaban sus personalidades, lograron congeniar y establecer una amistad sólida que llevaba más de cinco años.

—¿Cómo es? —preguntó el peliazul, mirando atentamente a su amigo.

Jimin alzó una ceja. —¿Como es qué?

—Tu juguete —el menor le hizo cejitas traviesas que hicieron a Jimin bufar—. ¿Es guapo?

—Sí lo es —aceptó, para luego tomar un pequeño sorbo de té—. Es el alfa más guapo que conocerás.

Taehyung se movió inquieto en su lugar, desde que supo que su amigo tenía un juguete quería llegar a visitarlo para conocer mejor los detalles; sin embargo, su padre le había llenado de tareas y hasta ese momento fue que tuvo la oportunidad de hacer lo que desde un principio deseaba.

—Descríbelo —pidió, sus ojos mieles brillando en curiosidad.

El pelinegro dejó de lado su desayuno y suspiró. Segundos después su mente se llenó de la imagen gloriosa de su juguete hermoso y tentador, más aún cuando dichos recuerdos eran acompañados por los sucesos vividos la noche anterior en su habitación de juegos.

—Es alto —inició, relamiendo sus labios por mero reflejo—. Su piel es pálida y de porcelana, tiene una cabellera suave y castaña —miró a su amigo y sonrió—; sus manos son grandes y con venas enmarcadas, un cuerpo glorioso —ambos rieron—. Y sus ojos... son pequeños, pero tiene una mirada muy profunda que está pintada de tonos dorados, tanto que parecen hechos de oro fundido.

El menor apoyó ambos codos en la mesa y sostuvo su mandíbula entre sus manos. Dejó escapar un suspiro suave, mientras su mente trataba de darle una idea del físico que tendría el juguete de su amigo.

—¿Y sus labios? —indagó—. ¿Cómo son?

—Delgados —respondió automático—, delgados y uniformes, con un leve tono rosa que les hace lucir suaves.

—¡Por la diosa, Jim! —exclamó Tae, dándose aire con una mano—. Dime que ya le ordenaste que te follara.

Jimin soltó una carcajada. —Nunca cambias, ¿eh?

—Solamente me has contado como es, ni siquiera lo he visto, pero ¡que hombre! —dramatizó—. Yo lo tendría atado en una cama y saltaría sobre él día y noche.

—Te creo —avisó el mayor, mirando a su amigo burlonamente—. Por ese comportamiento es que aún no te autorizan tener un juguete, Tae.

—Mira que son unos injustos porque tú has sido mucho peor que yo —se quejó—. Mi experiencia sexual queda como una burla si hablamos de la tuya, y aún así te permitieron experimentar con un juguete propio.

—Soy el hijo del líder, así que tengo una mínima ventaja —respondió Jimin, el peliazul rodó los ojos—. Además, todos mis enredos los he ocultado bien, no soy como tú que si chupa una polla lo grita a los cuatro vientos —le regañó, provocando que Taehyung hiciera un puchero—. Tienes que ser más discreto, tenemos una imagen que cuidar.

—Lo dice el que tiene fama de matón, sanguinario e hijo de puta —se burló el menor.

—¿Acaso no es la verdad? —cuestionó Jimin con serenidad—. No necesito engañar a la gente con una imagen falsa de mí, eso se lo dejo a mi padre y a Hoseok.

Tras el semblante del beta, la expresión en Taehyung cambió completamente.

—Hablando de Hobi... —inició dubitativo—. ¿Cómo se ha tomado la idea de tener que compartirte con alguien más?

—Es patético —respondió Jimin—. Lo único que ha hecho es dejarme en claro que no quiere a mi juguete por su raza, incluso me exigió que lo desechara y que él personalmente se encargaría de conseguirme otro.

—Y por lo que me has contado, es seguro que no lo harás —aventuró el menor.

El pelinegro gruñó. —Hoseok está olvidando los acuerdos iniciales tras el matrimonio, no quiero ser rudo con él, pero su mera presencia me irrita en demasía.

—No lo amas —dijo el peliazul en voz baja—. ¿Estás seguro de querer continuar con este matrimonio?

—No necesito amarlo para casarme, Taehyung —dijo con amargura—. Un matrimonio es lo que necesito para que mi familia siga al mando, y los cachorros que nazcan de ese matrimonio es lo principal para asegurar mi linaje —hizo una pausa, mirando hacia el inmenso bosque que rodeaba su mansión—. Todo lo demás no tiene importancia.

El omega menor bajó la mirada hacia su regazo donde tenía ambas manos entrelazadas, jugó con ellas un poco, odiando el silencio incómodo que se instauró a su alrededor.

—Ya veo... —musitó al final, cerrando los ojos cuando su voz se escuchó tan frágil—. Entonces es un hecho.

La expresión de Jimin se ablandó. —Lo siento, Tae. Sé que tienes sentimientos por él y que todo esto es una mierda, pero mi padre fue el encargado de hacer este compromiso y mi deber está en únicamente cumplirlo, sin importar quien salga lastimado en el camino.

—No te preocupes, Jim —susurró con una sonrisa inestable—. Conozco mi lugar dentro de todo esto, y también sé que es importante que haya un matrimonio para que nuestro clan no sufra ataques enemigos.

—Gracias por entenderlo —se limitó a responder, para luego volver a tomar el desayuno.

—Yo también lo siento —habló Taehyung, ganándose la atención de su amigo—. Lo siento tanto por ti, Jim hyung.

Los ojos oscuros de Jimin le miraron. —¿Por qué lo sientes?

—Porque si hay mayor infierno que este que estamos viviendo ahorita es justamente lo que vendrá después —tragó pesado—. El tener que marcar a alguien que no amas y vivir una vida vacía y sin amor.

La sonrisa del pelinegro fue torcida.

—No te preocupes por mí, he estado acostumbrado a ese tipo de vida durante los últimos veinte años.

—Aún así —Tae hizo una mueca dolorosa—. No es justo que no te permitan elegir.

—Y aunque lo hicieran no elegiría —confesó—. Soy alguien que nunca experimentó el amor de ningún tipo, alguien que seguramente no sabría como expresar ese sentimiento si es que en algún momento pudiera sentirlo —rió por lo bajo, y luego miró a Taehyung—. Por eso me siento bien así, porque quizá si algún día llegara a amar, yo mismo mataría ese amor al no saber cómo cuidarlo.

—¿Pasaría lo mismo si tuvieras hijos? —preguntó el menor, costándole creer la falta de apego al sentimiento que su amigo siempre había mostrado.

Jimin lo miró con aburrimiento. —Pienso tenerlos para que mi linaje continúe, ¿comprendes eso? Simplemente lo veo como algo necesario, un deber más que como líder tengo que cumplir.

Para Taehyung era triste escuchar a Jimin hablar de aquella manera. Todos los sueños que él mismo tenía como omega, el mayor los veía como deberes vacíos que debía cumplir y nada más. Aunque siempre terminaba entendiéndolo, después de todo, Jimin era el próximo líder y sus responsabilidades con el clan siempre pesarían más que cualquier otra cosa o deseo interno.

Sin importar los sentimientos, Jimin debía casarse con el beta elegido por el líder actual, formar un lazo y tener los cachorros suficientes para una próxima descendencia fuerte. Así debía ser.

Taehyung lo sabía, y su corazón dolió por el destino de su amado y su mejor amigo.

Ambos encadenados sin la posibilidad de conocer un mínimo indicio de aquel sentimiento que muchos han llamado amor.

Porque, por encima de todo estaba el deber, y eso tanto Jimin como Hoseok lo tenían bastante claro.

—¡Vamos, golpea más fuerte!

Yoongi obedeció las indicaciones de NamJoon. Sus puños enguantados tomaron más fuerza y golpeó directamente en el saco de boxeo. Uno, dos, tres y más golpes se fueron sumando, adquiriendo mayor velocidad a medida que el tiempo iba pasando.

El beta observaba con suma concentración el desempeño que el alfa estaba mostrando, y no le sorprendió saber que Yoongi poseía grandes habilidades. Un alfa de ese calibre siempre tendría gran fuerza, la suficiente como para volverse imparable en la lucha con el entrenamiento adecuado.

Jimin le había pedido que puliera cada una de las habilidades que su juguete tuviese, y NamJoon estaba cumpliendo al pie de la letra con el trabajo.

Los estudios de Yoongi iban bastante bien, el alfa conocía las leyes del clan, así como el desarrollo económico y social. Dentro de otros temas ya iba adquiriendo confianza para discutir con NamJoon acerca de la sexualidad, así como ciertas dudas que habían nacido en su camino de aprendizaje.

Y por supuesto, el desarrollo del habla también adquirió un cambio significativo. Yoongi casi no tartamudeaba, y podía formular oraciones más largas y concisas.

—Tómate un descanso —habló el rubio, ganándose la atención del alfa.

Yoongi caminó hasta la mesa donde con rapidez inició a quitarse los guantes, luego tomó una botella de agua y la vació directamente en su cabeza para refrescarse, disfrutando del agua que corría por su rostro y cuello, hasta morir en su torso desnudo.

—¿Qué te pareció, Nam? —preguntó, ansioso de escuchar la opinión de su instructor.

—Lo haces genial —dijo el moreno con sinceridad—. Tienes un gran potencial, y lo mejor es que sabes aprovecharlo.

El alfa sonrió ladino, una mueca que mostraba el orgullo que estaba sintiendo por todos sus progresos. Pese a ello, minutos después su rostro se transformó en una mueca totalmente diferente cuando recordó lo que había escuchado en los pasillos de la mansión esa misma mañana.

—Quiero preguntar algo —anunció, sus ojos dorados mirando al contrario.

—¿Qué es? —indagó el beta, mientras tomaba una toalla y la colocaba en la cabellera del alfa.

La mirada de Yoongi adquirió un tinte feroz y primitivo que no pasó desapercibido para NamJoon.

—¿Mi amo se va a casar?

El rubio frunció el ceño. —Es correcto, en tres meses se casará con el segundo al mando del actual líder.

—¿Le pertenecerá a él?

—No lo vería de ese modo —pronunció el moreno—. Jimin no es de los que se entregan por completo, peor aún en una situación como esa.

Yoongi guardó silencio durante los próximos minutos. Él sabía lo que un matrimonio significaba, y sus estudios recientes le ayudaban a comprenderlo mejor; su amo se casaría con otro, se entregaría a otro y dormiría con otro, eso malditamente lo sabía y una parte de él lo entendía; sin embargo, ¿cómo podía explicarle a su parte lobuna y obstinada que aquello debía de suceder así? Él era un alfa, un juguete de entretenimiento y jamás podría siquiera imaginar ser algo más.

Bajó la mirada a sus manos y luchó con todas sus fuerzas para reprimir el gruñido que quería salir desde lo más profundo de su garganta. Tomó nota mental de practicar en su comportamiento, arranques impulsivos eran mal vistos, y él no quería que su amo se decepcionara.

No, él sería el juguete perfecto para que ese hermoso omega siempre regresara a sus brazos.

—¿E-están enamorados? —preguntó, arrepintiéndose al segundo siguiente cuando su voz salió temblorosa.

La carcajada que NamJoon soltó lo confundió, ¿acaso era divertido lo que había preguntado con tanta necesidad?

—Perdona, pero es que me causó gracia el siquiera imaginar esa posibilidad —se disculpó el beta cuando miró la mueca irritada en el mayor.

—No respondiste mi pregunta —le dijo Yoongi, evitando su mirada.

NamJoon resopló divertido. —Existen matrimonios por conveniencia, Yoongi. Hoseok y Jimin apenas y se toleran, el matrimonio de ellos es algo que simplemente tiene que pasar para que haya un próximo líder.

—Entonces no se aman —dedujo Yoongi, con una mueca de gran concentración que causó gracia en el contrario.

—Esos son sentimientos que nosotros no podríamos saber, pero con ellos es tan claro que no hay manera de negarlo —asintió el rubio, y luego hizo una mueca—. La verdad es que conozco a Jimin desde hace muchos años, y dudo mucho que llegue el día en el que vaya a enamorarse de alguien.

Aquello sin duda ganó la atención del alfa. —¿Por qué piensas así?

—No lo conoces —respondió Nam con una seriedad repentina que le confundió—. Jimin ha sido bastante amable contigo, tanto que me ha sorprendido, pero tiene un carácter del demonio. Hoseok, su prometido es casi igual —hizo una mueca—. Aquí nadie lo dice en voz alta, pero todos sabemos que ese matrimonio será peor que un campo de guerra.

—Entiendo —musitó en voz baja, ignorando el malestar que había llegado para alojarse en el centro de su pecho—. Nam, tengo otra pregunta.

—¿Cuál? —inquirió el beta con una mueca divertida.

Yoongi jugó con sus manos. —¿Q-qué pasará conmigo cuando mi amo se case?

—Nada cambia, chico —tranquilizó—. Es normal que los omegas tengan sus juguetes, independientemente si están casados, divorciados, solteros o viudos —contó, sorprendiendo al castaño—. Jimin te tratará como lo ha hecho hasta ahora e inclusive mejor, todo dependerá de ti y tu comportamiento.

—Viviré para complacerle —sentenció el alfa con la mirada decidida a cumplir cada una de sus palabras.

—Entonces no tienes nada de que preocuparte, ¿no crees?

El alfa asintió, y minutos después de esa conversación volvieron a su entrenamiento.




















Actualización para que ustedes y yo gritemos fuerte por la divinidad de portada que tiene este libro, AAAAAAAAAAA EN SERIO QUE LA AMOOOOOOO 😭😭😭🛐🛐🛐😭😭😭🛐🛐🛐

¡¡Abi hace arte!! Tú lo sabes, yo lo sé. ❤️👄❤️



Yoon~

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