Capítulo VII

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Capítulo VII

Mientras los médicos revisaban las heridas de Mew, Gulf tuvo que contarle a su madre todo lo sucedido, sin omitir que se había enamorado de Mew y que por eso lo había registrado como su esposo y no como un hermano o un primo como lo había sugerido su progenitora.

- ¿Es una broma Gulf? –

- No mamá, no es un broma – respondió el menor, sabía que su madre pondría el gritó en el cielo y esperaba que al estar en el hospital no hiciera un escándalo.

- ¿Estás consciente de lo que me estás diciendo? – volvió a preguntar la mujer esperando que su hijo cambiara su respuesta.

- Lo estoy madre – dijo Gulf.

- Pero es un asesino – su madre comentó indignada.

- Lo era madre, lo era – alegó Gulf – se jugó la vida en la ruleta rusa por mí... por papá –

- Agradezco lo que hizo por ustedes a pesar de que para eso le vas a pagar – dijo la mujer muy a su pesar – pero no creo que él sea bueno para ti, te mereces a alguien mejor –

- Tampoco es que Mew me corresponda ¿Sabes? – dijo con tristeza.

- Sería un tonto si no lo hiciera – le dijo la mujer después de unos minutos de silencio.

Gulf volteó a verla y la mujer le regaló una sonrisa forzada. Estaba completamente en contra de su enamoramiento por aquel sujeto, pero... nunca había visto a su hijo interesado por alguien de esa forma, se notaba que en verdad le gustaba ese hombre aunque no tenía ni idea de por qué.

- ¿De verdad lo crees? – preguntó el menor sonrojado.

- Eres el mejor partido que pudiera conseguirse – aseguró la mujer – por eso digo que puedes poner tus ojos en alguien más, alguien que valga a la pena –

- Lo intentaré con él – la mujer ya se esperaba esa respuesta, conocía muy bien a su hijo – si no logro conquistarlo entonces me alejaré –

- Cariño... -

Su madre lo envolvió en un abrazo e internamente le pidió a Buda que guiará a su hijo por el buen camino y que dejara en su vida a la persona que de verdad lo hiciera feliz y lo quisiera por sobre todas las cosas, aun y cuando se tratara de Mew Suppasit.

- ¿Familiares del señor Kanawut? – preguntó una enfermera.

- Nosotros – Gulf y su padre se pusieron de pie.

- Pueden pasar a verlo, pero solo un par de minutos – indicó.

Ambos entraron a la habitación y su padre al verlo entrar no pudo evitar llorar. Gulf corrió a su lado y lo abrazo tratando de no apretarlo demasiado para no lastimarlo. También dejó caer unas lágrimas de felicidad al saber que su padre estaba bien.

- Lo siento Gulf... lo siento mucho hijo – dijo el hombre con pesar.

- ¿Por qué te estás disculpando? –

- Hijo, yo no quería – dijo el hombre – no quería hacer nada ilegal – las lágrimas no dejaban de salir – me obligaron a transportar drogas y armas y mujeres... -

- Ya papá... tranquilo... tranquilízate por favor – pidió el menor – no puedes alterarte o no te recuperaras pronto –

- Por favor perdónenme ambos – pidió entre lágrimas.

- Cariño – su esposa se acercó a él y tomó su mano entre las suyas – no tenemos nada que perdonarte, tuviste que pasar eso tú solo para protegernos –

- Ellos me secuestraron porque ya no quise cooperar con ellos y yo... -

- Papá, todo está bien ahora – le dijo Gulf para calmarlo – Kiet y Mean están en prisión y ahí pasarán toda su vida –

- Gulf... antes de que la policía me rescatara uno de ellos dijo que tú estabas ahí ¿Era cierto eso? –

- Mew y yo fuimos a buscarte para rescatarte – respondió.

- ¿Mew? ¿Quién es Mew? – preguntó el hombre confundido. Gulf volteó a ver a su madre y está solo encogió los hombros.

- ¿Gulf? – pronunció su padre.

- Anda cielo – incitó su madre – cuéntale a tu padre sobre tu esposo –

- ¿Esposo? – preguntó su padre incrédulo.

- ¡Mamá! –

Ahora toda la historia, de principio a final se la tuvo que relatar a su padre. Sin omitir ningún detalle, su padre estaba asombrado por todo lo que su hijo había hecho con tal de regresarlo a la familia. Se sentía avergonzado por haberlo subestimado, Gulf era un joven mucho más fuerte que lo que cualquiera se pudiera imaginar.

Su retoño era muy inteligente además, no era un joven que saliera mucho con sus amigos, aunque eventualmente lo hacía, sin embargo, Gulf prefería quedarse en casa para programar video juegos, no supo exactamente cómo era que su hijo sabía hacer esas cosas, solo era consciente de que a Gulf le gustaba mucho jugar video juegos y de la noche a la mañana se había convertido en un experto diseñándolos.

Al ser hijo único sus padres siempre lo apoyaron en las decisiones que éste tomaba aunque a veces no estuvieran muy seguros, por eso cuando su joven hijo les dijo que abriría una empresa de video juegos, su padre fue su inversor y para sorpresa de todos, en menos de un año "NEO UNIVERSE", se había convertido en una de las principales compañías de video juegos de Asia y parte de Europa. Cuando Gulf tuvo suficiente dinero le compró las acciones a su padre y se convirtió en el único dueño de la compañía, con tan solo veinte años.

En la empresa de Gulf solo trabajaban jóvenes de la universidad a la que él asistía, ya que él quería ayudar a sus compañeros a que pudieran trabajar y estudiar al mismo tiempo y, los que querían permanecer ahí lo podían hacer siempre y cuando mostraran un buen desempeño.

- Pero un asesino a sueldo Gulf ¿Lo dices en serio? – preguntó más tranquilo.

- Ya no se dedica a eso – lo defendió el menor.

- Lo sacaste de la cárcel para que me rescatara y terminaste enamorado de él – más que pregunta parecía afirmación por parte de su padre.

- Yo también creo que es una locura, pero ya conoces a tu hijo – dijo la mujer.

- Mamá, tú lo conoces – dijo Gulf – él es muy guapo, pero también es inteligente y aunque no lo quieran creer es buena persona – siguió alegando – vamos papá, ¿Qué se haya arriesgado a la ruleta rusa por ti no le hace ganar un punto? –

- Por supuesto que se lo agradezco pero... - antes de que pudiera continuar tocaron la puerta.

- Lamento informarles que deben dejar al señor Kanawut descansar, se acabó su tiempo de visitas – informó una enfermera – joven Kanawut, el paramédico Saint Suppasit me pidió que le dijera que ya pasaron a Mew a una habitación –

- Gracias – dijo Gulf poniéndose de pie de inmediato – iré a verlo – les informó a sus padres –

- Gulf... - su madre susurró su nombre.

- Te dije que lo intentaré con él – afirmó el menor – si él me dice que no, entonces me alejaré –

- Con mucho cuidado Gulf – fue lo que le dijo su padre y el menor salió de la habitación para ir a ver a Mew.

Solo había tenido tiempo para lavarse la cara y los dientes con enjuague bucal. Pero no se iba a ir a casa hasta asegurarse que tanto su padre como Mew estaban bien, el primero por fortuna estaba completamente fuera de peligro, solo necesitaba descansar. Pero con Mew se sentía más nervioso pues había recibido dos disparos y había perdido mucha sangre.

- ¿Cómo está Mew? - preguntó en cuanto llegó a la habitación que la enfermera le había indicado con anterioridad.

- Grave pero estable – respondió Saint.

- ¿Grave? –

- Tranquilo Gulf – le dijo – antes de que te alteres déjame decirte que se pondrá bien ¿De acuerdo? – Gulf asintió con la cabeza - solo que tuvieron que hacerle transfusiones de sangre y su cuerpo no las recibió bien, su tipo de sangre es muy rara y aunque afortunadamente el banco de sangre de aquí si tiene de su tipo no fue hasta la tercera plaqueta que su cuerpo respondió de forma positiva –

- ¿Entonces por qué sigue grave? –

- Necesitan pasar veinticuatro horas para estar seguros de que la sangre nueva se haya adaptado a su cuerpo, existe el riesgo de que su cuerpo la rechace –

- ¿Puedo verlo? – preguntó Gulf.

- Claro – sonrió Saint – Tong fue a llevar a Mild a su departamento para descansar, vendrá más tarde para cuidar a Mew – anunció.

- No es necesario que venga – respondió Gulf – yo me quedaré con él –

- Pero también necesitas descansar – replicó Saint.

- Yo estoy bien, los efectos de la droga han pasado –

- Veo que te tomaste en serio el papel de esposo ¿No? – Saint soltó una carcajada y Gulf lo observó confundido – al ser paramédico puedo ver el expediente de mi hermano y ahí dice que es tu esposo – aclaró – no se han casado ¿O sí? –

- Lo dije para que pudieran atenderlo –

- Sí claro, eres muy amable Gulf – dijo entre risas - pero si se casan, invítenme a la boda - pidió – todos pensábamos que Mew jamás tendría novia o novio y mucho menos que se fuera a casar, pero que bueno que te encontró –

- Oye Mew y yo no... -

- Tengo que irme – lo interrumpió Saint – pedí permiso para atender el asunto de Mew pero debo regresar a mi trabajo – le extendió la mano – fue un placer conocerte Gulf, cuida bien de Mew –

- Gusto en conocerte – respondió el menor – cuidaré bien de él -

Saint se marchó y Gulf entró a la habitación en donde se encontraba Mew. Cerró la puerta y desde ese lugar lo contempló unos minutos. Dormía pero el semblante serio adornaba su rostro, no se veía tranquilo ni mucho menos descansado. Su piel, si de por sí era blanca se notaba mucho más pálida. Y a pesar de todo eso, se veía hermoso.

Se preguntó cómo es que se había enamorado de él, tenía días de conocerlo y Mew no se había comportado precisamente como un caballero, al contrario, estuvo a punto de darle una paliza, y además le había dicho inmaduro. Aun así, desde el primer instante que lo vio en aquella prisión, sintió como algo se sacudió en su interior. Y fue a partir de ese momento que supo que no podría apartarse de él, además de que no quería hacerlo.

Caminó hasta la cama y acarició su rostro. Mew no se movió y continuó haciéndolo por varios minutos. Después trazó con las yemas de sus dedos las venas de las manos y le dio un beso en la frente. Se atrevió a hacer todo aquello porque el mayor estaba dormido. Sonrió y se sentó en la cama sin dejar de observarlo.

- Mew... - lo llamó pero no obtuvo respuesta – Mew Suppasit... - volvió a susurrar – tienes que despertar pronto – le dijo – necesitamos hablar porque quiero saber si tengo una oportunidad contigo ¿Sabes? – entrelazó su mano con la de él – me gustas mucho ¿Alguien ya te lo había dicho antes? Imagino que sí, eres muy guapo – se quedó callado un par de minutos y continuó hablando – tú y yo juntos ¿Te imaginas? Yo puedo hacerte muy feliz – declaró – mamá dice que soy un buen partido y aunque no he tenido novio antes te puedo asegurar que aprendo rápido – sonrió ante su ocurrencia – si me dieras una oportunidad te aseguro que nuestra vida será muy diferente a la que has llevado... -

Gulf se quedó en silencio y pasó horas observando a Mew, no se cansaba de verlo y sin embargo en todo ese tiempo el mayor no hizo movimiento alguno. El menor empezó a sentir cansancio y sin dudarlo movió el brazo de Mew, se acostó a su lado pegando su cuerpo para no caerse de la cama y lo abrazó por la cintura. Con cuidado acomodó su cabeza en el pecho del mayor y al instante pudo escuchar los latidos de su corazón, a un ritmo pausado debido al letargo en el que se encontraba, pero a él le pareció el sonido más hermoso del mundo. Sonrió y permitió que esa agradable melodía lo adormeciera hasta quedarse profundamente dormido.

Minutos después de que Gulf se rindiera en los brazos de Morfeo una enfermera entró para revisar los signos vitales de Mew y se enterneció con la imagen de la pareja de esposos dormidos. Se acercó con cuidado de no despertarlos y vio la máquina en la cual el cuerpo del paciente estaba conectado. Todo parecía ir bien, al parecer su cuerpo estaba respondiendo bien a la sangre nueva y mientras tomaba nota de la revisión que hacía el movimiento de la mano del paciente la tomó por sorpresa.

Mew Suppasit, había movido su brazo para abrazar el cuerpo de su esposo. Sin embargo, seguía sin despertar, y eso le pareció sumamente tierno a la enfermera. El paciente sentía el calor de su marido e inconscientemente había buscado la manera de mantenerlo más pegado a él. Sin duda alguna ellos dos se amaban tanto que su amor los haría salir delante de esta situación. La mujer sonrió y salió de la habitación dejándolos descansar.

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Sus ojos estaban cerrados y le dolía todo el cuerpo. No recordaba qué era lo que le había pasado, pero sabía que necesitaba esperar unos momentos para que su mente empezara a funcionar nuevamente con normalidad. Sentía una calidez cerca de su cuerpo y un peso adicional al suyo en su pecho. Lentamente fue abriendo los ojos para acostumbrarse a la luz de aquella habitación que identificó como un hospital.

Se sentía débil pero poco a poco empezaba a recordar lo que había pasado, le habían disparado y dos veces, era la primera vez en su vida que recibía impactos de bala, y no tenía idea de que dolieran y ardieran tanto. Recordó a sus víctimas y pensó que se lo merecían, eso no era nada comparado con el dolor que habían causado a otras personas.

Bajó un poco su vista y pudo reconocer enseguida al dueño de la "calidez" que lo acompañaba. Era el pequeño e inocente Gulf Kanawut, su cliente. Estaba acostado a su lado con su cabeza sobre su pecho y su brazo rodeando su cintura. Sin embargo, a pesar de que no le gustaba el contacto físico con las personas, eso no fue lo que más le sorprendió al despertar, lo verdaderamente inverosímil era que él también lo tenía abrazado, como cuidando de que si el joven se movía no fuera a caer de aquella cama. ¿Cómo habían terminado así?

- Veo que ha despertado señor Suppasit – dijo una enfermera que Mew no sintió entrar al estar contemplando a Gulf.

- Recién – respondió Mew.

- Su esposo ha estado todo tiempo a su lado, no se ha movido para nada de aquí – comentó la mujer y Mew la observó confundido – el pobre no ha cenado, pero me imagino que ha descansado bien a su lado –

- ¿Llevo mucho tiempo dormido? – preguntó Mew.

- Bastantes horas – respondió la mujer.

- ¿Qué hora es? –

- Las ocho de la mañana –

- ¿Hay alguien más además de... - Mew hizo una pausa – él... cuidando de mí? –

- No señor Suppasit, le repito que su esposo se ha quedado con usted en todo momento, aunque sus suegros se encuentran en el piso de abajo –

- ¿Mis suegros? – no pudo evitar preguntar.

- Su suegro también está internado y su esposa lo está cuidando – informó – al parecer los Kanawut Traipipattanapong son una familia muy amorosa – dijo la mujer – en unos minutos les traerán el desayuno, he pedido uno para su esposo será mejor que lo vaya despertando –

- Si – fue lo que respondió Mew y la enfermera salió de la habitación.

¿Por qué esa mujer pensó que Gulf era su esposo? ¿Solo porque habían dormido juntos? Se percató que era la primera vez que dormía con alguien, no obstante no pudo seguir divagando porque el cuerpo a su lado se movió.

A lo lejos, Gulf había escuchado ruidos, no distinguió con precisión de que se trataba pero pudo reconocer que eran voces, de pronto abrió los ojos de golpe al recordar donde se encontraba durmiendo y levantó su vista hasta el rostro de Mew que lo observaba con la misma mirada con la que lo conoció en prisión, sin embargo esta vez sus ojos brillaban un poco más y su brazo... su brazo estaba rodeándolo en una especie de abrazo.

- Mew... - susurró su nombre sin poder decir nada más.

- Así que ahora somos... esposos – comentó el mayor sin apartar su mirada del rostro del menor que se mostraba sorprendido por la afirmación – sería interesante saber porque la enfermera que vino que verme cree que eres mi esposo y tus padres mis suegros – aseguró con semblante serio – te escucho Gulf –

- Mew yo... -

Continuará...

Lamento la demora. Pero aquí está un capítulo más... 

Recuerden que se aceptan cualquier tipo de comentarios, pero me reservaré de responder ofensas e insultos. 

¡Nos leemos en la próxima! 

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