Capítulo 33

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Una suave y fría brisa acarició sus piernas descubiertas, provocándole un ligero escalofrío. Jimin se removió en la cama, palmeando con sus manos el colchón en busca de un cálido cuerpo que él pensó que estaría acompañándole.

No había nada.

Jimin se obligó a abrir los ojos, la habitación estaba a oscuras a excepción de la luz de luna que se colaba por el enorme ventanal, el cual estaba ligeramente abierto. Probablemente ese fue el motivo por el que las brisas nocturnas interrumpieron su sueño.

Dejó salir un largo suspiro, todo su cuerpo se encontraba prácticamente inmóvil. El dolor agudo que comenzaba al rededor de su cintura se extendía hacia sus pies y los brazos igualmente dolían, pero no era algo que no pudiera soportar.

Con esfuerzo logró sentarse en medio de la cama, analizando su entorno. Todo estaba perfectamente ordenado, justo como lo encontraron cuando apenas llegaron al hotel. Probablemente después de caer rendido en los brazos de Morfeo, Yoongi se tomó su tiempo para ordenar la habitación.

Tampoco se sorprendió cuando se percató de que solamente estaba vestido con una camisa de su profesor y una prenda de ropa interior. Su cuerpo se encontraba limpio y su pecho se sintió ridículamente cálido ante ese gesto que Min tuvo con él.

Volvió a mirar hacia el ventanal, apenas percatándose de la figura que se podía apreciar a través de su reflejo. Con sumo cuidado bajó de la cama, caminando con pasos ligeros hacia la ventana corrediza que daba paso a un pequeño balcón.

Min se encontraba de espaldas, observando la ciudad nocturna. Jimin lo analizó durante unos segundos, parecía estar perdido en sus propios pensamientos.

Cuando el viento volvió a soplar, el fuerte aroma a cigarro llenó sus fosas nasales, provocando que Jimin frunciera su nariz.

—Fumar es malo para su salud...

El cuerpo de Yoongi se contrajo levemente, destensándose después de unos segundos.

—¿Te desperté? —preguntó, apenas audible y sin siquiera molestarse en mirarlo.

—No realmente... solo sentí frío.

Una risa sin gracia escapó de los labios de Yoongi.

—Intenté ponerte una sábana, pero te retuerces como un gusano con sal cuando duermes.

El rostro de Jimin se sintió repentinamente caliente, algo avergonzado por la comparación.

—Son como las dos de la mañana, deberías dormir. Recuerda que saldremos temprano para que pueda dejarte en casa —dijo Yoongi, dándole una calada a su cigarrillo.

Jimin hizo un pequeño puchero mientras observaba en silencio aquella nube de humo que salió de los labios de su profesor.

—¿Ya tan rápido es domingo? —exclamó Jimin, desilusionado.

—Lo sé, el fin de semana para mí también se fue en un abrir y cerrar de ojos.

—No quiero regresar a "casa".

Los ojos de Yoongi finalmente se centraron en él mientras le observaba por encima del hombro. El hombre parecía estar ligeramente intrigado por lo que acababa de admitir antes de que pudiera cerrar la boca.

—¿Por qué?

—Dejando de lado mi mala relación con mis padres... —retuvo la respiración, tratando de concentrarse—. Yo realmente disfruté de estar todo el tiempo con usted, no quiero volver a tener que esperar a que ambos estemos libres para vernos durante solo unas cuantas horas...

Yoongi asintió solemnemente con la cabeza pero no dijo nada. En cambio, apagó el restante de su cigarrillo para depositarlo en un cubo de basura que se encontraba a unos cuantos centímetros lejos de él.

—Ven aquí.

Jimin jamás se había movido tan rápido.

Los fuertes brazos de su profesor le recibieron, envolviéndolo en un reconfortante abrazo. Jimin recargó su cabeza contra el cálido pecho de Yoongi, ambos mirando hacia el horizonte, dejando que la brisa de aquella madrugada los envolviera.

—Yo tampoco quiero regresar —Yoongi confiesa, apretando sus brazos alrededor del chico.

Los labios de Jimin se curvaron en una pequeña "o" y alzó la cabeza, logrando ver un poco de aquella expresión contenida que Min mostraba.

—¿No? —Jimin pregunta con cierto temor.

—No —Yoongi repite, devolviéndole la mirada—. Yo... realmente ha pasado un tiempo desde que disfruté tener a alguien para mí solo.

Un suspiro casi inaudible escapa de los labios de Jimin pues Yoongi se había inclinado, acariciándole la mejilla con su nariz.

De pronto, una duda nació en la cabeza del menor.

—¿Ha estado con otras personas en esta situación? —al haber silencio, siente que no ha sido muy claro—. E-es decir... ¿ha pasado el fin de semana c-con otras personas? Usted sabe a lo que me refiero.

—No imaginas cuantas.

Jimin no tiene idea de qué expresión se dibujó en su rostro ante esa respuesta, pero Yoongi sonrió. Dios. Se está burlando de él.

—¿Qué? ¿Estás celoso? —Yoongi ronronea burlón en su oído, haciéndole estremecer—. Tú preguntaste.

—Creo que me ha dado sueño...

Yoongi se carcajea, volteando con cuidado el cuerpo de Jimin para quedar frente a frente.

—Debes saber que no importa con cuántas personas haya estado ni lo que hice con ellas —las manos de Yoongi se posicionaron en la diminuta cintura de su alumno, acariciándola—. Tú eres mucho más especial, el único importante para mí.

Y antes de que Jimin tuviera oportunidad de alegrarse por esas palabras, los labios de su profesor reclamaron los suyos.

El beso duró apenas unos instantes, terminando tan abrupto como empezó.

—Besas terriblemente mal —Yoongi sonrió, parecía estar muy juguetón esa madrugada.

—Entonces enséñeme —Jimin le responde, tirando de su camisa para volverlos a juntar.

Yoongi sonríe entre los besos, deslizando una mano hacia la nuca del menor para intensificar el beso, tomando el control como le gusta.

Jimin deja escapar un suspiro de placer mientras aún saborea el rastro de nicotina en los labios de su profesor. Lejos de resultarle molesto, siente que su corazón se acelera. Realmente lo disfrutaba.

Yoongi tiró del labio inferior de Jimin antes de separarse con un chasquido cuando la falta de aire se hizo evidente. Ambos lucían desaliñados: labios hinchados, mejillas ligeramente sonrosadas y respiraciones entrecortadas.

Jimin se encontraba mareado, muy bien besado y debilitado por tanta intensidad.

—Debes ir a dormir —Yoongi susurró, su voz se había vuelto más grave de lo normal.

—Solo podré dormir si me abraza. Como que... como que me acostumbré a hacerlo envuelto en sus brazos —confesó, completamente avergonzado.

—Entonces te abrazaré —Yoongi asintió, dirigiéndolos nuevamente hacia el interior de la habitación.



[...]



Durante todo el trayecto de camino hacia su casa ninguno dijo alguna palabra. Yoongi lucía perfectamente concentrado en el camino y Jimin estaba ocupado poniéndose al corriente con algunas tareas que podía adelantar a través de su celular. Después se encargaría de transcribirlo a un cuaderno.

El viaje se sintió estúpidamente corto en comparación de cuando apenas se dirigían hacia el hotel. Para Jimin, el viaje de ida resultó tan largo que incluso se quedó dormido, pero este era diferente.

No podía relajarse en lo absoluto. En cuestión de minutos se vería obligado a regresar a su rutina habitual, una perspectiva que no le entusiasmaba en lo más mínimo. Una vez llegara a casa tendría que lidiar con el mal genio de sus padres, disimular durante la semana su atracción por el profesor Min y actuar como si todo estuviera "normal".

Y fue después de unos quince minutos que finalmente el vehículo se detuvo, quedando frente a la puerta de su casa. Yoongi se bajó primero, decidido a abrirle la puerta para ayudarle a bajar sus cosas. Aunque no eran muchas.

—Esto es para ti —Yoongi exclamó mientras le cedía una bolsa de compras de color blanco, la cual estaba sellada con cinta adhesiva.

—¿Qué hay adentro? —Jimin la analizó con curiosidad, pero no se atrevió a abrirla.

—Cuando estés en tu cuarto podrás averiguarlo —le respondió el mayor con una sonrisa.

Antes de que pudiera decir algo al respecto, el sonido de una puerta abriéndose le hizo estremecerse.

—Hijo —la voz de la señora Park retumbó en sus oídos—. Pensé que llegarías más tarde.

Un extraño alivio recorrió el pecho de Jimin, bueno, al menos no fue su padre quien le recibió.

—Hola mamá... —saludó a duras penas, dirigiéndose con pasos pesados hacia la entrada.

—Bienvenido —dijo su madre, se miraba extrañamente feliz—. Me alegra saber que llegaste con bien.

Jimin frunció el entrecejo.

—Buenos días señora Park —exclamó Yoongi, igualmente caminando en dirección de su madre.

—Buenos días profesor Min —respondió con cortesía—. Gracias por cuidar de mi hijo y traerlo a casa, lamento si Jimin resultó ser una molestia para usted durante el fin de semana.

—De ninguna manera —Min dijo, haciendo un ademán con la mano—. Su hijo es muy obediente. No fue un problema en lo absoluto.

Jimin casi se atraganta con su saliva ante esa última aclaración. Su madre no pareció percatarse del tono sucio en el que Yoongi había dicho tal cosa.

—¿No gusta pasar, profesor? Al menos podría invitarle un café por tomarse la molestia de venir hasta acá —la aparente amabilidad de su madre comenzaba a preocuparle—. Imagino que está cansado, es lo menos que podemos hacer.

Yoongi sonrió, mostrando sus dientes.

Dioses. Lucía extremadamente atractivo.

—Agradezco la amable oferta, pero tendré que rechazarla. Como verá, tengo algunos pendientes que debo tratar a la brevedad.

Las mejillas de la señora Park se coloraron, parecía estar algo avergonzada por no pensar en esa posibilidad.

—¡Claro! Imagino que es un hombre ocupado. Lamento mi imprudencia —la mirada de la mujer se posó en su hijo—. ¿Ya le agradeciste a tu profesor por traerte a casa?

—Lo hice... —Jimin asintió, algo incómodo por la actitud de su madre.

—Por cierto señora Park, antes de irme quisiera hablar un poco con usted. ¿Cree que pueda darme unos minutos?

La mirada de muerte que su madre le dedicó no pasó desapercibida para su profesor.

—Por supuesto —dijo, apretando un poco sus labios—. Jimin sube a tu recámara, después hablaremos tú y yo.

Incapaz de contradecir la orden de su madre, Jimin obedeció. No sin antes despedirse "adecuadamente" de Yoongi.

Estaba un poco desilusionado, él quería besarlo antes de volver a su triste vida, ¿por qué su madre tuvo que salir y arruinarlo todo? Peor aún, ¿por qué diablos Yoongi querría hablar a solas con ella? Que Dios lo perdone, pero su madre era una mujer tan insoportable que no se imaginaba una buena razón por la que alguien quisiera entablar una conversación con ella.

¿Acaso Min le daría alguna queja sobre él? No, no podría...

Jimin comenzó a dar vueltas por la habitación. Apenas habían transcurrido unos cuantos minutos, pero de alguna forma se sintieron como horas.

No fue hasta que escuchó el motor de un automóvil que supo que su madre pronto entraría en su habitación. Jimin optó por simular que estaba ordenando su ropa, mostrando indiferencia aunque en su interior se consumiera de nervios.

La puerta se abrió con lentitud y Jimin, de reojo, pudo divisar la figura de su madre apoyada en el umbral de la puerta. Contrario a lo que pensó, la señora Park no se mostraba enojada.

—Así que... ¿cómo te fue en tu viaje? —preguntó repentinamente, provocando un sobresalto en su hijo.

—Muy bien —Jimin respondió de forma cortante pero cortés.

—En verdad me alegro —dijo con una sonrisa—. ¿Aprendiste algo nuevo? ¿Tienes algunas fotos contigo?

Jimin frunció los labios, no quería verse como un desgraciado, pero la presencia de su madre comenzaba a irritarlo.

—Eh... me enseñaron muchas cosas —tragó saliva, nervioso—. P-pero casi no tomé fotos.

—Ya veo —la señora Park entró a la habitación, posicionándose a un lado de su hijo—. Tu padre salió de viaje, creo que no regresará hasta el viernes. Claro, eso no significa que puedes volver a la hora que quieras, recuerda que las reglas siguen siendo las mismas.

Jimin asintió, pero la verdad era que desde hace un rato dejó de prestarle atención a los parloteos de su madre.

—Sabes Jimin, tu profesor habló conmigo y me hizo ver algunas cosas... —bingo, ese era el tema de su interés—. Me hizo entender que he sido un poco dura contigo, así que quisiera disculparme por ello.

«¿Un poco?» Jimin frunció el entrecejo.

—Lo cierto es, que realmente no te conozco —la señora Park se rió, sin gracia—. ¿Irónico, no? Una madre debería conocer a sus hijos y sin embargo... bueno, lo que intento decir es que-

—Mamá, ¿qué impresión te dio el profesor Min?

La pregunta claramente tomó por sorpresa a la mujer, Jimin lo supo por el tiempo relativamente largo que le tomó poder responderle.

—Creo que es un hombre sensato.

Jimin frunció los labios.

—No hablo de eso, mamá —la mujer frunció el entrecejo—. Físicamente, ¿qué impresión te dio?

—Pues es un hombre bien parecido —alzó los hombros, mostrándose indiferente—. Se viste bien y tiene un buen porte, ¿por qué me preguntas todo eso?

El menor suspiró.

—No está soltero.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste: no-está-soltero —recitó cada sílaba con énfasis—. No pierdas saliva, mamá. ¿Crees que no me percataba de que cuando algún profesor que te parecía atractivo mencionaba algo sobre mí, empezabas a mostrar interés en mi vida? Siempre supe que la única razón detrás de eso era para obtener información sobre la vida personal de cada uno. Y cuando descubrías que estaban casados, volvías a tratarme de forma horrible.

El rostro de su madre era digno de fotografiar: lucía extremadamente sorprendido al punto de que podías decir que era demasiado expresivo como para ser genuino. Las cejas de la mujer se unieron, mostrándose hostil.

—¿Realmente es lo que piensas? —Jimin no respondió, cosa que molestó en demasía a su madre—. Bien, eso me gano por intentar hablar contigo. Baja cuando tengas hambre, no me importa.

La puerta se azotó detrás de ella, provocándole un alivio desmesurado al menor. Finalmente se había ido.

¿Había sido muy duro con su madre? No estaba seguro, pero tampoco se arrepentía de haberle hecho frente por una vez en su vida.

No fue hasta después de unos segundos que tuvo una revelación: le había mentido a su madre con respecto a la situación sentimental de Min. Su profesor no estaba en una relación, es decir, no realmente.

Porque ellos no tenían una relación, ¿verdad? A pesar de los besos, dormir juntos, hacer el...

—No, Dios —Jimin cubrió su rostro con ambas manos, comenzaba a exasperarse.

Y antes de poder sobre pensar las cosas (como solía hacer casi siempre), dirigió su atención hacia la mesita de noche, encontrándose con aquella bolsa que su profesor le dio antes de irse.

¿Era un buen momento para abrirla?

Sin pensarlo dos veces, comenzó a retirar con gran cuidado la cinta adhesiva. Afortunadamente para Jimin, esta no estaba demasiado pegada al papel.

Lo primero que pudo apreciar fue una pequeña nota:

"Son algunos ungüentos para tratar
tus pequeñas quemaduras, pero si empeoran házmelo saber. También dejé algunas pastillas para el dolor, no abuses de ellas. Tómalas cuando realmente sientas que las necesites."

Abajo de la nota se encontraban las medicinas, todas en sus respectivos paquetes sin abrir. Estaban nuevas.

Yoongi las compró solamente para él...

Realmente le preocupaba su bienestar.

Está de más decir que una sonrisa adornó el bello rostro de Jimin por el resto del día. Probablemente de la semana también lo haría.

***

Ustedes no lo saben, pero el 27 de octubre es mi cumpleaños. 🎂

Así que quisiera invitarles a revisar mi perfil ese día porque publicaré una historia (one-shot) para celebrarlo. Y, por supuesto, será Yoonmin. ♥️

¡Gracias por leer!

—Cherry. 🍒

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro