Capítulo 34

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Espero que tengas una buena razón para molestarme en mi noche libre.

Yoongi sonrió mientras bajaba del vehículo. Joohyun lo miraba con una expresión vagamente irritada en el rostro, aunque estaba claro que, en el fondo, no le molestaba en absoluto su presencia.

—Pensé que no te caería mal una visita rápida —exclamó Min, caminando hacia la mujer—. Compré algunas cosas para ti, decidí entregártelas hoy porque mañana probablemente no tenga oportunidad.

Joohyun asintió, dándole un vistazo rápido a la parte trasera del Mercedes. A través de las ventanas se podían apreciar algunas bolsas de compras.

—Gracias —respondió, simple y cortés—. Me alegra saber que recordaste mi cumpleaños.

—¿Cómo podría olvidarlo? —Yoongi agrandó su sonrisa, antes de agregar con tono casi sarcástico: —. Eres la persona más importante para mí.

Joohyun rodó los ojos, sacudiendo suavemente su cabeza en señal de negación.

«Vaya mentiroso» pensó la mujer.

—En realidad es bueno que estés aquí —dijo, colocándose un fino mechón de cabello detrás de la oreja—. Tenemos que hablar.

La sonrisa de Yoongi se borró en un santiamén.

—Supuse que dirías eso.

A Bae le tomó unos segundos retomar la conversación.

—¿Sabes qué fecha será mañana, verdad? —Yoongi asintió—. Yo... bueno, Kim me mandó un mensaje esta mañana.

El cuerpo del menor se tensó ligeramente.

—Lo sé, ella me llamó durante la madrugada —Min alzó los hombros, restándole importancia—. Dijo que hablaría contigo antes de tomar su vuelo.

—Sí, al parecer la trasladarán para trabajar junto al departamento de policía en Busan debido a los extraños asesinatos que han surgido —dijo, frunciendo suavemente sus labios—. Pero lo relevante no es eso. Y yo creo que sabes a qué punto quiero llegar.

Con un suspiro, Yoongi dirigió su mirada hacia el cielo adornado por las estrellas.

—Mañana sale libre —exclamó Min, casi susurrando.

Ahí. Finalmente tocaron el tema.

—Kim me comentó que la condena se redujo —agregó Joohyun, buscando la mirada del menor—. Aunque no fue mucho lo que le redujeron, es decir, cumplió con más de la mitad de su condena original.

Yoongi no parecía sorprendido.

—¿Quieres llegar a algún punto en específico, Bae?

—¿Irás a verlo?

Una brisa gélida y suave los envolvió, creando un tenso silencio en el que sus miradas se entrelazaron con demasiada intensidad. Fueron segundos que se sintieron eternos, en los que ambos se dedicaron miradas severas.

Y, finalmente, fue Yoongi quien decidió romper el silencio.

—No —recitó, fuerte y claro—. Sabes perfectamente que no tengo interés en hacerlo. Me sorprende el que siquiera preguntaras.

Joohyun asintió, pero parecía poco satisfecha con la respuesta.

—Solo quería saber tu opinión. Pensé que, si por algún motivo quisieras verlo, podría acompañarte.

Yoongi esbozó una sonrisa, aunque su expresión parecía más bien una mueca sardónica.

—Han pasado ¿qué? ¿Diez años? —rió, sacudiendo la cabeza—. ¿Por qué motivo querría verlo?

Joohyun alzó los hombros, ahora ella parecía sonreír con complicidad.

—Por culpa, tal vez.

Yoongi se carcajeó, ¿qué demonios pasaba con esta conversación?

—¿Culpa? —siguió riendo, secándose una lágrima causada por sus carcajadas—. Lo que le ha sucedido fue consecuencia de sus propias acciones. Yo solo anticipé su sufrimiento.

Joohyun se acercó a Yoongi, tomando con suavidad su mentón para estudiarlo detenidamente.

—Sigues siendo tú —murmuró de repente, casi con un toque de nostalgia—. A pesar de todo por lo que has pasado, sigues siendo el mismo.

—No diría eso —refutó Yoongi, frunciendo el ceño—. No soy el mismo que conociste hace años.

Joohyun ladeó la cabeza, soltando su mentón.

—Yo creo que sí —dijo con calma—. Y creo que eso en el fondo te perturba, ¿verdad?

Yoongi podría haberse sentido ofendido. Sin embargo, resultaba imposible hacerlo cuando sabía, a pesar de no querer admitirlo, que la mujer tenía cierta parte de razón.

—Justo ahora suenas como Jeon. Es tan molesto.

—¿Como Jeon? —Bae sonrió—. No, Yoongi. Él nunca sería tan directo.

El profesor frunció los labios, reteniendo un suspiro.

—Deberíamos dejar esta conversación para después —Min exclamó, apoyándose contra el vehículo—. Es algo tarde y ambos tenemos que descansar.

Joohyun asintió con una expresión más relajada en el rostro.

Tras esa incómoda y extraña conversación, ambos se centraron en bajar las bolsas que contenían los regalos para Joohyun. No eran muchas, pero sí las suficientes.

El profesor Min parecía tener cierto aprecio por ella.

Y cuando terminaron, Joohyun detuvo a Yoongi antes de que se subiera al Mercedes.

—Lamento si te incomodé —dijo, ofreciendo una sonrisa casi tímida—. Solo quería asegurarme de que no te arrepentirás de esa decisión.

Yoongi alzó ambas cejas.

—Lo que menos deseo es reencontrarme con mi padre —dijo, destilando veneno y rabia con cada palabra pronunciada—. Incluso si ese señor muriera el día de mañana, ni siquiera la urna de sus cenizas entraría a mi casa.

Joohyun asintió.

«El mismo de siempre» pensó.

[...]

Jimin no podía dormir.

Había intentado de todo: tomar leche caliente, un té, reproducir videos de ecuaciones diferenciales, videos ASMR, entre otras cosas. Incluso hizo una pequeña videollamada con Taehyung, pero nada pareció funcionar.

Observó la hora en su celular: apenas era media noche. Debía estar en el instituto a las ocho de la mañana, por lo que no le importaría quedarse despierto un poco más. Sin embargo, le frustraba el hecho de que, a pesar de estar muriéndose de sueño, no podía conciliarlo.

El último intento fallido fue intentar contar ovejas. Jimin podría jurar que había llegado a contar al menos doscientas de ellas.

Suspiró, estirando su cuerpo sobre el colchón mientras observaba detenidamente el techo de su habitación, como si estuviera buscando algo de interés en el. Había transcurrido un tiempo considerable desde la última vez que tuvo problemas para dormir por su cuenta, ¿por qué de pronto su insomnio decidió regresar?

La respuesta en sí era obvia.

«Porque te hace falta él» su subconsciente le recriminó. Por supuesto que había pensado en esa posibilidad, realmente no mintió cuando le confesó a Min que se había acostumbrado a dormir mientras estaban abrazados.

Pero resultaba absurdo, tan solo habían compartido dos días completos juntos, equivalente a 48 horas en total. ¿Cómo pudo volverse así de necesitado con tan poco tiempo? Al parecer, un simple fin de semana era suficiente para convertirse en un adicto a la presencia de Yoongi.

Frotó su rostro con ambas manos, consciente de que era inútil negar lo innegable. Sobre todo cuando la idea de escaparse para correr hacia los brazos de su profesor cruzó por su mente. Pero no lo haría. Aquello era una idea descabellada y definitivamente no sería capaz de hacerlo, ¿verdad?

Estiró el brazo, logrando alcanzar su teléfono. Abrió la aplicación de "contactos" y deslizó la pantalla hasta llegar a un número en particular. El nombre del contacto "Profesor Min" se reflejó en la pantalla y, pese a tener dudas, presionó para llamarlo.

Jimin comenzó a morderse las uñas mientras esperaba pacientemente. En el quinto timbre, la llamada fue atendida.

—Min.

Jimin tragó pesado y un escalofrío le recorrió la espalda. En teoría, no había pasado mucho tiempo desde la última vez que escuchó la voz de Yoongi, pero vaya, la había extrañado profundamente.

Al diablo, tal vez sí era un necesitado.

—Eh... —tosió, buscando una manera adecuada para comenzar la conversación, ¿pero qué podía decir?—. S-soy Jimin...

«Estúpido, es obvio que lo sabe por el identificador» se regañó mentalmente, sintiendo sus mejillas acalorarse.

¿Por qué sigues despierto? —Jimin escuchó unos movimientos a través de la línea—. Es tarde y tienes clases.

—L-lo sé —murmuró, sentándose en la cama para mayor comodidad—. Yo solo... no puedo dormir. Intenté muchas cosas, pero por alguna razón, no puedo conciliar el sueño.

—Entiendo —respondió, parecía algo aburrido—. ¿Hay algo que te preocupe? El estrés suele ser también causa suficiente para provocar insomnio.

«El problema es que usted no está conmigo» Jimin lo pensó, pero no lo dijo.

—No realmente... es decir, la próxima semana comienzan los exámenes finales, pero no me preocupan tanto —se mordió el labio inferior, ¿ahora qué?—. U-usted también debería descansar, ¿qué hace despierto?

Escuchó una suave risita a través de la línea.

—Digamos que se me ha acumulado el trabajo. Estoy revisando algunas tareas, nada del otro mundo.

—¿Ha revisado la mía? —Jimin preguntó mientras jugaba con sus pulgares. No quería que la conversación se volviera banal, pero tampoco estaba dispuesto a que la llamada terminara tan pronto.

—Mh, todavía no. De hecho, quizá sea la última que califique.

Los labios de Jimin se fruncieron en un adorable puchero.

—¿Por qué?

—Quiero dejar lo mejor para el final —aunque no podía verlo, Jimin intuía que su profesor estaba sonriendo. Yoongi quería avergonzarlo, y lo logró.

—No quisiera que se llevara una decepción...

—Has estudiado mucho, me consta —responde con cierto orgullo—. Estoy seguro de que hiciste un bien trabajo, ángel.

Los labios de Jimin se curvaron en una sonrisa tímida. El saber que su profesor creía en él lo hacía sentir absurdamente dichoso.

Pronto darán las 12:30 —dice Yoongi, sacando a Jimin de su burbuja—. Creo que es hora de que finalice la llamada para que puedas-

—¡No! —Jimin le interrumpe antes de poder detenerse—. P-por favor no cuelgue... aún no...

Un suspiro se escuchó a través de la línea.

¿Qué pasa? —Yoongi insiste, esta vez más tranquilo—. Estoy seguro de que quieres decirme algo, pero no te atreves.

Ahora fue el turno de Jimin para suspirar, más obvio no podía ser.

—Es algo estúpido.

—Nada que salga de ti podría ser estúpido. Vamos, amor. Confía en mí y dilo —le animó.

Las palabras de su profesor lograron presionar todos los botones en su cabeza, haciéndole confesar.

—Lo extraño —dijo, antes de que pudiera arrepentirse—. S-sé que es absurdo, pero no puedo evitarlo. Me hace falta sentir que está conmigo para poder siquiera pensar en cerrar los ojos. Justo ahora, me siento tan... solo.

Un silencio incómodo se prolongó más de lo que debía. Jimin sentía que estaba a nada de ponerse a llorar, ¿por qué? Tal vez era algún miedo irracional a que Yoongi no se sintiera de la misma manera.

—También te extraño —exclamó Yoongi, sobresaltando a Jimin—. Me gustaría tener el peso de tu cuerpo acurrucado contra el mío mientras continúo con mi trabajo.

Jimin jadeó, incrédulo.

Realmente no pensó que su profesor pudiera sentirse igual de necesitado que él. Pero le causaba un extraño sentimiento de confort el saber que no era el único con esos pensamientos.

—Incluso antes de que llamaras, ya estaba pensando en ti —Min continuó, provocándole un sonrojo al menor—. ¿Qué me has hecho, ángel?

Jimin dejó salir una pequeña risa nerviosa.

—Es horrible —dijo, aún riéndose—. Quisiera estar junto a usted ahora mismo, creo que podría ser capaz de escaparme para simplemente ir a verlo. Este sentimiento, necesidad... es muy extraño.

—¿Tan extraño como el hecho de que estoy justo afuera de tu casa?

Jimin dio un respingo, levantándose abruptamente de la cama.

Pero espera...

—¡No juegue con eso! —regañó, inflando sus cachetes al escuchar la carcajada de Min—. Usted es horrible, voy a colgar.

—Solo fue una pequeña broma, ángel —dijo—. Pero ahora que lo menciono, no sería una mala idea hacerte una visita nocturna sorpresa.

Jimin se dejó caer nuevamente en la cama, tomando una de sus almohadas para abrazarla.

—¿Y si decido no abrirle?

—No necesito tu permiso, amor —murmuró en un ronroneo, su voz sonaba increíblemente seductora—. ¿Te lo imaginas? Mientras duermes, sientes suaves caricias por todo tu cuerpo, y antes de que puedas siquiera pensar en abrir los ojos, ya estaría encima de ti, besándote.

Un suave cosquilleo hizo que el estómago del menor se contrajera al imaginar ese escenario. Jimin se aferró con más fuerza a la almohada, la idea no sonaba tan mal. No sonaba mal en lo absoluto.

—N-no debería decir esas cosas... hace que lo extrañe más —lloriqueó, escondiendo su rostro en la almohada.

—Eres un pequeño necesitado, ¿no es así? —exclamó Min con una risita—. Ya debes ir a dormir o estarás agotado para atender tus clases.

Jimin frunció el entrecejo.

—No tengo sueño —dijo, pero un pequeño y adorable bostezo lo traicionó.

Ambos se sumieron en un silencio, solo para estallar en risas al unísono poco después.

—Tal vez si tenga un poco de sueño —exclamó Jimin con una sonrisa—. Su voz es muy tranquilizante.

—¿Lo es?

—Sí... me hace extrañarlo menos. Incluso ahora, escucharlo hablar es suficiente para mí.

Jimin mordió su labio inferior, ¿había sido muy raro?

—Tu voz igualmente es agradable —exclamó Yoongi—. Mucho, en realidad. De hecho, una vez te atrapé cantando un pedazo de alguna canción, y debo reconocértelo: tu voz es increíble. Tal vez en otra vida fuiste cantante.

Las mejillas de Jimin se ruborizaron notablemente.

—Usted también tiene una buena voz... es grave, pero no deja de ser armoniosa y fácil de disfrutar, incluso cuando está durante media hora explicando algo acerca de las ecuaciones diferenciales —rió, quedito—. A veces pienso en cuando tuve la oportunidad de escucharlo cantar... es un agradable recuerdo.

Yoongi igualmente se rió, algo avergonzado.

—¿Te gustaría que cante para ti? Tal vez así puedas conciliar el sueño.

El corazón de Jimin empezó a latir con fuerza.

—E-eso sería... por favor, sí.

Yoongi carraspeó la garganta.

[...]

—Vaya fin de semana horrible.

Jimin sonrió ante las quejas de su mejor amigo. Taehyung lucía desaliñado: su corbata estaba torcida, su cabello parecía un nido de pájaros y aún se podía notar una ligera mancha de dentífrico en la esquina de sus labios.

—Pareces un vagabundo —se burló Ryujin, tomando asiento junto a ellos—. Dios, déjame acomodarte esa corbata antes de que me vuelva loca.

—¿Por qué estás tan de mal humor? —preguntó Jimin, observando entretenido cómo Ryujin luchaba contra aquella corbata.

—Las consecuencias de mi procrastinación finalmente me atraparon —exclamó el castaño con un puchero—. Estuve todo el fin de semana encerrado en mi habitación terminando algunos proyectos y otras tareas pendientes. ¿Tienes idea de cuántos reportes de laboratorio tuve que hacer?

—Ya quedó —dijo Ryujin, terminando de acomodar la corbata—. Yo te advertí que eso te pasaría si no empezabas con tus deberes a tiempo.

Taehyung rodó los ojos.

—No me arrepiento de nada, disfruté esas dos semanas de merecido descanso —alzó los hombros, sonriendo—. Aunque mi sufrimiento de fin de semana hubiera sido menos pesado si alguien hubiese respondido a mis llamadas.

Las miradas de ambos se enfocaron en Jimin.

—Ya te dije que lo sentía... —murmuró el rubio, conteniendo una sonrisa.

—Mal amigo, me dejaste morir solo —bufó Taehyung, cruzado de brazos—. ¿Qué estuviste haciendo todo el fin que te mantuvo tan ocupado? Con suerte nos dejabas en visto en el chat grupal.

Jimin casi se ahoga con su saliva.

Por supuesto que no podía revelarles lo que realmente estuvo haciendo. Es decir, podría considerar contárselo a Ryujin, aunque tendría que disfrazar la verdad un poco. Pero Taehyung estaba fuera de la ecuación.

¿Cómo podría admitir que había pasado dos noches increíbles en compañía de su profesor? Y aunque le dijera el nombre inventado de algún otro chico... simplemente no podría. No aún.

—T-también estuve poniéndome al día con mis deberes —dijo, tratando de evitar las miradas acusadoras de su amigo—. De hecho apenas logré terminar a tiempo la tarea de la profesora Lee.

Taehyung suspiró.

—Este semestre ha sido horrible —puchereó—. Tarea tras tarea, proyecto tras proyecto.

Ryujin dejó salir una risita.

—Tampoco es que hayas sido el estudiante más aplicado...

Taehyung se volteó hacia ella, frunciendo el ceño.

—¿De qué lado estás, Ryu?

Jimin y Ryujin estallaron en risas. Su amiga hizo un ademán con la mano, restándole importancia.

—Ya no llores, Tae —Ryujin continuó riéndose mientras se ponía de pie—. Anda, mejor aprovechemos esta hora libre para ir por un café. Yo invito.

—De acuerdo —asintió Taehyung, más animado.

El trío de amigos se dirigió hacia la cafetería y, afortunadamente para ellos, esta estaba casi desierta, por lo que no tuvieron que esperar mucho para conseguir sus bebidas.

Y durante el camino de regreso al aula, estuvieron hablando acerca de la semana de exámenes finales.

—Podemos estudiar en mi casa —ofreció Taehyung—. Esta semana mis padres no estarán por lo que no será un problema si quisieran venir. Mi hermano tampoco se opondría.

—Me parece una buena idea —respondió Ryujin, dándole un sorbo a su bebida caliente—. Es más, deberíamos empezar desde hoy. Cálculo me va a enterrar como pase otra semana sin estudiar.

Jimin frunció los labios. Su padre no regresaría hasta el viernes, por lo que no debería enterarse si acaso decidiera ir a la casa de Taehyung. Claro, su madre aún estaría presente, pero no es que le importara demasiado.

—¿Qué opinas, Minnie? —exclamó Taehyung, llamando su atención.

—C-creo que es una buena idea —dijo, con una sonrisa—. Saliendo de clases podemos ir a tu casa un rato.

Taehyung asintió suavemente con la cabeza, parecía estar emocionado.

—¡De acuerdo! Solo le escribiré a Namjoon para avisarle.

Continuaron caminando, y esta vez Jimin permaneció en silencio, absorto en sus pensamientos. No fue hasta que alzó la mirada que se encontró con la figura del profesor Min al final del pasillo.

Jimin detuvo sus pasos, captando la atención de sus amigos.

—¿Minnie? —Taehyung enarcó una ceja.

—Ustedes adelántense, yo tengo que ir al baño —mintió, pero sus amigos parecieron creerle.

No fue hasta que los perdió de vista que prácticamente corrió en dirección del profesor Min. El mayor parecía estar examinando un cartel con mucho interés.

—B-buenos días —Jimin exclamó, llamando la atención de su profesor.

Min le correspondió con una sonrisa.

—Buenos días. ¿No deberías estar en clase?

—El profesor Han canceló, así que salí con unos amigos a tomar algo —dijo, señalando su café con la barbilla—. ¿Qué estaba viendo?

—Solo son las fechas de los exámenes —explicó, señalando la hoja pegada en la pared—. Quería asegurarme de que mi examen no se le juntara a ninguno de mis grupos con algún otro difícil.

Jimin sonrió. El profesor Min, como siempre, siendo tan considerado.

—Entiendo —respondió Jimin—. Creo que será mejor que me vaya, seguro tiene que ir a atender alguna clase.

—De hecho, sí. Pero prefiero pasar el tiempo hablando contigo —confesó con una sonrisa cómplice—. ¿Cómo has estado con respecto a tus heridas?

Los labios de Jimin se curvearon en una "o" pequeña. En realidad se había olvidado de eso.

—V-voy bien, no me duelen ni nada.

—¿Estás seguro? —cuestionó, acercándose un poco (demasiado) a Jimin—. Podría tener que revisarlas, ¿no quieres que nos veamos hoy después de clase?

Jimin tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no reírse en su cara. ¿Acaso Min estaba buscando alguna excusa para invitarlo (indirectamente) a su departamento?

—M-me gustaría, pero hoy no puedo... tengo una reunión con Taehyung en su casa.

—Oh —exclamó, casi neutral—. Con el joven Kim, ya veo.

Jimin enarcó una ceja, ¿era idea suya o había sonado molesto?

—P-pero podemos vernos mañana... ¡e-es decir! Si usted quiere.

El rostro de Yoongi se volvió más relajado y una sonrisa se formó en sus labios.

—Por supuesto.

—Bien —le correspondió la sonrisa, ambos se quedaron viendo fijamente durante un tiempo considerable—. Eh... creo que ya tengo que irme.

Min simplemente asintió.

Jimin observó en silencio cómo Yoongi echaba un rápido vistazo a su alrededor, y justo cuando estaba a punto de preguntarle al respecto, sintió los firmes dedos del profesor sobre su mentón.

Y antes de que se diera cuenta, los labios de Min estaban sobre los suyos. Le había robado un beso fugaz, apenas perceptible.

—E-eh... —sintió sus mejillas arder—. P-profesor...

—Lo siento, no pude resistirme —exclamó, alzando los hombros—. Nos veremos en clase, joven Park.

Y se fue, dejando atrás a un Jimin hecho un desastre.

***

Oh por Dios, ¿en qué momento llegamos a 13k? ¡Muchísimas gracias! Son lxs mejores. ♥️

¡Gracias por leer!

— Cherry. 🍒

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro