Capítulo 35

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—Creo que hemos hecho un progreso notable, Jimin.

El menor suspiró, cruzando tímidamente sus dedos.

—¿De verdad?

—Sí —Jungkook sonrió—. Antes solías hablarme solamente con frases cortas, pero has sabido desenvolverte naturalmente. Eso es bueno. Excelente, en realidad.

Jimin se forzó a sonreír.

—Usted ha sido muy paciente conmigo, supongo.

—Estoy para ayudarte, mi intención nunca será presionarte en lo absoluto —le recordó, anotando algo en su libreta—. Al inicio de la sesión me comentaste que querías preguntarme algo antes de irte, ¿aún quieres hacerlo?

Jimin guardó silencio, pero terminó asintiendo suavemente.

—Más que una pregunta en realidad es una confesión.

—¿Sobre?

—Yo... eh, primeramente quiero decirle que agradezco mucho que se tomara la molestia de... "tratar" conmigo.

Jungkook no dijo nada, como siempre, solo optaba por dejarlo hablar.

—Realmente aprecio el esfuerzo que hace, por eso creo que es injusto que le siga mintiendo —tomó aire, exhalándolo lenta y pausadamente—. P-pero no creo que esté funcionando. Tal vez el problema soy yo... no lo sé. Entiendo que en primera instancia lo que nos trajo a esta incómoda convivencia fue el malentendido que se dio entre Jae y yo por culpa de Taehyung, pero usted ha intentado saber más de mí –para ayudarme– y yo no he podido evitar mentirle al respecto. Todas esas cosas que le dije... e-en realidad n-no son ciertas.

Jungkook formó una fina línea con sus labios, pero solamente miró hacia la nada y asintió.

—Prosigue, Jimin.

El rubio volvió a suspirar.

—Quiero dejar de venir a estas sesiones —admitió, sonrojándose—. No me siento cómodo haciéndole perder el tiempo. Por más que usted se esfuerce, algo aquí —se apuntó a la cabeza—. Y aquí —se apuntó al pecho—. Me dice que no es suficiente.

—¿Me permites decirte algo que tal vez podría salirse del ámbito profesional?

Jimin parpadeó, sorprendido por la pregunta. Pero asintió, era justo dejarle hablar.

—En primer lugar, nunca consideré incómoda nuestra "convivencia" —hizo comillas en el aire, avergonzando aún más a Jimin—. En segundo lugar, siento que me has subestimado un poco. Soy consciente de que en varias ocasiones me has mentido, simplemente no quise resaltarlo porque tenía la esperanza de que, al final, serías honesto conmigo. Resulta complicado ayudar a alguien que no está dispuesto (o no sabe cómo) a ayudarse a sí mismo.

—Eso...

—Tal vez yo no sea el adecuado para brindarte la ayuda que necesitas —Jungkook agregó, aún sonriendo amablemente—. Tienes muy presente la errónea idea de que solamente estoy haciendo esto porque el director me lo ha pedido, por eso te cuesta confiar en mí y eso dificulta aún más cualquier progreso que podamos tener.

Jimin no respondió. Jungkook tenía un punto.

—Quiero que estés bien, Jimin —agregó, dejando a un lado su pluma con la libreta—. No voy a retenerte conmigo cuando afuera debe haber alguien más calificado que yo para ayudarte, pero solamente sucederá si así lo deseas, de lo contrario, nada mejorará.

—Supongo que tiene razón...

—Casi termina nuestro tiempo, ¿hay algo más que te gustaría decirme?

—No...

—Bueno, yo sí tengo un consejo, quizás te sea útil —dijo, interpretando el silencio del joven como una señal para continuar—. Jimin, nunca te muestres vulnerable a menos que sea imprescindible.

Jimin frunció el entrecejo.

—¿Qué quiere decir?

—Hay... mucha gente mala allá afuera. Al revelar demasiada vulnerabilidad, les concedes el poder de destruirte —los labios de Jimin formaron una pequeña "o"—. Por supuesto, existen personas que podrían ayudarte, pero es mejor ser precavido. Siempre.

Jimin lo meditó en silencio.

—Lo tendré en cuenta.


(...)


—Estás despejando esa variable mal...

Taehyung bufó ante la corrección de Jimin, borrando nuevamente la ecuación anotada en su libreta.

—Malditas ecuaciones diferenciales —murmuró entre dientes—. ¿Por qué estamos integrando letras? Esto dejó de tener sentido.

—¿Por qué estamos integrando siquiera? —lloriqueó Ryujin, leyendo algo del libro—. La vida dejó de tener sentido desde que "f(x)" apareció en mi vida.

—Vamos chicos, no está tan complicado —les animó Jimin, sonriéndoles a ambos—. Ya casi terminamos, no se den por vencidos.

—Yo solía entenderle a cálculo y ahora tú estás dándome clases, increíble —bromeó Taehyung—. ¿Cómo rayos te haces un experto en cálculo después de un parcial?

Jimin rió, algo nervioso.

—H-hay un canal en YouTube que explica muy bien.

—Debes pasarnos ese link lo antes posible —exclamó Ryujin—. No quiero irme a extra.

—C-claro, solo recuérdenmelo porque se me olvida.

La puerta principal se abrió con un pequeño chirrido. Taehyung alzó la mirada por encima del sofá, sonriendo al ver a su hermano mayor con dos cajas de pizza.

—Regresé —exclamó Namjoon, saludando a los tres con un pequeño gesto—. Ayúdame a bajar lo que se quedó en el carro, mocoso.

Jimin rió, sabiendo que el mayor se refería a Taehyung.

—Vuelvo en un minuto —Taehyung se levantó de un salto, saliendo detrás de Namjoon.

Ryujin dio un vistazo rápido a la puerta.

—Bien, ahora que estamos solos —exclamó en voz baja, acercándose a Jimin—. ¿Te ha servido esa base que te di?

Jimin se ruborizó, pero asintió suavemente.

—También he puesto en práctica tus consejos y me han servido mucho.

La pelicastaña sonrió, guiñándole un ojo a su amigo.

—Tal vez sí sea una buena mentora —frotó su barbilla, analizando el rostro de Jimin—. No he notado alguna marca visible. Felicidades, has mejorado en el mundo del maquillaje.

Jimin sonrió.

—Gracias, Ryu.

—Pero dime... —oh-oh, ese tono curioso no le agradaba mucho a Jimin—. ¿Ya has visto a tu "pequeño" enamorado? Con lo ocupados que hemos estado estos días, me imagino que ha sido difícil.

Jimin hizo una mueca.

Últimamente había pasado sus tardes estudiando en la casa de Taehyung. Después de la escuela, su amigo prácticamente lo arrastraba lejos de cualquier escapatoria. Lo más difícil era tener que rechazar cualquier intento de Min por pasar tiempo juntos. No era porque quisiera hacerlo, sino porque le avergonzaría tener que dejarlo plantado una vez más.

Porque sí, Jimin no ha visto a Min (fuera del instituto) desde hace varios días. Además de dejarle plantado cuando fue él quien le propuso verse y aunque Min había reaccionado bien, Jimin se sentía algo ansioso al respecto.

—No es mi enamorado... —Jimin finalmente respondió, provocando que su amiga le diera una mirada escéptica—. Y creo que es obvio que no nos hemos visto.

Ryujin alzó ambas cejas con una pequeña sonrisa pícara.

—Y andas encaprichado por eso, eh —Jimin bufó—. Hemos estudiado casi cuatro días sin parar, ¿por qué no le dices a Taehyung que mañana preferirías no venir?

Jimin suspiró, dejándose hundir contra el acolchonando sofá.

—Lo he intentado pero... nunca le he podido negar algo a Tae —dijo, comenzando a jugar con sus pulgares—. Cuando estoy a punto de decirle que tengo algo... más que hacer, pone esos ojos de cachorro triste y bueno...

—Ustedes dos son un par de manipuladores —exclamó Ryujin, provocando un sonrojo en el mayor—. ¡También haces lo mismo, Minnie! Es imposible negarte algo cuando pones tu carita de gatito abandonado.

—Nunca ha sido intencional.

—Eso dicen todos —Ryujin bromeó, dándole otro vistazo rápido a la puerta—. Pero en serio, ¿por qué no eres honesto? Dile a Taehyung que tienes que ver a... ¿tu enamorado? Es decir... vamos, ya sabes a lo que me refiero.

Jimin frunció los labios.

¿Acaso ya era momento de confesarle algo así a su mejor amigo? ¿Por qué la idea le daba tanto miedo, de todos modos?

—N-no sé si sea...

—¡Volví! —exclamó Taehyung, sobresaltando a sus amigos—. Vaya, ¿por qué lucen tan abrumados? ¿Cálculo los venció mentalmente o qué?

—Tae, Jimin quiere decirte algo —Ryujin se apresuró a decir, haciendo que el rubio entrara en pánico.

—¿Qué pasa, Minnie?

—Eh... yo... t-tengo que irme a casa —mintió, con el rostro completamente acalorado—. Mi madre acaba de mandarme un mensaje y... necesito volver.

El rostro confundido de Ryujin era un poema. Taehyung, por el contrario, solamente entrecerró los ojos, pero terminó por asentir con la cabeza suavemente.

—No hay problema, solamente llámame para saber que llegaste a salvo, ¿de acuerdo?

Jimin sonrió, aceptando esa condición.


[...]

¿Cuántas veces había tocado el timbre? Jimin calculaba al menos unas siete.

Tal vez venir "de sorpresa" al departamento de Min no había sido una buena idea. Quizás él ni siquiera se encontraba en casa, ¿por qué no pudo pensar en eso antes de dictarle la dirección al taxista? Sea como sea, ya estaba hecho.

Era consciente de que podría enviarle un mensaje a Min para averiguar si había salido, pero eso arruinaría su maravilloso plan. Además, se sentía avergonzado por haber prácticamente ignorado a Min en estos últimos días.

Jimin volvió a tocar el timbre, decidido a que, si ahora no atendía, simplemente se iría a casa. Esperó unos minutos, pero nadie acudió.

A punto de marcharse, el sonido de fuertes pisadas detrás de la puerta hizo que su corazón latiera descontroladamente. La puerta se abrió, dejando ver la figura de su profesor.

Min lucía mal. Es decir, su ropa y cabello se encontraban en perfecto estado, pero algo en la expresión de su rostro...

—¿Qué haces aquí?

Jimin frunció el entrecejo; la dura mirada que su profesor le dedicó en conjunto con esa voz tan gélida, le hizo estremecerse. ¿Había sido una mala idea visitarlo? ¿Por qué Min lucía tan molesto?

—Yo... uh... —comenzó a balbucear, optando por mirar hacia sus zapatos—. Q-quería sorprenderlo, ¿es un mal momento?

Escuchó un duro suspiro.

—Pasa —Min exclamó, haciéndose a un lado.

Jimin se apresuró en entrar, tratando de ignorar la penetrante mirada que parecía querer perforarle la espalda.

—No deberías haber venido —Min exclamó, ignorando la mirada confundida del menor.

—¿Por qué?

—Porque eras la última persona que necesitaba ver en este momento —gruñó, caminando hacia la sala. Jimin le siguió en silencio—. ¿Quieres algo para tomar?

—N-no, estoy bien —Jimin formó un pequeño puchero, Min estaba actuando algo... extraño. ¿Realmente su presencia le estaba afectando en ese momento?—. Profesor, ¿quiere que me vaya?

Min volvió a otorgarle una mirada fría.

—¿Tal vez? —se rió con desgane—. Lo siento, hoy no soy una excelente compañía. Temo poder hace-, decirte algo fuera de lugar.

—¿Por qué? —insistió Jimin, tomando asiento junto al mayor—. ¿Algo malo ocurrió? No se guarde nada, puede hacerle daño... desahóguese conmigo.

—Eres un cínico —Min sonrió de forma amarga—. Me has abandonado y sin embargo quieres que te cuente lo que pasa por mi cabeza.

Jimin desvió la mirada, sintiéndose repentinamente culpable.

—N-no le he abandonado —refutó, volviendo a encararlo—. Yo... uhm, puede que no haya respondido algunos mensajes, pero...

Jimin percibió cómo el sofá se sacudía levemente. Antes de darse cuenta, Min ya estaba encima de él, aprisionándolo contra el respaldo. Casi jadea cuando el mayor decidió ocultar su rostro justo en el hueco de su cuello.

—¿Me siento usado, sabes? —Min murmuró contra el oído del menor—. Vienes a mí cuando necesitas apoyo, pero cuando yo necesito... eres tan manipulador.

Jimin frunció el entrecejo, completamente confundido.

—Incluso ahora, no puedo enojarme contigo —siguió murmurando con nostalgia—. Vienes de pronto y pones esa cara que hace estragos en mí. Me imaginaba mejor que esto.

—Yoongi... —Jimin susurró, atreviéndose a usar su nombre de pila—. R-realmente no entiendo qué está pasando, pero...

Los fuertes brazos de su profesor rodearon su cintura, envolviéndolo en un cálido y reconfortante abrazo. Jimin sintió el calor en su pecho, mientras el exquisito aroma de su profesor inundaba sus sentidos, y no pudo estar más dichoso por ello.

—Jimin...

El menor experimentó un escalofrío recorriendo cada fibra de su cuerpo. No era muy común que el mayor pronunciara su nombre, no solía hacerlo incluso cuando estaban a solas. Pero esperaba que lo usara más a menudo, porque sonaba tan bien cuando él lo decía.

La mano de su profesor empezó a trazar cada recoveco de su pequeño cuerpo, siguiendo su camino hasta llegar a su garganta, rodeándola con firmeza pero sin llegar a lastimarlo.

—¿Tienes alguna idea de lo que me provocas? —Yoongi susurró, levantando aún más el rostro del menor—. Justo ahora, solo tengo intenciones de encerrarte para que no puedas salir. Nunca.

Jimin jadeó, un poco asustado de esa idea que, por alguna razón, no sonaba absolutamente mal.

—Por supuesto, no lo haré —agregó, alzando ambas cejas—. Sería demasiado... extremista de mi parte. Un secuestro no es un delito que me gustaría agregar a mi historial.

Jimin no respondió, limitándose a escuchar el monólogo del mayor.

—Lamento estar actuando de esta manera tan extraña, ha sido una semana difícil —Min exclamó, acariciando con su pulgar el pulso de Jimin, sin soltarle la garganta—. Me hiciste falta, ángel.

Las pupilas de Jimin se dilataron.

—¿E-en verdad? —Min asintió—. Usted también me ha hecho falta, lo extrañé... mucho...

El mayor inclinó su rostro, haciendo que sus narices chocaran delicadamente.

—Lamento haber estado tan ausente —Jimin murmuró, sintiendo sus mejillas arder—. No volverá a pasar.

—Realmente puedes hacer lo que quieras —respondió, rozando sus labios contra los de Jimin—. Pero quiero que tengas una cosa en mente. Siempre.

Jimin se estremeció.

—¿Qué cosa?

—Solo me necesitas a mí —murmuró, acariciando delicadamente las mejillas del chico con sus labios—. En cualquier lugar, en cualquier momento, tu mente solo debe pensar en mí. Solamente yo.

El rubio frunció el entrecejo.

—P-pero eso es algo que ya hago...

La sonrisa burlona del mayor le hizo sentirse avergonzado por esa pequeña confesión.

—No lo entiendes, ¿verdad, ángel? —dejó una pequeña mordida en el pómulo del chico—. Quiero que te vuelvas lo más dependiente de mí posible, que sientas que te ahogas si no estoy presente, que me extrañes incluso cuando estemos juntos porque simplemente no es suficiente. Quiero ser lo único indispensable para mantenerte con vida. Así no te atreverás a dejarme.

Jimin gimió, sintiendo cómo el agarre en su cuello se intensificaba, causándole incomodidad.

—¿Puedes hacer eso? ¿Realmente serías así de-? —se detuvo, analizando los gestos del menor.

—Eh... yo... —Jimin vaciló, pero finalmente terminó aceptando—. N-no es algo que sea inevitable, de todas formas. Ambos deducimos que ya era (soy) algo necesitado, así que...

Yoongi suspiró, parecía más aliviado.

Pero en lugar de liberar la presión, apretó aún más el agarre en el cuello de Jimin, con una mirada fría y controladora.

—Entonces, te asegurarás de que sea inevitable. Aprenderás a depender de mí, Jimin —Su tono se volvió más oscuro, dejando al menor en un extraño suspenso.


***

Guess who's back.

Mención especial para la canción: "Sour Grapes" de LE SSERAFIM que me dio la motivación para terminar de escribir esto, ah.

¿Recuerdan que, en un capítulo, Yoongi le dijo a Jimin que fuese tan mala persona como lo es él? Pues, no le mintió cuando le dijo que él no era bueno. No olviden eso, para que al final no se decepcionen de Min.

Créanme cuando les recalco eso.

La razón de su repentino cambio de actitud se explicará más adelante, lo prometo ^^.

—Cherry. 🍒

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