Capítulo 37

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—Tienen 120 minutos a partir de este momento para terminar su prueba —exclamó el profesor Min cuando se percató de que todos sus alumnos ya contaban con la hoja de reactivos—. De haber alguna inquietud, pueden levantar su mano e iré a atenderlos.

Taehyung fijó su mirada en el examen, no estaba seguro pero él calculaba, por lo menos, siete reactivos en total. Formó un puchero al leer la primera pregunta: "obtenga la ecuación diferencial que tiene como solución general..." Dios. No había transcurrido mucho tiempo desde que estudió aquel tema en casa con sus amigos, pero los nervios comenzaban a traicionarlo.

Miró discretamente a su derecha: Ryujin ya había comenzado a resolver algún ejercicio, probablemente ya llevaba un poco menos de la mitad, lucía concentrada.

A la izquierda, se encontraba Jimin, su mejor amigo, quien mostraba un nivel de concentración ligeramente inferior al de Ryujin, pero aún así estaba inmerso en lo suyo.

Resultaba asombroso observar cómo Jimin, en poco tiempo, se había destacado tanto en la materia que ahora prácticamente les brindaba asesorías a él y a Ryujin. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios, definitivamente estaba orgulloso de él. Por ahora, solo quedaba sacar adelante la prueba.

No sabe cuánto tiempo había transcurrido, pero el salón poco a poco comenzó a quedar vacío. Sus amigos seguían concentrados en la prueba y a él solo le quedaba un reactivo pendiente.

—Profesor...

Taehyung lanzó una "discreta" mirada de reojo a su izquierda, de donde provino la voz: Jimin había alzado la mano. Como era de esperarse, el profesor Min respondió a su llamado, una escena prácticamente normal. Kim pudo ignorarlos, su amigo probablemente se había atorado en el procedimiento de algún ejercicio, sin embargo, él no era una persona que amara mantenerse al margen.

Observó a Min inclinarse ligeramente, asegurándose de escuchar la pregunta de Jimin con discreción para que nadie más pudiese hacerlo. Taehyung encogió los hombros; si no podía enterarse en ese momento, su amigo le contaría lo sucedido más tarde.

Pero antes de regresar a lo suyo, Taehyung frunció el entrecejo.

La pálida mano del profesor se deslizó "discretamente" alrededor de la muñeca de Jimin, acariciándola con delicadeza. Fue un momento extraño, efímero, un gesto que no parecía encajar dentro de la normalidad. El rubor que tiñó las mejillas de su amigo sugería que esto iba más allá de lo común.

Taehyung frunció aún más el ceño al observar la mirada íntima que el profesor le lanzó al rubio. Odiaba las comparaciones, pero si pudiera describirla, se asemejaría a las miradas que Hoseok (su novio) solía regalarle.

Una extraña sensación se instaló en su estómago, pero antes de que pudiera indagar más al respecto, el profesor Min le estaba observando fijamente.

—¿Necesita algo, joven Kim?

Taehyung tragó saliva con dificultad. Su profesor le estaba observando como si fuese lo más irritante que existe en el mundo, era terroríficamente perturbador.

—N-no, lo siento.

Fijó su atención en el examen, el cual estaba a nada de terminarlo. Sacudió suavemente la cabeza, convenciéndose a sí mismo de que estaba siendo paranoico por culpa del estrés de los exámenes, por supuesto que no había nada anormal. Todo estaba perfectamente bien.

Entonces, ¿por qué no se sentía así?

¿Por qué tenía la sensación de estarse perdiendo de algo?

[...]


La semana de exámenes finales había concluido de manera relativamente positiva. O al menos, eso era lo que Jimin prefería creer.

Había dedicado el tiempo suficiente para estudiar cada asignatura, sintiéndose seguro de aprobar cada una. Ahora, solo le quedaba esperar con paciencia a que sus calificaciones fueran publicadas en el sistema del instituto y aunque el semestre aún no concluía de manera oficial, Jimin ya se encontraba prácticamente de vacaciones.

Y eso pudo haber sido una buena noticia, pero...

Jimin suspiró, mirándose por doceava vez en el espejo.

Su celular no dejaba de vibrar desde la mañana, con sus amigos enviando al menos siete mensajes por segundo, sin mostrar la menor intención de guardar silencio por un simple lapso de cinco minutos. El tema de conversación era el mismo: el festival de las luces y su estúpido cumpleaños.

Había tenido que escuchar los audios de Ryujin recordándole que ya era un "anciano hecho y derecho", a Taehyung quien destacó cuánto le apreciaba, además de amenazarlo con un "estrangulamiento" si se retractaba de acompañarlos al festival para celebrar su décimo octavo cumpleaños.

Suspiró de nuevo, lamentando que su "yo" del pasado hubiera cedido ante la influencia de los ojos de cachorro triste de Taehyung.

Acomodó el cuello de su camisa, sin preocuparse por vestirse demasiado elegante ya que no planeaba quedarse mucho tiempo en el evento. Su intención era satisfacer a sus amigos durante un rato y luego regresar a casa para disfrutar de una buena siesta. Después de todo, nunca ha sido fan de festejar su cumpleaños.

Su celular volvió a vibrar, los ojos de Jimin se abrieron en demasía al notar la notificación de un mensaje del profesor Min.

Profesor Min:
¿Vendrás al festival?

Jimin sonrió, inconscientemente.

Jimin:
Sí.
Aunque no me quedaré
por mucho tiempo, creo.

Profesor Min:
Ya veo.
Te veré ahí, entonces.

El corazón de Jimin latió con fuerza. No era exactamente una cita y él era consciente de ello, pero de alguna manera se sintió como si lo fuera.

Observó su reflejo de nuevo, haciendo una mueca ante su atuendo actual. Con la presencia de Min en el evento, ¿no sería mejor vestirse adecuadamente? Jimin corrió hacia su clóset, buscando una prenda lo suficientemente buena como para ser usada.

Cuando su cama quedó cubierta de ropa, un sonrojo tiñó sus mejillas. Estaba considerando vestirse para su profesor. Maldita sea, incluso el solo pensarlo se sentía extrañamente íntimo.

Dio un pequeño respingo cuando la puerta de su habitación se abrió de golpe. Casi se atraganta al ver la figura completamente inmóvil de su padre en el umbral de la puerta.

—¿Qué carajos se supone que estás haciendo? —el señor Park enarcó una ceja mientras analizaba la ropa amontonada en el colchón de su hijo—. ¿A dónde mierda planeas irte?

Jimin formó una mueca, tomando una playera para doblarla tranquilamente.

—Iré al festival de las luces en el instituto —exclamó, tratando de ignorar la dura mirada del señor Park—. Eh... una amiga me invitó para que fuéramos juntos así que-

—¿Te refieres a esa chica, Ryujin? —le interrumpió su padre, Jimin asintió duramente—. Mh, muy bien. Es una buena oportunidad para que te acerques a ella de otra forma, si sabes a lo que me refiero.

El ademán obsceno que su padre hizo le provocó náuseas.

—Papá...

—¿Qué? Es lo más normal del mundo —alzó ambas cejas—. Me gusta esa chica para ti y ustedes ya han tenido un acercamiento, ¿no es así?

Jimin sintió un escalofrío al recordar aquella ocasión en la que su padre notó una marca que le dejó su profesor, pero atribuyéndosela a Ryujin.

—No lo eches a perder —agregó su padre—. Por fin una chica mostró interés en ti para quitarte esas ideas de maricones que el inútil de Kim te contagió. No me decepciones más.

Aunque a regañadientes, Jimin asintió suavemente.

—Como digas, papá...

—Bien. No te preocupes por la hora de llegada, por esta ocasión seré indulgente al respecto.

Jimin suspiró, observando la puerta de su habitación cerrarse detrás de su padre.

«Ni siquiera recordó que día es hoy» pensó, aunque tampoco esperaba que lo hiciera.

Después de todo, no recordaba siquiera cuando fue la última vez que alguno de sus padres dijo "feliz cumpleaños".


[...]


El festival de luces desplegaba su encanto, transformando la noche en un cuadro vibrante. Las luces navideñas tintineaban en tonos cálidos y festivos, envolviendo cada rincón del lugar. Los puestos de comida competían con aromas tentadores: el humo de parrillas, el dulce perfume de algodón de azúcar y el aroma irresistible de palomitas de maíz se mezclaban en el aire.

Jimin casi se muere de la risa al notar la cara asombrada de Ryujin.

—Carajo, así que esto es lo que hacen con nuestro dinero —bromeó Taehyung, igual de sorprendido que su amiga—. ¡Debemos explorar y observarlo todo!

Al caminar durante unos minutos, el trío de amigos observó a lo lejos algunos juegos mecánicos que se alzaban con luces intermitentes. La rueda de la fortuna se elevaba majestuosa, probablemente ofreciendo vistas panorámicas del bullicioso festival. Y en el centro del bullicio, Jimin se detuvo frente al escenario, donde los estudiantes se preparaban para entregar una actuación en vivo.

—¿Qué quieren hacer primero? —dijo Ryujin—. Los performance comenzarán como en una hora en lo que terminan de prepararse, ¡podemos subirnos a la rueda de la fortuna!

—Odio las alturas —Taehyung hizo una mueca—. Me pondré muy nervioso cuando lleguemos hasta arriba.

Jimin observaba a sus amigos, un poco entretenido. A él realmente no le apetecía hacer algo en especial, si era honesto, solo esperaba la oportunidad para encontrarse con el profesor Min. Pero claro, ellos no podían saberlo.

—¿Qué quieres hacer tú, Minnie? —la voz de Taehyung le hizo prestar atención—. Eres el cumpleañero, ¡hoy te vamos a complacer a ti!

Jimin sonrió, algo tímido.

—Eh... p-podemos ir a probar algo de los puestos de comida —alzó los hombros—. Me pareció ver algunos puestos de Dalgona, tal vez podríamos ir.

—Vamos, entonces —exclamó Ryujin, colocándose en medio de los chicos para tomarlos del brazo—. No perdamos el tiempo aquí estorbando.

El tiempo transcurrió rápidamente mientras exploraban una variedad de comida y postres. Para Jimin fue un poco divertido observar a sus amigos quemarse la lengua cuando la comida se encontraba algo caliente o verles fruncir el ceño al perder en los pequeños juegos organizados por los estudiantes. En algún punto de la noche, Hoseok se unió, añadiendo una capa extra de felicidad que hizo aún más agradable su experiencia en el festival.

Y aunque no lo creyó posible, Jimin se estaba divirtiendo.

Pero su felicidad no estaba completa.

Cada cierto tiempo revisaba su celular, esperando algún mensaje de su profesor. No había nada.

A pesar de no querer demostrarlo para evitar preocupar a sus amigos, resultaba evidente que el ánimo de Jimin iba decayendo. La creciente multitud en el lugar exacerbaba su malestar, convirtiéndose en algo casi insoportable para él. Las multitudes despertaban en él una aversión, encontrándolas estresantes e incluso claustrofóbicas.

—Ya comenzaron las actuaciones —exclamó Hoseok, tomando la mano de Taehyung—. ¡Vamos antes de que nos ganen un buen lugar!

El grupo de amigos se apresuró hacia la explanada, que, a pesar de estar concurrida por muchos estudiantes, al menos pudieron conseguir un lugar no muy lejano para que pudieran disfrutar del espectáculo.

—¿Quién es ella? —Ryujin preguntó, observando a la chica pelirroja que se encontraba en el escenario.

—Creo que es Moonbyul —respondió Hoseok, entrecerrando los ojos para tratar de verla mejor—. Sip, es ella. Es una chica de mi clase, a veces hablamos en el salón y me muestra sus propias composiciones. Es muy talentosa.

Jimin la observó en silencio, Hoseok tenía un buen punto. La chica contaba con presencia escénica, era casi imposible no estarle prestando atención.

—Ya quiero que empiece el número del grupo de Nayeon —exclamó Taehyung, emocionado—. En el club solo hablaban de eso, me he creado muchas expectativas.

—Solo tuve con verlas ensayar para tener el presentimiento de que será muy bueno —agregó Ryujin.

Cuando el número de Moonbyul terminó, el presentador dio paso al siguiente, y así durante una hora.

Jimin empezaba a impacientarse; sentir toda esa gente a su alrededor estaba sacándolo de su zona de confort y no estaba seguro de que aquello terminaría bien. A duras penas pudo disfrutar de cinco chicas recreando la icónica escena de Mean Girls, donde las protagonistas bailaban al ritmo de "Jingle Bell Rock".

Peor aún, no había señales de Min en ningún lado. Jimin comenzaba a dudar si realmente tendría la oportunidad de verlo antes de regresar a su triste y patética casa.

—Hey, ¿todo bien? —dijo Taehyung, frunciendo el ceño al notar su semblante caído.

Jimin le sonrió tímidamente.

—Sí... aunque creo que-

—¿Disfrutando el espectáculo?

Jimin permaneció inmóvil durante lo que parecieron unos eternos cinco segundos, antes de girarse repentinamente, abriendo los ojos de par en par.

Ahí estaba Min, finalmente había llegado.

—P-profesor Min... —Jimin murmuró, el asombro claramente se reflejaba en sus ojos.

—¡Profesor, hola! —exclamó Ryujin, efusiva—. El espectáculo ha sido muy bueno hasta ahora, ¿qué le ha parecido a usted?

Min sonrió, pero su mirada seguía fija en Jimin.

—No he podido disfrutarlo correctamente, he estado ocupado vigilando algunas zonas con otros docentes —alzó los hombros—. Pero ya terminó mi turno, así que decidí venir a echar un vistazo.

—Debería quedarse —dijo Jimin, antes de poder detener su lengua imprudente además de llamar la atención de todos sus amigos—. E-es decir...

—Sí, profesor —intervino Hoseok—. No somos muy malhablados, lo juro. No le vamos a estresar.

—Cuando tomaba clase conmigo no parecía lo mismo, joven Jung —bromeó el profesor, provocando que quien le escuchase soltara una carcajada—. De acuerdo, puedo acompañarlos un momento antes de irme.

Entonces, así estaba la fila: Min estaba al lado de Jimin, seguido por Ryujin, luego Taehyung y finalmente Hoseok.

Las manos de Jimin empezaron a temblar, sin estar seguro de si era por la multitud que ocasionalmente los empujaba o debido a la presencia de aquel hombre que le provocaba mil y una emociones. Estaba a su lado, pero Jimin se sentía limitado, sin poder decirle o hacerle algo sin atraer la atención de manera errónea.

—El siguiente número es de nuestra estudiante Kim Jennie, quien nos presentará un cover de la famosa canción "Last Christmas" —anunció el presentador, captando la atención del público—. ¡Demos un fuerte aplauso para Jennie!

El telón se abrió, revelando a Jennie, quien estaba lista para deleitar con su actuación. Caminó con gracia por el escenario, su presencia irradiaba confianza y determinación. La luz del escenario resaltaba su figura, creando un aura cautivadora conforme pronunciaba la letra de la canción. Jimin miró de soslayo a sus amigos, los tres parecían disfrutar de la actuación de la chica, cantando al unísono con ella y aplaudiendo al ritmo de la música.

Una mueca se dibujó en su rostro al percatarse de que Yoongi también parecía disfrutarlo. Lo analizó detenidamente: los labios de su profesor seguían la letra, y era evidente que el performance de la chica le estaba gustando. Por alguna razón estúpida, los celos comenzaron a aflorar en él. Jimin tragó pesado, buscando entre la multitud alguna ruta que pudiera usar como escape.

No obstante, dio un respingo al sentir una cálida presión sobre su mano.

Jimin quedó sorprendido al notar que Yoongi había entrelazado sus dedos, tomando su mano con delicadeza. Con los ojos abiertos de par en par, observó ese gesto con asombro.

Estaban en público, con medio instituto a su alrededor.

Sin embargo, eso no parecía importarle a Min, quien lucía extrañamente cómodo con sus manos entrelazadas. Lo estaba tomando como si ellos fueran... Dios.

Los latidos de su corazón resonaban con fuerza, y una diminuta sonrisa se curvó en sus labios.

Ni siquiera se percató de cuando Jennie terminó su presentación, pero tampoco le importaba mucho. Solo le importaba seguir sintiendo la mano de su profesor sobre la suya.

Eventualmente tuvieron que separarse, aunque Jimin estaba seguro de que ninguno de los dos deseaba eso.

—¡Finalmente sigue Nayeon! —gritó Taehyung, sacudiendo a Hoseok de una forma cómica.

El telón volvió a abrirse mientras una melodía suave y muy navideña resonaba en el lugar.

—Desde el momento en que te saludé y me di la vuelta, me invadió la soledad —Nayeon comenzó a cantar.

Jimin observaba a las chicas en silencio, escuchando los halagos que les hacía el público a su alrededor.

—Tengo una sensación suave y dulce, tan esponjosa. Mi corazón tiene un agujero en forma de ti...

Ryujin apoyó su cabeza en el hombro de Jimin, enternecida por la suave melodía. Taehyung parecía estar muy abrazado de Hoseok, justo como una pareja. Pero Jimin no se sentía precisamente bien. Las nueve chicas habían atraído demasiada atención, al punto de que mucha más gente se unió a la explanada, generando una sensación asfixiante para aquellos que estaban en la parte delantera.

Jimin se sentía ansioso a medida que la multitud crecía a su alrededor. La presión de los cuerpos cercanos y el bullicio constante generaban una sensación agobiante, provocando un nudo en su estómago y haciéndolo desear un respiro fuera de esa masa compacta de personas. Inconscientemente dejó salir un jadeo, alertando a la chica a su lado.

—¿Estás bien? —preguntó Ryujin, preocupada—. Luces algo pálido.

Jimin intentó sonreír, pero no pudo hacerlo.

—E-es solo que hay m-mucha gente, yo...

Se sobresaltó al sentir la mano de Min sobre su hombro.

—Necesita tomar agua y alejarse de la multitud —exclamó el profesor.

Taehyung, quien se percató de la atención hacia Jimin, se acercó claramente preocupado.

—Ven, Minnie, podemos ir a-

—No —le interrumpió el profesor, algo cortante—. Yo lo tomaré desde aquí, joven Kim. Ustedes sigan disfrutando del espectáculo.

Taehyung frunció el entrecejo.

—Pero nos preocuparemos por él, al menos déjenos-

—He dicho, no. Deje de ser imprudente si realmente quiere ayudar a su amigo.

Taehyung se quedó estático ante esas palabras, observando cómo su mejor amigo desaparecía entre las sombras con su profesor.

—No lo tomes a mal, Tae —le animó Ryujin—. El profesor Min tiene un punto, solamente estorbaremos. Estoy segura de que cuando se mejore, Jimin nos lo hará saber.

—¿Notaste cómo me miró?

Ryujin enarcó una ceja.

—¿Qué?

—El profesor Min... —frunciendo el ceño, sacudió la cabeza—. Nada, sigamos viendo el show.


[...]


—Ten, bébela toda. Te hará bien.

Jimin tomó la botella de agua con ambas manos, vaciándola en segundos.

—Gracias... —murmuró, regresándole el envase vacío a su profesor para que lo depositara en la basura.

Min los condujo hacia el estacionamiento de maestros que prácticamente estaba vacío, salvo por ellos dos y los numerosos automóviles. Aunque la música aún resonaba, era menos estruendosa desde su ubicación. Tampoco se veían señales de otras personas; era el lugar perfecto para recobrar la calma.

—Lamento haber arruinado su experiencia, profesor —exclamó Jimin, cabizbajo.

Min enarcó una ceja.

—¿De qué diablos estás hablando?

—Usted quería ver las presentaciones y yo... bueno...

Min se rio, avergonzando aún más a Jimin, si es que eso era posible.

—Por supuesto que no me importa en lo más mínimo, ángel —dijo, llamando la atención del menor—. Quería verte a ti, fingir querer disfrutar del espectáculo fue el pretexto perfecto para hacerlo.

Las mejillas de Jimin se tiñeron de rojo.

—Pudo haberme dejado algún mensaje para vernos en un lugar menos ruidoso...

—Estabas con tus amigos, no quería... interferir en eso.

Jimin suspiró, tomando asiendo en una banca que se encontraba a lado de una máquina expendedora, Min le imitó, sentándose a su lado.

—Gracias por hacerse cargo de mí —Jimin exclamó de forma repentina—. Creo... creo que no se lo había dicho antes, pero me gusta cuando me cuida. Es mejor que verlo molesto conmigo.

Min se rio de forma irónica.

—Olvidemos eso.

Ambos quedaron en silencio. Jimin casi jadeó de alivio cuando su corazón pareció calmarse, latiendo de forma más pausada, normal. Incluso las náuseas y los escalofríos se esfumaron.

Y mirando de soslayo al mayor, murmuró, quedito:

—Me tomó de la mano aún estando con mucha gente a nuestro alrededor...

—Lo hice.

—¿Por qué?

Min se giró, sosteniendo el rostro del menor entre sus manos. Jimin le miraba con sus hermosos ojos avellana bien abiertos, y sus labios estaban ligeramente separados. Con sus pulgares, Min acarició suavemente los pómulos del chico, deleitándose al ver cómo estos se teñían de un tono rojizo suave.

—Porque quería hacerlo —obvió, perdiéndose en la profunda mirada del menor—. Si no podía besarte, pensé que eso sería lo más sensato, en teoría.

—P-pero alguien pudo vernos —Jimin llevó sus manos hacia las de Min, acariciándolas.

—No importa.

Jimin frunció el entrecejo, ¿realmente no le importaba? Difícil de decir, la mente de su profesor era... misteriosa.

El rubio se quedó estático cuando, sin previo aviso, Min se inclinó para darle un pequeño beso en la frente.

Y ante ese gesto, Jimin no pudo contenerse más, exclamando, casi sin aliento:

—Te quiero, Yoongi.

El cuerpo de Min se tensó ante esa declaración, Jimin creyó haber cometido un error, pero el destino se encargó de enseñarle lo contrario.

Yoongi prácticamente se lanzó hacia Jimin, besándolo con desesperación y una chispa ardiente. El menor se vio obligado a rodear la musculosa espalda del azabache, aferrándose a sus hombros para no perder el equilibrio mientras su profesor lo besaba a fondo. Cada roce de labios parecía un reclamo apasionado, lleno de intensidad y deseo, envolviéndolo en una espiral de sensaciones cautivadoras.

Después de un tiempo que resultaba difícil identificar, ambos se separaron. El rostro de Jimin ardió al notar un pequeño hilo de saliva que conectaba sus lenguas.

—Vamos —Min se levantó, tomando del brazo a Jimin.

—¿A dónde? —exclamó mientras le seguía con pasos torpes.

—A mi departamento. Voy a follarte toda la noche.


[...]


El sonido de unas pisadas los alertó. Finalmente había llegado.

—¿Dónde carajos estabas, hombre? Llevamos siglos aquí.

El castaño le sacó el dedo.

—Intenta pasar entre una multitud de casi diez mil personas, imbécil —bramó, quitándose la cámara que colgaba de su cuello—. Fue casi imposible escapar, sobre todo cuando miles de idiotas querían una foto.

—Dame esa cosa —habló un tercero, tirando lo que quedaba del cigarrillo al suelo—. ¿Lo tienes?

—Obviamente, sino no estaría aquí —bramó el castaño, cediéndole la cámara.

Y cuando el objeto llegó a sus manos, el chico comenzó a explorar entre las fotos, descubriendo principalmente imágenes del festival.

Una sonrisa curveó los labios del pelirrojo. Bingo.

—¿Quién diría que Park Jimin estaría tirándose al profesor más respetado, eh?

—No me jodas, ¿entonces no era broma? —Terrence se acercó al pelirrojo, tratando de husmear.

—Casi me desmayo cuando tomé estas fotos, los callados son los peores. —Mingyu bromeó, sacudiendo la cabeza—. ¿Ahora qué sigue, Jae?

El aludido tarareó, jugando con la cámara.

—Alguien tiene una deuda conmigo, creo que es tiempo de cobrársela.

Jae fijó nuevamente la mirada en las fotos que claramente mostraban cómo Park Jimin se estaba besando con su profesor.

«Ni siquiera sabrás cuándo vendrá el golpe, puede ser mañana, dentro de un mes... no lo sabes, y eso ya es satisfactorio para mí» fueron las palabras que Jae, en algún momento, le prometió a Jimin.

Y, bueno, llegó la hora de cumplirlas.

***

Última actualización del año. 🥳💕

Espero que hayan tenido una feliz navidad, mis mejores deseos para todxs ustedes en este 2024.

Gracias por leer esta historia a lo largo de este año, significa mucho para mí. Puedo decir que con este capítulo ya estaríamos dando paso al "arco" final de este libro. 😼🫵

See u next year, or not. 👀

¡Muchas gracias por leer! 💗

—Cherry. 🍒

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