XIV. "Confío en ella."

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La policía junto al padre de Scott, habían llegado a la escuela para remediar todo aquel embrollo. Capturaron a Violet, sin embargo, Garrett había escapado luego del partido. Scott junto a Liam se quedaron para hablar con la policía, mientras Maya junto a Stiles se encargaron de llevar a Brett hacia la veterinaria de Deaton, donde también se encontraron con Derek, quien fue llamado por su hija de inmediato.

Brett convulsionaba sobre la mesa de la veterinaria, mientras vomitaba y luchaba con el acónito que Violet le había puesto en su organismo. Maya intentaba sostenerlo con su fuerza lobuna con ayuda de Derek, pero éste al estar perdiendo su poder hacía las cosas más complicadas, aunque el único que sabía sobre esto era Peter.

— ¿Qué diablos le pasa a este chico?— preguntó Stiles mientras intentaba ayudar, sujetándolo de las piernas.

— Lo envenenaron con un acónito raro— explicó Deaton con el bisturí en sus manos—. Debo hacer una incisión y deben inmovilizarlo tanto como sea posible.

— Podrían ayudar con algo de fuerza de hombre lobo— se quejó el humano.

— ¿Qué crees que estoy haciendo?— exclamó Maya cambiando sus ojos, tratando de tener un mayor efecto.

— Si no pueden inmovilizarlo, la incisión podría matarlo— habló Deaton.

De repente, Brett abrió sus ojos, los cuales se encontraban dorados, empujándolos a todos para levantarse de la mesa y huir. Maya gruñó para detenerlo, ganándose así la atención de Brett. Sin embargo, Peter apareció noqueándolo de un golpe ante la mirada de todos.

— Supongo que aún me queda un poco de fuerza de hombre lobo— comentó, antes de que Maya se acercara furiosa a su rostro.

— Eso no era necesario, maldito psicópata— gruñó a centímetros de su cara.

— Siempre es un placer verte, sobrina.

— Sí, quizás más que un poco— comentó Derek, en referencia a la fuerza de Peter. Ganándose la atención de Maya, quién miró hacia el brazo de su padre, encontrándose con un rasguño de Brett, el cual no se encontraba sanando.

Pero dejó de darle importancia cuando Deaton comenzó a cortar el pecho del muchacho, liberando así un vapor amarillento, producto del acónito.

— ¿Está bien?— preguntó preocupada.

— Creo que se pondrá bien— le contestó Deaton—. Pero estará inconsciente un rato.

Brett comenzó a susurrar por lo bajo.

— Creo que está diciendo algo— dijo Stiles, acercándose para escuchar mejor. Pero Maya había podido escuchar desde el principio.

— "El sol, la luna, la verdad"— repitió en voz alta para que todos supieran.

— Tres cosas que no se pueden ocultar— explicó Deaton antes de mirar a Derek—. Es budista.

— Satomi— dijeron los Hale al unísono.

Mientras Derek y Peter les explicaban sobre la manada budista de Satomi, la atención de Maya se encontraba al final de la habitación, donde nuevamente Allison se encontraba. Ésta la miró fijamente por unos segundos antes de salir por la puerta de la veterinaria.

— ¿A dónde vas?— preguntó Stiles volviéndola a la realidad y dándose cuenta de que había comenzado a seguir a Allison. El muchacho la había visto todo el tiempo mirando a la nada.

— Em... Yo...— balbuceó sin saber qué decir, hasta que bufó cansada de buscar una excusa—. Tengo que hacer algo, no me esperen.

Finalizó, antes de salir a paso veloz fuera de la veterinaria. Buscó hacia todas direcciones hasta encontrar a Allison, quien estaba doblando en una de las esquinas a la derecha. Maya corrió para alcanzarla, pero aun teniendo una distancia prudente.

El corazón y la respiración de la castaña comenzaron a funcionar desbocadamente, al reconocer el camino el cual Allison la estaba dirigiendo. Si no fuera mujer loba podría decir que un ataque de pánico la invadiría en cualquier instante.

Se detuvo frente a aquellas rejas con miedo de avanzar, recordando los gritos de aquella noche, en la cual la luna se encontraba en la misma posición que en aquel momento. Suspiró profundamente, antes de empujar la reja con su mano y entrar al recinto.

Comenzó a avanzar lentamente, siendo aquella pared el centro de su atención. Aún podía reconocer las gotas de sangre en ella, esparcidas por aquellos guerreros japoneses. Cerró sus ojos fuertemente, dejando escapar una pequeña lágrima que limpió con rapidez. Retiró su vista de aquella escena, encontrándose con Allison en el medio de aquel recinto, mirando hacia algo en el suelo fijamente.

Maya se acercó con cautela hasta quedar a su lado siguiendo la dirección de su mirada. A simple vista nada podía verse, pero gracias a su vista lobuna, pudo detectar un pequeño brillo bajo toda esa tierra. Se agachó y lentamente comenzó a escarbar en ella, encontrándose con el objeto en cuestión. Lo tomó entre sus dedos y lo elevó para observarlo atentamente.

La punta de plata de la flecha de Allison.

El símbolo de los Argent se encontraba perfectamente impreso en ella, provocando que su labio temblara levemente. Se levantó volviendo a su altura normal, pero al girarse Allison ya se había ido.

— ¿Qué mierda quieres decirme, Alli?— murmuró por lo bajo, antes de guardar la flecha en su bolsillo e irse de allí.









[...]

Maya jugaba con la punta de flecha entre sus dedos, mientras trataba de descifrar que era lo que Allison quería de ella. Ya había abandonado la idea de que se estaba volviendo loca y si era producto de su imaginación, el encontrar aquello, le daba algo de esperanza de que se trataba de su mismo subconsciente en forma de Allison.

El sonido del motor de un auto, la alertó, provocando que guardara la flecha en su bolsillo. Su padre estacionó, antes de bajarse del auto.

— ¿Por qué estamos aquí?— le preguntó Derek acercándose a ella, antes de seguirla hacia dentro de la escuela—. Debías ayudarme a encontrar a la manada de Satomi.

— Podemos entrar al bosque como unos malditos principiantes o podemos tener la ayuda de una experta— le explicó deteniéndose en uno de los pasillos.

— Aún no lo controla— contestó el morocho, sabiendo a quién se refería su hija.

— Pues debe hacerlo si quiere sobrevivir, no siempre estaremos a su lado en todo momento— finalizó firme, antes de cambiar sus ojos y susurrar el nombre de la muchacha.

Malia...

— ¿Estás segura de esto?— le preguntó Derek no solo de sumar a la coyote a la búsqueda, sino también de que pudiera escucharla.

— Confío en ella— afirmó con un nudo en el estómago por los recuerdos de los sucesos pasados.

Poco tiempo pasó, antes de que la coyote se encontrara frente a ellos confundida.

— ¿Qué hacen aquí?— preguntó con el ceño fruncido, antes de mirar a su Alfa—. Creí que no vendrías a la escuela para acompañar a Stiles y Lydia a Eichen House.

Aquello era verdad, debería estar junto a ambos para hablar con Meredith, sin embargo, cuando Derek pidió su ayuda, no pudo decirle que no. Después de todo, Satomi había sido amiga de su abuela y Brett se encontraba en aquella maldita lista.

— Brett sigue inconsciente— comenzó a explicarle—. Debemos hallar a su manada y avisarles de la lista negra.

— ¿Y para qué me necesitan?

— Sé algunas cosas sobre esta manada— contestó Derek—. Tienen un lugar de encuentro secreto en el bosque.

— Tú eres quien más conoce el bosque de Beacon Hills— siguió Maya, acercándose a ella con una camiseta de Lacrosse de Devenford—. Esto es de Brett. Huélelo.

Maya acercó la camiseta a la nariz de la coyote.

— Todavía no me sale bien esto— le contestó alejándose un paso atrás.

— Inténtalo, te enseñaremos— insistió volviendo a acortar el espacio entre ellas.

Malia comenzó a olfatear la camiseta, captando el aroma que Maya ya había guardado en su memoria.

— Concéntrate en los distintos olores— le explicó Derek—. Algunos están ligados a la identidad, otros desprenden una emoción.

La coyote siguió intentado hasta que miró a su Alfa a los ojos y asintió.

— Buena chica— la felicitó, abrazándola por los hombros mientras la guiaba hacia el estacionamiento.

Detrás, Derek sonreía orgulloso de la Alfa que era su hija.









[...]

— Su Alfa es una mujer llamada Satomi— explicó Derek mientras los tres bajaban de su auto, en la entrada del bosque—. Es una de las lobas más ancianas con vida y ha aprendido mucho.

— ¿Qué quieres decir?— le preguntó Malia, mientras Maya rodaba los ojos al ver la puerta que la coyote dejó abierta, antes de cerrarla.

— Es una mujer loba mordida— siguió Maya cuando llego a su lado—. Tomar el control no fue fácil para ella.

— Hace mucho tiempo hizo algo que la cambió— habló el morocho—. La cita es un mantra, les ayuda con el control.

— ¿"Alfa, Beta, Omega"?— preguntó Malia, provocando que Derek detuviera su paso.

— ¿Cómo sabes eso?

— Maya me hizo decirlo aquella noche en la casa del lago de Lydia— le explicó, antes de mirar hacia todos lados alerta. Maya lo había notado apenas bajaron del auto, pero Malia debía aprender.

— ¿Qué ocurre?

— Pólvora.

Maya asintió con una pequeña sonrisa, orgullosa de su progreso. Antes de agacharse para agarrar el casquillo de bala frente a sus pies y mostrárselo a su padre.

— Si la manada de Brett está aquí, no creo que vayan a reunirse— aclaró la castaña, dejando el casquillo en la palma de Derek—. Se están escondiendo.

Finalizó, sin notar que su celular se encontraba en el auto y sin sonido.

Con mensajes de Scott que no paraban de llegar.













Nueva pista sobre qué es lo que quiere Maya, ¿alguien tiene alguna teoría? ;)

Maya y Malia acercándose cada vez más, a pesar de lo ocurrido con Stiles♥

Eso es todo por ahora, espero que les haya gustado y no olviden de votar y comentar ;)





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