Capítulo 27

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La piel de Namjoon que era tan hermosa por sí misma se tornaba aún más hermosa enrojecida, cada centímetro de él contaba una historia diferente grabada en tinta ante los ojos del omega. Hacía que Jimin tragase saliva, le cortaba el aliento, le hacía doler el pecho.

Nunca había compartido una ducha con otra persona así, tan íntima, tan rebosante de amor de pareja, algo puro que iba más allá de la lujuria o del juego como cuando se bañaba de joven con Taehyung.

Nunca había conocido la maravilla de ser cuidado antes de que Namjoon lo convenciera gentilmente de no solo bañarse, sino dejarse duchar, que le lavara el cabello y el cuerpo con diligencia. Susurró alabanzas tan dulces contra su oído como no creyó que un Alfa pudiera hacer. El sabor de ellas fueron como hilo de caramelo en su lengua cuando Jimin se lanzó por un beso y en su lugar consiguió más.

Una intimidad que lo dejaba crudo por dentro, lo desnudaba. Un calor que recorría su espina dorsal, envolvía sus costillas y se apretaba con fuerza en su camino para meterse debajo de su piel. La discusión de un rato atrás había quedado de cierta forma en el olvido. La interiorizaron y de ella ambos sacaron un aprendizaje, pero no se necesitaba llevar a cuestas.

Él miró hacia arriba y encontró al peligris mirándolo con ojos entornados, esto le hizo aguantar la respiración por un momento, luego exhalar, encontrándolos orbes del contrario una vez más. Con la cabeza inclinada hacia un lado, Jimin observaba la forma en que el agua hacía un hogar en su piel, resaltando en el hueco de sus clavículas y deslizándose por ese pecho que quería morder y arañar a su antojo. Cada vez más bajo-

— Pensé que me ibas a follar sin sentido con esas miradas y apretones de nalgas que me andabas dando hace un rato. — Bromeó el mayor.

Juguetón en la forma en que empujaba a Jimin contra la pared, pero serio en la forma en que se dejaba caer de rodillas ante él. Deslizando sus palmas por los hermosos muslos del pelirrojo, admirándolo como cada diminuta zona. Buscando su mirada pidió una tácita autorización que le fue concedida con una relamida de labios y un asentimiento.

Apretaba su miembro con parsimonia y lo acaricia perezosamente, esparciendo líquido preseminal en la punta una vez que estuvo duro. Aquello no tomó mucho tiempo, el fuego del deseo contenido por más de un año se dejó aflorar desde el momento en que sus bocas se encontraron de una forma tan sensual y deseable.

Los dedos de Jimin se enroscaron en el cabello gris y tiraron. Soltó una carcajada, porque pese a todo estaba nervioso. No importaban cuantas personas estuvieron antes que su destinado, parecía que parte de su experiencia se había borrado y comenzaba desde cero, con pensamientos de principiantes incluidos.

Lo imaginó y deseó muchas veces, pero ver en la realidad a Namjoon arrodillado frente a él, con su boca deslizándose por sus partes íntimas superaba cualquier fantasía que tuvo. Lo hacía perder el enfoque tan fácilmente que llegaba a ser cómico en su cabeza. Probablemente se volvería loco gracias a Namjoon algún día y lo mejor era que no le importaba ni un poco.

— Ponme duro y lo haré. — Le siguió el juego, provocándolo con su mirada mientras atrapaba su labio inferior entre sus dientes.

En respuesta a un desafío, la mirada de Namjoon se volvía sensual y tentadora, familiar.

— Oh, Alfa...— los labios de Jimin se separan en un gemido al mismo tiempo que Namjoon selló sus labios húmedos sobre su glande y chupó.

Era una especie de contraste burdo. La extensión de Jimin ahora que tomaba forma estaba siendo una gran sorpresa para él, un descubrimiento para lo que según sus antiguas experiencias un omega debería tener. Sabía perfectamente que en todas las castas había una gran variedad, pero por alguna razón siempre vislumbró el cuerpo de los omegas muy diferente. Debía admitir que el suyo era el más perfecto y hermoso.

El temple que mostraba la boca de Namjoon estaba en desacuerdo con su ansioso deseo por tragar y complacer a su omega, por llevarlo lo más profundo posible a su garganta. Sus manos soportaban el peso de lo que no cabía y acariciaba, desde la base hasta debajo de los testículos del pelirrojo, ahuecándolos suavemente y tirando de ellos.

Le fue imposible al menor no lanzar su cabeza contra la pared mientras los pequeños sonidos confusos del Alfa envolvían sus sentidos como la música más dulce. Empujó, dio un pequeño giro de caderas y suspiró en voz alta cuando Namjoon se enfrentó a algunas arcadas, pero sin apartarse.

Simplemente tomaba y disfrutaba lo que Jimin le daba, tan hermoso, húmedo en su boca y muslos. Cada vez que su mirada iba hacia el interior de los chorreados muslos del omega se le encandilaba la vista y el resultado iba directo a su propia virilidad.

Jimin veía sus reacciones, ambos estaban disfrutándose, pero a su vez aprendiendo cada detalle del otro. El Alfa era tan diligente, quería que fuera suyo durante mucho tiempo. Siempre si era posible usar esta palabra.

Namjoon se deslizó hacia atrás y ambos gimieron simultáneamente al ver la erección del menor tan resbaladiza, con su baba pegándose al labio del peligris hasta que sin apartar la mirada del omega de descarrilada respiración lamió todo lo que escurría y cubría su boca.

— Te deseo. — Respira Namjoon, poniéndose de pie y aplastándose contra el cuerpo de Jimin, chocando contra su estómago.

— Dime que me quieres dentro de ti, que quieres que tu omega te dé cada parte de él. Dime que deseas disfrutar mi pene tanto como mi trasero. — Musitó Jimin rodeando su cuello, besando su tensada mandíbula. Sabía que a pesar de hablar varias veces del tema, seguía siendo novedoso para Namjoon dejar que alguien entrara en él, su omega.

— Te quiero en mí, quiero tu miembro tanto como tú quieres el mío. — Admitió uniendo sus frentes, sintiendo la sonrisa de Jimin aun cuando tenía sus ojos cerrados.

Hacer el amor en la ducha, aunque era una idea divertida, no les funcionaba. Namjoon, demasiado desgarbado y ansioso, no podía mantener el equilibrio, mucho menos quedarse quieto mientras Jimin desliza sus dedos dentro de él y lo abría con movimientos simulando unas tijeras. Era muy extraño para él estar temblando como una hoja de forma. Hubo un momento en que se resbaló y ambos casi se cayeron. Eso fue crucial para decidir que tenían que salir del baño con carácter urgente.

La cama de Namjoon, sin embargo, fue todo lo que estuvo bien, todo lo que necesitaban.

Aún empapados de la ducha, Jimin empujó al Alfa que lo miraba sorprendido por su dualidad al borde de su cama, sobre su estómago. Extraño, todo seguía siendo raro, pero el peligris gimió alto y sin aliento mientras se deslizaba sobre sus rodillas, con el trasero hacia fuera para que su omega lo apreciara. Eso era estar demasiado expuesto, mas frente al licántropo que él amaba, todo eso quedaba relegado a un tercer plano.

— Joder, eres tan sexy, Alfa. — Jimin suspiró, agarrando los glúteos de su hombre para apretar cada mejilla y separarlas. Su entrada se cerró alrededor de la nada, sin poderlo evitar el menor se lamió los labios, ansioso por colocar la boca allí. — ¿Puedo comerte, amor? ¿Crees que te gustaría eso?

¿Por qué Jimin tenía que ser tan provocador y sensual a cada instante aun cuando no se lo proponía? Le era difícil decirle que no a cualquiera de sus palabras. Namjoon se arqueó hacia los pulgares del omega que presionaban a ambos lados de su entrada, asintiendo vencido en respuesta a lo preguntado.

— Sí... Sí, por favor. — Gimió como si hubiera estado muerto de hambre por años y toda la contención de los últimos catorce meses saliera de la nada. Los sonidos que hizo fueron parecidos a un sollozo cuando Jimin se inclinó para escupirle sin ningún pudor o tacto.

Es una visión casi ordinaria, pero majestuosa, la forma en que la saliva de Jimin se escurría por ese anillo de carne y parte de ella goteaba sobre las sábanas antes de que pudiera sellar sus labios sobre el borde de Namjoon y succionar casi desesperado, pero cuidadoso, como si del elixir de la vida se tratara.

El cuerpo de Namjoon se relajó tras unos segundos en el agarre del pelirrojo mientras este con su lengua dibujaba pequeños círculos enloquecedores contra su entrada antes de deslizarla profundamente dentro de él. Gimió en la cama, empuñando las sábanas y temblando cuanto más se lo follaba Jimin en serio. Movimientos superficiales de su lengua imitando lo que podía llegar a hacerle con su pene.

— Alfa, eres tan bueno con tu omega. — Jimin raspó sus colmillos contra su trasero, aliento cálido contra la piel de Namjoon. — Nunca creí tener la suerte de encontrar un Alfa tan increíble, bueno y bonito como tú. Mucho menos esperé que estuvieras tan apretado alrededor de mi lengua.

— No me digas esas cosas. — Le gruñó sin poderse contener y Jimin liberó el agarre de sus glúteos solo para golpearlos con fuerza aunque no bruta. — Mierda, omega...

— No me estés dando actitud ni gruñendo. No me estés sacando tus colmillos porque te los limaré en cuanto te quedes dormido o te los sacaré con un alicate. —- Volvió a inclinarse para besar su entrada, dejando caer su mano con fuerza sobre su trasero.

— Ah, Jimin. — Gimió sin contención.

— Ves que sí es bueno y te gusta... Soy tu omega y nada de lo que te haré sería degradante para tu persona o lobo, te amo demasiado para hacerlo, Alfa.

El miembro pesado se contrajo entre sus piernas porque esas palabras terminaron de desarmar cualquier pensamiento que pudo haber tenido en su cabeza, impidiéndole soltarse y entregarse por completo. El menor observaba cómo palmeaba la punta y luego comenzó a acariciarse a sí mismo, apresurado y resbaladizo. Sus dedos de los pies se curvaron en la cama cuando Jimin endureció su lengua para lamer contra su entrada. El chasquido casi obsceno de su mano deslizándose sobre su miembro fue lo que impulsó al pelirrojo a arruinarlo para que no tuviera siquiera la oportunidad de pensar.

Jimin se separaba para contemplarlo, regresaba a su agujero y chupaba con entusiasmo, aplanando su lengua mientras se enrollaba hacia adentro con trazos amplios. Sacando más gemidos agudos de la boca de su Alfa hasta que este no pudo hacer mucho más que repetir su nombre. Una y otra vez, aquel peligris se hacía el amor a sí mismo en la lengua de Jimin y gruñía contento cuando Jimin apretaba su trasero.

A pesar de todo, la mano de Namjoon nunca dejó de acariciarse a sí mismo, hasta el instante en que mordió su labio y se detuvo. Su clímax lo golpeó de repente, gruesos chorros blancos goteaban más allá de su puño y sobre las sábanas de la cama.

Jimin admiró esa escena con una ávida fascinación, realmente había hecho llegar a su Alfa solo con su boca. Estaba feliz por saber que era una barrera más que derrumbaban, una carrera más que ganaban juntos, a su propio ritmo. Agachando la cabeza, trazó su lengua desde la entrada del mayor hasta sus testículos y más allá.

Empujó a Namjoon más arriba y se arrastra por debajo de él y entre sus piernas para acostarse de espaldas ahora, perfecto para inclinar sus labios y tomar la punta del miembro palpitante de su licántropo en la boca para chuparla lasciva y ruidosamente mientras estiraba su orgasmo y el peligris terminaba de correrse en su lengua.

— ¡Mierda! — El resonante jadeo con su voz de mando golpeó fuerte en el vientre de Jimin mientras este lo continuaba succionando ferviente.

Por momentos recordó sus primeros encuentros, desde entonces su Alfa siempre fue tan genial en todos los aspectos. Namjoon era tan bonito cuando estaba desesperado e hiper concentrado en sentirse bien que le hacía sonreír preso de la excitación. Y, sin embargo, aún en ese momento que tan enloquecido estaba el Alfa, tuvo cuidado de no empujar en la boca de Jimin con demasiada fuerza para evitarle las arcadas. A pesar de que Jimin quería que lo hiciera y los disfrutaba, el mayor seguía siendo cuidadoso con él.

Se retiró con una tos húmeda, el semen se filtraba por sus labios y llegaba a su barbilla. Incluso así Jimin sonrió, limpiando el exceso de su mentón con el dorso de la mano. Namjoon se mantuvo erguido para que se deslizara por debajo de él con mayor soltura, luego se hundió en la cama, pero manteniendo su trasero elevado.

— Cosita, eres sensible. — Espetó Jimin en voz baja, notando el rubor que se extendía por el rostro y la espalda de Namjoon.

Estaban húmedos por el agua de la ducha todavía y un poco de sudor. El omega alcanzó la toalla abandonada en el suelo para secarse la piel y besar donde aún no lo había hecho. Los hombros de Namjoon, por la curva de su espalda, sus caderas.

Ninguna parte de él quedó sin descubrir a través de Jimin y la forma silenciosa en que plasmaba en besos todo lo que amaba a ese licántropo en cada centímetro de su piel. El mayor se arqueaba en sus besos, gemía entre sus brazos doblados.

— Quiero sentirte en mí. — Murmuró ahora sin vergüenza, la voz llena de lujuria y deseo aunque algo agotado de la faena ese día. — Quiero quedarme dormido contigo corriéndote dentro de mí.

— Mierda, Alfa, eso es demasiado caliente. — Su respiración quedó suspendida en el aire. Joder, no sabía que Namjoon le hablaría así, estaba acostumbrado a sus palabras adornadas y elaboradas, a su gran elocuencia y ese correcto hablar. Lo sacaba de él cada vez que se relajaba y hablaba de esa manera. — ¿Quieres despertar y sentirte mojado por mi semen en ti? — Jadeó contra su espalda, estremeciéndose levemente.

Llevó su mano hasta su propio trasero para alcanzar un poco de su lubricante natural y utilizar este para preparar al peligris. Corría bastante incluso por sus muslos así que no se contuvo y untó una generosa cantidad en la entrada de Namjoon y su pene, acariciando el eje para esparcirlo con un siseo agudo.

La idea de dejar a su Alfa lleno de su semen toda la noche se sentía demasiado obscena incluso para él, y sin embargo, lo quería. En algún momento le gustaría sentir lo mismo, pero para eso esperaría un poco más, si eso ocurría, lo más probable es que no se escapara de algunos cachorros en su barriga. Quiere tatuarle en su piel memorias, en esas zonas desconocidas, en las que otras personas no habían estado. En lo profundo de Namjoon, marcándolo de adentro hacia afuera. Ya habían marcado sus mentes y corazones, solo restaban sus cuerpos, tenían muchos modos de marcarse.

En ese momento, en esa noche solamente existían ellos dos, dos licántropos de manadas que por siglos habían sido enemigas. No interesaba toda la tensión concentrada de la puerta para afuera, solamente esos destinados que se entregaban quizás de forma poco convencional para algunos pero totalmente deseada para ambos.

Un gemido llegó a los labios de Jimin cuando Namjoon asintió a la pregunta que había hecho. — Quiero eso, quiero todo lo que tienes para darme, mi amor.

Con sus ojos un poco húmedos por la emoción, el pelirrojo tragó saliva mientras sostiene su miembro en una mano y usaba la otra para tocar el lugar en donde se perdería con el pulgar, viendo cómo se apretaba, mojado por su saliva y la esencia compartida. No había sentido de dirección en él mientras frotaba la punta de su glande contra el borde contrario y lentamente entraba. Solo una necesidad primordial de encajarse allí era lo que lo guiaba.

Era apretado, caliente, el ruido que hacía cuando se hundía en ese escultural y macizo cuerpo lleno de músculos y que casi le doblaba en tamaño despertaba el más glorioso frenesí de sensaciones. Sacó un poco más sus uñas y arañó toda la espalda de Namjoon, sintiendo como sus emociones reverberaba contra su propia piel como un cable vivo, extendiendo la piel de gallina sobre cada centímetro de él. Gemía mientras tocaba fondo, sus las caderas apretadas contra el trasero del mayor.

Namjoon trataba débilmente de retorcerse contra la cama, pero falló, enjaulado por el cuerpo de Jimin que parecía haber crecido gracias a su agilidad mientras lo inmovilizaba y solo le daba lo que le permitía. Al principio solo su miembro, golpes superficiales con el pelirrojo apenas saliendo antes de volver a entrar, viendo la forma en que el trasero de Namjoon rebotaba y se deslizaba sobre su erección.

Cuando Jimin tampoco pudo soportar el lento arrastre de todo, se deslizó hacia la punta, luego montó a su Alfa mientras empujaba hacia adentro, sin delicadeza. Solo una necesidad ferviente arañando su garganta para darle a Namjoon lo que está pidiendo. Controlando sus ganas de aullar y despertar a toda la mansión.

— Jimin... — Llamó el peligris cuando bordeando su cadera la mano del contrario llegó a su miembro.

— ¿Qué quiere mi Alfa? Pide lo que quieras, cosita.

— Tu semen. — Namjoon gimió en la cama, deslizándose contra ella con la sorprendente fuerza con que Jimin le hacía el amor. Voz gutural de necesidad y ronca. Jodido tan duro y tan jodidamente profundo que era como si se volviera uno con el colchón, perdido en el toque delicado del menor.

— ¿Sí? ¿Ya lo quieres? — Vio al contrario asentir y esto lo hizo gemir a su par. — Entonces es momento de que me concentre en ese lugar que he estado ignorando. — Dejando libre el miembro de Namjoon que había estado masturbando, pasó a apoyarse en sus caderas mientras mordía su espalda y golpeaba contra su próstata. — Moría por escuchar tu voz quebrarse de esta forma, cosita.

La neblina de todo esto se volvió demasiado, Jimin presionó su frente contra el cabello gris y gimió cuando fue apretado en evidencia de que el contrario había comenzado a correrse, arrastrándolo consigo. La cabecera golpeaba contra la pared mientras iba más profundo y todo su cuerpo se volvía más rígido.

Su miembro le dolía mientras se derrama densamente en el caliente y apretado interior de su novio hasta quedarse por completo seco. Silbando contra la piel de Namjoon sin aliento, con más suavidad cuando la hipersensibilidad empezó a aumentar y fue demasiado. Todo su cuerpo se volvió trémulo, todo él temblaba en aquel primer encuentro íntimo que tenía con su destinado después de más de un año sin tener más consuelo que el que él solo se ofrecía.

No notó cuando Namjoon se alejó y volteó para agarrarlo, refugiándolo contra su pecho. El mayor besó cada milímetro de Jimin que pudo, sonrió contra esos hinchados labios que murmuraban palabras dulces.

— Juro por la Diosa Luna que te amo tanto... — Musitó escondiendo su rostro en el cuello de Namjoon mientras este tomaba la parte de la sábana que estaba seca para tapar parcialmente sus cuerpos y entregarse al sueño que se había estado acumulando.

Al llegar la mañana, ambos se despertaron simultáneamente cuando se desató una algarabía en la mansión. Bajo la claridad del día fue un poco bochornoso ver como escurría la liberación de Jimin por sus muslos. Todos su abdomen estaba blanco y cuarteado por su propio semen. Ambos se miraron un poco tímidos y terminaron sonriendo mientras se apresuraban a limpiarse pasa salir al exterior.

— No sé a dónde se pudo haber ido... — Mencionaba Hoseok algo adolorido viendo a Jungkook mirarlo tan serio a pesar de que este enviaba a los niños a su habitación. — Cuando desperté y vine para ver cómo estabas, simplemente vi esta nota en la cocina. Seokjin se fue de la casa y dejó a los niños contigo.

¡Doble actualización! 🙈
¿Demasiado MiniMoni? Sorry not sorry chicos, este es el pedacito de tranquilidad que pueden tener por ahora🙈
Espero que les haya gustado a los que lo leyeron, a quienes no les gusta leer o no soportan algo que no sea Taekook, nos vemos en el próximo capítulo 😌🥰😘
LIRED
💜💜💜

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