Capítulo 47

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Jimin iba en el avión acurrucado de su mejor amigo, no entendía por qué, no hacían siquiera tres horas desde que se despidió de Namjoon, pero todo él pedía por su alfa. Nunca había experimentado algo igual y de cierta forma no le gustaba porque ese sentimiento lo desconcertaba ahora que tan concentrado tenía que estar. Podía extrañar al peligris, pero no a ese estúpido punto en donde se quería echar y llorar como un niño.

Ese era un instinto, uno de los omegas que odiaba y si por años no se doblegó ante ninguno de sus instintos, no comenzaría hacerlo ahora. Él era el segundo de la manada Mul, la mano derecha de Taehyung y debía estar siempre preparado par algo que pudiera presentarse. Ya tendría tiempo de estar junto a su pareja, el mundo no se iba a acabar por unos pocos días lejos de él.

— Es porque recién se aparearon y cerraron vínculo, quieren estar pegados al otro todo el tiempo. — Musitó Taehyung conociendo a su amigo lo suficiente como para notar su frustración, molestia mezclada con tristeza en su aroma. — Ya estuve ahí, si te sirve de consuelo, se te pasará en unos días.

— Lo extraño. — Admitió en voz alta. — No puedo creer que extrañe a alguien más que no sea a ti.

— ¿Verdad? Quién lo diría Flaunder, salimos a la superficie. — Los dos se carcajearon.

— Hace siglo que no me llamabas así. Ya mis cachetes no lucen igual al los del mejor amigo de La Sirenita.

— ¿Quién dice? Sigues teniendo los mismos labios esponjosos y unos cachetes que me muero por pellizcar. — Extendió la mano para agarrarlos recibiendo un manotazo de su mejor amigo, insistió y ambos terminaron librando una pequeña batalla en esa primera clase reservada para ellos. — ¿No quieres que tu alfa te mime?

— Vete a la mierda, Kim, no eres mi alfa.

— Por la Diosa Luna, la ración llegó a mí de la mano de mi alma gemela, me siento a punto de morir. — Dramatizó hasta que el mayor lo golpeó, disculpándose con la asistente de vuelo que se mostró para ver qué ocurría. — Mira como finge ser un buen omega.

— Ya vete a la mierda, Tae. — Gruñó pegando su cuerpo al del menor, siendo empujado por este.

— Si me voy a la mierda no te acomodes en mí. — El pelirrojo lo ignoró, pegándose más a su cuerpo hasta que Taehyung se dio por vencido y lo cobijó, negando frente a la sonrisa victoriosa de Jimin. — Vaya, esa es una gran marca. — Susurró tapando su cuello.

— Es linda, la mía en su cuello se ve todavía mejor. — Su lengua tropezaba con los dientes mientras comenzaba a hablar adormilado. — La tuya también es bonita, la de Jungkook...

Sin poder contener su sonrisa, Taehyung asintió acariciando su propia marca por encima de la ropa. Era cierto que sus cuellos ahora lucían más hermosos, se sentían mucho más cerca y conectados sin importar la distancia. La unión de dos personas que se amaban y no fueron sometidas, sino que se entregaron en su totalidad a su compañero.

Se sentía tranquilo sabiendo que su omega había también encontrado a un buen compañero para compartir su vida, alguien que lo apoyaba, respetaba y valoraba. Porque él hubiese sido el primero en arrancarle la cabeza a cualquiera que lo hubiera querido lastimar. No le importaba si terminaba con otro omega, beta, alfa o la casta que fuera, todo lo que quería era que su amigo fuera feliz. Cuando lo veía junto a Namjoon, la confirmación de su felicidad no precisaba palabras. Lo mismo pasaba entre él y Jungkook, por eso sabía que su mejor amigo también estaba feliz por su unión.

Todavía le esperaban varias horas de vuelo, seguramente serían días ajetreados así que lo mejor era descansar lo máximo que pudieran. Apoyando su cabeza sobre la del omega, el castaño se entregó a un sueño no tan profundo como hubiese querido después de enviarle un mensaje a Jungkook.

— Ya van a dormir. — Le avisó a Namjoon el Alfa Bul. — Tae acaba de mandarme un mensaje.

— Jimin no me mandó ninguno. — Fue lo único que dijo Namjoon mirando la pantalla de su teléfono sintiendo cierto dolor y decepción.

— ¿Vas a llorar por un mensaje?

— ¡No! — Exclamó negando el peligris mientras continuaba mirando la pantalla del móvil. — No... Pero no entiendo por qué Taehyung te escribió y Jimin a mí no. ¿No me extraña? ¿Soy el único que siente que le arrancaron una parte de su cuerpo?

— Wow... — Murmuró el pelinegro mirándolo asombrado. — Sí que nos ponemos idiotas y decimos cosas estúpidas cuando acabamos de emparejarnos. — Espetó parpadeando incrédulo. — Pido perdón a todos los que me tuvieron que ver o escuchar cuando me uní a Taehyung. Nunca creí ver a mi hombre de acero y mano derecha volverse casi como una mujer histérica porque no recibió un mensaje.

— ¡No estoy histérica! — Exclamó caminando furioso hacia la puerta.

— No, claro que no lo estás, para nada... — Ironizó viendo como el mayor se volteaba a enseñarle sus caninos con sus manos empuñadas antes de dirigirse una vez más a la salida.

— Que te jodan, Alfa, puedes irte a la mierda.

— No me puede joder nadie al no ser que sea mi Theta. Pero él está de viaje con su mano derecha, mandándome los mensajes que a ti no te llegan. — Rebatió divirtiéndose a muerte con esa faceta tan desconocida de Kim. — No olvides que sigo siendo tu jefe, ten cuidado cómo me hablas.

Cerrando la puerta con fuerza excesiva, Namjoon abandonó la oficina dejando a un Jungkook risueño que se sentó en su silla, aún incrédulo.

Mi Alma

Mi Amor, dile a Jimin que le escriba a Nam cuando despierte, está triste y preocupado. Que al menos le deje saber que está bien, ¿de acuerdo? Un beso grande, te amo.

Se lo diré, alfa. No te preocupes. Otro beso para ti, te amo. Te escribo al llegar.

+++

— ¿Estás seguro de que no ha habido ningún movimiento extraño en el club? — Lucas acariciaba su sortija, sentado cerca de una gran pared de cristal desde donde contemplaba parte de la ciudad e incluso WayL.

— No ha habido ningún movimiento o cambio en ellos desde que intentaron ir al antiguo refugio donde teníamos al Alfa Bul. Todos han seguido con la misma rutina si es que se le puede llamar así dado sus vidas ajetreadas. El único que pasó por nuestro club como acostumbra fue el tercero al mando de los Bul, ese beta estuvo un rato, bailó y luego se fue con alguien más, creo que era un omega.

— No me sirven los creo, me manejo con información exacta, eso ya lo sabes. Los datos que se me informan no pueden contener errores, aproximados o estimaciones. Es o no es, así de simple. — El sujeto asintió bajando su cabeza, tensado en su sitio debido a que la pistola del Ksi estaba tan cerca. — ¿Ya confirmaron que los Mul si hayan tomado su vuelo con destino a Rusia? — El alfa asintió y Lezle suspiró. — ¿Seguridad?

— Media.

— De acuerdo. — Musitó tomando la copa situada en la mesilla a su lado, justo junto a su arma. — Tráiganlo.

— Sí señor.

El Ksi del Ártico continuó dándole vueltas en su cabeza a la situación, esperaba que para ese entonces ya hubieran atacado WayL. No es que fueran a encontrar nada, pero le hubiera confirmado dos cosas, que su último experimento falló y Jungkook recordaba su rostro o, que el escondite de Yoongi se revelaba. Sospechaba que su hermano se encontraba con alguno de ellos, las pruebas escaseaban, no había confirmación de esto.

Tal parecía que la tierra se había tragado a ese maldito Kappa, lo buscaba por detrás de cada piedra. La única vez que lo encontraron sus hombres, este se encontraba merodeando los territorios Bul y Mul, no le convenía que estuviera con ninguno de los dos, menos ahora que sabían que su sobrino y Jungkook llevaban un vínculo.

Min Yoongi podría convertirse en su talón de Aquiles, guardaba demasiada información, pondría a su sobrino alerta y al Alfa que no lo dejaba respirar también. Odiaba las estrategias de Jungkoook, este siempre encontraba una forma de joderlo y es por esto que se había visto obligado a incluso parar el tráfico en Corea del Sur. Lo bueno es que siempre existiría en el mundo quienes pagaran por tener un poco de "L".

Necesitaba adelantárseles, pero no sabía exactamente por dónde irían esta vez. ¿Cómo cortar una cabeza que no se asomaba? Difícil, pero no imposible, si no la mostraban, él tenía que obligarlos a sacarla.

El resonar de varios pasos lo hicieron elevar su mirada, encontrándose con un Taeyong que era empujado hacia él, arrodillado frente a sus piernas. Sabía que lo iba a necesitar y era por esto que lo ayudó a recuperarse rápidamente.

— Voy a darte otra oportunidad para que veas que no soy tan malo como piensas. — Palmeó sus muslos para que este se sentara sobre él. Lo vio dudar, pero solo un elevamiento de ceja bastó para que acudiera a su regazo. — Verás, te daré la oportunidad de reencontrarte con tu destinado para que se reclamen y estén juntos. Todo lo que tendrás que darme a cambio, será su semen y su sangre. Él ahora mismo está destino a Rusia, tú irás a darle una hermosa sorpresa junto a los socios con los que se reunirá mañana. Esta misma noche te llevarán en mi avión hasta allá.

— ¿Q-Qué pasa si no quiere verme?

— ¿Cómo no va a querer verte tu destinado? Eso es lo más grande que existe, además, siempre cabe la posibilidad que su pareja desaparezca o muera, que tal vez rompan, ¿crees que buscará a alguien más que no sea su propio destinado para rehacer su vida? Tienen uno de los vínculos más fuertes, confía en eso.

Taeyong asintió, sonriendo ante la idea de volver a ver a Taehyung, perdiendo su sonrisa cuando sintió la mano de Lezle acariciar su mejilla, acercándolo para besarlo. Con evidente repulsión, el alfa se alejó, nunca quiso ser su amante, menos ahora que ya tenía un destinado. No obstante, cuando sus mejillas fueron presionadas con fuerza y un arma fría se pegó a su costado. El filo de las garras del Ksi se encajaban en su piel, obligándolo con gran fuerza a levantarse de su regazo para arrodillarlo entre sus piernas.

No podía negarse, pero después de haber estado con su destinado, el asco hacia Lucas solo aumentaba, por ese el grotesco nudo en su garganta cuando tuvo que abrirle sus pantalones y hacerse cargo de su miembro.

— ¡Señor! — La voz del sujeto que había llevado a Taeyong llegó, apartando su mirada al ver lo que sucedía. — Perdone, señor, el beta Xiao Dejun acaba de llegar.

— Hazlo pasar. — Taeyong limpió sus labios, preparándose para retirarse cuando su cabello fue tirado con fuerza. — ¿A dónde? No te he dicho que te retires, no he terminado.

Para cuando las puertas del elevador se abrieron otra vez, un nuevo licántropo pelinegro y esbelto, mas no de gran tamaño hizo presencia, sonriendo al ver la imagen. Lucas le devolvió la sonrisa, instándolo a acercarse hasta que sus labios se sellaron en un beso. Fue todo lo que necesitó para llenar la boca que rodeaba su extensión y luego darle una patada haciéndolo caer. Se puso de pie cerrando su pantalón y volvió a traer al recién llegado a un beso mucho más profundo, palmeando la silla donde había estado hasta segundos antes.

— Te lo presto para que lo uses a tu gusto. — Musitó dándole una mirada al alfa que humillantemente tuvo que arrastrarse hacia un beta que no estaba muy entusiasmado con la idea, pero que de igual modo aceptó porque no sería él quien le dijera no a Lezle. — Si has venido a Seúl es porque tienes algo para mí, ¿no es así?

— Tengo una cosa que ya esperabas y otra que te sorprenderá gratamente. — Dicho esto, sacó de su chaqueta una pequeña bolsa plástica que le entregó. — Eficaces y especiales pruebas de embarazo directamente de nuestro laboratorio, tal cual solicitaste.

— Ahora lo que supuestamente me sorprenderá, ¿qué es? — Xiao Dejun sonrió, mirando con lascivia al Ksi para que este, aun rodando sus ojos, se le acercara y besara. — Dejémonos de rodeos.

— Resulta que la conversación que tuvimos semanas atrás quedó instalada en mi cabeza sin poderla borrar y por eso, fue que entré a Corea del Sur por Jeju. — Comentó frunciendo su ceño, estirando su dedo para que aguardara un segundo antes de también liberarse en la boca de Taeyong.

Alcanzado su objetivo, se levantó de la silla, rodeó la cintura de su jefe y amante para alejarse de aquel salón en donde dejaron al alfa tirado en el suelo. Para Lezle, todos los alfas merecían ser tratados peor que nada, comenzando por el esposo de su padre y terminando por aquellos que lideraron la manada Bul. Por eso encontraba un ínfimo regocijo cuando los veía vueltos nada, tal cual Taeyong en ese instante o Jungkook cuando lo tuvo en sus manos.

— Quita tus manos de mi cuerpo, no te he dado permiso. — Xiao levantó las manos rápidamente y se recostó a una pared mientras el contrario se sentaba.— ¿Y bien?

— Pasé una semana en aquella isla, visitando la zona en donde las cámaras de seguridad captaron a los hombres del Bul la última vez que quisiste investigar qué tanto escondía allí. — Sonrió entregándole imágenes un poco distorsionadas de un hombre rubio y dos niños. — Hay una señora que va cada día a ese hotel, entra y no sale hasta la noche, algo normal, solo que cuando entra se desaparece, no la encontrarás por ningún rincón de ese lugar. Le coloqué por puro instinto un localizador y una diminuta cámara cuando la ayudé a cargar sus pesadas bolsas.

— ¿Y?

— El localizador se detuvo a un kilómetro de allí después de que ella entrara, la seguí por fuera y me encontré con una casa que parece una fortaleza, en donde viven un omega y dos cachorros. — Lezle ensanchó sus ojos y una amplia sonrisa cuadrada se adueñó de su rostro. — El mayor tesoro y secreto del alfa Jeon Jungkook.

— Supongo que el omega no le afectará así sea su destinado, no mucho. — Si ya había cerrado vínculo con su sobrino significaba que ese omega no era más que el padre de sus hijos, le preocuparía, mas no sería un golpe tan fuerte como para desestabilizarlo.

— ¿Vas a ir por sus hijos?

— ¿Eso es siquiera una pregunta? Por supuesto, pero no ahora, no hoy al menos. Debo pensar muy bien porque un mal paso puede dejarme a merced del Alfa y si le toco a sus hijos, es un camino sin retorno, lo sé. Un padre puede perder el alma cuando pierde a un hijo. — Musitó tocando su vientre, cerrando sus ojos por un momento sintiendo las patadas que logró experimentar de su hijo, esa punzada cuando se acomodaba cerca de sus costillas y lo hacía tiritar del dolor. — Ellos serán mi último recurso. Los niños no se tocan al no ser que sea extremadamente necesario, todavía me quedan muchas cartas por jugar.

+++

— Los efectos del cambio climático se notan en todo el mundo, pero en ningún lugar del planeta de forma tan dramática como en el Ártico. Este se está calentando que cualquier otro lugar de la Tierra, lo que está provocando grandes cambios en dicho océano, en sus ecosistemas y en la forma de vida de los cuatro millones de personas que habitan la zona.

Taehyung estaba decidido a pleitear por otro fragmento del Ártico, no es que ellos pudieran parar todas las catástrofes, pero haría más que aquellos que supuestamente lo estaban protegiendo.

— Algunos de estos efectos son inesperados. El aumento de la temperatura del agua está empujando a muchas especies hacia el norte, hacia latitudes más elevadas lo que conlleva a que muchas especies adapten al cambio o la lucha por los territorios en donde los lobos son uno de los que mayores riesgo corren junto a los osos polares si de salvajes espécimen se trata. Y el hecho de que la capa de hielo sea más fina está haciendo que recorran el Ártico un mayor número de cruceros, mercantes y barcos de investigación. El hielo y la nieve pueden oscurecer casi por completo el agua que está bajo ellos, pero el cambio climático está permitiendo que los fondos marinos se inunden de luz.

— Eso no nos corresponden nosotros, señor Mul. Son los gobiernos quienes deberán ocuparse de ellos.

— Nosotros somos los más afectados directamente, si seguimos delegándoselo a personas que nada le importan, ¿qué nos depara el futuro en cinco años más? — Taehyung sabía que él solo no cambiaría el mundo, pero un intento no sobraba.

— Estoy de acuerdo con el Alfa Mul. — Todo el cuerpo de Taehyung se paralizó, Jimin también se tensó detrás de él en cuanto aquella voz se escuchó y el Alfa de Oceanía apareció. — Buenas tardes, Alfa.

Necesito celebrar esta selca majestuosa que hemos recibido hoy. Que hermoso regalo🥺🎈🎊

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