Capítulo 67

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A pesar de lo que muchos pudieran llegar a saber o creer, era muy poco lo que conocían de los Theta, menos de lo que creían conocer. El nivel de protección que este género dentro de los lobos y licántropos, era tan efectiva como extraordinaria, al punto en el que ni ellos mismo lo sabían muchas veces.

Cuando de su gestación se trataba, podían desconocer de esta en su totalidad porque, al no ser que se sintieran completamente capaces o seguro, que su entorno fuese tranquilo para esta, podría pasar desapercibida hasta el último mes e incluso las últimas dos semanas. Mientras mayor fuera la tensión, preocupación o estrés en el Theta, mayor la protección.

Esto sin contar que, en el caso de Taehyung, la mano de la Diosa Luna incrementó su seguridad y protección haciendo imposible que el propio élder, quien usualmente era aquel con el poder suficiente para verlo, pudiese sentir la existencia de una vida en su interior, ni siquiera su esposo, aquel con quien compartía un vínculo cerrado, pudiese sentir a sus cachorros.

No obstante, difiriendo de lo que la propia diosa esperaba, Jeon JungKook fue capaz de sentir la vida de sus cachorros. Esto solo evidenciaba el lazo tan grande y el amor que este compartía con toda su descendencia.

Una de las razones por las cuales la Diosa Luna interfirió para ayudarlo a proteger su camada, era porque tenía cierta debilidad por esa pareja. Había que sumarle el hecho de que llevara su próximo descendiente, después de que le hicieran recuperar la fe en ese mundo y la especie que ella creó, deseaba mantener el contacto con aquel que podría mantener su lazo con la Tierra.

Tal vez estaba haciendo mal al tener cierto favoritismo por esa pareja, pero ella no podía evitar querer protegerlos, a pesar de no poder intervenir por completo o alterar los problemas futuros porque, si eliminaba uno, vendría siempre uno mayor y terminaría alterándolos. Eran ellos los que debían superar cada uno de sus problemas mientras ella siempre esperaba que fueran lo suficientemente fuerte para eso, ni siquiera ella tenía la certeza absoluta de un futuro que ellos constantemente cambiaban con sus propias acciones.

Viendo al peliblanco desmayado a la distancia, lo cubrió con un manto de energía para eliminar sus dolores temporalmente para que al menos pudiese descansar un rato. Tras hacer esto, rio enternecida y desapareció por completo.

+++

Arrastrando junto a Hoseok y Yoongi un gran ciervo que juntos cazaron, Jungkook caminaba por el bosque para llevarle alimento a Namjoon y Jimin. Aunque el lobo gris había querido salir a cazar para proveerle alimento a su familia, ellos no se lo permitieron, sabían que todo lo que él quería era permanecer junto a ellos.

Deteniéndose a varios metros de ellos, dejaron el animal sobre algunas hojas secas y dieron varios pasos atrás para sentarse. Aunque Namjoon una vez más quiso buscarlo, Jimin deseaba estirar sus piernas, por lo que le gruñó para que se acercara a él. Cuando el Alfa cubrió al cachorro, el omega se levantó para llevarles la comida, agradeciéndoles de paso. Contentos por haber hecho un buen trabajo, los tres removieron sus colas. Era común que cuando se recibía un cachorro en la manada, todos quisieran consentirlo tanto como al omega que lo trajo y ellos no fueron la excepción.

De regreso a la mansión, el Alfa de Alfas pasó toda la tarde acostado junto a la inquieta Ryujin que no estaba acostumbrada a estarse tan tranquila y un Jisung que buscaba constantemente una forma de jugar con su hermana para que esta no se sintiera mal. Este acto desde la primera vez que ocurrió derritió los corazones de sus padres. Normalmente, esos dos siempre estaban luchando, pero en los últimos días, eso no había ocurrido, muy por el contrario.

— ¿Ya te vas, papá? — Preguntó la menor viéndolo levantarse, logrando que su padre detuviera su escape.

— No, solo voy al baño. — Eso había sido una mentira, creyó que sus cachorros ya se habían dormido, pero su Ryujin seguía despierta.

— Regresa.

— Ya voy, como mi princesa mande.

Sonrió regresando sobre sus pasos bajo la mirada de un Seokjin que no pudo evitar sonreír. Su familia seguía siendo hermosa, sus hijos eran preciosos y no podía evitar sentir alivio por verlos así, juntos, saludables. En vez de entrar a la habitación como era su intención, regresó a su habitación junto a los dos licántropos que se reían de alguna tontería que él no había escuchado.

Solo estaría un rato con ellos hasta que regresara a la habitación de sus hijos porque si sucedía como días atrás, Jungkook saldría una vez que ellos se durmieran. El alfa lloraba nuevamente en silencio en la otra habitación que había estado utilizando. No pudo continuar durmiendo en esa que compartió con Taehyung aunque bueno, lo cierto era que no dormía bien en ningún sitio.

Cuando creía que todos estaban dormidos, salía a correr hasta cansarse, podrían pasar largas horas y casi siempre, regresaba con el alba a la mansión para tomar una ducha y acostarse. Nunca dormía más de cuatro horas, a veces ni siquiera una entera porque se levantaba asustado o llorando, tenía que dormir por tramos.

Tal cual esperaba el omega que una vez se casó con él y, a pesar de todo lo conocía bastante, no hubo excepción. Cuando su hija se durmió, este salió hacia el cuarto que estaba utilizando, se obligó a dormir, tenía que volver a poner en orden su vida, sin embargo, no pudo. Se levantó, se quitó la ropa y envolvió en la bata que dejaría en alguna zona de la planta baja cuando se transformara para echar a correr por el bosque.

No obstante, mientras descendía, se transformó en contra de su deseo. Su lobo negro rodó por toda la escalera cuando perdió el equilibrio torpemente. Gruñía por lo bajo molesto consigo mismo cuando sus orejas se agitaron y su pecho ardió. Cinco segundos más tarde, el aullido dolorido que dio su Theta, llegó a sus oídos con mayor claridad logrando que sus ojos cambiaran de color y, sin siquiera poder pensar, saltó por la ventana más cercana y echó a correr hacia su mansión.

Taehyung lloraba, su lobo también, todo dolía porque de la noche a la mañana, una enorme barriga había crecido en él. Era incómoda, molesta, cada vez que su interior se removía, todo él dolía. ¿Lo peor? Necesitaba a su alfa, pero sabía que no podía llamarlo. Conociéndolo, estaba seguro de que Jungkook iría a él, pero no podía hacerle eso, no sabía ni siquiera qué hacer. Quedarse ahí, huir a otro país y dar luz allá, sin molestarlo. No tenía la más remota idea, ni siquiera estaba seguro de que todo eso no fuese un raro sueño.

Con lágrimas en sus ojos y un caminado algo incómodo por su barriga, el Theta se obligó a subir las escaleras, extrañando la mansión a donde se mudaron juntos que, a pesar de todas las escaleras, tenían ascensores. Le dolía sus pectorales, su espalda, piernas, cabeza, hasta el alma le dolía repentinamente.

Unos minutos atrás, sintió que su cuerpo se partía al medio, ya no solo lloraba por el alfa y el dolor en su pecho o marca, sino por los malditos dolores corporales. No pudo ir adaptándose, todo le llegó de golpe. No quería hacerlo, pero ni siquiera dejaba de masturbarse a cada rato porque parecía haber entrado en la rutina aunque todo se sintiera diferente. Apoyando su cabeza en la pared, sollozó y limpió sus lágrimas antes de continuar camino hacia su antigua habitación.

Ni siquiera había podido salir de su casa, su mano derecha podría decir que estaba de licencia por maternidad y no confiaba ni en sus propios hombres. No quería nadie cerca de él, no quería a nadie, solo a su alfa. Miró su cama, odiando no tener siquiera ropa que oliera a Jungkook, buscó entre todo lo que le quedó, pero nada de lo que había allí tenía arraigada la esencia de su esposo.

Mirando el plato con cordero crudo que tenía en su mano, maldijo, rompiendo nuevamente en llanto porque sabía lo mucho que le gustaba a Jungkook. Mordía y lloraba arriba de su cama, odiando sentirse por momentos tan patético. Casi terminando de comer, un nuevo dolor se abrió paso en su interior, no sabía cuántos cachorros tenía en su barriga, pero solo deseaba que se estuvieran tranquilo. No sabía lo que querían, solo que todo su cuerpo parecía contorsionarse debido al dolor, haciéndolo gritar y aullar aún más fuerte de lo que lo había hecho en su cocina.

— D-Duele, mierda, duele...

Lloraba arrastrándose sobre la cama para buscar el teléfono, necesitaba que al menos Yoongi supiera y lo ayudara a calmar sus dolores. Estuvo a punto de alcanzar su teléfono cuando con la poca fuerza que tenía, se levantó de su cama y sacó sus garras al escuchar la intrusión en su viviendo.

Pero, cuando su olfato captó el aroma, sus lágrimas solo corrieron más de prisa perdiendo toda la fuerza que le quedaba. Fue entonces que la puerta de su habitación se abrió dejando ver a un Jungkook desnudo y agitado que lo observaba completamente en trance. Sus ojos vagaron desde los pies descalzos hasta los blancos cabellos desordenados.

Solo cuando el menor pareció desplomarse, corrió hacia él para sostenerlo, buscando en su mente una explicación lógica a cómo su barriga había crecido de ese modo en una semana. No comprendía absolutamente nada, aun así, él también comenzó a llorar arrodillado en el suelo con el Theta entre sus manos, sintiendo a sus cachorros, viendo como todo el bulto en la barriga del contrario se movía hacia él.

Todos los movimientos y dolores que estaban afectando a Taehyung cesaron casi automáticamente con la presencia de Jungkook. Cuando este posó la mano sobre so hinchado abdomen, todo se detuvo completamente. Sus ojos se encontraron en silencio, sus irises cambiaron de color y brillaron, mas ellos se quedaron en el suelo, sentados, observándose, con sus pechos doliendo y un nudo en sus gargantas que no podían tragar.

Cerrando sus ojos, la mano trémula del alfa vagó por su barriga, sintiendo a sus cachorros. ¿Cómo pasó eso? ¿Cuándo?

— ¿P-Por qué no me habías dicho nada? ¿Por qué, es decir, cómo? — Preguntó acallando un sollozo. — Por la Diosa Luna, Tae, tú...

Cerró sus ojos una vez más y lo abrazó, se unió a él con fuerza mientras este se aferraba a su cuello y cabello, aspirando a profundidad su aroma. Esto provocó que sus ojos brillaran con mayor intensidad, que el oxígeno que llegó a sus pulmones incluso se sintiera más puro.

— Maldición... — Maldijo en un susurro perdiendo sus dedos en los cabellos blancos del menor antes de separarse y mostrar esa amplia sonrisa, opacada por lágrimas cuando se inclinó para apoyar la frente en su barriga. — Hola, pequeños, hola... — Sollozó mordiendo su labio para luego estirarlos y, corriendo la ancha camisa del menor, hacerlos besar esa piel estirada. — Papá está aquí, no sabía de ustedes, los había dejado solos y lo siento mucho, pero ya estoy aquí. ¿De acuerdo? No los dejaré solos, no lo haré.

Como si pudiesen entenderlo, los cachorros en la barriga del Theta se agitaron, provocando que ambos padres rieran entre llanto. Los largos dedos de Taehyung se perdieron en la melena contraria, acariciando su cabeza mientras este llenaba de besos su panza.

— Dios, está muy baja, es como si no te faltara casi nada para parir. — Musitó estudiándola, palpándola con cuidado. — ¿Q-Qué pasó? ¿Cómo sucedió esto? Hace una semana te vi y tenías aún tu abdomen plano, muy bien marcado.

— N-No lo sé, cinco días atrás simplemente apareció junto a la Diosa Luna. Después ella se fue y...

— No estoy entendiendo. — Habló limpiándose la nariz, secando las lágrimas del peliblanco acto seguido. — Respira, así no puedo entenderte. — El menor así lo hizo, inhaló y exhalaron profundidad casi haciéndole sonreír. — De acuerdo, ahora explícame. — Musitó buscando su mirada mientras sus manos acariciaban su barriga.

Con detenimiento y sin dejar un solo detalle por fuera, Taehyung procedió a explicarle todo lo que ocurrió aquella noche, todo lo que le dijo la Diosa Luna, absolutamente todo. Aquello no lo excusaba, pero si se trataba de un embarazo, podría comprender un poco el comportamiento de Taehyung. Si un omega se ponía agresivo, si los alfas se volvían mucho más agresivos por sus cachorros, el theta simplemente triplicaría sus emociones. Todos debieron tener más cuidado, pero era imposible haber adivinado su estado después de tantas cosas.

A la mente de Jungkook vino la noche de su partida, primero Taehyung y después él, ambos presentaron malestares similares, casi idénticos. Sabían que se debía a la pérdida de fuerza que sufrió su vínculo, según fueran alejándose, este iría empeorando y en algún punto, si no rompían este vínculo, ambos se enfermarían hasta el punto en donde podrían morir. Sin embargo, por una fracción de segundos, él volvió a sentir la presencia de vida en el menor.

— No has salido de la mansión supongo porque de lo contrario, ya me hubiese enterado de que te encontrabas gestando. — Musitó mirando a su alrededor, viendo el nido ubicado sobre la cama, respirando el nuevo aroma que emanaba de su esposo. — ¿Qué has estado comiendo? Necesitas alimentarte bien, voy a cazar para traerte algo fresco y... — Calló al ver el trozo de carne en el suelo.

Dejando al menor cuidadosamente en el suelo, se acercó para olerla. A pesar de haber estado conservada, esa carne ya tenía más de una semana. El Theta necesitaba carne fresca en ese estado, sus cachorros necesitaban estar bien. Sin decirle nada a Taehyung, la recogió, bajó a la cocina para inspeccionar todo lo que había, negando algo molesto. Tomó toda la carne pasada de tiempo para un licántropo como el Mul en ese estado y se las regaló a todos los hombres que estaban cuidando la mansión.

El Mul se apresuró a alcanzarlo, pero no llegó a tiempo. Cuando estuvo en la planta baja, Jungkook ya se había perdido en el bosque. No supo cómo, pero, una hora más tarde, el Alfa estaba de regreso con una cabra nada pequeña. Lo llamó desde el piso de abajo, haciendo que Taehyung fuese a la terraza que despejó para él, para que ninguno de sus licántropos lo viera.

— Sé que preferirías algo más, pero es todo lo que pude cazar ahora mismo, mañana prometo que iré a buscar algo mejor. — Se apresuró a decir rascándose la cabeza, notando que al Theta le estaba costando trabajo caminar. — ¿Duelen mucho tus piernas?

— Mi cuerpo no tuvo tiempo para ir acostumbrándose al cambio de peso, simplemente salió en cuestión de minutos y parece seguir creciendo, esto ha hecho que todo yo lo resienta. — Explicó avanzando hacia la presa. No había tenido tanta hambre, pero no podía decirle que hora y media atrás se alimentó. Además, estaba comenzando a sentir su apetito exigirle un bocado. — Jungkook, muchas gracias por perdonarme y...

— No te he perdonado, no sé si alguna vez lo llegue a hacer, pero no puedo dejarlos solos. — Lo interrumpió acercándose para tomar el teléfono del contrario porque no había traído el suyo. Pidió tácitamente permiso con la mirada y agradeció con un asentimiento cuando se lo otorgaron. — Haré una llamada, come tranquilo, regreso ahora.

Todo se sentía raro entre ellos, estaban ahí juntos, Jungkook lo estaba cuidando, pero el muro entre ambos se mantenía bien alto. El Alfa analizaba cómo podría hacer, no podía simplemente quedarse para ayudar a Taehyung, debía ayudar a Seokjin con los niños. Jimin y Namjoon estaban aún en el bosque, no podía tampoco dejar al Theta solo cuando parecía estar a punto de parir en cualquier momento.

Le pidió discreción a Min cuando le comentó por sin ahondar mucho en el tema lo sucedido. Este le dejó saber que los niños los tenía ahora a ellos tres, vería la mejor forma de explicarle también a Seokjin aunque ambos sabían que este no entendería ni aunque se lo dibujaran. La mente y los instintos de Jungkook también eran un caos, no sabía muy bien qué hacer, cómo hacerle frente a todo esto.

Cuando regresó a la terraza, era muy poco lo que quedaba del animal y, ver al Mul comer con tanto gusto le hizo sonreír mientras veía su panza, esa que albergaba a sus cachorros. Sus miradas se engancharon cuando hicieron contacto visual, Taehyung sintió su corazón regresar a la vida y morir cuando notó la frialdad que continuaba emanando de aquel con mechón negro. Era de esperarse, lo comprendía, pero le dolía.

Podía caminar solo, pero calló egoístamente cuando el mayor se acercó a él para cargarlo y llevarlo hacia el baño. Sus lágrimas cayeron cuando este le quitó la camisa cubierta de sangre por su comida sin siquiera mirarlo, era la primera vez que Jungkook lo desnudaba y no lo miraba. No había risas, besos o manos perdidas, solo un licántropo que actuaba por inercia, una obligación, una buena acción que podría hacer por cualquiera, incluyéndolo, el licántropo que casi había matado a su hija.

El antiguo pelinegro sí se dio cuenta de las lágrimas contrarias, pero prefirió ignorarlas para no dejar salir las suyas. Primero lo roció con la ducha para deshacerse de la sangre, después pasó a sentarlo en la tina mientras la preparaba. Fue él quien se encargó de bañarlo sin apuro. Cuando sus manos se posaron en sus pectorales, notó cuán hinchados y sensibles estaban, escuchó al Theta gemir agradecido porque el dolor en estos lo habían estado matando.

No obstante, retiró velozmente su mano tragando saliva y algo nervioso. Cuando terminó el baño, se encargó de buscarle algo cómodo, dándose cuenta de que lo más probable era que tendría que ir de compras el día siguiente. Buscó entre las camisetas más anchas hasta que, tocando las telas se decidió por la que más cómoda le sería.

La ropa interior lo quedaba muy ajustada así que, difiriendo de las quejas del líder del Ártico, no le permitió usar una. Él también tomó una ducha y tomó uno de los pijamas que solía usar su esposo, pidiéndole permiso para entrar a su nido. Era obvio que el Theta le iba a permitir la entrada, todos sus malestares disminuían con Jungkook tan cerca de él. Ayudado por la experiencia adquirida años atrás, esperando no haber olvidado cómo, comenzó a masajear al peliblanco.

Sus brazos, sus piernas... Las manos de Jungkook se movían en largos toques deslizantes hacia arriba y abajo en la espalda de Kim. Ayudado por las almohadas y cojines, logró ubicarse de lado para esto. Se notaba que Jungkook ya había masajeado a alguien embarazado antes, con culpa, recordando a Seokjin y sus hijos, el menor cerró sus ojos dejando salir sus lágrimas.

— Esto es para relajarte y aliviar tus dolores, si lloras y te tensas, servirá de muy poco. — Musitó Jungkook, le seguía afectando ver a su esposo llorar, no quería escucharlo.

Taehyung asintió rápidamente, luchando para dejar de llorar. Pensando en los cachorros en su vientre, no tardó en sentir una acumulación de lágrimas repentinamente picando en sus ojos, parpadeó rápidamente, soltó un ruido involuntario de angustia cuando la mano de Jungkook presionó un punto dolorido en su espalda baja.

— ¿E-Estás bien? ¿Te lastimé?

—No, no, está bien, solo lo estoy... Solo olvídalo. — Olfateó, apretando la almohada entre sus muslos, molesto con su cuerpo por todas las cosas que sentía a la vez. Emocional, agradecido, dolorido, ligeramente caliente aun cuando sabía que no debía estarlo. — ¿También puedes frotar mi vientre?

Jungkook detuvo los movimientos de sus manos que lo habían acomodado para comenzar a masajearle las caderas. Su mirada buscó a la contraria y, tras relamer sus labios, asintió en silencio. El alivio fue inmediato par Taehyung, agradecía esa sensación de las manos de su Alfa consintiéndolo a pesar de estar tan cerca y tan lejos a la misma vez.

En silencio, lo miró sonreír, podía sentir la emoción que recorría al mayor que continuaba procesando la idea de que después de todo, no estuvo equivocado. En el interior del Theta que él amaba, había cachorros que eran el fruto de su amor.

— Gracias... — Musitó Jungkook deteniendo su masaje por un segundo. — P-Por darme a mis cachorros, estos cachorros, muchas gracias. — Limpió con el dorso de su mano izquierda su pómulo derecho, no quería llorar, pero las emociones se lo ponían difíciles. — Siempre quise tener cachorros contigo.

¡Doble actualización! Este capítulo fue dividido a la mitad porque ya no puedo escribir más y quería regalarles hoy una doble actualización. Espero que les haya gustado. 🙈

Por cierto, hubo dos personitas que leen esta historia que la recomendaron, no sé quiénes son, pero muchas gracias por recomendar mi historia. 🥺🥰💜

LORED

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