Capítulo 34 - ¡Feliz cumpleaños!

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El día se acercaba, estaban a menos de 24 horas de su viaje. Jungkook y Taehyung preparaban alegres sus maletas para el viaje con ayuda de su compañero Jimin quien no levantaba la vista y se demoraba aproximadamente veinte minutos cada vez que tomaba una prenda para doblar, No se percataba de la mirada de sus amigos, su cuerpo estaba ahí pero su mente estaba en otro lugar, con otra persona. Namjoon estaba ignorando todas sus llamadas y no había forma de localizarlo, sus mensajes eran leídos pero no respondidos y eso lo estaba matando lentamente.

— ¡Hyung! — Gritó Jungkook luego de reiteradas veces llamar a su amigo, quien estaba en el limbo, doblando por enésima vez una camiseta que estaba sosteniendo desde hacía media hora, cuando ellos ya habían terminado de hacer las maletas. — ¿Qué sucede? — Negó con la cabeza ofreciéndole una falsa sonrisa a su amigo. La pareja se miró con cierta lástima pero no había mucho que pudieran hacer, ellos mismos habían hablado con Namjoon pero este se negó a hablar con Jimin.

— ¿Hyung estás seguro de que no quieres venir con nosotros? Aún estás a tiempo de volar juntos.

— Muchas gracias Tae me hubiera encantado viajar con ustedes pero necesito arreglar las cosas con Nam, ha pasado una semana y sigo sin tener noticias de él no puedo dormir, no estoy bien, siento que voy a enloquecer. — Lágrimas comenzaron a caer, su llanto era como un niño descontrolado, sin poder articular casi ninguna palabra. — Ahora entiendo, entiendo... Entiendo...

— Hyung cálmate, respira para que puedas hablar bien. — Jungkook cariaba su espalda, palmeándola suavemente de vez en cuando tratando que se tranquilizara.

— Él me rogó, lo hizo me pidió una oportunidad antes de la última reunión con los aficionados y yo, yo... — Sollozaba sin control recordando a Nam arrodillado frente a él y todo lo que sucedió después. Si tan solo ese día le hubiese hecho caso a lo que su vocecita le gritaba o lo hubiera seguido luego de lo ocurrido en el camerino sin hacerle caso a Min Yoongi nada de esto hubiera pasada y no fuera tan desdichado como en ese momento.

...

La pareja de tórtolos que se estaban por aventurar a un viaje que les cambiaría no habían podido dormir debido a la anticipación de su partida. Sería la primera vez que viajarían solamente ellos dos y de forma espontánea y sin nadie que controlara su viaje, sin conciertos, entrevistas o cualquier otra actividad derivada de su trabajo. Un escape solo para dos donde solamente ellos importarán.

Jungkook le había dado ese viaje como regalo de cumpleaños a su pareja y este estuvo más que felices de escuchar aquello, fue una sorpresa maravillosa en aquel momento y aún a pocas horas de volar parecía increíble.

El organizador del viaje se había encargado de absolutamente todo, incluso de hacer el chequeo en el aeropuerto para su pareja quien parecía que no podía controlar sus nervios y la emoción. Solamente reía a pesar de que su sonrisa no era visible por su mascarilla se podía sentir y eso calentaba el corazón de su novio. Deseaban andar tomados de las manos, sentir el calor del otro pero debían contenerse mientras siguieran en suelo coreano y a la vista de cualquier persona.

Habían viajado cientos de veces, alrededor de todo el mundo y por todos los continentes pero por alguna razón todo parecía nuevo para ellos. Era excitante, emocionante poder vivir esa experiencia a la que muy pocas veces tenían la oportunidad de vivir. Viajando en la cabina de primera clase de Lufthansa, en sitios individuales pero aún así juntos pasaron sus quince horas de viaje charlando, con evidente sonrisa y recuperando el sueño perdido la noche anterior.

"Sejam todos bem-vidos a Lisboa" — Se escuchaba decir por los altoparlantes. Ya habían pisado tierra firme en otro continente y país, finalmente habían llegado a Lisboa, Portugal. Una ciudad donde estaría hospedándose por dos días antes de llegar a su destino pero la cual querían conocer. La llegada al hotel fue casi inmediata, en el aeropuerto no tardaron mucho y la distancia de ahí al hotel donde se iban a quedar no era distante.

Tae solamente sabía abrir su boca desde que veía el sitio a través de las ventanas del taxi. El Olissippo Lapa Palace era un lugar maravilloso. Un lujoso hotel de cinco estrellas que fue construido en el siglo XIX y estaba ubicado en un jardín subtropical, en la cima de una colina con vistas al río Tajo. Bajó del taxi y finalmente sin importar los alrededores se lanzó a los brazos de Jungkook quien lo cargó y dio vueltas entre risas y besos. Estaban libres, feliz, sin nadie que juzgara su relación o se interesaran por ellos pues eran simples turistas que llegaban como cualquier otro al sitio aunque no hubieran reservado una habitación que reservaría cualquier otro ya que Jungkook solamente quería lo mejor para su pareja, quería que tuvieses una experiencia inolvidable aunque realmente con tal de estar al lado de Taehyung no le hubiera importado pasar esos días durmiendo debajo de un puente.

Desde la entrada, el inmenso y amplio lobby parecía como si hubiesen logrado entrar al Olimpo como nuevos dioses. Iban tomados de las manos, abiertamente por primera vez y eso se sentía fenomenal. Fueron dirigidos a su habitación por un joven empleado quien no dejó de observarlos maravillado todo el rato. Cuando finalmente se despidió ofreciendo sus servicios quedó embobado con el rostro de Taehyung quien le ofreció una tímida sonrisa, regresando en sí solamente cuando vio como Jungkook agarraba el trasero de su pareja y lo besaba, fue sumamente incómodo para el muchacho quien se disculpó y velozmente se alejó. La pareja se rió por la reacción del pobre chico.

— ¿Por qué eres tan malo? Pobre chico se puso más blanco que el fantasma Casper. — Golpeó el pecho de su novio entrando feliz, tomándolo de la mano hasta pararse en la ventana, recreando una escena parecida a la de la primera vez que se besaron en el apartamento de Jungkook meses atrás.

Esta vez no solamente la vista desde esa habitación Deluxe Palace era diferente, los brazos que abrazaban a Kook por la cintura estaban seguros, ahora se abrazaban como pareja, feliz de poder ser tan afortunado de vivir algo así con la persona que amaba. Sus corazones ya no tenían duda con respecto a sus sentimientos, todos esos meses de relación habían bastado para consolidarlos.

— En Corea ya es medianoche aunque aquí apenas sean las 2:00 p.m. por lo que te quiero desear un feliz cumpleaños mi amor. — Dijo Kook volteándose para encontrarse con los ojos aguados de su novio y sus labios que no perdieron un instante antes de llenarlo de besos entre leves sollozos.

— Estoy muy feliz, por mucho este ha sido y será el mejor cumpleaños de toda mi vida. Gracias por ser tan especial conmigo mi amor. Te amor, te amo más allá de Júpiter, Saturno, Plutón, todos los planetas que existan. — Rieron abrazados. — Quiero que nuestro amor sea infinito como las estrellas en este universo.

— Esta galaxia no es lo suficientemente grande como para contener todo el amor que te tengo. Por lo que quiero... — Dudó un momento lo que iba a decir y lo tiró de la mano, sacándolo de la habitación.

— Mi amor... ¿A dónde vamos? ¿Por qué cortaste tus palabras tan bruscamente y me sacaste de nuestra habitación?

Descendieron durante unos cinco minutos hasta pasar la piscina y las plantas del sitio para quedar rodeados de flores y estrellas artificiales con la hermosa vista del río de fondo. El corazón de Jungkook latía con fuerzas, había visto ese lugar cuando llegaban en el taxi y le había llamado mucho la atención, parecía mágicamente digno para la ocasión. Tae miró a su alrededor desconcertado, realmente era espléndida esa vista y sitio pero no se explicaba por qué su pareja lo había llevado ahí en medio de una conversación como si tuviera alguna urgencia. Miró al rededor hasta que sus ojos se posaron en su pareja.

No sabía qué hacer frente a esa imagen de Jungkook de rodilla, con sus manos estiradas y en ellas una diminuta caja con un hermoso anillo adentro. Deberían de decirle el señor de los anillos a este hombre, pensó fugazmente Tae dejando escapar una sonrisa. Estuvo varios segundos así hasta que finalmente sus lágrimas comenzaron a descender cual cascada.

— Ahora voy a continuar mi frase. Por lo que quiero pedirte... — Tosió nervioso, incluso le habían entrado deseos de ir al baño producto de la exaltación e inquietud. — Quiero pedirte que te cases conmigo. Sé que puedes pensar que estoy loco o que algo así no tiene sentido entre nosotros pero-

Fue interrumpido por un beso de su pareja quien estaba arrodillada delante de él, entre lágrimas y un mar de emociones. Solamente el cielo y la naturaleza eran testigos de tan mágico momento protagonizado por esas dos personas.

— Te juro que siempre quise estar a tu lado, no me pasó por la cabeza casarme porque sabes como funciona Corea pero esto es lo mejor que me puede haber pasado en la vida tonto. Te diría que sí mil veces porque eres el hombre que amo y con el cual quiero pasar el resto de mi vida. Así que sí...— Se puso de pie y gritó con fuerzas. — ¡Sí quiero casarme contigo!

Jungkook no pudo contener sus emociones tampoco, se había dicho que no luciría débil pero estaba inmensamente contento en ese momento, se sentía el hombre más afortunado del planeta tierra junto al hombre más extraordinario y fascinante. A él tampoco le había cruzado jamás por su cabeza la idea de casarse hasta que conoció a Taehyung y ahora que este había aceptado su dicha era incalculable.

Se besaron con ternura, con amor y firmeza, se besaron como si no hubiera mañana y todos los habitantes del globo terráqueo hubieran desaparecidos. Rodeados de flores, estrella, naturaleza y el amor que ellos mismos desprendían por sus poros. Tae saltó al cuerpo de su pareja, aferrándose solamente con sus piernas, expandiendo sus brazos mientras reía alegre y gritaba: "Voy a casarme con Jeon Jungkook" "Voy a ser su esposo" "Estoy feliz" "Lo amo". Reían, reían como niños mientras que Kook repetía las mismas palabras y gritaban entre besos, lágrimas y risas.

La noche no fue menos emocionante que el resto del día. El enternecimiento de la pareja no disminuyó, no había agotamiento a pesar del largo viaje solamente habían energía y felicidad brotando por cada rincón. Tuvieron una cena romántica a la luz de las velas en el balcón de la habitación con vista a la piscina y las luces de la ciudad que se veían bordando todo el río Tajo.

— No puedo dejar de sonreír siempre que miro hacia la piscina porque me recuerda de la forma en que pasamos por su lado en la tarde y la dulce sorpresa que me llevé al atravesar esos jardines. Nunca pensé que todo esto iba a pasar, no me imaginé vivir tantas emociones en un día y llevo desde nuestra última noche en Seul viviendo tantas emociones que siento que en cualquier momento el corazón me dejará de latir.

Jungkook saboreaba cada palabra que decía su ahora prometido más que la comida que apenas habían probado. Era hermoso en su totalidad, tanto en su exterior como interior. Jamás se imaginó que al entrar en aquella agencia iba a conocer una persona como él ni la importancia que tendría en su vida. Fueron los más distantes durante mucho tiempo, como si se aborrecieran y una fatídica experiencia los llevó a vivir la historia de amor más linda que nadie les pudiera haber contado.

— Ven aquí. — Palmeó Kook sus muslos indicándole que se sentara en ellos a lo que su pareja no tardó ni un segundo en hacer. — Gracias... Por todo, por aceptarme, amarme, por existir.

Sus besos se fundieron como si ese fuera el última y a la vez el primero que se daban. Fueron besos largos, pausados y cargados de sentimientos.

— Hoy ha sido un día perfecto, solamente necesito una cosa como guinda en el pastel. — Musitaba Tae enroscado en su cuerpo.

— ¿Cuál sería esa guinda?

— Quiero que hagamos el amor por primera vez como prometidos, quiero que el amanecer llegue mientras estoy fundido en tu piel y que nuestros gemidos se unan al canto de las golondrinas como una sinfonía. Como si no hubiera mañana, quiero que esta sea la noche más larga del mundo.

Acto y seguido de sus palabras su cuerpo fue alzado por las manos de Jungkook quien lo observaba con amor, regalándole una sonrisa y un beso mientras que Taehyung acariciaba su rostro. Sus caras nuevamente estaba húmedas con las gotas de felicidad que corrían por ellas... Ese sería un día inolvidable para ambos y aunque muchas cosas más se avecinaran en ese momento no había nada más importante que aquellos cuerpos que se fundían con amor en esa cama, como si hicieran un ritual en el que le entregaban su alma al otro compañero para toda la vida.

– ¡Feliz cumpleaños mi amor!

Hola todos aquí pes dejo otro capítulo quizás algo corto comparado con los capítulos que usualmente escribo pero espero que haya sido de su agrado.

¿Qué más creen que suceda en Portugal? 🙈
Nos vemos en el próximo capítulo para averiguarlo... 😘😘😘 Los quiero 😍

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