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En todo el camino solamente se escuchó a BeomGyu tratar de recuperar el aire y regular su respiración, su cuello dolía demasiado, sentía desesperación, impotencia, ira.

TaeHyun manejó con expresión de calma, ignorando al cazador a su lado.

Solo habló cuando llegaron, condujo el camino que siempre hacía hasta llegar al frente de la mansión.

—Has comido bien estos días —dijo apagando el auto, BeomGyu lo observó— No estás en riesgo.

—No lo voy a hacer.

—No te estoy preguntando si lo vas a hacer o si quieres hacerlo —se observaron, BeomGyu pensó en qué podría hacer.

¿Golpearlo? ¿Salir del auto y correr? ¿Pedir unos días?

—D-deme unos días... —murmuró. TaeHyun arqueó una ceja.

—No. Te di una semana, casi dos y que quede en tu conciencia, BeomGyu, que te ofrecí otras opciones más pacíficas, ahora no vengas a pedirme días, será hoy y no hay excusas ni plazos —aclaró el vampiro antes de bajar dejándolo con la palabra en la boca.

BeomGyu empezó a sentir un terror que jamás había sentido, muy pocas veces había sabido y visto cómo se alimentaban los vampiros a los humanos, y le había resultado perturbador. No quería hacerlo.

No quería nada de eso.

Sus manos empezaron a temblar, estaba nervioso, tenía miedo.

Y todo aumentaba cuando sabía que no tenía con que defenderse.

Por eso, se quedó quieto cuando el vampiro abrió su puerta, esperando a que bajarse.

—Baja del auto —pidió el vampiro con voz dura, imponente. BeomGyu lo ignoró, apretando sus manos en su pantalón.

¿Qué iba a pasar? No quería saberlo, no quería vivirlo.

¿Seguía siendo este su deber?

—¡Baja del auto! —sintió un jalón en el brazo, tuvo que bajar del auto a la fuerza, miró a TaeHyun que lo sujetaba con una fuerza excesiva del brazo.

—Suel-suelteme... —pidió forcejeando. Al no lograrlo, golpeó con su rodilla el abdomen del vampiro con rapidez y lo empujó lejos de él.

TaeHyun gruñó encogido en su lugar, en busca de aire, miró como el cazador subía corriendo las escaleras.

—Señor, ¿Está-... —el guardia no pudo seguir hablando cuando el vampiro ya lo había empujado para seguir al cazador dentro de la mansión.

BeomGyu cerró la puerta a sus espaldas, se detuvo cuando observó a la señora Che.

—¿Está bien, señorito? —preguntó al verlo entrar tan agitado y con la peor cara que había visto en el más joven hasta ahora.

BeomGyu asintió a pesar de ser mentira, dió un salto en su lugar cuando la puerta fue estruendosa al ser abierta. TaeHyun lo observó con ojos rojos, colmillos afuera, respiración erratica.

Muy al contrario de lo que quería hacer, su cuerpo quedó paralizado al ver al vampiro amenazante frente a él.

—Señora Che, váyase de aquí —ordenó Kang que de inmediato tuvo su orden cumplida. La señora Che se fue cabizbaja hacia la cocinar, sin querer oír nada.

BeomGyu no entendía porqué su cuerpo no reaccionaba, quería correr, debía hacerlo, pero, ¿Por qué no se movía?

TaeHyun corrió hacia él, tacleándolo, colocándose sobre él a horcajadas.

Ahí, el cuerpo de BeomGyu reaccionó.

—¡Suéltame! ¡Suéltame, no me toques! —gritó tratando de quitar al vampiro sobre él, pero fue inevitable que Kang se acercara más y encajara sus colmillos en su cuello con brusquedad haciéndolo soltar un grito de puro dolor.

Su cuerpo entero se contrajo de dolor cuando sintió la mordida más profunda, en la unión de su cuello y hombro.

Sintió un fuerte punzón, el vampiro estaba empezando a succionar.

Lo odiaba, le dolía, no quería hacerlo.

De reojo, observó una mesa con decoraciones, rápidamente estiró su mano y tomó una torre Eiffel de cristal, la rompió en la cabeza del vampiro haciéndolo quitarse de su posición por el dolor.

—¡Ven acá! —de nuevo, ambos empezaron a correr. BeomGyu se adelantó y subió las escaleras con rapidez, TaeHyun tras él.

BeomGyu entró rápidamente a la habitación, cerró a sus espaldas, soltando un jadeo de dolor.

Su corazón retumbó y sus nervios aumentaron cuando el vampiro tocó la puerta enfurecido.

—¡Abre la puerta! —gritó. El cazador se apoyó aún más en la puerta, su mano derecha fue a su herida recién causada, sintió dolor, la sangre manchó su camisa y su palma al instante.

Los golpes en la puerta, el dolor en su cuello, los nervios, el miedo.

Empezó a llorar, colocó el pestillo de la puerta alejándose a ella, pensando en qué debía hacer.

¿Debía abrir? ¿Debía divorciarse? ¿Debía buscar con que defenderse?

—Te voy a dar hasta tres para que abras la maldita puerta —avisó Kang del otro lado, respirando errático, relamió sus labios un par de veces, el sabor de la sangre ajena causando una ansiedad enorme en él.

Tanto que había esperado para probarlo, que ahora era una necesidad incontrolable.

—¡Uno! —contó pateando la puerta, BeomGyu se desesperó aún más. Buscó sus dagas en el cajón con la esperanza de conseguirlas, pero no estaban, TaeHyun se lo había dicho.

¿Que podía agarrar?

¿Ropa?

—¡Dos! —otra patada en la puerta. BeomGyu miró sus lociones, su cepillo, nada le servía para defenderse.

Se desesperó inevitablemente, paseando su mirada por todo el lugar, sin tener nada con que defenderse, tenía solo sus manos y a nivel de fuerza, Kang TaeHyun lo superaba. El miedo lo hizo llorar más alto.

—¡Tres! —las patadas en la puerta se hicieron más constantes, una tras otra, la puerta crujió bajo la fuerza del vampiro. A Kang no le costó más de treinta veces para romper la puerta y poder entrar.

BeomGyu solamente gritó, lloró, más nunca suplicó.

El dolor era inmenso, un más cuando el vampiro lo hacía con tanta agresividad.

El vampiro le desgarró la ropa para poder tener acceso a los brazos y a los hombros. Todos esos lugares fueron mordidos.

—¡Es suficiente! ¡Ya basta! —gritó en medio de su llanto, sujetó los cabellos del vampiro para apartarlo, en otro intento inútil. Se sentía débil, cada vez sus fuerzas se perdían más y más— ¡Ya!

El sonido húmedo del vampiro succionando era suficiente para llorar.

Su cuello, sus brazos, sus hombros llenos de mordidas de sangre.

BeomGyu trató de apartarlo de nuevo, con movimientos flojos, no tenía energía ya.

Soltó un sollozo sintiendo sus ojos pesar.

TaeHyun nunca se detuvo, nunca dejó de succionar, ni de lamer las mordidas que hacía para mejor cicatrización.

No se detuvo ni cuando BeomGyu perdió la conciencia bajo él.

Soltó un jadeo satisfecho diez minutos después del desmayo del cazador. Las sábanas estaban algo salpicadas de sangre, arrugadas.

Relamió sus labios al sentirse satisfecho, saciado.

Podría seguir, pero lo quería vivo.

Pasó su mano por el cabello del cazador, con cuidado, luego con su dorso limpió las húmedas mejillas ajenas. Observo sus pestañas, húmedas, sus pómulos húmedos igual de lágrimas.

—Señor —volteó a la voz mayor. La señora Che estaba ahí, cabizbaja, viendo la puerta destrozada.

A pesar de que el personal estaba en la cocina, todos pudieron escuchar los gritos de BeomGyu, los de TaeHyun, la puerta siendo derrumbado, el llanto del cazador.

Pero la señora Che imaginó una escena completamente diferente antes de subir.

—¿Si?

—Los miembros de la corte lo solicitan con urgencia  —avisó. TaeHyun frunció el ceño quitándose de sobre el cazador desmayado, ¿Qué querían los miembros de la corte con tanta urgencia?

—Señora Che, encárguese de él, cure sus heridas y cuando despierte dele de comer —ordenó recibiendo un asentimiento.

—Claro, señor.

—¿Y las dagas?

—En el cajón derecho de su escritorio, señor.

—Gracias —fue lo único que dijo antes de salir hacia su oficina.

La señora Che pasó a la habitación, avanzó rápidamente hasta el cazador inconsciente.

Lo observó superficialmente, heridas de mordidas en los brazos, hombros y una grande en el cuello, todas habían sido hechas con brusquedad por lo que la sangre que brotaba era mucho más.

En total silencio se encargó de buscar los materiales para limpiar al humano, desinfectar las heridas y colocar un cambio de ropa.

Para eso, necesitaba más de dos manos, por eso, dos de las chicas que trabajaban en el servicio la ayudaron a limpiar sus heridas con motas llenas de alcohol. Entre las tres acomodaron a BeomGyu en el centro de la cama, dándole pequeñas miradas al creer que despertaría.

Ninguna de las mujeres opinó nada, ninguna de ellas debía hacerlo, con hacer su trabajo era suficiente.

—Pide que preparen sopa, también algo de arroz —ordenó la señora Che cuando las dos mujeres salían de la habitación.

—Claro, señora Che.

—También traigan un suero —y sin más, las muchachas salieron para acatar las órdenes. Luego se encargarían de la puerta rota y caída, primero debían asegurarse del despertar del joven.

Sus labios estaban pálidos, su cara completa estaba pálida.

La señora Che se quedó a su lado todo el tiempo, esperando a que despertara.

Eso fue una hora y media después, ya la comida estaba lista, el suero igual.

BeomGyu abrió los ojos con lentitud, sintió su cuerpo arder, adolorido, de inmediato su mente le mandó imágenes de lo ocurrido anteriormente.

Cuando captó una sombra moviéndose a su lado tomó asiento de inmediato, retrocediendo. La adrenalina se disparó en su cuerpo, de nuevo el miedo estaba presente.

—Señorito Kang, no haga movimientos bruscos, apenas están cicatrizando —dijo amable la señora Che pidiendo que volviera a su posición. BeomGyu miró la habitación, la puerta seguía en el piso, miró las sábanas bajo él algo salpicadas de sangre.

—¿En dónde está? —preguntó aún alerta, el miedo en sus ojos no fue algo fácil de ver para la señora Che.

—Salió hace una hora —contestó, mirando los intentos de levantarse del cazador, pero estaba débil, demasiado débil hasta para mantenerse de pie— Señorito, coma algo, así se recuperará más rápido —dijo extendiéndole un vaso con líquido rosa, el suero que normalmente los humanos tomaban para ese tipo de casos.

BeomGyu la observó con algo de desconfianza antes de tomar el vaso con manos temblorosas y tomar poco a poco.

—Aquí hay sopa y arroz —le dijo cuando terminó el vaso entero. La señora Che tomó el plato y se lo extendió, BeomGyu lo recibió— ¿Puede sostenerlo solo? Puedo ayudarlo.

—Puedo solo, gracias —murmuró mirando el alimento, se veía apetitoso, cómo toda la comida de la mansión— Señora Che.

—Digame.

—Salga un momento, por favor —pidió soplando la sopa a pesar de que estaba en una temperatura comestible— La llamaré si la necesito —murmuró mirando de reojo como la mujer se iba algo insegura pero cumpliendo con la orden.

BeomGyu probó la sopa con mano temblorosa.

Estaba deliciosa, pero no pudo disfrutarla.

Tomó dos bocados más antes de dejarlo en el buró. Estaba débil, temblaba.

Se observó a si mismo, sin nada en la parte superior, con parches en sus brazos, algunas mordidas más leves con pomadas, algunos rasguños por el forcejeo.

Aún tenía esa sensación de haber estado sometido de esa manera, sin defensa.

Sin ser conciente, empezó a llorar.

¿De qué le sirvió el entrenamiento? ¿De qué le sirvió la defensa personal?

Nada, no le sirvió de nada porque aún así, TaeHyun lo había sometido cómo quiso, bebió de él, lo hirió.

Perdió la noción del tiempo, acostado en una misma posición, mirando a la nada, débil, con el odio aumentando en él, la impotencia.

No volteó la mirada hacia la puerta, sabía que la señora Che lo estaba vigilando, y aún cuando la señora entró a revisar el plato de sopa, no sé movió.

—No tengo hambre, señora Che —le dijo en voz baja, débil.

—Pero señorito, coma un poco solamente, necesita energía —la mujer trató de convencerlo, BeomGyu la ignoró.

La señora Che esperó unos segundos, suspiró tomando el arroz y la sopa ya fríos.

—¿Comería una ensalada? Solo un poco, señorito.

—No, señora Che, no quiero comer —murmuró cerrando los ojos, suspiró. El dolor de las heridas, la incomodidad, estaban demasiado recientes y se hacían notar con un desagradable escosor.

La señora Che iba a insistir, pero el hombre que se detuvo en la puerta la hizo guardar sus palabras.

—Haga una comida nueva más saludable, él bajará a comer conmigo —la orden fue clara y precisa, la señora Che se retiró sin ver atrás, con el fondo de la voz de BeomGyu negando una y otra vez.

—No, no... No, alejate de mi —con las fuerzas que le quedaban tomó asiento en la cama, retrocediendo hasta pegarse a la cabecera de la misma, TaeHyun se acercó a él con las manos en los bolsillos, lento y mirándolo fijamente.

El vampiro tomó asiento frente a él, sin tocarlo, sin acercarse más.

Aún más, sintió miedo, adrenalina.

—¿Sabes en dónde estaba?

—No me importa —su voz era baja, casi un susurro, TaeHyun sonrió de medio lado.

—Estaba en la corte vampiro, me llamaron con urgencia, ¿Sabes por qué? —Kang se acercó a él, inclinándose, de inmediato BeomGyu alzó las manos para evitar más acercamiento.

Pero estaba débil, ¿Que más podía hacer?

—Porque hace dos horas, se registró un intento de ataque de los cazadores —BeomGyu alzó la mirada confundido, con sorpresa.

¿Qué estaba diciendo? Se supone que no debía haber.

—Que tu padre incumpla su parte del trato, que ignore el contrato, me molesta mucho, ¿Sabes? ¿Qué crees que pueda hacer en este caso? —preguntó sujetándolo de la barbilla. BeomGyu cerró los puños en la ropa del vampiro, apenas y apretando, quería quitar la mano en su barbilla pero la diferencia de fuerza era mucha— ¿Qué debería hacer contigo por ese incumplimiento, cariño? ¿Uhm?

—No es mi culpa...

—Eres mi esposo —se inclinó más a él, rozando sus narices, sus alientos de mezclaron. BeomGyu apretó los ojos con miedo— Si a él no le importó nuestro tratado de paz, a mí tampoco debe importarme, ahora eres mío.

—No, no soy tuyo —negó tratando de alejarse, el vampiro rió acercando aún más sus caras, BeomGyu sintió sus labios rozar con los del vampiro.

—¿Necesitas que te haga mío para que lo entiendas?






























Cómo ya se avisó en el prólogo, este fic tiene violencia, abuso, muchísimas cosas y si no están de acuerdo o no se sienten cómodos están en todo su derecho de retirarse de la historia, ya que este es solo el inicio.

Están a tiempo de dejar la historia si no les parece o desagradan las situaciones.

Por otro lado, ¿Qué les pareció?

The_Dark_Diamond

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