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La sangre tiene un tiempo de coagulación entre veinticinco a treinta y cinco segundos, es un mecanismo del cuerpo, lo había aprendido desde la adolescencia.

—Es viscosa... —murmuró mirando su mano izquierda, sus dedos llenos de sangre que se frotaban entre ellos para sentir el líquido denso.

Si se coagulaba, la hemorragia se detenía, un mecanismo total que él conocía. Aún así, no era su idea dejar que la hemorragia se detuviera.

Su idea, era causar más hemorragias.

—Hey... Hey —BeomGyu llamó a su víctima palmeando su mejilla, el hombre cabeceó un poco sintiendo sus brazos doler, estaba colgado del techo, sin la parte superior de su ropa, había sido golpeado un par de minutos por las manos de su secuestrador y luego con un palo de madera, ahora tenía una herida de unos veinte centímetros al costado de su abdomen, BeomGyu había adentrado sus dedos allí por curiosidad sintiendo lo tibio y viscoso que era— No he terminado aún, no me funciona así —negó tomando el cuchillo por el filo, adentró la agarradera en la herida de su víctima, escuchando sus gritos de agonía y dolor, la incisión se abrió para recibir el objeto ajeno, más sangre salió de allí, BeomGyu la observó fijamente— ¿Te duele? —preguntó volteando a ver a su víctima que gritaba de agonía, se retorcía lo poco que podía, sudando y llorando.

—¿¡TÚ QUÉ CREES, PSICÓPATA DE MIERDA!? —preguntó entre el dolor, sabía que no le quedaba más que gritar e insultar en sus últimos momentos, no entendía que hacía ahí, él era un hombre de bien, jamás se metió con nadie, no tenía deudas, y mucho menos a un enemigo al que rendirle cuentas, siempre tuvo una vida pacífica, sin meterse en cosas extrañas.

Entonces, ¿Por qué iba a morir?

BeomGyu soltó una carcajada sacando el cuchillo de donde estaba, arrojándolo a un lado.

Observó la mesa de metal, había utensilios que aún no sabía usar y prefería no tocar, y otros más llamativos para él.

—Que bonita... —murmuró moviéndose hasta casi el otro lado de la mesa para tomar una katana, con la agarradera en color vino, algunas incrustaciones negras brillantes, se veía algo gastada pero no le quitaba lo llamativa y elegante.

La punta del filo estaba algo sucia, sangre seca, por supuesto.

—E-eres un loco... ¿¡QUÉ FUE LO QUE TE HICE!? —preguntó el hombre a gritos mirando con completo terror la katana.

De todas las armas blancas, la katana es la más letal, era conocimiento general.

—Nada, ni te conozco —negó tomando el arma correctamente, miró las muñecas del hombre aferradas a las muñequeras de hierro que lo colgaban al techo.

El hombre apretó los dientes, ¿Qué clase de psicópata tenía al frente? ¿Por qué había tenido que ser él su víctima? Un inocente, una vida que no merecía eso, ¿Por qué él debía pagar por la locura de Kang BeomGyu?

—¿Crees que esto atraviese tus huesos? —le preguntó casual, pasando su dedo por el filo de la katana, BeomGyu pensó unos segundos antes de negar poco a poco con la cabeza, para manejar katana debía ser un experto, lo sabía.

Aún así, la fuerza bruta, su motivación, su ira, eran mucho más que un experto.

—Psicopata... ¡ERES UN ASESINO, PSICÓPATA, MANÍACO! —le gritó en desquite, odiándolo completamente y con la impotencia de no poder hacer nada.

BeomGyu lo observó con una pequeña sonrisa.

—Y eso que no conoces a mi marido —mencionó apretando el mango de la katana con seguridad.

Tomó el impulso necesario, y atacó, golpeando exactamente un poco antes de la muñeca del hombre, una y otra vez, traspasando la carne, igualmente el hueso, hizo un gran esfuerzo, soltando gruñidos que se opacaban por los gritos de su víctima.

El hombre gritó de dolor cuando su mano se desprendió, su peso quedó sólo en su brazo derecho, su mano amputada quedó en su lugar con la cadena muñequera de hierro, lo demás empezó a brotar sangre en exceso, salpicando la ropa y cara del cazador.

BeomGyu jadeó de cansancio mirando toda la hemorragia manchar el suelo, era completamente bizarro. Se acercó a su víctima, lo miró directamente a los ojos.

Estaba llorando, a pesar de no gritar estaba suplicando que toda esa tortura se detuviera, sus párpados se cerraban involuntariamente por la perdida de sangre, estaba a punto de desmayarse. BeomGyu lo sujetó del mentón, aún manteniendo el contacto visual.

Esos ojos ya no tenía esperanza de vida, tenían tantos sentimientos encontrados, una simple mirada que se apagaba bajo sus manos, BeomGyu sonrió poco a poco.

—¿Así se veían mis ojos? ¿Él vió eso en mis ojos? —preguntó en voz bajas usando la katana en su otra mano, atravesando una parte cualquiera del abdomen ajeno, vió esa misma nula esperanza pasar a dolor, una agonía que ya no podía expresar a gritos por la debilidad, ¿Así se veía él? ¿Eso era lo que veía Kang en cada abuso, en cada golpe, en cada herida y en cada quemadura? Lo entendía si era así— Somos iguales... ¿Sabes por qué? —volvió a preguntar sacando la katana, la sensación de deslizar el filo para cortar la carne le causaba un estremecimiento, era curiosa la sensación, nueva.

Le encantaba.

—Que tu y yo eramos inocentes... —murmuró mirando al hombre perder la vida bajo sus manos, por sus acciones y decisiones.

Volvió a atravesar la katana en su cuerpo, el sonido viscoso, seguido de la suave sensación de atravesar la carne, músculos, venas, órganos, las gotas de sangre salpicando en los charcos bajo sus pies, sentía algunas gotas del mismo líquido deslizarse por sus mejillas.

Sacó la katana y la volvió a incrustar con más fuerza, el sonido del desgarre de la piel, siendo adictivo, la katana quedó justo en el pecho, tuvo que usar más fuerza para atravesarlo por completo, tal vez había atravesado su corazón, o incluso un pulmón.

Lo hizo varias veces sabiendo que ya no habría gritos, ya no habría agonía, ya no sentía dolor, ya no había una súplica silenciosa ni ese arduo deseo de que todo acabase ya.

No había nada de eso, porque ya había perdido el alma, estaba muerto.

Y no hablo solo del cadáver.

BeomGyu se separó de él cuando se sintió satisfecho, dejando la katana incrustada en el cuerpo.

Miró lo que había hecho, había amputado su mano, observó la misma inerte en la agarradera, la punta de los dedos algo morada, una gota de sangre apenas y formándose para caer en la muñeca.

Miró el brazo amputado, aún corría sangre pero notó que estaba algo más espesa, se acercó tomando un poco en sus dedos, teniendo la curiosidad de tocar lo que estaba a la vista.

Pasó su índice por la musculatura, viscosa y húmeda, aún así era suave al tacto, el hueso la vista siendo algo rasposo, por el tiempo aún estaba tibio.

Dejó el brazo en paz, detallando las otras heridas del abdomen, la katana aún incrustada, toda la sangre hecha charcos que pisó y ensuciaron sus zapatos, se miró a sí mismo.

El aroma era nauseabundo, aún así, inhaló profundamente.

Era metálico, olía a humedad también, a madera vieja, hacía calor, estaba cansado y le dolían los brazos.

Aún así, sentía relajación.

Le dió una última mirada a su víctima antes de salir a pasos lentos, sin mirar hacia atrás, sin gritar, sin llorar, sin tener un sentimiento de culpa por haber matado a un inocente.

Solo salió y cerró a sus espaldas, mirando su auto aparcado.

Miró a la derecha, tenía un solo guardia esa vez, un hombre del que no recordaba su nombre pero que avanzó en su motocicleta cuando él también lo hizo en su auto.

La noche anterior, Haneul había sido llevaba a la mansión Choi, cómo pudo, le explicó a la niña que era por seguridad, prometiendo ir a visitarla de vez en cuando o llamarla para que no se sintiera sola.

A pesar de que estaría rodeada de vampiros estaría mucho más segura que en territorio humano, estaba seguro.

—Llegó, seño-... Señorito, oh, mí Dios... —la señora Che avanzó hasta él, mirando su aspecto ensangrentado.

—Estoy bien, señora Che... Solo necesito un baño —mencionó dedicándole una pequeña sonrisa. La mujer tartamudeó un poco antes de asentir— ¿En cuánto tiempo estará la cena?

—E-en dos horas o menos, ¿Por qué? Le puedo conseguir algo de comer antes —ofreció ignorando el aspecto ensangrentado de BeomGyu, y además, lo relajado que estaba, mucho más el hecho de que no estaba con TaeHyun, sea lo que sea que había pasado había sido obra de él y eso, le enviaba muchos malos pensamientos además de escalofríos.

BeomGyu negó con una pequeña sonrisa, dejando a la mujer a solas.

Subió las escaleras poco a poco, sin preocupaciones de manchar algo de sangre, ya estaba seca y además, había un servicio que podría limpiarlo.

—Ya llegué —anunció abriendo la puerta de la habitación compartida, TaeHyun estaba recostado en la cama, con un libro de anatomía en manos.

—¿Cómo te fue? —preguntó volteando a verlo, sonriendo de medio lado por su aspecto— Veo que muy bien —comentó levantándose de la cama, dejando el libro en uno de los buró, acercándose a él.

BeomGyu quitó su chaqueta, dejándola en el suelo.

—Envié un regalo a la mansión Choi —mencionó mirando a su esposo, BeomGyu frunció el ceño.

—¿Qué enviaste? —preguntó sintiendo al vampiro tomarlo de la cintura para guiarlo por fuera de la habitación, caminando por el pasillo.

—Le ordené a Ken ir a la morgue infantil —informó deteniéndose cuando BeomGyu lo hizo, TaeHyun lo observó con una ceja arqueada— Lo demás lo supondrás, ¿Cierto, precioso? —preguntó mirando a BeomGyu que se mantenía con el ceño fruncido, luego de un momento lo relajó. TaeHyun lo apegó más a él— ¿Qué te parece? —preguntó por encima de sus labios, esbozando una pequeña sonrisa que mostraba la punta de sus afilados colmillos.

BeomGyu rozó sus dedos con sangre seca en las mejillas de su esposo, sus respiraciones estaban fusionadas, soltó una sonrisa leve antes de besar castamente sus labios.

—Una gran idea...

















[...]























Por la época actual, no se recibían correspondencias, era sumamente raro recibir una en la época.

Aún así, el aroma a cartón húmedo, la sangre que goteaba por la humedad, el aroma a podrido que emanaba sin necesidad de abrir la caja, era suficiente para tener un nudo en la garganta y temblor en las manos.

—No... N-no... M-mi niña... ¡MI NIÑA! ¿¡QUÉ LE HICIERON A MI NIÑA!? ¿¡QUÉ LE HIZO ESE CABRÓN!? —gritó YangMi cayendo sobre sus rodillas en un golpe en seco, mirando la deformidad, las partes descuartizadas y masacradas de miembros superiores e inferiores pequeños, tamaño infantil, del tamaño de Haneul.

JunSeo también cayó sobre sus rodillas mirando la pequeña mano que estaba arriba de lo demás miembros, sosteniendo un lazo rosa, ese mismo lazo que llevó ese día a la escuela, estaba justo allí en los dedos frios y la punta de los dedos cambiando de color.

YangMi soltó un sollozo, perdiendo esa elegancia y aspecto imperturbable que había tenido frente a los guardias y frente al servicio. Metió sus temblorosas manos en la caja, quitando el lazo rosa de la mano inerte de su pequeña.

Apretó la prenda a su pecho, soltando un grito de dolor que desgarró sus cuerdas vocales, llorando la pérdida de su pequeña, sin poder darle una despedida digna, sin poder haber hecho nada por ella, sin poder evitar ese horrible final que podría tener una niña.

—¿¡POR QUÉ TUVO QUE HACER ESTO!? —preguntó sin poder controlarse, JunSeo miró la caja fijamente, lágrimas silenciosas se deslizaban por sus mejillas, estaba en un estado de trance, parecía tener un manojo de sentimientos que no sabía expresar, o tal vez estaban atascados por el impacto del momento.

Los gritos desgarradores de su esposa, el llanto lleno de dolor y agonía era lo único que se escuchó esa tarde en la mansión Choi.

—¡BEOMGYU ES UN PSICÓPATA! ¿¡CÓMO PUDO SER CAPAZ DE ESTO!? ¡ERA UNA NIÑA, UNA INOCENTE NIÑA!—gritó sin importar el dolor en su garganta apretando el lazo en su mano, miró a su esposo, agitada y con la respiración errática por los sollozos— ¡ES TÚ CULPA, MATARON A MI NIÑA POR TU CULPA! —acusó golpeando el hombro de su esposo antes de recostarse del mismo para seguir llorando desconsolada y destrozada.

JunSeo pasó sus manos por su cara antes de cerrar la caja, sin poder ver por más tiempo los restos de su hija.

Poco a poco fue aún más consiente del llanto de su esposa, de los gritos, algunos lloriqueos del servicio al saber y ver la masacre que había en esa pequeña caja de cartón, los guardias igual estaban decaídos, cabizbajos uno que otro derramando lágrimas por la pérdida tan brutal de una niña a la que vieron nacer y crecer.

Y el impacto era aún más grande cuando sabían de antemano el autor de tal obra. Otro joven que atendieron, que vieron crecer y vieron con todo el amor con qué trató a Haneul apenas nació.

—Él no es capaz... —negó JunSeo después de minutos, YangMi pasó sus manos por sus ojos, derramando su máscara de pestañas por toda su cara.

No le importaba su aspecto, ¿A quién le importaba en esa situación?

—¿¡CÓMO QUE NO ES CAPAZ!? ¡DESCUARTIZÓ A TU HIJA, JUNSEO!  —gritó señalando hacia la caja. El hombre negó con la cabeza, una y otra vez.

Habían límites, existian límites, y dudaba mucho que BeomGyu haya sido capaz de ello, ¿Qué tanto tuvo que haber pasado? ¿Qué tan malo se pudo haber vuelto? ¿Qué tanto lo había corrompido Kang TaeHyun?

—¿Lo conoces, JunSeo? ¿¡Tienes la maldita base para decir que lo conoces!? ¿¡CÓMO SABES DE QUÉ ES CAPAZ Y DE QUÉ NO!? ¡SE NOS SALIÓ DE LAS MANOS Y AHORA MIRA, TU HIJA A MUERTO POR ESE MANIÁTICO! ¡ME IMPORTA UN CARAJO SI KANG ESTÁ INVOLUCRADO O LO HIZO ÉL, BEOMGYU PUDO HABERLO EVITADO Y SI NO LO HIZO, FUE PORQUE ESTABA DE ACUERDO! ¡KANG BEOMGYU DESCUARTIZÓ A TU HIJA, ÉL LA MATÓ, ACÉPTALO DE UNA VEZ! —le gritó sin importar lastimar aún más su garganta, se levantó del suelo mirando la caja, sollozó apretando el lazo en su pecho— Lleven... Lleven esto a una funeraria-... N-no lo sé... Algún lugar... Donde podamos-... De-despedirla... —ordenó mirando a los guardias que asintieron, tomando un par de respiros y la suficiente fuerza sentimental para tomar la caja húmeda por debajo y llevarla fuera de la vista de los padres.

JunSeo miró la marca de sangre que dejó en el suelo, puso sus manos en su cara, ocultando un sollozo que salió involuntariamente, su esposa ya no estaba cerca de él, aún así, podría escucharla llorar gracias a la intensidad.

¿Que quién me creo? Esa no es la pregunta, JunSeo, la pregunta es, ¿Quién soy ahora?

¿Quién es Kang BeomGyu?
















































Este es uno de los capítulos más fuertes de este fic y uno de los que más me costó escribir la verdad hasta que quedara como quería, creo que he sido muy explícita en cuanto a descripción y sentimientos...

Si les pareció muy fuerte, les incomodó o causó repudio, están en todo su derecho de dejar ésta historia, más adelante habrá escenas iguales o peores que éstas y prefiero que dejen de leer si les causa incomodidad o lo que dije antes.

¿Qué opinan de este capítulo? Cuéntenme, ¿Cómo se sintieron al leer? Es importante para mí

Que pasen buenas noches/día/tarde

The_Dark_Diamond04

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