[JackJae] Bobby, la tarantula

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En donde una noche divertida se convierte en una típica película de terror.

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Regla número uno, no hacer fiestas.

Regla número dos, no consumir alcohol.

Regla número tres, no separarse del grupo.

Regla número cuatro, no tener sexo.

Si eres capaz de seguir estas reglas al pie de la letra, sobrevivirás en la noche de brujas.

~Jackson X YoungJae. 

Advertencia: ninguna.

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—Por esto odio venir a las fiestas de tu amigo.—YoungJae bufó con hastío. Estaban recogiendo las cosas en la sala de estar y de fondo se escuchaba el audio de una película de terror, siendo Halloween, pasaban las típicas maratones en la televisión.

Siempre era lo mismo, su hermano lo llevaba a cada una de ellas para que ayudara a limpiar el desastre después de que todo el gentío se fuera. A éstas alturas ya ni siquiera sabía cómo es que lograba convencerlo.

—No te veo quejándote cuando saqueas la cocina.—dijo Jae Beom lanzando un vaso de plástico a su cabeza. Se tambaleó después de eso pues estaba un poco ebrio. Le causó algo de gracia porque se había disfrazado de Michael Jackson en Thriller y bajo los efectos del alcohol parecía un verdadero zombie. La peluca que le había prestado a su prima Suzy se perdió en algún momento de la fiesta, eso le iba a costar un buen golpe porque formaba parte de la utilería que la chica usaba en sus clases de teatro.

—Apresúrense, no nos dejan ver.— YuGyeom y BamBam que estaban sentados en el cómodo sofá los empujaban para que se quitaran de ahí. Se habían sentado a ver la maratón de películas que pasaban todos los años en la tv. Claro, a quién no le gusta verlas, inclusive si algunas escenas resultaban ridículas. Eran todo un clásico.

—Que asco, YuGyeom. Cierra las piernas.—el chico usaba un disfraz de Britney Spears colegiala y exhibía lo que llevaba debajo de la falda mientras se rascaba la panza, el crop top le facilitaba el trabajo. YoungJae hizo una mueca. YuGyeom vivía en esa casa y ni siquiera levantaba un dedo para ayudar.

—Hyuuung. Jae me está molestando.

El menor siempre se andaba quejando con JinYoung, todos sabían que lo hacía para llamar su atención. A pesar de que su crush era uno de los más inteligentes de la escuela, seguía sin darse cuenta del evidente enamoramiento del hermanito de Jackson.

—Cállate.— con el cuerpo y el disfraz de Drácula hecho un desastre, JinYoung estaba boca abajo en el sofá del otro extremo. Hacía un puchero y se quejaba del dolor de cabeza. De todo el grupo, era quien menos sufría de resacas así que fue un poco extraño verle en ese estado.

—Es la primera vez que lo veo así. ¿Seguro que no te drogaron, señor "yo nunca me paso de copas"?— BamBam mostraba una sonrisa que no pasó desapercibida ante YoungJae, mucho menos el movimiento de su brazo, empujando a YuGyeom con el codo.

YoungJae estaba seguro de que ellos eran los responsables del estado en el que se encontraba JinYoung. Los menores siempre hacían bromas a los demás pero nunca se imaginó que serían capaces de drogar a JinYoung.

—Ah, ya me cansé de esto.— se quitó los cuernos de plástico que llevaba en la cabeza y los lanzó lejos.—¿Dónde está el idiota de Wang? Es su casa, también debería estar limpiando.

—Está con Mark, encargándose del patio trasero.

Con ese par junto iban a tener más basura de la que ya había. Y como si les estuvieran invocando, entraron a la casa con bolsas en las manos y una caja de pizza a medio terminar.

—Hace un poco de frío.—Wang se abrazó a sí mismo para entrar en calor. Claro, sin camisa y sólo con un taparrabos era obvio que iba a tener frío. Caminó hasta las ventanas y las cerró con el pestillo para evitar que la brisa helada siguiera entrando a la casa.

En esos momento se lamentó por no haber escogido un disfraz más completo que le protegiera un poco, pero por supuesto, el niño bonito pensó que de esa manera impresionaría a YoungJae y al menos obtendría su atención unos momentos. Qué tonto fue. El chico no era alguien superficial y desde luego que una cara bonita y abdomen marcado no los encontraba interesantes.

Antes de alejarse de las ventanas, vio la sombra de un hombre parado a lo lejos de su casa. Prácticamente en la esquina, el desconocido observaba en su dirección con las manos en los bolsillos del pantalón. No se le hizo extraño porque muchos de los vecinos salían malhumorados a la calle por el ruido que causaban. Lo más seguro es que el tipo saliera para verificar si habían dado por terminada la fiesta.

—¡Mark!— el estrepitoso ruido del americano cayendo sobre el estante donde su papá guardaba sus discos, seguido de la voz chillona de su hermano le hizo voltear la cabeza. Mark se encontraba en el suelo, entre varios cd's dispersos.—¡Estaban en orden alfabético! ¿Acaso quieres que mi papá me mate?

—Nos haría un favor a todos.— la indignación se apropió del joven rostro de YuGyeom. Que tu crush dijera eso era igual de doloroso que un golpe en las pelotas. Pobrecillo, pasó horas arreglando los pompones rosas que dividían su cabello en dos coletas. Ambos eran un fracaso en el amor. Tal vez era algo genético.

Cuando se dio la vuelta para cerrar las cortinas, vio por el rabillo del ojo que el vecino ya no estaba en la calle.

—Toma, Jae Beom. Llévalas a la cocina.— YoungJae vio a Mark darle las bolsas a su hermano. Mala idea, ya podía ver el desastre que haría en la cocina, el único lugar que se mantenía limpio. Sería increíble si llegaba a traspasar la puerta sin caer de frente.

—No Jae Beom, si te alejas del grupo serás el primero en morir.—Jackson rodó los ojos al oír a BamBam.

—Tantas películas de los noventa ya te lavaron el cerebro.— dijo mientras frotaba las manos para calentarlas.

—Es en serio. Hay reglas para sobrevivir en la noche de brujas.

—¿Y cuáles son esas supuestas reglas, según tú?

—Número uno, no hacer una fiesta.— BamBam levantó el dedo comenzando a enumerar.—Dos, no consumir alcohol.

—Uy, creo que a este paso moriremos todos.—comentó Mark después de haberle dado un trago a la lata que sostenía en la mano. Seguía en el suelo tratando de acomodar los cd's en el estante. Con el traje del hombre araña se le marcaban más los músculos y el tailandés no desaprovechó en decirle que se agachara a ver debajo del sofá porque al parecer había un cd ahí. Cuando obtuvo la vista que quería, continuó hablando.

—Tres, por nada del mundo separarse del grupo. Cuatro, no tener sexo.

—Okey. ¿Quién se anima a follar para romper todas las reglas de una buena vez? Si hay algún psicópata con sed de sangre merodeando por aquí, será más fácil atraerlo con gemidos.—YuGyeom miró el reloj en la pared, las manecillas apuntaban exactamente las tres y media de la mañana.—Que sea rápido, en media hora comienza Pesadilla en la calle Elmore y no quiero que un loco me degolle mientras veo a Johnny papucho Depp.

—¿No quieres ofrecerte como voluntario? Puedes hacerlo con un sexy vampiro que ya aceptó sacrificarse.

—¡Cierra la boca, Bam!—el menor se hundió en su lugar para ocultar su vergüenza.

Más ridículos no podían ser. A YoungJae no le cabía en la cabeza cómo es que el tailandés creía fielmente en esos guiones hechos para trolear a los adolescentes. No era técnicamente posible que todo eso combinado propiciara un incremento en las probabilidades de ser asesinados en Halloween por un loco sin nada más interesante que hacer esa noche.

—Oye, Jae.—habló su hermano.—¿Por qué no ayudas a Jackson a quitarse el frío? Sólo tienes que acercarte y se calentará igual que un bistec en la parrilla.

—¡Vete!— gritó mientras le lanzaba la bolsa con basura que había estado sosteniendo. Escuchó risillas a sus espaldas y fulminó a los tres idiotas que encontraban gracioso el mal chiste de su hermano.

Todos hacían ese tipo de comentarios y él ya se estaba hartando. En la escuela era lo mismo, sus compañeros de clase siempre decían cosas como "¿Cuándo vas a decirle que sí a Wang?". Incluso los padres de Jackson hacían bromas sobre ellos. No entendía el afán de las personas por emparejarlo con él.

Llevó la mirada a Jackson, tenía las mejillas sonrosadas, no supo si era por lo que Jae Beom dijo o porque se estaba congelando. Cuando Wang se dio cuenta de que lo veía con una ceja arqueada, dejó de frotarse el cuerpo y carraspeó.—Uhum. Muy bien, ustedes, bola de holgazanes.— señaló a los que estaban en el sillón.— Pónganse de pie y ayuden en algo.

—No queremos, Nefertiti.

—¡Soy Tutankamón!

—Es lo mismo. Eres una momia.

—Es un faraón y técnicamente, es una momia antes de que pasar por el proceso de momificación.— dijo JinYoung mientras se revolcaba en el suelo.

—Cuidadito y vomites aquí.—amenazó Wang.—Haré que lo limpies con la lengua.

—Mmm, qué rico. ¿Verdad YuGyeom?— YoungJae hizo una mueca de asco al oír a BamBam quien observaba atentamente su teléfono.

"Bola de estúpidos cerdos" murmuró bajo. Ya lo tenían harto. Se hubiera quedado en casa viendo la maratón de películas con Coco a su lado. Ahora mismo estaría cómodo en su cama y no en medio de la desastrosa casa con su incómodo disfraz de diablo negro pero que aún así aparentaba ser más cómodo que el disfraz de BamBam. Se le había ocurrido ir de Edward scissorhands y tenía que lidiar con las tijeras falsas en sus manos. Cada cinco minutos se picaba el ojo.

Ignoró a todos y fue a la cocina. Jae Beom tenía las llaves del auto y planeaba quitárselas. Él no iba a pasar un minuto más con esa bola de lelos que tenía como amigos, total, su hermano estaba ebrio y sería imposible que manejara en ese estado.

—Me voy a casa. Nos vemos.— sacó las llaves de su bolsillo y salió por la puerta principal, mientras oía a BamBam decir que no saliera sólo porque había visto a un tipo raro merodear por ahí.

Cuando estuvo fuera se dio cuenta de que en verdad hacía frío. Tiritó un poco al pasar por el jardín hasta llegar al auto.

—Espera, Jae.—vio a Jackson salir corriendo de su casa mientras saltaba por el frío. —¿Ya te-te vas?—se le hacía increíble que alguien fortachón como Wang no tolerara las bajas temperaturas.

—Sí, Jae Beom se quedará a dormir.

Su hermano lo hacía con frecuencia así que no iba a significar un problema si lo dejaba en casa de los Wang. Era prácticamente el tercer hijo del matrimonio.

—No te vayas aún.

—Sólo he estado recogiendo vasos y acomodando los floreros de tu mamá, ninguno de esos tontos ayuda y el único tonto que lo intentó está ebrio en la cocina, a punto de desmayarse.

—Lo siento. Yo limpiaré todo, pero no te vayas aún.

—¿Por qué quieres que me quede?

—Bueno... Encargué pizza. Me va a sobrar una caja si te vas.—YoungJae levantó las cejas. ¿Qué quiso decir el idiota?—No es lo que estás pensando Jae, no eres un glotón. No es como que pensara eso.

—¿Que?

—Es que... Sé que te gusta comer mucho y que la pizza de doble queso es tu favorita.—Había dejado de abrazarse en un intento por generar calor pero ahora entrelazaba sus manos al frente y mantenía la cabeza baja.—La compré sólo para ti... Pero no porque comas comas mucho... ¡Ay, mierda! Olvida lo que dije.

—Amm... Okey. Me voy.

—No. Quédate, por favor.

YoungJae planeaba declinar una vez más pero justo cuando iba a hablar, se escucharon unos alaridos provenir de la sala de estar junto con cosas rompiéndose. Jackson estuvo a punto de decirles que dejaran de bromear, pero un grito escalofriante resonó en medio de la madrugada. Había sido Jae Beom. Ambos se miraron extrañados después de que un silencio ensordecedor los rodeara.

YoungJae se puso a pensar. Lo más probable era que el idiota se hubiera caído, pero no se oían sus quejidos de dolor. Si resultaba con una contusión en la cabeza, las cosas podrían complicarse.
Con un nerviosismo tremendo, caminó con paso apresurado hasta la cocina con Jackson siguiéndole detrás. La puerta del patio trasero quedaba más cerca, por lo tanto entraron por ahí.

Y sí, efectivamente estaba en el suelo. YoungJae se hubiera reído fuertemente si tan sólo su hermano no estuviera inconsciente y la sangre que salía a borbotones del cuerpo de Jae Beom fuese nada más su imaginación.

Jadeó con sorpresa y horror y por unos segundos no supo qué hacer. Con la sangre que seguía fluyendo la realidad lo golpeó. Se apresuró en llegar y moverle un brazo, no era lo más inteligente que pudo haber hecho pero YoungJae estaba entrando en pánico.

—¿Jae Beom?—su hermano no respondió.—pasó las manos por el rostro del mayor y sintió que su cuerpo perdía calidez y se tornaba más frío. Cuando llevó los dedos a su cuello, sintió que el corazón se le contrajo.

Como si el contacto quemara, retiró la mano y retrocedió asustado hasta chocar contra los almacenes de la cocina.

—No tiene pulso, Jack.—el mencionado, con las manos temblorosas, comprobó por su propia cuenta.

La palidez en Jackson lo dijo todo. El tampoco la sentía.

—Mierda, mierda.—murmuró mientras sacaba el teléfono desde la única prenda que tenía.

Sin batería.

Levantó la mirada hacia el chico que respiraba agitadamente. Sus ojos retenían lágrimas de estupefacción y terror. ¿Quién no estaría de la misma manera si encontrara a su hermano muerto en medio de la cocina de su amigo?

—¡Rápido YoungJae! ¡Tu teléfono!—el menor salió de su trance y rebuscó en su disfraz el aparato. Cuando lo tuvo en las manos intentó llamar a emergencias pero sus manos temblaban tanto que el teléfono terminó cayendo contra la sangre que comenzaba a ser más pegajosa. Lo sostuvo nuevamente pero fue lo mismo, Jackson se acercó para hacerse cargo. En ese estado, YoungJae no podría.

La pantalla del móvil estaba bañada en sangre, su reacción fue limpiar el aparato en su disfraz. Cuando pudo desbloquear el teléfono y teclear el número, la notificación No signal resplandeció.

—Esto tiene que ser una broma.— murmuró.

No podían perder más tiempo, incluso si ambos sabían que era tarde, tenían que hacer algo.

Al darse la vuelta, la respiración se le estancó y comenzó a sudar frío. Ahí en medio del patio trasero estaba el mismo tipo que vio a través de la ventana. Jackson temió. Aquél hombre parecía dispuesto a entrar a la casa, listo para ir tras ellos.

Inmediatamente se puso de pie y cerró la puerta, con el pánico apoderándose de su cuerpo. Corrió hasta YoungJae y lo tomó de la mano para llevarlo consigo a un lugar seguro.

¿Dónde estaban los demás? Echó un vistazo rápido a la sala de estar y la encontró desordenada, los cojines en el suelo, los floreros de su mamá rotos y las cortinas a punto de caerse. Ni un sólo rastro de sus amigos. Pero sí un camino de sangre que desaparecía al final del corredor y las escaleras.

Los golpes en la puerta de la cocina lo hicieron saltar, ese hombre estaba dispuesto a derribarla.

Apretó el agarre contra la mano de YoungJae y corrió hacia el almacén debajo de las escaleras, cerrando detrás de ellos.

Ambos respiraban agitados.

—Jack.—YoungJae susurró.—¿Qué vamos a hacer? — sus ojos reflejaban cuánto miedo sentía. Los suyos debían estar igual o peor. Jackson era alguien super miedoso, milagro que hasta ahora no hubiera hecho pipí.

Se quedó callado. Un loco iba tras ellos y su mente no podía crear un plan para salir ilesos de ahí. Bajo presión las cosas se ponían terribles.

—Debemos encontrar a los demás y salir cuanto antes mientras llamamos a emergencias, no se me ocurre nada más. Iré al segundo piso, los demás deben estar ahí. Una vez que estemos juntos...

La frase quedó incompleta. A pesar de estar dentro del almacén, se escuchó cómo la puerta de la cocina fue abierta. Los platos y las bolsas llenas de vasos fueron esparcidos por todo el lugar. Alguien estaba siendo atacado. Al final, un cuerpo cayó al suelo y tras un grito ahogado, reconocieron la voz de Mark, ahora habían dos cuerpos en la cocina.

Ellos estaban ahí, petrificados al oír cómo uno de sus amigos era apuñalado.

Los fuertes pisadas subiendo por las escaleras les indicó que el hombre se dirigía al segundo piso. Jackson se encontraba básicamente implorando porque nadie estuviera ahí arriba.

"No hay nadie ahí arriba. No hay nadie ahí arriba" se repetía en la cabeza para tratar de tranquilizarse.

Pero entonces recordó la sangre en las escaleras y una sensación de pánico lo albergó.

Y pasó justo lo que no quería. El hombre encontró a alguien más y oían a la perfección cómo las cosas caían y golpeaban la pared, y cuando la siguiente víctima gimió de dolor, supieron que YuGyeom fue agredido.

Jackson saltó en seguida.

—Quédate aquí.— le dijo al menor.

—No.— el chico se aferró a él.—No quiero quedarme sólo.—sollozó.

—Nada te va a pasar. Lo prometo.

—Prefiero ir contigo.

YoungJae se levantó. El no se quedaría escondido mientras sus amigos eran atacados y Jackson hacía todo para salvarlos. ¡También tenía que hacer algo!
Caminó a la puerta y giró el cerrojo.

Estaba bloqueada.

—Esto no puede ser peor.

Su hermano y Mark estaban muertos en medio de la cocina, YuGyeom seguramente también lo estaba, ellos encerrados en el almacén y sus demás amigos perdidos.
Si el asesino lograba dar con los demás, ellos se quedarían encerrados hasta el lunes, el día que los padres de Jackson regresaban. O si corrían con suerte, el olor a descomposición alertaría a los vecinos y la policía podría llegar antes.
Ambos casos se veían lejanos y aterradores.

Con las esperanzas por los suelos, se deslizó contra la pared y se sentó abrazando sus piernas.

Ver a YoungJae tan asustado y triste no fue lo mejor para Jackson. Se acercó hasta quedar a su lado y lo abrazó, su cuerpo temblaba ligeramente y sus pequeños sollozos eran amortiguados en su pecho en donde las lágrimas resbalaban con facilidad al estar totalmente descubierto. Él también quería llorar, pero tenía que mantenerse fuerte para que YoungJae se sintiera levemente seguro estando con él. Estaba enamorado de él desde los trece pero nunca había logrado acercarse tanto sin temblar de los nervios o tartamudear. Tal parecía que esa situación espeluznante le dio las fuerzas que requería para sostener el cuerpo del chico.

Observó al frente e identificó una pequeña ventana. Tal vez podrían salir por ahí. Tras dejar un beso en la frente de YoungJae, se levantó y caminó hasta llegar a ella.

La abrió con algo de dificultad debido a que siempre la mantenían cerrada, por lo tanto las bisagras estaban durísimas.
Sacó la cabeza y lo brazos, cuando todo su torso estuvo fuera, se impulsó hacia adelante.

—Jae, por aquí. Rápido.

El pelinegro se levantó corriendo y Jackson lo ayudó a salir del almacén.
Observaron rápidamente el patio trasero, todo parecía normal, excepto la piscina en donde había un montón de sangre, pero ningún cuerpo. Eso quería decir que uno de los chicos fue atacado ahí pero logró escapar.

Entraron al garaje, y vieron un teléfono en el suelo, el de BamBam. Casi podían sentir la adrenalina corriendo por sus venas al pensar que al fin terminaría todo pero la decepción los abatió al ver la pantalla totalmente destrozada, hecha añicos. YoungJae observó el panorama. Podrían saltar hacia el jardín del vecino y pedir ayuda, la cerca no era demasiado alta, con un buen salto llegaría al otro lado.
Al parecer Jackson se dio cuenta de lo que planeaba, porque en segundos empezó a negarse.

—No, Jae. Es peligroso.— susurró.— ¿Y si te ocurre algo?

—No podemos sentarnos a esperar que nos maten.— Jackson suspiró. Podía ver en sus ojos la batalla mental por la que pasaba y lo entendía, él también tenía miedo pero era la única forma de acabar con eso.

—De acuerdo. Nos separaremos y mientras vas a la casa de los Lee, yo iré al segundo piso. Aún podemos salvar a Bam y a JinYoung.— Wang sostuvo su rostro entre sus manos y se acercó hasta estar a unas pulgadas de sus labios.— Escucha con atención, Jae. No importa si me oyes gritar, no regreses. Quédate a salvo.

Y después de que Jackson le diera un beso pequeño en los labios, salió corriendo hacia la casa, dejándolo sólo en el garaje.
Sus labios hormigueaban tras la sensación del beso que Wang le dio. Si no se vieran envueltos en un escenario de terror, le hubiera regresado el beso y le hubiese dicho que fueran a su habitación, pero fue tan rápido y repentino que no tuvo tiempo de reaccionar.

Caminó lento hacia la cerca, mirando a su alrededor en todo momento, sintiéndose paranoico con el ulular del viento. Debían ser cerca de las cinco de la mañana, calculaba que había pasado un poco más de una hora desde que se desató la conmoción. Sus pisadas eran amortiguadas por el césped y la suave tierra, sin embargo tenía la sensación de estar haciendo mucho ruido que prefirió ir aún más despacio.

Pudo llegar a salvo hasta la cerca de madera que separaba la casa de los Wang de la de los Lee. Había un pequeño macetero a un lado, era lo mejor que tenía a mano, un rastrillo no le iba a servir para poder impulsarse. Se lamentó por echar a perder las flores de la mamá de Jackson pero era necesario subirse al macetero, primero colocó un pie y se sostuvo fuerte de la cerca, levantó la pierna y trató de saltar al jardín vecino, pero en vez de caer de cabeza, se quedó colgado en la cerca debido a la maldita cola de su disfraz.

Gruñó frustrado. ¡Solamente a él podían pasarle esas cosas! Trató de retirar la cola pero era imposible, estaba bien pegada al traje. Maniobró para tratar de tocar el suelo pero el grito de Jackson lo congeló hasta los huesos.

"No importa si me oyes gritar, no regreses".

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Las escaleras estaban pegajosas y las paredes tenían marcas de manos que se deslizaban hasta el suelo. Era igual de espantoso que en las películas. La respiración de Jackson era lo único que se podía oír además del golpeteo de sus pies contra la madera. Intentaba hacer el menor ruido posible para no alertar al asesino sobre su presencia en la segunda planta.
Cuando llegó por fin, su mirada cayó en la puerta que daba a la habitación de su hermano. Intentó abrir pero estaba cerrada por dentro. Acercó la oreja a la puerta e intentó oír algún signo que le indicara que YuGyeom seguía vivo, pero sólo había un silencio escalofriante.

De repente, escuchó la llave del baño en su recámara estaba abierta. Con pasos dudosos llegó hasta su puerta y vio despejada su habitación, también habían gotas de sangre pero eran leves, nada tan impactante como las escenas de la planta baja. Con el corazón latiendo al mil, llegó hasta la puerta del baño, estaba semi abierta así que se atrevió a ver detrás de la ranura y encontró el disfraz de BamBam y las tijeras de utilería en el suelo. Abrió por completo la puerta y cerró la llave.
Seguía sin haber rastro de BamBam y JinYoung.

Observó su reflejo en el espejo. Se veía horrible, con sangre en la cara y el resto del cuerpo. Se lavó las manos e hizo un esfuerzo por quitar los rastros de la sangre de Jae Beom de sus mejillas y frente. Ahogó un sollozo y cerró la llave. Con sus puños apretó fuertemente sus ojos para evitar que sus lágrimas salieran. Se había estado conteniendo frente a YoungJae y ahora se sentía fatal por quebrarse así. No era momento para eso, sus amigos podrían seguir vivos, YuGyeom podría seguir vivo. Con ese pensamiento, retiró sus puños y parpadeó un par de veces. Al enfocar su vista en el espejo, vio una sombra entrar a su habitación, su primera reacción fue salir corriendo del baño para poder huir de ahí pero el hombre lo tomó de los hombros. El gritó al sentir lo pegajosas que estaban sus manos. El olor de la sangre se metió por su nariz y sintió su estómago revolverse por las asquerosa sustancia.

Estiró el brazo para coger lo primero que alcanzara, y cuando tuvo uno de sus trofeos de hockey, se dio la vuelta y golpeó tres veces al hombre, en la cabeza, haciéndolo caer semi inconsciente al suelo.
No desaprovechó eso, a la velocidad de la luz tomó el manojo de llaves de repuesto que tenía y salió disparado hacia el cuarto de YuGyeom, sin embargo. ¡Eran demasiadas! Sus manos temblaban intentando abrir la puerta y el sonido de las llaves se extendía por todo el lugar.

—¡Sueltame!— Jackson dejó de moverse. Sabía que no había sido su imaginación, la voz de Jae entró a través de la ventana en las escaleras. Echó un vistazo y encontró que el hombre sostenía fuerte al menor, con el agarre en la cola de su disfraz. ¿Cómo había bajado tan rápido? A menos que hubiera saltado por la ventana, tuvo que pasar por donde él estaba. Tiró las llaves y corrió hasta la puerta principal.

Eso sí que no, Jackson no se iba a quedar a ver cómo descuartizaban a su enamorado.
Tomó el rastrillo entre sus manos y golpeó al hombre como si su cabeza fuera una pelota de béisbol. El tipo se balanceo y aprovechó para ayudar a YoungJae a ponerse de pie.

—¡Mark! ¿Dónde estás, idiota? Esto no es gracioso.— ambos voltearon al identificar la voz de BamBam. Caminaba dando pisotones mientras trataba de limpiar las lágrimas en sus mejillas. Estaba vestido con su bata de baño.

—¡Bam, entra a la casa!— gritó Jackson.— el menor enfocó la vista y vio correr a sus amigos con un tipo detrás siguiéndoles el paso.
Corrió tanto como pudo y entró a esconderse al almacén. Cuando los tres estuvieron dentro de la casa, Jackson cerró la puerta y corrió uno de los sofás para impedir que pudiesen derribar la puerta.

Fueron hacia donde BamBam estaba y se escondieron con él. Se apoyó cuando cerró la puerta. Ya no podrían salir de ahí a menos que usaran nuevamente la ventana.

—No, no pude encontrar a JinYoung.— declaró con la voz a punto de quebrarse.

—Estaba con YuGyeom.—habló el tailandés.

Jackson ahogó un sollozo y escondió el rostro entre sus rodillas, si eso era verdad, quería decir que también estaba muerto.

—¿Dónde estabas?—preguntó YoungJae a Bam.

—Subí para bañarme, Mark derramó salsa en mi disfraz. Dijo que iba a subir conmigo pero me dejó solo, cuando bajé de nuevo vi todo hecho pedazos y no había nadie más en la casa.

—De acuerdo. Saldremos por la ventana y los tres iremos en busca de ayuda. No nos vamos a separar.—Jackson se puso de pie y los otros lo igualaron.—No duden en hacerlo, corran lo más rápido...

De pronto la puerta se abrió. La luz los dejó aturdidos momentáneamente y los tres gritaron del susto.
YoungJae siempre tendía a lanzar golpes cuando se asustaba repentinamente, y eso fue lo que hizo, lanzó un golpe a la persona que tenía frente a él.

—¡Qué demonios te pasa, Jae!— Jae Beom se encontraba sentado en el suelo, se sostenía la nariz con las manos mientras las sangre corría por sus dedos.—¡Ah! Me rompiste la nariz.— sollozó.

—¿Jae Beom?— el menor salió del almacén y se arrodilló junto a su hermano.—¿Estás bien?

—¡Lo estaba hasta que me desfiguraste la cara!

—¡Estás vivo!— lo abrazó.

—Pues me gustaría no estarlo.

La puerta de la cocina se abrió y de ahí salió Mark junto con un chico vestido de negro.—Oigan, me encontré al repartidor de pizza casi inconsciente en el jardín.— YoungJae lo analizó bien, era el hombre de negro del que habían estado huyendo toda la noche.

—¿Qué está sucediendo?— Jackson se veía pálido y no podía creer lo que estaba viendo.— Se supone que ustedes están muertos.

—¿De qué estás hablando?

—¡Vimos a Jae Beom inconsciente en la cocina, no tenía pulso!— Wang mostraba signos de salirse de control.— ¡Escuchamos cómo te apuñalaron a ti, a JinYoung y a mi hermano!

—Cálmate, Jack.—YoungJae se acercó hasta el mayor y lo abrazó.— Respira profundo.— Jackson temblaba de pies a cabeza mientras ahogaba los sollozos en el pecho de YoungJae. Estaba hecho un desastre. Hipaba con frecuencia y YoungJae estaba a punto de gritar de la impotencia. Si todo eso había sido una jodida broma, se iba a encargar de vengarse con cada uno de ellos. —Muy bien. Es hora de que comiencen a hablar, estúpidos.

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Una hora atrás.

—¡YoungJae, no salgas solo. Hay un hombre extraño dando vueltas por aquí!

—No vas a engañarlo— Mark se sentó al lado de BamBam con la caja de pizza a medio terminar. La había encontrado afuera y no iba a desperdiciar tan deliciosa comida.

—No es broma.—dijo el tailandés.— Vi a un hombre afuera.

—Sólo es tu imaginación.

—Hyung. ¿Te sientes bien?— la voz de YuGyeom se escuchó preocupada. JinYoung se veía realmente mal, había sido mala idea ponerle un poco de afrodisíaco en su bebida.— Déjame ayudarte.— Lo ayudó a ponerse de pie y comenzaron a caminar hacia las escaleras.

—Veinte dólares a que terminan follando.—declaró Mark.

—No creo que eso pase. Además, el afrodisíaco que nos diste no funcionó. Pusimos las cuarenta y dos gotas que nos indicaste, míralo ahora, está a punto de vomitar, no creo que se folle así a YuGyeom.

—Dije veintidós gotas, no cuarenta y dos. ¡Tontos! Ahora ya entiendo por qué JinYoung está a punto de morir.

De acuerdo. Habían recurrido a medidas desesperadas para que YuGyeom terminara esa noche dando leves toqueteos a JinYoung. Optaron por conseguir un afrodisíaco para que fuera más fácil y fluido.

—De acuerdo. Espero que estés listo para perder veinte dólares. Al amanecer, YuGyeom seguirá sin haber dado su primer beso.

Pasaron unos cuántos minutos hasta que BamBam sintió cómo Mark le tocó el hombro. Rodó los ojos y lo dejó pasar. Si creía que por algo como eso se iba a asustar, estaba muy equivocado.

—No agites la botella, vas a tirar todo.

Mark seguía intentando abrir la salsa, era el colmo, quería ponerle salsa picante a pizza y la jodida tapa no se abría. Apretó lo más fuerte que pudo y logró abrirla pero la sustancia roja bañó por completo a BamBam y gran parte del suelo.

—¡Lo siento!

El chico corría por todo el lugar tratando de esquivar las cosas que el tailandés le aventaba.

—¡Te lo dije, idiota! Ahora tienes que ayudarme con esto.— dijo refiriéndose al disfraz manchado.

—Está bien. Ve al baño y ahora te alcanzo, tengo que limpiar esto antes de que se seque.

BamBam desapareció por las escaleras y Mark se levantó en busca de servilletas y papel pero recordó que todo eso fue llevado al patio trasero, cerca de la piscina. Caminó por el corredor hasta llegar a la piscina y cuando vio lo que buscaba, caminó apresurado para tomar las cosas. Cuando se dio la vuelta, vio una horrible y enorme araña a unos centímetros de distancia. Se espantó tanto que cayó al agua dejándola roja debido a la salsa que manchó su disfraz y cuando salió de la piscina corrió hasta la puerta que daba a la cocina, no sin antes lanzarle a la criatura lo primero que vio. El teléfono de BamBam. Ingresó a la cocina y vio a Jae Beom tratando de ponerse de pie, como todo borracho estaba haciendo un escándalo al tirar todos los vasos que habían recolectado en las bolsas.

—Quédate quieto.— dijo mientras lo ayudaba a ponerse de pie.— Eres muy revoltoso cuando te embriagas.

—Oye, eso no es cierto.— Jae Beom golpeó el hombro de Tuan y éste perdió el equilibrio, cayó al suelo debido a lo resbaloso que estaba.

—Hijo de... ¡Ahh!— sentía un dolor punzante en el tobillo, tanto que no podía si quiera hacer el intento de levantarse.

—No te muevas de aquí. Iré por ayuda.— Claro, como si pudiera moverse con el tobillo hinchado.

Mientras él se quedaba en el suelo de la cocina, vio a Jae Beom subir con dificultad las escaleras, agarrándose de la pared y resbalando cada tres escalones. Al ver eso, supo que se iba a demorar un siglo en regresar por él, si es que acaso no olvidaba que estaba en el suelo de la cocina con un posible tobillo fracturado.

Jae Beom logró llegar hasta el segundo piso. Pero ¿a qué había ido? Su vejiga de pronto amenazó con explotar si no iba al baño, así que entró al que estaba al final del pasillo y una vez que terminó, salió de ahí hacia la habitación de Jackson. Ahora recordaba. ¡Mark estaba en la cocina con el pie roto!

Entró tambaleándose y vio a Wang en el baño, éste se dio la vuelta y gritó. Jae Beom lo tomó de los hombros para intentar que no saliera corriendo pero después de los tres golpes que le dio, cayó al suelo con todo dándole vueltas.

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—¿Y tú? ¿Cómo rayos acabaste en la cocina sobre un charco de sangre?— YoungJae miró de manera acusadora a su hermano que ahora tenía un papel en la nariz.

—Ah. Dejé las bolsas en la cocina y cuando iba a salir, vi una araña grande y peluda sobre la mesa. Me caí y cuando vi la sangre falsa recordé que había guardado la bolsita en mi disfraz para tirarsela a JinYoung.

—¿Tú también la viste?—preguntó Mark.— Era horrible.

Jackson se enderezó un poco. Su ojos estaban rojos y su expresión estaba muy abatida. Entonces, si nadie murió...

No perdió tiempo y corrió subiendo las escaleras.

—¡Hey, tranquilo!— oyó a Jae Beom hablar.

Cuando llegó a la puerta de YuGyeom, tomó el manojo de llaves e intentó con la que estuvo a punto de meter antes de bajar a ayudar a YoungJae. La abrió de golpe tras oír un "click" y se llevó el mayor susto de su vida.

—¡YuGyeom!

—¡Jack! Idiota... Ahh... ¡Cierra la puerta!—el menor estaba sobre JinYoung en una posición muy vergonzosa. Con el trasero siendo mordido por Park.

—¿Por qué saliste corriendo así?— escuchó cómo los demás subían las escaleras.—Hey Bam, JinYoung se está cogiendo a YuGyeom, me debes veinte dólares.

Jackson cerró la puerta. Okey, eso definitivamente entraba en las cosas que debían ser eliminadas de su mente.
Su hermano salió con la cara roja y JinYoung también se veía avergonzado.

—¿Qué mierda les pasa? ¿Acaso son unos pervertidos?— JinYoung observó a cada uno de ellos.

Jae Beom tenía sangre por todas partes y un papel en la nariz. Jackson y YoungJae también estaban llenos de sangre con el cabello revuelto y los ojos hinchados.
Mark estaba completamente mojado y apoyaba su peso contra un chico que no tenía idea de quién era y por último, BamBam vestía en una bata de baño, bufando molesto porque había perdido la apuesta.

—¿Por qué se ven tan ridículos?— preguntó.

—Larga historia.— Dijo BamBam. El chico sacudió la cabeza y encogió los hombros.—¡Deja de hacer eso, Mark!

—¿De qué hablas? Ni siquiera te estoy tocando.

—Claro que sí, tus dedos me están haciendo cosquillas.— el tailandés llevó una mano detrás del cuello y abrió horrorizado los ojos.— ¡Ahh, qué es esa cosa!—una bola peluda salió volando.

—¡Bobby!— YuGyeom se agachó y tomó delicadamente a la tarántula negra entre sus manos.— ¿Cómo lograste salir?

—¡Matala! ¡Matala!— BamBam brincaba de un lado a otro.

—No la voy a matar, es mi mascota.

—¡Tu maldita mascota ocasionó todo!-!—gritó el tailandés.—Mira a tu hermano— señaló a Wang, quien estaba llorando nuevamente en el hombro de YoungJae.

—Bobby no tiene la culpa.— YuGyeom entró a su habitación y dejó a su mascota arácnida en su lugar habitual, dentro de una pecera con tapa.

—Tienes razón. Es tu culpa. Así que vas a bajar y a limpiar todo eso mientras nosotros llevamos a éstos al hospital.

—¿Por qué van a ir al hospital?

—¿Estás de joda, YuGyeom? Jae Beom tiene la nariz rota, Mark probablemente se quede sin pie y Jackson está a punto de tener un ataque de pánico. Y todo fue a causa de tu asqueroso Bobby.

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Había sido la peor noche de brujas. Cuando llegaron a la sala de emergencias, los enfermeros y doctores se espantaron al verles en ese estado. Una vez que se aseguraron de que no era una broma de Halloween procedieron a dejarlos pasar. Jae Beom estaba apunto de desmayarse, todos habían olvidado que tenía hemofilia y que debido a eso la sangre salía igual que un chorro de agua. Mark terminó con un pie enyesado y en cuanto a Wang, le suministraron unos calmantes.

Cuando llegaron a la casa, el repartidor exigió el dinero de las pizzas. Se habían encargado de pagarle el hospital y ahora tenía vendada la cabeza. Resulta que la moto se averió en la esquina del vecindario y para no tener que cargar con las cajas, fue caminando por el lugar en busca de la casa de los Wang.

—Toma.— Mark le dio una barra de chocolate amargo y un plátano.— Para el susto. Lamentamos que hayas perdido tu empleo.

—No me despidieron.

—¿En serio?

—Sí, pero gracias a ustedes me di cuenta de que ser repartidor es peligroso, así que voy a renunciar. Nos vemos.— el chico se fue apenas bajó del auto.

Como si no hubiera pasado nada, la casa se encontraba impecable. Todos estaban agotados, no habían dormido nada y después de todas esas emociones juntas, era lo que necesitaban.

Mark se quedó con BamBam en la planta baja, cerraron las cortinas para evitar que la luz del sol entrara y así podrían dormir sin que les diera en la cara. YuGyeom se encerró con JinYoung una vez más mientras que Jae Beom, YoungJae y Jackson se quedaron en la recámara de Wang.

Colocaron un saco de dormir para Jae Beom y YoungJae estuvo a punto de sacar uno para él pero Jackson lo abrazó por la cintura lo obligó a acostarse con él.

El mayor se sentía un poco incómodo con Jae porque recordó el beso que le había dado, no habían hablado de eso pero tampooc fue algo que pasó desapercibido. En algún momento tenían que hacerlo.

—¿YoungJae?— preguntó con cautela.

—Qué.— respondió el menor con pereza.

—Me gustas.— Jackson se había imaginado su confesión de otra manera, sin embargo le salió tan plana que casi parecía forzado.— Hablo en serio. Me gustaste desde que te vi entrar a mi casa acompañado de Jae Beom, cuando lo invité a jugar la primera vez.

Jackson cerró los ojos. Se esperaba un rechazo sutil, porque sabía que no le gustaba a Jae, sin embargo se llevó una sorpresa cuando su enamorado respondió.

—Ah, eso ya lo sé.— suspiró.— Jae Beom me habló sobre la amenaza que le hiciste, en donde no lo ibas a dejar entrar a tu casa si no me traía con él.— Jackson miró con las cejas fruncidas a Jae Beom, pero este ya estaba roncando con la boca abierta. YoungJae le acarició el pecho y sintió cómo se le ponían los vellos de punta. Su chico sonrió y el corazón de Jackson saltó emocionado.— Tú también me gustas, Jack.

—¿Hablas en serio?

—Si.— dijo tras dejar un beso en su mejilla.—Y si quieres, podemos divertirnos un poco más tarde.— susurró en su oído. Jackson sintió cómo su rostro quedaba caliente al oír el tono sugerente de YoungJae y sonrió al pensar en el lado pillo que Jae ocultaba. A él le encantó. Asintió con la cabeza y después besó los labios del chico, esta vez tomando su tiempo en saborearlos y memorizar cada centímetro de ellos.

Tal vez algo bueno había surgido de esa noche desastrosa. Esa fecha quedó marcada, porque ese día recibió el susto más grande de su vida y porque horas después, el beso de YoungJae selló el inicio de su noviazgo.

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No saben cuánto disfruté escribir esto. 

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