Itoshi Rin

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Advertencia: Au Pokémon.

Rin había estado entrenando con sus pokemones, más precisamente, con Lucario y Froakie. No hace mucho había comenzado su viaje y al primero que atrapó fue a la pequeña ranita ya que había estado en mal estado cuando él le ayudó y fue con eso que el pokémon se decidió por seguirlo, Rin no se opuso porque aunque tuviera una actitud fría nunca le haría daño a un Pokémon indefenso.

—Tenemos que mejorar nuestros reflejos, habrá muchos que se interpondrán en nuestro camino pero si seguimos así, créanme llegaremos mucho más lejos...hasta incluso poder derrotarlo a él— habló Rin recibiendo un afirmativo de ambos pokemones, hasta que se escuchó el crujido de una rama romperse.

—¡Aaaaaah, cuidado!—

De un momento a otro, Rin que había estado parado ahora se encontraba tirado en el suelo con alguien encima.

—Ay, eso dolió mucho— se quejó una voz femenina, cuya voz provenía de la que estaba encima suyo.

Rin no se movió porque si lo hacía le gritaría hasta hartarse por su imprudencia.

—¿Oye estás bien?— preguntó la fémina sin bajarse de él, lo cual le hizo soltar un gruñido.

—Bájate de mi— pronunció enojado a lo que ella rápidamente lo hizo.

Fue entonces que los ojos de un azul verdoso miraron a la causante de todo ese problema.

Era una pelicastaña de ojos chocolate que portaba una boina de colores rojo y marrón con detalles de alas plateadas, esta tenía dos aperturas que de ahí salía sus coletas altas,
vestía una camisa crema amarrado hasta la cintura, un short jeans que le llegaba a medio muslo y unas zapatillas marrones con detalles de corazones rojos.

Una chica muy llamativa a decir verdad.

Pero no le importaba había osado fastidiarlo haciendo no sabe qué tontería porque...¿¡quien subiría a un árbol muy alto!?

—¡Perdóname!— había exclamado la joven debido al accidente— estaba despidiéndome de este lugar— musitó como queriendo que Rin la entendiera. Si tan solo supiera...

—¿Ah? ¿Y por qué te despedirías de esa manera?— habló bruscamente el pelinegro sin entender.

—Pues porque voy a comenzar mi viaje, duh— respondió con sarcasmo la castaña— ¡y seré la mejor coordinadora!— gritó emocionada.

Rin ni sus pokemones no sabían cómo reaccionar a tanta energía, hasta hizo que su cólera se esfumara.

Entre los saltitos que daba ella, el Itoshi pudo observar como del estuche que estaba en el cinturón alrededor de su cadera salió una luz dejando ver a una emocionada Fennekin.

—¡Fenne!— dijo emocionada la pequeña poniéndose al lado de su entrenadora.

—¡Eso es, Fennekin! ¡Seremos las mejores!— exclamó apuntando el cielo.

Rin odiaba a los ruidosos, era algo que él no soportaba nada y odiaba admitirlo pero eso se debía a que también era hermano de...él.

—Deja de gritar— musitó Rin llamando la atención de ambas— no importa, de todos modos ya tenía que irme. Vamos, lucario, frokie— llamó dándose la vuelta.

—Espera, deja que me disculpe como es debido, ya que además amortiguaste mi caída— rió penosa.

Y antes de que Rin se negara su propia hambre lo delató, haciendo que los ojos de la chica brillaran.

—¡La respuesta que quería!— exclamó feliz— Soy Rebecca, ¿cuál es tu nombre?—

—Rin— solo atinó a responder, algo le decía que ella no descansaría hasta saberlo.

Pronto llegaron a un Centro Pokémon, y como si fuera su casa, Rebecca entró al lugar y le invitó la comida que había en una sala para entrenadores.

—A qué está delicioso, ¿no?— preguntó la castaña sin dejar de comer, Rin solo asintió, mirando como sus pokemones comían felices, estaba bien, el centro Pokémon siempre le daba esa sensación de tranquilidad porque las personas solo iban para atender a sus pokemones y luego se retiraban.

—¿De nuevo aquí, Rebecca? ¿Qué haz hecho esta vez?— una voz se escuchó al lado de ellos.

Rebecca dirigió sus orbes chocolate a la joven que le estaba hablando y Rin imitó la acción.

—¡Hermana!, pensé que estabas ocupada— dijo la castaña. Rin frunció el ceño al encontrar una similitud con ella, también tenía una hermana mayor, en el caso de él, un jodido hermano.

—No a ocurrido accidentes, eso es bueno— sonrió la mayor— veo que estás acompañada, buenas tardes soy Anzu, trabajo aquí como enfermera, ¿eres su nuevo amigo?— le preguntó.

—Nunca— respondió Rin a lo último— disculpa, soy Rin Itoshi, un placer.

—Caí encima de él, así que me estoy disculpando— explicó la castaña menor al ver la confusión de su hermana.

—Ah, por eso. Aunque ya te he dicho muchas veces que aquí no es un restaurante— regañó Anzu— perdónala Rin-kun, ella es una tonta—

—¡Oye!—

Rin soltó un suspiro, ¿a donde se había metido?

Lo bueno que la comida estaba deliciosa y tal parece que sus compañeros pensaban igual.

Pero entonces...

Que alguien le diga...¿qué mierda estaba haciendo? ¿Por qué había aceptado eso?

—¡Adiós mamá, papá, Anzu! ¡Extrañaré a todos!— Rebecca se estaba despidiendo de todos, sujetando con fuerza su mochila en donde llevaba todas las cosas que necesitaría para su viaje.

De algún modo, aquella escena le hizo recordar a Rin cuando dejó su hogar, con sus padres despidiéndose de él, pero Sae ignorándolo. No olvidaría que su viaje comenzó con la meta de vencerlo, aún lo tiene presente, pero habría sido bueno no haber tenido esos sentimientos en ese instante.

Vió como Anzu se acercaba a él, mientras le daba algunas cosas que necesitaría para él o sus pokemones, como medicinas y comida.

—Puede que aveces te saque de quicio, pero es una buena chica. Seguro ahora pareceré molesta pero quiero que la cuides Rin, no es fácil ver que mi hermanita deje su hogar para alcanzar sus sueños, pero como hermana mayor solo tengo que apoyarla y desearle lo mejor. Me harías un gran favor si lo hicieras. Espero que tú también cumplas tus metas, te deseo lo mejor—

Rin escuchó con atención esas palabras, le sorprendía el amor que ambas se tenían, le recordaba esos tiempos donde Sae y él se llevaban de maravilla, hasta que cierto suceso ocurrió.

"Si sigues así, serás el peor entrenador que haya conocido"

El Itoshi observó como su nueva compañera de aventura, autoinvitada por supuesto, abrazaba con fuerza el charizard de la familia y a los otros pokemones que habían en el hogar así como los pokemones salvajes que se acercaban de vez en cuando a visitarlos, ya que vivían cerca del bosque.

Aceptó, no sabía si fue por las palabras de Anzu o por otra cosa.

Y en medio de aquel día soleado, ambos adolescentes se dirigieron hacia la otra ciudad cercana, para vivir sus próximas aventuras, uno para ser el mejor y derrotar a su hermano, y la otra para conocer todos los pokemones y ser la mejor coordinadora.

Las aventuras de Rin y Rebecca comenzaba...¿también surgiría algo entre ellos?

Rin despertó malhumorado al escuchar unos ruidos provenientes fuera de su tienda de campaña, hasta que tuvo que despejar su somnolencia muy sobresaltado al ver como Rebecca ingresaba a esta como si nada, viéndose muy alterada.

—¡Rin quítamelo!— chilló ella señalando algo en su cabeza, ahí Rin se dió cuenta de lo que sucedía.

Había un Wurmple en la cabeza de Rebecca y estaba babeando su cabello.

¿Qué?

Entre algunos gritos y forcejeos, Rin logró quitárselo y lo dejó en la rama de un árbol para que volviera a su hábitat.

—¿Por qué demonios lo tenías en la cabeza?— preguntó con el ceño fruncido.

—No lo se— contestó ella luego de haberse lavado el cabello y cambiado su pijama por su ropa habitual, aún sin usar su boina.

—¿Guardaste en otro lugar los dulces que compraste?— volvió a cuestionar recibiendo solo un silencio— te dije que...no puedo contigo— se rindió el pelinegro. Cuando había dicho que la cuidaría no se refería a que literalmente sea el niñero de ella.

—¡Aaah! ¡Ese insecto se comió todo lo que había comprado!— gritó la castaña luego de revisar su mochila— me las va a pagar— dijo apretando los puños.

—Creo que no se va a poder, seguro se habrá id— Rin no pudo continuar al ver como el pokemon oruga se situaba, nuevamente, en la cabeza de Rebecca, para llegar ahí había usado su Disparo demora, al parecer.

—¡Quítamelo, odio a los insectos!— volvió a decir Rebecca poniéndose histérica.

Rin suspiró, yéndose a lavar mejor los servicios usados cuando desayunaron, después de todo le tocaba hacerlo.

—¿Y si mejor lo atrapas? Lleva rato pegado a ti— dió una solución.

—Nunca— se negó ella cruzando los brazos y formando una "X"— me da pavor los insectos—

—¿Y si le pegas usando a Fennekin?—

—Ni que fuera tan mala— refutó ella, haciendo que a Rin se le saltara una vena en la frente. En la mañana había dicho que lo haría pagar por comerse sus dulces, quien la entendía.

Ambos se alistaron para llegar a la ciudad y también para que Rin lograra atrapar a un nuevo pokémon ya que necesitaría de tres para poder retar en los gimnasios. Sin que se dieran cuenta muy cerca de ellos se encontraba cierta oruga rosada que no dejaba de observar con muchos brillos a cierta pelicastaña.

—Lucario, eres tan lindo— decía Rebecca acariciando la cabeza del pokemon a lo que este solo se sonrojó. Rin alzó una ceja al observar aquella actitud, Lucario nunca se había mostrado algo así— y Froakie también lo es— volvió hablar ella abrazando a la ranita.

Ok, ellos parecían más pokemones de ella que de él.

—V-vamos, tenemos que llegar a un centro Pokemon antes de que anochezca— dijo Rin titubeando al inicio, la imagen de Rebecca riendo con sus compañeros le hizo algo a su corazón, algo que desde muy dentro quería sentir de nuevo.

—Ya vamos, amargado— dijo la pelicastaña pero lo último en una voz baja— chicos, no se como le hacen para aguantar a alguien tan gruñón, los respeto—

Lucario y Froakie no supieron que responder a eso, así que solo siguieron a la pareja.

—Oye— musitó Rin.

—Si, lo sé— respondió Rebecca sin dejar de ver al frente— lleva siguiéndonos todo el día— frunció los labios al no saber que hacer—

—Pienso que deberías dejarte de tonterías y decirle de frente, así lo entenderá más rápido— dijo bruscamente el pelinegro a lo que ella no refutó, Rin tenía razón.

Fue alrededor de la tarde que Rebecca salía de una tienda que fue interceptada por dos hombres, para su mala suerte Rin no estaba a su lado. Ambos se habían separado buscando algunas provisiones que les faltaban.

—¿Que quieren?— dijo enojada mostrándose seria.

—Nos preguntábamos porque una señorita como usted esta tan sola—

—No les importa, solo salgan de mi camino—

—Así que está gatita tiene garras—

—Si y no voy a dudar en usarlo si ustedes, par de idiotas, no salen de mi camino— fue con esas palabras que ambos se hartaron y casi le dan un puñetazo, sino fuera por unos golpes que los mandaron a volar.

Wurmple se situó adelante de Rebecca mirando de mala manera a los hombres.

A la pelicastaña le brillaron los ojos al ver a la pequeña oruga. Por fin salía de su escondite.

—Wurmple, me salvaste. Te debo mucho pequeña— sonrió teniendo entre sus manos al pokemon. Todo el miedo que sentía por los insectos se esfumó con solo mirar los grandes ojos de Wurmple.

—Esa maldita cosa nos golpeó, me las vas a pagar—

—Eso crees tú, tarado. Fennekin, usa lanzallamas— ordenó Rebecca lanzando su pokebola saliendo de ella el pequeño zorrito que quemó al par de pervertidos— ¡Genial, chicas, son asombrosas!— felicitó con una gran sonrisa.

Luego de eso, las tres llegaron al lugar donde se encontrarían con Rin.

—Y por ayudarme— Rebecca sacó de su bolso un paquete de gomitas dulce— ¡Tada~! Mi regalo para Wurmple— dijo acercando el paquete al pokemon. Fue aquel producto que Wurmple se había comido dentro de su tienda de campaña cuando dormía.

No había pasado ni un minuto cuando Wurmple ya se había comido todo hasta de los que Rebecca se compró para ella.

—Si que tiene apetito— murmuró Rin que ya se había enterado de todo.

Si hubiera estado allí, él mismo los habría pateado, le reconfortaba que Wurmple y Fennekin hayan protegido a Rebecca.

—Eso la hace especial— mencionó la chica mirando con ternura al pokemon— oye Wurmple, ¿quisieras viajar conmigo? Habrá muchos concursos que participaremos, en esos estadios mostraremos lo fuerte y bellas que somos, ¿qué dices?— hubo algo en los ojos brillantes de Rebecca que hizo que Wurmple quedara cautivada, se imaginaba brillando con Rebecca tal y como ella le había dicho.

La determinación se pudo ver en sus grandes ojos, comenzó a señalar a Fennekin que aún seguía fuera de su pokeball.

—Creo que quiere una batalla, he~ no te la está dejando fácil– se burló Rin.

—Claro que le entendí, Rin-Rin— refutó ella con un puchero— entonces así será, vamos Fennekin, debemos conseguir una nueva amiga—

El Itoshi observó la batalla, se le hacía raro ver a un Wurmple siendo tan retador como lo era este, incluso llevaba siguiéndolos desde el bosque.

Admiró la manera de pelear de Rebecca, aunque nunca se lo diría a la cara. Pensaba que no sabría ni los ataques de su propio pokemon pero ahí estaba ella haciéndolo retractar de lo que pensaba.

Aquel momento se sintió bien, Rebecca había logrado atrapar a su primer pokémon y no dejaba de poner la pokeball en el rostro de Rin mofándose de que ella había atrapado uno y él no. A pesar de que sea tan molesta, Rin no se sintió tan ofendido, de alguna manera soportaba la actitud y presencia de ella, cosa que le sorprendía...ya que él mismo solía alejar a las personas que trataban de estar a su lado.

—¡Oye Rin, apúrate o te dejaremos atrás!— el grito hizo que Rin se saliera de sus pensamientos.

Ahí estaba ella.

Rebecca le llamaba agitando su brazo, en su cabeza estaba Wurmple ya que parecía ser su lugar favorito y en el hombro derecho estaba Fennekin que imitaba la acción de su entrenadora.

Fue una imagen que hizo conmover su frío corazón.

Y todo esto le ocurre desde que conoció a Rebecca. No sabía lo que ella hacia con él, para el Itoshi sentir eso era raro y nuevo, por lo que lo atribuyó a que seguro se estaba enfermando.

Pero no estaba para eso, primero tenia que derrotar a Sae y hacerle saber lo equivocado que estaba.

—Andando— dijo una vez que llegó al lado de la pelicastaña, ella solo lo miró notando algo extraño en el pelinegro pero no dijo nada.

Rin se lo diría en algún momento. Estaba segura.

—¡Vamos, usa Esfera Aural!— ordenó Rin a Lucario haciendo que este golpeara con su ataque al otro pokemon dejándolo fuera de combate.

—Increíble— murmuró Rebecca quien estaba de espectadora de la batalla, con esto Rin ganaba su segunda medalla.

No podía creer lo rápido que pasaban los días, pero lo que si sabía es que era una maravilla observar los combates de Rin, el como conocía a sus pokemones y sabia que ataques precisos hacer para ganar, y con eso ella aprendía de él.

Ya no podía esperar a debutar en su primer concurso.

—Fue increíble cuando Noctowl usó come sueños o cuando Frogadier usó su doble quipo o cuando Lucario usó su Esfera, ¡AH! no puedo decidirme— parloteaba Rebecca haciendo que Rin resoplara, nadie la pararía.

Ahora estaban de camino al centro pokémon, Rin debía curar a los pokemones que usó.

Pero como siempre algo debía pasar, en este caso algo muy malo.

—Oye— Rin quiso detenerla pero Rebecca fue más rápida y terminó pegando a unos adolescentes que estaban golpeando a un Feebas, quien solo podía saltar en la tierra por falta de agua.

—Oigan, ¿por qué mierda estaban haciendo eso?— pregunto con seriedad la chica, la postura y la oscuridad en sus ojos bastó para asustar a los menores y se fueran de ahí, y a pesar de que quiso seguirlos Rin la detuvo antes de que hicera algo imprudente.

—Ya se fueron, lo primero es atenderlo con algún especialista— razonó Rin.

—Es cierto— se acercó inpeccionando al pokemon, tenia algunos golpes y solo un rayón, aún a pesar de que no haya salido tan dañada el querer hacerlos pagar seguía en ella— yo la curaré, sé que cosas hacer, recuerda que tengo una hermana mayor que se especializa en esto— sonrió para también calmar al Feebas— puedes confiar en mí, no te haré nada malo, ¿de acuerdo?— preguntó para no alterarla más.

Feebas solo miraba como una desconocida le estaba ayudando, cuando lo que más recibía era desprecio de los humanos por su aspecto. Sus grandes ojos inexpresivos se llenaron de lágrimas al escuchar decir a la desconocida de que era un pokémon muy lindo.

Rebecca y Rin no supieron que hacer, era la primera vez que veían a un pokémon llorar, pero solo atinó a abrazarla, no le importaba mojarse, si Feebas quería un abrazo se lo daría.

—Si que estoy toda empapada— rió Rebecca sintiendo como su camisa se le apegaba.

—Eso te pasa por ser muy descuidada— reprendió el pelinegro pero antes de que se diera cuenta la castaña ya se había sacado la camisa y había saltado al río que estaba ahí— ¿qué haces?— gritó al verla nadar como si nada con Feebas a su lado.

—No te preocupes tenía un bikini debajo— dijo dejando ver la parte superior de la prenda.

—No me refería a eso— habló Rin sintiéndose nervioso de verla así, apesar de que aún portaba su short.

—No te preocupes por mi, Rin-Rin. Puedes ir al centro pokémon, yo te alcanzo después— una vez dicho eso, Rebecca se decidió por jugar junto al Feebas, uniéndose a ellas otros pokemones tipo agua.

Rin ya no le dijo nada más, ella era tan terca que nada ni nadie le haría cambiar de opinión. Tomó su palabra y se dirigió a curar a sus pokemones, confiaba en que Rebecca estaría bien.

Para cuando se encontró nuevamente con ella, el Feebas que había cuidado ya formaba parte de su equipo. Aquello ya se lo esperaba Rin, la castaña tenía algo que hacía que los mismos pokemones eligieran seguirla. Eso la hacía fantástica, y por eso él debía mejorar también.

Debía hacer que los ojos de Rebecca solo se posaran en él.

—¡Nada con nosotras Rin!— pidió Rebecca con una sonrisa.

—Ni creas que lo voy a hacer—

Rebecca no se esperó y jaló de la mano al pelinegro, quien no pudo reaccionar antes y terminó cayendo al río.

—Tu— farfulló con furia Rin, pero el enojo quedó olvidado al verla reírse. El como trataba en vano que su risa no se escuchara, aunque sabía perfectamente que si se oía.

De nuevo quedó embeleso observándola, no sabía cuántas veces le sucedía pero lo que sí sabía es que eran muchas veces.

—¿Eh...pasa alg-

Antes de que Rebecca terminara de hablar, Rin le salpicó el agua directo a la cara.

—Debiste ver tu cara, toda asustada— se burló.

Aunque luego se arrepintió al verla ordenar al Feebas que lo mojará más.

Y ese día concluyó con los dos divirtiéndose y casi pescando un resfriado.

Aunque no cambiarían ese momento juntos para nada.

Tal como había pequeños problemas que ellos resolvían rápidamente, habían otros peores.

Rebecca sabía que ese problema no se arreglaría de un día a otro ya que literalmente era la meta que el mismo Rin se había trazado, por el cual luchaba con ímpetu en cada gimnasio a la que retaba.

El odio que le tenía a Sae Itoshi, su hermano mayor, era el motor que hacía de Rin lo que era. Alguien que le costaba expresar sus sentimientos y que se dejaba llevar por esos pensamientos negativos, su meta era solo derrotar a su hermano mayor y hacerle retractar las palabras que le había dicho antes de que comenzara su viaje.

El cómo llegó a saber eso, no le costó mucho a la de orbes chocolate, bastó con solo preguntarle para que el propio Rin se lo contara, Rebecca no supo si era porque ellos eran compañeros y había esa confianza o no, pero escuchó todo lo que Rin le dijo.

Ella nunca se imaginaba algún día odiar a su hermana o que ella le dijera esas terribles cosas. Lo que sí sabía era que ambos Itoshi estaban muy mal, pero como el orgullo era más fuerte, hacía que esa relación fraternal ya no se volviera como antes.

—Si te soy sincera no se que decir sobre esto, aunque ya me lo esperaba la verdad. Ahora comprendo cuando miras con odio todo lo que sale sobre Sae Itoshi—

—No digas nada— musitó con su típica voz seria sin dejar de mirar la fogata que habían hecho para pasar la noche en ese bosque, aun se encontraban lejos de la ciudad en donde Rebecca daría su primer concurso— juro que haré que se trague sus malditas palabras, por eso debo volverme más fuerte, a mi y mis pokemones— dijo apretando los puños.

La fémina ya no dijo nada a partir de eso, sentía que el Rin que había logrado reír o bromear se había esfumado desde el momento en que mostraron en una pantalla gigante de la ciudad de la que salieron, como Sae Itoshi vencía sin ningún esfuerzo a los que habían ido a retarle a pesar de que este no fuera ningún líder de Gimnasio, aún así, muchos hacían eso para tratar de derrotarlo y ser considerados mejores.

Ella solo se despidió y entró a su tienda de campaña para dormir, debía hacer que esa preocupación hacia Rin se fuera, este momento que ella más esperaba se acercaba cada vez más, solo debía preocuparse por ella y por sus pokemones que estaban esforzándose al máximo para el concurso.

Porque ella lograría ganar ese listón, estaba segura que lo haría.

Habían transcurrido una mañana normal y corriente, parecía que nada malo sucedería.

Ambos se habían decidido por descansar un breve momento, el cual Rebecca aprovechó para entrenar junto a su Beautifly.

Ya que si, su pequeña y glotona Wurmple evolucionó a un Silcoon y de esta evolucionó a su hermosa y perfecta Beautifly.

—¿Qué dicen? ¿Ganaremos ese listón?— preguntó animada la castaña a sus tres pokemones que respondieron afirmativamente a esa pregunta, esa era obvio para todos. Ellas ganarían ese listón.

Hasta que...

—¡Beautifly, esquívalo!— ordenó Rebecca al ver como el ataque Rocas Afiladas iba directamente al pokemon mariposa. Beautifly logró esquivarlo a tiempo haciendo que Rebecca se alegrara aunque eso no duró mucho— Sal de ahí, idiota. ¿Quien mierda eres? Casi la golpeas— farfulló enojada, no iba a permitir que dañaran a sus pokemones.

—¿Uh? ¿Así que la novia pudo esquivar eso? Eso es fantástico, oye coletas, te sacaste una perfecta puntuación— aquellas palabras eran dichas por un chico de cabellos rubios con las puntas de color rosado, este tenía una sonrisa burlona que solo hizo incrementar el enojo de la castaña. Al lado de él caminaba con una gran calma un Lycanroc forma nocturna— y encima habla lisuras, Pestañitas se ganó el premio mayor— volvió a decir.

¿Y este tarado? ¿De donde salió?

—¿Qué haces aquí?— Rebecca escuchó como Rin pronunciaba esas palabras con un notable odio.

—No sabía que los bosques te pertenecían, Rin— respondió con notable calma un pelirrojo de ojos menta.

No era nada más y nada menos que...Sae Itoshi.

Mierda. Mierda. Mierda.

¿Qué hace él justo aquí?, pensó con sorpresa la pelicastaña. Si esto seguía así, Rin haría una gran tontería, y no se equivocaba, rápidamente el pelinegro retó a su hermano en un duelo, a lo que este inesperadamente aceptó.

Pero tuvo que dejarlo de lado porque el tal Shidou Ryuusei, como se había presentado, quería pelear contra ella en un dos contra dos.

Si era sincera, Rebecca no tenía la de ganar, su pokemon recién había evolucionado y las otras seguían en su primera etapa, pero no se daría por vencida. ¿Qué con esos pensamientos? ¡Ella nunca había dudado en su vida!

—Vamos, Beautifly, Fennekin, cuento con ustedes chicas, confío en ustedes así que ganaremos esto ya lo verán— sonrió de lado aceptando la batalla.

El segundo pokemon de Shidou fue un Haxorus.

A pesar de que eran pokemones que afectarían mucho por su tipo, Rebecca no quiso pensar mucho en eso prefería tener la cabeza fría, así las ideas le llegarían de la mejor manera.

El primero en moverse fue Shidou, haciendo que sus pokemones atacaran de frente a los suyos.

—¡Beautifly, tecleada! ¡Fennekin, ascuas!— ordenó, pero los otros lograron esquivar esos ataques.

—Nah, que ataques más básicos, coletas. Ya me estás aburriendo— habló Shidou queriendo molestar a la pelicastaña. Aunque terminó confundido al ver la sonrisa confiada de ella.

—¡Usa tornado mientras giras, tu, Fenekkin usa lanzallamas!— ordenó alzando los puños, sus compañeras entendieron lo que su entrenadora pretendía hacer, así que Beautifly cumplió la orden creando una gran remolino, y Fenekkin usó su lanzallamas haciendo que el tornado contuviera las llamas, ambos ataques se combinaron creando un tornado de fuego y fuera directo a los pokemones de Shidou.

Pero como era de esperarse ese ataque solo le causó un poco de daño. Aún no se había perfeccionado.

Rebecca chistó por eso, estaba tan cerca. Ella no se daba cuenta de cierta mirada que estaba más atenta a los movimientos de ella que a su propio combate.

—¡Fenne, Beautifly!— llamó preocupada cuando las garras de Lycanroc y Haxoris las golpearon, se enterneció cuando estas volvieron a pararse para seguir luchando.

Ya no sabía cuánto tiempo había pasado, pero eso estaba cobrando factura a sus pokemones que recién vivían su primera batalla real.

—Y con esto, esas dos caerán— dijo Shidou— ¡Lycanroc, rocas afiladas! ¡Haxorus, pulso dragón!— ordenó los ataques.

Rebecca ya no sabía que más hacer, esos pokemones se estaban acercando muy rápidamente con toda la fuerza posible para derrotarlas.

"Rebecca, solo pon tu atención en mi"

Entonces recordó lo que le había dicho Rin esa vez que desafió en un gimnasio y solo bastó con dos ataques precisos para ganar, desde ahí es que ella siempre se impresionaba con la forma de pelear de él.

Entonces...¿qué haría Rin en su lugar?

No...

...¿qué es lo que haría ella?

Fennekin y Beautifly son sus pokemones y por su culpa, por dudar, es que le estaba transmitiendo eso a ellas.

No, esto no acabaría así.

—¡Beautifly, eleva a Fennekin!— dijo con determinación, la mariposa lo hizo rápidamente haciendo que Fennekin estuviera en su espalda, de esa manera esquivaron los dos potentes ataques— ahora, usa Poder oculto y tú Beautifly usa psíquico en el— tal como les ordenó, el ataque fue envuelto de un color azul enviados a Lycanroc y Haxorus, y una vez que estaban cerca...— Fennekin usa ascuas, haz explotarlos— ordenó con seriedad la pelicastaña, el pokemon zorro acató la orden de se entrenadora y una vez cerca hizo explotar el poder oculto en sus contrincantes mandándolos a volar por la explosión.

—Vaya...— murmuró Sae al pendiente de esa batalla, le pareció sorprendente las combinaciones que esa chica estaba haciendo pero...aún faltaba pulirlo más.

—¿Eh?— exclamó con confusión Shidou para después ampliar su sonrisa, esto le resultaba divertido.

Aunque...todo lo bueno debía acabar.

Rebecca creyó que esos ataques los derrotarían de una vez, por tonta se había confiado.

Pero eso también le hizo saber que aún era una novata en todo.

Y solo con la combinación de un Gigaimpacto junto a Danza espada fue suficiente para noquear a sus compañeras.

Salió de su trance y atrapó a sus compañeras que iba a salir volando, las abrazó con fuerza observando lo impecables que aún estaban los pokemones de Shidou, todo lo que ella había hecho no les hizo daño alguno ni siquiera un rasguño.

Siempre hubo una gran diferencia de poder entre Shidou y ella. Lo aprendió de mala manera.

Apretó los labios lamentando eso, miró a sus compañeras que estaban desmayadas por el impacto del ataque, las guardó en sus pokeballs correspondientes, debía curarlas inmediatamente.

Observó como Shidou con las manos en el bolsillo se acercaba despreocupadamente a Sae, él ya había guardado sus pokemones.

—Bueno, ya viste lo que querías, ¿ya terminaste tu?— le dijo una vez estando a su lado, solo con eso Rebecca recordó la presencia del pelirrojo y sobre que este se estaba enfrentando a Rin, pero con solo ver el odio palpable en la mirada de él y notar sus puños apretándose, es que supo la respuesta de esa batalla.

Sae nunca había perdido una batalla, es lo que una vez leyó en sitios web. Y vaya que si tenían razón.

Ahora lo que la mantenía alerta era esa mirada monótona posada en ella.

—¿Ese Feebas es tuyo?— preguntó dejando oír una voz sin emociones, algo típico en él al parecer—

—...Si— dudó al principio pero terminó por afirmarlo, lo que sea que tramaba él, ella lo detendría, no dejaría que su Feebas pasara lo que sucedió antes. Observó como este sacaba de su bolsillo algo y se lo lanzaba, ella por reflejo lo atrapó.

—Es un Escama Bella, hará que tu Feebas evolucioné más rápido a un Milotic, por lo que tengo entendido y ver como tus pokemones luchaban, es que tu participaras en el próximo concurso pokemon, ¿no?— más que preguntar lo estaba afirmando, él era así, una persona muy directa—no suelo preocuparme por otros, pero haz llamado mi atención, Rebecca Kogetsu—

Que un genio como él le dijera eso fue sorprendente.

Sus orbes chocolate miraron la escama que estaba en su mano para luego mirar a Feebas que le mostraba una mirada determinada.

Así que era eso...

—Gracias Itoshi Sae pero...Feebas evolucionará por su cuenta, no importa lo que demore, ella lo hará a su manera, logrará convertirse en un gran Milotic a través de su propio esfuerzo— dijo con seriedad cada palabra sin dejar de mirarlos.

—Ump— solo atinó a decir eso el pelirrojo poniendo sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta— que chica tan rara...— susurró— si es lo que quieres, no tengo porque meterme— se dió la vuelta con Shidou siguiéndole detrás. No sé espero a que ella le devolviera la escama, así como llegó a ese lugar se fue de ahí.

Dejando que un gran silencio rodeara a Rin y a Rebecca.

No hacía falta las palabras, entendía el estado en el que estaba Rin. Él aún no procesaba el haber perdido de nuevo contra Sae, creyendo ciegamente que ya estaba a su nivel.

Fue un iluso.

Rebecca dejó de mirar el pasto verde para luego ver el cielo despejado, a pesar de ser un día muy tranquilo aquello ya no se sentía igual después de lo que sucedió. Había un malestar que le impedía disfrutarlo como hace un rato lo estaba haciendo.

El miedo la embargó por completo, ella había salido de viaje sabiendo bien lo que quería y también cómo lograría alcanzarlo pero algo que subestimó eran los contrincantes que podía tener en su camino.

Por ahora solo debía preocuparse en llegar a la ciudad y buscar el Centro pokemon, Fenekkin y Beautifly salieron muy heridas. Así que guardo en su pokeball a Feebas que observaba todo muy preocupada.

—...Creo que deberíamos avanzar, ellos salieron lastimados hay qu— la pelicastaña soltó un sonido de la sorpresa al sentir como el pelinegro sujetaba su muñeca y apretaba esta misma.

Sintió miedo ver frente suyo a Rin de esa manera, no sabía que expresión tenía puesto que su flequillo tapaba todo eso, pero no necesito pensarlo mucho cuando este enfocó su mirada en ella.

—Tíralo...— había dicho Rin con un tono sombrío. Aquello dejó aún más asustada a Rebecca así que al no ver una reacción en ella Rin apretó mucho más su agarre haciendo que Rebecca se quejara—...tira lo que ese maldito te dió— volvió a decir sin dejar de mirarla.

—Suéltame, ¿qué demonios te sucede? Si es por lo de tu hermano no tienes que agarrarte conmigo— refutó Rebecca levantando la voz, estaba asustada sí pero no dejaría que Rin continuara con la tontería que estaba haciendo, ella no tenía nada que ver.

—¡No dejaré que ese maldito ponga su atención en ti! ¿Te lo dije, no? Tu siempre debes mirarme a mi— el Itoshi alzó su tono de voz sin dejar esa expresión de odio en su rostro— así que tíralo, tira lo que ese idiota te dió— mencionó enojado refiriéndose a la escama bella.

Esas palabras hicieron que la pelicastaña frunciera el ceño. Así que de un manotazo se deshizo del fuerte agarre de él.

—Vete a la mierda, idiota, ¿qué te importa lo que haga con esto? Eso no es de tu incumbencia— pronunció cada palabra muy molesta para luego agarrar su mochila— avanzaré ya sola, espero que dejes esta actitud conmigo porque no lo toleraré— sentenció con seriedad para luego caminar, sin importarle lo que el Itoshi menor dijera.

¿Qué se creía ese idiota? No iba a dejar que le hablara así, ella también estaba molesta pero no por eso se desquitaría con otros.

Solo esperaba que ese enojo se le quitara y le pidiera perdón. Después de todo, aún lo consideraba un amigo.

Los días pasaron y con ello llegó el día de su tan esperado debut, la ansiedad cada vez más carcomía a Rebecca quien no dejaba de sobresaltarse con cualquier cosa.

Ella había entrenado mucho, pero ahora estaba dudando de cada cosa que sabía y para rematar eso Rin aún seguía con su humor de mierda que no hacía más que agravar su situación. Desde lo ocurrido de ese día, Rin llegó por la noche al centro pokemon sin decirle nada ni siquiera la insultó, hizo como si ella no existiera. Y eso se mantenía hasta ese día.

Rebecca apretó la tela del vestido que está portando, cortesía de su hermana mayor que debido a la ocasión se lo regaló, deseándole todo lo mejor.

Pasó saliva con lentitud, arreglando el moño rojo que usaría su Beautifly y que hacía una linda combinación con su vestido. Ese concurso solo se necesitaba de un pokemon para las dos rondas, así que su pokemon mariposa fue escogido esta vez. Ahora comenzó arreglar su peinado, que como si el mundo estuviera en su contra, su cabello no dejaba de salirse del agarre o se esponjaba mucho, así que cada rato tenía que retocarlo.

Se decidió por tomar aire fresco, ya que ver a los concursantes de aquí para allá también le estaba agobiando.

Y en medio de la multitud puedo observar a Rin que aún seguía estando más serio de lo normal, pero Rebecca tomó valor y se decidió por acercársele, haría que él tomara un respiro y dejara de estar entrenando todos los días, también debían descansar él y sus pokemones.

—¡Rin!— llamó haciendo que él detuviera su caminar aún sin dirigirle ninguna mirada a ella, pero eso no la detuvo— sé que estás entrenando todos lo días, ¿pero sabes qué? También debes descansar, ya dentro de poco comenzara mi turno, me haría muy feliz si estuvieras presente porq—

—No voy a perder mi tiempo viendo esa tontería— soltó Rin cortando lo que la chica decía haciéndola callar inmediatamente— ahora solo debo tratar de mejorar para derrotarlo y tú solo me estás haciendo retrasar— Rebecca hubiera preferido que él siguiera sin mirarla pero tal cosa no sucedió, ahora esa mirada verde azulada estaba posada en ella mirándola como si fuera cualquier cosa, una molestia para él.

Con esas palabras, él siguió avanzando dejando atrás a una pelicastaña que no sabía cómo reaccionar.

De pronto sintió como sus ojos se humedecían y antes de que cayeran sus lágrimas logró controlarse, ahora sentía mucho dolor en su pecho.

No debía llorar, no.

Pero...fue tan doloroso escucharlo de su propia boca. Y aún cuando ella lo apoyaba, él iba y le decía eso en el día que sería el mejor de su vida.

Dio un gran respiro y se giró para volver al estadio.

El dolor en su corazón nunca se fue.

A pesar de todo lo ocurrido, logró llegar a la segunda etapa con muchos riesgos sabiendo que el espectáculo que ella siempre decía sería el mejor, fue lo peor que había hecho.

Pero estaba bien, pronto serían las batallas. Todo saldría bien, ¿no?

Rebecca se animaba sabiendo que eso era en vano, aún podía escuchar las palabras del quien consideraba ya un amigo, diciéndole que su meta era una pérdida de tiempo.

Eso le cobró factura, y por su culpa su Beautifly salió muy dañado por las dudas que había en sus ordenes.

Así que en su segunda batalla perdió contra un pelinegro extravagante que tenía un Cacturne.

—No eres nada glamorosa, ¿y de igual manera quieres ser una coordinadora? No me hagas reír— fue lo que le había dicho este haciendo sus extrañas poses.

Sus fantasías fueron destrozadas al vivir la vida real.

¿Qué harás, Rebecca?

—Nada sorprendente, parece que fue un desperdicio mostrar interés en ella— murmuró el pelirrojo al ver por la televisión como cierta pelicastaña perdía de una forma muy vergonzosa.

Finalmente, había terminado el Concurso de esa ciudad, Rebecca al solo vestirse nuevamente con su ropa habitual salió de ahí corriendo.

Queriendo olvidar todo lo que pasó ese día.

Pero eso no sería posible.

Sin importarle que ya casi anocheciera, Rebecca se internó en el bosque que se encontraba cerca, no queriendo escuchar lo que las personas de la ciudad aún comentaba sobre el concurso, no quería ver nada de lo que había hecho.

No quería saber, quería olvidar todo.

Y al fin sintió como sus lágrimas caían, aquellas que llevaba reteniendo desde lo que Rin le había dicho.

—Lo siento...lo siento— decía una y otra vez a sus pokemones quienes solo la miraban con tristeza—...yo...no sé ni cómo explicarles...soy tan patética...no debería ni de llamarme entrenadora...— cerró los ojos sintiendo como sus lágrimas seguían cayendo.

—Así que...todo terminó así— escuchó una voz a sus espaldas que supo a quien pertenecía— ya sabía qué sucedería, alguien tan débil como tú no llegaría tan lejos y más en algo que ni sé por qué existe—

Fennekin le gruñó poniéndose en medio.

Rebecca al fin se dignó en girar y observó, aún con las lágrimas cayendo, el rostro estoico de Rin, aquella con la que lo conoció y que creía que algún momento iba a cambiar.

—Que se puede hacer, lo único en que eres buena es solo siendo una ruidosa que vive en su mundo de sueños— volvió a hablar sin inmutarse por el pequeño pokémon que le gruñía— ahora lo entiendes, siempre vas a estar detrás de mi porque seré el único que te notará. Eres tan patética que hasta tus pokemones lo son, por eso no lograrás nada siendo de esa manera—

Basta.

¡Basta!

Rebecca se levantó y dirigió su puño queriendo golpear a Rin para que cerrara su jodida boca, pero el pelinegro la esquivó con facilidad sujetándola, ella forcejeó intentando soltarse.

Al no lograrlo, le dió un cabezazo logrando al fin lo que quería, no le importaba que ahora su frente doliera por el choque.

—Puedes hablar mierdas sobre mi, pero nunca dejaré que te metas con mis pokemones— la mirada que antes mostraba vulnerabilidad ahora expresaban más que enojo dirigida solamente al Itoshi.

Rin frunció el ceño sintiendo dolor en el lugar que fue golpeado.

—¿O qué? Aunque vuelvas a golpearme sabes que es verdad, además, deberías controlarte si sigues así te parecerás a ese tarado de Shidou—gruñó molesto.

—¿Acaso alguna vez me consideraste una amiga...o una compañera?— preguntó ella, Rin se congeló con esa pregunta pero al ver la intensidad de esos ojos chocolates es que ella esperaba una respuesta de verdad.

—Sabes que no, ¿por qué insistes en eso? No quiero entretenerme en otra cosa que no sea poder derrotarlo—

— Ya veo...aprendí mucho de ti si soy sincera, me gustaba verte pelear pero sabes...desde ahora no quiero ver tu jodida cara de mierda Rin, puedo soportar tu actitud de mierda todo lo que quieras, pero ya me cansé, ¡no dejaré que te burles de mi y de mi sueño!— estalló la chica mirándolo a los ojos, para Rin era la primera vez que la veía así— desde aquí nuestros caminos se separaran, ya no te voy a entretener nunca más. Adiós— dicho todo eso se alejó de él pensando en cómo lograría mejorar por sí misma, contaba con el apoyo de su familia y ella no iba a defraudarlos ni iba a defraudarse a sí misma.

Iba a cambiar, lo haría por sus pokemones y por ella misma.

Al llegar nuevamente a la ciudad, se detuvo observando como en una televisión pasaba sobre los coordinadores más destacados que hubo en el concurso, ella era una de ellos. Pero sabía que eso no era el todo que ella podía dar.

Golpeó con fuerza su rostro sorprendiendo a las personas que estaban a su lado.

Levantó la cabeza mostrando un brillo en sus ojos color chocolate.

—¡Eso no será todo! ¡Aún tengo que mostrarle al mundo de lo que soy capaz!— gritó dándose fuerza a ella misma. Este era un nuevo inicio, ya no cometería esos errores.

Y si alguna vez perdía de nuevo se levantaría con mucha más ganas de poder afrontarlos.

Y con ese pensamiento corrió hacia el cuarto del Centro pokemon donde se había estado quedando, mañana sería un nuevo día.

—Esa chica es muy rara...— comentó alguien que la había visto golpearse.

—Pero es muy linda— comentó otro muy sonrojado.

—Eh...creo que era una de las concursantes, la del Beautifly sino estoy mal...los coordinadores como siempre tan animados— rió otro.

Diste un buen performance y combate, solo es cuestión de practicar más, Becky, nuestros padres están orgullosos de ti, y también de ti Beautifly— sonrió Anzu desde el otro lado de la pantalla.

Rebecca sonrió, le relajó bastante hablar con su hermana.

—Vamos a mejorar más, ya lo verás. En ese concurso no fui yo misma, había pasado ciertas cosas y al final salió eso— dijo refiriéndose a lo que había hecho en el concurso— pero en el próximo regresare en lo alto, ya lo verás— mencionó acercándose mucho a la pantalla, del otro lado Anzu se rió. Puede que no haya estado presencialmente con Rebecca, pero hasta ella supo que algo le había pasado a su hermanita en ese concurso.

¿Si? Entonces estaré esperando el próximo, para ver a la verdadera Rebecca— dijo animando mucho más a la pelicastaña.

Ya no podía esperar para la próxima actuación que haría.

Rin había estado de malhumor desde muy temprano, todo le resultaba muy fastidioso desde ese día.

Además, se sentía muy callado el viajar solo, ya se parecía a los primeros días que estuvo así.

Pero era lo mejor, ¿no?

Teniéndola a su lado solo le hacía más débil y hacía que aveces olvidara que su meta era derrotar a Sae. Y eso no debía ser así.

Admite que sintió rencor al ver a su hermano mayor mostrar interés en ella. En una novata sea por dónde miraras. Y dejaba de lado a él, quien ya casi conseguía todas las medallas que había.

Pero también sintió algo más que no sabía explicar, esas ganas de hacer humillar a Sae se agrandaron mucho más al verlos interactuar, a pesar de que solo haya sido algo corto.

Esto que sentía solo eran estupideces de su cabeza, además ella no dudó en irse, debería estar acostumbrado a eso. Rin Itoshi debía avanzar sólo su propio camino.

Al demonio.

No él mismo se creía eso.

Necesitaba tenerla a su lado nuevamente, decirle que fue un cabrón de mierda que se desquitó con ella por las puras y hacer que lo perdonara.

Pero aquella ultima mirada y palabras que ella le dedicó, aún no se iban de su mente.

Fue en uno de sus viajes que se detuvo al ver a muchas personas amontonadas mirando una de las pantallas que había en la ciudad.

Esa fue la primera vez, después de mucho tiempo, que un alivio recorrió su sistema y también crecieron sus ganas de verla nuevamente.

Pero lo más importante, el decirle que todo lo que dijo ese día no era verdad.

La tardanza de comprender sus sentimientos, le cobró factura.

Aunque Rin odiaba la multitud, en ese momento se encontraba sentado en la grada escuchando los gritos de las personas, ya pensaba que casi se quedaría sordo. Pero debía aguantar, debía hacerlo por ella.

Quería no entender porque estaba haciendo eso, pero él sabía lo que había hecho. Había sido un completo imbécil, cuando ella solo estuvo apoyándolo, él le dió la espalda como un bastardo incluso pisoteando sus sueños.

"No quiero ver tu jodida cara de mierda Rin, puedo soportar tu actitud de mierda todo lo que quieras, pero ya me cansé, ¡no dejaré que te burles de mi y de mi sueño!"

Aún recuerda la mirada de enojo que ella le había dado. Fue la primera vez que lo había hecho, se lo tenía más que merecido.

Se había desquitado con la persona equivocada debido a que había perdido aquel enfrentamiento contra su hermano.

Rin observó directamente al centro de aquel estadio, lugar donde todos los coordinadores junto a sus pokémones se enfrentarían en dos etapas: la primera demostrando un performance que más que nada haría destacar el buen equipo que era el coordinador y el pokemon, y la segunda para demostrar la fuerza y confianza que había entre ellos.

En medio de su viaje, Rin se tomó el tiempo de aprender más de aquella profesión, y lo que supo rompió todos aquellos estereotipos que tenía sobre los concursos.

En eso también ayudaba lo poco que había visto de Rebecca al practicar, ya que así como se entrenaba para ser el mejor maestro pokemon aquello ocurría lo mismo con los coordinadores pero mucho más complicado, porque ellos tenían muchas más reglas que seguir para volverse los mejores.

Rin lo comprendió después de que Rebecca ya no estuviera de su lado.

Ajustó el gorro que llevaba, no quería que nadie lo reconociera. Porque aunque le gustara las batallas, sus habilidades hizo que de alguna manera sea más conocido, a eso también se le agrega por la influencia que tenía su apellido debido a su hermano mayor.

Escuchó el comienzo de una suave melodía lo que significaba que el Concurso ya empezaría e inesperadamente se sintió nervioso, no se creía que después de casi dos meses podría ver nuevamente a Rebecca.

Esta vez dejaría su orgullo e idiotez de lado y se disculparía como se tenía que hacer.

Salió de sus pensamientos al escuchar unas voces muy conocidas a su lado.

—Es agradable ver los concurso, ¿no crees?—

—Deja de seguirme, demonio, a donde sea que vaya ya estás tú— habló alguien que de igual manera como Rin, se encontraba tapado de pies a cabeza.

Pero Rin nunca se olvidaría ese tono de voz monótono ni de esa voz completamente ruidosa.

—¿Oh? ¡Pero si es Pestañitas!— lo señaló Shidou agrandando su sonrisa, lo había hecho a propósito.

—¿Uh?— Sae se giró a verlo haciendo que Rin resoplara— no sabía que te gustaba ver los concursos—

—No les interesa— respondió simplemente porque sabía que Shidou no dejaría de hablar y él ya tenía suficiente con las personas de su alrededor pero prefirió responder sinceramente esta vez— Rebecca va a participar...vine a verla— habló bajando la voz, aún estaba procesando estos nuevos sentimientos que tenía, de apoco iría avanzando.

—Resultaste ser un gran novio, el amor cambió a Rin-Rin— se burló el rubio de puntas rosadas.

—¿Qué?—

Para Rebecca, este concurso le otorgaría su tercer listón, claro, esto era si ganaba y ella estaba segura que si lo haría.

Acomodó los accesorios que usarían sus pokemones, Milotic, Leafeon y plusle fueron escogidos esta vez para participar, siendo el debut de Plusle por lo que este estaba muy emocionado.

—Hagamos como lo practicamos, ¿si?— le brindo una sonrisa a sus compañeros a lo que estas respondieron de igual manera.

Aunque esta vez, sería la última en realizar el performance porque llegó tarde para la inscripción. No había excusa alguna, solo se había quedado dormida y no había puesto la alarma.

Pero como dicen algunos, lo mejor viene al final.

Al pisar el estadio, Rebecca notó algo raro pero lo dejó de lado porque ya era su turno. Dejó salir a sus pokemones y todos se pusieron en posición.

Nuevamente, las personas lograrían ver la actuación de esta, ya no tan novata, coordinadora. Muchos de ellos solo estaban para verla, las presentaciones anteriores de esta chica los había cautivado, así que el apoyo de ellos no se hizo esperar.

—¡Vamos a darlo todo! ¿¡Listos!?— preguntó con una sonrisa recibiendo una afirmación de todos.

Y con ello, comenzó su performance.

Leafeon y Plusle se pusieron a ambos lados de ella, mientras que Milotic daba un gran salto.

—¡Plusle, Bola Voltio! ¡Leafeon, Energibola!— ambos pokemones lanzaron sus ataques haciendo que estos chocaran— ¡Milotic, usa Cola Dragón!— ordenó haciendo que Milotic golpeara ambas esferas y de esa manera generara muchos brillos. Rebecca dió un giro alzando ambos brazos haciendo que Plusles se trepara y diera un salto— ¡Leafeon, hojas afiladas! ¡Plusle usa Chispas!— el ataque eléctrico envolvió las hojas que estaban esparcidas por todo el estadio dando una asombrosa vista a los espectadores— ¡Milotic, rayo hielo!— ordenó poniendo una mano en su pecho, el pokémon más bello acató la orden haciendo congelar las hojas eléctricas— ¡Leafeon, vozarrón!— el pokemon tipo planta usó su poder creando ondas que hizo explotar las hojas eléctricas congeladas, de esa manera dejó ver unos destellos de luz parecido a una aurora boreal.

Las personas jadearon de la impresión, aquellos movimientos en conjunto con los ataques era algo que no se veía todos los días.

Rebecca solo pudo sonreír preparándose para la final de su performance.

Milotic salió volando usando Ciclón, Rebecca sintió como era elevada por el poder y tal como lo habían practicado Leafeon usó su ataque, esta vez el ciclón tenía las hojas brillantes dando una vista como si las hojas estuvieran danzando, y por último...

–Cuento contigo Plusle, usa tu gran impactrueno— dijo con la emoción a tope, el pokemon eléctrico cumplió con la orden de su entrenadora haciendo que su impactrueno se combinara desde arriba y de esa manera creó un gran choque haciendo que el ciclón de hojas mágicas que los envolvía se abriera en forma de una flor para luego desaparecer dejando muchos brillos por todo el lugar, y ahí en el centro del estadio estaban los causantes de toda esa majestuosidad— terminamos— murmuró Rebecca mirando hacia el frente sin dejar de posar.

Contó hasta tres y los aplausos no se hicieron esperar.

Ella junto a sus pokemones realizaron una reverencia en agradecimiento por verla, muy feliz por provocar tal reacción con su espectáculo.

Fue en eso que pudo observar a alguien que se le hacía muy conocido y notó que este no le quitaba la mirada encima. A su lado había un rubio, que también se le hacía conocido, que comenzó a forcejear con él y en una de esas hizo que el gorro se le cayera dejando ver a un pelinegro.

Sus ojos no evitaron abrirse de la impresión.

—Rin— murmuró sin poder creérselo.

No tuvo tiempo de procesar eso porque comenzaría la segunda etapa.

Debía prepararse, ahora comenzaba lo más difícil.

Para este solo se permitía dos pokemones, debía escoger entre los que había usado para el performance, eran reglas del concurso.

—Milotic y Plusle, cuento con ustedes— habló a sus compañeros— Leafeon, hiciste un gran trabajo, dejaste impresionados a todos, por ahora descansa compañera— felicitó guardando al tipo planta en su pokeball— mi lindo Plusle, ¿te divertiste?— preguntó con una sonrisa.

Tendrían un poco de tiempo para descansar por lo tanto tomaría eso para saber como se había sentido su pequeño.

Aunque el haber visto a Rin en la grada era algo que no se salía de su cabeza.

Era tan confuso.

Aunque más seguro había ido para burlarse en su cara.

Si era así, ella lo dejaría más que sorprendido.

—Ahora va a salir si Coletas a quedado— dijo Shidou haciendo que Rin gruñera por la confianza que tenía ese demonio para ponerle un apodo— calma pestañas menores, solo estaba diciendo—

—Del desastroso debut que tuvo a llegar hacer tal performance, si que debió practicar mucho— murmuró Sae llamando la atención de ambos— combinar ataques de diferentes tipos fue algo impresionante— dijo con su típica voz carente de emociones.

Rin quedó callado al escuchar decir a su hermano tales cosas, él nunca reconocía a nadie pero ahora...

No podía estar más que de acuerdo con eso, ella había mejorado mucho más desde que se fue de su lado.

Y él estaba feliz, porque supo que ella disfrutaba de hacer tal espectáculo para todos.

Que las personas se impresionaran y quedaran maravillados con ella y sus pokemones, solo era un plus muy bueno de su profesión.

Pero él, erróneamente, la había insultado de la peor manera. Debía corregir ese error, no quería vivir sin haber podido hablar aunque sea una última vez con ella.

La presentadora del concurso se dejó escuchar avisando de los resultados de la primera etapa.

Ya todos sabían quien sería la primera.

La foto de Rebecca se dejó ver, demostrando que su performance fue mejor que los demás.

De ahí le siguieron los siguientes hasta que faltaba solo unos minutos para comenzar la segunda etapa, las batallas.

—Así que va a ser de doble, será divertido— habló Shidou.

Rin solo quería volver a verla, le gustaba la Rebecca que estaba viendo en el escenario. Sentía mucho orgullo de verla de esa manera, aunque esperaba que mantuviera esa actitud revoltosa como cuando la conoció y él no supo apreciar.

Hasta que llegó el turno de la pelicastaña.

Observaron como la chica tenía una postura que mostraba confianza pero sin llegar parecer arrogante, ella se estaba tomando con calma todo esto, confiaba en las habilidades de sus pokemones y de las suyas.

—¡Milotic, Plusle, salgan!— lanzó las pokeballs al aire dejando salir destellos de electricidad y burbujas, de esa manera, ambos pokemones se presentaron para la batalla.

Su contrincante dejó salir un Combusken y un Skitty, esta era una chica de cabello marrón que portaba un bello vestido rojo.

Tal parece que esto sí será un gran enfrentamiento, pensó Rebecca observando la determinación de esta chica.

El aviso de que comenzaba la batalla sonó.

—¡Giró de Fuego, Combusken! ¡Skitty usa ventisca!— dió el primer paso la de vestido rojo haciendo que sus pokemones atacaran a los otros.

—Milotic detenlo con Cola de Hierro y luego usa pistola de agua— ordenó Rebecca, Milotic detuvo de forma elegante el giro de fuego haciendo que Combusken se sorprendiera y de esa manera le llegara de lleno el ataque de agua— Plusle usa Rapidez y luego salta encima— explicó haciendo que el pokemon roedor usara su ataque, estas se congelaron debido a la ventisca haciendo que parecieran estrellas de hielo, Plusle comenzó a saltar encima pareciendo como si bailara, al público le encantó esto— ahora usa ataque rápido y moflete estático— Plusle se acercó rápidamente al Skitty y junto sus mejillas de forma tierna haciendo electrocutar al pokemon gato.

Eso hizo que a su contrincante se le bajara muchos puntos ya que Rebecca usó sus propios ataques y las de ella para lucir a Milotic y Plusle.

—Combusken, Skitty— llamó preocupada la chica pero rápidamente sus pokemones se pusieron de pie dándole la confianza de seguir— está bien, chicos— miró por un rato a Rebecca para luego sonreír— Combusken, lanzallamas— ordenó haciendo que este dejara salir el ataque que se dirigía rápidamente a Milotic.

—Contraataca con Hidrobomba— dijo Rebecca, el choque de ambos ataques hizo que se creara una gran pantalla de humo, haciendo que Rebecca no pudiera ver nada— Mierda— pensó tapando su boca, abrió sus ojos al ver como su Milotic salía disparada hasta quedar frente a ella— ¡Milotic!— exclamó preocupada, para cuando se disipó el humo se dio cuenta que el Combusken había usado garras, fue astuto de su parte usar a su favor el humo. Así que esta vez, la barra de Rebecca que se encontraba llena bajó mucho los puntos debido a su descuido— ¿estas bien?— preguntó recibiendo un afirmativo de su pokémon, notó como Milotic estaba enojada por eso— calma, pronto cambiaremos eso— dijo para después escuchar como le ordenaban a Skitty que usara Ayuda— ¿qué? ¿Por qué a usado Danza de Pétalos?— se preguntó sin entender, entonces recordó muy bien lo que significaba ese ataque que solo algunos pokemon podían usarlo. "Ayuda" hacia que el pokémon pudiera usar a su favor los ataques de sus amigos, en este caso los pokemones que esa chica tenía en su equipo. Era un buen ataque, si lo pensaba bien, pero no dejaría que eso le afectara— Milotic usa Rayo de Hielo— Milotic congeló los pétalos haciendo que se convirtieran como estacas— envíaselos con Ciclón, Plusle usa chispa, debemos combinarlo— explicó alzando los puños. Estos se juntaron creando un bello ataque poderoso.

—¿Qué? Esquivánlo, ¡rápido!— pero los pokemones no pudieron recibiendo un gran golpe.

—Para finalizar, Plusle usa Impactrueno— ordenó con una sonrisa Rebecca, Plusle usó su ataque haciendo que esta vez a Combusken y Skitty cayeran desmayados. Al estar noqueados, ellos pasaban a la otra batalla que tendrían— ¡Yay! ¡Lo hicimos!— celebró Rebecca abrazando a Plusle que había saltado a sus brazos y también a Milotic que ya se había cercado a ella— gracias, chicos— les dijo mirándolos con cariño.

—¡Y con una combinación de preciosos ataques junto a sus imparables pokemones, Rebecca pasa a la siguiente batalla!—

Antes de salir, Rebecca buscó con la mirada al pelinegro, al encontrarlo solo le mostró una sonrisa de lado.

Lo que estaba viendo Rin en estos momentos era una nueva Rebecca que pasara lo que pasara siempre se levantaría para afrontar todo.

—Wow, tu novia si que sabe como pelear, aprendió mucho— alagó Shidou.

—N-no es mi novia, idiota— tartamudeó sin dejar su tono de seriedad. De hace rato la estúpida antena fastidiaba con lo mismo.

Ojalá fuera cierto.

—Esto aún no termina, veremos si sigue así— murmuró Sae.

—Ella ganará— declaró Rin sin ninguna duda— estoy muy seguro de eso—

Sae no dijo nada quedando mas que impactado, aunque no lo demostrara, con la actitud de su hermano, si fuera antes estaba seguro de la rabieta que hubiera hecho como si fuera un niño con solo verlo, incluso ya habia estado preparándose para la actitud infantil que tendría al estar juntos en las gradas, pero ahora...tal parece que eso había cambiado.

No sabía si habia madurado o algo así, lo que estaba seguro es que habia sido por ella.

Rebecca Kogetsu.

Vaya, al fin alguien ablanda al frío y distante Rin; pensó sin haberselo esperado.

Aunque él tuviera que ver con ese radical primer cambio que tuvo su pequeño hermano.

Solo había tratado de que Rin no lo imitara en todo inclusive como entrenador pokémon, pero había sido un mierda con sus palabras y con eso Rin se volvió alguien insoportable.

"Si sigues así, serás el peor entrenador que haya conocido. Ya no quiero que estés conmigo, sigue tu propio camino. Si me sigues, te voy a destruir, ¿me escuchaste?"

Es lo que él había dicho, destruyendo de paso la promesa de viajar juntos y lo que inicio todo este problema entre ellos.

Ahora...ni siquiera podía reconocer a ese Rin que miraba con un brillo en sus ojos a una chica que había conocido en su propio viaje.

—Hey, estas tan metida en tu mundo que ni siquiera me haz notado, no me digas que ya te crees mucho—

Rebecca salió de sus pensamientos al divisar a cierta chica acercándose a ella.

—¿Siempre estuviste aquí, Labilla?— preguntó sin poder creerse que su rival estuviera en el mismo concurso que ella. Había hecho una expresión tonta porque observó como la peliazul se reía de ella.

—¡Claro que si!— respondió gritando— aunque pareces que no me crees la gran cosa, ¿no?— dijo levantando una ceja.

—Eh...no es eso...— murmuró apenada la pelicastaña— lo siento, estaba pensando en algo personal—

—Bueno, deja de lado eso porque hoy serás derrotada por mi— Labilla la señaló con su dedo índice y con una mano en su cintura, era una posición engreída.

—¿Así? Ya veremos— dijo Rebecca sonriendo igualmente que la peliazul.

Los otros coordinadores sólo las miraban mientras ambas sentían la chispa de haberse retado entre ellas.

Llegó la última batalla, con esta se decidía quién ganaría el tan preciado listón.

Rebecca y Labilla se miraban la una a la otra, con un fuego de determinación en sus miradas.

—¿Uh? Parecen como si ya se conocieran— murmuró Shidou, Rin concordó con él. La primera participante, aunque hizo una buena pelea, no parecía ser un gran reto para Rebecca; en cambio, ahora...esta chica parecía más desafiante a lo que a Rebecca respondía de la misma forma. 

De algún modo se la hacía conocida.

—Ya ha competido con ella otras veces— dijo Sae— como en la Ciudad Corona, por ejemplo—

—Es verdad, hubo un concurso donde pudo ganarle a Rebecca— recordó el pelinegro. Ahí el Itoshi menor lo comprendió y recordó todo.

Eso le pasaba por solo enfocarse en Rebecca.

Regresó su atención al centro del estadio viendo como ambas sacaban a sus respectivos pokemones. Plusle y Milotic por parte de Rebecca, Piplup y Togekiss por parte de Labilla.

—¡Que comience el combate!—

—¡Piplup, Rayo burbuja! ¡Togekiss, esfera aural!— ordenó Labilla, estos se combinaron formando asi un ataque poderoso que iba dirigido a los pokemones de Rebecca.

Solo por eso, Rebecca sabía que le quitaría punto.

Pero parecía que Labilla la estaba subestimando.

La peliazul se mostró confundida con la leve sonrisa que esbozó la pelicastaña.

—Debemos concentrar todos los rayos en la cola de Hierro y luego...¡destruyánlo!— exclamó sin titubear la pelicastaña. Plusle cubrió con Chispas la cola de Milotic que se agrandó haciendo que tomara forma de una gran aleta con destellos amarillos, Milotic se acerca y con su cola hace explotar la combinación de Labilla. Los pokemones de Rebecca cayeron con gracia en el suelo del estadio con las restos del ataque que no lograron dañarlos alrededor— muy bien—felicitó la castaña.

Aquello tomó por sorpresa a todos.

No sabían que un Milotic podría aguantar tal ataque de un eléctrico y usarlo a su favor.

—¡Wow, wow, wow! ¡Fantástico, Coletas!— gritó muy animadamente Shidou, incluso había saltado de su asiento.

—Increíble...— murmuró Rin. Estaba más que maravillado con la sonrisa de Rebecca. Verla ahí, en medio, junto a todos esos brillos solo hacía que su corazón se acelerara. Tampoco se olvidaba de sus pokemones, que se mostraban orgullosos por lograr tal hazaña.

Pero la batalla aún no terminaba.

—¡Piplup usa torbellino contra Plusle! ¡Togekiss, Tajoa éreo contra milotic!—ordenó Labilla.

—Plusle sube en Milotic— el pokémon hizo lo que su entrenadora le ordenó, de esa manera Togekiss no pudo golpear a nadie ya que Milotic lo esquivó— Milotic trata de nadar sobre el Torbellino— Milotic nadó fuertemente tratando de que el ataque no la dañara, Rebecca al verla más estabilizada en el torbellino mandó otra orden— Usa Acua Aro, y tu Plusle usa rapidez— ammbos pokemones acataron las ordenes, Milotic volvió al torbellino en grandes aros de agua que los envolvía a ella y a Plusle, el pokemon eléctrico uso su ataque haciendo que las estrellas estuvieran dentro de los aros de agua— ¡dispara, Milotic!— gritó la castaña, y con eso mandó el ataque—

—Esquivenlo rápido— mandó exaltadamente la peliazul, Piplup subió al lomo de Togekiss y comenzaron a elevarse.

—Casi...— murmuró Rebecca, aunque debía de esperarse de Labilla, no por nada tenía dos listones como ella. Eso solo lo hacía más emocionante.

Los orbes azules y chocolates chocaron al instante, ninguna queria perder, así que iban derrotar si o si a la otra. Darían todo de sí para lograrlo.

A este punto, las barras de ambas estaban parejos pero el tiempo ya iba a acabarse, solo quedaba 1 minuto para completar la batalla final.

—Togekiss usa atajo Aéreo, Piplup usa picotazo— mandó la orden Labilla haciendo que sus pokemones crearan un ataque veloz y se tornara de color rojo.

—Vamos, Milotic usa Ciclón, Plusle usa impactrueno— Rebecca ordenó muy seria.

Ambos pokemones se acercaban rápidamente hacia el otro, todos estaban expectantes de lo que sucedería. Los resultados eran impredecibles.

Los ataques combinados chocaron creando una gran explosión que provocó una gran pantalla de humo.

Esta al esfumarse dejó ver a los pokemones frente a frente como si no hubiera pasado nada.

Rin apretó los puños, cualquiera podía ser la ganadora, pero él confiaba en que Rebecca lo lograría. Ella lo haría...porque era alguien increíble.

El silencio rodeó a todo el estadio, no se podía escuchar ni el sonido de las respiraciones, todos expectantes a los resultados.

...10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3...

Rebecca palideció con lo que veía.

No...

Labilla abrió con sorpresa sus ojos, nada preparada para aquello.

Enserio...

.
.
.

—Y cerca de que se termine el tiempo, con solo dos segundos restantes...¡LA GANADORA DEL CONCURSO JÚBILO ES NADA MÁS QUE...REBECCA!— exclamó la presentadora aún sintiendo la adrenalina de la batalla vista.

Rebecca jadeó de la impresión y después de eso, el público estalló en gritos de felicidad, quedando complacidos con los resultados.

—!SI, REBECCA, LO HICISTE!— gritó Rin llamando la atención de la pelicastaña que aún estaba procesando todo.

Wow, nunca había visto tan feliz a Rin.

Ver los puños en alto del pelinegro y escuchar sus gritos solo hizo que la pelicastaña comprendiera de una vez todo.

—¡Ganamos! ¡Si!— se acercó corriendo hacia sus pokemones que se notaban más que cansados pero aún así esbozaban una gran sonrisa, principalmente Plusle, al ser su primera competencia en participar— Lo hiciste genial Plusle, estoy tan orgullosa. Y tú también, Milotic, te lo agradezco mucho—

—¡Mai!—

—¡Plus!— vitorearon al unísono. Felices de poder hacer que su entrenadora les mostrara esa gran sonrisa que siempre los hacía animar, que hacían que nunca temieran nada y enfrentaran todo.

Labilla observaba todo con una leve sonrisa, se acercó a ayudar a sus pokemones que ya habían recobrado la conciencia, ya que a solo dos segundos, ambos cayeron derrotados.

Pero no estaba triste ni nada, eso solo hacía que quisiera mejorar más para derrotar a todos, principalmente a Rebecca.

—Felicidades, Rebecca— se acercó estirando su mano— ya verás que para la próxima seré yo la que gane—

—La dos hicimos una gran batalla, estaré esperando a que ocurra eso— Rebecca estrechó las manos haciendo que ambas se dieran un gran apretón.

Esto aún no acababa.

—Oye, ¿quien es ese? De hace rato te lleva mirando así— le susurró al oído la peliazul— ¿es fanático tuyo? ¿Lo golpeo?—

—No es eso— rió Rebecca— él es...un viejo compañero de viaje—

Labilla ya no dijo nada más al ver dudas en la mirada chocolate de su rival.

—¿Que estas esperando? ¡Debes recibir ese listón ya!— cambio de tema empujando hacia el podio a la castaña. A lo que esta se dejó arrastrar.

Cuando tuvo su listón en la mano no pudo evitar querer dejar salir algunas lágrimas, así que apretó con fuerza sus labios llevando hacia su pecho el listón de un bello color lila.

—¡Si, ahora tengo mi tercer listón!— gritó muy feliz con el esfuerzo de sus pokemones y el de ella; Milotic, Plusle y Leafeon imitaron a su entrenadora gritando por el logro que obtuvieron.

Ahora...

Nunca en su vida se había sentido así, por eso se le dificultaba hasta de abrir la boca.

Pero como podía hacerlo si frente a él estaba ella, aún vestida con el elegante vestido que había usado en su presentación que era de colores amarillo y rojo que junto a su cabello recogido en una media cola dejando los demás mechones sueltos, no hacían más qué solo resaltar su belleza natural.

Rin sintió como sus mejillas se calentaron un poco. Maldicion, solo tenía que decirle todo lo que sentía...¿por qué era tan difícil?

—Lo siento— dijo ella haciendo que Rin levantara rápidamente su mirada que antes la había bajado para darse ánimos y hablarle—...esa ultima vez...no debí golpearte. Fue algo impropio de mi parte, así que lo siento— se disculpó de corazón la castaña, ya que esa acción siempre le carcomía la conciencia. Por eso, también estaba aprendiendo a manejar sus emociones para así no saltar a los golpes, y lo estaba logrando.

Antes de que se marchara creyendo que no había nada más que decirle, el grito de Rin la detuvo.

—¡Tú no tienes la culpa de nada!— alzó la voz— yo fui el idiota que se desquitó contigo, tú no tuviste la culpa...había estado tan enojado por perder contra Sae que fue a ti con la que comencé a desquitarme. Fui un compañero de mierda para ti, tu siempre estuviste apoyándome aunque te decía que no lo hicieras, aguantabas todo de mí porque querías volverte mi amiga y yo...yo lo único que hice por ti fue meterte en mis problemas, fui un tonto posesivo, hablé tonterías de tu profesión porque no la conocía bien, hasta insulte a tus pokemones y lo peor fue no apoyarte como debería haber sido en tu debut. Así que...lo siento Rebecca, enserio lo lamento...darme cuenta de esto a casi dos meses de que te hayas ido es muy patético, ¿no crees?—

Ya está, ya lo había dicho todo. Todo lo que había estado guardando desde que comenzó a comprender sus sentimientos.

Rin esperaba que su sincera disculpa llegara hasta ella, aunque sea para quedar en buenos términos si ella continuaba su viaje sola.

—Que tibio— Rin miró con asombro a la castaña pero como ella estaba de espaldas no podía ver la expresión que tenía— ¿Rin Itoshi disculpándose? ¿Quien lo creería?...— musitó en un tono burlón ella. Al menos era algo, a Rin no le importaría que ella se burlara de él porque sabía que se lo tenía más que merecido— Eres un idiota, ¿lo sabes?—

—Si, lo sé— dijo con la mirada baja el pelinegro.

—¿Y que tienes una actitud de mierda cada cuando sale algo de tu hermano?—

—Si, sé que me comportaba como un imbécil y por eso decidí cambiar. Ya no trato de seguir eso, por ti aprendí que mejor camino seguir. Eso de estar odiando a mi hermano por algo tan sin importancia...no estuvo bien, al final de cuentas solo traje problemas para ti...— declaró con voz suave el Itoshi menor.

En ese instante, la mirada azul verdoso y chocolate chocaron.

Rin no supo que decir al ver como la mirada de Rebecca brillaba mucho más que cuando estaba en el Concurso.

—Eres un total idiota, Itoshi— mencionó con un tono divertido la pelicastaña— te perdono, tonto— dijo con sinceridad.

—¿Enserio? ¿Cuando he sido el idiota más grande del mundo?— mencionó Rin sin poder creerse, la risa de Rebecca lo hizo callar.

—Si, haz sido sincero conmigo, Rin. Te lo agradezco, más bien yo debería estar pidiéndote disculpa por aguantar a alguien como yo, te cause muchos problemas y recién me doy cuenta— mencionó nerviosa poniendo una mano en su nuca.

—No— la negativa de Rin hizo que centrara su atención en él— tú fuiste y eres lo mejor que me ha podido pasar— dijo sin dudar el pelinegro, esta vez la chica quedó en shock— así que nunca digas que haz sido un problema, solo yo debería disculparme contigo— la mirada seria pero determinada de Rin hizo que de apoco la castaña terminara sonrojándose, más que nada por lo vergonzoso que fueron sus palabras. Tonto Rin, como no quiere que le termine perdonando si viene diciendo muchas cursilerías...

—Entonces...¡sí que me extrañaste, eh!— Rebecca hizo a un lado su actitud apenada volviendo a burlarse de Rin— Incluso viniste a verme, ¿qué te pareció? ¡Lo hice genial, ¿no?!— exclamó con una gran sonrisa haciendo que esta vez Rin sonriera pero de una manera más leve. Después de todo, él era de no expresarse mucho, eso se lo dejaba a Rebecca.

—Estuvo bien, aunque yo hubiera hecho algo mejor— dijo con intención de devolverle el juego pero la chica solo rió.

Ambos estaban felices en su mundo, ya habían hecho las pases, no podían estar más tranquilos.

—No entiendo, ¿estaban peleados o qué?— dijo alguien haciendo que Rin y Rebecca salieran de su burbuja.

Rin solo puso los ojos en blanco pensando que los había perdido, en cambio, Rebecca no sabía quienes eran hasta que se topó con una mirada parecida a la de Rin.

—Espera, espera...¿qué hace Sae Itoshi aquí?— exclamó sorprendida mirando en dirección a Rin, lo que encontró solo hizo que creyera mucho más en las palabras de él, ya que Rin solo estaba mirando con hastío a ambos, como si ya los hubiera aguantado antes.

—Oye coletas, ¿acaso te olvidaste de mi? También vine a verte— se señaló un rubio de tez morena.

—Si te recuerdo, tu fuiste que derrotó a mi Fennekin y Beautifly, no voy a olvidarte. Aunque lo que sí olvidé es tu nombre— dijo rascando su mejilla— ¿cómo te llamabas?—

—Es Shidou, tonta. Para que la otra vez lo recuerdes— habló él con una sonrisa, aunque Rin casi lo golpea por hablarle así a la chica.

—Claro, lo tendré en mente— contestó simplemente ella, no sintiéndose para nada enfadada por cómo la había llamado Shidou— uhm...pero entonces tú— habló en dirección al pelirrojo.

—Estaba de pasada, así que preferí venir a verte, una pantalla no muestra lo bien que haz estado en tu exhibición— a pesar de que se lo dijo con su rostro y voz carente de emociones, Rebecca notó que decía la verdad y que un genio como lo era Sae se lo dijera...era muy fantástico.

—Ya sabía que soy increíble— dijo para después de reír de manera extraña.

—¿Siempre es así?— preguntó Shidou.

—Si— contestó Rin.

—Vaya novia te conseguiste, Rin— habló Sae sin dejar de ver como Rebecca reía.

—Ella no...— el pelinegro soltó un suspiro, negarse no cambiaría que Sae y Shidou aún pensaran eso.

Escuchar decir que ambos parecían novios y que lo creyeran, era algo que a Rin le estaba empezando a gustar.

—¡Rin, chicos, vayamos a comer!— gritó la chica llamando la atención de ellos— ¡muero de hambre!—

—Primero deberías cambiarte— le recordó Rin.

—Es cierto, ya vuelvo— avisó para ingresar nuevamente a su camerino.

—Mírenlo, todo atento con su noviecita— rió Shidou a lo que Sae simplemente asintió dándole la razón.

—Malditos...— susurró Rin.

A este paso si los golpearía.


Si, si no hay tanto romance pero ya quería escribir algo así 😔🤙
Ya tenía pensado este Au con otros personajes, si les agrada la idea nomas póngalo en los comentarios y de paso me dicen que pokemones tendrían los personajes, así me ayudan xD.

También me dicen que les pareció ya qué hay más de 12 mil palabras, espero haber narrado bien las batallas y el concurso sino quedare así ☠️ por pasar mi tiempo haciendo esto en vez de mis tareas xd.




Publicado: 21/01/2023

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