Meguru Bachira

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Meguru solía ser conocido como alguien que solo le importaba el fútbol, lo cual si es cierto, para él los estudios son horribles, por ello la mayoría de los cursos solo los pasaba con sus 53 puntos, aunque al menos solo con eso se le permitía pasar de año. Era una suerte.

Pero a él no solo le importaba eso, sino también...

—Siempre estas mejorando, Megu, a este paso serás el mejor jugador de fútbol— dijo con sinceridad una chica de grandes ojos fucsia y de largo cabello rubio oscuro.

Ella se llama Mai Gojo, su mejor amiga desde que eran unos pequeños de 7 años. Desde que recuerda, ella a estado junto a él, ¡incluso aprendió a jugar fútbol solo para poder estar juntos!, aunque claro que a ella le faltaba pulir unas cuantas cosas porque mayormente no podía practicar debido a la terrible familia que tiene.

Aveces Meguru desea que ellos desaparezcan para que Mai pueda ser más feliz y ya no tenga esas manchas moradas en su cuerpo.

Porque si, aunque ella trata de ocultarle, él sabe cuando las tiene, aquellas que son más recientes. Por ejemplo, ahora ella estaba usando el suéter de la escuela a pesar de que el clima estaba un poco caluroso.

Y puede que él sea impertinente algunas veces o hable antes de actuar, pero con esas cosas relacionada con ella, él buscaba solo hacer que lo olvidara por un breve momento.

—Si, ya lo verás— rió él mientras practicaba sus regates con el balón.

Mai quiere mucho a Meguru.

Desde que lo conoció, él se volvió una persona importante para ella, el único que tenía. Por eso lo apreciaba mucho, y también por eso aprendió a jugar lo básico sobre fútbol, solo quería estar junto a él para que otros no lo molestaran debido a que no lo entendían como ella lo hacía.

Aún recuerda ese día que tuvo que escaparse debido a que sus padres se encontraban peleando, a pesar de su edad, ella estaba acostumbrada a ello, pero eso no quitaba la impotencia tenía, que una niña no debería tener. Por eso, cuando llegó al parque y vió como otros niños molestaban a Meguru, no dudó en ayudarlo ya que esa mirada amarilla pero sin brillo y que de algún modo se notaba perdida solo le hizo recordar a ella.

Desde el fondo de su corazón no quería que alguien sufriera así, y no dudó en comenzar una pelea contra esos niños molestosos. De alguna manera, el poder golpear y gritarles logró calmar ese sentimiento que tiene por tener unos padres así.

—Vámonos, esa niña está con el raro— gritó uno aunque luego se calló cuando la pelota de fútbol impactó contra su rostro.

Meguru, quien se había mantenido callado desde que esos niños comenzaron a molestarlo, no pudo evitar patear su balón cuando vió como ese niño quiso jalar el cabello de la niña que lo había defendido. Y ahora, sus ojos amarillos que habían sólo brillado al tener el balón entre sus pies, brillaron debido a una niña que no había dudado en defenderlo aunque no lo conociera.

Ambos quedaron exhaustos luego de todo eso, sin importarle donde habían corrido esos niños, ahora estaban solos.

—¡Wow, eso fue increíble!— musitó con una evidente alegría el pequeño pelinegro— Tu fuiste y ¡Poom! comenzaste a pegarles, por cierto, muchas gracias. Estaba acostumbrado a eso, pero ahora parece que ya no va a suceder, se fueron llorando— la emoción por lo pasado y la despreocupación por lo que le sucedió a sus agresores se sentía en su tono de voz, pero lo que hizo que ella se sorprendiera es por la mirada que ese niño, desconocido para ella, le estaba dedicando.

Esos profundos ojos amarillos estaban emitiendo un hermoso brillo que hizo conmover su corazón.

Se sentía bien ayudar a alguien.

Se sintió bien la compañía de Meguru.

Se sintió bien ya no volver estar sola.

—¿Blue Lock? ¿Qué es eso?— preguntó Mai al leer lo que decía esa carta que le había llegado a Bachira.

—Ahí dice que es un lugar para encontrar al mejor delantero— explicó el pelinegro de mechas amarillas.

—No sé, parece falso— Mai dudó sobre que existiera aquel lugar, si era así entonces debió tener a muchas personas detrás para lograrlo. Frunció sus cejas enrollando un mechón de su cabello que ahora tenía pintado las puntas de color rosa.

Aún recuerda cuando ambos fueron a pintárselo, fue uno de las mejores momentos de su vida, aunque luego haya recibido una paliza por parte de su papá, no le importó mucho. Ahora compartía algo más con Meguru.

—Bueno, no lo sabré si no voy— habló emocionado el adolescente, Mai dejó de preocuparse confiando un poco en él.

—Bueno, estoy segura que serás de los mejores—

—¿Mejores? ¡Seré el número uno, Mai!— gritó entusiasmado.

—Claro, me pregunto qué tipo de chicos habrá allá, deben ser fuerte como tú si también los han escogido— dijo ella.

—No sé, solo espero que no sea aburrido, mi monstruo necesita mucha diversión—

—Algo me dice que encontrarás a los contrincantes perfectos— sonrió llamando la atención del chico— ese alguien que harás que juegues hasta quedar satisfecho, ya quiero que lo encuentres, Megu— ella acarició su cabeza en un gesto cariñoso.

Mai esperaba acertar en eso, que Meguru tuviera a otra persona que lo comprendiera la haría tan feliz. Deseaba más sonrisas en el rostro de él.

Meguru se mostró confundido cuando Mai lo agarró por la camisa de su uniforme escolar. Ese día sería la reunión sobre el proyecto Blue Lock y de lo que habría si entrara en eso, él no se lo perdería por nada pero ahora dudaba en ir, ya que Mai quedaría sola y él no quería eso, no quería ver nuevamente una mirada triste en ella.

—Estaré bien— le dijo ella entendiendo la preocupación de Bachira, le sonrió dejando de ver el camino por donde lo llevaba— me haría tan feliz que tú encuentres lo que siempre haz deseado, que puedas cumplir tu sueño; así que hazlo Meguru porque yo estaré apoyándote— la confianza con que se lo dijo hizo que la mente de Meguru se aclarara, tenía que hacerlo, por sus personas más importantes que era su mamá y Mai.

—¡Lo haré, gracias Mai!— Meguru recuperó su entusiasmo y abrazó fuertemente a la chica que solo pudo reír.

—Ahora...¡hay que disfrutar el tiempo que nos queda!— gritó Mai, ella había elaborado un plan de los lugares que pasaría con Bachira antes de que fuera a la reunión, si al final todo resultaba ser falso igual quedaría la diversión que tuvieron juntos— Así que prepárate, yo voy a meter 2 goles— Mai sonrió de lado mientras se amaraba su cabello en un coleta alta para que no la molestara, ella lo había llevado a una cancha de fútbol que puede ser usado por todos.

—Claro, claro, lo que tú digas. Ven con todo— dijo Bachira comenzando a manejar el balón.

Al final quien hacía más puntos dejó de importar, lo primordial era estar juntos en un agradable momento. Luego fueron a un arcade donde se quedaron a jugar hasta que la hora de esa reunión llegara.

Mai observó el edificio, por alguna razón eso no le daba mala espina, algo le decía que Meguru estaría bien. Así que antes de que se despidieran, ella atrajo al chico y le dió un fuerte abrazo y besó su frente.

Meguru se sorprendió con el acto, si, muchas veces Mai se mostró cariñosa con él, ni que decir de su parte, era el que más afectó brindaba pero algo se sentía diferente sin llegar a ser malo. Fue una agradable sensación para él, incluso quería repetirlo.

—Divierte, Meguru— ella le dijo con una voz suave y con sus bonitos ojos posados en él, un pequeño sonrojo cubría sus mejillas a causa de su acto, que no se arrepentía de hacerlo— si llegara a pasar algo malo...solo te pido que confíes en ti, en tus grandes técnicas, en tu gran imaginación, en todo. Solo no te rindas, ¿bien?—

Y con esas palabras...¿cómo Meguru no iba a emocionarse?, haría que todos lo reconocieran pero principalmente para que los ojos de Mai siempre estuvieran en él, que vean el gran jugador que era, el mejor de todos.

No iba a defraudarla, eso estaba claro.

Ahora estaba más que motivado para entrar a Blue Lock.

Mai observó como el cuerpo de Meguru desaparecía a medida avanzaba, se sentía triste porque seguro ya no lo vería todos los días pero orgullosa de que hubiera un lugar que lo hiciera emocionar mucho.

Estaba segura que Meguru sería el mejor de ahí y también algo le decía que encontraría a ese alguien que complementaría bien con él, no solo a la hora de jugar fútbol sino también cuando no estén haciendo nada que requiera de ese deporte.

Sonrió un tanto triste pero se dió la vuelta para marcharse de ahí, ahora debía poner de su parte para también lograr lo que se propusiera igual que Meguru.

Este era solo un hasta luego.

Re dramáticos estos dos 🗿 en realidad este OS iba a durar más con el dato que puse de la Oc sobre su familia pero decidí dejarlo así para que Meguru vaya tranquilo ✌🏼

Igual seguro será para una parte mucho más triste pero debo planificarlo bien.

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